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336 LOS REGIMENES AUTORITARIOS CAPITALISTAS para una auténtica democracia, mientras que las dictaduras conservado- as se manifiestan como permanentes y no persiguen finalidad demo. critica alguna. CariTULO PRIMERO LAS MONARQUIAS TRADICIONALES La monarquia es el régimen politico caracterizado por la atribucién de la autoridad suprema a un individuo (rey, reina, emperador, empera- triz], que accede al poder por derecho de nacimiento. Tal fue el sistema mas extendido por todo el mundo en el periodo anterior a las revolucio. nes democraticas de los siglos xvm, x1x y xx. Excepto las repuiblicas de las Giudades de la Antigiedad, de la Edad Media y de! Renacimiento (junto con buena parte de las comunidades llamadas primitivas 0 comunidades sin escritura), la mayoria de los paises estuvicron sometidos a la monar- quia desde los origenes de la humanidad: En ocasiones, el sistema heredi- tario sufrié diversas modificaciones, cuando cl derecho de escoger nuevo. rey en el seno de una o determinadas familias corresponde a una aristo racia de nobles, sacerdotes o guerreros, o cuando la filiacién entre e monarca y su sucesor puede resultar, no s6lo de la herencia, sino dela a- dopcion. En la attualidad, las monarquias constituyen supervivencias histéri- as. Algunos paises desarrollados conservan sus reyes y reinas, que no son mas que simbolos, a la manera de museos vivientes. Tales paises forman parte de las democracias occidentales, puesto que las diferencias entre el Jefe de Estado, presidente de una repiblica parlamentaria y el soberano de una “monarquia” parlamentaria Son practicamente nulas. En estas él timas s6lo hay un mayor pintoresquismo, que constifuye un precioso ma- terial para las revistas ilustradas. Las verdaderas monarquias, en las que corresponde al rey el ejercicio auténtico del poder supremo, sélo se dan en algunos pequeiios paises semidesarrollados o subdesarrollados. Para comprender tales reliquias de otros tiempos, ¢ necesario describir pre- Viamente, de modo sumario, su modelo histérico, a saber, las antiguas monarquias europeas. LAS MONARQUIAS TRADICIONALES 337 Seoer6n 1 ‘Las antiguas monarquias europeas Aunque este libro esta dedicado a los sistemas politicos actuales, es necesario analizar sumariamente las antiguas monarquias europeas, ya desaparecidas. En primer lugar, porque las monarquias de los paises se- midesarrollados 0 subdesarrollados se han constituido parcialmente se- gin su modelo. En segundo lugar, porque la moderna ideologia conser- Yadora es una adapracion aproximada de la ideologia conservadora tra- dicional, vinculada con estas antiguas monarquias europeas. 1, EL CONTEXTO SOCIAL & IDEOLOGICQ Los antiguos regimenes europeos corresponden a sociedades agrarias semidesarrolladas, fundadas ante todo en la existencia de grandes pro- piedades rurales de pertenencia aristocratica. Su sistema de valores es csencialmente religioso, paternalista y conservador. EL CONTEXTO SOGIOECONOMICO. — Se trata de regimenes capitalistas, en cuanto se apoyan sobre la propiedad privada de los medios de pro- duccién, aunque se diferencian grandemente del capitalisino industrial, no s6lo por razén del predominio agrario, sino también por las limita: ciones impuestas a la libre empresa y a la competencia. 1. Una sociedad agraria. — Los antiguos regimenes monarquicos de Europa funcionaban en sociedades mas parecidas alos actuales paises en de desarrollo que a las modernas naciones industriales. No se trata yadel sistema de la Alta Edad Media, en que la tierra constituia la casi ex- clusiva fuente de riquera, con modos de vida encuadrados por las gran- des propiedades rurales que producian en régimen de economia casi ee rads. A partir del siglo, sproxinadamente reaparecen a industria y el comercio, se multiplican las ciudades (dando lugar al movimiento “‘imunicipal”) y se desarrolta la burguesia. A pesar de todo, la economia conserva, hasta las revoluciones industriales del siglo xix, un cardcter predominantemente agricola, que conservara incluso largo tiempo des- pués, casi hasta la guerra de 1914, El desarrollo de la industria, del co- mnercio, de la burguesia y, mas tarde, de la clase obrera, produjeron sola- mente una lenta transformacién de la sociedad agraria. Dicha sociedad agraria se construye sobre la base de grandes propie- dads, en 1ginen de explowacién excensiva. La servidumbre feudal ha 338 LOS RELIMENES AUTORITARIOS CAPITALISTAS sido suprimida casi en todos los paises, pero permanecen sus huellas, Son pocos los campesinos propietarios, micntras que aparceros y arrendata- Fios sufren la explotacién de administradores, encargados de la direccién ide las fincas en ausencia del duefio. Algunas naciones de la América la- tina actual ofrecen cierta semejanza con Ia estructura europea anterior a 1789. Las comunidades religiosas poseen, junto con los nobles, una parte importance de la propiedad agraria, Tras estas afirmaciones, hay que de cir que no todos los campesinos sufren una condicién miserable y que al- gunos arrendatarios, junto con administradores ¢ intermediarios, empie. fait « cuustituir tna clase media agricola, 2, Una sociedad arisocratica y corporativa. — Ni las grandes propiedades privacas agrarias, ni las industrias 0 el comercio se rigen por las grandes {eyes (libre empresa, libre competencia) del capitalismo moderno. Es ver~ dad que se trata de una economia de mercado. Pero esta economia de mnercado se ve sometida a reglas juridicas que_limitan la libertad de em presa, la competencia, la transinision de la propiedad, la movilidad dela Inano de obra, etc. Se desarrolla, en una palabra, dentro del marco de tuna sociedad jerarquizada, que tiende al inmovilismo. 1.2 Lay grandes propiedades agrarias pertenecen generalmente a las nobles, individuos que se benefician de un estatuto juridico privilegiado y que les otorga una situacién especial dentro del Estado y con respecto a las de- mas eategorias sociales. Pertenecer a la nobleza representa la posibilidad de ser oficial del ejército, de pertenecer a la corte real, de ocupar los altos puestos publicos, de monopolizar los titulos de obispo y abad. En una palabra, forman parte de la direccion del Estado, aunque algunos i10- harcas daran progresiva entrada a plebeyos, aspecto caracteristico de la ‘monarquia absoluta (cf. mas adelante, p. 345). Ser noble significa tam- bign gozar de honores especiales y del derecho de preeminencia en mii ples aspectos, beneficiarse de privilegios jurisdiccionales, fiscales, juri- Gicos, asi como del derecho 2 exigir determinadas prestaciones a los habitantes del tervitorinde su sefiorio (derechos feudales 0 seftoriales) E] estatuto juridico dela nobleza no es pura consecuencia del hecho de que a ella le corresponde en su mayor parte la propiedad agraria. Hay tuna superposicion y coexistencia de dos fendmenos. La aristocracia debe su origen a casas tnilitares, puesto que los nobles son I descendientes He Tos conguistadores de la época de las invasiones, o de quienes ascgura~ ron el orden piiblico en la época de inseguridad que siguié al hundi- miento del imperio romano. Recibieron o se apoderaron de las mejores tierras, acumtlando asi el poder econémico a sus funciones militares. ‘Ambos se reforzaron luego reciprocamente: el poder militar de los no- bles les permitia conservar la tierra, mientras que'la posesién de la tierra | LAS MONARQUIAS TRADICIONALES 339 posibilitaba el mantenimiento de ejércitos privados y, sobre todo, la po- fesién de caballos (origen de la ‘‘caballeria” y de los “caballeros”), que constituian un instrumento esencial para la guerra. Posteriormente, el ca rcter militarde la nobleza se desdibujé, aunque permanecieron sus pri- vilegios juridicos, 2.2 La burguesia 7 el corporalivismo. — El artesanado, el comercio, las ‘manufacturas y la banca se desarrollan mas o menos al margen de la aris- tocracia, qu, en el caso de la Gran Bretafia y de algtin otro pais, participa sin embargo en dicho movimiento de desarrollo, favoreciendo asi la re- volticién politica. Fl comercio internacional y las manufacturas atrajeron de modo especial a los nobles. No obstante, corresponde a los burgucses el papel preponderante en este aspecto, adquiriendo con ello una consi- derable potencia econdmica, que les permitié destruir progresivanente las monarquias tradicionales. Entretanto, se integran en su organizacion, mediante el juego de las reglamentaciones y jerarquias corporativas. De este modo, el comercio y la industria tendian a adoptar un cardcter jerdr quico y estético, idéntico al de las sociedades jerarquicas, que estaba en contradiccion con las exigencias del progreso écondinico, Todo ello con- tribuiré a la destruccién de las monarquias tradicionales. EL CONTEXTO 1DFOLOGICO. — Los regiinenes monarquicos antiguos poseian, al principio, una ideologia latente, poco sistematica, de hase fimdamentalmente religiosa ¢ irracional. Sélo cuando fueron atacacdos por la ideologia liberal, se vieron obligados a claborar una ideologia completa: la idealogia conservadora. 1. Los valores paternalistas y religiosos. — Los regimenes monarquicos corresponden a la estructura paternalista de las sociedades agrarias. 1° Lacstructura poternalista. — La autoridad del “pateriamilias” sobre la gran familia rural corresponde a la autoridad del sefior, jefe de la farni- lia propietaria de la tierra. Toda la nobleza esta sometida a una red de complejas vinculaciones jerarquicas, resultado del reciproco intercambio de servicios y protecciones. Cada uno es vasallo y sciior, con respecto a ‘otros nobles, Tales vinculos no son individuales, sino colectivos, provo- ‘ando no una jerarquia individual, sino una jerarquia entre familias, El sey se halla en la cima de dichajerarqul conatituido en jefe de la familia suprema y en padre de todos. Todo al sistema se halla una-tradicién que corresponde a las técnicas de explot también de fundamento y origen tradicional. La movil tria y del comefcio choca con el inmovilismo de la agricultura tradici nal, cuya extension al terreno industrial y comercial provocaba el sistent 340 LOS REGIMENES AUTORITARIOS GAPITALISTAS corporativo. Las relaciones corporativas entre “maestro” y “oficial” son asimismo relaciones paternalistas. 2.8 El cardcter religioso. — El monarca posee también un cardcter reli- gioso. En la religion primitiva, se entremezclan paternalismo y religion, puesto que, por una parte, el cabeza de familia goza de caracter sagrado y, por otra, la divinidad tiene un cardcter paternal, Sin embargo, el rey es algo mas que un padre supremo. Es un personaje sobrehumano, casi un dios y, como minimo, un elegido de Dios. En una concepcién primitiva, el rey es un verdadero dios vivo. El Egipto de los faraones llevar hasta ol extrema la lgica del sistema, al establecer ef matrimonio de los Faraones con sus hermanas o hijas, a fin de que la autoridad real permanezca den- tro de una tinica familia divina, separada de los hombres. Los emperado- res romanos eran en vida objeto de adoracién, y eran divinizados después desu muerte, aunque es dificil afirmar si dicho culto y divinizacién impe- rial correspondian a una creencia auténtica 0 solamente a una necesidad blica, Mas tarde, se pasa de la idea del rey-dios a la de rey descendiente de von dios, El fundador de la dinastia es entonces un personaje divino, pero sus descendientes son hombres. La legitimidad sigue funddndose en la pureza de la sangre, con respecto a dicha filiacion divina. Asi los empera- dores del Japén y de la China eran “Hijos del Ciclo”. En determinado momento, casi todas las monarquias fueron consideradas como fundadas, por un antepasado glivino, cuyo carécter sobrehumano justificaba la obe- Giencia que se tributaba a sus descendientes. Tampoco aqui puede acla- se sila gente creia realmente en dicha filiacién divina o si se trataba so- lamente de un car dtter simbolicu, aunque puede adelantarse que ello de- penderia de paises y circunstancias. En todo caso, el respeto al monarca, la asimilacion de los crimenes de lesa majestad al sacrificio revelan la fuerza de la idea de la filiacion divina. En una tercera fase, se llega a la idea del rey corno “elegido de Dios”, es decir, designado por él, La dinastia se funda en un hombre escogido por la divinidad para asumir dicha funcién. La filiacién natural se basa cn la eleccién, hecha por Dios, de una familia Gue se manifiesta, en cada sucesin, mediante ceremonias e investiduras religiosas, signo de que la divinidad mantiene su eleccién inicial. Se pasa asi del ‘elegido del Sefior” al “ungido del Seftor”. La consagracién, ceremonia religiosa que mani- fiesta la investidura divina, se convierte en el fundamento esencial de la legitimidad, De ahi la importancia politica det gesto de Juana de Arco, al cexigir la consagracién, en Reims, de un rey de filiacién discutida. La cali- dad sobrehumana, que el rey recibe de su consagracién, le otorga pode- res sobrenaturales: el rey cura enfermos, es decir, hace milagros. LAS MONARQUIAS TRADIGIONALES 341 2. La ideologéa conservadora. — De este modo, la religion constituia “la clave de béveda de la monarquia™ (Albert Mathiez). Cuando comienra a disminuir su influencia sobre la sociedad y cuando las ideologias liberales difunden la idea de un poder politico laico, fundado en bases racionales, las monarquias tradicionales pierden su fundamento esencial. Se desa. rrollan entonces las ideologias conservadoras, que persiguen datles wn nuevo fundamento, igualmente laico y racional. A diferencia de las icleo- logias liberales y socialistas, que contribuyeron a engendrar las deniocra- occidentales y los regimenes socialistas, a partir de una existencia an- terior a éstos, las ideologias canservadoras nacen después de las monar 4quias tradicionales, en su fase de declive, sirviendoles tnicamente de fun- damento, en cuanto sustitutivos de la religion, 1 BL “naturalismo”’. — B} conservadurismo elaboré, en primer lugar, Ja idea del cardcter natural de la sociedad, que se desarrolla como los r= boles 0 los cultivos ‘segiin significativas imagenes agricolas), en cuanto organismos engendrados por la evolucién de las cosas y no por la volun- ‘ad humana. Consiguientemente, las monarquias reciben su justificacién de la misma historia. Es posible que sean regimenes irracionales, pero también lo son los robles y las plantas. Si se las destruye, se destruyen las, sociedades que descansan sobre ellas. El argumento tenia su fuerza en 1789, cuando s6lo algunas ciudades europeas aisladas (especialinente, en. Suiza) y una Iejana ex colonia (los Estados Unidos) ignoraban la monar- quia. Pero a medida que aumentan los regimenes no monarquicos, el ar- guinento pierde su fuerza. Ademds, la idea de que era posible moditicar las sociedades existentes —del mismo modo que pueden talarse rboles y plantar jardines a la francesa— fue cada ver. rnués admitidla, 2.° El utilitarivno, ~ En consecuencia, el conservadurisino pas a justificar la monarquia por su misma utilidad practica. La idea de que la Gvilizacién se conserva enteramente por la tradicién, de que los hombres, tienen necesidad de la familia para su éducacién, civilizacién y forma- in, ha recibido un notable desarrollo por obra de los tedricos conser- vadores. La necesidad de un-orden social, que impida a los hombres =malos por naturaleza— la mutua destruccién, obligdndoles a la disci- plina y cooperacién comin, es otro de los fundamentos esenciales de su doctrina, Para asegurar dicho orden, es necesaria una autoridad estable e independiente, que la democracia no puede garantizar: la ley del numero lleva a la inestabilidad y a la detnagogia. Sélo la monarquia puede ha- cerlo sin caer en los excesos de la dictadura. De este modo se ha desarrollado, en una epoca bastante reciente, una ‘eoria moderna de la monarquia que la presenta como un régimen relati- vamente liberal, un régimen moderado entre la impotencia de la demo- tracia y la violencia de la dictadura. Charles Maurras insistié mucho en B42 LOS REGIMENES AUTORITARIOS CAPITALISTAS este punto antes y después de la guerra de 1914. La imagen paternal que forjo de la aucoridad real es conforme, por lo demas, a la ideologia mo- narquica tradicional. Lo mismo cabe decir de su insistencia en subrayar la importancia del orden natural y del caracter de conservatorio de los valores de la civilizacion que atribuye a la aristocracia y a la monarquia, Pero Charles Maurras desarrolié también argumentos més utilitarios y nuevos, sobre todo al afirmar que sélo la monarquia da a los gobernan- tes supremor un interés en conservar y valorar el patrimonio nacional porque éste se confunde con el suyo. Se observard que este argumento traspone al dominio politico la justificacién clasica de la empresa pri- vada, Las teorias de Maurras constituyen, de este modo, un esfiterzo para conciliar los valores monarquicos tradicionales con los valores del capita. listno moderno. Es cierto que quiere mitigar los excesos de éste mediante luna organizacién corporativa, pero esto también corresponde a las es- tructuras det capitalismo moderno cuando ha superado la fase pura- mente competitiva. Las monarquias tradicionales ya habian muerto cuando se desarrollaron estas teorias y no podian resucitar, porque ha- ian dejado de corresponder a los sistemas de valores contemporaneos. 2. LAS INSTITUCIONES POLITICAS No describiremos detalladamente instituciones que actualmente ya no funcionan. Nos limitaremos solamente a caracterizar los dos grandes tipos de monarquias europeas tradicionales, que més © menos corres- ponden a dor fases de una evolucién: las monarquias aristocraticas y las monarquias absolutas. LAS MONARQUIAS AnisTOCRATICAS. ~Tras la dislocacién del imperio romano, las invasiones barbaras y luego las de los normandos, Europa se disemind mas o menos en sefiorios feudales. Los reyes, fuera de sus pro- pios feudos, sdlo tenfan unos poderes muy débiles. Progresivamente ad. quirieron cierta autoridad y se restablecié un relativo equilibrio. Las mo: narquias aristocraticas corresponden a esta situacién. 1. La estructura de las monarguias aristocréticas, — En las monarquias aristocraticas, el rey no ¢s solamente un jefe nominal, débil frence a los grandes sefiores feudalcs. Pero tampoco es el todopoderoso Luis XIV, que hace doblegarse a los “Grandes” ante él y los reduce a adorno de sus fiestas de Versalles ‘ 1.8 El “re-drbitro™. — Es un dobitro que ejerce poderes reales i: portantes, pero limitados por los de la aristocravia, Este cardcter arbitral LAS MONARQUIAS TRADICIONALES 343 se manifest6 a veces en una combinacién entre la eleccién y la herencia. En cert época, extuvo muy extendida por Europa la idea de que ls grandes sefiores eligieran rey a uno de ellos mismos, como el papa lo es por los cardenales. Aplicada en el origen de Francia, desaparecié con Clodoveo, pero reaparecié mas tarde en los siglos vin y 1x. Los Capetos, que se habian beneficiado de la eleccion, se apresuraron a hacerla desa. parecer. Pero la monarquia electiva se mantuvo en Polonia, en el Santo Imperio, en Rusia, ete. 2.°. Los contrapesos. — Por otra parte, el monarca esta limitado por di- yertos érganos donde se hace oir Ia aristocracia, El Palainetto —en el sentido moderno de la palabra— es uno de ellos. Fuera de Gran Bretaia, se habla més de asambleas de Estados 0 de Estados gencrales. Su origen se remonta a las asambleas feudales de la Alta Edad Media, donde los va sallos eran reunidos por su soberano para discutir los asuntos del reino y para aportar sus “ayudas” (financieras) y “consejos”. Con el rena miento del artesanado, del comercio y de las ciudades, el rey llama tam. bién a estas asambleas a representantes elegidos por los burgueses —0 “Tercer Estado” — junto a los sefiores laicos y eclesidsticos. El sistema se extiende a toda Europa en el siglo xtv, La alianza de los aristocratas y de ia burguesia para mantenerlas asegurd su. perennidad en Gran Bretana En otras partes, desaparecieron con el crecimiento del absolutismo mo- narquico, En las monarqufas aristocraticas existian otros contrapesos organicos al poder real. Se pueden citar, en primer lugar, los Parlamentos, en el an- tiguo sentido del término, de la Francia anterior a 1789: asambleas de magistrados que habian comprado su cargo. (como hoy en Francia los notarios y los procuradores) y que representaban a una “nobleza de toga”, a la que en parte se accedia por dinero, pero que también estaba ligada a la nobleza tradicional 0 “noblera de espada", Los Parlamentos franceses tenian el derecho de registrar los edictos reales y, a propdsito de cllo, elevar peticiones al rey. Igualmente se pueden citar las “asambleas de notables” que representaban a los aristocratas y la alta burguesta, no clegidos, sino nombrados por el rey para esta circun Finalmente hay que recordar cl complicado sistema de los consejos 0 “polisinod establecido en Francia bajo la Regencia, que corresponde a und olensi va de la ariscocracia para volver hacia atrés y suprimir In monarquia absoluta 2 La leoria de las monarquias aristocréticas. ~ Podrian compararse al respecto dos autores franceses muy diferentes: el duque de Saint-Simon y Montesquieu 1.9 Las teorias de Saint-Simon, — Bl primero expone una teorla Conset Oh 34 LOS REGIMENES AUTORITARIOS CAPITALISTAS vadora -e incluso reaccionaria— de la monarquia aristocritica. Quiere restablecer los antiguos privilegios de la nobleza para que ésta haga de contrapeso a la autoridad real. Pero s6lo le preocupa la nobleza militar (noblesse d’epée), que es la tinica verdadera para él, Esté dominado exclusi- yamence por preocupaciones de rango, de precedencias y de privilegios vinculados al nacimiento. Gree profundamente en la superioridad natu. ral de los nobles sobre los plebeyos. Considera que aquéllos son de otra raza. Fl resto de los hombres le interesa muy poco. Sus teorias no corres. ponden yaa la épora en que las formula. No tiene ninguna influencia en Ia sociedad. No expresa mae que la psicologia de un hombre, zon cl re- flejo de una clase en dective. 2° Las (corias de Montesquieu son muy diferentes. La monarquia limi- tada que propugna, con un poder legislativo yun poder judicial indepen. dente que sean otros tantos obstdculos para la autoridad real, no corres. ponde solo a la nostalgia de la nobleza militar. Expresa también las aspi- raciones de la nobleza de toga ~a la que pertenece el sefior de La Bréde, consejero en el Parlamento de Burdeos— que constituye en aquella época una especie de charnela entre la aristocracia y la alta burguesia. Pero la representacion nacional que Montesquieu desea es mas amplia; abarca una burguesia media econémicamente poderosa, que aspira a participar en el poder politico. as teorias de Montesquieu son ambiguas; por una parte, llevan hacia una monarquia aristocratica, con la cual suefia este aristécrata poco inci- nado a la democracia. Pero a la vez abren el camino hacia una monarquia mas moderna, en la que el Parlamento representaria tanto a la burguesia ome ala arisocracia. Al misino iempo la preocupacion por contrape: sar Ia autoridad real se funda mas en el deseo de garantizar la libertad del individuo que en la voluntad de hacer reconocer determinados titulos, privilegios 0 preeminencias. Es comprensible el éxito de las ideas de Montesquieu, que revelan la fuente aristocratica de las modernas institu- ciones parlamentarias ¢ incluso de la doctrina misma del parlamenta- rismo. Las MONARQUiAS ABSOLUTAS, — Las monarquias absolutas correspon- den a una fase posterior en la evolucién de las monarquias limitadas, Los reyes consiguieron someter a los Grandes y desembarazarse de su con- trol. No se convocan ya las asambleas de los Estados ni las asambleas de notables. Las funciones de los nobles quedan reducidas a un papel proto- colario, sin ninguna importancia politica. Sin embargo, el monarca es menos absoluto de lo que parece: toda una serie de privilegios y tranqui- cias —nobiliarios, corporativos, provinciales, etc.— limitan, a pesar de todo, el poder real LAS MONARQUIAS TRADICIONALES 345 1, La signficacién social de la monarguia absolula. — La monarquia abso- uta no se implanta en todas partes. En muchos paises s6lo tendr un ca- racter transitorio, como, por ejemplo, en la Inglaterra de Isabel I. Fran- cia, en cambio, constituye el ejemplo mas preciso y duradero. La Prusia de Federico 11, la Austria de josé II y la Rusia de Catalina II conocerin el absolutismo en una época posterior y en una situacidn diferente. 1° El desarrollo de la burguesta, — La monarquia absoluta francesa nace bajo la presién de transformaciones economics y sociales, que pro- siguen el desarrollo industrial, comercial y bancario, con lo que la bur guesia sigue adquiriendo un poder y una influencia mayores. Constiniye tuno de los caminos que la burguesia utiliza para hacer sentir su influencia politica, En Inglaterra, en cambio, siguié el camino de debilitar a la mo- rarquia, dando mayor auge al Parlamento, De este modo, un mismo le- némeno de base ~el desarrollo del capitalismo industrial, comercial y bancario— tiene consecuencias politicas diversas de acuerdo con las cir cunsiancias En Gran Bretafa, nobles y burgueses establecen una aliarva contra un poder real original mente mas fuerte, por cuanto los reyes normandos poseian sobre los sefiores descendientes de sus comparieros de conquista, luna autoridad mayor que la de los reyes franceses sobre los sefiores feu- dales, inicialmente ajenos a su soberania. Asimismno, la nobleza inglesa se dedicé en mayor grado que la francesa a la industria y al comercio inter- nacional, provocando una mayor interpenetracién entre aristocracia y burguesia. En Francia, con todo, ambas clases se vincularon también a través de la nobleza de toga y de los enlaces matrimoniales. El Parla mento inglés, en consccueria, se convirtigy en ists uareaity Ue aud por litica comiin de la aristocracia y de la burguesia, opuesta a la extension del poder real y partidaria de su limitacién. Posteriormente, con la exten- sién del derecho de sufragio y el debilitamiento de la Cémara de los lo- res, se convirtié en instrumento de la burguesia para establecer una de- mocracia liberal 2.° La alianza de la burguesia y la monargufa. — En Francia, la nobleza, fen su mayor parte, participaba de la mentalidad de Saint-Simon. Se afe- rr6a la defensa de sus privilegios y preeminencias, imitandole en esta ac- titud la nobleza de toga, a pesar de su origen burgués. Con ello, se man- tiene una profunda oposicién entre la aristocracia y la burguesia. Los reyes que habian construido su autoridad a costa de los privilegios nobi- liarios, se fijan como objetivo principal el sometimiento de los Grandes. Este objetivo es bien acogido por la burguesia. que siempre soporo inal la arrogancia de los nobles. Se establece asi una especie de alianza entre el rey y la burguesia dirigida contra los nobles, que tiene su origen en la re- f 340 LOS REGIMENES AUTORITARIOS CAPITALISTAS lacion de Felipe el Hermoso con sus juristas. La monarquia introdujo progresivamente a los burgueses en la direccién del Estado (por ¢jempio, Colbert), con lo que debilité a los Grandes y satisfizo las aspiraciones burguesas por el poder politico. La opinién popular, irritada por las tra. dicionales querellas nobiliarias, apoy6 dicha transformacién La monarquia absoluta constituye también una consecuencia de la evolucién dificil en un pais continental —amenazado por todas partes hacia el Estado nacional. La insularidad inglesa y la inicial unificacion debida a la conquista normanda planteaban el problema de modo dis- ‘into que en Francia, En este pais, las rivalidades entre aristocratas disiyi- nuian las posibilidades de constituir un Estado nacional, tanto ms, cuanto que éste debia resistir a la presion exterior. La burguesia apoyard al rey en su lucha por el Estado nacional mas adaptado que las divisiones Yeudales a una sociedad basada sobre la industria, el intercambio y el co. mercio, En el siglo xvi, la doctrina econdmica del mercantilismo reileja, en cierta manera, esta expansion de la burguesia, al otorgar al Estado na, ional, o sea, al rey, grandes poderes rompiendo particularismos y privi- legios 2. Lay teorfas del absolutismo, — Las primeras teorias del absolutismo corresponden al deseo de constituir un Estado nacional independiente, irente a la autoridad del papa, 0 a la del emperador romano germanico, Adoptan la forma de las teorias juridicas de la soberania del Estado, de- sarrolladas por los juristas de Felipe el Hermoso. El principio de que “el rey de Francia es emperador en su propio reino” significaba su indepen- dencia respecto a cualquier autoridad exterior. Indirectamente, relorraba también su autoridad interna, puesto que ningiin seiior, por poderoso que fuera desde el punto de vista material, poseia el mismo caracter. El renacimiento del derecho romano en las universidades del Mediodia francés apoyard este movimiento ideolégico, adoptando, en provecho del rey, las formulas justinianas referentes al emperador. En el siglo xv1, Bodino recoge estas ideas con mayor vigor, preconizando medidas con: ‘retas para reforzar la autoridad real, entre ellas, Ja constitucion de un ejército permanente Las teorias del absolutiamo no son muy originales y consevan un ca rricter bastante superficial, No revelan la alianza entre el rey y la burgue- sia, ni los coniictos, muy complejos, con la aristocracia, de los que era muy dificil tomar conciencia utilizando las concepciones de la época. La teorias de la monarquia absoluta experimentaran una reaccién en la s¢- gunda mitad del siglo xvmt con la doctrina del llamado “‘despotisio ilus- trado”, término creado al parecer por los historiadores alemanes del siglo aix. Mas que una teoria abstracta, dicha expresion describe la prac- LAS MONARQUIAS TRADICIONALES 347 tica gubernamental de dos soberanos (Federico II de Prusia y José It de Austria), junto con los comentarios que ésta inspiré a algunos filésofos (especialmente Voltaire, Diderot, La Mettrie), comentarios prudentes por lo demas, puesto que no deseaban aparecer como amigos del despo- tismo. Su idea fundamental es que el poder absoluto del rey le permite trans- formar la sociedad en interés de todos. Charles Seignobos, historiador republicano de los afios 1930, la resumia en una formula sencilla: “Todo para el pueblo, nada por el pueblo”. Algunos fisiécratas, especialmente Mercier de 1.4 Riviére, consideraban que Ia autoridad real debia siatiifes- tarse esencialmente en el terreno econdimico favoreciendo la producti dad. El emperador José II de Austria intent algunas reformas liberales (libertad de prensa, tolerancia para todas las, sectas), que fracasaron. El Estado prusiario y Federico 11, de cardcter centralizador, autoritario ¢ in- tervencionista, impuso por la fuerza la unidad nacional. En Francia, Tur- got se aproxima a veces a las teorias del. despotisino ilustrado. Sobre las monarquias de la antigua Europa, ef. P. Gounerr, L’Ancien Régime: UU. Les Pouvoirs, 1978, y en la Historia general de las civilizaciones, bajo la direecion le M. Crouzer (trad. cast., Destino, Barcelona), E, Perroy, La Edaid Media, 4." ea, 1969; R. Mousnten, Los sglot XV? y XVH,'8.2ed., 1967; R. MOUSNIER y LawRousse, El siglo XVII, 3.8 ed., 1967; B, Mone, Les originensoriales de ta dictatre dt de la democratic, trad. fr.. 1969; Las orgents sociales de la dicladura y de la denuyctn «a, tad, castellana, Ed, Peninsula, 1973; igualmente J. EutuL, Histoire dev inv lias, t IV: XVIC-XVIT? séele, 6 ed., 1969 (con bibliogeafia), Sobre las ideologias conservadoras, cl. J. GODECHO, La raire-réuabuton (lo brine t action) 1789-1804, 1961; A. V. Rocite, Les idées traditionalist on France, ee Rivero! d Charles Maurras, Urbana (HI), 1987; C. T, Muner, French Repali Doctrines ‘nce the Revolution, Nueva York, 1988. — Sobre Maurras, ef. P, CHARDON, Didion inirepoitigue ef critique, 5 vols,, 1982-1938 (clasificacidn allabsética de los textos dle Gh. Maurras sobre las materias mas diversas), y la seleccién de textos escogiclos de Ch. Maurras, Mes idées politiques, 1937 (vealizada por el mismo autor). Sobre Saint-Simon, cf. F. R. BasTiDE, Sainl-Simon par lui-méme, 1958. — Sobre Montesquieu, ct, J. Dare, Montequiew, Uhomme et Coewore, 1943; E. CARCASSON®. Aonterguien et te frobléme de ta Constitution francaise au XVIII stele, 1937; la selec in Let pensée politique ef convitationnelle de Montexquiew (segundo centenario del rt de fas Leyes), 1952, y las Actes due Congrés Montesguiew, Burdeos, 1956. Tam= bign la imterpretacién marxista de L. Aurnussen, Monewguic, fa plea y la hist ‘i, trad. cast., Ciencia Nueva, Madrid, 1968, y la importante obra en inglés dle R Suxckieton, Montesquieu, Oxford, 1961. Cf. también la hibliografia de la P. 252. — Sobre Jean Bodin, J. MoneAu-ReteL, Jean Bodin e le droit public compare ans ses rapports avec ta philovophie de Uistire, 1983, R. CHauviné, Jean Bodin auteur | tela Republique, 1913, Sobre el “despotismo ilustrado”, cf, P. VaucHtER, Le despottume éelairé (1740 h E sae Los RECIMENES AUTORITARIOS GAPITALSTAS 749), 1969 curso malicopiada de la Sorbona, Centro de Docunenacén Uni veraaria)s lo ares ee M Larne el Bult eh Com ners ag Snows hrs 1987, pp. 181-285; de Ch, Monae en tow deer 1948 os ‘yates de Baur, ign, 1958, pp. 622-089; yeinlortne del Cologug ke Nancy, Ps Feancnsa, apr imate au XVTIE esa Mayas 1968 se ie Fede & Ganon, Pathe ll 1988 y LP Duncin Pla Ged Aspe sc eponante paliga, 1908 Sabre Joo Ti, 8. K, Fanoven Jauphih, tra he 198 Seocibn 11 Las monarquias contemporéneas Las monarquias contemporaneas son poco numerosas. En general, pertenecen a Estados subdesarrollados 0 semidesarrollados y estan en de: Clive. Su ntimero disminuye de aio en aio y las repiiblicas suceden a los reyes (Libia, 1969; Afganistin, 1973; Grecia, 1974; Etiopia, 1975; etc). ‘Sin embargo, al lado de monarquias arcaicas, encontramos monarquias «que se esfuerzan en modernizarse. Por lo demas, la distincién entre unas y otras no siempre es clara. 1. LAS MONARQUIAS ARCAICAS Las monarquias arcaicas contempordneas presentan las mismas ca rarteristicas fundamentales que las antiguas monarquias europeas: re de sarrollan en sociedades subdesarrolladas o semidesarrolladas con predo- minio del sector agrario (a veces se trata de sociedades en las que el no- madisino no ha desaparecido del todo), se basan en la herencia del jefe supremo y se apoyan en la religién. Esta ultima caracteristica permite cla- sificarlas en dos categorias: 1.° las monarquias teocraticas en las que el rey ¢9 al mismo tiempo jefe religioso, y 2.°, las monarquias laicas, en las ‘que el rey mantiene el cardcter casi sagrado que tiene en todas las monar- quias, pero sin ser propiamente jefe religioso. . Las MONARQUIAS TEOCRATICAS. — Las monarqulias europeas no fueron teocraticas, pues la religion catélica implicaba una autoridad central con ‘ardcter internacional, el papa. Solamente los Estados pontificios consti- tuian una teocracia. Algunas formas del protestantismo habrian podido llegar a ello; especialmente en los paises luteranos y en Inglaterra, el rey cs la autoridad religiosa suprema. Pero el protestantismo, basado en la inte: pretation directa de la Biblia por cad cristiano, no Lumedia nin: LAS MONARQUIAS TRADICIONALES 349 guna autoridad real al jefe religioso de la comunidad, y no podia cond Gira la teocracia. El Islam, que también es una religion biblica, conduce normalmente a resultados parecidos. Sus “imanes” ni siquiera son verda- dero cero, sino Gnicamente quienes llaman a los fieles a la oracion. Sin embargo, algunas formas del Islam sirven de soporte a monarquias teo- craticas 0 semiteocriticas. 1. Arabia Saudita. — EI mejor ejemplo de una verdadera teocracia es | de Arabia Saudita, que al mismo tiempo constituye una monarquia de tipo muy arcaico. Todos los poderes estan centralizadas en manos del rey, sin distincién de legislativo, ejecutivo y judicial. Este poder temporal absoluto esta reforzado por el poder espiritual del soberano, que es el jefe religioso del “wahhabisino", movimiento reformador salide de una secta musulmana “sunnita” que interpreta el Islam de una manera es tricia e intransigence. El “wahhabismo” se apoya principalimente sobre los “tkhwan", milicias religiosas fandticas integradas por beduinos se- dentarios y agrupados en colonias, que son la garantia nds solida del régimen. A proposito de la vida politica saudita y la ilimitada autoridad del rey, se ha podido hablar de la “‘tcocracia beduina” (Robert Mon. tagne). Sin embargo, veremos més adelante como Arabia Saudita pre- jertos caracteres modernos, a pesar del arcaismo de sus institucio- nes (ct, p. 353), a 2. Marruecos. — Marruecos es el ejemplo de un réginen completa mente diferente. Mucho mis evolucionado que Arabia Saudita en el plana erondmico y culeural, en estrecho contacty cui los paises de Gees dente, conocedor de formas originales de democracia en las regiones be- reberes desde hace siglos, se tata de un pais mis moderno. El rey Ha- sin II ha realizado un esfuerzo notable para hacer evolucionar la monar- quia tradicional hacia estructuras parlamentarias. La Constitucion de 1962, ratificada por referéndum, establecié un Parlainento compuesto de dos cimaras: una elegida por sufragio universal directo, y la otra clegidla por las colectividades locales, las cémaras de agricultura, comercio, arte- sanado y organizaciones sindicales. Fl gobierno era responsable ante el tey y la Camara de representantes. El pluralismo de los partidos dio a las. lecciones de 1963 un caracter bastante democratico, Estas caracteristicas modernas del régimen desaparecieron a partir de 1965, afio en que se proclaind el estado de excepeion. En 1970, una nueva constitucién establecié una monarquia casi absoluta, disimulada tras la spariencia de una pseudorrepresentacién nacional. De todas manera, la thisma constitucion superpone a sus caracteristicas modernas una ar- ica: la teocracia, Su articulo 19 proclamna al rey “‘comendador de los 350 LOS REGIMENES AUTORITARIOS GAPITALISTAS ereyentes”, es decir, jefe religioso, La oracién se dice en su nombre en to. das las mezquitas del reino. Al no estar centralizado el Islam marroqui, esta atitoridad religiosa es, sobre todo, moral. No obstante, es impor. tante en el campo. Antes de la Constitucién de 1962 aun estaba més acen. tuado el cardcter teocratico, ya que la sucesién del trono no era tigurosa. mente hereditaria: el sulin era designado entre la familia real de los Alauitas por los doctores del islam, los “ulemas”. LAS MONARQUIAS LAICAS. — Citaremos un soto ejemplo de monarquia laica nacional de cardcter arcaico: el de Jordania, También diremos algu- nas palabras acerca de los regimenes monarquicos a nivel local, 1. Jordania. — El contexto socio-econémico jordano es intermedio centre los de Arabia Saudita y Marruecos: mas moderno y desarrollado que el primero y menos que el segundo. Oficialmente, Jordania es una monarquia parlamentaria, en virtud de la Constitucin de 1952, El go. bierno es responsable ante la Camara de diputados, elegida por sufragio universal. La Camara de diputados y un Senado, formado por personali- dades nombradas por el rey, ejercen en comim el poder legislativo. En la prictica, la vida politica apenas es democratica y las elecciones no tienen gran significaci6n, La situacién interhacional de Jordania, con una gran parte de sus territories amputada por Israel, donide vive una importante poblacién de refugiados palestinos que quisieran reconquistar su pais, impide que la democracia funcione. De todas maneras, el subdesarrollo y el analfabetismo harian muy dificil este desarrollo. El rey gobierna de manera autoritaria, apoyado exencialmente en el eércita, cnyo micleo fiel esta formado por los beduinos del desierto, organizados en otro tiempo en la “Legion arabe” por los ingleses. Pero no se trata de una “teocracia beduina”” como en Arabia Saudita, Si bien el Islam es la reli- gion del Estado, el rey no es un jefe religioso. 2 La monarguta en el plano local. ~ Estudiamos en este libro sola mente los sistemas politicos nacionales, correspondientes a los Estados miembros de la ONU. Pero esos sistemas nacionales se dividen en subsis- temas locales, Encontramos asi regimenes monarquicos que funcionan en el plano local y que constituyen una forma de descentralizacién. Esto corresponde a las monarquias aristocraticas o feudales en Europa: por debajo del rey habia sefiores locales, hereditarios como él Pero también encontramos algunos restos de monarquias locales en regimenes que son republicanos en el plano nacional. En certas republ cas africanas, por ejemplo, la autoridad local pertenece atin a jefes con suctudinarios hereditativs. Exiswe un 1égimen anglogo al de “sultanator LAS MONARQUIAS TRADICIONALES 451 locales en ciertas repitblicas asidticas. Asi pues, algunas reptiblicas nacio- nales coinciden con el mantenimiento de una aristocracia feudal. La mayoria de las veces, sin embargo, ésta solamente mantiene sus funciones en las regiones més atrasadas del pais. Este sistema corresponde a una fase de transicidn: el principio monarquico subsiste todavia algiin tiempo en el plano local mientras que ya ha desaparecido a nivel nacional. La co- lonizacion favorecid.a menudo esta situacién, suprimiendy el monarea nacional para rcemplazarlo por un gobernador designado por la me- trépoli y manteniendo los seflores feudales locales cuya division permitia prevenir las revueltas nacionales A 2. LAS MONARQUIAS MODERNIZADORAS Algunas monarquias contemporaneas tienen un caracter moderniza- dor. Con esto queremos decir que se esluerzan en romper las estructuray arcaicas para reemplazarlas por otras modernas. Este proceso puede de- satvollarse en dos planos: el plano politico, por una evolucion hacia la democracia pluralista, y el econémico, por tna evolucién hacia el capita lismo desarrollado, LA TRANSICION HACIA 1A DEMOCRAGIA LIBERAL. — Las ‘inicas monay quias que subsisten en los paises desarrollados son monarquias parla- smentarias, en las que “el rey reina, pero no gobierna"”: Gran Brett Suecia, Noruega, Dinamarca, Bélgica y los Paises Bajos. ¢ Pueden las mo. narquias contempordneas seguir el ejemplo de las srionarquias antiguas? |, La teoréa de ta transiciin, — Una ver terminada la evolucion que he- ‘mos sefialado, la monarquia en cuanto tal desaparece y el monarca se li tnita a desempefiar el papel de jefe del Estado sin poder. No es una pers- pectiva que lene de exaltacién, pero siempre es mejor que el exilio o la gecacion, De todas maneras, durante un periodo transitorio que puede ser largo, el rey ejerce poderes auténticos y nos encontramos ante una verdadera monarquia, 1° El modelo britdnico. ~ La evolucién de la monarquia inglesa du- rante los siglos xv y xvi, y la de algunas monarquias de la Europa con- tinental, proporcionan un modelo bastante preciso de lo que es dicha transicion, Dos regimenes sucedieron a la monarquia absoluta: la mo- harquia limitada y el parlamentarismo orleanista. En la monarquia limi tada el rey comparte el poder con el Parlamento y, mientras el monarca mantiene la plenitud del poder gubernamental, el Parlamento recibe po- __ tres Iegislativus y presupuestatios. in el parlamentarismo orleanista, el 352 LOS REGIMENES AUTORITARIOS CAPITALISTAS poder gubernamental pasa al primer ministro y al gabinete, responsables ante el Parlamento. Pero el monarca guarda prerrogativas importantes derecho de cesar al primer ministro y al gabinete, de disolver por s, mismo el Parlamento, etc. Hemos descrito mas arriba esas dos etapas del desarrollo de la democracia (cf. pp. 46 y 143). Su modelo podria adap. tarse a la situacion de ciertas monarquias contempordneas, 2.° Las difcultades de trasposicin del modelo. — La adaptacion de las monarquias europeas a Ta democracia liberal ha triunfado porque co. rrespondia a una evolucion socio-econémica ¢ ideologica: al desarrollo de la burguesia y al de las ideas liberales e igualitarias. La mayor parte de los Estados monarquicos contemporaneos estén en una situacion dife. rente. En ellos la burguesia ¢s todavia débil y el desarrollo técnico lini. tado. Sobre todo, no se da el equivalente de la gran revolucién cultural de Occidente que constituyeron el Renacimiento y la Reforma, de donde, surgié la ideologia liberal. El intento liberal emprendido por el rey de Marruecos en 1962-1965 se apoyé en una élite intelectual y una gran burguesia de formacién occi- dental, Pero era una base social débil. Mucho mas débil que la que sos- tuvo el modelo de transicion en la Gran Bretafia del siglo xvn. Sin em- argo, la monarquia marroqui era, con la de Irén, la tinica de los paises en vias de desarrollo que hubiera podido intentar aplicar el citado mo- delo, Las demas monarquias alricanas 0 asiaticas no reden las condicio- nes necesarias. 2. La democratiracién de Espaiia. — La muerte del general Franco en noviembre de 1975 acabé con el régimen dictarorial que eufrié Espafa durante casi cuarenta afios. Seguin la voluntad de Franco, y de acuerdo con las disposiciones constitucionales, el principe Juan Carlos se convir- tid en rey de Espafia. El nuevo soberano se comprometié a llevar a su pais por el camino de la democracia liberal. La transicién fue bien Hevada ya Un ritino extraordinariamente rapido. 1. Le ley para la Reforma Politica, — Las Cortes franquistas fueron em- pujadas a adopiar, en noviembre de 1976, una “Ley para la Reforma Po- litica”” que sirvié de constitucién transitoria. El texto preveia que en ade- lance los diputados y senadores serfan elegidos por sufragio universal ‘Aunque las carmaras se veian privadas del derecho de controlar realmente al gobierno y a su presidente, que no eran responsables ante ellas, podian ejercer un poder legislativo dei que carecian durante la dictadura fran- quista. Por primera ver en cuarenta afios, en junio de 1977 pudieron lle yarse a cabo libremente elecciones legislativas, con todos los partidos in- uido et comunista ‘A pesar-de (odo, el rey conserva un coritrel estrecho del proceso que: LAS MONARQUIAS TRADICIONALES 358 ha puesto en marcha, El nuevo estatuto de las cémaras le reserva conside- sables prerrogativas, que solo se encuentran en las monarquias limitadas de los siglos xvmt y xix. En concreto, puede someter directamente al pu. blo, mediante referendum, “una opcién politica de interés nacional, sea o no de caracter constitucional”. Si el objeto de la consulta entra én la competencia de las cémaras, éstax deben tomar las decisiones correspon. dientes. Si no lo hacen, son disueltas y se procede a nuevas elecciones. De este mnodo, el referendum puede utilizarse para presionar al Parlanento; ede servir, segin las crcunstancias y la voluntad del mnonarca, tanto ara paralizar las asambleas progresistas como para espolear a las asam. ease caricer conervador Tate 2 La consituiin democritica. ~ De hecho, el rey Juan Carlos aplieé la ley de 1976 de forma muy democratica. Procuré estar en las mejores rela- cones con la oposicién y gobernar de acuerdo con las cémaras. Recono- «i a éstas un poder constituyente que no estaba formaliente previsto en a Ley para la Reforma Politica, La elaboracién de la constitucién permnitio a los partidos politicos day pruebas de su madurez, a pesar de cuarenta afios de dictadura, Pudo lle- isos en todos los problemas delicados, para permitir que la constitucién fuera aprobada por el conjunto de los partidos. La constitucion establece un régimen parlamentario segiin el modelo ovci- dental, Es significativo que todos los partidos hayan aceptado «ue la constitucién sea monarquica, aunque varios se proclamen oficialmente republicanos, El nuevo rey de Espafa ha trasladado bien el “modelo de mansicién” briténico. Los pssronismos mustaapos!, — En el siglo xv, algunos filésofos europeos inventaron la teoria llamada “del despotisino ilustrado”. Pen- “aban que un monarca absoluto podia utilizar su autoridad para moder- hizar su reino con la ayuda de las nuevas ideas. Catalina de Rusia, Fede- rico de Prusia, José de Austria, corresponden de alguna manera a este modelo, al que hoy pueden asimilarse los monarcas de Oriente Medio que emplean los capitales procedentes del petroleo para modernizar sus Exados con la ayuda de las técnicas industriales. [as monerquias petroleras, — Podemos calificar de “monarquias petrole- tas" la Arabia Saudi, los emiratos del golfo Pérsico ¢ incluso la anterior ‘monarquia irani. Arabia Saudl y los emiratos del golfo Pérsico se caracte- Lena econ original ances exine an apart decade lant Dan , js sine ini Hg seseres cambios piso aeaeidin en Tn, nav ha partido ids costa ena ls reece Sival lal réinen: atulonse income UW eke ed i 354 LOS REGIMENES AUTORITARIOS CAPITALISTAS rizan por los mismos rasgos esenciales: 1.° se trata de paises que parten de un gran atraso, en los que funcionan instituciones monarquicas y feu. dales arcaicas; 2° poscen fabulosos recursos petroliferos que los con. vierte en los paises de mayor riqueza per cépita del mundo; y 8.°, utilizan estas riquezas para una modernizacién técnica acelerada. Heimos estudiado més arriba la Arabia Saudi en el marco de las ino. narquias arcaicas, subrayando su fundamento teocratico. En los emitatos del golfo Pérsico se afirma menos el cardcter religioso del poder. Se trata, sin embargo, de Estados muy atrasados y de cardcter feudal. El poder es absoluto y tiene un caracter més familiar que hereditario, como en los comicnzos del feudalismo y de las monarquias europeas. Los soberancs no se preocupan demasiado de la democratizacién politica. En general, son muy conservadores en asuntos de religion, costumbres, condicién fe. menina, propiedad, etc. Pero también es cierto que esos soberanos utilizan su despotismo de forma ilustrada. Los inmensos beneficios que obtienen del petréleo les proporcionan enormes medios de inversién, los mas grandes de los que ningiin pais en el mundo ha dispuesto nunca por habitante. Con ayuda de consejeros técnicos extranjeros, tratan asi de modernizar répidamente sus paises, Por otra parte, las élites locales van reemplazando progresiva. inente a los consejeros extranjeros. La infraestructura material, los servi- cios publicos, la enseanza, la seguridad social, se desarrollan paralela- mente a la industrializacién. El nivel de vida general se eleva répida- mente: en Kuwait, la renta per cépita supera a Ta de los Estados Unidos. Un Tercer Mundo rico,'muy rico, surge asi frente a un Tercer Mundo pobre. Pl" La moderizacion économica de las monarquias petroleras no parece {que tenga que empujarlas hacia la democratizacién politica. Lo exiguo de los paises y el escaso ntimero de habitantes hacen dificil que se desarrolle tuna industrialiaci6n a la medida de los capitales disponibles. Ello con- «luce, pues, mas hacia un neocapitalismo bancario que al neocapitalisrmo industrial directamente. Cada ver més, los monarcas petroleros van a contar con los medios de comprar participaciones en los grandes paises industrializados, de dominar las sociedades multinacionales y de desem- peiiar asi un importante papel en el capitalismo mundial. Eso plantea problemas a las demas naciones capitalistas, pero refuerza también el po der de los monarcas sobre su propia nacién. Se pasa asi de feudalismos arcaicos a feudalismos ultramodernos. Sobre la deinocratizacién de Espaita, cf. N. Pounantzas, La cise dev dictature Portugal, Grice, Epagne, 1976 (trad. cast, La erss de las dictaduras, Ed. Sigho XX1, 1076): |, Rowe, La lene rupture de Espagne du franguisme d la démocratie, 1977; F LAS DICTADURAS CAPITALISTAS 355, ast, LEspagre vers fa incre, 1976: R. Cano, Af France, Espagne, 1974 tad. cast, Después de Ponce spate, Ba Rely (810), yt? Sobre Arabia Saulita, eR Mowtacwe, Le elton de det, 1947: G. Je Sovuib yL. Chanenois: Le roaune d'Arabe see ced os revcoanae, 1966; RE, Sancan, The Arabian Pid, Nucra York O54, cleurveen a gee de "Notes e Etudes documentairet” dela Docunenaun once, 28 de novieeg de 08, y M. Flony y Rc Mawnan, Les ségime polliur de pos eae tobe Sobre Marruecos, f R.Laveaty Le re belie dts Leas done Move independant, 1973 Wess doctoral, Universidad de Pai G, Pacsonees Le Ae patie, 1975: M. Flonyy R. Manruan, fr J. 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De hecho, el término “dictadura’” designa hoy todos los regimenes autoritarios no heredita- ros, Aunque es importante la distincién entre dictaduras revolucionarias “ue tenden a cea’ un nievo orden tras acabar con elamiguosy dita duras conservadoras —que tratan de proteger el orden establecido contra luna amenaza de subversin—, no es absolutamente rigurosa: si una dicta~ dura revolucionaria se prolonga mucho tiempo tras el establecimiento lel nuevo orden, poco a poco se convierte en una dictadura conserva- tlora. El problema se plantea en la URSS, mas de medio siglo después de li Revolucién de Octubre. Para evitar toila confusién, denominamos aqui “dictaduras capitalis: \w" las establecidas en paises basados en la propiedad privada de los me un régimen, 856 LOS REGIMENES AUTORITARIOS CAPITALISTAS dios de produccién —agricolas o industriales— y que tienden a conservar el sistema socio-econdmico existente. Las oponemos a las dictaduras so Cialistas que funcionan en los paises en los que la produccién esta més o menos completamente colectivizada. Estas serén el objeto de la cuarta paite (cl. p. 898), mientras que ahora estudiaremos las primeras. A me. rnudo, las dos emplean los mismos instrumentos politicos: partido tnico, represion, policia, etc. La diferencia esta en el contexto socio-econémico € ideoldgico, Seco1bn I ‘Teoria general de la dictadura Es esencial esbozar en primer lugar una teorfa general de la dictadura, ‘que englobe a la ver las dictaduras capitalistas y las dictaduras socialistas, las, dictaduras revolucionarias y las dictaduras conservadoras. Sin em. bargo, centraremos esta teoria en las dictaduras capitalistas, desarro- lando especialmente los puntos que las afectan, Los que conciernen a las Gictaduras socialists se desarollarén més adelante (pp. 894 y ss, a tiempo que formulamos una teoria de conjunto de las dictaduras revolu- cionarias a la que remitimos una vez leidas las paginas que siguen, 1, LAS BASES SOGIOLOGICAS DE LA DIGTADURA La dictadura responde a una crisis del sistema social, que comporta una crisis de legitimidad o que es mas o menos provocada por ésta. Surge en los periodos de fractura de la historia, como los temblores de tierra en las zonas de fractura del globo terréqueo. Crisis DEL SISTEMA SOCIAL. — Ningiin sistema social funciona de forma regular y sin sobresaltos. Todos son atravesados permanentemente por crisis més o menos numerosas y mas © menos agudas. Estas crisis corrien- tes, habituales y normales, no sobrepasan nunca un cierto nivel. Pero a veces aparecen crisis mucho mas graves, que corresponden a una fractura profunda del sistema, Este es el tipo de crisis que engendra las dictaduras En los trastornos muy radicales, se recurre a la mano dura para hacer frente a la ‘situacién porque las instituciones normales parecen insuti- cientes. LAS DIGTADURAS, CAPITALISTAS 357 1, Ejemplos de crisis del sistema social. ~ Cita¥emos algunos ejemplos de las crisis del sisterma social: que corresponden a los “periodos de [ractura’™ de la historia. Segan tres ejemplos antiguos y dos actuales: el de las dicta- duras del Tercer Mundo y el del transito a la tecnodemocracia, 1°. Tres ejemplos antiguos. En la Antigtedad podria estudiarse el ‘aso de las ciudades griegas o romanas cuya expansion economica por la colonizacion exterior y el comercio internacional tendia a tastornar las estructuras agrarias tradicionales. Las “tiranias” griegas 0 las “dictadu- as" romanas (Mario, Escila, César) corresponden aproximadaiente a estos trastornos. Se trata aqui de trastornas econdmiens y sociales, que corresponden a la evolucién de las fuerzas productivas. Siglos mas tarde, los trastornos intelectuales del Renacimiento y la Reforma (ligados a transformaciones econémicas, pero sobrepasindolas ampliamente] harén nacer dictaduras de nuevo tipo (Jean de Leyde, Tho- mas Muntzer, Calvino, cic), a las que se puieden asimilar las dictaduras medievales nacidas en situaciones parecidas (por ejemplo, la de Savona- rola en Florencia). En los siglos xvin y xix, la gran crisis de los regimenes aristocriticos y monarquicos engendra otras formas de dictaduira: Bonaparte en Francia, las primeras dictaduras militares de América latina, etc. Enel siglo xx, las. dictaduras de Franco en Espana y Salazar en Portugal se asimilan al mismo tipo. La de Mussolini en Italia s6lo corresponde en parte, y, nor otro lado, corresponde al paso a la tecnodemocracia que exaininaremos mas adelante (sobre todo en el norte de Italia, mas avanzada). La crisis se engendra en primer lugar por un trastorno econémico: el paso de una ‘econnmia agraria basada en grande: propiedades rurales a una cconoinia industrial basada en pequefias y media -as empresas; es decir, a las prisme- ras formas del capitalismo. También es una revolucién cultural, que reemplaza la ideologia monérquica y religiosa por la filosofia liberal. 2° Las dictaduras actuales del Tercer Mundo corresponden a otro ejein- plo de trastorno de las estructuras sociales. El contacto con civilizaciones industriales produce una disolucién de los sistemas de valores tradiciona- les y de las civilizaciones establecidas, que tienden a lo que Germaine Ti llon tama ta clochardisation. La introduceién de la medicina disininuye la mortalidad (sobre todo infantil) sin disminuir la natalidad, porque es mucho mas complejo difundir la anticoncepcién que la higiene y la pre- vencin de las grandes epidemias. De ello resulta un forinidable creci- iento demografico que plantea problemas casi insolubles (en ciertos paises, la poblacion se duplica cada 25 afios). Por otra parte, la necesidad de construr la infraestructura de un pais moderno obliga a quitar una arte de los trabajadores de la produccién de bienes de consumo ya insu- icientes on tiempo normal, ysquc-codavia se han hecho mas insuficientes 224 358 LOS REGIMENES AUTORITARIOS GAPITALISTAS }or la explosién demografica. El conjunto va hacia una situacién explo. Boe B Scinsolanosmabina wen e106 lsponbilidad exendal deprevoca, revoluciones socialistas en el mundo actual (cf. p. 477). 3.° El trdnsito a la tecnodemocracia. — Otra situacion es la de los paises industriales, donde el advenimiento del capitalismo moderno provoca tensiones considerables. El desarrollo de la gran industria racionalizada y del gran comercio integrado tiende a arruinar a las pequeias empresas y.a los agricultores, que tienen entonces que disminuir en una propor. cién enorme, Condenados por la evolucién, los pequeiios explotadores, los pequetor comerciantes, los artesanos y los pequetios industriales ex. tan asustados por la idea de ser reducidos a una situacién de asalariados, Para defenderse se inclinan por naturaleva hacia medios de desesperada violencia, Esta reaccion “poujadista” es una de las fuentes del fascisino, En un grado de evolucién mas avanzado, el rechazo de la sociedad de consumo por las jOvenes generaciones, su repliegue en una especie dle anarquismo, su voluntad manifiesta de destruir el orden existente crean una contradiccién profunda con las necesidades de una sociedad mo- derna fundada en una racionalizacién cada vez mas rigurosa. Si esta so- ciedad se encuentra asi realmente amenazdda, o si cre¢ estarlo, apatecen las condiciones para recurrir a la dictadura. 2 Dietaduras conseradoras y dictadwras revoluconarias, — Ya hemos di- cho que esta distincién no es totalmente rigurosa. Sin embargo, corres ponde a una realidad indiscutible. En efecto, ante una crisis del sisterna social, el recurso a la dictadura puede servir, bien para el antiguo orden or la violencia, bien para aceleiar su desaparicion y reemplazarlo por los mismios medios. 1.2 Las dictaduras conservadoras 0 reformistas. — Las dictaduras conser- vadoras aparecen cuando una crisis del sistema social es tal que el orden establecido parece fragil y amenazado y el regimen politico incapay de mantenerlo, Advertiremos que dicha fragilidad puede ser mas aparente «qque real: lo esencial es que las clases dirigentes crean fragil el sistema so- cial y, en consecuencia, se sientan gravemente amenazadas. Estas clases Fecurren entonces a la dictadura para continuar su dominacion, Preferi- rian mantener las instituciones politicas, que consideran mas legitimas y menos desagradables. Pero se resignan a hacerlas desaparecer para que permanezcan las estructuras econdmicas y sociales, que les parecen mas importantes. Asi, algunos monarquicos se aliaron a un general plebeyo gue les pareci6 que tba a asegurar mejor la conservacin de sus prvi: Bios. Tampoco dudaron ciertos liberales en apoyar a Hitler o Pinochet; su liberalismo politico cedié ante su liberalismo econémico, que coind- dia mas directamente con la defensa de. sus intereses primordiales. LAS DICTADURAS CAPITALISTAS 859 Las dictaduras conservadoras no siempre lo son totalmente. Tanto si se utiliza la dictadura para mantener el orden, como sise ‘emplean las ins- tituciones establecidas, hay que optar siempre entre dos estrategias: no ceder y defenderlo todo en bloque, 0 soltar lastre para salvar lo esencial. Ciertas dictaduras conservadoras toman asi un cariz reformista. A veces es completamente ilusorio: se cambian las palabras, las formas, el estilo, las costumbres, sin queen ol fondo cambie nada. Pero.en ocasiones es realy corresponde a algunas reformas auténticas que ayudan a mantener las bases del orden establecido, adaptandolas a la evolucién de las cosas (cf. pp. $71, 879 y 882). A 2.° Las dictaduras revolucionarias. ~ Mas’ adelante desarrollaremos el anilisis de las dictaduras revolucionarias cuando tratemos de las dictadu- ras socialistas de las que constituyen una de sus formas (cf. pp. 421 yss.. Nos limitamos aqui a situar las dictaduras revolucionarias en el marco de la teoria general de la dictadura. Conviene, a este respecto, diferenciar primero las dictaduras revolu- cionarias de las dictaduras reformistas. La distincién, en principio, es sencilla. El calificativo revolucionario se reserva a un cambio radical del sistema social, que destruye el antiguo orden en sus bases fundamentales para reemplazarlo por un orden nuevo que sc le opone. Por ejemplo, el cambio del sistema aristocrético y monarquico, no igualitario y autorita. rio, por el sistema liberal, democratico ¢ igualitario. O Ia sustitucién del sistema capitalista, fundado en la propiedad privada de los medios de produccién, por un sistema socialista basado en la propiedad colectiva de dichos medios. Por el contrario, se emplea el calificativo de reformista pata designar uni cambio en el interior del mismo upo de sistema social: por ejemplo, el paso del capitalismno liberal al neocapitalismo técnico, el paso de un socialismo de planificacién centralizada a otro autogestiona- Tio de tipo yugoslavo, ete. En la prictica, la dificultad esta en precisar de qué modo un cambio enel sistema social afecta a un elemento fundamental de éste, de manera que precipite la aparicién de un sistema nuevo, y en qué medida un cam- bio en el sistema social permanece en el interior de éste sin transformarlo for, completo. La distincion depende mucho de los presupuestos ideo- }gicos. Decir que el nazismo solo constituyé una reforma y no una revo. lucién, en relacion con la cemocracia liberal de Weimar, implica en cierta medida una referencia a la ideologia marxista, que considera que la propiedad privada de los medios de produccidn es la base de todo el sis- tema social. Sefialemos, sin embargo, que participan también de esta opi- nién ideologias completamente opuestas al marxismo, las que subyaceh 2 [los métodos americanos de analisis llamado “sistémico". En efecto, Da- } Sid Easton considera la Repiiblica de Weimar, el nazismo y la Republica 2) 360 LOS REGIMENES AUTORITARIOS CAPITALISTAS de Bonn como simples variedades de un mismo “sistema”, en el sentido oH icine tatfen que los revolucionariosrecuren 38 ita por rnalogias con los que empujan a los conserva. motivos que no carecen de analogias con los que empujan alos on dores por el mismo camino, E] recurrir a la violencia y a la opresién para defender el orden existente 0 para promover un nuevo orden, conducea Ja misma contradiccion de base cuando el orden que se qulere mantener s opuesto a la violencia y a la opresidn, Los revolucionarios tratan de s- a esta contradiccion explicando que la (dictxdura sdene por objeo Wclevar el proceso de cambio, suprimir los obsticulos que impiden eles Peake ‘de un nuevo orden y crear las condiciones de su desarrollo. Pero algunos conservadores defienden mediante parecidos argumentos el recurso provisional a la dictadura para restablecer las condiciones de un buen funcionamiento del orden existente. La institucion romana de la dictadura, que dio su nombre al régimen, se basaba en un concepto de cesta dlase, que se encuentra cn las teorias del estado de necesidad o de cir- cunstancias excepcionales, en el articulo 16 de la Constitucién francesa de 1958 y en los articulos correspondientes de muchas otras constituciones, Crs miDap. — Recordemos que en una sociedad determi- een ete r¢ las reglas de juego politico. Un gobierno es legitimo si se adecua a di- Bie La Iegitimidad es un elemento fundamental del poder. Un gobierno, un regimen 0 un poder considerados legitimos son obedecidos mas facilmente que si son tenidos por ilegitimos. Estos siltimos solo tie- hen la coaccion como medio para hacerse obedever. A lus primerus s¢ ley ‘obedece normalmente sin coaccién aunque no se esté de acuerdo con su color politico 0 con las medidas que toman— porque se considera le- jtimo su derecho de mandar. nunca es absoluto. Toda sociedad tiene sus marginados que rechazan el sistema de valores establecido, pero el consenso permanece mientras si- fan siendo marginados. Se rompe si una importante fraecion de la po- ces se enfrentan dos ideologias de legitimacion, y ab reside la crisis de Je gitimidad. Su efecto es hacer mucho mas dificil gobernar sin coaccién. 1. Crisis de legitimidad y dictadura, ~ Las, crisis de legitimidad desem- pefian obviamente un papel en la aparicion de las dictaduras. | 1° EL papel en la aparicin de (as dictaduras. —Tomernos wna sociedad en la que ya no exista un consenso sobre las reglas del juego politico Se exrentan'dos modelos de gobierno, por lo menos, radicalmente opt LAS DICTADURAS CAPITALISTAS 361 tos y entre los que se dividen los ciudadanos: unos para legitimar el pri- mer modelo y otros para legitimar el segundo, En tal situacién, es dificil gobernar sin una fuerte coaccién en el marco de uno u otro de los mode- los, que serd necesariamente recusado por tina gran parte de la pobla- ion. Cada gobierno deberd recurrir, como henos dicho, a una coaccion bastante dura para doblegar a los que no le consideran legitimo. Eso conduce a la aparicion de las dictaduras. Situaciones de esta clase son bastante frecuentes en la historia. Cite- ings el ejemplo de la Francia posterior a 1789, en que una parte de los ciudadanos estaba a favor del Andiguo Répimen monrquico y dristocratica la otra a favor del nuevo régimen establecido por la Revolucién, basado en la igualdad, la libertad, las clecciones, las asambleas y la separacion de poderes. Robespierre, Bonaparte, Cavaignac y Luis Napoleon fueron conducidos asi a establecer una dictadura. En las democracias occidenta- les de nuestros dias, hay crisis de legitimidad en la medida en que una parte importante de los ciudadanos ya no acepta el sistema capitalista y desea un sistema realmente socialista: por ejemplo, en Francia y en Italia Sin embargo, la crisis s6lo es parcial, ya que afecta solamente la parte econémico-social del sistema y no su aspecto politico: existe un fuerte consenso en lo referente a las libertades ptiblicas y al pluralismo. 2.° Crists de legitimidad y crisis del sistema social. ~ Las crisis de legitimi- dad no pueden separarse de las crisis del sistema social que acabamos de analizar. La legitimidad es un elemento particular del sistema social. Las relaciones de este elemento y los demas son complcjas. A este respecto, pueden distinguirse dos tipos de situacién. La mayoria de las crisis de legitimidad son la consecuencia de un cambio profundo de las relaciones de fuerza en el interior del sistema so- cial. Toda legitimidad expresa en alguna medida una cieria relacién de fuerza, un cierto tipo de dominacién que tiende a la vez a enmascarar y a justificar. Las ideologias son sistemas de legitimacion mas o menos ra nales de un determinado orden social. Cuando este orden se trastorna es necesario un nuevo ‘sistema de legitimacién que se oponga al anterior. ‘Asi nacen muchas crisis de legitimidad. Los marxistas piensan que tales trastornos del orden social tienen su origen en la evolucién de las fuerzas productivas y las relaciones de produccién que derivan de ellas. Eso es cutible, pero es cierto que las grandes crisis de legitimidad van unidas atrastornos de esta clase. La ideologia liberal, forjada entre los siglos xvi xix, es una racionalizacién de las nuevas relaciones de fuerzas entre la burguesia y las demas clases sociales, nacidas del desarrollo de la indus- tia yel comercio en el seno de una Europa hasta entonces dominada por ‘una agricultura de tipo feudal. La ideologia socialista, por su parte, es j_tma racionalizacién de las nuevas relaciones de fuerza entre los trabaja- 362 LOS REGIMENES AUTORITARIOS CAPITALISTAS mn, Fruto de la evo. dores asalariados y los demas elementos de la pobl lucién del capitalismo, etc i in embargo, ciertas crisis de legitimidad parecen mas auténomas en nos entonces sino son un factor esencial de los cambios a gar de ac consecuencia de ellos. Citemos por ejemplo la Reforma protestante y ¢ ee eer a ceeg eh aceas gados al desarolo de las comunicaciones de los tercambios de a pro tluccién, de la urbanizacion, etc, Pero sus consecuencias sobre la legit tacion de los sistemas politicos superan ampliamente el impulso de base recibido de esos twastornos econdmico-socialcs, Poniendo en cvestin as creencias religiosas fundadas en el principio de autoridad, en la jerarquia, y el dominio, el Renacimiento y la Reforma socavaron los cimientos de fos sistemas politicos monsrquicos y aristocriticos. Cabe preguntase sila actual “crisis de civilizacién” —empleando la expresion de André Malraux a propésito de mayo de 1968-, no presenta el misino caricter de criss de legiinidad mds profunda que lade los elementos econdini- os del sistema social (molestias de la sociedad industrial) que la ha pro- vorado. i smo todos tos 2. La legitimacién de las dictaduras. ~ Las dictaduras, como t ru) uu propio sistema ideolégico de justificacion. A este respecto, ving diferencs fandamental separa las eictaduras revolucionacaty lt jictaduras conservadoras 0 reformistas. 3 ee a iglinatn dfs detadres retina Por ini lamente las dictaduras revolucionarias tienden a sustituir la legitimic exe por ua Tega otlmentenuea, Gon lo guia ac sis de legitiidad que contribuy6 a establecerlas. Antes de instalar una dictadura en ol poder, la nueva ideologia tiene ya paridarios yl lt snidad antigua se encuentra, pues, con oposicion, Pero la oposicién e mnds fuerte cuando la nueva ideologfa recure al brazo secular de la dict dura para imponerse. La crisis de legitimidad alcanza entonces su grado indximo, Sin embargo, la dictadura revolucionaria tiende también aso- hucionar la crisis tras haberla agravado, dado que su objetivo es press: snente emplar la coaccén para afrmar el nuevo régmen con finde {que se convierta en legitimo a los ojos de la mayoria de los ciu de que se restablezca el consenso sobre la legitimidad. a La legitimactn de las dictaduras revolucionarias plantea otro pro: Dlemas el del eventual conflico entre su ideology Ia estructura auto: taria del poder. Tendremos ocasifin de exponer el problema mis ade- lame, extediando la teoria jacobina de la dictadura revolucionaria yl LAS DICTADURAS CAPITALISTAS 303 teoria marxista de la dictadura del proletariado (p. 422). En ambos casos, las formas y los métodos del poder dictatorial se encuentran radicalmente ‘opuestos al sistema politico y social que la dictadura tiende a establecer Veremos cmo este conflicto se resuelve en principio por la teoria de la fase transitoria”: periodo excepcional, destinado a robustecer el nuevo Fégimen contra sus enemigos y a establecerlos de forma solida. Podria compararse esta dictadura provisional a la vara que perinite que las plan- tas jovenes crezcan correctamente, y que es retirada una ver que la planta ha echado raices y se ha fortalecido. Con todo, la experiencia demuestra que Ia vara también echa raices y dende a vivir en sinbiosis con el nuevo regimen, a pesar de'la contradiccién de sus principios 2.° La legitimacién de las dictaduras conservadoras 0 teformistas, — Las dic- ‘aduras conservadoras o reformistas tienen en comtin que nunca tenden a sustituir la legitimidad establecida por otra enteramente nueva, dado que nunca estén en contradiccién fundamental con el sistema social ex tente. Asf pues, siempre recurren pot lo menos en parte a la ideologia de legitimacion del sistema establecido. Sin embargo, tambien necesitan siempre de algiin elemento de mieva legitimacién en lo concerniente al régimen politico, ya que en este aspecto constituyen un régimen distinto del que corresponderia a la legitimidad establecida. Pero dicho elemento ss muy variable,segiin los casos. En el campo de las dictaduras conservadoras, alcanza su dimension iméxima en el nazismo y las dictaduras del mismo tipo. El régimnen trataba deacelerar la evolucién del arcaico capitalismo liberal hacia el neocapita- lismo tecnocratico, lo que implicaba una parte de ideologia nueva en el sstema econdmico-social (que los nazis bautizaron poinposamente como “anticapitalismo"). Por otro lado, conducia a un ultraautoritarisino to. lalmente opuesto a los valores del liberalismo politico; en este caso, la ‘ontradiccion entre la legitimidad existente y la antigua era bastante fuerte. Por el contrario, en otras dictaduras conservadoras o reformistas, “Econtradiccion es mds pequefia, ya que no se pone en cuestién el sistema ‘konémico-social y el autoritarismo de la dictadura sticede a otro autor’. arismo; por ejemplo, cuando un dictador sucede a un monarca abst. IM. Entonces, la nueva legitimacién sdlo afecta al modo de devohucion ‘ttl poder, lo que.no es muy importante, sobre todo si el dictador se tpoya en la misma religién, el mismo clero o las misinas tradiciones que trey destronado. En todos los casos, esta nueva legitimacién parcial no mas que una modificacién, una reforma o una especie de puesta al dia ela legitimidad existence 364 LOS REGIMENES AUTORITARIOS CAPITALISTAS 2. LAS INSTYTUCIONES POLITICAS DE LAS DICTADURAS En todas las dictaduras (socialistas y capitalistas, revolucionarias y nservadoras) se dt un mismo exquema de las instaciones politica Pecan fuerza de proteccién sobre la que se apoya el régimen, y, Por a atior de accion sobre la pablacion. Mas adelante des Prollscemos estos elementos en el marco de las ictaduras socialists ( easly minaremos de mancra general, insistiendo es- pee et fms meen las dicradurae capitalsta, PRcalmente en ls forms que toman en las dictadurae cap ne que basarse A FUERZA MATERIAL DE PROTECGION. — La dictadura tene que basars ee etecca racial orqué noes un régimen leit historiador Ferrero —exiliado de Italia por la dictadura fascita— ha dex jado bien claro esta caracteristica foodarnen| ottet do gue un tnen esté obligado a apoyarse ‘inicamente en la fuerza rola De poet cee legimidad, “geniodnvisible dela ciudad, gue la mantiene unida sin que se dé cuenta, De hecho, dos tipos de fuera inaterial permiten fundar de esta manera una dictadura: un (el ejército), y otro moderno (el partido nico). jr. — El ejércigo plantea un problema en todos los regime res polidcoe' detenta una fuera material capar de dominar al Esa. sus Jles estén dispuestos ar hasta el final, incluso la reistencia popula por medio de una huelga general dificilmente permite oponerse 4 aquél 12" et peligro mii Ask pues, en todos Ios reginenes politicos, ejército constitoye un peligro permanente para gobernantes y ciudad nos, que estin desaemados. Se procura reducilo desarrollando en lo oliciales el sentimiento de que siempre deben obedecer al Eaado, ex Cualquier circumstancia,cualesquiera que sean lor gobierno» que 1 caren, El servicio militar obligatorio, que hace soldados-ciudadancs, restringe més el peligro formando el ercito a imagen de! pueblo. La dbediencia del eférito esté casi asegurada mientras existe un conseno popular sobre la leycimidad de los gobernantes, especialmente si esa Shediencia corresponde a una larga traicibn. Pero sl se produce unas tomng grave que lleve comsigo una crisis de la lgitimidad, entonces ap rece el peligro de una dictadura militar. Es mayor, ger ere ote sean las tradiciones de obediencia mds fueres las de puch sitar: ee esl caso de América latina y del Oriente Medio, especialmente. As, un ran numero de dictaduras se apoyan en el eército, Algunas son dicadu: capitalistas, y algunas son “"prevorianas”, en las cuales el objetivo | fattido Unico en las dictaduras social LAS DICTADURAS CAPITALISTAS 365 pal de los militares es el de asegurar su propio dominio. Desde otro punto de vista, podemos distinguir entre dictaduras militares enmascara. das, en las que el ejército cjerce el poder indirectamente, tras un sain paro de civiles, y dictaduras militares abiertas, en las que el ejército ejerce el poder directamente, ocupando puestos de direccién del Estado a.tocios los niveles. 2° Las dificltades de las dictaduras militares. — Las dictaduras militares se topan con dos tipos de dificultades. Para empezar, les resulta dificil mantener la unidad del ejército tras el general, coronel 0 grupo de oficia- les que han tomado el poder, Ellos mismos han traicionado al régimien al que servian, derribandolo por la fuerza. ¢Cémo conseguir de sus colegas que no les imiten? A este respecto se podrian citar nuinerosos ejemplos: Siria desde 1950 y muchos Estados de América latina y Altica Negra. En Francia, los golpes de Estado argelinos que siguieron al del 13 de mayo de 1958 participan del mismo mecanismo. En consecuencia los dictad- res cimplean medios variados para asegurar la fidelidad del ejército: desa rrollo de fuerzas militares rivales (policia, fuerzas especiales, guardia pre. totiana, etc.) perfeccionamiento de los servicios de seguridad del ejército con control estricto de todos los oficiales, ventajas materiales considéra- bles otorgadas a éstos thonores, sueldos, gratificaciones...), etc. Ninguno de esos mediios es verdaderamente eficaz; cl nico que puede serlo es el de que el dictador militar desarrolle una fuerte personalizacién del poder que le dé una gran popularidad y haga mas dificil el derribarlo. rere daa opames aqui con In segura diticultad de este tipo de rég- men: la de establecer contacto con la poblacion, El ejército es un cuerpo cerrado que normalmente tiene poco coutauwy cunt Tos civiles, a los qe no comprende bien ni es comprendido por ellos. Para que se mantenga un poder militar, es preciso que se “civilice”; es decir, que el dictador milltar deje de razonar, actuar y reaccionar como militar. Bonaparte, Kemal Atartuk, De Gaulle y Nasser lo hicieron, pero no todos sus émulos 4o consiguen. Por otra parte, algunos incluso dudan en hacerlo, ya que femen perder el contacto con el ejército y-levantarlo contra ellos, Natu. falmente, Ia dificultad es mucho menor cuando la dictadura militar es instaurada por un ejército popular del tipo que estudiaremos mas ade_ lane (cf. p. 476). Pero se trata entonces precilamene de om ejército que W8 tene caracteristicas civiles, de una especie de‘institucién intermedia entre el ejército y el partido tinico. 2 Bl partido tinico. ~ Estudiaremos més adelante (pp. 422 y ss.) el istas. Las dictaduras capitalistas ut lzan también esta técnica. El partido tinico presenta caracteres comunes Hos dos tipos de 1éyimen politico: instrumento de contacto entre el puie- fa 360 LOS REGIMENES AUTORITARIOS CAPITALISTAS blo y los gobernantes en sentido ascendente y descendente, instrumento de educacién y propaganda que divulga la doctrina del régimen yagrupa ‘a los militantes mds fieles y entregados al mismo, encargados de animar controlar el mecanismo del Estado, etc. Pero los partidos Unicos de los paises capitalistas tienen un cardcter particular, que no se da en las dicta. ‘uras socialistas: son una especie de milicias privadas, armadas y organi. zadas militarmente, que apoyan materialmente al régimen como el ejér- ‘ito oficial en las dictaduras militares. 1° Los grados de militarizacién del partido, — Mas adelante veremos esta estructura militar, que se da esencialmente en los partidos fascistas (cf, p. 373). No tiene el mismo grado en todos los partidos tinicos de las dic- aduras capitalistas, como, por ejemplo, en los de las dictaduras de los paises subdesarrollados. A menuido eso corresponde al hecho de que se tyata de una dictadura militar que se apoya esencialmente en el ejército inientras que el partido unico sélo es un elemento secundario. En el caso de la Espafia falangista o de la Argentina peronista. Entonces el partido sine para extender la popularidad del dictador, que hace mas dificil a otros generales derribarlo. Es tipico el caso de Peron en Argentina, sal- vado por el partido y los sindicatos en 1949, pero no en 1955. También puede explicarse la falta de militarizacién del partido por el hecho de que fe rate de una dictadura personal apoyada en fuerzas tradicionales ~por cjemplo, tribales-. 2° El problema de la fidelidad del partido al dictador no se plantea éxac- tamnente en los mismos trminos que el dela fidelidad dl ejército, Ciera mente, el partido puede convertirse en el apoyo de un rival para el poder. El fenémeno sc manifesté en Alemania, donde acarred la terrible repre- sién de junio de 1934, que decapitd totalmente la direccién de la seccion de asalto del partido nazi. A partir de este momento, se desarrollé la in- fluencia y el poder de una especie de partido dentro del partido, formado ‘or los fieles incondicionalmente devotos al Fubrer: las S. S. De todas Formas, Ia estructura del partido favorece esta fidelidad al dictador. El Ffededor del culto a su jefe. A menudo, cada Iniembro esta ligado a él por un‘juramento personal. Todo el adoctrina- tniento de los militantes tiende a obtener de ellos fidelidad y obediencia al jefe, proclamado infalible y sagrado. Si el partide es un ejército, es también una especie de orden religiosa, donde el afecto al jefe adquiere caracteres casi tnisticos. partido esta construido a LOS MEDIOS DE ACCION SOBRE LA POBLAGION. — El partido tinico no so- lamente es una fuerza de proteccién del régimen, sino también un medio de actuar sobre la poblacion. Esta es una de sus ventajas sobre el ejército, fuerza de proteccion aislada, replegada sobire sf tisina, De todas mane: |. dor. Eventualmente, puede servir de contr: LAS DICTADURAS CAPITALISTAS 307 ras, las dictaduras utilizan do: 8 categorias de instituciones para bre la poblacién: la represién, que procura impedir la bposicion ta propaganda, que inenta atraer fa confansa. Pe * Sposicion, y la 1, La vepresién. ~ Todas las dictaduras e i J lictaduras eplean medios de represi poder actuar y, por otra, disuadir al resto de la poblacion de initarl Arrestos en masa, torturas, encarcelamientos e internamientos en eainpo se oncentracin eecucionescapitale, se ilzan nis o menos rope tc sfamduras pro i enueritan todas ea L° Las formas de la repreién. — Primero, la represién utiliza las en vigor, la'policia tradicional y los tibunales ordinarios: A neonate Ve, jueces se muestran muy déciles.al poder en este punto; el ejemplo aleman & impresionante Es verdad que lls también estan cogidos ene eng crrorista: desobedecer tendria graves consect Bre cs tae eons: ndria. graves consecuencias, y sicmpre es Pero casi siempre la represion'de la 6 P le la oposicion superpone una organi- acin represiva especial alas eyes yal organiuacion sepresiva eds su objetivo esencial es prevenir yiquidar cualquier oposicin. A dileren- ci epresion penal, esta represién politica no se basa en'leyes pr s38. No se prohibe tal hecho convirtiéndolo en infraccién. Se prob acitud de oposicion en general, No hi i ie u 3 ; ay que manifestar sentimientos de oposicién al régimen, bajo ninguna fornia, Ineluso la ubiera & soopes chosa. La dictadura, no solamente i 2 no quiere oposiciones, sino que no auiere mas que partidarios. La represin poles supmne, or tn vigilancia permanente de los ciudadanos. Hay que aseglrarse que na in libros o publicaciones pohibidas, que no escuchen radios, one ts, ue no tengan propdsitos de oposicion o tibieza, etc. Una policiase- Geta politica se encarga de esta tarea, Recluta ina multieud de info jores. Asume el poder de arrestar, de encarcelar, sur, de ejecutar sin proceso regular. 2.9 El peligro de las fuerzas de a crras de represin. ~ La existencia de esta policia pate, por otra parte, un problema par el Estado, si es podeross ye fa, su poder es enorme y su jefe puede converse en um val del ces peso al ejérci artido y rege al dcador contra aie mangos, Pro tte tambien debe pret _fese de los propios manejos de st policia politica. Al igual que ef ejér- io pl par a plicpolica ine para sostene dicot pro servir n para derrocarlo. La ausencia de legitimnidad de los Teyimenes basados esencialmente en la fuerza, los desanerapeeee ae | isma fuerza. de torturar, de conde- 368 LOS REGIMENES AUTORITARIOS CAPITALISTAS 2 opaganda. — La propaganda tiende a remediar este defecto, su objetivo ef derarrollar la eonfianca del pico en el dictador,creando tuna especie de nueva legitimidad en su beneficio. Le} Propaganda y represiin. — Por definicién, la dictadura rompe con la legtiidad existente. En un pals que cree en la democracia, quien coma el poder o se mantiene en él por la fuerza, quien suprime los parti dos de oposicion y la libertad de expresion, quien multplica los arrestox irregulares y los encarcelainientos sin juicio, es un gobernante ilegitimo, En un pais embarcado en una revolucion que promete la liberacion total Ge los hombres, un régimen que reina mediante la dictatlua y la upies sion es ilegitimo. Por sentimiento natural se esta inclinado a no obedecer a estos gobernantes ilegitimos. Se les obedece porque se ests material mente obligado a obedecerles, por la fuerza del ejército o del partido, y s mecanismos de represién. se Pero eneudrarien pore cfcto oe si ya epesin no jastan, Si el poder sdlo se apoya en ellos, se le obedece mal. porque los caerellanos tenden a la apatiaa la inmovitidad, a la desconfianra, Ade- inds, es vulnerable, Las mismas fuerzas que sostienen al dictador (¢jército, partido nico, policia politica) puecien fécilmente derribarle para reem- lazarle por otro. Es necesario que el dictador encuentre un apoyo pop: lar para que el régimen sea eficaz y solido. Es decir, que el dictador debe parecer més o menos legitimo a los ojos de la poblacion. La propaganda tiende a obtener este resultado, Su area etd Tacitada por I supreson josicién, la prohibicin de formular criticas, el aislamiento res- sea Ten eto gc mse eon ria empafiar la imagen del dictador. or pi yormas de propaganda. Los medios de propaganda son ile rentes segii los tipos de ditadura, En las dictaduras revolucionatias la propaganda es fuertemente ideoldgica y toma formas pedagdgicas: st trata de hacer penetrar en la poblacién las bases de una nueva legitini- dad, que debe remplazar a la anterior. En las dictaduras capitalisias a propaganda generalmente es muy diferente. Tiende a enmascarar el ca Ficter conservador del régimen, a ocultar el hecho de que tiende a mante- 1 el sistema social existente. : ves Isianns manera, acenta Tos aspecos reformias del rine para dar a éste un caracter muy innovador, incluso revolucionario, Todo fo impide emplear una propaganda racional y lleva a wlizar eéenicas de “eamutlaje”. Hay dos que merecen sefalarse: el culto ata personalidad del dictador y et nacionalismo, Uno y otro también son empleados por las dictaduras socialistas, en las que el fandador del regimen (Lenin Mao, Tito, Kim I! Sung, Ho Chi Minh) se:transforma en héroe nacional ‘A veces el sucesor sigue el mismo camino, pero dificilmente con éxito, LAS DICTADURAS CAPITALISTAS 369 acrecentando la violencia de la dictadura (Stalin). Sin embargo, el dicta- dor no se separa nunca del partido. En cambio, las dictaduras capitalistas deifican la persona misma del dictador. Se hace de él un superhombre, un hombre providencial, dotado de mas clarividencia que los demas y ca~ paz de comprender y expresar las fuerzas misteriosas de la colectividad, La idea de los reyes-dioses 0 de los reyes elegidos por Dios reaparece asi bajo una nueva forma, combinndose de manera pintoresca con las teo- rias democraticas. El dictador es la vor del pueblo, la expresin misma de la comunidad entera, que habla por su boca y actia por su brazo. El nacionalismo cs la ova base fundamental de la propaganda de las dictaduras capitalistas, Exalcan “a tierra y los muertos", incluso fuerzas més oscuras, como la raza y la sangre, También refuerzan el nacionalismo forjando la imagen de un enemigo fundamental de la nacién, que la ame- nada perpetuamente e intenta siempre destruirla. Puede ser un enemigo real: la nacion vecina, contra la que se ha combatido (Alemania para los franceses, Israel para los arabes y viceversa). Puede ser otra ideologia, cuyo cardcter subversivo tiende a destruir la unidad nacional: el socia~ lismo y, sobre todo, el comunismo (el miedo a los rojos es una de las‘ba- ses de la ideologia fascista). También puede ser un enemigo mas irreal, encargado de polarizar las angustias y los resentimientos: los judios, los negros, etc. Las dictaduras socialistas apelan tambien al nacionalismno, pero de forma menos mistica, més racional y generalmente més restrin- gida (cf. pp. 416 y ss.) Sobre la dictadura en general cf. M. Duvsacee, De in dirature, 1961 (com bi- bliografial; G. Hanucanran, Midoire de: dicaturer, 1961; C. }. FRIEDRICH y 2. K. Brzeainsts, Telalilarian Dictatorship and Aulocracy, Cambridge (Mass,), 1956; C. J Fuizonici ly otros) Tetaiarianism, Cambridge (Mass.), 1954; A. Conan, Di loki ils History ond Theory, Nueva York, 1939: Z. BaRBU, Paicslogia de a democra- tiny la dctadura, wad. cast, Paidés: H. Koun, Revelulion and Dictalonhips, Car bridge, USA, 1989; K. Kater, The Story of Diciatorhip, Londres, 1987; Mansion, Didalorship end Democracy, Nueva York, 1956; E. OnteGA v Gasser, La verdad bre tn dictadura, Madrid, 1925; C. Somnrrt, La dictadura, wad. cast, Rev. de Octidenie Madrid, 1968; J. Bauwvitue, Los didtadores, wad. cast., Juventud, Barcelona: B. Mone, Les origines sociales dela dictature et dela démacrti tad. fn, 1969 (trad. cas. tellana Lav ongenes soriales de la dicadura y de la democraci, Ed, Peninsula, 1973). Sobre el ejército en la polhica, cf M. HowAno y ottos, Soldiers and Govern- ‘neni, Londres, 1957; el mimero especial de la Revue francaie de sciologie, de abril junio de'1961: “Guerre, armée, société”; la bibliografla de R. GrRaaDer, cna Reuue francaise de science polique, 1960, p. 395 yla nota iid, 1968, p. 886; M. Jnvovinz, The Profesional Soldier, 1960. ~ Sobre las dictaduras militares, cf. mas adelante p. 890, Sobre el partido nico, cf: M, Duvancen, Los partidas polices, trad. cast. 370 LOS REGIMENES AUTORITARIOS CAPITALISTAS 2 ed, 1961 M. Manows5c Le art igus 887: M. Dir hat ungue 12; Seva tla ewreped a partonic, MA, 1986: Zana, It wat, Catania, 1998: Costa Soanano ¥ PExtz, EL pre, Zaragor 199, R. Peuzoux, "Conmibutions & Feud des régimes autores contempo. rains! Go eral pub, 1943, pe 94-7 és adams, p87. — Sobre la lege Tad, ef M. Duvexoen Scola del paige ad east, Ave, 1975, pp. 18 T9113) Srooiow 1 Las formas de las dictaduras capitalistas Mas adelante (pp. 398 y ss.) estudiaremos las formas de las dictaduas socialistas y constataremos que son bastante variadas. Las de las dictadu- ras capitalists 1o son mucho mas, Las dlasificaremos en dos categorias, {que encontramos también o menos en las dictaduras socialistas): las dic. caduras de partido iinico y las dictaduras ares. 1, LAS DICTADURAS DE PARTIDO GNICO En general se calificé de “fascismos” a todas las dictaduras capital tas de partido tinico, incluso a todas las dictaduras capitalistas. Esta ter- minologia ya no puede utilizarse. El fascismo es el modelo, el prototipo, de las dictaduras capitalistas modernas y especialmente de las que se ba san en un partido tinico. Pero muchas de ellas son muy diferentes al ino- delo en cuestién. Describirermos primero éste, antes de referirnos a los sistemas que se derivan de él. Eu. FASCISMO EN LA EVOLUGION DEL CAPITALISMO. — El término “Tas- ‘cismo” es imprecise, En el sentido més estricto y riguroso, designa el régimen politico que funcioné en Italia de 1922 a 1945, en el que el po: der pertenecia al Partido Nacional Fascista, que habia tomado su nombre del haz del lictor de la repiblica romana (fasco). En el sentido mas am- plio, designa a todas las dictaduras capitalistas. Aqui lo empleamos en un sentido intermedio, para designar un Certo tipo de dictaduras capitalistas caracterizadas: 1.° por el hecho de que funcionan en paises industrializa- dos; 2° porque reposan en un partido timico fuertemente estructurado y «que juega un papel importante en el Estado: 8.° porque desarrollan unt propaganda de estilo moderno. Todos esos rassos dependen unos de otros y forman un conjunto coherente, En este sentido, la Alemania n LAS DICTADURAS CAPITALISTAS 37) cional-socialista proporciona el tipo mas acabado de fascisino. La alia de Mussolini constituye un segundo tipo, mas primitivo. 1. Bl cardcter conservador. — La dindmica fundamental del fascismo es conservadora, En un pais industrial, el capitalismo da la impresion de es- tar amenazado por el socialismo 0 el comunismo, Se cree que la revolu- cién esta proxitna y que suprimird la propiedad privada de los medios de produccion. Esta impresién resulta de varios factores: poder de los parti- dos de izquierda y de los sindicatos obreros, agitacién social mas 0 menos siolenta (huelgas con ocupacién dle fihricas en la Italia de los aftor 20), ais econémica grave que hace pensar que el captalisno est conde. nado (Alemania de los aftos 30). El régimen de la democracia occidental, que goza de las preferencias de los capitalistas, les parece demasiado debit para protegerles del peligro revolucionario. Se arrojan entonces en los brazos de un hombre fuerte, cuya dictadura les parece el tinico medio de conservar Jo esencial del régimen existente. Este esquema precisa algunas observaciones. Ni en Italia, ni en Ale- mania, el miedo ala revolucion estaba justificado en el momento de la toma del poder del fascismo. Pero este miedo existia, y desempeiio efecti vyamente un gran papel, ayudando a la propaganda fascista. Por otra parte, esta propaganda estuvo sostenida por el “gran capital": la accion, de los industriales de Lombardia y de los grandes propietarios agricolas de Emilia y de Toscana en Italia, fue fundamental Pefo esta aecon es condenadd a |a pardlisis si no encuentra un terreno favorable. El descon- tento de las clases medias y del campesinado, frente a una situacion e: némica o politica para ellus inquietanre, es lo que les liga al “salvador” y provoca el advenimiento del fascismo. Las clases medias desempefian en esta situacién mas bien el papel de engafadas. Favorecen el advenimiento éel fascismo por una reaccion “poujadista” dirigida contra las grandes “empresas. Pero el fascismo tiende a dominarlas, Ahi se encuentra, por a parte, su principal earécter innovador. 2, El cardcter reformista, ~ 1 fascismo tiene aspectos reformistas. Tiende a mantener el sistema establecido, pero transformandolo en cierta forma. 1° El reformismo ilusorio, — Bl fascismo pretende ser mucho més re- ‘formista (incluso revolucionaro) de lo que lo es en realidad, para disimu- lar mejor su caracter abiertamente conservador. El Hamamiento a los sbreros (partido “obrero” aleman nacional-socialista) y la utilizacin de términos socialistas son, hasta cierto punto, eficaces, Una parte de la clase _threra —especialmente en cl “subproletariado"— se une, al menos al "Hinciplo, al fascismo; a menudo forma los cuadros de las milicias: en la 872 LOS REGINENES AUTORITARIOS GAFITALISTAS Alemania de Jos afios $0, éstas reclutaron muchos parados. Asi se com- prende que los milicianos reclamen medidas efectivamente socialistas despues de la toma del poder. Pero tanto en Alemania como en Italia fueron reducidos a la impotencia, con diferentes grados de brutalidad. Pese a todo, el fascismo guarda una preocupacién por las realizaciones sociales: y utiliza la mistica sindicalista, Pero sus reformas no dejan de ser paternalistas, y los sindicatos sirven para encuadrar a los obreros y vigi- larlos, mas que para permitirles hacer valer sus reivindicaciones. 2.2 Ei reformismo real. — Todo esto es solamente un disfraz y no da al fascismo un cardcter realmente innovador. Sin embargo, el fascismo tiene aspectos reformistas mas auténticos. Tiende a mantener el orden capita- lista, pero transformandolo, no en un sentido social ~en el que sus refor- ‘mas son timidas o ilusorias~ sino en un sentido econémico. Fi encuadra miento, la organizacién, la disciplina, a través de una organizacién cor porativa que limite la concurrencia y la sustituya por una racionalizacién bajo la autoridad de las grandes empresas modernas, corresponde a las estructuras del neocapitalismo, mientras que el liberalismo econémico de Jas democracias occidentales mas bien corresponde a la competencia en- tre firmnas individuales del primer capitalismo. La idea de que entre los capitalistas y los obreros hay una clase intermedia, la de los técnicos y los cuadros, y que desempefta un papel capital, hoy dia es banal y todos los partidos politicos In admiten bajo una u otra forma, Pero los fascias fueron los primeros en desarrollarla en una época en que era nueva (1920-1980) y sistematicamente acudieron a los técnicos y a los cuadros. 8.°. Fascismo 9 tecnocapitativmo, — En cierta manera, el fascismo aparece como la expresién politica de In tranaformacién del capitalismo. Corres- ponde al advenimiento del neocapitalismo moderno, que reemplaza al arqueo-capitalismo liberal. No es la tinica expresién politica de este neo- capitalismo, como pretenden ciertos marxistas. La prueba es que sélo se establecié en.dos Estados industriales. Si uno de ellos (Alemania) era el mas moderno de su época, el otro (Italia) no presentaba los mismos ca- racteres. El fascismo italiano cs complejo, mezclando caracteres de un verdadero fascismo —en el sentido que nosotros damos a este término— en el norte de la peninsula, y los de una dictadura de un pais subdesarro- ado en el sur. Hasta ahora, la mayor parte de los Estados industriales han sabido encontrar otra expresion politica al neocapitalismo, esencial- ‘mente por la adaptacion del sistema democratico occidental. Pese a todo, el fascismo es una de las expresiones politicas del neocapitalismo: en esto es innovador, reformista. LAS DICTADURAS CAPITALISTAS 373 Las nsrituctonts Det. FascisMo, — Se caracterizan por su mayor per- feccion técnica respecto a las demas dictaduras, lo que es natural te- niendo en cuenta que se desarrollan en una sociedad industrial avanzada, 1, La orgenizaciin del partido inico, — Esencialmente, los fascismos se apoyan en un partido-milicia tinico fuertemente organizado. El ejército no constituye para cllos un sostén esencial, Por el contrario, se oponen nds 0 menos a él y le vigilan estrechamente, porque encarna fuerzas mas tradicionalistas, Esté mas ligado al capitalismo tradicional y a las clases medias en sus cuadros intermedios, y a veces a los gradas snis altos de lx antigua aristocracia. Vale la pena observar que los principales atentados contra Hitler fueran organizados por militares y que el régimen de Mus- solini fuera derribado por los jeles del ¢jército. 1° Una milica privada, — Con objeto de controlar el ejército y de sus- tituirlo en cuanto fuerza militar, el partido fascista se organiza en un principio bajo la forma de milicia privada, su carécter de mayor origina- lidad, que le sitéia como un nuevo tipo de partido politico, Sus miembros quedan organizados militarmente, sujetos a la disciplina y entrenarniento propios delos soldados, vistiendo uniformes e insignias, aptos para desfi- lar marcando el paso, precedidos por bandas y banderas, dispuestos a lu- char contra el adversario por medio de las armas y del combate fisico (ct p. 89). Pero, salvo excepciones, no estan en permanente movilizacion ni son mantenidos por la organizacién. Sus obligaciones se reducen a reu- niones y ejercicios muy frecuentes’ Deben mantenerse siempre a disposi- cidn-de sus jefes. El carécter militar de los partidos fascistas aparece ast cn su inisma cs- tructura. Descansar sobre grupos de base muy reducidos, que se agrupan ‘de modo piramidal, para formar unidades cada vez mayores. En las sec- ciones de asalto nacional-socialistas, el elemento de base era la escuadra (char), integrada por un numero de miembros que oscila entre los cuatro y los doce individuos; la agrupacién, formada por un nimero superior a tres escuadras ¢ inferior a doce, constituye la séccién (trupp); cuatro sec- ciones forman la compafia (slurm); dos compaiias, un batallon (slur- baum); de tres a cinco batallones, un regimiento (standarte), cuyos efectivos ‘oscilan entre los mil y los tres mil hombres; tres regimientos constituian una brigada (unlergruppe); de cuatro a siete brigadas, la division (gruppe), que corresponde a cada una de las veintiuna regiones del territorio ale- nan, La organizacién de los fascios mussolinianos imitaba el mismo es- quema, cuyo clemento de base era la “escuadra de combate” (squadri di ‘combattimento) agrupadas en secciones, centurias, cohortes y legiones, se- ‘gin la terminologia de la historia militar romana. Junto a las formaci hes de combate, se dan tambien en los partidos fascistas secciones y célu- | t } 3n4 LOS REGIMENS AUTORITARIOS CAPITALISTAS las de estilo clasico, sin cardcter militar, que poseen un papel secundario, 2° Una “orden” cerrada, Después de la toma del poder, los partidos fascistas tienden a encerrarse en si mismos, constituyendo una casta esco- gida, que rede a los mas fieles sostenedores del dictador. Se reserva el acceso al partido a los jévenes formados en las organizaciones juveniles, tas someterlos a una severa seleccion. En el Partido Fascista Healiano, la adhesion siguié siendo libre hasta 1922, severamente controlada entre 1922 y 1925, y completamente suprimida a partir de este ultimo aio, siendo restablecida de modo excepcional en el afio X del régimen, seguin un draconiano método de seleccion. En el Partido Nacional Socialista, la admisin fue suprimida a partir del 1.° de mayo de 1955, siendo restable- cida en 1937, En Italia, por consiguiente, era necesario ingresar primero cen los balillas (8 a 14 aiios), para pasar luego a los “vanguardistas” (de 14 2 18 afios), ingresar en los “jovenes lasts” (de 18 a 21 aos), rec biendo finalmente el carnet del partido, tras prestar juramento en una solemne ceremonia, denominada la “leva fascista”. Al igual que los re- clutas, los jovenes de una misma quinta ingresaban en la misma fecha en el partido. En Alemania, los miembros de las Juventudes Hitlerianas, con 18 aftos cumplidos (para los varones) y 21 afios (para las mujeres), podian ser admitidos en el partido. ; 2. La organizacién corporativa. — Los regimenes fascistas intentaron de- sarrollar una organizacion corporativa, consistente en agrupar las empre- sas de un mismo ramo en un organismo piblico 0 semipablico, que go- zaba de favultades reglamentarias y disciplinarias sobre cl conjunto. Tal sistema corresponde a la tendencia organizadora del neocapitalismo ar- caico. Las grandes empresas poseian, en el seno de las corporaciones, una autoridad de hecho sobre las pequeiias. Tanto la concentracion, como es- pecialmente la organizacién de la produccién y del mercado, eran favore- Cidas por las empresas dominantes. Sin embargo, las ideas del fascismo sélo se aplicaron de modo parcial, ante la resistencia ofrecida por las pe- Aigigrroteteno del slsiema corporativo fue la debilitacién de los sindic tos obreros, al ser reducidos a la funcién de un organisino oficial, que encuadraba los asalariados en el marco de las corporaciones. Las huel- gas quedaron prohibidas, puesto que el sistema organizaba la “colabora- cién de clases”. Finalmente, la ideologia corporativa fue utilizada por el fascismo para suprimir la representacién parlamentaria, basada en los partidos politicos y las elecciones, sustituyéndola por una representacion de intereses profesionales. Las dictaduras fascistas tendieron, de este modo, a suprimir las camaras politicas, para sustituitlas por carmaras eco- némicas. Sin embargo, también en este aspecto'la aplicacién de la doc- LAS DIGTADURAS CAPITALISTAS 875 trina fue incompleta. En Italia, la “camara de los fascistas y de las corpo raciones” combinaba una representacion pseudopolitica con la represen- tacidn corporativa. Las dictaduras fascistas prefirieron finalmente con- servar un Parlamento politico, sometido enteramente a su control me- diante el instrumento del partido tnico, 4. El dearrlo de le propoganda, — Los reglmenes fascias ulizaron a propaganda, con una inensicad ignorada hasta aquel momento, Fusroa Jos primeros en trasladar a la politica los procedimientos de la moderna jotlicldad comercial last eeaerroe aurteenes de moaniace a publicidad comercial imité posteriormente algunos de sus métodos. Esto se explica, en parte, por las estructuras de la sociedad en que se desarro- laron: sociedad industrial moderna, en la que los medios de informa cin de masas ~prensa de gran tirada, radio, television, cine poseen una amplitud y un poder considerables, permitiendo una comunicacién per- manente con la casi totalidad de los ciudadanos. 1°. Caracteres de la propaganda. — Se ha puesto de relieve el carécter obsesivo e irracional de la propaganda fascista. Mediante esloganes senci- llos y apremiantes, mediante formulas chocantes y repetidas, a través de tuna iconografia sumaria pero bien elegida (emblemas, insignias, retratos del jefe, etc), persigue hacer penetrar en los cerebros un conjunto de es. quemas que arraigan fuertemente en razén de la constante répeticién. Al mismo tiempo, no se actaa s6lo sobre la razén, sino también sobre algu- nas pasiones elementales que reposdn de ordinario en el subconsciente de las masas: el orgullo nacional, el miedo a los extranjeros, el odio racial, el suetio de una proteccién encarnada en la figura de un dictador-padre, etc. Ordinariamente, se atribuye el caracter de estos elementos a la cali- dad irraconal de la ideologia sista. Pero se deben, en mayor grado, a nuevas técnicas de persuasién, cuya eficacia ha sido descubierta, poste- tiormente por la publicidad. En este campo, la propaganda fascista jug6 un papel precursor. En las democracias occidentales, se admite hoy que la publicidad puede fabricar facilmente un idolo” del eine, del teatro de fa cancion, aunque se trate de un personaje mediocre. Sélo se presenta una dificul, tad: cl hecho de que et idolo en cuestidn es visto y oldo en la pantalla, en dl escenario, por radio o televsiGn, con la posibilidad de que quede al descubierto ‘sw mediocridad. En el caso de la propaganda politica, el Fiesgo es menor. Con tal de que el dictador hable bien y posea una buena presentacion escénica, sus verdaderas aptitudes como gobernante no son rectamente perceptibles. La propaganda tiende, por lo mismo, a “ve- ASEDIAIT Garo sigciends un nntcanervo et idione por eee 405 de la publicidad, que persigue la produccién de un idolo politico a la

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