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Curso de entrenamiento virtual

“COACHING EDUCATIVO PARA LA


ORIENTACIÓN VOCACIONAL” 1

MÓDULO 3:
Metodología de Coaching por
valores en el proyecto de vida.
.

Sesión 6:
Valores y hábitos para el logro
de metas y objetivos.
Elaboración de contenidos:

Sayri PC Consultores SAC.

Revisión de contenidos:
Ruth E, Jaulis Quicaña
Juan J. Colquichagua C.

Diseño e ilustraciones:
Juan J. Colquichagua C.
2

Diagramación:
Juan J. Colquichagua C.

Adecuación pedagógica:
Ruth E. Jaulis Quicaña

Av. Maravillas 110 - Ayacucho.


Primera Edición, 2020.

Prohibida la reproducción total o parcial de este material


Sin autorización escrita por parte de Sayri Consultores.
Decreto Legislativo N°822
SESIÓN 6
Valores y hábitos para el logro de metas y objetivos.

INTRODUCCIÓN

Bienvenidos y bienvenidas a esta parte del curso, donde desarrollaremos aspectos


importantes sobre los valores, el cual suena a veces, como un curso más del colegio, o como
algo del cual todo mundo se queja y que es necesario hablar del mismo, porque si no iremos
de más a menos. Pero esta vez deseamos pasar del discurso a cosas prácticas que nos
permitan ver que los valores no son buenos ni malos, ni tampoco que es algo del cual sea
visto como una pesadilla para ser mejores, al contrario, veremos que estos son parte del día a
día que todos y todas hacemos de manera consciente o inconsciente, pero en gran medida de
aquello del cual vivimos, practicamos y somos.
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Ahí es donde los valores cobran sentido en nuestra vida, en algo que nosotros mismos no nos
damos cuenta, pero que la influencia del mismo es mas fuerte que una bomba atómica,
porque todo cuanto hacemos, decimos o actuamos están enraizados en nuestras experiencias
y creencias, por ello damos valor a algo actuando de acuerdo a lo que CREEMOS considerando
que es bueno o malo para nosotros, solo así aparece la consciencia.

Asimismo, en esta parte del curso entraremos al mundo del COACHING, el cual es una
metodología que permite a las personas pasar de una situación presente (A) a una situación
deseada (B), conceptos sobre el mismo abundan en la red, pero para este curso nos
permitiremos hablar del mismo para ayudar a mejorar la situación actual de nuestros
hijos/as o estudiantes. La situación presente (A) no necesariamente es cuando las cosas están
mal o es un desastre, sino de aquellas cosas que la persona desea que estén mucho mejor,
como cuando una adolescente vino a consulta para trabajar en su orientación vocacional, y
había ocupado primeros puestos, tenia una beca del Estado, sabía lo que quería estudiar, sus
padres fueron siempre la inspiración en su vida, creció en un ambiente de mucho amor,
comprensión y apoyo, “….. pero me falta algo, no sé qué es, a veces siento que no soy capaz o
que otras son mejores que yo” dijo en consulta. Y muchos de nuestros adolescentes a veces se
sienten asi, para ello, la metodología del coaching ayuda a explorar esta parte, es decir, a
identificar los GAPs, brechas o vacíos que permitan trabajar sobre el mismo. Es a través de las
preguntas que solo se puede hacer consciente y generar compromisos para pasar de una
situación A - B, o si prefiere de una situación X a Y.

Juan J. Colquichagua C.
A continuación, profundizaremos un poco más para que usted vaya interiorizando este
pequeño viaje al mundo de los valores:

VALORES, CREENCIAS, NORMAS, ACTITUDES Y COMPORTAMIENTO

De la literatura general filosófica se pueden extraer tres conceptos fundamentales que


guardan relación con los valores y que es necesario conocer tanto como conceptos en su
relación (o la secuencia en que se forman, ver cuadro más abajo) si queremos implementar el
método del coaching por valores en la convivencia y la ciudadanía digital. Se trata de las
creencias, las normas y las actitudes.

¿Qué son las creencias?

Para tener en cuenta, los valores pueden definirse como las decisiones estratégicas que
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tomamos para cumplir nuestros objetivos. Conviene entender que esas opciones, a su vez,
se derivan de unos supuestos básicos o creencias sobre la naturaleza humana y el mundo que
nos rodea. En pocas palabras, cada persona elige pensar y actuar de formas concretas
según lo que cree sobre las personas, las cosas, los acontecimientos, las ideas y el mundo.

Se suele pensar que las creencias son supuestas


verdades, pero en realidad se trata de
estructuras muy enraizadas del pensamiento
que desarrollamos tras años de aprendizaje y
experiencia para explicar y dar sentido a
nuestra realidad. Esas estructuras preceden a la
formulación de nuestros valores.

Por ejemplo, estar convencido de que la falta permanente de tiempo es una señal del éxito
puede animarnos a adoptar el valor de que merece la pena trabajar mucho. Por otro lado,
creer que lo importante son los resultados inmediatos, puede reforzar el valor de los
beneficios rápidos, la velocidad de producción o el trabajo e incluso la chapuza
(improvisación) frente a la calidad, ya que esta última tarda más en conseguirse. Sin
embargo, creer que la mala calidad al final sale cara, probablemente nos lleve a adoptar el
valor de la buena calidad.
EXPERIENCIA

Las creencias y los valores están muy relacionados y, por eso, en esta parte hablaremos de los
cambios en las creencias y los valores con mucha frecuencia que de los cambios en los valores
solamente. En el proceso de coaching por valores conviene tener en cuenta que las
creencias preceden a los valores,
por lo que un cambio en los
valores exige antes un cambio en
las creencias. El desaprendizaje de
ciertos valores es fundamental si
queremos reemplazar o renovar los
valores, cambiar las conductas y
ejercer una influencia positiva. 5

Este es el precio del cual no muchos están dispuestos/as, porque implica un proceso de
cambio y transformación, o reinvención en términos más holísticos, porque están tan
cómodos siendo como son, o haciendo lo que hacen, entonces si deseamos cambios profundos
en nuestra vida es necesario DESAPRENDER Y REAPRENDER, éste nos salvará del
analfabetismo funcional y permitirá apretar la palanca de los valores.

NORMAS Y VALORES

Los valores son esenciales en la formación de las normas o reglas del juego. Nuestros valores
nos informan de lo que damos por ético, bueno, válido, competitivo, adecuado, bonito y
deseable, y se generan y refuerzan constantemente a lo
largo de la vida. Los valores se mantienen a nivel
individual mientras que las normas tienen a surgir en
las interacciones colectivas. Las normas son reglas de
conducta adoptadas por consenso, mientras que los
valores son criterios para la evaluación, la aceptación
o el rechazo de las normas. Además, el incumplimiento
de las normas suele incurrir en sanciones externas
(ostracismo, multas, encarcelamiento), mientras que el incumplimiento de los valores
provoca sentimientos de culpa o sanciones internas.

Desde mi apreciación personal, considero que, si trabajáramos mucho más a nivel de los
valores, no tendríamos que invertir demasiado en normas, leyes o sanciones para el ejercicio
de una ciudadanía responsable.
ACTITUDES Y VALORES

A menudo, el concepto de cambiar de actitud se utiliza erróneamente para referirse al


cambio de otra cosa, por ejemplo, los valores, la conducta, las creencias o los
comportamientos. Piensa en estos ejemplos: un cambio del valor del compromiso, un
cambio de la conducta de la falta de puntualidad, un cambio de la creencia de que es
arriesgado detectar errores en los demás y sacarlos a la luz. En parte es el resultado de la
popularización del concepto de las actitudes y el uso moderno de la expresión “cambio de
actitud” (por ejemplo, en encuestas sociales). Por lo general, la confusión surge entre los
investigadores de la gestión o la psicología, ya que les resulta más fácil medir actitudes
que valores.

Una actitud es la consecuencia de los valores y las normas que la preceden. Es un factor
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evaluador o tendencia positiva o negativa hacia las personas, acciones, acontecimientos,
objetos, etc. Nuestras actitudes reflejan lo
que sentimos hacia algo o alguien y
predicen nuestra tendencia a actuar de una
manera concreta. Por ejemplo, si tenemos una
actitud positiva hacia un trabajo o proyecto en
particular y nos dedicamos a él, con
entusiasmo, esa conducta (cumplir con el
encargo, aceptar el volumen de trabajo
necesario) nace de la posibilidad de que el proyecto nos permita poner en práctica algún valor
(por ejemplo, el de la creatividad), que a su vez surge de ciertas creencias (como que debemos
ser creativos para prosperar en el mercado o que la creatividad proporciona satisfacción
personal).

ACTITUDES Y COMPORTAMIENTO

La actitud es una sensación u opinión de aprobación o desaprobación respecto a algo. El


comportamiento es la acción o reacción que se produce en respuesta a un
acontecimiento o estímulo interno (como el pensamiento). Las personas presentan
relaciones complejas entre las actitudes y el comportamiento, que se complican todavía más
por los factores sociales que afectan a ambas. El comportamiento suele reflejar, aunque no
siempre, unas creencias establecidas, valores y actitudes, pero también puede estar
influenciado por una serie de factores que van más allá de la actitud, como las ideas
preconcebidas sobre uno mismo y los demás, los factores económicos, las influencias
sociales o normas (lo que dicen y hace los iguales y demás miembros de la comunidad), la
comodidad, etc. En una sociedad en la que la abstinencia prematrimonial se considera un
valor, el varón o la mujer que cree firmemente en la ausencia de relaciones antes del
matrimonio puede optar por conservar la virginidad hasta la noche de bodas. Si, por el
contrario, una sociedad está cargada de mensajes que asocian la masculinidad con la
actividad sexual, el mismo hombre puede practicar el sexo prematrimonial, sucumbiendo a
esos mensajes sociales pese a sus convicciones y los valores declarados de la sociedad.

En términos ideales, las actitudes


manifiestan comportamientos bien
ajustados, aunque en algunos casos las
actitudes sanas pueden resultar en una
conducta dañina. Por ejemplo, una persona
puede permanecer en una relación doméstica 7
abusiva y potencialmente mortal por su
actitud de rechazo al divorcio.

Los estudios han demostrado con claridad que, en algunos casos, señalar las incoherencias
entre las actitudes y el comportamiento logra redirigir este último. Algunos padres,
docentes y coaches se centran en el cambio de actitudes para modificar el comportamiento, y
esa es, precisamente, la esencia de la terapia cognitivo-conductual, que combina dos tipos de
técnicas: las diseñadas para cambiar formar irracionales de pensar (actitudes y creencias) y
las que se centran en corregir el comportamiento inadecuado resultante. Aunque este
planteamiento funciona bien en muchos casos, he llegado a la conclusión de que, en vez de
intentar cambiar las actitudes para modificar el comportamiento, es más efectivo
modificar los valores y las creencias que lo sustentan. De esa forma, se produce un cambio
profundo y duradero, si bien el proceso es más complejo, pero el resultado es más sostenible
en el tiempo.
EL VÍNCULO DEL ESTRÉS

En un mundo ideal, cualquier persona podría ser capaz de crear entornos en los que sus
creencias, valores, normas, actitudes y comportamientos estuviesen perfectamente
alineados, pero la realidad no suele ser tan sencilla. Las exigencias a las que estamos
sometidos en nuestra vida y nuestro trabajo son
cada vez más numerosas y factores como la
globalización, las nuevas tecnologías, la creciente
competitividad, la presión en aumento de las
empresas para hacer más con menos, la
importancia cada vez mayor de la multitarea y las
organizaciones que exigen a cada empleado que
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realice el trabajo que antes hacían varias personas
han creado una situación de guardia permanente.

La relación básica entre las creencias, los valores y la conducta son claves reconocerlas para
entender también que origina el estrés en las personas.

Hoy en día, el estrés suele definirse como “el proceso por el que las personas perciben e
interpretan su entorno en términos de su capacidad para enfrentarse a él”. Según esta
definición, el estrés está presente siempre que el entorno plantea (o se percibe como) una
amenaza a una persona en forma de exigencias excesivas o insuficientes recursos. Aunque
casi todos somos capaces de responder correctamente a la mayoría de las situaciones
estresantes, nuestros cuerpos y mentes tienen una capacidad de respuesta limitada a los
factores del estrés. Y cuando nos exponemos a demasiados factores del estrés durante
un largo periodo, nuestra capacidad para enfrentarnos a ellos disminuye. La activación
constante de la respuesta al estrés (y la correspondiente secreción de hormonas como la
adrenalina y el cortisol) nos pasan factura física y mentalmente.

Ciertas creencias y valores se activan (o


inhiben) en nuestra reacción al estrés. Los
valores asociados al alto rendimiento (como
la simpatía, la creatividad, el logro y el
compromiso) tienden a inhibirse en caso
de sub o sobreestimulación.
La subestimulación conduce al aburrimiento, mientras que la sobreestimulación
puede producir hiperactividad, que a su vez
provoca agotamiento. Ambos escenarios socavan
los valores, fundamentales para una vida
sana y satisfactoria.

Las personas en puestos de influencia (líderes,


padres y coaches) deben ser conscientes de que
unos niveles negativos de estrés pueden
perjudicar a la persona y que, cuando eso sucede,
no solo las personas, sino también otros
resultados (empresariales y de otra índole), sufren…y mucho. 9

El comportamiento del supertriunfador se suele conocer de tipo A. Los estudios indican


que las personas de tipo A tienden a crearse estrés a sí mismas, agravando todavía más unas
situaciones de por sí estresantes. Además, ciertos aspectos de la personalidad tipo A (sobre
todo la ira, la hostilidad y la agresión) pueden provocar infartos. Es curioso que el
comportamiento de tipo A se describiera por primera vez y continúe estando en auge en los
mismos países donde Ray y Anderson han descubierto una población creciente de creativos
culturales.

Conviene añadir que los valores no son buenos ni malos en sí mismo, es la


medida en que el individuo expresa un valor a través de su comportamiento lo
que aporta una asociación positiva o negativa en cada situación.
Es decir, una persona que valore el poder puede demostrar ese valor dominando o
controlando a los demás, o persiguiendo sin cesar las ganancias financieras, mientras que
otra persona lo utilice juiciosamente para conseguir unos objetivos organizativos comunes o
promover entorno de trabajo justo y equitativo.

El cuadro a continuación ofrece varios ejemplos de cómo las creencias y los valores típicos
pueden conducir a comportamientos y resultados nocivos (columna A) y de qué manera
podemos modificar nuestras creencias y valores para producir comportamientos y resultados
positivos (columna B)

CREENCIAS, VALORES Y ESTRÉS

COLUMNA A COLUMNA B

Negativo Positivo 10

• Hay que termina todo el trabajo • Hay que analizar la situación y


sin excepción en el mínimo lograr los mejores resultados dentro
C plazo. de unos parámetros razonables.
• El trabajo es nuestra primera y • Las personas deben buscar el
R única prioridad. equilibrio entre la energía liberada
• El comportamiento es bueno o en el trabajo, en casa y en sus
E malo. necesidades personales.
• Si no eres agresivo, los demás no • Debemos ser flexibles en nuestro
E te respetan (o les pisas o te análisis de las personas y
pisan). situaciones.
N
• Mostrar síntomas de estrés es • Es necesario diferencias entre la
C señal de debilidad. firmeza y la agresión, y comprender
• La autoestima depende del éxito que nuestra conducta puede
I y las recompensas del trabajo. producir resultados negativos o
positivos.
A • Fijar unos límites sanos nos ayuda a
estar sanos física y
S psicológicamente.
• La autoestima depende de una
noción holística de la felicidad vital
que engloba el trabajo, las
relaciones y muchos otros aspectos
que nos hacen ser felices.
V
• Eficiencia. • Adaptabilidad
A
• Éxito. • Conciliación de la vida familiar y
L laboral.
• Rendimiento.
O • Poder. • Justicia.

R • Fortaleza personal. • Autocontrol emocional.


• Reconocimiento. • Bienestar.
E
• Armonía.
S
C • Comportamientos que • Comportamientos que favorecen el
predisponen al estrés y pueden control emocional y fomentan el
O
provocar enfermedades. bienestar:
M
• Frustración.  Pragmatismo.
P • Perfeccionismo.  Aprendizaje.

O • Aislamiento.  Afiliación.
• Ira y rabia.  Felicidad y satisfacción.
R

T.

R
• Mala salud física o mental. • Buenas salud física o mental.
E • Relaciones satisfactorias.
• Relaciones personales
S fracasadas o limitadas. • Mejoría del rendimiento con el
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U • Caída de rendimientos con el tiempo.

L tiempo.

FORMACIÓN DE VALORES

Los valores individuales se forman en la infancia, la niñez y la adolescencia a partir del


modelo de nuestros padres, profesores, amigos, etc. Los valores se aprenden, a menudo
se absorben inconscientemente y se transmite; se adoptan y se enseñan. Las personas al
interactuar con la otra persona quedamos afectados, influidos y cambiados por los valores y
virtudes de las personas con las que
he tenido contacto a lo largo de los
años, a la vez mis valores y virtudes
han afectado a otras personas.

Esto hace que las personas con


quienes nos relacionamos con mpas frecuencia nos recordemos el uno al otro con tal o cual
cualidad, por ejemplo puedes recibir mensajes de aprecio, de gratitud o consideración hacia
tu persona, eso por ejemplo a mí (en lo personal) me hace pensar que les he enseñado las
habilidades duras necesarias, como la metodologías o herramientas prácticas, pero también
las blandas, como la valoración de la calidad, de hacer bien las cosas y el disfrute del proceso
cuando uno emprende algo.

En este contexto conviene analizar otra definición de los valores: los ideales que dan
significado a nuestras vidas, se reflejan en las prioridades que escogemos y sobre los
que actuamos de forma coherente y repetida. Como ideales, los valores son a la vez
herramientas y objetivos de la transformación social y la renovación de la vida pública, la
comunidad y la sociedad.

TIPOS DE VALORES EN EL MODELO TRIAXIAL.

La axiología se encarga del estudio de los valores. De ahí proviene El modelo triaxial de los
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Valores que fue diseñado por Simón Dolan, donde recoge más de 30 años de experiencia,
trabajo e investigación en diversos hospitales, empresas y consultorías. En este estudio, él
sostiene que una vida completa, equilibrada y saludable debe incluir tres grupos de valores:
el grupo económico-pragmático, El grupo ético-social y el grupo emocional-desarrollo.

1. El grupo económico-pragmático se ocupa de los valores que dirigen el


comportamiento de una manera efectiva que es fundamental para lograr nuestros
objetivos en la vida o en el trabajo. Este grupo incluye valores como la excelencia, la
planificación, la diligencia, la flexibilidad, la eficiencia, etc. Este grupo de valores nos
alienta a ser personas productivas. El grupo económico-pragmático está etiquetado como
el eje rojo.

2. El grupo ético-social se ocupa de las relaciones y de la interacción con las demás


personas, aquí se encuentran valores que dirigen el comportamiento de reflexión,
influencia, lealtad, tolerancia, etc. Este grupo de valores nos alienta a ser éticos y sociales.
El grupo ético-social está etiquetado como el eje azul.

3. El tercer grupo es el grupo de desarrollo-emocional. Debido a nuestra búsqueda de


la vida, las personas a menudo no toman en cuenta este grupo de valores. Este grupo se
ocupa de la orientación para una vida llena de interés, de pasión y de encontrar el camino
de la vida que será bueno para cada persona. Los valores de este grupo nos permitirán
crecer como una persona satisfecha. El grupo de desarrollo emocional está etiquetado
como el eje verde.
La relevancia e importancia de trabajar en valores.
Un valor no es un fenómeno dicotómico (tener o no tener), sino un fenómeno que se ejecuta
en un continuo caracterizado por el espacio de comportamiento.
Usando el ancla como una metáfora, el comportamiento por valores significa comportarse en
los límites que permite que la cuerda del ancla no esté ni demasiado firme ni demasiado
flexible. Por ejemplo, una persona honesta no es una persona que nunca ha mentido, sino una
persona que en su esencia es honesta y las veces en que ha sido deshonesta son muy
accidentales y poco frecuentes. Cada persona decide por sí misma cuál es la “longitud”
correcta de su cuerda. Cuando la cuerda de uno es demasiado larga, eso significa que el
espacio de comportamiento es demasiado ancho; y cuando una persona se comporta la mayor
parte de su tiempo en espacios alejados de su ancla, diremos que esta persona es deshonesta.

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El ancla está diseñada para asegurar una embarcación marítima a un determinado lugar en el
océano, sin que el barco se lo lleve el viento, las
olas y el flujo del océano o cualquier otro factor
adicional. De manera similar, el Ancla de
Valor se designa para limitar a la persona a
un espacio de comportamiento correcto, sin
que sea llevada por determinantes internos
(necesidades psicológicas) o externos (presión
social).

El propósito del Ancla de Valor es permitir que una persona siga su sistema de valores,
incluso si a veces deba redondear las esquinas.

Un ejemplo del contexto familiar puede ser cuando su hijo le pide que no vaya a una
lección de piano, y en su lugar quiere ir a ver a un amigo que lo invitó.
En lugar de decir “no”, que no transmite un mensaje educativo
y no permite la generalización de la situación a otras
situaciones, recomendamos transmitir un mensaje que tenga
un valor educativo. Puede decir: “La profesora de piano lo
está esperando. Es una falta de respeto hacerle saber en el
último momento que no vas a ir. Esto no respeta su tiempo”.
En este caso, el valor es “respeto”, el objetivo es “respetar el tiempo de la otra persona”
y el comportamiento es “no cancelar a una persona en el último minuto”.
También puede decir: «Cuando pediste las clases de piano, asumiste la responsabilidad de
asistir a las clases y de practicar entre clases. Creo que debes respetar esto”.
En este caso el valor es “responsabilidad”, el objetivo es “cumplir con sus
compromisos” y el comportamiento es “ir a la lección a la que me comprometí”.

Este ejemplo va de la mano con un estilo de crianza Amable y firme a la vez, la cual nos
permite ser COHERENTES Y CONSISTENTES con lo que decimos y hacemos.

Como líderes de la familia, de la escuela o de una organización, los mensajes se transfieren


a través de la conducta cotidiana. Durante todo el día los líderes sugieren, hacen
cumplidos, piden cosas a sus seguidores. Esto permitirá a nuestros estudiante o hijos a
internalizar los valores, NO desde nuestra imposición, sino de la coherencia que tengamos
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con nosotros mismos/as en todo sentido. Los valores vividos quedan, los enunciados pasan.
BIBLIOGRAFÍA
1. Maslow, A. (1943), A theory of human motivation, psycological review.

2. Byrne, R. (2007), El secreto Editorial Urano.

3. Tong-keun Min (1998), A study on the Hierarchy of values. Documento presentado en el


XX congreso internacional de Filosofia. 15

4. Schein, E.H. (2005), Organizational culture and leadership (3ra edición), Josey Bass.
Publicado la primera edición en 1985.

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