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Q.:, H.. EDGAR PERRAMON QUILODRAN, M.:. M.-. R.-.L.:, Lautaro N° 197 Or.-. de Caracas, enero de 2012 (e.-.v.-.) Documento de la Biblioteca de la R.-. L.-. Lautaro N° 197 1.- Introdut Se ha dicho que formar una Maestria de excelencia, en forma metédica y gradual, es la suprema aspiracion de la Orden Mas6nica. El masén del Tercer Grado se ha de distinguir no sélo por su capacidad e inteligencia, sino por su elevada condicién docente, por ser el primero en asumir las empresas generosas y dignas. El Maestro es el que guia, el que educa, el que orienta e indica el camino. Todas las verdades de la Masoneria se encuentran en el Grado de Maestro, el Grado que conlleva la responsabilidad de ensefiar y educar, de dar ejemplo de plenitud masénica, de sencillez y de intachable probidad. Sibien el Tercer Grado se introdujo y propagé gradualmente en las Logias Especulativas a partir de 1725, no hay duda que su espiritu docente y formativo viene desde tiempos remotos de la Orden. La existencia de los tres grados de la Masoneria, existencia reconocida universalmente desde 1757, no fue un ensayo pedagégico, sino el testimonio moderno de su vieja vocacién formativa y la tradicién iniciética gradual de su ensefianza. En el Libro del Maestro se dice que "en Masoneria ninguna actividad es superior a la del Maestro. Por sobre el Maestro no hay nada". Es el "supremo grado de la jerarquia masénica" (Oswald Wirth, "El Libro del Maestro", Imp. Wilson, Santiago, 1946). El mismo Gran Maestro no es sino un delegado de los Maestros y es en nombre de ellos y bajo su control, que él gobierna un conjunto de Logias. La Leyenda de Hiram. Para los masones que hace casi tres siglos desarrollaban esta leyenda, Hiram no era solamente el arquitecto del templo muerto y revivido, de una muerte aparente, por la voluntad de continuar la reivindicacién del hombre, sino que era, ademas, "el prototipo del justo que triunfaba de la muerte y de la corrupcién"" Hiram prefiere morir antes que faltar a su deber, derrotado por tres malvados que personifican tres rasgos de una sociedad agobiada, la ignorancia, el fanatismo y la ambicién. Cuando el candidato se levanta, como un hombre nuevo, en la oscura tumba del pasado, Hiram trasciende y se prolonga con la idea de continuidad y accién renovada. Hiram es el constructor apasionado y reflexivo, que disfruta con su trabajo y que, sin pretenderlo, se inmortaliza en su obra, el Templo de Salomén, que él levanta en siete 2 afios, en el Siglo X a. C., con arte y perfeccién para que la comunidad sea més sabia y libre. Es la ensefianza masénica que la vida individual va més alld de la muerte cuando el hombre es capaz de dejar aqui en la tierra una obra ética y social que promueva y exalte, sin deformaciones, al servicio de los demas, la justicia y la fraternidad. En la concepcién masénica de Lessing, el més grande filésofo de la llustracién, con quien se inicia una nueva forma de pensamiento liberador, Hiram es el ser y el conocimiento que avanza y busca respuestas, el que ama lo infinito, sin olvidar lo perecedero, Bien puede la carne desprenderse de los huesos, como dice Eugenio Goblet D'Alviella ("El Origen del Grado de Maestro”, Gran Logia de Chile, 1982 —, sin que la savia se agote en la rama de acacia). 3.- La Camara del Medio. La Camara del Medio, formada por todos los Maestros, es la encargada de cautelar y enaltecer el Grado en si mismo. En la Cémara del Medio, juntos los Maestros, en plena armonia, con Hiram red en el corazén, est instalado, digno y enaltecido, el Templo Inmaterial que la Masoneria ha levantado en beneficio de la Humanidad. En la Camara del Medio esta el oO caudal mayor de la espiritualidad de una Logia, la plenitud de su capacidad formativa y la maxima autoridad moral del Taller. En la Cémara del Medio se ejerce la soberania del Maestro y, con su indispensable y ponderado concurso realizador, se logra, también, la plenitud de la misma Camara, como superior organismo docente, formative y administrative, refugio deseable y necesario para gozar de la libertad y corregir errores desventurados. 3.~ Lo que busca la Masoneria. La sed de saber, de penetrar en los secretos de la naturaleza y en el conocimiento del hombre mismo, hizo de la Masoneria una escuela de busqueda incansable de la verdad. Heroicas han sido sus batallas en defensa de la cultura, del humanismo y la libertad y heroicas sus luchas en contra de los fantasmas destinados por siglos a confundir y perturbar el pensamiento. ¢Qué otra institucién ha luchado mé: , con grandeza y coraje, que la Masoneria por la libertad, la soberania y el bienestar de nuestros pueblos? La Orden Masénica buscé lo estable y permanente en el cosmos y en la vida para dar felicidad al hombre a través del cultivo del conocimiento y de valores éticos eternos. El pluralismo cultural y sus consecuencias sociales y politicas, ha alimentado buena parte de sus reflexiones en la sociedad contemporanea Si la verdad est en el ser, en lo que es uno y todo al mismo tiempo, en el ser capaz de todas las transformaciones y grandezas, la Masoneria levanté hasta hoy sus banderas espirituales para servir al hombre y su medio convencida de darle arraigo y bienestar. La Masoneria no sélo buscé la sustancia basica en la magia del hombre, sino en la sociedad y en los sistemas de vida y en el ansia de perfeccién. El Maestro masén se ideéd para construir su propio templo personal e, inevitablemente, cultivar la solidaridad, la cooperacién, el respeto a lo diferente en los otros, y luchar contra los prejuicios tradicionales y amar y trabajar, sin descanso, por la justicia social La Unica manera de entender el destino del hombre, en sus deberes para consigo mismo y para con los demas, es en esa funcién inacabable de hacer con empefio una sociedad de personas libres e iguales, sin que nadie sobre. La Maestria es el Unico y eterno destino del hombre. Reanimar a Hiram en cada Maestro es trabajar con fe por los ideales liberalizadores del hombre y por las aspiraciones de una sociedad azotada por una pobreza escandalosa (la mitad de América Latina y el Caribe, 1.000 millones en el mundo). Reanimar a Hiram es trabajar por una sociedad azotada por intereses econémicos ajenos y trasnacionales y fundamentalismos religiosos y étnicos que no la dejan ensayar la biisqueda de ideales de equidad, de justicia social y tolerancia. El masén vive en la sociedad y nada le puede ser indiferente. Tiene que saber servirla, sin excusas, con grandeza y dignidad. E.P.Q.

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