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Uno de estos impactos dice relación con la obligación del arrendatario de pagar la renta, en
aquellos casos en que no puede hacer uso de la cosa arrendada en los términos convenidos.
Aplicando la teoría de la frustración del contrato, es posible sostener que cuando el propósito
La emergencia sanitaria producida por el COVID-19 ha tenido por consecuencia una alteración
importante en la actividad económica y social del país. A la fecha, las medidas restrictivas de la
previsible que esa tendencia se mantenga por un período de tiempo relativamente importante.
Esta cuestión tiene especial relevancia respecto a contratos de arriendo vigentes, en los cuales el
arrendatario no puede hacer uso de la cosa arrendada o sólo puede hacer un uso limitado de ella,
arrendatario se encuentra eximido del pago de la renta. Este problema puede examinarse a partir
1
El origen de la doctrina se encuentra en el common law, en particular, en los denominados “casos de la
coronación”, siendo el más citado Krell v Henry, [1903] 2 K.B. 740.
El 15 de marzo del 2020 se publicó en el diario oficial El Peruano el Decreto Supremo 044-2020-
PCM, que declaró el estado de emergencia nacional por el plazo de quince días calendario y
dispuso el aislamiento social obligatorio (cuarentena) por las graves circunstancias que afectaron
la vida de la nación a consecuencia del brote del COVID-19. Durante el estado de emergencia
y recojo de residuos sólidos, servicios funerarios y otros establecidos en dicho decreto supremo.
Esto supuso la continuación de las actividades de las empresas que prestan los servicios antes
imprevisible e irresistible” (hecho de Dios), sea porque se consideraba que tales características
correspondían al Decreto Supremo 044-2020-PCM (hecho del príncipe). Esta ponencia recoge
Una primera aproximación, quizás la más intuitiva, es recurrir a la fuerza mayor como eximente de
arrendada para su fin natural o convencional, a causa de la fuerza mayor, constituida por la
La dificultad para aplicar el concepto de fuerza mayor a una obligación de dinero, como es la de
pagar la renta, es evidente. Es difícil – sino insostenible – plantear que respecto a una obligación
dinero son por definición obligaciones de género, siendo además el dinero una cosa fungible. En
otras palabras, el cumplimiento de una obligación de dinero no puede hacerse imposible, ya que
siempre será factible – jurídicamente – para el deudor pagar. El dinero no se extingue, y el riesgo
de disponer de una cantidad suficiente para pagar es del deudor. En definitiva: no hay ningún
impedimento material o jurídico para que el arrendatario cumpla su obligación, esto es, pagar la
Asimismo, puede sostenerse que el arrendador no ha incumplido sus obligaciones, ya que la cosa
se encuentra disponible para el arrendatario, sin perjuicio que por un hecho externo no pueda
Parece claro entonces que no cabe alegar fuerza mayor o caso fortuito respecto de una obligación
de dinero, ya sea como causa de extinción de la misma por imposibilidad sobrevenida, ni como
Descartada la fuerza mayor para el caso de las obligaciones de dinero, cabe analizar si existen
otros mecanismos a los que podría recurrir el deudor ante una situación como la planteada.
El artículo 1315 del Código Civil señala: “Caso fortuito o fuerza mayor es la causa no imputable,
jueces (y a los árbitros) un considerable margen de discreción al evaluar su presencia. Esto lleva a
las partes a incluir en los contratos —cada vez con mayor frecuencia—una cláusula que defina la
FM (force majeure clauses). Se recurre a una práctica común en los países del common law y de
los contratos internacionales. En el Perú, hay contratos a los que se aplica la ley peruana que
contienen este tipo de cláusulas —propias del sistema del common law—. De Nova, en Italia,
habla del contratto alieno (contrato ajeno) para referirse a aquellos contratos regulados bajo la ley
de un país del civil law en los que se incorporan cláusulas diseñadas para el sistema del common
Esta hipótesis se presenta cuando el cumplimiento del contrato es posible, pero el propósito
práctico que el acreedor persigue con dicho cumplimiento desaparece o pierde sentido debido a
dificultosa.
En este supuesto, la atención ya no está puesta en lo que la parte afectada debe ejecutar como
deudor, sino en aquello que recibe a cambio, en su calidad de acreedor, ya que la prestación a que
tiene derecho, ha perdido completa utilidad para la finalidad que perseguía al celebrar el contrato.
El caso en análisis parecería encuadrarse en este supuesto: si bien el arrendador cumple o está
dispuesto a cumplir poniendo la cosa a disposición del arrendatario, el fin o propósito que éste
una orden de autoridad, no puede hacer uso de la cosa arrendada. No hay, en principio,
incumplimiento de ninguna de las partes, como tampoco excesiva onerosidad para alguna de ellas,
pero el cumplimiento del contrato, tal cual se pactó, ha devenido en fútil o vacío para uno de los
contratantes.
Sin embargo, la doctrina de frustración del fin del contrato debe ser aceptada sólo de manera
que perseguía mediante la celebración del contrato, ya que ello implicaría transformar al otro
contratante en un asegurador de dicha ventaja, trasladándole todos los riesgos del negocio.
Por ello, los requisitos de procedencia son estrictos. Además de tratarse de un evento externo,
sobrevenido, imprevisible, cuyo riesgo no haya sido asumido por la parte afectada, se requiere la
La finalidad perseguida con el contrato debe ser conocida de la otra parte al momento de la
celebración del mismo, ya sea porque ha sido expresada o bien porque de la naturaleza del
El propósito exclusivo o principal del contrato debe verse frustrado completa o totalmente por el
propósito para el acreedor, la frustración no procede. Por ello, la frustración de un contrato con
LOS ARRENDAMIENTOS.
Si bien es cierto que las partes pueden determinar libremente el contenido de un Contrato (Art.
1354° del Código Civil – Libertad Contractual) lo más probable es que ninguno haya previsto
situaciones tan excepcionales como el de la presente pandemia. Esos vacíos son los que se
recomienda suplir.
La pregunta es: ¿Qué se debe hacer en estos casos, tanto para el arrendador como para el
arrendatario?
La renta es fijada en el contrato. Si no se cumple, tal como lo señala el artículo 1697° del Código
Civil, a los 2 meses y 15 días de atraso en total se puede iniciar el proceso de desalojo. Sin
incertidumbre económica? Si encuentra otro arrendatario en estos momentos difíciles, podría ser
otra persona que también ha sido desalojada por incumplimiento ante otro arrendador y nada le
asegura que no vaya a correr igual suerte al poco tiempo. Asimismo, ¿está dispuesto a
posiblemente tener el inmueble sin generar renta alguna por uno o varios meses más, dada la
presente coyuntura?
Existen algunas figuras que pueden ser utilizadas. Algunas personas están optando por utilizar el
fondo de garantía para cumplir con la renta mensual, puede ser válido si ambas partes se ponen
de acuerdo. Otra opción es el poder diferir los pagos; es decir, pagar en el futuro la deuda.
del Código Civil. Por ejemplo: Si la renta es de 1000 Soles y el arrendatario puede cumplir con
pagar 700 soles por los próximos 4 meses siguientes, las partes pueden acordar que esos 300 soles
que se han dejado de pagar en forma mensual puedan ir siendo pagados en forma paulatina a
partir del mes 5, prorrateados en varias cuotas. Puede aplicarse intereses o no, pero lo ideal es
que mientras menos complicada sea la solución, será mejor para todos. Existe otra figura, que es
del arrendador, por lo que, siendo realistas, no será la opción más utilizada, evidentemente.
He leído y escuchado a algunos abogados que señalan que el arrendatario puede invocar una
excesiva onerosidad de la prestación (Artículo 1440° del Código Civil); es decir, de la obligación a
su cargo dado que ahora se le hace más complicado obtener el monto pactado inicialmente. Son
puntos de vista interesantes para un evento extraordinario e imprevisible como el del COVID-19,
pero mi opinión es que las rentas no se han encarecido. Las rentas siguen siendo el mismo monto
que se pactó inicialmente. El COVID-19 no ha modificado para nada el monto o costo del
arrendamiento. Lo que pasa es que ahora puede hacerse más difícil el cumplimiento de la
obligación por los montos ya acordados, debido a la situación laboral – económica de los
dado que esta aplica más para una figura de devaluación o inflación de la moneda que modifique
el valor del monto pactado inicialmente. En dichos casos sí podría ser invocada para su favor tanto
Si se pudiera aplicar esta figura de la Excesiva Onerosidad de la Prestación, imagínense todos los
reclamos y demandas contra los bancos por personas que ya no pueden cumplir con la obligación
como la forma en que se ha ido comportando el arrendatario, el conocer a qué actividad se dedica
el arrendatario y su plan para poder regularizar su obligación, qué oportunidades se tiene con el
inmueble debido a la ubicación y ofertas, entre otras, sin perder de vista los conceptos de
solidaridad, empatía para el prójimo, además de las probabilidades de tener éxito encontrando
rápido a otro arrendatario del inmueble y los costos de volver a buscar arrendatario.
Lo importante es que la sociedad conozca que existen herramientas en el Código Civil que
permiten solucionar y suplir los vacíos en sus contratos, producidos por la pandemia actual.
En estos días de cuarentena, es importante que el acuerdo que puedan alcanzar las partes sea
también comunicado entre ellas de forma escrita o por algún medio virtual. Es recomendable que
luego el acuerdo sea formalizado mediante una Adenda al contrato, y si es con firmas legalizadas
(y cláusula de allanamiento para mayor seguridad del arrendador) una vez que vuelvan a operar
las Notarías, mucho mejor. También está la posibilidad de acudir a un Centro de Conciliación
Esperemos que pueda existir en la mayoría de casos la posibilidad y voluntad entre las partes para
lograr una solución idónea para cada caso. Será cuestión de evaluar cada situación pero siempre
va a ser preferible y menos costoso en tiempo y dinero, llegar a un acuerdo que llegar a la vía
judicial o arbitral.2
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Por Pedro Pablo Castañeda D´Brot, abogado especialista en Derecho Inmobiliario.
-https://www.enfoquederecho.com/2020/05/07/los-arrendamientos-en-tiempos-de-coronavirus-una-
mirada-legal-y-practica-para-encontrar-soluciones.