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EL SER EXELENTE

El Derecho es producto de la lucha de personas que desean proteger su interés. Este


interés es la esencia del Derecho, pero no todo interés es puramente justo, solo las
personas que están alejadas de la avaricia pueden conocer y sentir lo que es el Derecho
en puridad. Esta lucha por el Derecho es una obligación moral de toda persona para
formar parte de la obra Nacional de formar un equilibrio justo en la sociedad.

Aspectos más resaltantes


Como expresa Ihering en una de las ediciones de la “Lucha por el derecho”, el objetivo de
su obra fue más con propósitos etico-prácticos que teóricos, para estimular la convicción
de actuación valerosa y firme del sentimiento del derecho. En razón de su visión de que el
derecho debía avanzar y no quedar estático, como era en ese momento. Para eso
estructuró su pensamiento en 5 capítulos,
Capítulo primero: Introducción – en este capítulo Ihering nos introduce en forma general a
su idea, al mencionar que “el fin del derecho es la paz, y el medio para lograrlo es la
lucha”, una lucha en la cual deben estar involucrados los pueblos, el poder del Estado, los
estamentos o clases y los individuos.
El medio, que es la lucha, debe ir siempre en contra de la injusticia, si no fuera así el
derecho se negaría a sí mismo; y esta lucha dura lo que la existencia de la humanidad lo
hace, ya que está en la naturaleza misma de su estructuración (ej. En estado de paz la
lucha está en defenderla).
También menciona Ihering que todo Derecho alguna vez tuvo que ser conquistado por la
fuerza, y utiliza como ejemplo a la diosa Astrea, personificación de la Justicia, ella sostiene
en una mano la balanza y en la otra una espada, y sin esta espada, que es la fuerza, la
balanza no tendría ningún valor.
Pero acota que el Derecho tiene dos caras, como el Dios Jano, a algunos se le muestra
como lucha y a otros como paz, ya que a estos le precedieron los luchadores que forjaron
el derecho que hoy se le muestra como paz, pero llegará el momento de volver a luchar
por el mantenimiento del derecho.
La lucha también se da en el ámbito objetivo, del Estado contra la injusticia, pero su
embrión se encuentra en el ámbito subjetivo, la lucha del individuo por el interés genuino,
aferrarnos a lo que conseguimos con nuestra lucha.
Capítulo Segundo: El interés en la lucha por el derecho – Ihering establece que el motor
que enciende el conflicto es la lesión o perturbación de un derecho sostenido por un
interés preexistente. Este interés no puede medirse muchas veces con caracteres
cuantitativos definidos, es decir, la cantidad de perturbación cuantificable puede ser inferior
al daño percibido por la victima, ya que dentro de este daño puede incluirse a la moral y al
honor. Esto hace a la lucha por el derecho escapar de una regla de cálculo definida, y esto
puede verse día a día, cuando el valor del litigio es muy inferior al sacrificio que se hace
por defender el derecho perturbado en esa ocasión.
En caso de que se opte por no defender ese derecho lesionado, se estaría condenando a
sí mismo a desaparecer, y si este comportamiento se va expandiendo acarrearía la
desaparición del derecho mismo, porque implica la fuga ante la injusticia, y el derecho solo
existe si se lucha contra la injusticia.
Entonces, Ihering concluye en este capítulo que en la defensa de su derecho, una persona
encuentra un deber para consigo mismo, porque es un requisito para la existencia propia y
existencia moral. Por otro lado, también es un deber para con la sociedad, porque sin la
defensa del derecho la sociedad perdería uno de sus pilares para la existencia.
Capítulo Tercero: La Lucha por el derecho en la esfera individual – En este capítulo el
autor vuelve a hacer hincapié en el carácter obligatorio de la defensa del derecho, es más,
que es una condición para la existencia misma, si no se lo defiende sería un suicidio moral.
Renunciar a un derecho particular, sería renunciar a EL Derecho en general. Si alguien
ataca mi derecho está combatiendo a mi sentimiento de derecho, mi carácter o
personalidad.
Con respecto a lo que es el derecho, y su conocimiento, Ihering menciona que el pueblo
no necesariamente tiene que conocer la definición de obligaciones, del derecho de
propiedad, etc. Sino que solamente debe sentirlo. Asimila a la situación del enfermo, este
no sabe lo que es el riñón, hígado o pulmones, pero perfectamente siente el dolor en esos
órganos.
Hay ciertas cualidades que poseen las personas o clases sociales, que determinan el
interés siendo al mismo tiempo la condición esencial de su existencia. En esta cualidad
relacionada con sus principios rectores es en donde se expresa el sentimiento del derecho
en su más alto grado de sensibilidad, y de esto se desprende perfectamente que el
sentimiento legal no se basa en pasiones ordinarias sino en una causa moral, que nace de
una necesidad absoluta para el fin particular de la vida de ese individuo o clase social.
Capítulo Cuarto: La lucha por el derecho en la esfera social – El autor menciona que la
lucha por el derecho es una obligación para con la sociedad. Establece previamente la
relación que existe entre el derecho subjetivo y el objetivo, es decir el que plasma el
Estado en las normas jurídicas. El derecho objetivo es consecuencia de los intereses
privados, y esta característica estaba muy bien expresada por el desuetudo romano, que
eliminaba toda norma que no era usada en mucho tiempo.
Menciona además que el lesionado que no lucha por su interés también recibe los malos
frutos como consecuencia, es decir, que si se vuelve regla de conducta el renunciar a
luchar por el derecho podría derrumbarse el orden social que se sostiene en el derecho.
Toma como ejemplo el soldado que huye de la batalla, puede que no se note, pero cuando
se va convirtiendo en una regla de conducta y miles renuncian, la posición de los fieles
será más crítica, y la situación se tornará inaguantable.
Entonces, establece que esta lucha se da en el derecho privado, esta lucha contra la
injusticia, es un combate común de toda la Nación en la que todos deben estar
íntimamente unidos, desertar es vender la causa común.
Platea una situación de, si el Estado te puede obligar a lucha contra un enemigo exterior y
dar tu vida, a arriesgarla por cuestiones de salud pública, debería poder obligar a las
personas a luchar contra este enemigo interno, porque amenaza su existencia.
Capítulo Cinco: El Derecho alemán y la lucha por el derecho – En el último capítulo del
libro, el autor establece una comparación entre el Derecho romano antiguo (fuente
primigenia del derecho continental) y el Derecho alemán del momento en que se edita la
obra, haciendo constar que lo que antes era aplicable, ahora ya no lo es, pero que se
debía estudiar detalladamente el derecho romano y el contexto social de la época.
En el Derecho romano antiguo el autor veía una exacta correlación del sentir de los
romanos y el derecho reconocido por el Estado, ya que la ley era fruto de la expresión
social (como en esencia debe ser el derecho). En la Alemania del momento, las
instituciones y los principios antiguos no eran bien recibidos por los ciudadanos, ya que
precisamente no fue fruto de la sociedad alemana contemporánea.
Pero también acota el autor que la efectividad del Derecho Romano, se basó en que los
principios no eran impuestos por el Estado sino recibidos de la sociedad. Uno de esos
principios que mantuvieron la efectividad del derecho fue el de la “satisfacción del
sentimiento legal”, que los tribunales actuales no pueden entender, es decir, la lesión más
que percibida en su forma material, se proyectaba en el sentimiento del derecho, por eso,
por más que el ladrón devolvía lo robado, la victima solicitaba un castigo, por haber
dañado el Derecho en sí, no solo el suyo.
Por último, y luego de hacer una crítica a la legislación contemporánea alemana, sentencia
Ihering que el Derecho debe estar concebido de acuerdo a lo que dicta la moral, más que
la estética (haciendo referencia al formalismo alemán) y que todo Derecho debe ser
ganado por la lucha, porque dejar de luchar es ceder ante lo antijurídico y sacrificar el
derecho. Así como “ganarás el pan con el sudor de tu frente” podría decirse que solamente
luchando tendrás derecho.

Reflexión Final
Puede verse en Ihering un sentimiento ideal del derecho que hoy pocos demuestran, y eso
nos deja una lección para los que tenemos al Derecho como profesión como así también
para todo ciudadano, que el Derecho se piensa tanto como se siente, si dejamos de luchar
por el Derecho, nuestro derecho, o el Derecho de la Nación, solamente estamos dando
paso a la antijuridicidad y reinará el caos. Ese sentimiento ideal del derecho lo tenemos
todos, pero es aplacado por la realidad, esa realidad injusta a la que todos dimos paso
cuando dejamos de luchar por lo que nos pertenecía justamente o a nuestro semejante.
Hay que tener bien en claro que la justicia no se va a dar solo porque el Estado lo
imponga, ya que el Estado al fin y al cabo es solo reflejo de lo que somos nosotros como
individuos. Si nosotros perturbamos el derecho ajeno y no lo reparamos, o si vemos que
otra persona está siendo víctima de dicha perturbación y lo justificamos, no esperemos
que el Estado como entelequia que es, sea justo. El cambio viene de la esfera individual y
se proyecta de manera objetiva.
Una consecuencia directa de nuestra falta de lucha por el derecho, aparte de la
autodestrucción como bien lo expresa Ihering, es la destrucción por factores foráneos,
téngase en mente invasores o evasores, que lo único que hacen es mandar la señal
internacional de que en esta Nación todo es válido, y solo debes conocer a las personas
indicadas para evadir el derecho. El país de todo lo vale, se vuelve el país poco serio en el
cual no vendrán inversores, sino que se escaparán los justos.

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