Esperando a Godot es la pieza del gran dramaturgo Samuel Beckett,
considerada por muchos críticos como la obra teatral más importante de la segunda mitad del siglo XX. Sus protagonistas son dos vagabundos, Vladimir y Estragón, que se hayan en el campo, junto a un camino solitario, donde lo único que hay es un arbolillo, sin hojas, que recuerda vagamente una cruz o una horca. Vladimir y Estragón están preocupados porque no disponen más que de una zanahoria y unos pocos nabos para comer. Solo la llegada de Godot podría arreglar las cosas, pero este nunca llega. La espera nunca concluye, no hay nada importante que hacer. Fuera de la espera, la vida carece de propósito y lo único que puede dar sentido y valor a sus vidas es la llegada de Godot. Definitivamente este capitulo es mi favorito, si bien a veces atravesamos por circunstancias que nos desmotivan o incluso nos llevan a pensar que la vida ya no tiene sentido, en la mayoría de los casos sucede algo que hace que la motivación vuelva a nosotros. La pregunta siempre es la misma, ¿es un milagro?, Dios existe y me dio la respuesta, la energía positiva se manifestó alrededor de mí, etc. Pero al final, llega algo a motivarnos de nuevo, a seguir adelante y si nos encontramos en una situación complicada, hacer o tomar las mejores decisiones para salir de la problemática. Después podemos volver a reflexionar que fin tengo en la vida, porque estoy aquí o que hay después de ella. Y es un sinfín de preguntas que muchas veces no hay respuesta.