El movimiento ecologista, también conocido como movimiento verde,
ecologismo o movimiento ambientalista, es una organización social y política de carácter global cuyo máximo cometido es la defensa del medio ambiente, promoviendo para ello la educación ambiental, la presión y denuncia de las iniciativas no responsables ecológicamente y las políticas públicas conservacionistas.
El surgimiento del movimiento ecologista está muy relacionado con el
desarrollo de la democracia y las libertades civiles, y luego de la instalación plena de la sociedad industrial. Cerca del tercer cuarto del siglo XX se considera el inicio propiamente del movimiento, sobre todo tras la publicación de primavera silenciosa, libro de Rachel Carson, donde se representaba la muerte de la vida en el planeta debido a la actividad industrial humana.
El movimiento ecologista presenta tres pilares fundamentales: la
conservación y regeneración de los recursos naturales, la preservación de la vida silvestre y la reducción de la contaminación y la mejora de la vida urbana. Los ecologistas pretenden una crítica social y proponen la necesidad de reformas legales y concienciación tanto de gobiernos como de empresas pasando por el ciudadano de a pie. El movimiento considera al Ser Humano parte de la Naturaleza y no un ser independiente de ella.
El movimiento ecologista fue más contundente en al apogeo de la era
industrial: cerca del tercer cuarto del siglo XX. Los clásicos ecologistas modernos empezaron en ese período con el trabajo de Rachel Carson que significó una llamada de atención sobre el deterioro de la Tierra a causa de la actividad humana.
Este movimiento parte de la consideración del hombre como parte
integrante de la naturaleza, de la cual depende su salud y su supervivencia en el tiempo, por lo que constituye una obligación desarrollar una sociedad sustentable en términos ecológicos, que no destruya los ecosistemas.
El ecologismo aspira a despertar el compromiso de todos los sectores de
la sociedad para marchar hacia una sociedad sustentable, es decir, que conviva de manera armónica con el ecosistema y le garantice un futuro medioambiental y de salud a la humanidad.
Los numerosos desastres y eventos de impacto medioambiental del siglo
XX, junto con el miedo a la destrucción atómica de la vida en el planeta, cimentaron la necesidad de una organización que hiciera las veces de conciencia y alertara sobre las catastróficas consecuencias que podría tener la acción humana en el medio ambiente.
Desde entonces estos movimientos han proliferado y existen en todos los
hemisferios y aliados a todas las formas de ideología conocida, desde posturas radicales a reformistas. Muchos de ellos han cobrado realce de cara a los desastres naturales del siglo XXI que apuntan a la inminencia del cambio climático.
Los objetivos del ecologismo pueden resumirse en:
Fomentar la educación medioambiental.
Promover leyes de responsabilidad ecológica. Boicotear el consumo de productos dañinos para el ecosistema Alertar a la humanidad respecto al efecto a corto, mediano y largo plazo del modelo industrial de producción y consumo. Movilizar a la población hacia el reciclaje, la conservación y el rescate del ecosistema. Proponer un modelo político ambientalmente responsable (ecología política) que conduzca hacia el cambio mundial. Velar por un modelo de vida urbana más saludable, con acceso al agua, aire y tierra no contaminados.
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