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Palaguta I La Plastica de Pequeno Format1
Palaguta I La Plastica de Pequeno Format1
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Ilia Palaguta
Saint-Petersburg Stieglitz State Academy of Art and Design
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All content following this page was uploaded by Ilia Palaguta on 16 March 2021.
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ÍDOLOS. MIRADAS MILENARIAS M ARQ, e ne ro – a b r i l 2 0 2 0 / M AR, m ayo – o c t u b re 2 0 2 0
Diputación Provincial de Alicante. Área de Cultura MARQ Museo Arqueológico Provincial de Alicante Fundació Banc Sabadell
Consejería de Cultura y Turismo de la Comunidad de Madrid MAR Museo Arqueológico Regional de la Comunidad Madrid Fundación Asisa
Fundación Cajamurcia
Fundación C.V. MARQ
I.S.B.N
978-84-09-17935-0
ÍNDICE 22 ÍDOLOS, MIRADAS MILENARIAS. INTENCIONES Y PROPUESTAS DE LA EXPOSICIÓN Y SU CATÁLOGO
Primitiva Bueno Ramírez y Jorge A. Soler Díaz
69 UNA VISIÓN GENERAL SOBRE LAS FIGURAS ANTROPOMORFAS EN EL ARTE RUPESTRE ESQUEMÁTICO
DE LAS ISLAS DEL MEDITERRÁNEO OCCIDENTAL
Liliana Spanedda
93 LA PLÁSTICA DE PEQUEÑO FORMATO DEL NEOLÍTICO Y EDAD DEL BRONCE EN LOS BALCANES Y CÁRPATOS:
FORMAS, CONTEXTOS E INTERPRETACIONES
Ilia Palaguta
140 FIGURILLAS DE ARCILLA EN EL NEOLÍTICO Y EDAD DEL COBRE DEL SUR DE IBERIA
Rafael M. Martínez Sánchez, Primitiva Bueno Ramírez y José Antonio Linares Catela
177 ¿ECOS DEL SUR? FIGURAS EN PIEDRA EN LOS MEGALITOS DEL NOROESTE IBÉRICO
Ramón Fábregas Valcarce, Carlos Rodríguez Rellán y Alexandre Paz Camaño
192 LOS ÍDOLOS PLACA DEL SUROESTE IBÉRICO: HISTORIAS, CONTEXTOS Y PRÁCTICAS
Katina Lillios
203 PLACAS DECORADAS EN LA PENÍNSULA IBÉRICA. IMÁGENES HUMANAS ENTRE LA VIDA Y LA MUERTE
Primitiva Bueno Ramírez
289 UNOS SON MÁS IGUALES QUE OTROS. LOS ÍDOLOS EN LA COLECCIÓN SIRET
Ruth Maicas Ramos
L A P L ÁS TI CA D E P EQ U E Ñ O FOR M ATO D E L N E OL Í TI C O
Y EDAD D EL B R ONCE EN LOS B A LC A N E S Y C Á R PATOS:
FOR M AS , CO NTEX TOS E I N TE R P R E TAC I ON E S
monumentales: áreas circulares rodeadas por (por ejemplo, hechos con conchas spondilus) y, por consiguiente, también de tecnologías. También es habitual
fosas y cercas, que cumplían funciones socia- descubrir rastros de conflictos violentos (Palaguta, 2018, e.p.).
les y religiosas y, en ocasiones, respondían a
La plástica de las culturas del círculo de los Balcanes y los Cárpatos posee sus características particulares pro-
necesidades defensivas.
pias, aunque apenas aparece representada en formas monumentales. En primer lugar, no se han hallado en los
Los portadores de la cultura de Cucuteni Tripol- territorios de estas culturas petroglifos que se puedan datar en el Neolítico o en la Edad del Cobre. En segundo
ye de la Edad de Cobre eligieron una forma si- lugar, hacia el final de las últimas fases de la Edad del Cobre no existían estructuras monumentales de enterra-
milar de explotación y ocuparon un área que se miento. En estos territorios, los monumentos funerarios están representados por enterramientos intramuros o
extendía desde los Cárpatos orientales hasta el por inhumaciones en tumbas sin ninguna construcción especial visible desde la superficie. Todavía no se han
Dniéper, en las fronteras del noreste de las cul- hallado evidencias suficientemente claras de la práctica funeraria de algunas culturas. Por lo tanto, en Cucu-
turas del círculo de los Balcanes y los Cárpatos. teni Tripolye, que existió durante más de un milenio en la periferia oriental del dominio de las culturas de los
Durante las últimas fases del Cucuteni Tripolye, Balcanes y los Cárpatos, no se ha descubierto ningún cementerio, con la excepción de algunos enterramientos
esta estrategia dio lugar a la creación de enor- individuales en el territorio de los asentamientos. Los cementerios aparecieron únicamente en la última etapa
mes asentamientos que podían llegar a ocupar de su existencia, de manera paralela al auge de la cultura de los kurganes en la zona de estepas más cercana.
hasta 300-350 hectáreas con una población de Tan solo se vislumbran algunas evidencias de la presencia de formas monumentales en la escultura interior. Se
alrededor de 10.000 habitantes, donde vivían no hallaron bucráneos, máscaras y fragmentos de grandes esculturas antropomórficas y zoomórficas de arcilla sin
más de dos o tres generaciones de residentes cocer entre los restos de viviendas de barro de la cultura de Vinča, así como algunos “altares” antropomórficos
(Palaguta, 2012: 48–87). de arcilla de Cucuteni Tripolye. Al estar hechos de arcilla sin cocer, resulta casi imposible que se preserven en
La diversidad de estilos culturales dentro del su totalidad. También se podría especular sobre la posible presencia de esculturas monumentales hechas de
círculo de “culturas de cerámica pintada” quedó madera, pero no hay manera de demostrarlo. Asimismo, se desarrolló la decoración mural, pero de manera
reflejada en la economía, el diseño de los asen- abstracta y no figurativa, a juzgar por la decoración que cubría una casa en miniatura.
tamientos, la construcción de viviendas, cerámi- Las imágenes antropomórficas y zoomórficas planas (dibujadas y pintadas) y en relieve son relativamente es-
cas, herramientas y armas, los ritos funerarios casas en las vasijas de cerámica. Algunos hallazgos de relieves sobre superficies de cerámica provienen de la
y en el arte. En este contexto, se generó un sis- cultura Starčevo-Köros-Criş del Neolítico temprano, y aparecen episódicamente en la cerámica de las culturas
tema estable de fuertes vínculos entre los gru- LBK, Lengyel, Cucuteni Tripolye y Gumelnitsa-Karanovo VI. La tradición de las representaciones gráficas de hu-
pos de habitantes basado en el intercambio de manos y animales pintados se originó en Cucuteni Tripolye, donde aparecen como frescos separados y también
materias primas como obsidiana, sílex y piedra, como parte de ornamentos espirales, y pueden estar pintados individualmente o recrear escenas. Esta tradición
metales (cobre y oro), ornamentos de prestigio es común en periodos posteriores a esta cultura (Palaguta, 2012: 247–253).
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Mapa 1. Mapa de las culturas arqueológicas del “círculo
de los Balcanes-Cárpatos” durante el período temprano
de la Edad del Cobre, alrededor del 4000 a.C.
De esta manera, en esta extensa región de Europa, que fue ocupada por las culturas de la cordillera de los Bal-
canes y los Cárpatos, el principal tipo de arte practicado era la plástica de pequeña talla. De la misma forma que
en Oriente, desde el Mediterráneo hasta los oasis de Asia Central, aquí sirve como una especie de indicador, y
como una de las principales características, de las primeras culturas agrícolas. Se trata del “halo de creación de
figurillas antropomórficas alrededor del Creciente Fértil” (Lesure, 2011: 20–21, fig. 6).
El fuerte vínculo entre las pequeñas esculturas de arcilla y las primeras zonas agrícolas puede llevar a presupo-
ner la singularidad de este fenómeno, que tuvo su génesis en un único lugar. Sin embargo, durante el periodo
neolítico las figurillas de arcilla aparecieron más allá de las culturas agrícolas. De esta forma, durante el IV y III
milenio a. C. surgió un ámbito especial de figurillas antropomórficas y zoomórficas de arcilla en las culturas de
pescadores, cazadores y recolectores al norte del bosque europeo oriental y en el este de la región báltica, don-
de se han localizado varios cientos de figurillas de arcilla, junto con un gran número de pequeñas esculturas de
hueso, ámbar y sílex (Kashina, 2007; Kashina, 2009). Esto da pie a cuestionar la suposición de que la escultura
de arcilla mueble se encontraba asociada únicamente con las primeras culturas agrícolas.
Debe tenerse en cuenta que, incluso en las primeras culturas agrícolas, las figurillas de arcilla podían coexis-
tir con otros tipos de representación visual, incluyendo esculturas hechas con diferentes materiales perece-
deros que no han llegado hasta nosotros, como madera, tejidos, cuero, etc. En ocasiones, estos materiales
influían en las formas y decoraciones de la plástica de arcilla, pero en la mayoría de los casos no perduraron
para convertirse en descubrimientos arqueológicos. Tan solo se pueden hacer conjeturas sobre su existen-
cia y posible aspecto.
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Este es el aspecto más indicativo en la evolu-
ción de la decoración de figurillas Cucuteni Tri-
polye, que se desarrolló en paralelo a las modas
de ornamentación cerámica, desde la incisa
hasta la pintada. Del mismo modo, el proceso
de cocido pasó de la reducción a la oxidación,
lo que sugiere que la producción de figurillas se
desarrolló en el contexto de la producción cerá-
mica en su conjunto (véase: Fig. 1 y 2.5-6).
La distorsión de las proporciones naturales del
cuerpo humano durante el moldeado de las fi-
gurillas estaba condicionada por la manera en
que se hacían y por su función. Por ejemplo, en
Cucuteni Tripolye, solían fabricarse a partir de
dos o tres partes: dos bloques verticales o dos
piernas y un tronco. Las anchas caderas que se
formaban durante este modelado no se pueden
considerar un atributo de género. De manera si-
milar, la representación de senos no se limita a
las figurillas femeninas y también puede estar
presente en las masculinas (Fig. 5.1). Por tanto,
es importante considerar todo el conjunto de
características al determinar el género.
Muchas figurillas de la cultura Cucuteni Tripol-
ye, así como de la Vinča y Gumelnitsa-Karanovo
VI, cuentan con hendiduras pensadas para fijar
detalles adicionales, que podrían ser joyas, ca-
bello o prendas (Gryaznov, 1964). Esto explica
la forma hipertrófica de disco de la cabeza de
algunas figurillas, una distorsión causada por la
necesidad de montar pendientes y otros acce-
sorios o de sujetar cabello a través de una “pes-
taña” especial con agujeros (Fig. 2: 1, 3-5).
Varios estilos de figurillas se desarrollaron en
el marco de sus correspondientes tradiciones
culturales. Se puede distinguir una serie de
estilos regionales, marcados por un conjunto
de personajes típicos o por tendencias en la
creación de formas artísticas (Palaguta, 2012:
126–143). También se dan cambios relevan-
Figura. 2. Figurillas antropomorfas de diferentes tradiciones: 1 - “Dama de Vinča”, Vinča
tes durante el desarrollo de la misma cultura.
(Serbia), Cultura de Vinča (según Vasić, 1932-36); 2 - Figurilla con una máscara en la mano,
Lubkova (Rumania), Cultura de Vinča (según Draşovean, Popovici, 2008); 3 - Cabeza de Hasta la fecha, la panorámica más completa
una figurilla antropomorfa, Karanovo (Bulgaria), Cultura de Gumelnitsa-Karanovo VI (según sobre las variedades de figurillas europeas es
Радунчева, 1971); 4 - Figura de un hombre barbudo, Krutukha-Zholob (Ucrania), Cultura
de Cucuteni-Tripolye (según Videjko (ed.) (2004); 5-6 - Figuras femeninas y masculinas, la que ofrece la monografía de Hansen (2007).
Bilcze Złote (Ucrania), Cultura de Cucuteni-Tripolye (según Kadrow, 2013); 7 - “Madonna” del Asimismo, diferentes autores han descrito con-
asentamiento de Nemirov (Ucrania), Tripolye CI - período Cucuteni B. Excavaciones de S.S.
Gamchenko, 1909 (según Starkova, 2018); 8 -’Pensador’ de Tîrpeşti (Rumania), Cultura de
juntos de hallazgos pertenecientes a culturas
Precucuteni-Ripolye A (según Monah (ed.), 1997). individuales del Neolítico y la Edad del Cobre y
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contexto cultural. Tan solo algunos conceptos
tienen un carácter universal e intercultural. Por
este motivo, es posible encontrar figurillas de
“Madonna” sosteniendo un bebé (Fig. 2.7) en una
serie de culturas de los Balcanes y los Cárpatos
de diferentes periodos (Sesklo, Vinča, Lengyel,
Gumelnitsa, Cucuteni Tripolye, etc.). Asimismo,
también se extendieron considerablemente las
imágenes de mujeres embarazadas (Mateescu,
Voinescu, 1982; Zalai-Gaál, 2007). ¿Son estas
De esta manera, el concepto de la vestimenta se convierte a menudo en la reproducción de una serie de elemen- imágenes parte de un concepto común sacro o
tos estereotipados, y sus pliegues se plasman en forma de círculos y óvalos, semicírculos, espirales, triángulos, religioso, o una expresión de la idea universal de
sombreados en diferentes direcciones, etc. Esa manera de representar las telas recuerda al estilo que se em- maternidad? La idea de la fertilidad podría mate-
pleaba en la pintura medieval. Los elementos se pueden combinar sobre el cuerpo tridimensional de la figurilla, rializarse en las figurillas hechas de arcilla mez-
transformando el concepto en un elemento decorativo. En las maquetas, los pliegues de las prendas y telas se cladas con granos de trigo: estos objetos están
pueden interpretar de forma más o menos ambigua (Fig. 1.1; 4.1-2). presentes entre las figurillas de Cucuteni Tripol-
ye, pero son relativamente escasos.
La particularidad de las tradiciones más figurativas de los agricultores de los Balcanes y los Cárpatos, con algu-
nas excepciones, se encuentra en la reproducción de la forma tridimensional del cuerpo desnudo. La ropa tan Se podría decir lo mismo de la iconografía de
solo se indica mediante decoración plana. Esta representación de la imagen permite enumerar varias posibles las figurillas en “postura orante”, con los brazos
causas del desarrollo de esta forma visual: 1) la atención se centra exclusivamente en el cuerpo, mientras que alzados, y de los “pensadores”, que eran comu-
el ropaje se percibe como un atributo menos relevante; 2) el carácter plano del tejido, en contraste con la tridi- nes en las zonas de culturas aledañas, como
mensionalidad del cuerpo, presuponía una imagen plana; 3) el uso de elementos adicionales parecidos a la ropa Gumelnitsa y Cucuteni Tripolye (Fig. 2.8).
de una muñeca y hechos con tejido, piel o fibras (Mitina, 2016). Se ha confirmado el uso de prendas adicionales
Son típicas de la cultura Vinča las imágenes de
a través de diversas fuentes etnográficas.
personas enmascaradas, posiblemente debido
Asimismo, también se pueden transferir elementos y motivos de la decoración cerámica a las estatuillas. Esto no al modo específico de modelaje facial: utilizar un
se debe solo a un ciclo de producción común, dentro de cuyo marco, como ya se ha comentado, se elaboraban va- eje cilíndrico como base (Palaguta, 2012: 119–
sijas y figurillas. El fuerte vínculo asociativo “cuerpo-vasija” parece tener un carácter universal. Aparecieron vasijas 120). Sin embargo, una figurilla de Lubkova, en
antropomórficas y zoomórficas de forma convergente en diferentes culturas. Fueron creadas independientemente Rumanía, sostiene la máscara en su mano (fig.
no solo en Eurasia, sino también en África y en América del Norte y del Sur: casi en todas partes donde se observa 2: 2). Por tanto, algunas de las figurillas deben
producción cerámica. Como parte de esa asociación (prendas como decoración corporal o de recipientes), se retratar personajes con máscaras en el rostro.
puede dar fe de una transferencia de ornamentación de tejidos y prendas a la decoración de figurillas y vasijas. Además, entre las figurillas y vasijas figurativas
de Vinča, una serie de personajes combinan ras-
En las culturas del círculo de los Balcanes y los Cárpatos, las vasijas antropomórficas son bastante numerosas.
gos antropomórficos y zoomórficos.
La mayoría de ellas reproducen el cuerpo femenino (lo que nos plantea si la singularidad de la fisiología femeni-
na condujo a la metáfora del cuerpo como contenedor), pero también hay vasijas que muestran características En la mayoría de los casos, los contextos que
del género masculino. Algunos investigadores apuntan que el simbolismo antropomórfico también se ve refle- acompañan a los descubrimientos no ofrecen
jado en la forma abstracta de las vasijas de almacenamiento en forma de pera, cuyas tapas portan a menudo oportunidades de reconstrucción. La mayoría
elementos antropomórficos o zoomórficos (Marcevici, 1989). de figurillas antropomórficas y zoomórficas han
sido halladas en los estratos de los asentamien-
Son también comunes las vasijas zoomórficas y las que poseen elementos zoomórficos. Aparte del cuerpo
tos, donde podrían haberse desplazado a otras
completo, se podían acoplar elementos tridimensionales del cuerpo humano o animal, como cabezas, caras,
posiciones durante los procesos de sedimenta-
brazos, manos o piernas, a vasijas tradicionales. Se pueden encontrar relieves que representan personas y ani-
ción y post-sedimentación. Por este motivo, los
males en la superficie de vasijas en las culturas de Starčevo–Kőrös–Criș, Gumelnitsa, Cucuteni Tripolye y otras.
descubrimientos fiables son escasos. Lamenta-
El simbolismo antropomórfico queda representado en los puentes de objetos geminados (soportes dobles que
blemente, los hallazgos de figurillas no siempre
se distribuían en el área de Cucuteni Tripolye (Fig. 6.3) (Palaguta, 2007).
quedan registrados con exactitud durante los
La variedad estilística de la plástica antropomórfica depende de múltiples factores, incluyendo las tradiciones procesos de excavación, y algunas observacio-
de producción cerámica que se desarrollaron dentro del marco de las diferentes arqueologías locales. En cuanto nes no se llegan a ilustrar con fotografías o di-
a las composiciones de las imágenes representadas en las miniaturas, éstas también varían, dependiendo del bujos en las publicaciones.
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probable es que se trataba un grupo de ances-
tros, reales o míticos: personas imaginarias que
reemplazaron a hombres y mujeres reales de
los primeros tiempos (Godelier, 1996). La fun-
ción de estos conjuntos de figurillas, además de
la comunicación con los ancestros, podría estar
relacionada con iniciaciones y/o prácticas pro-
féticas (Palaguta, 2013: 173).
Estos conjuntos corresponden a un grupo de
figurillas de seis hombres y seis mujeres del
asentamiento de Dumeşti, del periodo Tripolye
medio (Figs. 5.1-2) (Maxim-Alaiba, 2007). La
misma idea se encuentra inequívocamente pre-
sente en el conjunto del yacimiento de Malino-
vtsy, en la Ucrania occidental, que fue datado en
el periodo Tripolye tardío. Fue localizado en una
vasija y consta de seis figurillas masculinas y
siete femeninas, incluida una femenina seden-
te de mayor tamaño (Shman’ko, 2008). Estos
conjuntos parecen perpetuar la misma línea
de representación, pero el número de figurillas
disminuye en esta ocasión hasta las 12-13. No
obstante, este tipo de conjuntos era común solo
en la cultura Cucuteni Tripolye.
Se han generado nuevas lecturas a raíz de los
grupos de figurillas encontrados junto con ca-
sas en miniatura. Un conjunto del asentamiento
del Neolítico tardío de Platia Magoula Zarko,
en Tesalia (Grecia), que data del periodo Tsan-
gli-Larissa incluye ocho figurillas antropomór-
ficas de arcilla y varios objetos cilíndricos de
arcilla colocados en la maqueta de una vivienda
(Fig. 5.3). Este modelo a escala reproduce el
interior de la casa bajo la cual fue hallado. La
diversa escala de las figurillas y los evidentes
atributos de género permitieron al autor de las
excavaciones asumir que la composición pre-
tendía representar varias generaciones de la
misma familia (Gallis, 1985).
Se localizó un conjunto de cuatro figurillas en
la maqueta de una casa en el asentamiento de
Ovcharovo, en Bulgaria, perteneciente a la cul-
tura Gumelnitsa-Karanovo VI (Todorova, 1983).
La maqueta contenía, además de las figurillas,
objetos de interior: cilindros de arcilla (tal vez a
Figura 4. Conjuntos de figuras antropomorfas: 1-2 - figuras masculinas y femeninas de Poduri (Rumania), cultura de Precucuteni-Tripol-
ye A. The Museum for Eneolithic art Cucuteni, Piatra-Neamţ (según Monah et al., 2003);3 - 21 figuras antropomorfas del asentamiento modo de barriles), mesas, asientos, vasijas en
de Isaia (Rumania), cultura de Precucuteni-Tripolye A (según Draşovean, Popovici, 2008). miniatura y tres objetos de arcilla en forma de
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La más famosa de estas casas en miniatura procede de las excavaciones llevadas a cabo por Marius Himner Se descubrieron otros tres conjuntos, confor-
en el asentamiento de Popudnya, en 1911 (Majewski, 1913; Himner, 1933; Palaguta, Starkova, 2017). El artista mados por cuatro estatuillas colocadas en va-
narró en el interior de una típica vivienda Tripolye una historia específica con unos roles de género claramente sijas, en Ghelăeşti y Buznia, asentamientos Cu-
definidos: una mujer moliendo en un lado de la vivienda y, en el horno, en el lado contrario, una figura sentada cuteni Tripolye de Rumanía, y consistían en un
(según parece, un hombre) que la observa (Fig. 6.1). Otros dos hallazgos similares demuestran que esta no es número par de figurillas con atributos de género
una imagen excepcional. En el asentamiento Sushkovka se descubrió una casa en miniatura perteneciente al indefinidos (Monah, 1997: 41–42, fig. 3/2–3,
mismo grupo que contenía una figura moliendo grano, pero carecía de la figura cerca del horno (Kozlows’ka, 6/1, 7/5–6, 7/1–4, 8/3–4). Cabe la posibilidad
1926: 52–53, мал. 1–2). En un fragmento de una casa a escala de Chichirkozovka se ha mantenido el espacio de que estos conjuntos estén relacionados con
cerca del horno para colocar una figura sedente (Passek, 1941: 219, Fig. 11). Es posible que las figurillas inde- los conjuntos de las casas a escala, y que las
pendientes se pudiesen colocar en casas en miniatura sin tejado. Estos modelos “abiertos” representan más de miniaturas se cambiaran por vasijas. El con-
la mitad del número total (Gusev, 1996). junto de un asentamiento de la cultura Vinča,
Divostin II, incluye siete figurillas, de las cuales
El análisis de la iconografía y de las analogías de tales miniaturas nos permite suponer que estas podían repro-
una es de un tamaño considerablemente mayor
ducir un folclore tradicional o tema mitológico, cuya representación requería una forma naturalista. También es
que las demás (Letica, 1988). Todavía no se
posible que el significado de tales miniaturas esté relacionado con la expresión visual de un rito de prosperidad
sabe con certeza de qué manera estos conjun-
vinculada a la creación de una vivienda o asentamiento, o al culto a los ancestros que fundaron la tribu (Palagu-
tos estarían vinculados a un sistema.
ta, Starkova, 2017). El cuenco de Sultana, un asentamiento de la cultura Gumelnitsa, se puede considerar una
buena analogía (Fig. 6.2). Resulta de particular interés el conjunto de 43
figurillas esquemáticas de Stubljine, un asenta-
miento tardío de la cultura Vinča, junto con siete
hachas y dos mazas en miniatura de arcilla (Fig.
7.2). Se elaboraron figurillas en forma cónica
con una base plana, lo que les permitía colocar-
se en cierto modo sobre una superficie plana.
Cada figurilla tenía un orificio en el hombro de-
recho, donde se enganchaba un palo de madera
(el mango de una maza, hacha, garrote o lanza).
En la vivienda excavada, las figurillas se encon-
traban en una plataforma de adobe cerca del
horno, y estaban agrupadas en grupos de tres,
seis y diez. El conjunto central más grande era
el que incluía la figura de mayor tamaño. Así, la
mise-en-scene en Stubline mostraba un equipo
bien organizado, armado con garrotes y hachas
y reunido alrededor del líder (Crnobrnja, 2011).
El asentamiento de Stubline consta de más de Parece lógico asumir que los conjuntos de las figurillas constituyen representaciones visuales de personajes e
200 edificios y está rodeado por un sistema de ideas que se formaron en las comunidades del Neolítico y de la Edad del Cobre de las culturas de los Balcanes y los
zanjas defensivas. Si asumimos que su núme- Cárpatos y que estaban estrechamente conectadas con el culto a los ancestros y a deidades locales. Aun así, esto
ro de habitantes oscilaría entre los 1.200 y los no excluye otras funciones e ideas relacionadas con la plástica mueble. Como parte de los conjuntos, las figuras
1.500 (Crnobrnja, 2014; Spasić 2015), la canti- antropomórficas participaron en acciones que presuponían su interacción como personajes individuales. Esto
dad de hombres capaces de combatir debió de implicaba colocar las figuras en diferentes combinaciones, y es posible que la manipulación de las figuras fuera
alcanzar los 300-550. De esta forma, el “pelo- acompañada por extensos comentarios textuales. Se podía practicar este juego de roles durante las iniciaciones u
tón” retratado representaba una respetable fuer- otras acciones rituales, en las que se requería una representación visual de personajes específicos.
za de combate. Por un lado, se pueden observar
las analogías de tales asociaciones militariza- Representaciones zoomórficas. El mundo humano y el animal: ¿paralelismos o intersecciones?
das entre las “sociedades masculinas secretas”
En las culturas del círculo de los Balcanes y los Cárpatos se configuró una tradición sólida de representacio-
conocidas de observaciones etnográficas en
nes zoomorfas paralela a la diversidad de figurillas antropomorfas que englobaba tanto figurillas y vasijas
Melanesia, África tropical y América del Norte.
zoomórficas como vasijas con imágenes en relieve de cabezas de animal, vasijas con patas, etc. (Figs. 8; 9.1).
Por otro lado, también podían relacionarse con
Los descubrimientos de representaciones zoomórficas también se encuentran asociados a los asentamientos.
los sistemas de los grupos de edad, que han
sido en su mayoría descritos en el caso de las Además de los pequeños descubrimientos plásticos, en algunas zonas de los Balcanes y los Cárpatos se locali-
comunidades de pastores y en las de agriculto- zaron una serie de imágenes en relieve de cabezas de animal utilizadas para decorar el interior de las viviendas,
res y ganaderos en el África oriental. Es posible llamados “bucráneos” (aunque en ocasiones es imposible discernir si representan a un toro o a otro animal).
que en este contexto el conjunto de Stubline se La mayoría de estos descubrimientos proceden de la región de la cultura Vinča. Los bucráneos podían estar
empleara durante las iniciaciones o que sirviera modelados completa o parcialmente con arcilla cocida, con cuernos bovinos insertados dentro de una base de
para señalar las posiciones de los miembros de arcilla o con el cráneo completo de un toro cubierto con arcilla (Spasić, 2012: 297–301, fig. 3–7). El más célebre
la asociación durante un juego táctico (Palagu- es el conjunto del “santuario” en el asentamiento de Parta, en Rumanía, donde, a juzgar por la reconstrucción,
ta, 2018). se modeló una monumental escultura en forma de cabeza de toro con arcilla sin cocer y colocada en el centro
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Figura 8. Vaso zoomorfo de Krinichki (Ucrania), cultura de Cu- No obstante, vamos a centrarnos en las figuri-
cuteni-Tripolye. Excavaciones de S.S. Gamchenko, 1909. Museo
Estatal del Ermitage, San Petersburgo, Rusia. Foto: E. Starkova.
llas zoomórficas. Las figurillas que representan
animales son normalmente menos atractivas
para los investigadores que las antropomórfi-
cas. A pesar de la abundancia de materiales, las
figurillas zoomórficas no suelen ser menciona-
das en los principales estudios sobre las artes
visuales de los primeros productores. Entre los
estudios monográficos especializados en esta
materia, el más monumental es el exhaustivo
y voluminoso trabajo de Balabina (1998a), que
sistematizó los materiales de la cultura Cucu-
teni Tripolye, reuniendo y describiendo más de
1.200 figurillas zoomórficas.
A menudo resulta complicado especificar la for-
ma y el género predeterminado de las figurillas
zoomórficas, especialmente cuando se trata
de objetos fragmentados. En concreto, debido
al tratamiento generalizado de las formas, no
siempre se puede discernir con exactitud si
del interior de un edificio (Lazarovici et al., 1985). Los hallazgos de cráneos bovinos en el interior de viviendas las figurillas representan un toro o una vaca,
también se han sucedido en Gumelnitsa y en Cucuteni Tripolye; sin embargo, no se ha encontrado bucráneos que además podrían referirse a variedades de
modelados en arcilla. ganado con o sin cuernos. También es difícil
distinguir entre las bovinas y las ovinas cuan-
Una de las líneas de desarrollo específica de la plástica se encuentra representada en los “cetros” zoomórficos
do se rompen los cuernos (Balabina, 1998a:
pétreos. Estos objetos, que varían entre los 8-10 y los 17-20 cm de longitud, estaban hechos de piedra maciza
21–23). De acuerdo a los cálculos de Balabina,
–granito y diorita– (Fig. 9: 8). El uso de esta materia prima predeterminó la interpretación generalizada de for-
alrededor de la mitad de las figurillas zoomórfi-
mas, el uso del pulido y el recorte gráficamente linear de los detalles individuales. La parte frontal de los cetros
cas de Cucuteni Tripolye representan animales
está confeccionada con esmero en forma de cabeza de animal, de manera realista o esquemática abstracta.
bovinos y ovinos, y solo una pequeña cantidad
La parte trasera cuenta con una superficie vasta y presenta siempre un saliente en lo alto, utilizado para atar el
(entre 10 y 30 objetos) representa cabras, cier-
cetro al mango.
vos, cerdos, osos, perros y aves (Fig. 9, 3). Tan
Durante la Edad del Cobre temprana, al comienzo del V y IV milenio a. C., estos cetros se extendieron por un solo una figurilla representa un pez (Balabina,
amplio territorio que abarcaba desde la región de los Balcanes y los Cárpatos hasta el Cáucaso septentrional y 1998a: 21–24, fig.3).
la cuenca del Medio y Bajo Volga, y fueron hallados tanto en asentamientos (dentro del área de culturas agríco-
Cabe mencionar que las figuras zoomórficas
las) como en enterramientos (en el área de las estepas de culturas ganaderas) (Govedarica, Kaiser, 1996). En la
difieren no solo en su morfología y decoración,
cultura de la parte occidental de esta vasta área se puede distinguir con claridad un grupo de “cetros realistas”,
sino también en su calidad. Entre ellas se en-
relacionándose hacia la zona de las culturas de los Balcanes y los Cárpatos. La falta de analogías en terraco-
cuentran algunas estatuillas bien desarrolla-
ta, así como de una tradición de escultura en piedra dura, sugiere que se originaron fuera del ámbito agrícola
das con elaborados detalles y una superficie
Balcano-Cárpato. Los cetros suelen entenderse como un símbolo de poder (Dergachev, 2007), aunque también
cuidadosamente pulida, cubiertas con engobe
existe otra interpretación original que los considera herramientas para iniciaciones femeninas (Klejn, 2010). El
y decoración pintada. Las vasijas zoomórficas
reverso de los cetros está adaptado para poderse acoplar al mango: indica que, además del sentido simbólico,
están elaboradas con esmero, pero en la mayo-
los cetros podrían tener una función clara: estaban pensados para introducirse en garrotes de combate. Esto
ría de los casos las figurillas zoomórficas se ha-
puede ser el motivo de su distribución en las diferentes culturas.
cían con menos cuidado que las antropomórfi-
Además de en formato tridimensional, las imágenes de animales están también presentes en la decoración de cas, tal y como denota Starkova, por ejemplo, en
cerámicas. Aparecen de manera esporádica en vasijas de la cultura Starčevo-Köros-Criş, la cultura de la cerá- la publicación de la colección del asentamiento
mica de bandas, la Vinča y la Gumelnitsa, tanto en forma de relieves como de dibujos. Sin embargo, la sólida Tripolye Nemyrov, almacenado en el Museo del
tradición de las representaciones zoomórficas pintadas, que en ocasiones se combinan en escenas completas, Ermitage, en San Petersburgo (Starkova, 2018:
surgió solo en la cultura Cucuteni Tripolye durante las últimas etapas de su evolución (Zbenovich, 1998). 124–130). Por tanto, parece razonable asumir
106
to que existieron durante unos 50-70 años, y surgían de las circunstancias de un sistema de asentamiento en una sepultura: un ejemplar en la tumba de
móvil, cuando el poblado se transfería periódicamente a una nueva localización. El transporte de mercancías se un hombre de unos 60-65 años, enterrado con
convirtió en una cuestión cada vez más presente a causa de la necesidad de cargar con cosechas de campos un collar hecho de spondylus y cinco cuencos
lejanos cuando la población se reubicaba. Con esto podría relacionarse la materialización y representación del cerámicos, sito en un cementerio cercano al
“tema de la ruta” en el arte de Cucuteni Tripolye (Balabina, 2004). yacimiento “tell” de Vinitsa, en Bulgaria (Radun-
cheva, 1976: 77–78, fig. 76).
Todavía está en el aire la cuestión de la disponibilidad de transporte con ruedas en Cucuteni Tripolye y de la
existencia de miniaturas de estos vehículos en esta zona, a pesar de una serie de hipótesis que hacen referen- Solo resulta posible trazar las normas sobre
cia a los agujeros en las patas de algunas figurillas zoomórficas y a los objetos que parecen miniaturas con la colocación de figurillas en las sepulturas en
ruedas, pero que también podrían representar fusayolas (Gusev, 1998). unas pocas tradiciones. Una de ellas está co-
nectada con la zona de la costa del Mar Negro,
En la mayoría de los casos, las figurillas zoomórficas y sus fragmentos se encuentran en asentamientos, excep-
alrededor del delta del Danubio. Se encontraron
to en el caso de la figurilla zoomórfica hallada en el lugar de enterramiento de la cultura neolítica de la cerámica
figurillas antropomórficas en algunos enterra-
de bandas Alföld, en Hungría, que también es excepcional para esta cultura en la cantidad de su inventario
mientos de la cultura neolítica Hamangia. En el
(Raczky y Anders, 2018).
enterramiento destruido de Chernavoda fueron
Hasta la fecha, todavía no se ha descubierto ningún conjunto fiable de figurillas zoomórficas o que incluya tanto descubiertos el famoso “Pensador” y su pareja
figurillas antropomórficas como zoomórficas. Esto indica que las imágenes de humanos y animales podrían (Berciu, 1960). En el cementerio de Durankulak
estar asociadas a campos semánticos diferentes. La única excepción es un conjunto de Konovka, un asenta- se hallaron figurillas en ocho tumbas pertene-
miento Cucuteni Tripolye. Sin embargo, este conjunto no consta de figurillas zoomórficas como tales, sino de cientes a la cultura Hamangia (Torodoba (ed.),
conos de arcilla (“tokens” o “piezas de juego”), cuya parte superior está decorada en forma de cabezas zoomór- 2002), similares a las encontradas en asenta-
ficas o antropomórficas (Fig. 9: 5-7). Se han encontrado piezas de juego en forma cónica, a veces coronadas mientos. El papel de las figurillas en estos en-
con cabezas zoomórficas o antropomórficas, en varias culturas del Neolítico y Edad del Bronce de los Balcanes terramientos puede ser distinto, pero se han
y los Cárpatos (Starčevo-Köros-Criş, Vinča, Gumelnitsa, Lengyel, etc.). El conjunto de Konovka (obviamente encontrado en dos ocasiones enterramientos
incompleto) consistía de unos 40 “tokens” que se encontraron en el suelo de un edificio quemado, cubiertos de personas de un estatus especial, puede que
con un engobe rojo o blanco (Balabina, 1998a: 165–169). Algunos opinan que estas “fichas” se empleaban en sacerdotes o hechiceros. Asimismo, en la tum-
juegos de mesa (Marcevici, 1981: 170–171). Balabina trató de entenderlas como un sistema de “signos figu- ba 626 de una mujer de 20-25 años, junto a un
rativos”, basado en la jerarquía y en la oposición semántica de las figuras (oposiciones solares, lunares y de conjunto de “prestigiosos” objetos (un brazalete
género) (Balabina, 1998a: 224–227, esquemas 1–2). Pero los esquemas resultantes, construidos por el autor, de spondylus, un collar de cuentas de cobre y
no conducen tanto a conceptos cosmológicos como a la estructura de un kit de juego, donde estos conceptos malaquita, anillos de cobre), se descubrieron
se expresaban quizás de forma indirecta. cuatro figurillas que se habían colocado enfren-
te de la casa de la persona enterrada. Además,
Otro posible caso de imágenes zoomórficas y antropomórficas combinadas es su representación en los lla-
aparecieron tres figurillas en la tumba 1.036 de
mados “objetos de culto”, como “altares” y vasijas, así como imágenes mezcladas, por ejemplo, mediante la
un varón junto a un brazalete de spondylus, una
colocación de una cabeza humana en el cuerpo de un animal y viceversa (Banffy, 2001). Estos casos requieren
hoja de sílex, una azuela lítica, un hueso de ga-
una investigación más detallada.
nado (quizás a modo de taba para jugar), y un
Resulta evidente que el bestiario de arte visual en el Neolítico y Eneolítico de los Balcanes y los Cárpatos to- cetro hecho de cuerno de ciervo (Bailey, 2005;
davía requiere una investigación en mayor profundidad. Sin embargo, ya es posible afirmar que las figurillas Ţerna, 2013).
zoomórficas y los objetos figurativos reflejan un círculo especial de ideas (Nanoglou, 2008), y que es posible
Se descubrieron dos figurillas hamangianas en
suponer que algunas de las representaciones zoomórficas pueden estar asociadas con antiguos relatos popu-
cenotafios de Durankulak. Esto se vincula con los
lares, mitos e historias de fantasía (Palaguta, 2012: 115). Es precisamente en el folclore donde presenciamos
hallazgos de figurillas en cuatro tumbas pertene-
la dotación de atributos humanos a animales.
cientes a la siguiente fase de la necrópolis y rela-
cionados con la posterior cultura Varna del Eneo-
Figurillas antropomórficas en la práctica funeraria lítico temprano, que a su vez transcurre de forma
Las figurillas también se utilizaban en los enterramientos, donde también cumplían diferentes funciones. No simultánea y estrechamente unida a Gumelnit-
obstante, en las culturas del Neolítico y Edad del Cobre de la cuenca de los Balcanes y los Cárpatos la inclusión sa-Karanovo VI. Resulta evidente que fueron co-
de figurillas en las sepulturas es más bien una excepción que una regla. No se han hallado figurillas en los locadas en las tumbas en lugar de los cuerpos
enterramientos neolíticos de la Grecia continental y los únicos casos excepcionales provienen de zonas fune- humanos ausentes (Vajsov, 1992; Vajsov, 2002),
rarias ampliamente estudiadas de las culturas Lengyel y Tisza, en la cuenca del Danubio medio (Vajsov, 1992: y sus formas son idénticas a las de las encon-
111–113). En la cultura de Gulmenitza-Karanovo VI tan solo se encontró un fragmento de figurilla de arcilla tradas en los asentamientos. La sustitución del
108
plazar figurillas en las tumbas de niños (Fig. 10) (Palaguta, 2012: 96–98; Ţerna, 2014). De entre docenas de el mundo. Son un componente esencial de la
casos, solo hay tres excepciones. Manzura supone que las figurillas podrían representar “habitantes del infra- vida espiritual de las sociedades tradicionales,
mundo” y que se relacionan con las personas que no fueron bautizadas: niños y, a modo de excepción, adultos donde el género o el linaje constituyen la base
(Manzura, 2015). de la estructura social. Sin duda, es necesario
evitar los paralelismos cuando se comparan fe-
Se pueden encontrar analogías de esta práctica de enterramiento en los ritos funerarios de la cultura Okunev,
nómenos culturales.
en la Siberia meridional, donde las figurillas antropomórficas en miniatura (como la cabeza de una “muñeca”
hecha de piedra o hueso) se encuentran principalmente en tumbas de niños. Kozhin creía que podían estar Pero la abundancia de varias formas de culto a
“conectadas con el fin de las estirpes, cuando no quedaba ningún pariente con vida capaz de mantener las ce- los ancestros en sociedades con una estructura
remonias de veneración de algunos ancestros” y, en tales casos, “los objetos de culto eran enterrados en lugar cercana a la de otras sociedades europeas del
de destruidos” (Kozhin, 2013: 30; Kozhin, 2007). Neolítico y la Edad del Cobre conduce a pensar
involuntariamente en las “muñecas kachina” de
Cabe señalar que existen paralelismos evidentes con los amuletos romanos y etruscos, como la bulla, que lu-
las tribus nativas del sudoeste americano o las
cían los varones jóvenes antes de alcanzar la edad adulta, cuando se dedicaba a las deidades del hogar o Lares
Familiae (sobre las diferentes funciones de la bulla, véase: Kofanov 1998). Una bulla es un amuleto en forma de representaciones de antepasados en Melanesia
contenedor donde se colocaban artilugios mágicos (praevia remedia) y símbolos fálicos. En casos de muerte (“korwars” y “telums”).
prematura, la bulla se incluía también en la tumba. Se puede encontrar un campo perfecto para
Las conexiones entre las figurillas halladas en enterramientos neolíticos y eneolíticos y los casos de utilización la búsqueda de equivalencias en la coroplas-
de figurillas en la práctica funeraria en la Edad del Bronce europea todavía no se han esclarecido. La tradición de tia de la antigüedad clásica, caracterizada por
colocar figurillas en las tumbas de niños continuó vigente en la cultura Gîrla Mare, que existió en la cuenca del una gran diversidad de formas y contextos, así
Danubio, cerca de las Puertas de Hierro, alrededor de los siglos XVII-XV a.C. (Chicideanu-Sandor, Chicideanu, como de funciones (véase: Muller et al. (réds.),
1990). Los descubrimientos de figurillas cicládicas también están asociados principalmente con enterramien- 2015; Muller, Lafli y Huysecom-Haxhi (réds.),
tos (Andreev, 2002: 51–60). Sus múltiples hallazgos en tales contextos sugieren analogías con los ushebti 2015; Muller et al. (réds.), 2016). También resul-
egipcios. También se han representado diversos tipos de figurillas en la cultura micénica, donde no solo se ta de utilidad cuando se trata de reconstruir la
encontraban en viviendas y templos (tal vez como imágenes divinas o votivas), sino que también aparecían en panorámica de la población en la Europa pre-
contextos funerarios (Tzonoy-Herbst, 2002). También se sucedieron numerosos casos de figurillas colocadas histórica hacer referencia a las fuentes clási-
en tumbas en la era de la antigüedad clásica. cas escritas. En primer lugar, se pueden trazar
analogías a cultos “domésticos”, en los que la
Los ornamentos y amuletos son otro aspecto de la personificación de imágenes antropomórficas y zoomórfi- plástica de pequeña talla cumplía un papel re-
cas. Se halló una variada serie de objetos antropomórficos que representaban diferentes versiones de bocetos levante. Lamentablemente, no se tiene tanta
del cuerpo humano (que variaban desde las reconocibles hasta las altamente esquemáticas) en asentamientos información sobre ellos como se tiene de los
y en tesoros de las culturas Gumelnitsa y Cucuteni Tripolye en la Edad del Cobre. Se utilizaban como amuletos cultos de las polis, que se han descrito y comen-
(Passek, 1965) y eran parte de adornos personales. Además de las figurillas antropomórficas en hueso y de sus tado en numerosos escritos e inscripciones que
derivados hechos en metal, este grupo incluye “ídolos”, placas de hueso o piedra con perforaciones para atarlos han llegado hasta nosotros. No obstante, son
(Fig. 9: 9). Algunos investigadores interpreta sus formas como imágenes fálicas (Hansen, 2013) o imágenes es- los cultos domésticos los que están conecta-
quemáticas de cabezas de serpiente (Balabina, 1998b: 147-148, fig. 5, 1-15). A juzgar por los descubrimientos dos con la vita rustica, que era practicada por
en los cementerios, junto a los conjuntos de ornamentos y su disposición cerca de la cabeza o de la muñeca los habitantes de Europa antes de la emergen-
de la persona enterrada, estos “ídolos” pueden haber servido como hebillas de cinturón u otros elementos de cia de la civilización urbana del estado, con su
vestimenta. Del mismo modo, los accesorios personales requieren especial consideración, pues diferían de las
ideología dominante de poder.
figurillas en su manufactura, materiales y función.
Así, las figurillas en conjuntos hallados en ca-
sas en miniatura evocan los populares cultos
Plástica del Neolítico y Eneolítico en los Balcanes y los Cárpatos en el contexto de los paralelismos históri-
romanos de las deidades domésticas y patro-
cos y etnográficos
nes del género: Lares, Penates y Genii Fami-
La panorámica de la plástica en los Balcanes y los Cárpatos y las culturas relacionadas que aquí se presenta
liari (Palaguta, 2015; Palaguta, Mitina, 2014b).
está lejos de ser completa, y muestra la diversidad de las formas y funciones de las figurillas y de otras repre-
Además de la conexión con el hogar y la fami-
sentaciones. Sus significados también son diversos y pueden buscarse dentro de una amplia gama de campos
lia, esta línea de paralelismos también resulta
semánticos relacionados con la vida social y la comunicación de las antiguas poblaciones europeas.
interesante, puesto que estos personajes se
En primer lugar, están conectadas con los cultos a los ancestros, acompañadas por las diferentes formas en las cruzan, de una manera o de otra, con el culto a
que se plasman. Tales cultos, en sus diferentes formas, son abundantes en la información etnográfica de todo los ancestros y el culto a los muertos. Estas co-
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