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N A C IO N E S U N ID A S

R e v is ta d e la

CEPAL
Secretario Ejecutivo
Gert Rosenthal

Secretario Ejecutivo A djunto


Andrés Bianchi

Director de la R evista
Aníbal Pinto

Secretario Técnico
Eugenio Lahera

NACIONES UNIDAS
COMISION ECONOMICA PARA AMERICA LATINA Y EL CARIBE
SANTIAGO DE CHILE, ABRIL DE 1989
La Secretaría de la Comisión Económica para América Latina y el (Caribe prepara la Revista de !a c.Er.M.. l.as
opiniones expresadas en los artículos firmados son las de los autores y no reflejan necesariamente los puntos
de vista de la organización. Las denominaciones empleadas y la forma en que aparecen presentados los datos
no implican, de parte de la Secretaría, Juicio alguno sobre la condición jurídica de países, territorios,
ciudades o zonas, o de sus autoridades, ni respecto de la delimitación de sus fronteras o límites.

LC/G.1547-P

Abril de 1989

Notas explicativas

En los cuadros del presente trabajo se han empleado los siguientes signos;

Tres puntos (...) indican que los datos faltan o no constan por separado.
La raya (—) índica que la cantidad es nula o despreciable.
Un espacio en blanco en un cuadro indica que el concepto de que se trata no es aplicable.
Un signo menos ( - ) indica déficit o disminución, salvo que se especifique otra cosa.
El punto (.) se usa para separar los decimales.
La raya inclinada (/) indica un año agrícola o fiscal (por ejemplo 1970/1971),
El guión (-) puesto entre cifras que expresen años, por ejemplo, 1971-1973, indica que se trata de todo el período
considerado, ambos años inclusive.
La palabra “toneladas” indica toneladas métricas, y la palabra "dólares", dólares de los Estados Unidos, salvo
indicación contraría.
Salvo indicación en contrario, las referencias a tasas anuales de crecimiento o variación corresponden a tasas
anuales compuestas.
Debido a que a veces se redondean las cifras, los datos-parciales y los porcentajes presentados en los cuadros no
siempre suman el total correspondiente.

PUBLICACIONES DE LAS NACIONES UNIDAS

ISSN 0251-0257
Revista de la

CEPAL

Santiago de Chile Abril de 1989 Número 37

SUMARIO

Conductas de los bancos acreedores de América Latina. Michael Mortimore 7

Disyuntivas frente a la deuda externa. Robert Devlin 29

Perspectivas latinoamericanas en los mercados financieros. Alfred J. Watkins 51

En torno a la doble condicionalidad del FMI y del Banco Mundial. Patricio Meller 73

Opciones para la integración regional. Eduardo Gana y Augusto Bermúdez 89

Una nueva estrategia para la integración. Carlos Massad 105

La vieja lógica del nuevo orden económico internacional. Vivianne Ventura-Días 115

Participación y concertación en las políticas sociales. Carlos Franco 133

La heterogeneidad de la pobreza. El caso de Montevideo. Rubén Kaztman 141

Aspectos conceptuales de la privatización. Raymond Vemon 153

Orientaciones para los colaboradores de la Revista de la c k p a l 161

Publicaciones recientes de la c k e >a l 162


La conducta de los países deudores y los efectos
Conductas de los negativos del medio económico internacional
han sido por cierto factores básicos de la crisis
bancos acreedores financiera internacional, y como tales han sido
objeto de muchos estudios, especialmente de ins­
de América Latina tituciones multilaterales como el Fondo Moneta­
rio Internacional y el Banco Mundial. El presen­
te artículo, sin desconocer la importancia de los
Michael Mortimore* anteriores, prefiere concentrarse en otro factor
que ha recibido muy escasa atención: el compor­
tamiento de los bancos transnacionales. El autor
La crisis internacional del endeudaniientocon bancos transna-
fue coordinador del proyecto del Centro de las
cionalcs snrjrid de una multiplicidad de tactores. Entre ellos se Naciones Unidas sobre las Empresas Transna­
destacan tres principales: las repercusiones negativas de la
situación económica mundial; los efectos de la conducta de los
cionales que se dedicó a examinar el tema^ El
prestatarios, y las consecuencias del comportamiento de los objeto del proyecto interregional consistió en
principales bancos Iransnacionales. Los dos primeros factores analizar el comportamiento de diversas catego­
han sido objeto de análisis exhaustivos pero no ha sucedido lo
mismo con el tercero, principalmente por falta de información rías de bancos internacionales durante el período
concreta y detallada, fil presente artículo destaca las nuevas de auge de los préstamos a países en desarrollo y
ideas que emanaron del Proyecto Interregional sobre Bancos
Transnacionaics emprendido por el Centro de las Naciones la posterior reestructuración de la deuda. El
Unidas sóbrelas Empresas Transnacionaics, cuya entidad eje­ proyecto estuvo integrado por seis estudios sobre
cutora fue la Unidad Conjunta cri’Aiyc.tvi sobre Empresas
Transnacionaics, y que fue dirigido por el autor. países^, para los cuales se obtuvo información a
Las consecuencias del eoinpoi'taniiemo de los bancos partir de los contratos de crédito suscritos con los
transnacionaies lian podido definirse con mayor claridad a
partir de un examen del comportamiento de estas institucio­ bancos transnacionales. Esta información permi­
nes tanto durante el auge de próstamos a los países como tió sentar las bases para una nueva apreciación
durante el período de reestructuración de la deuda. Con este
fin, se realizó un análisis de ios contratos de préstamos su.scri- del comportamiento de dichos bancos durante el
los por los bancos transnacionaics en .seis países. Los principa­ auge de los préstamos a países y durante el poste­
les bancos organizadores de los créditos a países en desarrollo
mediante préstamos de consorcios en eurotnonedas se dividie­ rior proceso de reestructuración.
ron en tres categorías, que se denominaron "líderes", "rivales"
y “seguidores”, según cual haya sido su conducta durante el
auge de la organización de préstamos. Quedaron de manifies­
to, así, las consccneneias negativas del papel de predominio
desempeñado por los "líderes” durante la definición del pro­ 'Véase Michael Mortimore, “Transnational Bank Beha­
ceso de reestructuración de la deuda con los bancos ti ansna- vior and the International Debt Crisis: Repon of the u n c t c
cionales. Una mejor com)>vensié>n dei comportamiento de es­
tos bancos, en cuanto factor de la propagación y perpetuación Interregional Proyect on Transnational Banks”, septiembre
de la crisis de la deuda, permite sentar bases más ¡ cajistas para de 1988, mimeo.
la repartición de los costos que implica el ajuste. ^Para los estudios de los países, los insumos básicos fue­
ron los siguientes: Eric Calcagno, Los bancos transnacionaies y el
endeudamiento externo en la Argentina, serie Cuadernos de la
C E P A L , N" .5 6 ( l c / g . 1 4 8 3 - P ) , Santiago de Chile, noviembre de

1987, publicación de las Naciones Unidas, N“ de venta:


S.87.[i,G. 13; Alberto Couriel, “El Uruguay empobrecido;
deuda externa y modelo neoliberal”, noviembre de 1987,
mmeo'. Roben Devlin, Los bancos transnacionaies y el financia-
‘ F u n c io n ario d ela U n id a d C o n ju n ta C E P A L 'C E T d e E tn p re sa sT ra n s-
n acionales, d e la cepa l .
miento externo de América Latina: la experiencia del Perú, 1965-
El autor desea expresar sus agradecimientos a muchas personas que 1976 ( e / c e p a U g - I 124), Santiago de Chile, c e p a l , noviembre
leyeron la prim era versión en inglés del inform e original del Proyecto
Interregional, y cuyas observaciones fueron de gran utilidad. Asimismo,
de 1980; Roben Devlin y Michael Mortimore, Los bancos
las exime de toda responsabilidad en los errores que aún contenga el transnacionales, el Estado y el endeudamiento externo en Bolivia,
texto. A gradece a Joseph Ramos, Robert Devlin, Fernando Fajnzylber, serie Estudios e Informes de la c e p a l , N“ 26 ( e / c e p a U g . 1251),
Alejandro Vera, Eugenio Lahera, Osvaldo Sutikel y Roberto Zahler, de
la C e p a l ; Karl Sanvanl y Azizul Islam, del Centro de las Naciones Unidas Santiago de Chile, junio de 1983, publicación de las Naciones
sobre las Empresas T rans nacionales; Manuel Agosin, de la u n c t a d ; Unidas, N" de venta; S.83,II.G.22; Jorge Luis Garay, “El
Benny Widyono, de la Oficina de Enlace de las Comisiones Regionales
de las Naciones Unidas, y de fuera del sistema de las Naciones Unidas, a papel de la banca comercial internacional en el endeuda­
Enrique de la Piedra, M arianne Scholle y un banco canadiense anónimo. miento externo público de Colombia, 1970-1983", agosto de
Expresa también su reconocimiento a los muchos participantes en el
seminario internacional realizado p o r la CEPAL sobre el tema.
1985, mimeo', Cristina Que Orbeta, “The Role of Transnation­
al Banks in External Finance: The Philippine Experience”,
junio de 1986, mimeo.
(Cuadro 1
PROYECTO INTERREíilONAL
<::l a s i f k :a c i o n de l o s p r i n c ip a l e s o r í ;a n i z a d o r e s d e c r é d i t o s d e c o n s o r c io
EN LOS C:AS0S e s t u d i a d o s , 1974-1982
{ T ip o s d e h a u c o s v m illo n e s d e d ó la r e s d e 1 9 8 0 )

Argentina Filipinas C'olombia Perú Bolivia Capital total


Uruguay
movilizado^
“Líderes" 1 269.4 1 069.0 492.8 940.7 726.0 450.5 4 948.4
Citicorp I 1 — 4 2 1 1 493.9
Bank America 11 — 2 1 1 2 I 232.0
Manufactures Hanover 6 4 — 5 — — 950.3
Chase Manhattan — 2 — 3 — — 812.3
J.P. Morgan & Co. 4 — — — — — 460.0
“Rivales" 1 685.2 1 452.1 914.5 625.7 103.4 122.3 4 902.5
Bank of Tokyo 3 6 3 7 — — 827.3
Bank of Nova Scotia 8 lÜ 5 — — — 781.1
Lloyds 2 5 — — — — 652.9
Chemical 12 — 1 — — — 600.7
Bank of Montreal 9 3 — — — — 530.5
Bankers Trust 8 — — — — 440.2
Toronto Dominion — - — — — — 362T
Canadian Imperial
Bank of Commerce 7 — — — — 295.7
Long Term Credit Bank — — — — — 294.4
Commerzbank A.G. — — — — — — 117.6
“Seguidores" 1 315.8 618.4 561.0 374.1 207.8 — 3 077.1
Banco Industrial de Japón 10 — — — — — 431.7
Credit Lyonnais 5 — — 6 — — 417.9
Dresdner — — — — 3 — 397.5
Barclays — — — — — — 378.2
West Deutsche LB 15 — — — — 335.7
Royal Bank of Canada — — — — — — 302.3
Midland Group — — — — 262.6
National Westminster — — — — — — 207.7
Deutsche Bank — — — — — — 188.7
Banco Nacional de Paris — — — — — 154.9
N“ de organizadores principales 15 10 5 7 3 2 17
Porcentaje de capital movilizado
por ellos" 39 43 37 37 48 47 40
Porcentaje de capital
movilizado por los principales 25 49 56 65 52 74 78 56

Fuente: Unidad Conjunta c e f a l / c e t .


^ Incluye los préstamos movilizados por estos bancos en todos los casos estu­
diados.
^ Sólo incluye los bancos en esta clasificación.
CONDUCTAS DE LOS BANCOS ACREEDORES DE AMERICA LATINA / M. Mortimore

I
Comportamiento bancario durante el auge
del crédito
Tomando en cuenta su tamaño y comportamien­ durante el auge como durante la reestructura­
to general en la organización de créditos de con­ ción, se decidió poner a prueba la hipótesis me­
sorcio durante el auge, los veinticinco principales diante estudios de casos de algunos de los países
bancos organizadores de dichos créditos se divi­ en desarrollo más endeudados. Las conclusiones
dieron en tres grupos. Cinco bancos se conside­ demostraron que, si bien la hipótesis inicial era
raron como “líderes”: Citicorp, Chase Manhat­ correcta, el comportamiento de los bancos trans­
tan, Bank America Corp., J.P. Morgan and Co. y nacionales era mucho más complejo que lo que se
Manufacturers Hanover. Todos ellos son esta­ supuso en un principio.
dounidenses y ejercieron predominio en las acti­ Se observó que los principales veinticinco
vidades de créditos de consorcio. Otros diez ban­ bancos organizadores ejercieron un predominio
cos se denominaron “rivales” (Lloyds, Banco de considerable en la organización de créditos de
Montreal, Banco de Tokio, Bankers Trust, Che­ consorcio en los países estudiados. Como se apre­
mical Bank, Canadian Imperial Bank of Com­ cia en el cuadro 1, organizaron entre la mitad y
merce, Toronto Dominion Bank, Commerzbank dos tercios del valor de dichos créditos en los
A.G., Banco de Nova Scotia y Long Term Credit países más grandes (Argentina, Filipinas, Colom­
Bank). Se trata principalmente de bancos de me­ bia y Perú), y alrededor de tres cuartos del valor
nor tamaño que los primeros, muchos de ellos no total en los países más pequeños (Bolivia y Uru­
estadounidenses, que compitieron activamente guay). Al ordenar los montos de crédito corres­
con ios “líderes” en la organización de préstamos pondiente a los principales organizadores en un
de consorcio. Un tercer grupo de diez bancos se nivel parecido de 37-47% del valor total para
consideraron “seguidores” (National Westmins­ cada país, se advierte una clara diferenciación.
ter, Deutsche Bank, Royal Bank of Canada, West En Argentina participaron quince organizadores
Deutsche L.B., Dresdner Bank, Barclays Bank, principales, y entre cinco y diez en los casos de
Midland Bank Group, Credit Lyonnais, Banco Filipinas, Colombia y Perú; en cambio, fueron
Industrial de Japón y Banco Nacional de París). sólo dos o tres en Bolivia y Uruguay. En cuanto a
Todos ellos son grandes bancos no estadouni­ la categoría de los organizadores, puede verse
denses que, a pesar de haber participado activa­ que, mientras los “líderes” y los “rivales” organi­
mente en la organización de créditos de consor­ zaron operaciones de monto similar en estos paí­
cio, tuvieron en general menos injerencia que los ses, su comportamiento fue muy diverso; los
“líderes” o los “rivales”. Estas categorías permi­ “líderes” se concentraron relativamente más en
tieron establecer inidalmente un criterio objetivo Perú, Bolivia y Uruguay, mientras los “rivales”
para estudiar el comportamiento de los principa­ tuvieron mayor actividad relativa en Argentina,
les organizadores de créditos de consorcio. Filipinas y Colombia. Los “seguidores”, en su
Sobre la base de las publicaciones existentes mayoría, se ubicaron en posiciones intermedias
sobre el tema, de información de fuentes secun­ entre ambos grupos. Lo dicho sugiere que entre
darias y de los estudios por países realizados ori­ las tres diferentes categorías de bancos hubo ten­
ginalmente por la Unidad Conjunta c e p a l / c e i , dencias claramente diversas de comportamiento.
se propuso como hipótesis que un grupo de Entre los seis países estudiados, tres podrían
“rivales”, mediante la competencia de precios, considerarse como mercados con mayor compe-
había logrado minar la posición dominante de los titividad en materia de precios. Se trata de pres­
“líderes” en el mercado de los préstamos de con­ tatarios soberanos cuya situación se caracterizó
sorcio. En el supuesto de que las diferencias de por la competencia entre los bancos para colocar
comportamiento entre determinadas categorías créditos de consorcio, junto con progresivos in­
de bancos transnacionales habrían de repercutir crementos de los préstamos durante el período
de manera diversa en los países deudores tanto del auge. Estos casos corresponden a los de Ar-
10 R E V IS T A D E LA C E P A L N “ 37 / A b r il d e 1 9 8 9

G ráfico 1
C A P IT A L M O V IL IZ A D O “ PO R C A T E G O R IA DE BA N CO EN PAISES CON MAYOR C O M PE TE N C IA DE PRECIOS
1974-1982
(Millones de dólares estadounidenses de 1980)

Indice de
Monto precios^
900 T
8 0 0 -- COLOMBIA
700 ■-
600-*
5 0 0 --
4 0 0 --
3 0 0 --
200..
100..
0-- I —
1974 1975 1976 1977 1978 1979 1980 1981 1982

ARGENTINA

FILIPINAS

■ “Líderes” H “ Rivales” d “Seguidores” G Otros

->K- Indice de precios

Fuente: Unidad Conjunta CEPAL/CET.


Según este concepto, el valor total de los préstamos se asigna al banco organizador o se distribuye igualmente entre los
co-organizadores.
^(Com isión/Plazo +M argen)/Plazo.
C O N D U C T A S D E L O S B A N C O S A C R E E D O R E S D E A M E R IC A L A T IN A / M . M ortim on 11

G ráfico 2
C A P IT A L M O V IL IZA D O “ PO R C A T E G O R IA DE BANCO, PAISES DE MAYOR RIESGO
1974-1982
(Millones de dólares estadounidenses de 1980)

Indice de
PERU precios^

1974 1977 1978

BOLIVIA

1974 1975 1976 1977 1978 1979 1980 1981 1982

URUGUAY
300 T
250 --
200
1 5 0 --
100 „
5 0 --
0--
1974

■ “Líderes” @ “ Rivales” O “ Seguidores” □ Otros

Indice de precios

Fuente: Unidad Conjunta CEPAL/CET.


^Según este concepto, el valor total de los préstamos se asigna al banco organizador o se distribuye igualmente entre los
co-organizadores.
^{Com isión/Plazo +M argen)/Plazo.
12 R E V IS T A D E L A C E P A L N “ 37 / A bril de 1 9 8 9

gemina, Filipinas y Colombia, que se aprecian en En los mercados de mayor riesgo —Perú,
el gráfico 1. Los otros tres podrían catalogarse Bolivia y Uruguay— los créditos de consorcio al
como mercados de mayor riesgo; en éstos, la sector público, o con garantía estatal, muestran
competencia antedicha no existió, o al menos no mayor actividad de organización y participación
se vinculó con incrementos sostenidos del crédito de los bancos “líderes”; lo mismo sucede, aunque
durante el período. Se trata de Perú, Bolivia y a escala limitada, en los préstamos directos a
Uruguay, según puede verse en el gráfico 2. A clientes del sector privado. Durante el auge, los
continuación se sintetizan las principales tenden­ bancos “rivales” tuvieron menos relación con es­
cias del comportamiento de las diferentes catego­ tos clientes peor conceptuados. Los “seguidores”
rías de bancos transnacionales organizadores, se­ nuevamente estuvieron entre dos aguas: en estos
gún el tipo de mercado. países más riesgosos, organizaron más créditos
La información obtenida en los estudios su­ que los “rivales”, pero mucho menos que los
giere que todas las categorías de bancos organiza­ “líderes”. Los bancos ajenos al grupo de organi­
dores, y también otras instituciones bancarias, zadores principales fueron los de más participa­
tuvieron más actividad en mercados con mayor ción en los créditos de consorcio organizados
competencia de precios que en otros de mayor principalmente por los “líderes” y en menor esca­
riesgo. En los primeros —Argentina, Filipinas y la por los “seguidores”. Los “líderes” compensa­
Colombia— tanto los “líderes” como los “rivales” ron parcialmente su mayor nivel de riesgo me­
y los “seguidores” organizaron créditos de con­ diante mayores honorarios, comisiones e intere­
sorcio para el sector público o con la garantía de ses. La comparación entre los gráficos 2 y 4 per­
éste. Sin embargo, la actividad de los “rivales” fue mite visualizar que los “líderes” ejercieron pre­
mucho mayor que la de los “líderes”; estos últi­ dominio en la organización de los créditos para
mos tendían a abandonar esos mercados al acen­ estos mercados, y fueron los de mayor participa­
tuarse la competencia de precios y reducirse las ción entre los veinticinco principales organiza­
potenciales ganancias. Los “rivales” siguieron or­ dores.
Si bien es evidente que durante el auge la
ganizando créditos para el sector público, com­
mayoría de los principales organizadores se exce­
pensando los menores ingresos por concepto de
dieron en los préstamos a los principales deudo­
honorarios, comisiones e intereses mediante la
res, este hecho, común a todos, oculta cuando
movilización de volúmenes cada vez mayores.
menos dos tendencias diversas de comporta­
Por su parte, los “líderes” se concentraron en
miento. En el caso de los “rivales”, se otorgaron
prestatarios del sector privado, de mayor riesgo y
préstamos a los clientes más solventes debido a
que generalmente no contaban con garantías,
un frenesí competitivo que se produjo durante el
otorgándoles casi siempre préstamos directos
auge del crédito a los países. Estos bancos se
con tasas de interés muchísimo más altas. Los
expusieron demasiado a la insolvencia debido a
“seguidores”, con diferencias de matices, abarca­ una “miopía ante el desastre”^: las presiones
ban ambos campos, aunque no organizaron tan­ competitivas disminuían progresivamente la
tos créditos de consorcio como los “rivales” ni
rentabilidad de los préstamos, y por ello muchos
otorgaron tantos préstamos directos al sector pri­
bancos debieron renunciar a cobrar primas de
vado como los “líderes”. Fueron otros bancos,
incertidumbre por exponerse a riesgos de gran
especialmente los que entraban a este mercado
magnitud (de probabilidad escasa pero no sufi­
por primera vez, los que tuvieron mayor partici­
cientemente conocida), o permitir un deterioro
pación en los créditos de consorcio organizados
de su situación de capital o un mayor riesgo de
por los veinticinco bancos principales; en estas
crisis de fondos en el mercado interbancario, o
operaciones, los intereses se habían reducido
bien sufrir todos estos efectos a la vez. El fenóme­
mucho debido a la mayor competencia en los
no representa una falla técnica en cuanto a la
precios. Al comparar los gráficos 1 y 3, puede
estimación de riesgos o la evaluación de solven-
apreciarse la diferencia de comportamiento de
los “líderes” respecto de la organización, por una
parte, y de la participación, por otra, en los crédi­ ^Véase J.M . G utten tag y R. J. H e rring, “D isaster m yopia
tos de consorcio de los mercados con mayor com- in in te r national b a n k in g ”, Essays in International Finance,
petitividad de precios. N “ 164, P rinceton U niversity, septiem bre de 1986.
C O N D U C T A S D E L O S B A N C O S A C R E E D O R E S D E A M E R IC A L A T IN A / Aí. M ortim on 13

G ráfico 3
P A R T IC IP A C IO N EN C R E D IT O S DE C O N SO R C IO , POR C A T E G O R IA DE BANCO, PAISES CO N MAYOR C O M PE T E N C IA
DE PRECIOS 1974-1986
(Millones de dólares estadounidenses de 1980)

Monto

ARGENTINA

FILIPINAS

‘Líderes’ £3 “ Rivales’ G1 “ Seguidores’ D Otros

Fuente: U nidad C onjunta CEPA L/CET.


14 R E V IS T A D E L A C E P A L N " 3 7 / Abril de 1 9 8 9

G ráfico 4
P A R T IC IP A C IO N EN C R E D IT O S DE C O N SO R C IO POR C A T E G O R IA DE BANCO, EN PAISES DE MAS R IESG O
1974-1986
(Millones de dólares estadounidefises de 1980)

Monto

URUGUAY
300 T
250 --
200 --
150 ..
100 --
50
0 --
1974 1975 1976 1977 1978 1979 1980 1981 1982

Año

“ Líderes” O “ Rivales” £3 “Seguidores” □ Otros

Fuente: U nidad C onjunta CEPA l /CET,


C O N D U C T A S D E L O S B A N C O S A C R E E D O R E S D E A M E R IC A L A T IN A / M. Mortimore 15

cia, falla que se transforma en una tendencia del acercaban a ellos para urgidos a aceptar enormes
sistema y llega a ser particularmente característi­ créditos que no habían previsto, o al menos no en
ca del comportamiento de los “rivales” y de los volúmenes tan cuantiosos®. Los ingresos de los
bancos que recién se incorporan al mercado. Este “líderes” provienen sobre todo de transacciones
tipo de comportamiento proviene principalmen­ especiales con clientes más riesgosos y dispuestos a
te de considerar los préstamos a los países desde acceder al mercado mediante el pago de mayores
una perspectiva que se podría denominar honorarios, comisiones e intereses; su comporta­
“transacdonal”: se trata de aumentar la partici­ miento puede entonces denominarse “relacio-
pación en el mercado mediante transacciones nal”, por oposición a la perspectiva “transaccio-
progresivamente mayores con los clientes esta­ nal” de los bancos “rivales”.
blecidos de mayor solvencia. En síntesis, las principales tendencias del
Las razones de los “líderes” para excederse comportamiento de los grandes bancos transna­
en sus préstamos parecen haber sido de naturale­ cionales pueden distinguirse claramente si opo­
za diferente. Puesto que procuraban sobre todo nemos “la miopía ante el desastre” —demostrada
obtener utilidades en el corto plazo, se vieron por los “rivales” al organizar préstamos de con­
obligados a ir más allá del ámbito de sus prestata­ sorcio en los mercados más competitivos en cuan­
rios del sector público, sus clientes más solventes, to a precios— al “tráfico de préstamos” realizado
y a colocar préstamos de mayor rentabilidad con por los “líderes” al organizar préstamos de con­
clientes de mucho más riesgo, como los países sorcio para países prestatarios de mayor riesgo o
marginales del mercado internacional o los clien­ para clientes sin garantía del sector privado en
tes del sector privado y sin garantía en los merca­ los mercados de mayor competencia de precios.
dos de mayor competencia de precios. En este La consideración de los ingresos desde una pers­
aspecto, los “líderes” mostraron mayor tendencia pectiva más “transacdonal”, propia de los “riva­
a transformarse en “traficantes de préstamos”^; les”, contrasta con la perspectiva más “relacional”
es decir, tomaron un papel muy activo en la venta de los “líderes”. Además, si la concentración de
de créditos de mayor precio a prestatarios cuyo riesgos de los bancos “rivales” puede considerar­
acceso a los mercados internacionales había sido se excesiva, la de los bancos “líderes” tendría que
nulo, o bien limitado sólo a montos más peque­ caracterizarse, más exactamente, como temera­
ños. Estos prestatarios, sin mediar cambio alguno ria. En este sentido, el exceso de crédito por parte
en las características que habían determinado su de los bancos transnacionales no sólo contribuyó
marginación respecto del mercado internacional, a crear la crisis de la deuda, sino que las diversas
se encontraron con que los bancos “líderes” se categorías de organizadores hicieron aportes di­
ferentes a su creación. En el cuadro 2 se presenta
un resumen de las tendencias del comportamien­
to de cada uno de los tipos de banco transnacio­
'*W. D arity ] r., “D id th e com m ercial banks push loans on
nal organizador.
th e LDCs?”, M.P. C a ludon (ed.), W orld Debt Crisis: Internatio­
nal Lending on T ria l, C am bridge, M assachusetts, Ballinger
Publishing Co., 1986. Véase asim ism o W. Darity Jr, y B.
H o rn , The Loans Pushers, N ueva York, B allinger, 1988. Puede ^U n estudio m uy revelador de las ventas “puerta-a-
consultarse al respecto tam bién D. D alam aide, Debt Shock, p u e rta ” de créditos de consorcio a los países, escrito p o r uno
G ard en City, N ueva Y ork, D oubleday an d Co., 1984, p. 43, y de los participantes en esa actividad, se e n cu en tra en S.C,
A. Sam pson, The money lender, H arrm o n d sw o rth , Penguin, Gw ynne, “A dventures in th e loan tra d e ” , septiem bre
1983, p. 145. de 1983, p, 24.
16 R E V IS T A D E L A C E P A L N " 37 / A bril de 1 9 8 9

C uadro 2
PR IN C IPA LES T EN D E N C IA S DE C O M PO R TA M IEN TO
DE LOS BANCOS TRA N SN A CIO N A LES,
PO R C A T E G O R IA DE LOS ORGANIZADORES

\P rin c ip a le s M ercados Prestatarios


NUendencias com petitivos de m ayor riesgo
\ d e com porta-
\m ie n to

C ategoría de lo K O rganización de Colocación de o partici- O rganización de Colocación de o parti-


organizadores pación en cipación en
prestam istas

“L íderes" 1. C réditos de consor- 1. P réstam os directos 1. C réditos de con- 1. C ré d ito s d e con-


ció {para el sector (para el sector pri- so rc io (p a ra el sorcio
público) vado) sector público) 2. P ré sta m o s direc-
2. C r é d it o s d e con- tos (al sector pri-
sorcio vado)
“Rivales” I . C réditos de consor- 1. C r é d it o s d e co n -
ció (p a ra el sector sorcio
público)
“Seguidores” 1. C réditos de consor- 1. C r é d it o s d e con- 1. C ré d ito s d e con-
c ío (p a ra el secto r sorcio so rd o
público) 2. Préstam os directos
O tros 1. C r é d it o s d e con- 1, C ré d ito s de con-
sorcio sorcio

II

Comportamiento bancario durante el periodo


de crisis
El proceso de reestructuración de la deuda trajo tructuración de la deuda con los bancos transna­
muchas sorpresas para la mayoría de sus actores, cionales se limitó esencialmente a tres instrumen­
en especial los principales bancos transnaciona­ tos principales. Estos fueron la reprogramación
les organizadores y los prestatarios muy endeu­ de los pagos de los préstamos originales, el sumi­
dados, sobre todo los de mayor riesgo. Sin duda, nistro de recursos nuevos (generalmente para
para los principales organizadores ha de haber que los deudores pudieran mantenerse al día en
sido motivo de asombro el grado de control e sus pagos de intereses) y otras facilidades, como
influencia que podían ejercer sobre el proceso, y el refinanciamiento o el financiamiento provisio­
cómo su desmedrada posición negociadora po­ nal de corto plazo de los vencimientos, y, en su
día dar origen a extraordinarios beneficios. A su caso, el mantenimiento de líneas de crédito de
vez, es probable que los deudores experimenta­ corto plazo. El rubro “otras facilidades” suele
ran una desagradable sorpresa ante la cohesión estar más vinculado a negociaciones en curso que
inicial del bloque acreedor y ante la obligación en a la reestructuración de la deuda, aunque tiene
que se vieron, al inicio de la reestructuración, de importancia decisiva para comprender la situa­
asumir prácticamente la totalidad de los costos de ción de Brasil. Si se hace abstracción de este ru­
la crisis internacional del endeudamiento. bro, es evidente que el proceso de reestructura­
El cuadro 3 muestra que el proceso de rees­ ción implicó un claro orden de precedencia, en el
C O N D U C T A S D E L O S B A N C O S A C R E E D O R E S D E A M E R IC A L A T IN A / M . Mortimore 17

cual México y los grandes países no exportadores tes y los que concentraban los mayores compro­
de petróleo*’ concentraron la atención de los ban­ misos de los bancos (con la excepción de Brasil).
cos transnacionales durante los primeros años, La experiencia existente respecto de crisis
mientras que en los años siguientes esta atención internacionales de endeudamiento no preparaba
se desplazó hacia los grandes países exportado­ a los deudores para los procesos de reestructura­
res de ese producto, y fundamentalmente hacia ción del decenio de 1980. En el pasado, lo habi­
Venezuela. Casi un tercio de los recursos asigna­ tual había sido que los acreedores no pudieran
dos a la reestructuración se destinaron sólo a hacer gran cosa si un prestatario soberano no
México. Los pagos reprogramados del capital lograba cumplir con sus compromisos comercia­
constituyeron la columna vertebral del proceso les debido a factores desfavorables en la econo­
de reestructuración, y su importancia tendió mía internacional. Los acreedores (que solían ser
constantemente a aumentar. Los nuevos recur­ tenedores de bonos) formaban grupos naciona­
sos otorgados fueron cada vez más escasos, salvo les de presión, y el gobierno de su país los defen­
en el caso de México. En conjunto, el proceso fue día en conversaciones bilaterales con el gobierno
muy accidentado y con diferencias específicas deudor. La inmunidad soberana del deudor lo
para cada país. protegía contra demandas o ejecución de dictá­
El cuadro 4 aclara las diferencias específicas menes de tribunales extranjeros. Una novedad
por países en el proceso de reestructuración, así del proceso de reestructuración de los años
como los costos de la negociación. Puede apre­ ochenta consistió en que durante el período
ciarse que hubo etapas definidas en dicho proce­ 1976-1978 rigieron, en los Estados Unidos y el
so. Durante la primera, denominada etapa de Reino Unido, estatutos que aplicaban una nueva
ajuste forzoso, los deudores debieron cancelar teoría restringida respecto de la inmunidad sobe­
comisiones y márgenes más altos como castigo rana, y permitían a los prestatarios soberanos
por no poder pagar su deuda con los bancos. renunciar a ella^. Dicha renuncia pasó pronto a
Aunque en ella hubo un aporte relativamente convertirse en una de las condiciones habituales
mayor de recursos nuevos, la consolidación de la de los contratos de préstamos con bancos trans­
deuda se limitó a un año, o por último a dos, para nacionales durante el auge de los préstamos a
los siete países que negociaron acuerdos durante países. Salvo para Colombia, cuyo caso es excep­
el período 1983-1984. La segunda fase se carac­ cional, esta condición se aplicaba a más de 80%
terizó por marcado mejoramiento de las condi­ del valor total de los contratos revisados durante
ciones de los acuerdos, por cuanto los montos el curso del proyecto interregional sobre bancos
reprogramados casi se triplicaron, los márgenes transnacionales. En forma unilateral, los acree­
disminuyeron, los plazos se prolongaron, las co­ dores habían modificado las reglas del juego, lo
misiones desaparecieron, se extendieron los pe­ que ejerció gran influencia sobre la definición
ríodos de consolidación (aun cuando los recursos del proceso de reestructuración de la deuda:
nuevos se redujeron en forma pronunciada) y aparentemente, el no pago dejaba de ser una
nuevos países se incorporaron al proceso. En la alternativa realista para los deudores que encara­
tercera etapa, las condiciones fueron similares a ban una coyuntura económica internacional des­
las de la segunda, pero sólo cinco países partici­ favorable.
paron. Así, puede decirse que el proceso, junto Otra importante innovación del proceso du­
con mejorar las condiciones, se hizo más selecti­ rante los años ochenta consistió en su carácter
vo, y abarcó sólo a los deudores más complacien- esencialmente privado, y en el control e influencia
que en él ejercieron los principales bancos trans­
nacionales, en especial ios “líderes”, cuyo com­
‘’Según la d efinición utilizada en el Proyecto In terre g io ­
portamiento crediticio había sido el más impru­
nal sobre Bancos T ransnacionales, se consideran deu d o res
principales aquellos países en desarro llo que reu n ían más de
dente durante el auge. Respecto de los progra-
u n d e te rm in a d o porcentaje del valor total de los créditos de
consorcio d u ra n te 1974-1977 o 1977-1982, según la inform a­
ción de la O rganización de C ooperación y D esarrollo Econó­ ^W .T. J o h n , "Sovereign im m unity”, Sovereign Borrowers:
micos (o c d e ), Financial M arket Trends. A quí se hace referencia Guidelines on Legal Negotiations with Commercial Lenders, B utter-
sólo a aquellos q u e firm a ro n acuerdos d e reestructuración w orths, U ppsala, Suecia, D ag H am m arskjöld F oundation,
e n tre 1983 y 1987. 1984.
C u ad ro 3
M ED ID A S DE R E E S T R U C T U R A C IO N DE LA DEUDA DE LO S PA ISE S EN D ESA R R O LLO
C O N LOS BA N CO S T R A N S N A C IO N A L E S PO R G RU PO S DE D E U D O R E S, 1980-1987*
(E n m iles de m illones de dólares)

T o ta l D istribución
1 9 8 0 -1 9 8 2 1983 1984 1985 1986 1987
1 9 8 3 -1 9 8 7 p o rc en tu al
I. R e e stru ctu ra ció n ^ 3 5 .6 8 .7 8 4 .1 3 6 .1 1 1 2 .8 2 7 7 .3 70
México — 2 0 .2 — 4 8 .7 — 4 3 .7 1 1 2 .6 28
Brasil — 4 .5 4 .8 — 6 .7 -- , 1 6 .0 4
G ra n d es d e u d o re s: n o p e rte n ec ien tes
a la OPEP^ 5 .3 s 5 .5 2 .4 3 0 .0 3 .8 4 8 .0 8 9 .7 22
G ra n d es d e u d o re s: p e rte n ec ien tes a
la OPEP^ 3 .7 4 .3 2 4 .9 ' 2 1 .1 5 4 .0 14
T o d o s los d e m á s 4 .5 ^ 1 .7 1.5 1.1 0 .7 — 5 .0 1
IL N u e v o s recursos m onetarios'^ 0.1 1 4 .4 1 1 .0 5.7 0 .3 6 .6 3 8 .0 10
México — 5 .0 3 .8 — — 5 .0 1 3 .8 3
Brasil — 4 .4 6 .5 — — — 1 0 .9 3
G ra n d es d e u d o re s: n o p e rte n ec ien tes
a la OPEP^ 0 .1 4 .4 0 .7 5 .5 1 .6 1 2 .2 3
G ra n d es d e u d o re s: p e rte n ec ien tes a
la OPEP'^ 0 .4 0 .2 0 .3 0 .9
T o d o s los d e m á s 0 .1 0 .2 — — — — 0 .2

{Subtotal I -1- II) ( 5 .4 ) (5 0 .0 ) (1 8 .7 ) (8 9 .8 ) (3 5 .7 ) (1 1 9 .4 ) (3 1 4 .6 ) (7 9 )


(México) (—) (2 5 .2 ) ( 3 .8 ) (4 8 .7 ) (—) (4 8 .7 ) (1 2 6 .4 ) (3 2 )
(Brasil) {—) ( 8 .9 ) (1 1 -3 ) (—) ( 6 .7 ) (-) (2 6 .9 ) (7 )
(G randes d e u d o re s: n o p e rte n ec ien tes 93
a la OPEP^) (5.4) ( 9 .9 ) ( 3 .1 ) (3 5 .5 ) ( 3 .1 ) (4 9 .6 ) (1 0 1 .2 ) (2 6 ) W
(G randes d e u d o re s: p e rte n ec ien tes a
la OPEP*^) {—) ( 4 .1 ) (—) ( 4 .5 ) (2 5 .2 )' (2 1 .1 ) (5 4 .9 ) H
(1 4 ) >>
(T odos los dem ás) (-) (1 -9 ) ( 1 .5 ) ( 1 .1 ) ( 0 .7 ) (—) (5-2) (1 ) D
III, O tra s fa cilidades'^ 0 .2 2 2 .4 1 6 .9 7.1 2 S .1 8 .3 8 2 .8 21
W
fH
México -— — — 1 .0 — 1 .0 2 .0 1 >
Brasil — 1 5 .8 1 5 .1 — 2 4 .1 — 5 5 .0 14
G randes d e u d o re s: n o p e rte n ec ien tes
a la OPEP^ 0 .2 5 .9 1 .7 4 .9 3 .9 7 .3 2 3 .7 6 r
G ra n d es d e u d o re s: p e rte n ec ien tes a Tí
la OPEP*^ — 0 .7 — 1.1 — — 1 .8
T o d o s los d em ás — 0 .1 0 .1 0 .1 0 .1 — 0 .4 —
T o ta l I + II + III^ 5.6 7 2 .4 3 6 .6 9 6 .9 6 4 .5 1 2 7 .7 398.1 100
México — 2 5 .2 3 .8 4 9 .7 — 4 9 .7 1 2 8 .4 32
Brasil — 2 4 .6 2 6 .4 — 3 0 .8 8 1 .8 21
G ra n d es d e u d o re s: n o p e rte n ec ien tes Oo
a la OPEP^ 5 .6 « 1 5 .8 4 .8 4 0 .4 ^ 7.7 5 6 .9 ’ 1 2 5 .6 32
G randes d e u d o re s; p e rte n ec ien tes a
la OPEP"^ — 4 .8 — 5 .6 2 5 .2 ‘ 2 1 .1 5 6 .7 14
T o d o s los dem ás — 2 .0 1.6 1 .2 0 .8 — 5 .6 1
F u e n te: U n id a d C o n ju n ta cepai Vcet sobre la base d e inform ación co n te n id a e n el
c u a d ro II-3 de b i r f , Developing Country Debt, W ashington D.C., fe b re ro de 1987, pp .
X X V I-X X X I y actualizaciones.
*O rganizados p o r la fecha d e firm a del acuerdo. Se excluyen los siguientes acuerdos
e n principio; H o n d u ra s (1983, 1984 y 1987), P erú (1984), Zam bia (1984), Costa
Rica (1985), C uba (1985), C o n g o (1986), M arruecos (1986), M ozam bique (1987) y
Ja m aica (1987).
“ C onsolidación d e la d e u d a en nuevas obligaciones d e largo plazo; incluye pagos
a trasad o s así com o v encim ientos fu tu ro s.
^ Incluye A rg e n tin a , C hile, C uba, P e rú , Panam á, Bolivia, U ruguay, Filipinas,
M arruecos, C osta d e M arfil, T u rq u ía y Yugoslavia.
E cuador, N igeria y V enezuela.
^ P réstam os d e los bancos tran sn ac io n a les arre g lad o s en co njunto con la re estru c ­
tu rac ió n d e la d e u d a.
R efinanciam iento o fín an c ia m ie n to provisional d e corto plazo d e vencim ientos
c o rrien tes y/o m a n te n im ie n to d e líneas de créd ito de c orto plazo. n
La re p ro g ra m a c ió n d e la d e u d a y los nuevos recursos m onetarios son la esencia O
Z
d e la re e stru c tu ra c ió n ; se estim a q u e los d em ás m ecanism os son incentivos p a ra O
favorecer la m a rc h a d e las negociaciones o facilitar la ejecución d é u n acuerdo. d
n
A u n q u e aq u í se c o n sid e ra q u e estos o tro s m ecanism os no re e stru c tu ra n la d e u d a
per se, se in clu y e n p a ra o fre c e r u n cu a d ro m ás com pleto de l proceSo de reestru c­ 0$3
tu rac ió n . O
w
T u rq u ía re p re s e n tó 2 300 m illones d e d ó lares e n 1982. r*
A rg e n tin a re p re s e n tó 13 4 0 0 m illones d e d ó lares en 1985. O
03

V enezuela re p re s e n tó 21 200 m illones d e d ó lares e n 1986, lo q u e se había w


a c o rd a d o e n p rin c ip io e n 1984. >
Z
E n 1987, A rg e n tin a , C h ile y Filipinas co m en zaro n a re e s tru c tu ra r 29 500 millo­ n
nes, 12 490 m illo n es y 6 005 m illones de dólares, respectivam ente, más nuevos
O
03

recursos m o n e ta rio s y o tro s m ecanism os. >



V enezuela. ttí
M
C*í
O
O

P3
03

aw
>
S
w
»
Ct
>
r
>
Z
>
C u ad ro 4
A C U E R D O DE R E E S T R U C T U R A C IO N DE LA D E U D A C O N LOS PR IN C IPA L E S D EU D O R ES* D U R A N T E 1981-1987

Período de consolidación“' Montos Plazo

^echa Duración Nuevos M argen Gracia Total Comisión Im portai


le la País A cuerdo en Fecha de (núm ero Monto recursos O tros g h relativ;
irm a“ principio** inicio de meses) reprogram ado“* monetarios** mecanismos
IV.81 Bolivia I VIII.80Í IV.81 24 431 — — 2.19 2.5 5.3 1.13 49
VIII.81 T urquía I 100““ — 1.50 — 3.0 2
11.82 Perú I 1.80 24 330 — 1.50 2.0 4.0 1.00 16
II 1.82 T urquía II VIII.79' 32 2 269' — — 1.75 2.0"* 3.0"* 54
Subtotal precrisis 30 3 170 — — 1.79 2.1 3.4 27
11.83 Brasil I X II.82 1.83 12 4 800 4 400 15 675" 2.00 2.5 8.0 1.50 23
V II.83 Chile I 11.83 1.83 24 2 169 1 300 1 700° 2.13 4.0 8.0 1.25 92
V II.83 U ruguay I 111.83 1.83 24 575P 240 — 2.19 2.0 6.0 1.38 63
V II.83 Perú II 111.83 111.83 12 380 450 2 200“! 2.25 3.0 8.0 1.25 29
V II.83 Nigeria I** r 1 935 — 1.44 0.3 2.9 28
V II 1.83 México I 111.83 VIII.82 28 20 167 8 800^ ' 1.81 4.0 8.0 1.00 65
X.83 Yugoslavia I 1.83 12 950 600 800" 1.81 3.0 6.0 109
X.83 Ecuador I** V III.83 XI.82 14 1 835 431 700 2.19 1.0 6.5 1.25 lio
1.84 Chile II VII.83 I 160"' 780 1 700 2.13 4.0 8.0 1.25 39
1,84 Brasil II XI.83 1.84 ■ 12 5 900 6 500 15 100^ 2.00 5.0 9.0 1.00 27
V.84 Yugoslavia II 1.84 24 1 250 — — 1.56 4.0 7.0 39
Subtotal, fa se 1 41 121 23 301 37 873 1 .8 8 3 .6 7.7 1 .2 0 41
III.85 Costa de Marfil XII.83 25 501 104 — 1.75 2.5 7.5 --. 22
111,85 México II V III.84 1.87 48 28 600^' — — 1.00 — 14.0 — 78
V.85 Filipinas I X.83 22 5 885^ 925 2 974 1.63 5.0 10.0 — 122
V III.85 México I li V III.84 1.83 72 20 100““ — 950*"* 1.00 1.0 14.0 __ _
V III.85 A rgentina I X II.84 1.82 48 14 200 3 700 3 lOO“"* 1.38 3.0 11.0 __ 78
X.85 Panam á I V I.85 1.85 24 632 60 190 1.38 3,5 12.0 __ 34
XI.85 Chile III VII.85 1.85 36 4 859 785*'“' I 700 1.38^^ 6.0 12.0 — 64
X II.85 Ecuador II** X II.84 1.85 60 4 400 200 700 1.38« 3.0 12.0 __ 99
X II.85 Yugoslavia III 1.85 48 3 600 — — 1.13 3.5 10.0 84
11.86 M arruecos I IX.83 24 538 — 610 1.75 3.0 7.0 — 14
11.86 Venezuela I** V.85 1.83 72 21 172 — — 1.13 — 12.5 — 130
V III.86 U ruguay II 11.86 1.85 60 1 7008E hh — 1.50 —
3.0 12.0 76
IX.86 Brasil III 111.86 1.85 12 6 671 — 24 350 1.13 5.0 12.0 __ 12
XI 1.86 Costa de Marfil II 1.86 48 691 — —” 1.63 3.0 12.0 _ 23
X II.86 M arruecos II 1.85 48 2 174 — 348 1.19 4.0 15.0 48
Subtotal, fa se 2 113 743 3 774 34 922 1 .1 8 1.3 1 2 .7 __ 58
IV.87 México IV X.86 ü 60 43 700 7 700 OSO*“*“ 0.81 7.0 20.0 — 95
VI.87 Chile IV 11.87 1.88 48 4 695" — 1 700 1.00 6.0 15.5 — 39
V III.87 A rgentina II IV.87 1.86 60 30 249'"'" 1 550 3 500"" 0.81 7.0 19.0 0.38°° 97
IX.87 Venezuela II** 111.87 1.82 84 20 422 — — 0.88 — 13.0 — 86
IX.87 Filipinas II 1.87 72 9 356 __pp 2 965 0.88 7.5 17.0 _ 82
87 México V 1.88 48 9 700“^“» — — ] _
Subtotal, fa se 3 118 122 9 230 9 115 0 .8 4 5 .6 1 7 .9 — 88
Fuente: U nidad C onjunta cepaiVc:e7 sobre la base de inform ación contenida en BIRF, World
Debt Tables, 1987-1988 Edition, Volume 1. Analysis and Summary Tables, W ashington, D.C., enero
de 1988, cuadro iv-3, p p . x x x v i - x l h , m á s otras fuentes nacionales e internacionales.
* Excluye a Cuba, que no participa en ei sistema de notificación de la deuda al Banco
M undial.
** M iembro de la o p e p .
La fecha en que se firm ó el nuevo contrato (mes, año). O bsérvese que la firm a del contrato
se produjo a m en u d o m ucho después, que el acuerdo en principio, debido sobre todo a
problem as del prestatario con el program a del Fondo M onetario Internacional y a proble­
mas del comité directivo d e bancos para obtener la participación de todos los acreedores
previos en el nuevo program a.
Basado en inform es de periódicos.
El período que c ubre los pagos y atrasos reprogram ados que comienzan en la fecha
indicada y se extiende p o r el núm ero de meses que se indica.
Consolidación de la d e u d a en nuevas obligaciones de largo plazo; incluye tanto atrasos
como vencim ientos futuros.
Préstam os dispuestos en conjunto con la reestructuración de la deuda. Considerados a
veces como la reprogram ación de los pagos de intereses.
M antenim iento de líneas de crédito comerciales o interbancarias de corto plazo o refinan-
ciam iento provisional de vencim ientos corrientes. Se considera que estos mecanismos son
ante todo incentivos p a ra que el prestatario prosiga las negociaciones o para que se ejecute
u n acuerdo.
^ El m argen sobre la tasa base d e interés (habitualm ente l i b o r ). C uando las t a s a s fueron
m últiples se calculó u n prom edio ponderado.
^ Calculada como porcentaje del valor original del acuerdo. Las comisiones principales que
se incluyen son honorarios p or gestión y giros, más gastos si procede.
Este indicador m uestra el m onto de la deuda reprogram ada más ios nuevos recursos
m onetarios (con exclusión de otros mecanismos) en relación con la deuda bancaria pen­
diente a fines de año previa al nuevo acuerdo.
' Fecha del prim er acuerdo de aplazam iento con los b t x .
Peticiones de reem bolso de terceros.
‘ Revisión de las condiciones de los acuerdos de 1979, incluidos los nuevos préstam os de
consorcio contratados en ju n io de 1979.
^ N úm ero de años que se p ro rro g aro n los vencimientos originales.
M antenim iento d e créditos de corto plazo. Adem ás, este acuerdo con los bancos transna-
donales se com plem entó con un crédito por 1 200 millones de dólares del Banco de Pagos
Internacionales (bpi) y o tro p o r 1 900 millones de dólares de organism os gubernam entales
estadounidenses (el T eso ro y la Reserva Federal); estos valores no están incluidos en el
total de “otros mecanism os”.
° M antenim iento de crédito de corto plazo. Además, este acuerdo con los bancos transnacio­
nales se com plem entó con u n crédito p or 300 millones de dólares del b p i ; no está incluido
e n el total rotulado “otros m ecanismos”.
^ Incluye 359 millones d e dólares en créditos no comerciales de corto plazo.
Incluye pagos diferidos p o r 200 millones de dólares.
Dos acuerdos (julio y septiem bre) que cancelan pagos atrasados sobre cartas de crédito de
corto plazo.
' Se obtuvieron nuevos recursos financieros por 3 800 millones d e dólares (a 10 años con un
1.5% de m argen só b re la l i b o r ) en u n acuerdo separado, fechado abril de 1984. Se incluye
aquí para simplificar la presentación de la inform ación pertinente.
^ Líneas de crédito interbancario (5 200 millones de dólares) m antenidas hasta fines de
1986. Este a cuerdo se vio facilitado por un crédito de 900 millones de dólares del BPI y
varios créditos de organism os gubernam entales estadounidenses p o r un total de 2 900
millones de dólares.
“ Refinanciación de la deuda de corto plazo p o r u n año.
^ Consolida tres acuerdos separados de enero (1 160 millones de dólares), ju n io (780
m illones de dólares) y noviem bre (1 700 millones d e dólares).
D euda de corto plazo convertida en de m ediano plazo.
* Incluye el refinanciam iento de la d eu d a d e corto plazo p o r 15 675 millones de dólares, el
m antenim iento de líneas de crédito comerciales p o r 9 800 millones de dólares más la
reanudación de com prom isos interbancarios p o r 6 00 0 millones de dólares.
MYR.A que reestru ctu ró préstam os que habían sido reprogram ados por el acuerdo de 1983.
Incluye la reprogram ación de 5 000 m illones de dólares de nuevos recursos m onetarios de
1983. Esto dio origen a repetidos refinanciam ienios de corto plazo de 950 millones de
dólares.
^ Incluye la d e u d a del sector privado p or 2 643 millones de dólares.
“ MYRA que reestru ctu ró préstam os no incluidos e n el acuerdo de 1983.
A plazam iento del p rim er pago del principal p o r los nuevos recursos monetarios reprogra­
m ados en 1983, según las modificaciones introducidas p o r el myra d e m arzo de 1985.
Este acuerdo se com plem entó con un crédito d e enlace p o r 500 millones de dólares de la
Reserva F ederal d e los Estados U nidos y otros gobiernos participantes; no está incluido en
el total.
O peración de cofínanciam iento del Banco M undial p o r 300 millones de dólares no
incluida en el total.
Estas tasas tam bién rigen para las partidas pendientes d e los acuerdos de 1983 y 1984.
Estas tasas tam bién rigen para las partidas pendientes del acuerdo de 1983.
Incluye 844 m illones de dólares de d eu d a previam ente reestructurada.
El acuerdo incluye el cofínanciam iento del Banco Mundial.
'* Incluye aplazam iento de los vencimientos de 1986 p o r 9 300 millones de dólares.
Este podría considerarse el p rim er “acuerdo real d e renegociación” dada su m agnitud, la
reducción de las condiciones p o r préstam os previam ente reestructurados, la modificación
ex. post del m argen p a ra los nuevos recursos m onetarios de 1983 y 1984, el crecim iento del
cofínanciam iento contingente (así como del cofínanciam iento regular) del Banco M undial
y el m ecanism o de apoyo a la inversión contingente.
R eestructuración del prepago que fue aplazado a contar de octubre de 1985-
'* Reducción de las condiciones p or los nuevos recursos m onetarios de 1983-1984 y p o r los
acuerdos de reestructuración de 1983-1987, así como la reprogram ación de algunos
vencim ientos originales en 1988-1991. Incluye el elem ento de modificación de plazos
(pago de intereses sólo una vez al año).
Se incluye la reestructuración de todos los vencimientos de principal de la deuda anterior
al 9 de diciem bre de 1982 (con vencim iento posterior al 31 d e diciembre de 1985) para los
prestatarios del sector privado.
"" A cuerdo facilitado po r la extensión del vencim iento del préstam o p o r 500 millones de
dólares, colocado previam ente p or la Reserva Federal de ios Estados U nidos y otros
gobiernos de l a o c d e .
°° Incentivo ofrecido a los bancos que firm aron am es de cierta fecha.
PP El acuerdo incluía la reducción de los m árgenes p a ra los nuevos recursos m onetarios por
925 m illones de dólares en 1985.
R eestructuración de la deuda del sector privado.
C u ad ro 5
C O M IT E S DE D IR E C C IO N DE LOS BA N CO S T R A N S N A C IO N A L E S EN O C H O PAISES EN D ESA RRO LLO ^

T otales
B anco y g ru p o Brasil M éxico A rg en tin a Filipinas Colom bia P e rú Bolivia U ru g u ay
(de fuentes secundarias) (1985) (1983) (1985) (1983) (1981) (1 9 8 6 ) In teg ra n te s C o o rd in a ­
d o re s

I. “L íd e re s” 5 5 5 5 4 3 3 3 33 7
C iticorp X X XX XX X X XX X XX X 5
M a n u fa c tu re rs H a n o v er X X X XX X X X X 8 I
B ank A m erica X x^’ X X X X X X 7 1
C hase M a n h a tta n X X X X X X 6
J.P . M organ X*’ X X X 4
II. “R iv a le s ” 5 7 2 3 3 4 2 3 27 1
B ank o f T o k io X X X X X X X 7
C hem ical B ank X X X XX X 5 I
B an k ers T ru s t X X X X X 5
Lloyds B ank X X X 4
B ank o f M ontreal X X X 3
B ank o f N ova Scotia X X X 3
III. “Seguidora” 2 1 3 3 5 3 1 1 19
D re sd n e r X X X X X X 6

C re d it L yonnais X X X 3
D eutsche X X 2
Barclays X X 2
Royal B ank o f C a n ad a X X 2
In d i. B ank o f J a p a n X 1
M idland G ro u p X 1
N ational W estm in ster X 1
B a n k N ationale d e Paris X 1
wPS
IV. O tros bancos de com ités <
de dirección 2 2^ 1 1 2 2 4 1 15 —
Sh
T o ta l 14 13 11 12 14 12 10 8 94 8 >■
D istrib u ció n p o r o rig e n O
M
n a c io n a l r
E stados U n id o s 1 7 5 6 7 6 7 3 48 8 >
Ja p ó n 1 1 2 9 1 - 1 9
nPi
1 —
'TS
C a n ad á 1 1 i 1 1 1 1 1 8 — >
r
R eino U n id o 1 1 1 1 2 1 — I 8 —
R epública F e d e ral 8 —
de A lem ania 1 1 1 1 1 I 1 1 6 —
F rancia 1 1 1 1 1 1 — —
O tro s 2 1 ] — — 1 1 1
7 —

Fuente: U n id a d C o n ju n ta cepal/c e i . En el c u a d ro , “xx” indica q u e el banco en cuestión actuó com o c o o rd in a d o r; “x”


"" Los años puestos e n tre paréntesis bajo ei n o m b re d e los países indican el a ñ o del q u e actuó com o m iem bro del com ité.
a cu e rd o de re e stru c tu ra c ió n al q u e c o rre sp o n d e el com ité de dirección indicado. ^ C o -p resid en te.
C O N D U C T A S D E L O S B A N C O S A C R E E D O R E S D E A M E R IC A L A T IN A / M . M o r tim o r e 23

mas de ajuste económico, los deudores debían mente mostrada por el bloque acreedor, com­
negociar con instituciones multilaterales y, en puesto por instituciones multilaterales y gobier­
algunos casos, con entidades gubernamentales nos nacionales. En la práctica, y dado que los
acreedoras. En cambio, si se trataba del manejo compromisos de los bancos estadounidenses
de sus próximos pagos sobre la deuda con los eran mucho mayores que los de bancos de cual­
bancos, debían dirigirse directamente a los comi­ quiera otra nación, la reglamentación estadouni­
tés de dirección creados por estos últimos^. Co­ dense ejerció una importante influencia extrate­
mo puede apreciarse en el cuadro 5, los bancos rritorial sobre el proceso. (Véase el cuadro 6).
“líderes” predominaban en los comités bancarios Por ejemplo, la natural preocupación por salva­
de dirección tanto en los seis países estudiados guardar el sistema financiero estadounidense y
por el proyecto como en los deudores principa­ la situación de los bancos de esa nación tuvo
les; Brasil y Méxicí). El agente coordinador fue efectos negativos para los deudores^. Así, ciertas
un banco “líder” en todos los casos, salvo en el de medidas reglamentarias discrecionales otorga­
Colombia (por coincidencia, el único de los prin­ ban a los bancos estadounidenses gran libertad
cipales deudores latinoamericanos que no rees­ respecto de concentración de riesgos, obligacio­
tructuró su deuda). En cinco casos, la actividad nes de mantener un adecuado nivel de capital
de coordinación estuvo a cargo de Citicorp; en neto y requisitos de reservas para posibles pérdi­
un caso cada uno, cumplieron esta función Bank das por préstamos. En consecuencia, los deudo­
America Corp. y Manufacturers Hanover. Inclu­ res debieron moverse dentro de parámetros más
so tratándose de Colombia, el agente coordina­ estrechos, y tuvieron menos posibilidades de re­
dor fue un banco estadounidense importante ducir el peso que sobrellevaban. Las entidades
(Chemical Bank). En cuanto al origen nacional reguladoras permitían a los bancos de los Estados
de los bancos que integraban los comités de di­ Unidos (sobre todo los con mayores compromi­
rección, los estadounidenses solían ocupar la mi­ sos, es decir, los “líderes”) registrar los préstamos
tad de los puestos, proporción que excedía gene­ concedidos a los grandes deudores a su valor
ralmente la de sus compromisos, incluso en los nominal original, mediante una ficción contable
casos de más riesgo. Aunque la representación en la que los bancos otorgaban a los prestatarios
de los bancos “rivales” era relativamente satisfac­ nuevos recursos para mantener al día sus pagos
toria en los comités de México y Brasil, no suce­ de intereses (criterio clave del sistema regulador
día lo mismo en otros casos de países con mayor del país). De todo ello se desprende que, para el
competencia de precios, donde predominaban proceso de reestructuración de la deuda, la nego­
los “líderes”. En cambio, en los casos de países ciación entre los bancos y las entidades regulado­
más riesgosos, sorprende comprobar que los ras de los Estados Unidos fue más decisiva que las
“rivales” estaban en un nivel de participación negociaciones entre los comités bancarios de di­
más parejo, aun cuando sus compromisos eran rección y los propios deudores.
muy inferiores a los de los “líderes”. En resumen, Este conjunto de innovaciones, propio del
los bancos “líderes” predominaron en los comités proceso de reestructuración de los años ochenta,
de dirección de los deudores más importantes, y tuvo por efecto transferir a los deudores prácti­
así ejercieron una influencia muy decisiva sobre camente todos los costos vinculados a la crisis
el conjunto del proceso de reestructuración de la internacional del endeudamiento, al menos du­
deuda. rante su primera etapa. Esta, que se ha denomi­
Una tercera novedad importante del proceso nado la etapa de ajuste forzoso para los deudo­
de reestructuración de la deuda en los años res, correspondió al difícil período entre 1982 y
ochenta consistió en la unidad o cohesión inicial­ 1984, es decir, el intervalo entre la declaración

^Véast; lo d eclarado p or td señor D onald Reagan, Secre­ ''Según J. Sachs y H, H uizinga, cn “US com m ercial
tario del t esoro d e los Estados U nidos en H e a r in g s on In tern a - banks and the developing-coim try debt crisis”, B rookings P a ­
h o n a l D ebt, (iom isión de Bancos, Vivienda y A suntos U rba­ pers on E conom ic A ctiv ity , N" 2, 1987, p. 557: “la estrategia de
nos, S enado de los Estados U nidos, 4 de febrero de 1983. gestión de la d eu d a aplicada p or los Estados U nidos y la
Véase asim ism o E.J. Erydl y D.M. Sobol, “A perspective on com unidad financiera oficial desde 1982, se ha orientado
the deb t crisis, 1982-1987”, S even ty '¡'bird A n n u a l R eport, B an­ hacia la protección de los grandes bancos comerciales, al
co de la Reserva Federal de N ueva York, mayo de 1988. m enos desde una perspectiva contable de corto plazo”.
C u a d ro 6
A M E R IC A L A T IN A : C O M PR O M ISO S DE LOS P R IN C IP A L E S SISTE M A S
B A N C A R IO S A CREEDORES
A FIN ES DE 1985
[Millones de dólares)

D eudor A m érica
Brasil M éxico A rg e n tin a V enezuela C hile Colom bia P e rú O tro s
A c ree d o r L atina
E stados U nidos 25 600 24 100 8 900 8 900 7 000 3 259 1 800 10 941 90 500
E u ro p a: ocho países 23 174 20 961 10 985 8 435 5 003 2 279 1 971 7 420 80 228
(Reino U nido) 9 140 8 669 3 677 2 690 2 178 756 649 2 287 30 046
(Francia) 6 802 4 500 1 580 2 009 600* 600* 561 395 17 047
(R epública F ed eral d e
A lem ania) 4 680 3 570 2 540 2 070 970 260 230 470 14 790
(Suiza) 1 446 1 477 i 080 555 461 126 174 2 597 7 916
(E spaña) 507 1 360 714 575 606 111 272 1 325 5 470
(Italia)* 439 1 365 704 496 173 16 70 76 3 339
(Bélgica) 160 20 690 40 15 410 15 270 I 620
O tro s 13 759 15 481 5 738 5 707 2 789 1 492 547 1236 46 349
(Japón)* 8 200 10 000 4 300 3 650 1 400 1 00 0 400 780 29 730
(Canadá)* 5 559 5 481 1 438 2 057 989 492 147 456 16 619
T o tal 11 países 62 533 60 542 25 623 23 042 14 792 7 030 4 318 19 597 217 077
Sd
PJ
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M
H
F u e n te: B asado en in fo rm acio n es d e los bancos centrales d e los países e n u m e rad o s, L atin o am erican as ( ir é l a ), Europa y la deuda externa de Arnérica Latina, D ossier, N " 11, >
e x cep to las cifras m arcad as co n asteriscos, q u e son estim aciones d e B an k in g A naly­ ju n io d e 1987, O
w
sis L im ited ( i b c a ), L o n d res. D atos publicados en In stitu to de R elaciones Europeo* r
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O
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S;
C O N D U C T A S D E L O S B A N C O S A C R E E D O R E S D E A M E R IC A L A T IN A / M . M u r tim o r e 25

mexicana de incapacidad de servir la deuda y el gastado el tiempo adicional que les concedieron
reconocimiento posterior de que el ajuste sólo las decisiones de las entidades reguladoras de los
era posible en la medida que fuera acompañado Estados Unidos. Los demás bancos, que entonces
por crecimiento (lo que se materializó en la inicia­ recibían buenos ingresos por concepto de intere­
tiva Baker sobre la crisis del endeudamiento). En ses sobre sus préstamos reprogramados, tendie­
esta etapa, los bancos transnacionales, especial­ ron a apoyar la forma en que los “líderes” ma­
mente los “líderes”, obtuvieron sus mayores be­ nejaban la crisis. El apogeo de estos últimos en el
neficios, y los deudores asumieron la totalidad de proceso de reestructuración se dio durante esta
los costos, incluso márgenes punitivos (en torno a etapa, por cuanto el bloque acreedor, en su
2%), incluidos en los primeros acuerdos de rees­ conjunto, aceptó su interpretación del problema
tructuración. El resto del bloque acreedor, las y asimismo la solución que recomendaban. Sin
instituciones multilaterales y los organismos na­ embargo, también parece haber quedado en evi­
cionales, sobre todo de los Estados Unidos, consi­ dencia que el enorme ajuste forzoso realizado
deraron la crisis fundamentalmente como un por los deudores beneficiaba más los balances
problema de liquidez, que era el concepto en que trimestrales de los “líderes” que las perspectivas
los bancos “líderes” basaban su acción. económicas de mediano plazo de los países'*, y
por lo tanto, más que resolver la crisis, tendía a
Los “líderes” utilizaron también su influen­ prolongarla.
cia en los comités bancarios de dirección para
En la segunda etapa del proceso de reestruc­
obtener, en ciertos casos, ventajas que excedían
turación de la deuda — 1985-1986— estos hechos
el ingreso adicional generado por los márgenes
parecieron ser reconocidos. Llegó a considerarse
punitivos. Lograron a veces adquirir mayor se­
contraproducente la estrategia de ajuste recesi­
guridad para sus compromisos en manos de
vo; algunos miembros importantes del bloque
prestatarios del sector privado haciéndolos in­
acreedor, las instituciones multilaterales y algu­
corporarse de diversas maneras a los acuerdos de
nas autoridades nacionales, sostuvieron que el
reestructuración de la deuda, con lo cual adqui­
ajuste, para que fuera de carácter positivo y es­
rían una garantía estatal a posteriori. En otros
tructural, y no sólo coyuntural, debía necesaria­
casos, presionaron a los deudores para que esta­
mente ir acompañado de crecimiento. Una nue­
blecieran garantías cambiarías u otras ventajas
va iniciativa, presentada como de “ajuste con cre­
especiales. Estos acuerdos de reestructuración
cimiento”, adoptó el nombre del Secretario del
tenían también el efecto de agrupar a todos los
Tesoro de los Estados Unidos, y pasó a reempla­
deudores de un país en un solo conjunto, y de
zar la perspectiva anterior'^. Se asignaron nue-
asignar el servicio global de la deuda al Estado.
De este modo, los prestatarios más riesgosos
—-que presumiblemente habían pagado a los 1985: recen t tren d s a n d structural featu res”, fin a n c ia l M arket
“líderes” mayores primas de riesgo— pasaban a Trends, N" 38, noviem bre de 1987.
estar en las mismas condiciones que los prestata­ “ Se ha c om probado que el ajuste latinoam ericano d u ­
ran te 1982-1985, p o r ejem plo, ha sido m ayor que las re p a ra ­
rios más solventes, a quienes los “rivales” habían ciones de g u e rra exigida a A lem ania e n tre 1925-1932 o a
cobrado primas de riesgo muy inferiores. Así, los Francia en tre 1872-1875, Véase, R. Devlin, “A m érica Latina:
“líderes” parecen haberse aprovechado de su reestructuración económ ica ante el problem a de la deuda
gestión en los comités bancarios de dirección pa­ e x tern a y d e las transferencias al ex te rio r”, Revista de la ce v a l ,
ra obtener especiales ventajas, que se tradujeron N" 32 1473), Santiago de Chile, agosto de 1987, pp. 75 a
103. Véase asimismo, t:EPAÍ., La evolución del problema de la
en mayores garantías para sus compromisos más deuda externa en América Latina y el Caribe, serie E studios e
riesgosos y mejores ingresos por concepto de Inform es de la c e p a l , N“ 72 ( l c / g . 1487/Rev.2-P), Santiago de
honorarios y tasas de interés punitivas. Estos in­ Chile, septiem bre de 1988, publicación de las N aciones U ni­
crementos en los ingresos no se destinaron prin­ das, N” de venta; S. 8 8 . 11 .G.IO, y c e p a i ., Políticas de ajuste y
cipalmente a fortalecer la situación de capital o a renegociación de la deuda externa en América Latina, serie C ua­
dernos de la CKPAi,, N" 48 ( l c / g . 1332), Santiago de Chile,
acumular reservas para posibles pérdidas por diciem bre de 1984, publicación de las Naciones Unidas,
préstamos**^ Los “líderes” parecen haber mal- N" de venta: S.84. 11 .G. 18, capítulo 11 .
'^V éase f m i , “In tern atio n al capital m arkets: develop­
m ents and prospects”, ím f Occasional Paper, N" 43, W ashing­
p. .569. Véase tam bién “Bank profitability 1980- ton, D.C,, fe b re ro de 1986, p. 17; “El D irector G erente reco-
26 R E V IS T A D E LA C E P A L N ” 37 / A b n l de 1 9 8 9

VOS papeles a todos los agentes del proceso de causó incomodidades dentro del bloque acree­
ajuste económico y reestructuración de la deuda. dor, por cuanto estos bancos, al no cumplir con
Se otorgaron a los deudores más responsables su papel, ponían en peligro los esfuerzos em­
mayores plazos y mejores condiciones para el prendidos por el resto de k)s acreedores, sobre
servicio de su deuda, lo que se concretó en los todo las instituciones multilaterales” .
acuerdos de reestructuración plurianuales que Si bien se debilitaba la unidad del bloque
se generalizaron desde entonces. acreedor, y la situación de los países deudores
La unidad de los bancos en torno al proceso tendía a mejorar tras los grandes sufrimientos de
de reestructuración se quebró al prolongarse los la etapa de ajuste forzoso, el trato fue duro para
plazos otorgados a los deudores y reducirse los los deudores cuyo comportamiento se apartaba
ingresos bancarios (las comisiones desaparecie­ de la norma: es decir, aquellos que no mantenían
ron, y se redujeron notablemente los márgenes). diálogo con los bancos y las instituciones multi­
Los bancos más pequeños, así como los bancos laterales, y no se esforzaban por mantenerse al
regionales estadounidenses menos comprometi­ día en sus pagos de intereses. Los deudores más
dos, prefirieron no participar en acuerdos de débiles, más pequeños y de mayor riesgo no acce­
nuevos créditos a mediano plazo, y se interesaron dían a nuevos créditos ni a facilidades compara­
progresivamente en vender las obligaciones, con bles a las de los mayores, salvo que hicieran con­
descuento, en el mercado secundario. Otros ban­ cesiones excepcionales, como sucedió en Uru­
cos, sobre todo europeos con mayor base de capi­ guay. Perú y Bolivia (junto con Nicaragua, Sudán
tal, menos compromisos y mejores reservas para y Zaire) estaban entre los pocos deudores que
posibles pérdidas por préstamos (dada la mayor entraron en la categoría de valor deteriorado
prudencia de las entidades reguladoras de sus prevista en el sistema regulador de la banca de los
países), prefirieron otros caminos, dada la cre­ Estados Unidos; esto obligaba a los acreedores
ciente inutilidad del mecanismo mediante el cual estadounidenses, contra sus conveniencias, a es­
los bancos otorgaban nuevos recursos que se des­ tablecer asignaciones para reservas de transfe­
tinaban a pagarles intereses a ellos mismos, y que rencia de riesgo. En términos generales, puede
estaba determinado por la reglamentación ban- decirse que en la segunda etapa del proceso la
caria vigente en el mercado estadounidense’^’. menor unidad entre los acreedores, así como la
En este contexto, los principales bancos transna­ insatisfacción provocada por el comportamiento
cionales, y especialmente los “líderes”, que pre­ de los bancos, que no cumplieron el papel que se
dominaron en los comités de dirección, tuvieron les había asignado, mejoraron en algo la situa­
mayor dificultad en convencer a otros bancos ción de los deudores que acataban las reglas del
para reunir nuevos recursos, y no quisieron tam­ juego. Los pocos que no lo hacían fueron trata­
poco aumentar sus propios compromisos, dado dos con dureza por instituciones multilaterales y
que las entidades reguladoras de los Estados Uni­ organismos nacionales.
dos adoptaron decisiones menos tolerantes en El período 1987-1988 trajo consigo un quie­
relación con las grandes instituciones bancarias bre aun mayor de la unidad del bloque acreedor,
de los centros financieros. En consecuencia, los y abiertas pugnas entre los bancos, incluso entre
bancos transnacionales no lograron movilizar ci­ los mismos “líderes”. Podría llegar a pensarse
fras ni siquiera aproximadas a los 20 000 millo­ que, dentro del proceso de reestructuración de la
nes de dólares de recursos nuevos que les asigna­ deuda, este lapso corresponde al de un ajuste que
ba la iniciativa Baker, y su falta de cumplimiento recae en los bancos transnacionales. Ante el pro­
grama de nuevos recursos para México, hasta los
niienda estrategia ílexible p ara la d e u d a ”, Boletín deh'Mi, 9 de otrora dóciles bancos ingleses yjaponeses siguie­
junio de 1986, p. 164; y ]. de L arosiere, “Progresos en la
estrategia in ternacional de la d e u d a ”, Finanzas y Desairallo,
ron las aguas de sus similares del resto de Europa
vol. 24, N" 1, m arzo de 1987, p. 10. y exigieron nuevas alternativas''’. El Gobierno
'"'Véase In stitu to de Relaciones E u ropeo-L atinoam eri­
canas (irei .a ), “E u ro p a y la d e u d a e x te rn a de A m érica Lati­ ‘■^Banco M undial, World Deht Tables, 1985-1986 Pidition,
n a ”, D ocum ento de T rab ajo , N" 11, M adrid, junio d e 1987, y W ashington, D .(k, 1986, p. vüi, y W orld Deht Tables, 1986-
M.L. W illiam son, “T h e Role o f B anking R egulation in T h ird 1987 Fdition, W ashington, D.C., 1987, pp. x v - x v i ,
W orld D ebt S trategies”, W orking P aper, Overseas Develop­ '^V éase M.L. WUliam,son. op. c it, p . 20, e ir f .i .a , op. ctL,
m en t Council, m ayo de 1988. p. 9.
C O N D U C T A S D E L O S B A N C O S A C R E E D O R E S D E A M E R IC A L A T IN A / M . M o r U m ore 27

japonés llegó incluso a formular, en la reunión Bank of America tuvieron que ponerse dificulto­
económica cumbre celebrada en Toronto en samente a la altura'^. Sus balances de 1987
1988, una nueva propuesta general para encarar arrojaron las mayores pérdidas del período pos­
la crisis internacional del endeudamiento’‘^ El terior a la Depresión. El banco Morgan fijó un
criterio aplicado por los Estados Unidos fue per­ precedente al formular un plan de conversión de
diendo su vigencia, y cada participante buscó su la deuda en bonos garantizados^^’, cuyo objeto
propio camino, bajo el pretexto de aceptar un fue ayudar a México a captar una parte del des­
enfoque basado en una lista de opciones diversas cuento sobre su deuda, manifestado en los pre­
“menu approach“ para encarar la crisis'^. Este cios de ésta en el mercado secundario. Las nor­
último preconizaba la venta de las obligaciones mas estadounidenses parecían evolucionar hacia
en el mercado secundario, o bien su conversión la aceptación de criterios como este último.
en capital, bonos, bienes, etc. Para las entidades reguladoras de los Estados
Los bancos transnadonales, presionados por Unidos, uno de los problemas principales consis­
el (Gobierno de los Estados Unidos, otorgaron en tía en que la actividad de los “líderes” como inter­
principio a México, en octubre de 1986, condi­ mediarios en los planes de conversión de la deu­
ciones mucho más convenientes para el servicio da rara vez incluía sus propios compromisos. Los
de su deuda. Ante este hechf), otros deudores bancos estadounidenses regionales y de menor
procuraron obtener acuerdos con disposiciones tamaño se eximían de participar en el otorga­
similares (márgenes inferiores a 1%, reprogra­ miento de nuevos créditos, con lo cual aumenta­
mación de los pagos en veinte años con siete de ba la participación de los “líderes” en los compro­
gracia, reprogramación de créditos ya reprogra­ misos totales de la banca del país con deudores
mados, nuevos recursos, cláusulas de contingen­ problemáticos^'’. Junto con ello, al aumentar la
cia y cofinanciamiento con el Banco Mundial). El conversión de la deuda por parte de bancos no
intento brasileño en este sentido, que no se vincu­ estadounidenses, crecía la proporción que co­
laba oficialmente a un programa de ajuste admi­ rrespondía a los Estados Unidos dentro del total
nistrado por el F M I , fue rechazado por los bancos
transnacionales, y el país declaró una moratoria “Banks slither on tlie city slick". T he Eco7iom üt, 30 de
en febrero de 1987. Los bancos se apresuraron a mayo de 1987, p, 77,
celebrar acuerdos con otros deudores importan­ ' ‘V éase “M exico’s Swap íia m b le ”, S o u th , m arzo de 1988,
p. 21 y “Sanity at last on T h ir W orld d e b t”, fo r tu n e , febrero
tes, como Chile, Argentina, Venezuela y Filipi­
de 1988, p, 8 . Véase asimismo, A ndrew Q uale fr., “New
nas; pero el principal efecto de la moratoria bra­ A p p ro a ch e s to the M anagem ent and D isposition by US
sileña consistió en obligar a los bancos “líderes” a Banks o f th eir LDC Debt: Debt/F(]uity (Conversion an d the
ponerse en movimiento, dada la magnitud de la Mexican Debt Securitization and C ollateralization Schem e”,
deuda del país y del compromiso de las grandes trabajo p resen tad o al sem inario sobre conversión de deuda
realizadt) en Caracas, V enezuela, 27-29 de abril de 1988, pp.
instituciones crediticias estadounidenses.
37-47. Por últim o, cabe re co rd a r que en 1987 C iticorp había
El más comprometido de todos los bancos hecho u n a oferta distinta, rechazada con firm eza p or los
“líderes”, Citicorp, tomó medidas con toda rapi­ mexicanos. El presidente de C iticorp la describió así: “Por
dez. Estableció reservas adicionales para posibles cierto, lo que inús nos a trae es invertir en nosotros mismos. Al
pérdidas por préstamos por alrededor de 3 000 hablar de a p o rtes de capital, le.s dije a los m exicanos si podía­
mos a u m e n tar el capital de C iticorp en México en cien m illo­
millones de dólares (con lo cual éstas llegaron a
nes de dólares. Así uno invierte en lo qu e conoce”. Véase
un monto equivalente a 25% de sus compromi­ “(á tic o rp ’s Reed outlines path on Third W orld loans”. T he
sos). Esta iniciativa destruyó los últimos vestigios W a ll Street J o u r n a l, 28 de mayo de 1987.
de solidaridad entre los “líderes”; otros, como '^"Véasc B.A. B ennet, y (EC, Z im m erm an, “US banks
Manufacturers Hanover, Chase Manhattan y exposure to developing countries; an exam ination o f recent
tre n d s”, E conotnic R e v ie w , N" 2, Federal Reserve Bank o f San
Francisco, 2" sem estre, 1985, pp. 14 y 19-20. La participación
" ’“Playing king o f the hill at the 'ro ro n to Sum m it”, de los quince países d eu d o res del Plan B aker en los préstam os
liu sin esx W eek, 4 de julio d e 1988, p. 35, Véase a,siinÍsnio, "T he internacionales globales pendietites de los bancos e stadouni­
Miyazawa plan: any interest from debtors?", The E conom ist, 6 denses a u m e n tó de 25,9% a 31.3% e n tre 1982 y 1986. La
de agosto de 1988, p. 64. participación de los nueve bancos de centros financieros en
' ’^Véase Banco M undial, D ebt M anagem ent and F inan­ los com prom isos totales de la banca estadounidense con d e u ­
cial Advisory Services D ep artm en t, T h e M m 'kei-B ase d M e n u dores problem áticos a u m e n tó d e 56.4% a 62.7% en el mismo
A p p ro a ch , W ashington, D.C., 1988. lapso.
28 R E V IS T A D E L A C E P A L N " 3 7 / A b ù l de 1 9 8 9

del endeudamiento bancario. Esto significaba habrían sentado las bases materiales para la etapa
que otra vez, al igual que en 1982, la crisis del de ajuste que corresponde ahora a los bancos
endeudamiento se concentraba en los acreedores transnacionales. En caso contrario, la crisis inter­
de comportamiento más imprudente durante el nacional del endeudamiento podría transfor­
auge crediticio, los que habían demostrado, ade­ marse de hecho en una crisis nacional, al menos
más, mayor inflexibilidad e intransigencia al ac­ desde la perspectiva de los bancos acreedores
tuar como negociadores en el proceso de rees­ implicados.
tructuración del endeudamiento. Al igual que el comportamiento de los países
Al parecer, las autoridades reguladoras esta­ deudores y los efectos negativos del medio eco­
dounidenses, que enfrentan mayor resistencia nómico internacional, el comportamiento de los
de los gobiernos deudores y de los bancos, y bancos transnacionales es un factor causal funda­
pueden aprovechar la desunión entre los bancos mental de la creación de la crisis internacional del
“líderes”, han adoptado ahora otro criterio ante endeudamiento. La responsabilidad que cabe a
la crisis de la deuda. Su intención parece ser los bancos transnacionales por excederse en los
obligar a los “líderes” a tomar medidas respecto préstamos a países en desarrollo durante el auge,
de sus reservas para posibles pérdidas por prés­ y por no contribuir suficientemente a solucionar
tamos, y de sus compromisos todavía desmesura­ el problema n)( (liante el proceso de reestructu­
dos en los países. La Reserva Federal de los Esta­ ración de la deuda, no se reparte por igual entre
dos Unidos modificó las normas sobre conver­ todos los bancos, ni por categoría ni por origen
sión de la deuda en capital, que ya no circunscri­ nacional. Por cierto que a los “líderes” —todos
ben las inversiones no financieras a firmas priva- ellos bancos de centros financieros de los Estados
tizadas por los gobierno deudores, y prolongan Unidos— les corresponde una desmesurada pro­
el plazo en que pueden efectuarse^^ Al parecer, porción de la responsabilidad, por cuanto de­
parecen haberse resuelto también los problemas mostraron imprudencia en su actividad crediti­
contables relativos al “contagio” que puede pro­ cia durante el auge, e intransigencia ante toda
ducirse en una cartera bancaria si una parte de solución razonable de la crisis que hubiera impli­
ella se negocia con descuento^^. Más aún, un cado pérdidas para ellos. En la actualidad se ha
acuerdo internacional sobre normas de suficien­ quebrado la unidad entre los “líderes”, y cabe
cia del capital parece haber fijado un marco tem­ esperar que las actitudes más positivas, como las
poral definido (hasta 1992) para la conversión de demostradas por el Banco Morgan en relación
la deuda. En ese año, sólo 1.5% de la relación con el plan de conversión de deuda en bonos
capital-activos podrá corresponder a reservas pa­ garantizados aplicado en México, tomen el lugar
ra posibles pérdidas por préstamos. En la actuali­ de la estrechez de miras demostrada hasta ahora
dad, la mayor parte de los “líderes” tienen reser­ por bancos como Citicorp. Las autoridades regu­
vas del orden de 4%^^. En otras palabras, las ladoras de la actividad bancaria en los Estados
autoridades reguladoras estadounidenses al pa­ Unidos parecen haber tomado conciencia de que
recer han asumido una actitud definida. SÍ a eso no hay forma de evitar las pérdidas que corres­
se sumaran beneficios tributarios para los bancos ponden a estos bancos por su responsabilidad en
que valoricen sus préstamos en forma realista, la creación de la crisis. Sin embargo, sigue siendo
como sucede en otros grandes países acreedores, necesaria la formulación de nuevas políticas al
el proceso indudablemente se aceleraría; y si este respecto .
tipo de estímulos motivara a los bancos “líderes”
a deshacerse de proporciones importantes de sus
obligaciones con deudores problemáticos^^, se versas sobre los efectos d e las nuevas políticas, com o puede
ad v en irse en los siguientes artículos: “B igbanks shift from 3d
W orld", The New York Time, 28 de ju lio de 1988 y “Banks step
Véase “A m e n d m e n t to R egulation K”, Federal Reserve u p T h ird W orld deb t disposal — New York institutions lag
B ulletin, voi. 74, N" 4, abril de 1988, p. 232, the pace, how ever”, The W ail Street Journal, 26 de ju lio de
^^Según A m erican In stitu te o f C ertified Public A ccoun­ 1988.
tan ts( a i c p a ), Practùe B ulletin, octubre de 1987. palabras d e u n editorial defiM sínm Week, no puede
^^“C ooke’s m edicine: kill o r cure?, Euromoney, ju lio de perm itirse q u e los bancos, cuyas prácticas de crédito co n tri­
1988, pp. 34 y 51. b uyeron a crear la crisis, q u e d en libres de polvo y paja (25 de
^'‘Los in fo rm es periodísticos m u estran apreciaciones d i­ ju lio de 1988, p, 84).
I
REVISTA DE LA CEPAL N° 37
La situación actual
1. Los hechos de signo positivo
D isyu n tivas
Al mirar hacia el Norte, se observa que las econo­
fr e n te a la d e u d a mías de la OCDE han superado la recesión, y de
hecho gozan de una de las expansiones no infla­
e x te r n a cionarias más prolongadas de su historia
moderna*. Un mecanismo muy descentralizado
R o b e rt D evlin * (integrado por el p m i , el Banco Mundial, el Banco
de Pagos Internacionales, los bancos centrales de
El e stud io e n tre g a u n a visión general de la situación de los países de la o c d e , las tesorerías, los organis­
d e u d o res y acreedores, y considera algunos tem as re ­ mos de créditos para la exportación y los propios
lativos a la gestión in ternacional de los problem as de bancos privados), que funciona como prestamis­
pago q u e e n fre n ta A m érica L atina. En la p rim era
p a rte , se realiza u n exam en de los logros y los fracasos
ta de última instancia, ha demostrado su eficacia
de la gestión intern acio n al de la d e u d a a p a rtir de para evitar los incumplimientos desestabilizado­
1982. E ste p e rm ite a firm ar que, si bien los países res que amenazaban con producirse debido a la
a cre ed o re s h an podido salvar su situación en form a crisis sistémica de pagos en América Latina^, De
razonablem ente positiva d u ra n te los últim os años, los ese modo, y en medio de la peor crisis financiera
países d e u d o re s se h a n ido sum iendo en u n a crisis que
se p ro fu n d iza progresivam ente. La seg u n d a p arte tra ­
desde los años treinta, los bancos privados en
ta de los m otivos del m al d esem p eñ o económ ico de los general han obtenido resultados sorprendente­
d e u d o res, y señala qu e e n m uchos casos es difícil sepa­ mente favorables. Por ejemplo, durante el crítico
ra r en form a tajante la cuestión de la calidad del es­ período de 1982 a 1986, los ingresos internacio­
fu erzo in te rn o de ajuste y la del efecto perverso de u n nales de los bancos estadounidenses siguieron
m edio e x te rn o desfavorable, y en particular, de la
tran sferen cia neta de recursos financieros al exterior.
siendo altos; incluso se aceleró el crecimiento
De h echo, la tercera p a rte concluye que, si la evolución global de sus ingresos netos, en la medida en que
regional desfavorable p u d ie ra atribuirse a u n a sola reorientaron sus actividades hacia nuevas fuen­
causa generalizada, esta sería la política internacional tes de utilidades en su propio país (cuadro 1).
pública, aplicada d esd e 1982, que ha p re fe rid o que se
tra n sfirie ra n recursos al e x te rio r en vez de apoyar una
re estru c tu ra ció n socioeconóm ica eficiente en A m érica 'D u ra n te el p eríodo 1983-1988, el crecim iento del pib
L atina. La q u in ta p a rte del estudio afirm a q u e la co­ en los países industrializados fue en prom edio 3.5% anual.
rrección d e la m encionada tendencia exige asegurar D ada la preferencia d e los votantes p o r la co ntinuidad del
v o lú m en es m a c ro ec o n ó m ic am e n te im p o rta n te s d e liderazgo político en los países del Norte, la tasa podría pare­
nuevos créditos o de reducción de la d e u d a externa. A cer satisfactoria. Sin em bargo, com o h a hecho n o tar Sidney
falta d e este tipo de acciones, a u m e n tará en la región el Dell al a u to r, el d esem p eñ o no es suficiente si se le considera
n ú m e ro de d e u d o res q u e o p tará p o r fijar d e te rm in a ­ desde las necesidades de un m u n d o in te rd ep e n d ien te : el
dos lim ites al servicio de su d e u d a en fo rm a unilateral. crecim iento de la o c d e ha sido m uy inestable, de sustentabili-
A dem ás, si los países d e u d o res ad q u ie ren m ayor des­ d ad incierta, y no ha com unicado dinam ism o a la relación de
treza en la aplicación de las técnicas utilizables, al dise­ precios del intercam bio de los d eu d o res. El cálculo de la tasa
ñ a r sus propias form as de alivio del endeu d am ien to , está basado en cifras del F ondo M onetario Internacional
p o d rá n lo g rar u n crecim iento económ ico sostenido. ( f m i ), World Economic Outlook, W ashington, D.C., Advance
Copy, 25 de septiem bre de 1988, p. 71.
^Un análisis form al de estos servicios internacionales se
* D iv is ió n d e D e s a r r o llo E c o n ó m ic o , C o m is ió n E c o n ó m ic a
p a r a A m é r ic a L a t in a y e l C a r ib e ( g e pa l ).
presen ta en Philip W ellons, PassingiheBuck, B oston, H arvard
E s te t ra b a jo se p re s e n tó ai C o lo q u io I n t e r n a c io n a l so b re Business School Press, 1987, capítulo 7. La aplicación de los
E s tra te g ia s d e D e s a r r o llo en lo s P a íse s L a t in o a m e r ic a n o s , a u s ­ servicios d u ra n te la crisis latinoam ericana se estudia en c e -
p ic ia d o p o r la F u n d a c ió n R a ú l P re b is c h , E l C o le g io d e M é x ic o p a l , External Debt in Latin America, B oulder, C olorado, Lynne
y el in s t it u t o T e c n o ló g ic o A u t ó n o m o d e M é x ic o . E l C o lo q u io R ienner Publishers, 1985, publicado en español bajo el título
tu v o lu g a r e n M é x ic o , D .F ., e n t r e el 18 y e l 21 d e o c tu b r e d e de Políticas de ajuste y renegociacián de la deuda externa en América
1988, E l a u t o r a g ra d e c e a O s c a r A lt im i r , A n d r é s B ia n c h i,
Latina, serie C uad ern o s de la c e p a l , 48, diciem bre de
Isa a c C o h é n , A r t u r o O 'C o n n e ll, jo s e p h R a m o s y J a v ie r V illa -
1984, capítulo 3, y c e p a l . La evolución del problema de la deuda
n u e v a p o r su s c o m e n t a rio s a u n a p r im e r a v e rs ió n d e l e s tu d io .
externa en América Latina y el Caribe, serie E studios e Inform es
L a s o p in io n e s q u e a q u í se e x p r e s a n so n las d e l a u t o r y n o
r e fle ja n n e c e s a ria m e n te las d e las p e rs o n a s a n te s m e n c io ­
de la CEPAL, N" 72 (Lc/G.1487/Rev.2-P), Santiago de Chile,
n a d a s. 1988, publicación d e las N aciones U nidas, N” de venta;
S. 8 8 .I1 .G. 10, capítulo I.
C u a d ro I
IN G R E S O S DE LOS PR IN C IPA L E S BA N CO S E ST A D O U N ID E N S E S
{Porcentaje de su activo total)

1980 1981 1982 1983 1984 1985 1986 1987


Ingreso neto por concepto de intereses 2.8 2.8 3.1 3.3 3.4 3.6 3.6 3.4
B ancos d e los c e n tro s financieros 2.4 2.4 2 .8 2.9 3.1 3.2 3.2 2.9
Bancos regionales 3.4 3.3 3.4 3.7 3.9 4.1 4.0 3.0
Ingresos netos 0.62 0.59 0.59 0.67 0.65 0.66 0.67 -0.31
Bancos d e los cen tro s financieros 0.51 0.52 0.54 0.64 0.60 0.69 0.70 - 0 .6 5
B ancos reg io n ales 0.76 0.67 0.6 6 0.69 0.70 0.64 0.65 O.OI
Ingresos internacionales — — — — — — —

Bancos d e los cen tro s fin an ciero s 0.27 0.30 0.32 0.29 0.27 0.26 0 .2 2 - 1 .3 3
B ancos reg io n ales - — - — — — — —

F u e n te: c e p a l , sobre la base d e cifras conten id as e n T h o m a s H anley y otros, A Review of Bank Performance, varias ediciones, N ueva Y ork; Salom on B ro th ers. 7W
3
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O
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z

h:
D IS Y U N T IV A S F R E N T E A L A D E U D A E X T E R N A / R . D e v lin 31

Sólo en 1987 hubo ingresos negativos, debido a la antes fue para los bancos una grave “crisis”. El
primera asignación en gran escala de reservas éxito del ajuste realizado por estas instituciones
contra posibles pérdidas en la cartera latinoame­ se aprecia en la complaciente satisfacción mani­
ricana'^. Las actividades repuntaron durante el festada en círculos financieros respecto de la si­
primer semestre de 1988, sin embargo, con una tuación latinoamericana. En opinión de algunos
fuerte recuperación de los ingresos'*. expertos, el sistema bancario mundial no sufriría
Esta situación relativamente favorable en ya tensiones indebidas en caso de que cualquiera
cuanto a ingresos está respaldada además por un de los grandes deudores —Brasil, México Argen­
notable “ajuste para el crecimiento” que actual­ tina o Venezuela— se negara a cumplir con el
mente se produce en las carteras bancarias de pago de su deuda^.
préstamos para América Latina. Una vez más, los También existe entre los acreedores en la
bancos de los Estados Unidos pueden servir a actualidad un diagnóstico mucho más realista del
modo de ilustración: en marzo de 1988, sus com­ problema latinoamericano. Ya nadie se acuerda
promisos absolutos en la región habían disminui­ de las perspectivas optimistas que hablaban de
do en 12% respecto délas cifras de Junio de 1982 una crisis de liquidez de corto plazo. La mayoría
(cuadro 2), y su capital básico se había duplicado. de los acreedores actualmente reconocen que el
Todo ello les ha permitido reducir a la mitad la problema de la región es de carácter estructural:
relación entre sus préstamos a Latinoamérica y para producir y vender en forma competitiva los
su capital. Esta, que antes alcanzaba la precaria bienes comerciables necesarios para generar di­
cifra de 124%, es hoy mucho más manejable: visas y poder pagar normalmente la deuda, la
58% (cuadro 5). Los bancos de los centros finan­ mayoría de los países precisan transformaciones
cieros de lí)s Estados Unidos cuentan actualmen­ sociales y económicas internas, y éstas exigen lar­
te con reservas para posibles pérdidas equivalen­ go tiempo. Asimismo, ahora se reconoce que es
tes a entre 25 y 30% de su cartera de préstamos a contraproducente una prolongada situación de
países en desarrollo. En el caso de los bancos estrechez en los países deudores; para legitimar
regionales de ese país, y de los bancos de Europa en lo político las reformas indispensables, y para
continental, dicha cobertura alcanza a 50% o más incrementar la masa de ahorro interno necesaria
(cuadro 4)^. En síntesis, la gestión internacional para invertir y para servir la deuda, los países
de las dificultades de pago de América Latina ha deben evidentemente contar con una sostenida
transformado en un mero “problema” lo que expansión de sus economías.
Un mayor realismo en el diagnóstico ha lle­
vado también a respuestas más realistas. Al to­
'T i in tre m e n to en reservas p ara posibles pérdidas por mar en cuenta que el “tiempo” implícito en el
préstam os f ue inducido p or m edidas del Citibank, que incre­ proceso de reestructuración afecta en parte el
m en té en 3 000 m illones de dólares sus reservas d u ra n te el valor presente de la corriente de ingresos que
segundo trim estre de 1987. La m ayor p a rte de los otros
bancos estad o u n id en ses con com prom isos en A m érica Latina
generan sus activos en América Latina algunos
siguieron sus aguas en u n a u o tra m edida, p o r razones de bancos comenzaron en 1987 a reducir en forma
com petencia. P or ello, los bancos de los Estados U nidos regis­ más decidida la valoración de sus préstamos en la
tra ro n 1 1 0 0 0 m illones de dólares en pérd id as d u ra n te el región^. Por otra parte, la devaluación de activos
segundo sem estre, el p e o r resu ltad o bancario desde los años
ha traído consigo, a veces, cierto alivio para los
treinta. Véase c e p a l , “E conom ic Survey o f the U nited States
o f A m erica”, O ficina d e la c e p a i . en W ashington, 24 de agosto
deudores, por cuanto los bancos se muestran
d e 1988, p. 29, publicado p o ste rio rm en te en español bajo el
título Estudio económico de los Estados Unidos, 1987 (uA ;. 1477;
Lc/wAs/i..3/Rev.l), Santiago de Chile, 6 de en ero de 1989.
'’Véase T h o m a s H anley y otros. Developing Country Expo­ ^Daily Telegraph (Reino U nido), “T im e to b reak the cycle
sures. Have Inventors Recognized the Degree of Progress Made by o f T h ird W orld d e b t” , 30 de agosto d e 1988.
Motley Center Banks?, N ueva York, Salom on B rothers, 21 de ’ a com ienzos de 1988 el proceso se intensificó aú n más.
Julio de 1988, p. 2. En el p e río d o abril-junio de 1988 los m ayores bancos esta­
^’Respecto de la situación de los bancos europeos, véase dounidenses tenían descuentos sobre sus préstam os p or 900
G u n n e r W iegand, Western Europe and the La tin American Debt m illones de dólares, m ientras la cifra del p rim e r trim estre
Crists, D ocum ento de trabajo, N" 12, M adrid, Instituto de había sido de 600 m illones. Véase T . H anley y otros, op. at.,
Relaciones E uropeo-L atinoam ericanas, 1988, p. 20. p. 2 .
C u a d ro 2
C O M PR O M ISO S DE LO S B A N C O S E ST A D O U N ID E N SE S EN A M E R IC A L A T IN A

M illones d e dólares T asas a n u ales d e


crecim iento
J u n io 1982 D iciem bre 1987 M arzo 1988 (com prom isos totales)
Princi­ O tro s T otal Princi­ O tros T otal P rinci­ O tro s T o ta l 1986 1987 M arzo 8 8 /
pales bancos pales bancos pales bancos J u n io 82
9 ban­ 9 ban­ 9 ban­
cos cos cos
América Latin a 48 714 33 368 82 082 49 757 24 720 74 477 49 015 23 116 72 311 - 3.0 - 5.4 - 11.9
Países e x p o rta d o re s
d e p e tró leo 23 567 17 285 40 852 20 699 12 446 33 145 2 0 066 1 1 621 31 867 - 6 .0 - 6 .7 - 2 2 .0
Bolivia 231 137 368 39 24 63 38 20 58 - 1 3 .6 - 2 9 .2 - 8 4 .2
E cuador 1 257 910 2 167 1 137 650 1 787 1 119 586 1 705 3.1 - 1 1 .4 - 2 1 .3
M éxico 13 602 11 619 25 221 13 396 9 002 22 398 12 848 8 240 2 1 088 - 3 .7 - 4 .9 - 1 6 .4
P e rú 1 330 1 017 2 347 441 400 841 390 392 782 - 2 3 .2 - 2 7 .4 - 6 6 .7
V enezuela 7 147 3 602 10 749 5 6 86 2 370 8 056 5 671 2 383 8 054 - 10 .8 - 7 .8 -2 5 .1
Países n o e x p o rta d o re s
d e p e tró leo 25 147 16 083 41 230 29 058 12 274 41 332 28 949 11 495 40 444 - 0 .3 - 4 .2 - 1 .9
A rg e n tin a 5 595 3 212 8 807 6 709 2 521 9 230 6 766 2 452 9218 3.5 2 .0 4.7
Brasil 12 336 8 179 20 515 15 763 6 507 22 270 15 754 5 986 21 740 0 .2 - 5 .7 6 .0
C olom bia 2 075 96! 3 036 1 398 675 2 073 1 350 700 2 050 - 1 5 .0 - 3 .8 - 3 2 .5
C osta Rica 221 259 480 178 139 317 176 133 309 - 5 .2 - 2 0 .6 - 2 5 .6
C hile 3 314 2 761 6 075 3 907 1 964 5 871 3 841 1 778 5 619 0 .1 - 6 .1 - 7 .5
El S alvador 53 16 69 8 41 49 6 46 52 12 .2 - 1 0 .9 - 2 4 .6
G uatem ala 96 53 149 29 19 48 29 12 41 - 3 2 .4 4.3 - 7 2 .5
H o n d u ra s 139 64 203 42 64 106 36 68 104 - 9 .3 — - 4 8 .8
N icarag u a 257 168 425 13 30 43 13 28 41 - 2 6 .7 - 3 4 .8 - 9 0 .3
P arag u ay 299 28 327 60 17 77 58 12 70 - 3 7 .4 - 2 8 .0 - 7 8 .6
R epública D om inicana 338 108 446 263 80 343 263 82 345 - 6 .6 - 1 4 .0 - 2 2 .6 O
m
U ru g u a y 424 274 698 6 88 217 905 657 198 855 0 .8 1.8 22.5
>
r
F u e n te : cepa l, cálculos a p a rtir d e U S F e d e ral Financial In stitu tio n s E xam ination C ouncil, Statistical Release, diversos nú m ero s.
D IS Y U N T IV A S F R E N T E A L A D E U D A E X T E R N A / R . Devlin 33

C uadro 3
CO M PRO M ISO S DE LOS BANCOS ESTA D O U N ID EN SES
C O M O PO R C EN TA JE DE SU C A P IT A L BASICO

Junio 1982 M arzo 1988


Principales Resto T otal Principales Resto T otal
nueve nueve
bancos bancos

América Latina 180.0 85.4 124.0 96.7 31.8 57.7


Países e x p o rta d o res de petróleo 87.1 44.2 61.8 40.2 16.1 25.7
Países no e x p o rta d o res de petróleo 93.0 41.2 62.2 56.5 15.7 32.0
Partida p rom em oria:
C apital básico'* 27.1 39.1 6 6 .2 51.5 77.7 129.1

F uen te: c k p a i ., cálculos a p a rtir de US Federal Financial Institutions E xam ination Council, Statistical Release, varios núm eros.
^ Miles de m illones de dólares.

C u ad ro 4
BANCOS ESTA D O U N ID EN SES; RESERVAS EN CARTERA
DE PAISES EN DESARROLLO
(Millones de dólares)

Reservado en 1987
Reservas Porcentaje
II IV T otal totales de la
T rim estre T rim estre estim adas cartera

Bancos de centros financieros


B ankers T ru st 700 700 1 000 25
C hase M anhattan 1 600 — I 600 2 000 25
Cihemical Bank I 100 — 1 10 0 1 360 25
Caticorp 3 000 — 3 000 3 325 25
M anufacturers H an o v er 1 700 1 700 1 787 25
J.P. M organ & Co. 850 — 850 1 330 25
Republic N.Y. C orp. 10 0 10 110 20 0 40
Bank o f Boston C orp. 300 20 0 500 430^* 55“
First Chicago 780 240 I 020 1 132 39
Algunos bancos regionales
B ank o f New E ngland 97 10 0 197 192^ 75“
M idlanlic Ciorp. 30 25 55 54** 63“
M ellon Bank 290 180 470 621“ 45“
Bane O n e C orp. 53 — 53 7 67
NBD B ancorp. 54 — 54 106 50
Sovran Financial — — — 44 45
First U nion C orp. 25 — 25 28 49
First R epublic Bank 275 — 275 350 26
B ank A m erica C orp. 1 10 0 1 10 0 2 004 20
First In tersta te 500 180 680 612“ 54“
Security Pacific 558 350 908 980“ 54“
Wells Fargo 550 39 589 850“ 50“
First W achovia C orp, 50 31 81 55 60

F u e n te: c e p a l , sobre la base de cifras de T h o m as H anley y otros, A Review of Bank Performance: 1988 Edition, N ueva York,
Salom on B rothers, 1988.
" Préstam os d e m ediano y largo plazo.
34 R E V IS T A DE L A C E P A L N " 37 / A lm i de 1 9 8 9

progresivamente más dispuestos a aceptar pla­ meses, y creando un nuevo mecanismo más am­
nes oficiales de reducción de la deuda mediante plio para el financiamiento contingente.
participación directa o indirecta en conversiones Al mirar hacia el Sur, puede observarse que
de deuda en capital^, la adquisición de bonos de la crisis ha traído consigo ciertos cambios positi­
salida con tasas de interés inferiores a las del vos para América Latina. Existen hoy en la re­
mercado^, la conversión de la deuda en bonos, gión trece gobiernos democráticos; éstos eran
con descuentos'*^, las recompras directas" y sólo cuatro a fines del decenio de 1970*'^. En el
otros mecanismos. frente económico, la gravedad de la crisis cierta­
El nuevo diagnóstico ha mejorado también mente ha infligido una herida mortal al dogma­
las respuestas de las instituciones multilaterales tismo con que se encaraban a veces ciertas estra­
de crédito. El reconocimiento del carácter estruc­ tegias de desarrollo vinculadas a la sustitución de
tural del problema tiende a dar un papel prota- importaciones y al llamado desarrollo hacia
gónico al Banco Mundial, antes segundón en la adentro. Surge un nuevo pragmatismo en la for­
estrategia internacional'^. Por su parte, el se f m i mulación de las políticas de desarrollo. Si bien se
ha adaptado a las nuevas condiciones prolongan­ descartan algunas de las recetas más simplistas de
do sus programas de ajuste hasta por cuatro liberalización económica provenientes del he­
años, extendiendo el período de examen de sus misferio norte, la competitividad internacional
criterios de desempeño económico por hasta seis constituye actualmente una preocupación cen­
tral para las autoridades de la región. La mayoría
de los países se muestra más que dispuesta a
aprender el arte de producir y vender en los
“Las conversiones de d e u d a en capital en A rgentina, mercados internacionales de gran competitivi­
Brasil, Chile y M éxico sum aron 5 000 m illones de dólares en dad. También se ha repensado la popular noción
1987. P eter T ru ell, “C uttin g losses”, W a ll Street J o u r n a l, 23 de del Estado tutelar del desarrollo; se ha generali­
sep tiem b re de 1988, suplem ento, p, 10 R.
zado la conciencia de que los recursos estatales se
'’En la últim a re p ro g ra m a d ó n brasileña, a lre d ed o r de
cien bancos a ceptaron bonos de salida p o r a lre d ed o r de mil gastan en forma ineficiente y que la iniciativa
m illones de d ólares. Estos bonos tenían u n a tasa de interés de privada tiene mayores potencialidades'''.
6 % d u ra n te 2.5 años. Por cierto que no basta con las buenas inten­
*“A com ienzos d e 1988, México convirtió 3 670 millones ciones. Los esfuerzos latinoamericanos por alte­
de dólares en d e u d a con bancos com erciales a 2 560 millones
en bonos, lo q ue re p re se n tó un descuento de 30%. Los bonos
rar la dirección de sus políticas de desarrollo y
tenían un plazo único de veinte años y un interés de 1.63% recuperar la solvencia tal vez no han merecido
sobre la i . i u o r . El capital del bono fue garantizado p or el una aprobación sin reservas; no obstante, sería
g obierno m ediante la adquisición de un bont) de cupón cero injusto desconocer que efectivamente se han rea­
de la T eso rería de los Estados U nidos p or un m onto equiva­ lizado grandes ajustes, con los consiguientes sa­
lente al de los bonos em itidos p or el Estado m exicano.
“ En m arzo de 1988, Bolivia tom ó m edidas para la re-
crificios. Entre 1982 y 1988 la región transfirió
co m p ra de 318 m illones de dólares de su d eu d a pública con 179 000 millones de dólares a sus países acreedo­
bancos privados —cerca de 50% del total ad eu d a d o a estos res"'. Además, esta transferencia corresponde a
últim os— a un precio de 11 centavos p o r dólar. Los recursos la aplicación de determinadas políticas económi­
p ara esta reco m p ra pro v in iero n de los países de la o c d e . Se cas; de hecho, sólo fue posible porque la región
facilitó la op eració n estableciendo u n a cuenta especial de
custodia en el f m i , p ara los depósitos de los aportes de estos
países. A m ediados de 1988, Chile negoció con sus bancos
acreed o res un arreg lo m ediante el cual utiliza hasta 500 m i­
llones de dólares de sus reservas internacionales para la re ­ “ Los cuatro g obiernos dem ocráticos en los años setenta
com pra, con descuento, de su d e u d a bancaria. En noviem bre corresp o n d ían a (^lolombia, Costa Rica, República Dom inica­
de 1988, Chile a dquirió 299 m illones de su d eu d a a 56 centa­ na y V enezuela. Cabe ag reg ar que la nueva in,stitucionalidad
vos p o r dólar. dem ocrática ecuatoriana se inició en abril de 1979.
'^L a m anifestación más reciente la constituye la decisión “ Los voceros de los bancos com erciales reconocen la
del Banco M undial de auspiciar un préstam o de reestru c tu ra ­ existencia de este nuevo consenso en la región. Véase por
ción para el G obierno argentino, aun cuando las autoridades ejem plo, J o h n R eed, “New m oney in new ways”. In te rn a tio n a l
económ icas de este país no llegaron previam ente a un acuer­ E conom y, octubre-noviem bre de 1987, p. 50.
do con el KMi respecto de u n a cuerdo de d erecho de giro. “ Véase c: e p a i .. B a la n c e p re lim in a r de la econom ía latinoam e­
Véase S tep h en Fidler, “W orld Bank agrees A rgentine loan", ricana 1 9 8 8 ( i .c / g . 1536), Santiago de Chile, 20 de diciem bre
F in a n c ia l T im es, 26 de septiem bre de 1988. de 1988, cu ad ro 15.
C u ad ro 5
A M ER IC A L A T IN A : E X P O R T A C IO N DE BIEN ES
(Indice: 1 9 8 0 = 1 0 0 )

Valor V olum en Variación*'

Prom edios P rom edios


anuales anuales V alor

1978-81 1982-87 1988'’ 1978-81 1982-87 1988'- V olum en

èrica Latina 85 99 115 96 126 156 52.7


ses e x p o rta d o re s d e p etróleo 82 95 87 95 125 152 50.5
Bolivia 86 70 56 99 74 69 (73.7)
E cu ad o r 87 95 89 10 2 128 159 35.7
México 81 131 134 93 181 228 65.2
P erú 81 75 68 98 94 71 (180,5)
V enezuela 82 70 54 104 85 106 (79.8)
ses n o e x p o rta d o re s de p etróleo 88 103 139 98 127 159 57.8
A rg e n tin a 97 94 94 114 124 131
Brasil 89 119 166 95 144 197 65.3
C olom bia 86 103 150 95 114 174 99.0
Costa Rica 95 97 12 0 107 114 12 1 32.3
C hile 79 87 146 93 130 158 23.1
El S alvador 88 66 59 96 79 78 (141.2)
G uatem ala 84 71 73 91 83 83 (176.1)
Elaití 76 93 83 85 112 82 70.4
H o n d u ra s 89 92 115 95 96 106 309.1
N icarag u a 123 76 48 144 87 45 (102.3)
P an am á
P araguay 96 136 251 93 132 239 99.5
R epública D om inicana 96 80 85 103 103 107
U ru g u a y 89 10 2 130 97 12 1 130 59.1

F u e n te: Cálculos a p a rtir d e cifras de ía D ivisión d e E stadística y Análisis C uantitati­ CEPA L, Balance p relim in ar de la economía latinoamericana, 1988 ( l c / g . 1536), Santia­
vo d e la CEPAL, go d e Chile, diciem b re d e 1988, c u a d ro 8 ,
“ V ariación e n tre el p ro m ed io an u al de 1978-1981 y 1982-1987. Los núm eros
e n tre p arén tesis se re fie re n a los casos en qu e ta n to el volum en com o el valor se
re d u je ro n en am bos períodos.
se R E V IS T A D E L A C E P A L N ° 37 / A b n l de 1 9 8 9

transformó con rapidez un persistente déficit co­ los Estados Unidos, cuyos compromisos con
mercial —cuyo promedio era de cerca de 2 000 América Latina son los mayores de todos, han
millones de dólares entre 1978 y 1981— en un perdido terreno en la competencia internacional
masivo excedente de 26 000 millones de dólares por el dominio de los mercados financieros: ex­
anuales, en promedio, entre 1982 y 1988. A su pandirse hacia un mundo de liberalización finan­
vez, los excedentes comerciales no podrían ha­ ciera es intensivo en capital, y el tiempo y los
berse producido sin devaluaciones del tipo de recursos que dichos bancos destinan a apuntalar
cambio, ajustes de las tasas internas de interés, su cartera latinoamericana les han acarreado,
medidas de corrección fiscal, entre las que se evidentemente, una desventaja comparativa. Si
contaron las ventas de las empresas estatales, bien es difícil establecer con rigor determinados
compresión de los salarios reales, y otras*®. El nexos, cabe sospechar asimismo que el creciente
esfuerzo interno debe considerarse además to­ suministro de drogas ilegales provenientes de
mando en cuenta un medio externo nada positi­ América Latina tiene algún vínculo con la escasez
vo. Además de verse obstaculizadas por el pro­ de divisas que suele producirse en la región.
teccionismo, las exportaciones fueron afectadas El Norte puede haber perdido también gran
por precios unitarios de nivel históricamente parte del valor que se atribuía en América Latina
bajo, lo que explica que su valor haya aumentado a su “buena voluntad”. Por una parte, las prome­
sólo en una pequeña fracción del crecimiento sas de nuevo financia miento para los deudores se
registrado en su volumen (cuadro 5). han cumplido muy poco; el más reciente ejemplo
lo constituye el compromiso del Plan Baker, en
2. Los hechos de signo negativo 1985, de movilizar 20 000 millones de dólares en
Si bien es cierto que se perciben señales de nuevo financia miento bancario, así como 9 000
progreso en ciertos frentes, se han producido millones en préstamos oficiales en el plazo de tres
también contratiempos de gran importancia. En años. Los desembolsos multilaterales netos para
los últimos seis años, los países del Ní)rte han la región, lejos de aumentar, han disminuido; los
perdido mercado de exportación*^, y con ello préstamos de la banca privada han sido pocos y
empleos y crecimiento del producto interno bru­ muy espaciados, y se han destinado en gran me­
to, debido a la menor capacidad importadora dida a sólo unos pocos favorecidos entre de los
latinoamericana. Las empresas originarias de la llamados “ 15 de Baker” (cuadros 6 y 7). Mientras
ocDE y con inversiones directas en América Lati­ tanto, la credibilidad del ha disminuido aún
f m i

na tampoco han podido evitar los efectos de la más en los últimos años, pues sus programas
crisis; su rentabilidad ha disminuido, y se enfren­ siguen siendo asociados con la recesión económi­
tan a un mayor grado de incertidumbre en el ca; esto a su vez aumenta el número de países que
plano empresarial de la región*®. Los bancos de se distancian del Fondo precisamente en circuns­
tancias que, en principio, harían más necesaria
que nunca su orientación (cuadro 8). En la re­
ciente reunión cumbre de Toronto (1988), tam­
‘‘’U n detallad o análisis del proceso de ajuste en A m érica poco se percibió como muy alentadora la aten­
L atina se p re sen ta en A ndrés Bianchi, R obert Devlin yJo sep h ción prestada al problema de la deuda africana,
Ram os, "El proceso d e ajuste en la A m érica L atina”, E l Trimes­
tre Económico, voi. Liv (4), N" 216, octubre/diciem bre de 1987.
que contrasta con la persistente inercia manifes­
' ^Un e studio ha m ostrado qu e en 1985 las exportaciones tada en el frente latinoamericano*'*. Por último.
estad o u n id en ses a A m érica L atina estaban en u n nivel infe­
rio r en 28% a id e 1981, y u n 47% al d e los niveles potenciales.
Estos últim os se d e fin e n com o el m antenim iento de una and Prospects (st/ c,tc;/89), N ueva York, 1988, publicación de
p ro p o rció n c o n stan te d e las im portaciones en relación con el las N aciones U nidas, N" de venta: 8 8 .ti.A .7, p. 82.
P I B . Véase C ongreso de los E stados U nidos, Jo in t Economic *^E1 plan p a ra d e u d o res africanos p erm ite a los gobier­
C o m m itte e , “T ra d e D eficits, F o re ig n D ebt a n d Sagging nos acreedores a n u la r u n tercio d e las d eudas, o bien re d u cir
G ro w th ”, W ashington, D.C., septiem bre de 1986, cu ad ro 6 . las tasas d e interés a la m itad o 3.5% p u n to s porcentuales, o
"*Por ejem plo, las tasas de rentabilidad de la inversión p ro lo n g ar el p e río d o d e am ortización a 25 años. Dicho plan
directa estad o u n id en se en A m érica L atina se red u je ro n de ha sido objeto d e críticas, p o r cuanto no se considera suficien­
un pro m ed io d e 17% en 1980-1981 a 6 % en 1982-1985. tem ente drástico en vista de la situación de esos deudores.
Véase N aciones U nidas, C e n tro sobre E m presas T ran sn acio ­ Véase Financial Times, “A frica’s deb t b u rd e n ”, 30 d e septiem ­
nales, Transnational Corporations in W orld Development: Trends b re de 1988, p. 18.
D IS Y U N T IV A S F R E N T E A L A D E U D A E X T E R N A / K . D e v tin 37

C u ad ro 6
Q U IN C E PAISES CO M PREN D ID O S EN EL PLAN BAKER;
C R E D IT O S HA NCARIO S DE M ED IA N O PLAZO, 1986-1988«
{Millones de dólares)

E nero-agosto
1986 1987 1988
Total 483 10 004 6 250
A rgentina 17 2 lio —
Bolivia __ __ —
Brasil __ 5 200
Chile
Colombia 201 87 1 000
Costa de Marfil — „ —
E cuador 220 32; (.300)'’ —
México — 7 700 —
M arruecos — 2.5 50
Nigeria — — —
Perú — — —
Filipinas — — —
U ruguay 4.5 — —
V enezuela — 30 —
Yugoslavia 20 —

F uente: O rganización de Cjüoperaeión y D esarrollo Ecüiióniicos(o(;m-,),


Fi?tandal S/aíis/irs Mon/Ály, París, diversos núm eros y crcAi,, División de
D esarrollo Económico.
« En una rep ro g ram ació n d u ra n te 1987, Cjhile obtuvo una m odifica­
ción de los plazos de sus pagos de intereses, que significará para el
país u n a h o rro de a lre d e d o r de 450 m illones de dólares en 1988.
’’ Canceladfis,

C uadro 7
EME BA N CO M U N D IA L Y BID: T RA N SFEREN CIA S NETAS
A AM ERICA L A T IN A
(Miles de millones de dólares)

1980 1981 1982 1983 1984 1985 1986 1987


Desembolsos netos 2.3 2.7 4.0 8.8 7.4 5.3 4.4 2.1
FMI - 0 .1 0 .1 1 .2 5.7 3.3 1.5 0 .2 - 0 .5
B anco M undial 1 .2 1.3 1.4 1.7 2 ,1 1.9 2.7 1.6
BID 1 .2 1.3 1.4 1,4 2 .0 1.9 1.5 1 .0
Cargos por concepto de intereses 1.0 1.2 1.3 1.7 2.2 2.7 3.6 4.0
FM I 0 .1 0 .1 O.í 0.3 0.6 0.9 0,9 0.8
B anco M undial 0.6 0.7 0,8 0.9 LO 1.1 1.7 2 .1
BID 0.3 0.4 0.4 0.5 0.6 0.7 LO 1 .1
TransferencicLs netas (T2)« 1.1 1.5 2.8 7.2 5.2 2.6 0.7 -1.9
FM I - 0 .2 1 .2 5.4 2.7 0.6 - 0.8 - 1 .3
Banco M undial 0.5 0.6 0,6 0.8 1 .1 0.8 LO - 0 .5
BID 0.8 0.9 LO 1.0 1.4 1 .2 0.5 - 0 .1

F u en te: Cálculos sobre la base de cifras del s e l a .


« La sum a p u e d e no ser exacta debido al re d o n d eo de las cifras.
38 R E V IS T A D E L A C E P A L N “ 37 / Abril de 1 9 8 9

C u ad ro 8
A M ERICA L A T IN A : P A R T IC IP A C IO N EN PROGRAM AS
M U LT IL A TE R A L E S DE A JU STE

FMI Banco M undial


1982-83 1987 1982-83 1987
Total 13
Países ex p o rta d o res de petróleo 3
Bolivia
E cuador X
México X
Perú X
V enezuela
Países no ex p o rta d o res de petróleo 10
A rgentina X
Brasil X
Colom bia
Costa Rica X
(diile X
El Salvador
G uatem ala
Haití
H o n d u ra s
N icaragua
Panam á
Paraguay
R epública D om inicana
U ruguay

F uente: c e p a l , División de D esarrollo Económ ico sobre la base de cifras de las instituciones
respectivas.
"F uera", al m enos en form a transitoria, en 1988.
“D e n tro ” en 1988.

la actitud de las autoridades estadounidenses an­ 1978-1981 (cuadro 9). La evolución de la inver­
te los problemas del Banco Interamericano de sión por habitante ha sido incluso mucho peor;
Desarrollo no ha sido siempre constructiva, lo 1987 marcó el nivel máximo de inversión regis­
que ha creado un espacio de conflicto dentro de trado durante los seis años de crisis, pero aún así
las relaciones hemisféricas. la cifra por habitante no había sido tan baja desde
Para América Latina, los contratiempos su­ 1971 ^b El incremento de la inflación en América
fridos desde el inicio de la crisis han tenido un Latina ha sido espectacular. El promedio regio­
carácter muy dramático. En 1982, nadie habría nal fue de cerca de 500% en 1988, con cifras de
podido imaginar que el producto interno bruto tres dígitos en dos países (Argentina y Brasil), y
regional por habitante habría descendido en de cuatro dígitos en otros dos (Nicaragua y Perú).
1988 en 7% respecto de la cifra de 1980^^. Si bien Los salarios reales han estado en general depri­
el ahorro interno ha excedido todos los niveles midos, y hay preocupación por el nivel alcanzan­
anteriores, la inversión interna, que es decisiva do por las cifras oficiales de desempleo^^. Las
en todo esfuerzo serio para mejorar la competiti- repercusiones sociales de la crisis, aunque difíci­
vidad internacional de los bienes y servicios re­ les de cuantificar, constan en estudios que sugie-
gionales, ha registrado desde 1982 niveles infe­
riores en 22% al promedio anual del período
^ ‘cEPAL, División de Estadística y Análisis Cuantitativo.
^^Los datos provienen de c e p a l , Balance prelim inar de
A kpai., Balance prelim inar de la..., op. c it, C u ad ro 3. la..., op. cit.
D IS Y U N T IV A S F R E N T E A L A D E U D A E X T E R N A / H . D evU n 39

C uadro 9
A M ERICA L A T IN A : A H O R R O E IN V ERSIO N IN T E R N O S B R U T O S“

A horro Inversión
Indice 1980= 100 Indice 1980 = 100
1978-82 1982-87 1978-81 1982-87
América Latina 96 107 94 73
Países e x p o rta d o res de p etróleo
Bolivia 91 57 129 64
E cuador 92 114 93 74
México 94 113 92 69
Perú 95 79 89 80
V enezuela 107 83 117 74
Países no e x p o rta d o res de petróleo
A rgentina 112 104 88 51
Brasil 90 lio 91 78
Colom bia 97 113 99 lio
Costa Rica 103 184 85 70
Chile 82 122 90 57
El Salvador 85 74 134 85
G uatem ala 94 98 117 77
H aití 91 150 96 107
H o n d u ra s 101 83 98 63
N icaragua 93 134
Panam á 80 100 94 86
Paraguay 83 69 93 85
R epública D om inicana 107 151 92 95
U ruguay 123 155 91 50

Fuente: Cálculos basados en cifras de la División de Estadística y Análisis (juantitativo de la


^ Precios de m ercado y dólares de 1980.

ren un gran deterioro en muchos frentes, y co­ (339%) superaba en 60% la de 1980. Por otra
rroboran la impresión del observador ocasional parte, la relación intereses/exportaciones había
al visitar casi cualquier ciudad capital en América bajado a 28% en 1988. Si bien seguía siendo muy
Latina'^'^, difícil de sobrellevar, era la más baja registrada
Por último, la evolución de los indicadores desde 1981 (cuadro 10).
sobre el peso de la deuda no ha sido del todo
alentadora. Tras casi siete años de dificultoso ^'’B ancü M undial, “La pobreza en A m érica Latina; el
ajuste, la relación deuda/exportaciones en 1988 im pacto de la d e p resió n ”, W ashington, D.C., abril de 1987,
C u a d ro lü
A M ER IC A L A T IN A : DEU D A E X T E R N A

D euda D/X D /PIB i/X R etrasos


1988“ 1981 1988“ 1981 1988 1981 1988“ 1987 Sept.88

América Latina 401.4 247 339 46 53 28 28 X X


Países e x p o rta d o re s de p etróleo 159.2 220 343 23 28 X X

Bolivia 3.9 348 595 35 35 X X


E cu ad o r 1Ü.5 202 388 51 80 23 33 X X
México 96.7 259 339 52 62 29 29 - —
P e rú 16.2 239 442 45 70 24 22 X X
V enezuela 31,9 160 290 56 49 13 26 — —
Países n o e x p o rta d o re s d e p e tró leo 242.1 275 557 34 28 X X

A rg e n tin a 56.8 329 541 55 81 36 40 — X


Brasil 114.6 313 321 39 42 40 30 X —
C olom bia 15.9 199 218 24 33 22 21 — —
C osta Rica 4.1 229 260 90 108 28 20 X X
C hile 19.1 311 236 73 74 39 23 - —
C uba {5.7)'^ X X
El S alvador 1.9 174 185 8 10 — —
G uatem ala 2.8 96 225 8 13 X X

H aití 0.8 155 276 3 7 X


H o n d u ra s 3.2 180 290 14 14 X X
N icarag u a 6.7 464 2 068 37 103 X X pe
P anam á 4.2 92 — X
w
<
Paraguay 2.2 171 324 15 12 X X »
R epública D om inicana 3.8 168 220 19 13 X X
H
>
U ru g u a y 6.1 183 354 51 97 13 23 - — O
W
r
Fuente: c:e p a l , División d e D esarrollo Económ ico. Notas: >
n
“ CEPAL, B alance p re lim in a r de iá economía latinoam ericana, 1 9 88 (lc / g . 1536), S an tia­ D = D euda e x te rn a total e n m iles d e m illones de dólares w
go de Chile, diciem b re de 1988, X = E x p o rtacio n es d e bienes y servicios >
PIB = P ro d u c to in te rn o b ru to r
^ N o incluido en los totales. R e p resen ta el e n d e u d a m ie n to con los países llam ados z
d e m ercad o , en 1987. i = T o ta l d e pagos p o r c o n ce p to d e intereses
DISYUNTIVAS FRENTE A LA DEUDA EXTERNA / R. Devlin 41

II
¿Por qué los costos se distribuyen en forma asimétrica
entre deudores y acreedores?
Al exam inar la situación existente a partir de dad estructural. Así, el gran excedente comercial
1982, se pueden apreciar ciertos avances, pero necesario para el servicio de la deuda, dadas las
también dificultades im portantes tanto para los altas tasas de interés reales de esta última, sólo
países acreedores como para los deudores. El puede lograrse en el corto plazo mediante una
examen, sin embargo, destaca además que la dis­ desproporcionada compresión de las im porta­
tribución de beneficios y de costos muestra un ciones y una recesión económica interna. Ade­
evidente sesgo contrario a estos últimos. En efec­ más, debido a las dificultades inherentes a un
to, y gracias a un ajuste con crecimiento, los ban­ rápido incremento del ahorro interno en los paí­
cos actualm ente tienen, respecto de América La­ ses en desarrollo (especialmente durante un mo­
tina, nada más que un problema. Los países de la mento de descenso de la actividad económica), la
región, en cambio, encaran una crisis de desarro­ transferencia de recursos al exterior tiende a tra­
llo que sigue profundizándose. ¿Por qué? ducirse en m enor inversión y gasto social, lo que
La impaciencia de los acreedores suele aludir es contraproducente, por cuanto obstaculiza la
a: i) malas políticas económicas en los países deu­ reestructuración económica y la futura capaci­
dores, que se suman al exceso de deuda acumula­ dad de servicio de la deuda. Más aún, el cambio
do en los años setenta, y ii) falta de disposición en los precios relativos con miras a realizar una
para tom ar y aplicar sostenidamente durante el transferencia externa tiende a agudizar las pre­
presente decenio las difíciles decisiones económi­ siones inflacionarias. La situación se complica
cas necesarias para producir un vuelco en las aún más porque el servicio de la deuda es en gran
economías latinoamericanas. Suele estar implíci­ medida una responsabilidad del sector público,
ta además en esta valoración la idea de que un lo que da origen a un problema de transferencia
amplio alivio para los deudores traería consigo presupuestaria interna. Como se ha demostrado
problemas de riesgo moral, junto con una ten­ incluso en los Estados Unidos, las decisiones so­
dencia a abusar de los grados de libertad así bre impuestos y gastos públicos se ubican en un
conseguidos y aflojar el esfuerzo por reestructu­ terreno político sumam ente delicado. A falta de
rar las economías regionales con miras a incre­ un amplio consenso político en el país respecto
m entar su competitividad internacional. de la aplicación de un decisivo incremento de los
Los deudores, por su parte, tienden a desta­ tributos y de una reducción del gasto público
car la importancia del desfavorable medio finan­ para hacer posible dicha transferencia, el Estado
ciero externo y del peso que significa la transfe­ debe movilizar los recursos necesarios mediante
rencia de recursos al exterior^“^. Su argum enta­ el denom inado impuesto inflacionario. Se trata
ción se encuentra ya bien elaborada. Los efectos de una estrategia peligrosa, que puede degene­
de las políticas de reasignación del gasto de un rar con facilidad en una hiperinflación^®.
sector a otro dem oran norm alm ente mucho en Como en la mayor parte de los temas que
extenderse a todos los planos de las economías, producen polarización, la verdad probablemen­
especialmente en aquellas de escasa competitivi- te se encuentre entre ambos argum entos extre­
mos. Para superar la crisis de desarrollo y poner
de nuevo en pie a los deudores latinoamericanos,
,^^Un análisis más completo se presenta en c.e p a l , Hesirk-
ciones al desarrollo sostenido en América Latina y el Caribe y requisi­
tos para su superación (lc:/c;. 1488 (SES.22/3)/Rev. 1), Santiago de
Chile, 8 de febrero de 1988. El estudio que contribuyó a ^■’Un análisis de la compleja relación entre el servicio de
modificar el debate sobre la deuda, centrándolo en el proble­ la deuda y la inflación puede encontrarse en Rudiger Dorn­
ma de la transferencia, es el de Axel Van Trotsenberg, The busch, “Debt, Inflation and Growth: The Case of Argentina”,
Budgetary and Transfer Problem, París, Organización de Coope­ Washington, D.C., Fondo Monetario Internacional, 16 de
ración y Desarrollo Económicos (o c d e ), 1988, febrero de 1988.
42 REVISTA DE LA CEPAL N“ 37 / A bril de ¡98 9

el esfuerzo interno adecuado y sostenido es indu­ em prendidos por los deudores, podría señalarse
dablem ente un prim er paso necesario para un con mayor comodidad que hubo falta de serio
proceso logrado de reestructuración. Hasta aho­ esfuerzo interno. Pero no es así; en muchos as­
ra, el esfuerzo interno de la región ha sido de pectos el medio externo no prestó apoyo alguno
intensidad y duración diversa, pero ciertamente a las políticas latinoamericanas de ajuste. En este
se ha producido. Como ya se dijo, la política sentido, es de importancia decisiva la grave falta
interna ha inducido una transferencia de recur­ de financiamiento que ha aquejado a los procesos
sos a los países acreedores que alcanza los de ajuste desde los mismos inicios de la crisis^^.
179 000 millones de dólares, equivalente a más T anto respecto de la fórmula de 7% anual de
de 4% del producto interno bruto al año. Para expansión del crédito bancario que se planteó en
hacer más visible la m agnitud de esta transferen­ 1982, como respecto de la fórm ula de 2 1/2%
cia, basta recordar que excede la transferencia anual propuesta por el Plan Baker, los volúme­
externa neta de recursos (2.5%) a que debió so­ nes del fmanciamiento no han cumplido las mo­
meterse Alemania tras su derrota en la guerra, destas m etas que se han fijado los propios
de acuerdo con el Tratado de Versalles, de 1919, acreedores^‘\ La falta de financiamiento para los
y asimismo la impuesta a Francia (2,3%), también deudores se traduce en un exceso de transferen­
derrotada, según los términos del Tratado de cia de recursos hacia los acreedores. El problema
Frankfurt, de 1871^^^ Los deudores merecen de la transferencia es por lo tanto real, y ha
también cierta paciencia por parte de los países minado la eficiencia de las políticas nacionales de
acreedores; hacer un giro de ciento ochenta gra­ ajuste y reestructuración de los países deudores.
dos en una estrategia de desarrollo que fue razo­
nablemente satisfactoria durante alrededor de
medio siglo, es un proyecto que excede con mu­ ^**Ground ha tratado en profundidad el tema. Según los
cho el plazo de seis años^^. Además, la transfor­ criterios habituales los componentes transitorios de las altera­
mación económica se realiza simultáneamente ciones externas deben ser financiados. Sin embargo, de
acuerdo con las estimaciones de Ground, el fmanciamiento
con una frágil transición hacia la democracia po­
externo de que dispuso América Latina entre 1982 y 1985
lítica. Es razonable pensar que un proceso de cubría sólo 37%, 25%, 36% y 16% de los componentes transi­
transform ación económica pueda presentar cier­ torios de las alteraciones negativas para la región durante los
tas oscilaciones, si se basa en un marco institucio­ años ochenta. Véase R. Giound, “Origen y magnitud del
nal muy débil y que recién se está configurando. ajuste recesivo de América Latina”, Revista de la ct-.p/w., N" 30,
(i.c/(;,1441), Santiago de Ghile, diciembre de 1986, p. 78.
Siempre es difícil, además, hacer una separa­
^'*A1 iniciarse la crisis, los bancos privados, Junto con el
ción tajante entre los aportes a la recuperación FMi, se comprometieron a una expansión anual de 7% de sus
económica que provienen del esfuerzo interno y compromisos crediticios en la región. La expansión real, en la
los efectos del medio externo. Si este último hu­ primera ronda de reprogramaciones, se acercó más a 6%, y
biera sido claram ente un factor de sustentación luego se redujo en forma espectacular, Rosteriormente, en
septiembre de 1985, el Secretario del Tesoro de los Estados
para los esfuerzos de ajuste y reestructuración
Unidos, James Baker, fijó una nueva meta para la expansión
del crédito bancario; 2 1/2% anual durante tres años. Esta no
se alcanzó); de hecho, la respuesta de los bancos consistió en
^*’Véase A, Bianchi, R. Devlin y J, Ramos, op. cit., p. 891. comenzar una reducción permanente de sus compromisos en
'^^El pjB por habitante creció en América Latina la respe­ la región. Además, las fuentes de crédito multilaterales y
table cifra de 3% en el período 1950-1980. bilaterales no se hicieron cargo de la diferencia.
DISYUNTIVAS FRENTE A LA DEUDA EXTERNA / R. Devlin 43

III
La debilidad más notoria:
la desidia de la política internacional pública
Una crisis sistèmica del endeudam iento es un surgida en 1982 ha estado de hecho sujeta a una
problema colectivo. En estas circunstancias, las gestión internacional de carácter público'^^. Sin
externalidades negativas del mercado privado embargo, esta ha sido de eficacia instrumental
actúan indiscriminadamente: hacen recaer los muy limitada en lo que se refiere al fomento de la
efectos de la situación sobre deudores y acreedo­ pro.speridad y el desarrollo en un m undo inter­
res, sin im portar si su conducta como tales ha dependiente, por cuanto no ha ido mucho más
sido í) no prudente, e incluso traspasan fuertes allá de una función de prestamista de última
costos a otros que no tienen la m enor relación instancia que tiene por objeto m antener la estabi­
con el problema"*^. Además, ante la situación, lidad del sistema bancario de los países del Norte.
ciertas respuestas racionales desde un punto de Con el tiempo, se hace cada vez más evidente que
vista particular pueden tornarse sum am ente los nuevos créditos se materializan debido a la
perjudiciales para el bien colectivo, e incremen­ esporádica amenaza de un incumplimiento de­
tar muchísimo los costos para todos. De allí se sestabilizador, y no por consideraciones sobre las
desprende la necesidad de la intervención públi­ necesidades más perm anentes de fmanciamiento
ca en el mercado: prim ero, para estabilizar las de la reestructuración económica en el país deu­
expectativas privadas, y luego para contribuir a dor. A medida que mejora el estado de los balan­
la reestructuración de los agentes del mercado ces de los bancos, se van haciendo más restricti­
(deudores, acreedores o ambos) de una manera vos los créditos externos. En esta situación, no se
funcional para renovar la solvencia del sistema y ha dado a las instituciones oficiales de crédito los
obtener una recuperación general con un míni­ medios necesarios para cubrir lo que falta; de
mo de trastorno social. Dadas las oportunidades hecho complican aún más el problema, por cuan­
de aprovechamiento indebido {free ñ d i n g ) que se to la corriente neta de recursos de estas institu­
producen al existir externalidades, y los efectos ciones es ahora de signo negativo (cuadro 7).
adversos que tales actitudes pueden tener sobre La etapa más reciente de la estrategia inter­
la eficiencia de los arreglos institucionales, las nacional sobre endeudam iento —la llamada
soluciones eficaces en el plano público suelen ser “lista de opciones del mercado”, o, en inglés,
en diverso grado coercitivas^'. Todos estos prin­ m a r k e t m e n ú a p p r o a c h — no corrige la situación
cipios se aplican generalm ente cuando se mani­ descrita. En lo que tiene de iniciativa de política
fiesta una grave tensión financiera en los merca­ pública, repite la deficiencia básica de las etapas
dos internos de los países acreedores^^. anteriores: el funcionamiento cotidiano de un
La crisis internacional del endeudam iento program a supuestam ente multilateral de gestión
de la deuda se limita a cumplir con el estrecho
objetivo de ajustar en forma ordenada las carte­
'^''Colombia es un buen testimonio del problema. Aun­ ras financieras de los países del Norte,
que su relación deuda/exportaciones es apenas superior a
La etapa inicial de dicha estrategia se caracte­
2:1, y su relación deuda/piB 34%, tiene enormes dificultades
para obtener nuevos créditos de bancos privados. rizó por una maniobra de contención para evitar
■"^'Un detallado estudio de los problemas de la acción pérdidas contables en el sistema financiero inter­
colectiva y de los bienes públicos se encuentra en James nacional, por medio de reestructuraciones a pre-
Buchanan, The D em and a n d Supply o f Public Goods, Chicago,
Rand McNally and Co., 1968, capítulo 5,
'*^E1 carácter colectivo del problema se manifiesta inclu­ carácter de las políticas coordinadas entre el f m i , los
so en las crisis aisladas de pagos de firmas particulares. Por bancos centrales y tesorerías de los países de la oc;m:, los
ello, las normas sobre bancarrota imponen soluciones colecti­ bancos acreedores y los países deudores es ampliamente co­
vas a los acreedores de dichas firmas. Véase Thomas Jackson, nocido, por lo que no es preciso sintetizarlo aquí. Sin embar­
The Logic and Limits o f Bankruptcy Law , Cambridge, Mass., go, los detalles se encuentran en c e pa l . E xternal Debt in..., op.
Harvard University Press, 1986. cit., pp, 47-86.
44 REVISTA DE LA CEPAL N" 37 / Abril de 1989

cios comerciales y nuevos conjuntos de créditos. gión. En esta última existen también restriccio­
Ahora, la etapa más reciente se orienta principal­ nes de dem anda, por cuanto las cuestiones de
m ente al ajuste gradual del valor de los activos soberanía y control monetario limitan la expan­
bancarios y a una mayor diversificación de los sión potencial de algunos de los instrumentí)s
riesgos m ediante conversiones de la deuda en preferidos por los acreedores entre los de la lista
capital y en valores. La cuestión macroeconómica de opciones'^*’.
del f m andam iento para apoyar las reformas eco­ Debe considerarse también que la mayor
nómicas, la inversión, el crecimiento y la renova­ parte de los instrumentos de reducción de la
ción de la solvencia de los países deudores, sigue deuda contenidos en la lista de opciones actúan
siendo en gran m edida residual y pasiva en rela­ sobre el capital adeudado. Los países no están, en
ción con el proceso. En este sentido es que puede todo caso, amortizando la deuda, por lo que el
decirse que la lista de opciones de mercado es, efecto inmediato de la transacción sobre la balan­
básicamente, la lista de opciones de los acreedo­ za de pagos es indirecto, y se traduce en menores
res privados. pagos por concepto de intereses. En consecuen­
Como lo ha indicado la c e p a l en un estudio cia, el alivio será sólo marginal hasta que aum en­
reciente, la lista de í)pciones de mercado, desde el te en gran proporción el alcance acumulativo de
punto de vista de las necesidades macroeconómi- la reducción del capital adeudado'^^. Otro incon­
cas de los deudores, puede contener algunos veniente serio de la lista de opciones consiste en
“entrem eses” de interés, pero le faltan nada me­ que las transacciones voluntarias se realizan en el
nos que los “platos principales”'^'^. El criterio que mercado en forma esporádica, lo que hace difícil
la inspira, y que se basa en el mercado, depende predecir la oportunidad de las conversiones, su
de las respuestas voluntarias de cada uno de los distribución entre los diferentes países, el grado
acreedores en particular, los que reciben de sus de alivio que aportarán a la balanza de pagos, y la
gobiernos sólo poco más que un apoyo moral. Sin eficacia de la conversión en cuanto apoyo para
embargo, el financiamiento habitual de mercado un program a interno de reforma económica y
es de carácter prodclico, y por ello es improbable reestructuración.
que, mientras los acreedores potenciales vean En suma, los mercados privados, librados a
que los descuentos sobre la deuda existente al­ sus propios recursos, sólo pueden eliminar en
canzan al 50% o más, llegue a producirse una forma muy lenta el problema de las excesivas
corriente espontánea de nuevo capital hacia deudas pendientes. Indudablem ente, el monto
América Latina en volúmenes macroec{)nómica- de la deuda convertida, con descuento, en otro
m ente significativos. tipo de activos, aum entará notablemente en los
En cuanto a los instrumentos nuevos y menos
ortodoxos para los ajustes de cartera contenidos
en la lista de opciones, su desarrollo natural será ^*’L{)s efecU)s secundarios negativos son particularmen­
te complicados en las conversiones de deuda en capital, hoy
necesariamente paulatino. Se sabe que los merca­ muy difundidas. Véase Grupo de los Treinta, Finance for
dos privados operan en el margen, y que cada Developing Countries, Nueva York, 1987.
nuevo instrum ento, incluso en circunstancias fa­ A modo de ilustración, la meta original de la operación
vorables, debe comenzar a funcionar de a poco‘^'\ de bonos entre el Gobierno de México y el Banco Morgan
Guaranty a comienzos de 1988 consistía en convertir 20 000
En América Latina el avance es aún más lento,
millones de dólares de deuda. Si se hubiera cumplido con un
debido a los complejos problemas internaciona­ descuento promedio de 40%, se habría ahorrado alrededor
les legales, tributarios, contables y de aprovecha­ de 3.50 millones de dólares en intereses netos. Este tipo de
miento indebido {free r id in g ) que se producen en operación tiene muchos méritos, entre ellos el del reconoci­
el mercado, así como a la falta de familiaridad de miento oficial, por parte de los bancos, del descuento del
mercado; sin embargo, su significación como instrumento de
muchos inversionistas institucionales con la re-
financiamiento macroeconómico es menos evidente, dada la
carga de 7 000 millones de dólares en intereses para acreedo­
La evolución del problema..., op. di., capítulo n. res privados. En todo caso, como se dice en la nota 10, los
^^Véase Makesh Kotecha, "Repackaging Third World bancos no recibieron el plan tan bien como se esperaba origi­
Debt”, Standard and Poors International Credit Week, agosto de nalmente. Un trabajo detallado sobre la oferta de bonos por
1987, p. 9 y Kenneth Telljohann, “Analytical framework”, parte de México se encuentra en Kenneth Telljohann y Ri­
Pro.specbifar Securitization of Less Developed Country Loan, Nueva chard Buckholz, The Mexican liond Exchange Offer, Nueva
York, Salomon Brothers, junio de 1987, p. 11. York, Salomon Brothers, enero de 1988.
DISYUNTIVAS FRENTE A LA DEUDA EXTERNA / R. Devlin 45

años venideros'*^. Sin embargo, en lo que atañe al punto de vista de un problema económico colec­
futuro inmediato, la lista de opciones —al menos tivo y de soluciones también colectivas, el enfo­
en su actual formulación— sólo puede abordar que basado en la lista de opciones ciertamente
aspectos tangenciales de los problemas de la re- representa una política pública muy poco ambi­
gión, por cuanto no enfrenta el problema econó­ ciosa. En algunos puntos esenciales, este enfoque
mico urgente y m edular de esta hora: cómo fi­ parece incluso habernos retrotraído a los años
nanciar en form a sostenida y predecible las re­ treinta; entonces, los países deudores y los acree­
formas económicas y las nuevas inversiones que dores privados anduvieron a tientas durante
América Latina necesita para iniciar ahora mis­ veinte años, haciendo esfuerzos ineficientes por
mo su crecimiento y comenzar a recuperar su liberarse de las excesivas deudas pendientes del
capacidad de servir deudas externas. Desde el período^^.

IV
¿Qué hacer ahora?
El problem a del endeudam iento latinoamerica­ permita que esos sean absorbidos mediante el
no debe encararse en su debido contexto, como crecimiento futuro del sistema económico m un­
un “mal” internacional colectivo. En un momen­ dial.
to en que ios mercados privados de crédito para La propuesta de un servicio multilateral de
América Latina han sufrido un colapso, confiar conversión de la deuda aparece reiteradam ente
casi exclusivamente en las respuestas voluntarias, en el debate sobre el tema, no obstante la acalora­
privadas y microeconómicas de la lista de opcio­ da oposición de quienes conducen la estrategia
nes para resolver un problema macroeconómico internacional; y sigue planteándose, a pesar de
de carácter sistèmico probablemente no hará si­ todo, porque constituye la expresión más com­
no dem orar el ajuste de los países acreedores y pleta de la naturaleza sistèmica del problema del
d e u d o re s, e in cre m e n tar los costos para el endeudam iento en el hemisferio occidental y de
conjunto de la com unidad internacional. Los as­ la eficacia social de una solución colectiva^*. Por
pectos sistémicos del problema dan una base teó­
rica y práctica al apoyo de una producción más
dinámica de bienes públicos, con miras a acelerar ^■’Un examen útil de los ajustes de cartera de deudores y
el ajuste tanto de países deudores como acreedo­ acreedores durante los años treinta y cuarenta se encuentra
en Merilyn SWúes,, Latin American International Loan Defaults in
res, y para lograr una distribución de costos que the 1930s: Lesson for the 1980s?, Research Paper N" 8812,
Federal Reserve Bank of New York, abril de 1988,
■^^En el debate contemporáneo, algunas de las primeras
'^^El volumen de las transacciones en el mercado secun­ propuestas fueron formuladas por Peter Kenen y Richard
dario durante 1987 se estima en alrededor de 12 000 millones Weineri. Kenen propuso la conversión con descuento, y Wei-
de dólares. Hay quienes esperan que la cif ra llegue a 25 000 nert una conversión al valor nominal con tasas de interés
millones en 1988. Para poner en perspectiva tales cifras, debe inferiores a las de mercado, argumentando que de este modo
recordarse que incluyen un monto considerable de contabili­ las pérdidas bancarias se distribuirían a lo largo del tiempo.
dad doble, y por lo tanto no reflejan la,s conversiones reales de Véase Peter Kenen, “A bailout for the banks". The New York
deuda. Las cifras siguen siendo pequeñas en relación con el Times, Marzo de 1983 y Richard Weinert, “Banks and ban­
monto estimado para toda la banca comercial internacional kruptcy”, foreign Policy, N" 50, segundo trimestre, 1983, pp.
que es de entre 300 000 y 350 000 millones de endeudamien­ 128 a 149. Hace poco, Kenen puso al día y desarrolló su
to problemático de países en desarrollo. Véase Richard La­ propuesta. Véase Peter Kenen, “A Proposal for Reducing the
wrence, “Ranker proposes solution to Argentina, Rrazilian Debt Burden of Developing Countries”, Princeton, New Jer­
debt”. Journal of Commerce, 28 de septiembre de 1988 y Euge­ sey, Princeton University, marzo de 1987. Entre los otros
nio Lahera, La conversión de la deuda externa: antecedentes, evolu­ autores que proponen un servicio mundial de conversión de
ción ■<
)perspectivas ( i .c7 r . 6 1 4 ) . Proyecto PM'n/cKt'Ai. “Financia- la deuda se encuentran John La Falce, “Third World debt
miemo del Desarrolht”, Santiago de Chile, oki’AI,, septiembre crisis: the urgent need to confront reality". Congressional
de 1987. Record, vol. 133, N" 34, Washington, Ü.C., 5 de marzo de
4(ì REVISTA DE LA CEPAL N" 37 / Abril de ¡989

cierto que es necesario afinar muchos detalles ser incierta. Por otra, y puesto que los acuerdos
respecto de un servicio tan complejo, y asimismo a d hoc sólo evitan en form a parcelada y parcial los
respecto de medidas auxiliares en los planos nor­ problemas de aprovechamiento indebido (free
mativo, contable y tributario. Sin embargo, lo r id in g ) y otras externalidades negativas, su costo
fundam ental de la iniciativa propuesta —una re­ acumulativo en el mediano plazo podría ser in­
ducción ordenada y macroeconómicamente sig­ cluso superior al del que hoy tendría un servicio
nificativa del valor actual del endeudam iento, a integral de reducción del endeudam iento.
cambio de un ajuste ordenado de la política eco­ ¿Acaso debería América Latina promover es­
nómica— es una expresión del mejor espíritu de tas y otras iniciativas internacionales colectivas?
lo que se entiende por una buena política econó­ Por cierto que sí. ¿Puede asentar su desarrollo
mica pública en un m undo interdependiente. futuro sobre el supuesto de que las iniciativas
Como etapa intermedia de la negociación de un públicas integrales son inminentes? Es probable
servicio tan complejo, y con restricciones cambia­ que no. Las soluciones colectivas que implican a
rías aprobadas por el cmi en el marco de un un gran núm ero de agentes económicos particu­
program a oficial de ajuste y estabilización, po­ lares son notoriam ente difíciles de organizar
dría contemplarse un congelamiento temporal cuando hay diferencias de costumbres, tradicio­
inmediato de los pagos por intereses (con capita­ nes, normas legales, estrategias y circunstancias
lización forzada de la diferencia) a niveles com­ económicas. La acción colectiva tiene como re­
patibles con determ inadas metas de inversión y quisito un sentimiento compartido de extremada
crecimiento en las economías deudoras. dificultad y urgencia. Este existía en los círculos
Una política pública menos ambiciosa podría financieros de los países del Norte en 1982, cuan­
consistir simplemente en la aprobación de garan­ do prácticamente todos los sistemas bancarios
tías públicas a d h o c sobre los préstamos bancarios nacionales estaban en situación de vulnerabili­
e instrum entos de mercado para reducir la deu­ dad ante los incumplimientos en América Lati­
da, acom pañada de una modificación adecuada na; así se explica la sorprendente rapidez y ex­
de las normas tributarias y contables que se apli­ traordinaria cohesión alcanzada por la coordina­
can a los bancos. Esta acción podría otorgar in­ ción entre los acreedores para evitar la mora
centivo suficiente como para que el volumen de durante los prim eros años de crisis^ ^ Sin em bar­
conversión y de recom pra pudiera generar con go, al reducirse la vulnerabilidad bancaria ante el
celeridad im portante fmanciamiento para la ba­ incumplimiento, y al disminuir el interés por los
lanza de pagos de los países deudores. La recien­ mercados latinoamericanos, opacados por el di­
te recom pra boliviana de la deuda a once centa­ namismo de los asiáticos, por el nuevo mercado
vos por cada dólar constituye un buen ejemplo común que surge en Europa y por la zona de
de cómo una decidida intervención del sector libre comercio en América del Norte, incluso esa
público internacional puede producir una re­ estrecha forma de coordinación se ha roto, ce­
ducción rápida e im portante del exceso de deuda diendo el paso a conductas sumam ente confusas:
pendiente. cada acreedor debe arreglárselas por sí mismo.
Las garantías a d h o c , si bien más efectivas que De hecho, y en muchos aspectos, la llamada lista
la política prescindente de la actual lista de opcio­ de opciones del mercado legitima un serio quie­
nes del mercado, no dejan de tener ciertos incon­ bre de la coordinación entre los acreedores, sus
venientes. Por una parte, la distribución del ali­ gobiernos y los organismos multilaterales“*^.
vio entre los países puede basarse arbitrariam en­
te en factores políticos, y su oportunidad puede
^*La coordinación fue tan buena que los latinoamerica­
nos comenzaron a percibir la formación de un cartel de
1987; Don Pease, “A Congressional plan to solve the debt acreedores. Véase Organización de los Estados Americanos
problem", Inlernational Economy, marzo-abril de 1988, pp. 98 (oea), “Desarrollo integral y democracia en América Latina y
a 10,'i: James Robinson, “A Comprehensive Agenda for LDC el Caribe: ideas y agenda para la acción”, Washington, D.(L,
Debt and World Trade Growth”, Londres, American Express 28 de septiembre de 1987, p. 23.
Bank, marzo de 1988; Percy Mistry, “Third World debt”, ■^'^La ruptura del cartel se refleja en las crecientes dispu­
mayt) de 1987; y Arjiin Sengnpta, “A Proposal for a Debt tas entre todos los integrantes del bloque acreedor, respecto
Adjustment Facility", Washington, D.C., Fondo Monetario de cómo compartir las responsabilidades de la gestión del
Internacional (kmi), 8 de marzo de 1988. endeudamiento. Se han producido graves desacuerdos entre
DISYUNTIVAS FRENTE A LA DEUDA EXTERNA / R. Devün 47

Las soluciones colectivas suelen asimismo te­ de una amenaza de m oratoria futura si enfren­
ner costos que se presentan al inicio y de una sola tan en forma adecuada el problema implícito de
vez, mientras sus beneficios se extienden en for­ la capacidad de pago del deudor. Hasta ahora,
ma más gradual a través del tiempo. La capaci­ sólo el reciente acuerdo boliviano cumpliría en
dad de los Estados Unidos para responder a las forma inequívoca con este requisito.
dificultades hemisféricas con nuevos créditos No debe subestimarse la lista de opciones
—al menos en la escala acostumbrada en los años propia de los deudores. En el pasado, ha sido
cincuenta y sesenta— se encuentra limitada por difícil organizar una amenaza oficial o extraofi­
los graves problemas financieros y de ajuste ex­ cial de cese o limitación de pagos, en parte por
terno. Mientras tanto, está por verse en qué me­ falta de consenso interno respecto de qué hacer
dida Japón y Europa estarían dispuestos a cubrir respecto de la transferencia neta de recursos al
el vacío financiero en la región, y si podrían ha­ exterior. Sin embargo, puede observarse ahora
cerlo sin crear serios conflictos vinculados a la una serie de interesantes cambios en las alianzas
distribución política tradicional de las esferas de políticas en varios países deudores importantes,
influencia. lo que sugiere un posible consenso incipiente en
Es posible, entonces, que las nuevas iniciati­ un mayor núm ero de países, al iniciarse el sépti­
vas de carácter público dem oren mucho en apa­ mo año de crisis de desarrollo en la región.
recer, o sean de escala insuficiente para la magni­ Junto con ello, los países deudores aprende­
tud de la crisis de desarrollo en la región. Sin rán gradualmente los secretos de promover el
embargo, esto no quiere decir que la lista de crecimiento durante un estado de moratoria to­
opciones del mercado sea la única alternativa tal o pardal. La mayor parte de las primeras
posible. De hecho, los deudores han ido llegando limitaciones de pagos se debieron a la fuerza de
gradualm ente a una lista de opciones propia, en los acíintecimientos o a una mala política econó­
la que se encuentran diversos tipos de moratorias mica interna, o bien se concibieron como un fin
sobre pagos del servicio de la deuda. A pesar de en sí mismas, lo que sirvió sólo para estimular un
los acontecimientos recientes en Brasil, más de la populismo contraproducente. Hoy existen, en
mitad de los países latinoamericanos actualmen­ cambio, signos de mayor refinamiento. Quizás
te recurren a esta última opción (cuadro 10). Es por ciertas experiencias negativas recientes, hay
asimismo im portante recordar que la mayoría de más países que se dan cuenta de que una m orato­
las reestructuraciones recientes de la deuda reali­ ria temporal, para ser un buen instrumento de
zadas conform e a la lista oficial de opciones de recuperación económica, debe em anar de un
mercado han provenido de concesiones de los program a económico coherente, formulado pa­
acreedores, que han tenido por objeto convencer ra corregir con energía los desequilibrios inter­
a un país ya sea a abandonar una moratoria o a nos y externos. La limitación de los pagos debe
evitarla“^^. Más aún, estos acuerdos sólo pueden ser también parcial y de naturaleza conciliatoria,
representar algo más que la suspensión temporal y m antener líneas de comunicación abiertas con
los acreedores, ofreciéndoles propuestas cons­
tructivas para resolver el problema en un contex­
to compatible con un program a explícito de re­
los bancos, sus gobiernos y las instiiuciones multilaterales de
crédito; entre los gobiernos acreedores; entre estos últimos y formas económicas para el crecimiento del país
las instituciones multilaterales, e incluso entre el Banco Mun­ deudor. En la medida en que el servicio de la
dial y el FM i (respecto del programa de préstamos del Banco deuda se reintroduzca forzosamente en el finan-
en Argentina, mencionado en la nota 12). Un análisis del ciamiento de un program a económico coherente
quiebre de la coordinación entre acreedores se presenta en y sostenible, y se eviten los conílictos gratuitos,
c; f, p a l . La evolución del problema..., op. al.
aum entan para un país las posibilidades de po­
"‘^Esto se manifestó claramente en la cuarta ronda de
reprogramación. Véase cfpal, Estudio económico de América der con el tiempo lograr un arreglo más realista
Latinay el Caribe, 1987: sínte.sü preliminar {lcJ g . 1511), Santiago respecto del pago de su endeudam iento pen­
de Chile, febrero de 1988, pp. 49 a 62. diente.
48 REVISTA DE LA CEPAL N" 37 ! Abril de 1989

V
Conclusiones

Se ha señalado aquí que la transferencia latinoa­ progresiva reducción de la importancia de la car­


mericana de recursos al exterior obstaculiza el tera latinoam ericana den tro de la economía
ajuste, el crecimiento y la reestructuración eco­ mundial, por cuanto ésta da mayor libertad a los
nómica, por cuanto intensifica las restricciones deudores para form ular políticas para reducir la
en cuanto a divisas, a ahorro y gasto fiscal, o transferencia de recursos al exterior.
ambos. A falta de garantías sistemáticas de pago Sin duda alguna, los países tendrán criterios
por parte de los países acreedores, las opciones diferentes ante la reducción de esa transferencia.
voluntarias contenidas en la lista de mercado sólo Una minoría considerará apropiado mantenerse
prom eten reducir la carga de dicha transferencia dentro del marco oficial de la lista de opciones de
en forma gradual, en un plazo muy largo y con m ercado, reestructurando periódicam ente las
gran incertidum bre respecto del monto, la opor­ deudas en condiciones comerciales, procurando
tunidad y la distribución del alivio entre los deu­ obtener préstamos no voluntarios y participando
dores. Mientras tanto, sigue sin obtenerse el fi- en planes de reducción de la deuda aprobados
nanciamiento externo actualmente necesario pa­ voluntariamente por los acreedores. Sin embar­
ra apoyar program as macroeconómicos de creci­ go, otros países —por decisión voluntaria, o por
miento y reestructuración. No sorprende enton­ la fuerza de los acontecimientos— optarán por
ces que sean una excepción los países de la región limitar la transferencia mediante el cese o la limi­
que han logrado m antener un proceso de creci­ tación de los pagos. En ciertos casos, esta limita­
miento adecuado con estabilidad de precios. ción (o la amenaza de producirla) no será sino
Una estrategia internacional de crecimiento una táctica negociadora muy transitoria para lo­
y reconstrucción dentro de la cual sólo logran grar mejores condiciones dentro del plan oficial
manejarse con éxito unos pocos de los deudores de manejo de la deuda; en otros, será una posi­
problemáticos no puede sino ser acusada de desi­ ción que refleje una política de más largo plazo,
dia. Con todo, para los países deudores latint)a- encaminada a obligar a los acreedores a com par­
mericanos no sería productivo sentarse a esperar tir los costos de un program a de crecimiento
que los gobiernos acreedores los salven de su económico y reestructuración en el mediano
suerte mediante iniciativas públicas internacio­ plazo^^. Una m oratoria prolongada, ya sea par­
nales más ambiciosas. Hemos visto que las solu­ cial o total, reduciría a niveles mínimos el precio
ciones colectivas para un problema sistèmico no de la deuda en el mercado secundario, y con ello
provienen tanto de la buena voluntad como de daría a los países más posibilidad de influir en el
un sentido de urgencia. Mientras los sistemas ritmo y en las condiciones de descuento de posi­
financieros de los países del Norte logren adap­ bles arreglos sobre endeudamiento^®.
tarse a la excesiva deuda pendiente con un míni­ En cuanto a la cooperación entre los países
mo de asistencia estatal, y mientras los problemas endeudados en la región, la experiencia anterior
económicos de la región no provoquen manifes­ sugiere que no puede ser de gran alcance, dada la
taciones abiertas de radicalización política en los enorm e diversidad de condiciones entre los pres­
países deudores, será difícil que el heterogéneo tatarios. Sin embargo, al agravarse la tensión de
bloque de países acreedores produzca una res­ la crisis de desarrollo, que es común a todos,
puesta integral en materia de política pública. Es podrían superarse las barreras que se oponen a
más evidente que nunca, entonces, que la solu­
ción de la crisis latinoamericana de endeuda­ ‘^‘*Una moratoria se puede establecer de diversas mane­
miento y de desarrollo no puede provenir sino ras. Algunas técnicas basadas en la experiencia de los años
desde dentro de la región. Este criterio se ve treinta se presentan en c e p a l , ibid.
‘‘^Una vez más, así sucedió en los años treinta. De hecho,
ratificado actualm ente por las serias fisuras y algunos países suspendieron el servicio de la deuda con miras
disputas que se han estado produciendo en el a acumular recursos para recomprarla a precios de mercado
bloque de negociación de los acreedores, y por la muy bajos. Véase M. Skiles, op. cü.
DISYUNTIVAS FRENTE A LA DEUDA EXTERNA / R. Devlin 49

dicha cooperación, y surgirían iniciativas conjun­ de pago. Al igual que sucedió en los años treinta,
tas más eficaces para reducir la transferencia ne­ algunos países latinoamericanos, sin mayor refi-
ta de recursos al exterior. nanciamiento, están cumpliendo con el servicio
En síntesis, el mecanismo clásico de mercado de su deuda externa, pero no es el caso de la
para resolver el problema de la excesiva deuda mayoría. Se han acelerado las transacciones de
pendiente, que consiste en el incumplimiento, los títulos de la deuda, y los precios del mercado
fue suspendido tem poralm ente por la estrategia secundario reflejan grandes descuentos. Algu­
internacional sin precedentes aplicada a la ges­ nas de las economías deudoras logran superar las
tión de la deuda a comienzos de los años ochenta. restricciones externas; otras no. Por cierto, se
Sin embargo, al entrar en el séptimo año de difi­ trata de una stdución muy confusa y poco eficien­
cultades en el servicio de la deuda regional, pare­ te para el problema de la deuda, y acarrea costos
cen ir tom ando fuerza ciertos movimientos clási­ innecesarios tanto a deudores como a acreedo­
cos de mercado que se manifestaron en los años res. Hasta que surja en los países acreedores un
treinta. Los mercados privados de crédito no han liderazgo político más visionario, constituye, sin
sido eficaces, y no han distinguido bien los diver­ embargo, la única opción realista ante la situa­
sos tipos de deudores; el nuevo crédito simple­ ción existente.
m ente deja de otorgarse, sin considerar ni las
políticas económicas de los países ni su capacidad (Traducido del inglés)
Introducción
REVISTA DE LA CEPAL N" 37

Durante los años ochenta, las innovaciones en


mercados financieros crearon nuevas perspecti­
Perspectivas vas para la mayor parte de los usuarios del crédi­
to y sus acreedores. l.as nuevas técnicas de inter­
latinoamericanas mediación en el mercado financiero reducían los
costos de los prestatarios y aumentaban las utili­
en los mercados dades de las instituciones crediticias. Por prim era
vez, las monedas y las fronteras nacionales no
financieros constituían obstáculos de importancia para la cir­
culación del capital entre países. Los diversos
mercados financieros adquirieron alcance m un­
Alfred J. Watkins* dial, se integraron y eliminaron gran parte de su
reglamentación, y gracias a ello los prestatarios
tuvieron la posibilidad de com parar los costos del
crédito en diversos lugares y aum entar sus colo­
Desde el inic io de la crisis de la deuda las autoridades
de los países acreedores y deudores han declarado que caciones en el centro financiero y la moneda
los bancos comerciales reanudarían el otorgamiento cuyas condiciones fueran más convenientes en
de nuevos créditos a los prestatarios de países en desa­ determ inado momento. Si una determ inada mo­
rrollo una vez que estos últimos completaran sus ajus­ neda o estructura de tasas de interés no era la
tes macroeconómicos y recuperaran su solvencia. Sin
óptima, la relación entre activos y obligaciones
embargo, es posible que los intereses de largo plazo de
los bancos no coincidan con las necesidades latinoame­ podía mejorarse mediante cambios en una o en la
ricanas de servicio de la deuda y de inversión. otra, o m ediante otras técnicas financieras. Junto
Durante los años setenta, prácticamente toda la con ello, la competencia de las instituciones de
evolución del mercado financiero tendía a perjudicar crédito, tanto entre distintos centros financieros
las oportunidades de los bancos comerciales en sus
como dentro de cada uno de ellos, garantizaba a
países de origen, y favorecía, en cambio, el acceso de
América Latina a los recursos financieros externos. los prestatarios un máximo de acceso a toda la
Tanto los bancos estadounidenses como los japoneses gama de innovaciones, y la reducción al mínimo
desplazaron sus actividades crediticias hacia los países de los costos del crédito.
en desarrollo, cuya necesidad de recursos financieros América Latina quedó en gran medida al
externos salvó a los bancos de la amenaza de estanca­
margen de los beneficios de esta revolución en las
miento.
El decenio de 1980 ha sido completamente diferen­ finanzas. Salvo por algún acuerdo ocasional de
te. Prácticamente todas las tendencias de la evolución préstamos concertados, al que se llegaba en gene­
económica y normativa de los mercados financieros ral tras amenazas de m oratoria en el servicio de la
durante estos años han reducido el acceso de los países deuda o de alguna otra crisis financiera, los m er­
latinoamericanos a los recursos financieros externos.
cados dejaron de proporcionar capital externo a
Más aún, gran parte de los cambios que pueden pre­
verse para el resto del decenio y los primeros años del la región. Esta actitud puede atribuirse a diversos
siguiente harían cada vez más onerosa la actividad de factores, entre los que se destacan la gran deuda
los préstamos de consorcio a América Latina, y ofrece­ externa y el consiguiente deterioro de la solven­
rían a los bancos una amplia gama de posibles utilida­ cia regional. Sin embargo, también influyeron en
des en los mercados de los países desarrollados. En
ella otras tendencias importantes, vinculadas a la
consecuencia, es poco probable que vuelvan a coincidir
en un futuro próximo las estrategias de crecimiento de mundialización, integración y liberalización de
los bancos comerciales y las necesidades latinoamerica­ los mercados financieros internacionales.
nas de capital externo. Durante gran parte de este decenio, una cre­
ciente proporción de los recursos financieros
mundiales se transó en los mercados de valores.
El mercado de los consorcios bancarios, fuente
*(^onsultor de . El autor agradece las útiles observa­
ce pa l de la enorm e mayoría de los recursos externos
ciones ysugerencias de Isaac Cohen, Walter Cabrera, Martine obtenidos por los prestatarios soberanos de
Guerguil y Roben Devlin. América Latina en los años setenta, había perdi­
do vigencia para prestatarios y acreedores Ínter-
52 REVISTA DE LA CEPAL N“ 37 / Abnl de 1989

nacionales, al menos hasta hace muy poco, Al de los mercados financieros en los años setenta, y
mismo tiempo, la nueva reglamentación de los los factores que impulsaron a los bancos estadou­
mercados en muchos de los países tradicional­ nidenses y japoneses a participar en forma tan
m ente acreedores dio a los bancos la oportuni­ entusiasta y vigorosa en los créditos externos.
dad de ofrecer a sus clientes de países desarrolla­ Como se verá en el análisis, los grandes exceden­
dos una gama mucho más amplia de servicios tes en cuenta corriente de los países de la o p e p
financieros, y asimismo de prestar servicios ban- influyeron mucho menos que lo que general­
carios tradicionales a un espectro más extenso de mente se cree en el crecimiento de los créditos de
clientes de países desarrollados. Estas circunstan­ consorcios de bancos comerciales a los países en
cias aum entaron el costo relativo de las operacio­ desarrollo. Hubo dos factores que suelen m en­
nes de consorcio para los bancos. No es extraño cionarse menos y cuya importancia fue muy su­
que muchos bancos comerciales hayan dejado de perior. El prim ero consistió en la reglamentación
considerar que los préstamos de consorcio a los sobre la actividad de los bancos comerciales en­
países en desarrollo, incluso los que no presenta­ tonces vigente en la mayoría de los países acree­
ban grandes dificultades para servir la deuda, dores. El segundo fue la reducción de las tasas de
pudieran contarse entre sus actividades más ren­ crecim iento de los países desarrollados. En
tables. conjunto, estos cambios colocaron a los bancos
A estos problemas se sumó otro hecho: por comerciales ante una decisión estratégica entre el
diversas razones, de escasa o nula relación con las estancamiento interno y la expansión internacio­
dificultades financieras latinoam ericanas, los nal basada en un rápido incremento del volumen
bancos estadounidenses procedieron a retirarse de créditos de consorcios a prestatarios de países
progresivam ente de la actividad crediticia inter­ en desarrollo. No es extraño que la mayoría de
nacional. Dejaron de aum entar sus compromi­ los bancos comerciales optaran por la segunda
sos, no sólo en países en desarrollo con proble­ alternativa.
mas de deuda externa, sino en casi todas las re­
giones del m undo, tanto desarrolladas como en En la parte siguiente del artículo, se explica
desarrollo. Puesto que en los años setenta habían de qué manera casi todas las innovaciones finan­
asumido una posición de liderazgo en los présta­ cieras y reglamentarias, durante los años ochen­
mos a América Latina, cabe esperar que su eclip­ ta, redujeron el acceso de América Latina al capi­
se ante los bancos japoneses, y en general su tal internacional. Se sugiere además, que muchos
retiro de la actividad crediticia internacional, de los cambios previstos en los mercados finan­
tengan ramificaciones de gran trascendencia pa­ cieros para lo que resta de este decenio y para
ra la región. En términos más concretos: si la comienzos del próximo —especialmente en la
fuente tradicional de capital externo en América estructura de la reglamentación bancaria de los
Latina se aísla progresivam ente, mientras los Estados Unidos y del Japón, y en el surgimiento
nuevos participantes en la actividad crediticia in­ de un mercado europeo unificado en 1992—
ternacional se concentran en otras zonas del disminuirían la probabilidad de una feliz coinci­
m undo, los prestatarios latinoamericanos po­ dencia, en el futuro próximo, entre las estrate­
drían tener que reevaluar sus estrategias de cre­ gias de crecimiento de los bancos comerciales y
cimiento y de gestión del endeudam iento. Al me­ las necesidades latinoamericanas de capitales ex­
nos, es posible que la región deba comenzar a ternos. La parte final se refiere a las consecuen­
m irar hacia el este, y no hacia el norte, si se trata cias estratégicas para América Latina de estas
de obtener asistencia financiera. innovaciones en el mercado financiero, en lo que
El presente artículo aborda con más detalle respecta al crecimiento económico de la región y
estos temas. Comienza por describir la estructura a las estrategias de manejo de su endeudam iento.
PERSPECTIVAS LATINOAMERICANAS EN LOS MERCADOS FINANCIEROS / A 53

I
Los mercados internacionales de capitales
en los años setenta
Al m irar hacia atrás, es evidente que los años leo no fue un súbito incremento de la liquidez en
setenta tuvieron un carácter anómalo. Casi sin el sistema, sino la espectacular redistribución de
excepción, cada tendencia de la evolución de los la riqueza entre consumidores y productores de
mercados internacionales de capitales — asimis­ petróleo. Esta redistribución se reflejó en la con­
mo cada modificación revolucionaria de ellos— tabilidad bancaria, en los activos de los producto­
parecía dirigir nuevos capitales hacia América res y en los pasivos de los consumidores. Sin
Latina. En esta sección se analizan algunas de las embargo, se trataba de movimientos contables
fuerzas más im portantes que influyeron durante que no eran sino una transferencia de activos de
el decenio, a fin de m ostrar cómo afectaron las un depositante a otro, por lo que hay escasa justi­
decisiones bancarias sobre préstamos, y sobre to­ ficación teórica para sugerir que los excedentes
do, para explicar por qué resulta improbable una de la OPEP aum entaron efectivamente la liquidez
constelación de fuerzas igualmente propicias en total del sistema bancario internacional.
un futuro previsible. Se inicia el análisis demos­ Los datos empíricos existentes apoyan esta
trando que es más complejo que lo que suele hipótesis. Tras el fracaso del Franklin National
creerse el vínculo entre la prim era alza de los Bank en los Estados Unidos y del H erstatt Bank
precios del petróleo y el crecimiento de los prés­ en Europa, ocurrido en 1974, muchos bancos
tamos de consorcio a la región. Entre las variables comerciales retiraron sus fondos de los eurom er-
que deben considerarse están las siguientes: a) el cados, reduciendo la liquidez internacional glo­
surgim iento de un mercado internacional de ca­ bal. En consecuencia, los bancos estadounidenses
pitales en dos niveles; b) las consecuencias de la no financiaron sus operaciones de préstamos en
reglamentación bancaria nacional y de los con­ los eurom ercados mediante el excedente de li­
troles internacionales al capital sobre el volumen quidez de los depositantes de la o p e p , sino me­
de los préstamos externos de los bancos estadou­ diante la transferencia de depósitos de sus ofici­
nidenses, y c) la influencia del rápido crecimien­ nas nacionales a sus subsidiarias en Londres
to del déficit fiscal y la espectacular reducción de (D’Arista, 1979). Así, no fueron los productores
las tasas de crecimiento interno sobre la decisión de petróleo del Oriente Medio, sino los consumi­
de los bancos japoneses de incorporarse a la acti­ dores de petróleo estadounidenses, los que ejer­
vidad crediticia internacional. cieron decisiva influencia sobre el m antenim ien­
to de la liquidez en los eurom ercados una vez
1. L a OPEP y la c ir c u la c ió n in te r n a c io n a l
producida la prim era gran alza de los precios de
d e l c a p ita l los hidrocarburos.
Las repercusiones del alza de precios del pe­ El com portam iento de los márgenes sobre las
tróleo ocurrida en 1973 transform aron de mane­ tasas de interés también sugiere que muchos
ra radical los patrones de circulación internacio­ otros factores, además de los excedentes de la
nal del capital. Según las versiones históricas tra­ O P E P , incidieron en la disposición de los bancos
dicionales, los excedentes en cuenta corriente de para acelerar su actividad crediticia en América
la OPEP inundaron de recursos líquidos el sistema Latina. Si los bancos hubieran padecido un exce­
bancario e indujeron a los bancos a otorgar crédi­ so de liquidez, como lo sugiere la historia tradi­
tos de consorcio a prestatarios de países en desa­ cional, los prestatarios latinoamericanos hubie­
rrollo (Makin, 1984; Cohén, 1986). Lamentable­ ran obtenido márgenes menores en épocas de
mente, esta versión estilizada de los hechos no m ayores excedentes de la o p e p , y m árgenes
resiste mayor examen, ni en el terreno empírico mayores al dism inuir estos últimos. En la reali­
ni en el teórico. dad, el com portam iento fue diam etralm ente
Desde la perspectiva de la banca, el principal opuesto. En 1974 y 1975, años en que se alcanza­
efecto de la prim era alza de los precios del petró­ ron las cif ras máximas de excedentes de la o p e p , y
54 REVISTA DE LA CEPAL N“ 37 / Abril de 1989

sobre todo, de depósitos de ésta en el sistema Cuadro 2


bancario, los márgenes para los prestatarios lati­ CREDITOS EN LOS MERCADOS INTERNACIONALES
noamericanos fueron muy altos. Comenzaron a DE CAPITALES
{Miles de millones de dólares de Estados Unidos)
bajar en 1977, cuando los excedentes de la o p e p
se reducían y comenzaban a acelerarse lo s p r é s ta ­
Bonos Kuroe réditos Total
m o s del sistema bancario a esta Organización. Es
externos de
evidente que en ese período hubo otros factores consorcio
que rigieron el ritmo y el volumen de circulación
Países desarrollados
de recursos de bancos comerciales hacia América 1973 6.5 13.9 20.4
Latina. 1974 7.1 20.5 27.6
1975 16.3 9.5 25.8
2. L o s dos n iv e le s d e l m e rc a d o in te r n a c io n a l 1976 27.8 12.7 40.5
d e c a p ita le s
1977 26.9 16.1 43.0
1978 26.6 35.7 62.3
Entre los más im portantes de esos factores 1979 30.4 29.0 59.4
1980 32.0 41.1 73,1
cabe m encionar el crecimiento de 600% en los 1981 90.1
39.2 129.3
eurom ercados durante el decenio {Cohén, 1986; Total 212.8 268.6 481.4
Mendelsohn, 1980; Versluysen, 1981). En térmi­ Países en desarrollo
nos porcentuales, el crecimiento de los présta­ 1973 1.2 7.2 8.4
mos de consorcios bancarios sobrepasó al de la 1974 0.9 8.0 8.9
oferta externa de bonos, especialmente en el pe­ 1975 0.7 10.9 11.6
1976 2.0 14.2 16,2
ríodo posterior a 1977. (Véase el cuadro 1). No
1977 4.1 17.8 21,9
obstante, el crecimiento fue rápido en todos los 1978 5.3 34.2 39.5
segmentos del mercado financiero. Lo que es 1979 3.0 41.6 44.6
más significativo es que los mercados se mostra­ 1980 1.8 34.5 36.3
ron muy dispuestos a tratar con prestatarios de 1981 3.4 45.1 48.5
Total 22.4 213.5 235,9
países en desarrollo. Del total de 774 000 millo­
nes de dólares proporcionado por los mercados
Fuente: Organización de Cooperación y Desarrollo Económi­
financieros internacionales entre 1973 y 1981, cos, 1980: Access by Developing Countries to International
236 000 millones, aproxim adam ente un tercio Financial Markets. Financial Market Trends, N" 13, febrero,
del total, se destinaron a países en desarrollo. p. 92, y 1982: The Market for External liond Issues, 1973-
(Véase el cuadro 2). 1981. Financial Market Trends, N" 22, junio, p. 20.

Cuadro 1
TOT AL DE FONDOS REUNIDOS EN MERCADOS A pesar de que todos los segmentos del m er­
FINANCIEROS INTERNACIONALES cado financiero crecieron con rapidez, y que los
(Miles de millones de dólares de Estados Utiidos) países en desarrollo obtuvieron recursos finan­
cieros externos en forma aparentem ente fácil, el
Bonos Eurocréditos Total
externos
acceso a cada uno de esos segmentos no fue igual
de
consorcio para todos los prestatarios. En los años setenta,
1973
no obstante, incluso las prácticas discriminatorias
8.6 20.9 29,6
1974 8.8 28.5 37.3 del mercado financiero contribuyeron a la hol­
1975 19.7 20.6 40.3 gura de la oferta de recursos financieros exter­
1976 33.7 27.8 61,6 nos para los países en desarrollo. En términos
1977 34.9 33,8 68.7 simples, ya a mediados del decenio de 1970 sur­
1978 35.8 74.2 110.0
1979
gió un mercado de capitales en dos niveles. En el
37.3 79.1 116.4
1980 38.0 79.9 117.9 más alto se ubicaban los prestatarios públicos y
1981 47.8 145.3 193.1 privados de los países desarrollados. Dada su
Total 264.6 510,1 774.7 gran solvencia, éstos podían obtener, aproxim a­
Fuente: Organización de Cooperación y Desarrollo Económi­ dam ente, el 50% del total de sus fondos externos
cos, 1982: The Medium-Term Euro-Credit Market in 1978- en el mercado internacional de bonos. En el nivel
1981. Financial Market Trends, N“ 21, marzo, p. 5. más bajo estaban, en cambio, los prestatarios pú­
PERSPECTIVAS LATINOAMERICANAS EN LOS MERCADOS FINANCIEROS l A. Watkim 55

blicos y privados de los países en desarrollo. Al una reacción opuesta y equivalente en otro punto
ser considerados menos solventes, su única fuen­ del sistema financiero estimulaba en cambio la
te de financiamiento externo estaba en la banca expansión de las operaciones bancarias de crédi­
comercial, la que, en términos generales, atendía to a los países en desarrollo. Por ejemplo, la deci­
el 90% de sus necesidades. sión de restringir la oferta monetaria estadouni­
Este mercado en dos niveles fue el fruto de dense, tomada por la Junta de la Reserva Eederal
una compleja serie de acontecimientos. Un fac­ en octubre de 1979, se considera el inicio de una
tor decisivo fue la generalizada estanflación en la larga serie de hechos que con el tiempo llevaron
zona de la ocde, tras el impacto del alza de los al estallido de la crisis del endeudam iento. Hubo,
precios del petróleo en 1973. La consiguiente con todo, un efecto secundario sobre el que se ha
disminución del ritmo de crecimiento de la ocde dicho poco; esta acción de la Junta contribuyó a
produjo una fuerte baja en la dem anda de capi­ que los bancos estadounidenses siguieran otor­
tal por parte del sector privado. En los Estados gando préstamos a América Latina.
Unidos, por ejemplo, los préstamos de los bancos Tal como observó entonces la secretaría de la
com erciales e industriales dism inuyeron en OCDE, el anuncio hecho por la Ju n ta de la Reserva
13 000 millones de dólares entre 1974 y 1976 Federal en octubre de 1979, exigía una reserva
(D’Arista, 1976). La reducción no se limitó a ese de 8% sobre los incrementos de los pasivos ma­
país. Como puede observarse en el cuadro 2, los nejados por los bancos, entre ellos los préstamos
préstamos en eurom onedas de los países indus­ en eurodólares, los préstamos otorgados a resi­
triales también m ostraron una pronunciada baja dentes en los Estados Unidos por las filiales ex­
entre 1974 y 1976. tranjeras de los bancos miembros de la Reserva
Sin embargo, muchos de ios países industria­ Federal, y los activos vendidos por los bancos
les necesitaban también financiar grandes incre­ miembros a sus filiales extranjeras. No obstante,
mentos en su déficit en cuenta corriente, produ­ no afectaba los préstamos externos de las filiales
cidos por los precios del petróleo. Puesto que su extranjeras de los bancos estadounidenses. (Véa­
deuda externa era relativamente pequeña, sus se OCDE, 1980, p, 2). En otras palabras, al intentar
reservas altas y su solvencia muy fírme, gozaban controlar la oferta interna de crédito, la Junta de
de fácil acceso a los mercados internacionales de la Reserva Federal no sólo redujo el crecimiento
bonos. Así, m ientras sus préstamos bancarios de la oferta m onetaria de los Estados Unidos,
se reducían en 40%, sus empréstitos en los m er­ sino que trató de im pedir que los bancos comer­
cados internacionales de bonos, aum entaban ciales contrarrestaran esta política im portando
20 000 millones, es decir, 400% (Senado de los fondos extranjeros para destinarlos a préstamos
Estados Unidos, 1977). dentro del país. Sin embargo, y puesto que la
Dado que muchos de los principales clientes Ju n ta se preocupó sólo de restringir el crédito en
públicos y privados de países desarrollados deja­ los Estados Unidos, no limitó los préstamos ban­
ban de lado la banca y obtenían sus fondos direc­ carios destinados a no residentes en el país. No
tam ente en los mercados de valores, los bancos sorprende entonces que los bancos estadouni­
tenían que encontrar una nueva clientela. Los denses buscaran extender su acción al exterior.
países en desarrollo no exportadores de petró­ Puesto que los prestatarios de la ocde seguían
leo, considerando la fuerte alza de los déficit en obteniendo sus fondos directam ente en los m er­
cuenta corriente, estaban más que dispuestos a cados de valores, la banca prácticamente no po­
facilitarles la tarea. En consecuencia, el incre­ día hacer otra cosa que aum entar sus préstamos a
m ento en los préstamos de la banca comercial a prestatarios de países en desarrollo.
países en desarrollo entre 1974 y 1976 contra­ Como lo sugieren los términos de este análi­
rrestó la mayor parte de la reducción de los prés­ sis, los préstamos bancarios para Latinoamérica
tamos de dicha banca a prestatarios de la ocde. no se iniciaron debido al atractivo de las perspec­
El mismo patrón se repitió varias veces d u ­ tivas económicas de la región, sino al desplaza­
rante el resto del decenio. Cada vez que las cir­ miento de muchos de los mejores y más tradicio­
cunstancias del m ercado financiero afectaban nales clientes de la banca hacia otras fuentes de
negativamente el crecimiento de los préstamos crédito. Esta afirmación se aclarará mediante un
de la banca comercial a prestatarios de la ocde. examen más porm enorizado de las fuerzas que
56 REVISTA DE LA CEPAL N“ 37 i Abril de 1989

llevaron a los bancos estadounidenses y japone­ de apenas 300 millones de dólares en 1970 a
ses a incorporarse a la actividad crediticia inter­ 7 000 millones en 1973. Como porcentaje del
nacional. total de nuevos créditos otorgados por los bancos
de euromonedas, los préstamos a los países en
3. L o s o ríg e n e s d e l créd ito de la b a n c a
desarrollo crecieron de 6.3% en 1970 a 20.7% en
e s ta d o u n id e n s e a los p a ís e s e n d e sa rro llo
1973 (D’Arista, 1979).
Los préstamos de consorcios a los países en
El inicio de los créditos de la banca estadou­ desarrollo llegaron a ser también uno de los ru ­
nidense a los países en desarrollo se rem onta a bros de expansión más lucrativos para los bancos
1969, año en que se desencadenó un gran éxodo comerciales de los Estados Unidos. Según infor­
de fondos del sistema bancario a raíz de los efec­ mación reunida por el Senado estadounidense
tos combinados de un alza sostenida de las tasas (1977), los ingresos obtenidos por los bancos
de interés en el país y de los límites impuestos a la dentro del país, se m antuvieron relativamente
tasa que los bancos comerciales podían ofrecer a estancados entre 1970 y 1976. (Véase el cuadro
sus depositantes (Wojnilov^fer, 1980; Melton, 3). Estos ingresos eran muy sensibles, además, a
1977). Sin embargo, los bancos no tardaron en los altibajos del ciclo económico. En contraste, los
encontrar cómo reem plazar los depósitos perdi­ ingresos obtenidos fuera del país aumentaban en
dos y soslayar los máximos fijados para las tasas forma mucho más rápida y parecían no verse
de interés. Simplemente, encargaron a sus filia­ afectados por dicho ciclo.
les en el extranjero que obtuvieran fondos en los
eurom ercados —donde no regían las restriccio­
nes impuestas por las normas estadounidenses a (Cuadro 3
las tasas de interés para depositantes— y presta­ IN tiR E S O S DE LOS BANCOS ESTA D O U N ID EN SES
D E N T R O Y EUERA DEL PAIS
ran dichos fondos a la oficina central en los Esta­
(Mile.t de millones de dólares)
dos Unidos. Aproxim adam ente 13 000 millones
de dólares ingresaron de este modo ai país en
I ngre.sos Ingresos
1969 (D’Arista, 1976). fuera d d país d e n tro del país
No obstante, la recesión de 1970 redujo la
1970 177.3 884.4
dem anda interna estadounidense de fondos pa­
1971 245.3 865.4
ra préstamos, y los bancos pagaron a sus filiales 1972 .337.0 858.9
extranjeras los montos adeudados. Estas últimas, 1973 477.5 918.5
a su vez, tuvieron excedentes de fondos y falta de 1974 616.3 I 014.5
prestatarios. Su situación se complicó aún más 1975 «35.9 9 i 8.0
1976 886.2 905,2
cuando muchos países de la ocde comenzaron a
prohibir a sus residentes los préstamos en euro- Fuente: Senado de los Estados Unidos, 1977: international
dólares. Las restricciones respondían al deseo de Debt, the Hanks, and U.S. Foreigii Policy. A siatT rep o rt p re p are d
evitar la especulación contra el dólar mediante el fo r the use o f the Subcom m ittee on Foreign Economic Policy
procedimiento de obtener préstamos en esta mo­ o f the Ciommittee on Foreign Relations, 9.5th (Congress, First
neda en los eurom ercados, convertirlos en mo­ Session, agosto.

neda nacional, y esperar la caída del dólar. Al


evitar estas formas de especulación, los bancos
centrales europeos se proponían recuperar el 4. O r íg e n e s d e l créd ito b a n c a rio ja p o n é s
control sobre la oferta monetaria interna. a los p a íse s e n d e sa rro llo
Estas restricciones significaban, por su parte,
que los bancos comerciales no podían prestar En Japón, el impulso inicial para otorgar présta­
eurodólares a sus mejores clientes, las empresas mos a los países en desarrollo no tuvo mayor
transnacionales estadounidenses. Los bancos se relación con un control de capital destinado a
dirigieron entonces al otro grupo de destinata­ limitar los préstamos de los bancos comerciales;
rios posibles; los países en desarrollo. Como re­ en cambio, se vinculó al descenso de las tasas de
sultado, los préstamos bancarios en euromone- crecimiento interno y al alza del déficit presu­
das otorgados a estos últimos países aum entaron puestario gubernam ental. Como consecuencia,
PERSPECTIVAS LATINOAMERICANAS EN LOS MERCADOS FINANCIEROS / A. Waikin.<¡ 57

los bancos vieron dism inuir la dem anda de prés­ historia japonesa en la posguerra, el excedente
tamos por parte de las empresas nacionales, y la presupuestario alcanzaba un promedio de 1.9%
consiguiente necesidad de buscar prestatarios del producto nacional bruto, lo que permitía al
adecuados produjo una ampliación de los merca­ país financiar sus altas tasas de crecimiento sin
dos externos (Suzuki, 1986, p. 15), Así, el nuevo recurrir al crédito externo. No obstante, en 1972
lema de los círculos bancarios japoneses fue “bajo algunos dirigentes del partido de gobierno co­
crecimiento e internacionalización” (Guttman, menzaron a abogar por una política de “capital
1987, p. 1258). social fijo y seguridad social” financiada m edian­
El período de posguerra que precedió al alza te un déficit presupuestario (Lincoln, 1988,
del petróleo ha sido denom inado el del “milagro p. 22). Lamentablemente, ante la recesión el go­
japonés”. La economía del país se expandió a una bierno estaba tan poco preparado como las em-
tasa anual prom edio de 10% entre 1950 y 1973, y pre.sas privadas. Al agudizarse la fase descenden­
su prim era recesión se produjo sólo en 1974. En te del ciclo económico, los modestos déficit pre­
retrospectiva, sin embargo, puede decirse que el vistos en el programa económico del partido de
milagro japonés term inó en realidad ya en 1971 gobierno comenzaron a incrementarse en forma
o 1972, cuando el yen se reevaluó en 16% y incontrolable. Los déficit presupuestarios anua­
perdieron bruscam ente su competitividad mu­ les aum entaron a más de un billón de yen a
chos de los sectores de industria pesada con uso comienzos del decenio de 1970, y sobrepasaron
intensivo del capital (Lincoln, 1988, p. 216). los cinco billones de yen en 1975. Luego siguie­
La reducción del ritmo del crecimiento inter­ ron alcanzando nuevas alturas, hasta los 14 billo­
no tuvo un serio efecto desestabilizador sobre el nes de yen registrados en 1981. En consecuencia,
sistema financiero japonés. Puesto que las em­ la deuda pendiente del gobierno central, aum en­
presas del país, en su mayoría, no se daban cuen­ tó de una proporción de 8% del producto nacio­
ta de que la economía había entrado en una nue­ nal bruto, registrada a fines de los sesenta, a otra
va era de crecimiento más lento, mantenían la de 33% al término de 1981 (Sakakibara, 1984).
inversión como si las antiguas tasas de crecimien­ Por su parte, su participación en las corrientes
to fueran a sostenerse en forma indefinida. Al anuales de crédito subió de 18% en los años se­
desencadenarse la recesión de 1974, sin embar­ senta a 46,8% en 1980-1981 (Guttman, 1987,
go, el exceso de capacidad se transform ó en un p. 1258).
grave problema. La inversión fija real se redujo Este rápido incremento de los déficit presu­
en 1% anual entre 1974 y 1978, mientras que la puestarios del gobierno no contrarrestó la menor
tasa de crecimiento anual promedio registrada demanda de fondos de crédito por parte de las
entre 1950 y 1973 había sido de 16% (Lincoln, empresas, sino que contribuyó a complicar aún
1988, p. 43). más la situación de la banca. Para reducir los
Las em presas japonesas tradidonalm ente costos del servicio de la deuda pública, el Ministe­
obtenían de la banca comercial la mayor parte de rio de Hacienda comenzó a emitir bonos con
los fondos que no generaban ellas mismas, y por tasas de interés artificialmente bajas, exigiendo a
eso el fuerte descenso de la inversión significó los bancos comerciales adquirir gran parte de
para los bancos verse privados de su mercado cada emisión. Dado que el Banco de Japón read­
más lucrativo y más dinámico. Por ejemplo, des­ quiría la mayor parte de estos bonos a su valor de
de 1965 a 1973 casi dos tercios de todos los fon­ paridad dentro del año, como parte de sus es­
dos obtenidos en los mercados de capitales japo­ fuerzos por aum entar la oferta monetaria a un
neses provinieron de intermediarios financieros ritmo compatible con el alto crecimiento de la
privados, principalm ente bancos comerciales. En economía, re.sultaba relativamente inocuo para
1980 la proporción había bajado a cerca de 50% los bancos comerciales tener en cartera una pe­
(Suzuki, 1986, p. 40). En otras palabras, los ban­ queña proporción de estos bonos. La comodidad
cos japoneses reducían la proporción de fondos del arreglo comenzó a alterarse a mediados de los
que aportaban a un mercado estancado. años setenta, sin embargo. Al aum entar el déficit
Casi al mismo tiempo comenzaba un aum en­ público, los bancos se vieron obligados a adquirir
to dram ático del déficit del presupuesto guber­ mucho mayor cantidad de bonos. Mientras tanto,
namental. D urante la etapa “milagrosa” de la la reducción del ritmo del crecimiento disminuía
58 REVISTA DE LA CEPAL N° 37 / Abril de 1989

la necesidad de un alza rápida de la oferta m one­ Al igual que sus similares estadounidenses,
taria, y el Banco de Japón suspendió su progra­ los bancos comerciales japoneses consideraron
ma de readquisición de bonos. Se produjo en que los créditos internacionales constituían un
consecuencia un dram ático incremento de la antídoto para la baja en los márgenes de utilidad
proporción de bonos públicos con bajo interés en dentro de su país. A fines de los años sesenta y
las carteras bancarias. comienzos de los setenta, el Ministerio de Ha­
Al rehusar los bancos adquirir más bonos de cienda había permitido a los bancos japoneses
bajo interés, el Ministerio de Hacienda comenzó incursionar tentativam ente en las actividades
a vender al público bonos de corto plazo con crediticias internacionales. Sin embargo, éstos
intereses de mercado. Lamentablemente para los debieron retirarse de los mercados mundiales
bancos, esta acción generó d e f a d o un mercado de cuando la economía japonesa incurrió en déficit
capitales de corto plazo e impulsó a las empresas de cuenta corriente tras las grandes alzas de pre­
japonesas a m anejar en form a más dinámica sus cios del petróleo y los alimentos entre 1972 y
activos líquidos en lo sucesivo (Yoshitomi, 1985, 1974. Es de interés observar a este respecto que el
p. 10). En vez de m antener sus fondos inactivos retiro de los bancos japoneses del crédito inter­
en cuentas de escaso rendim iento en los bancos nacional durante este lapso intensificó las presio­
comerciales, comenzaron a invertir en el inci­ nes sobre la liquidez en los euromercados, lo que
piente mercado de bonos públicos. sugiere una vez más que la vinculación entre los
Esta combinación de m enor inversión de las excedentes de la o p e p y la liquidez de los euro-
empresas y creciente déficit presupuestario afec­ mercados es menos sólida de lo que suele gene­
tó las utilidades bancarias tanto desde los activos ralm ente reconocerse.
como desde los pasivos de los balances. En térm i­ No obstante, estas prohibiciones al crédito
nos simples, el surgim iento de un mercado de externo fueron eliminadas en 1977, poco des­
capitales de corto plazo aceleró la desaparición pués de que la cuenta corriente de Japón volviera
de la base de depósitos de bajo costo que tenían a registrar excedentes. Desde la perspectiva de
los bancos, y al mismo tiempo la reducción de las los bancos japoneses, la nueva liberación no po­
inversiones de las empresas mantuvo estancada día ser más oportuna. Ante el estancamiento de
la dem anda de préstamos. No resulta extraño la dem anda de las empresas y el alza de los costos,
entonces que las utilidades bancarias hayan baja­ el crédito internacional aparecía como la forma
do muchísimo: el rendim iento del capital inverti­ más fácil de recuperar la rentabilidad. Así, la
do en los bancos comerciales japoneses se redujo eliminación de los controles sobre los capitales
de 24% en 1974 a 15% en 1979 (Lincoln, 1988, precipitó el ingreso irrestricto de los trece bancos
p. 167). Esta situación motivó el siguiente co­ comerciales japoneses a las actividades crediticias
m entario de un banquero japonés: internacionales. Repentinamente, la com peten­
Las actividades son menos dinámicas en tres cia se endureció, al intentar los bancos comercia­
aspectos. Uno de ellos es la reducción del les obtener un lugar en el mercado recién abier­
m argen entre el costo de nuestros fondos y to. Los bancos comerciales aprovecharon de in­
los rendim ientos de los nuevos préstamos... mediato su nueva libertad en el sector internacio­
O tro, los grandes esfuerzos de los tesoreros nal. Sus carteras foráneas acumuladas crecían a
de las empresas por reducir el crédito que un ritmo de alrededor de mil millones mensuales
piden a los bancos, de modo que estos últi­ { T h e E co n o m ista 1984, p. 18).
mos no han podido aum entar sus préstamos. Tam bién desde la perspectiva de los presta­
Así, nuestro volumen total de préstamos ha tarios latinoamericanos, la situación no podía ser
estado condenado a m antenerse en un mis­ más favorable. La rápida incorporación de los
mo nivel, mientras nuestros márgenes sobre bancos japoneses, ju n to con el ingreso perm a­
tasas de interés disminuyen constantemente. nente de bancos regionales estadounidenses a las
Más aún, nuestras transacciones con las in­ actividades crediticias internacionales, garantiza­
dustrias estructuralm ente deprim idas se han ban un abastecimiento estable de nuevo financia-
visto afectadas en su calidad... Todo ello ha miento bancario para cada nueva ronda de crédi­
significado una carga más para los bancos. tos de consorcio. En consecuencia, la liquidez de
(Véase Bronte, 1979, p. 15). los eurom ercados creció en forma sostenida en­
PERSPECTIVAS LATINOAMERICANAS EN LOS MERCADOS FINANCIEROS / A. Watkins 59

tre 1977 y 1979, a pesar de que ni los excedentes la oPEp. Entre fines de 1977 y de 1979, los m árge­
en cuenta corriente de la cípep ni los depósitos de nes pagados por los países en desarrollo dismi­
ésta en la banca comercial aumentaban a un rit­ nuyeron en más de 70 centésimos de punto por­
mo ni siquiera parecido (Mattione, 1985, capítu­ centual, hasta alcanzar un nivel de aproxim ada­
lo 2; Sternlight, 1984). La liquidez adicional se mente la mitad del registrado en 1977. Junto con
tradujo rápidam ente en mejores condiciones de ello, se redujo en dos tercios la diferencia entre
crédito para los deudores de países en desarrollo. los márgenes pagados por los prestatarios mejor
Por ejemplo, los márgenes pagados por los pres­ conceptuados de la ocde y los prestatarios-tipo
tatarios de países en desarrollo en sus pré.stamos de los países en desarrollo; de 62 centésimos de
de consorcio se redujeron fuertem ente después punto porcentual a fines de 1977 a sólo 17 centé­
de 1977, incluso ante el aum ento de sus volúme­ simos de punto porcentual en las postrimerías de
nes de crédito y la reducción de los excedentes de 1979 ( o c d e , 1982a, p. 28).

II
La evolución de los mercados de capitales
en los años ochenta

A diferencia del decenio anterior, en que prácti­ miento de los mercados internacionales de capi­
camente cada uno de los cambios en los mercados tales y el estancamiento de la afluencia de capita­
internacionales de capitales favorecía a Latinoa­ les a América Latina.
mérica, en los años ochenta casi todo lo que suce­ Una de las tendencias más significativas es un
de parece restarle posibilidades de apoyo finan­ vuelco espectacular en las modalidades de la in­
ciero externo. En consecuencia, mientras los pa­ termediación financiera internacional. Durante
gos de servicio de la deuda se m antienen altos en los años setenta, más de dos tercios del total de las
la región, sigue gravemente afectada la capaci­ corrientes internacionales de capital circulaban a
dad de ésta para financiarlos con nueva afluencia través del sistema de la banca comercial, donde el
de capital externo en vez de con una transferen­ mercado en dos niveles proporcionaba a Améri­
cia de recursos reales al exterior. ca Latina amplio crédito externo. Sin embargo, y
Existe un hecho indiscutible, sin embargo. como se desprende de los datos contenidos en el
La reciente imposibilidad de obtener asistencia cuadro 4, la afluencia anual de nuevos préstamos
financiera para América Latina no puede atri­ bancarios se redujo en cerca de 50% durante la
buirse a un estancamiento de los mercados inter­ prim era mitad de los años ochenta, mientras se
nacionales de capitales. Estos últimos han mos­ triplicaba con creces el financiamiento neto en
trado notable dinamismo en los últimos años. El bonos. En consecuencia, el sector de más rápido
financiamiento neto bancario y de bonos aum en­ crecimiento en los mercados internacionales de
tó de 130 000 a 245 000 millones de dólares entre capitales fue justam ente el que siempre se carac­
1983 y 1986. (Véase el cuadro 4). El dinamismo terizó por estar cerrado a los países en desarrollo.
se mantuvo en 1987, y la corriente anual de dicho Una segunda tendencia de la evolución es la
financiamiento aum entó a 315 000 millones (bpi, creciente insularidad de las corrientes interna­
1988, p. 109). No obstante, éstos fueron los años cionales de capitales. Si bien es cierto que los
en que la afluencia bruta de capital a Latinoamé­ mercados de capitales crecían con rapidez y ad­
rica se redujo prácticamente a cero y sus transfe­ quirían mayor alcance internacional, los países
rencias netas de recursos alcanzaron montos sin en desarrollo recibían una proporción m enor de
precedentes. Varias tendencias de la evolución las corrientes de fondos. En 1981, por ejemplo,
de los mercados internacionales contribuyen a 40% del crédito bancario neto y 5% de la emisión
explicar la discrepancia entre el rápido creci­ internacional de bonos, se destinaron a préstala-
60 REVISTA DE LA CEPAL N° 37 / Abril de 1989

Cuadro 4
ESTIMACIONES DEL FINANCIAMIENTO EN MERCADOS INTERNACIONALES^
{Miles de millones de dólares)

1980 1981 1982 1983 1984 1985 1986 1987


Financiamiento neto
bancario 160.0 165.0 95.0 85.0 90.0 105.0 165.0 255.0
Financiamiento neto
en bonos 28.0 36.5 58.5 ,59.0 83.0 125.0 156.0 104.0
Financiamiento bancario
y en bonos 188,0 201,5 1.53,5 144.0 173.0 230.0 321.0 359.0
Doble contabilidad'’ 8.0 6.5 8.5 14.0 28.0 55.0 76.0 44.0
Financiamiento neto
bancario y en bonos 180.0 195.0 145.0 130.0 145.0 175.0 245.0 315.0

Fuente: Banco de Pagos Internacionales, 1985: Fifty-fifth Annual Report, 1987; Fifty-seventh Annual Report; 1988; Fifty-eighth
Armual Report.
“ Hasta 1988, la zona de información corresponde a los países del Grupo de los Diez, Luxemburgo, Austria, Dinamarca,
Irlanda y las filiales extraterritoriales de bancos estadounidenses en Las Bahamas, Panamá, las Islas Caimán, Hong Kong y
Singapur. Desde 1984, la zona de información incluye también Finlandia, Noruega, España, las filiales de bancos no
estadounidenses en Las Bahamas, las Islas Caimán, Hong Kong y Singapur, y todas las entidades extraterritoriales en
Bahrain y en las Antillas Neerlandesas.
“Doble contabilidad” se refiere a los bonos adquiridos por bancos comerciales para su propia cuenta de inversión.

rios ajenos a la zona de información del Banco de vincula directam ente a la forma elegida por los
Pagos Internacionales ( b p i ) . En 1987, en cambio, inversionistas japoneses para acumular activos
sólo un poco más del 1% del total del financia- externos. En términos simples, durante los últi­
miento de bonos, y 10% de las corrientes de mos tres o cuatro años las inversiones extranjeras
fondos bancarios, se dirigieron hacia fuera de brutas de Japón han excedido el superávit en la
dicha zona ( b p i , 1988, p. 123). cuenta corriente del país. (Véase el cuadro 5). La
En el marco de esta tendencia, los residentes diferencia entre el volumen de inversiones jap o ­
en Japón se transform aron en los mayores con­ nesas de largo plazo y sus excedentes acumula­
sumidores de créditos de bancos comerciales, a dos en cuenta corriente se ha financiado princi­
pesar del apreciable excedente en la cuenta co­ palmente m ediante créditos de bancos comer­
rriente del país y su condición de principal na­ ciales.
ción acreedora del m undo. Por ejemplo, los prés­ El proceso se pone de manifiesto en el cua­
tamos de bancos comerciales obtenidos por resi­ dro 5. Como puede apreciarse, el excedente de
dentes en Japón durante 1987 sumaron 72 000 37 000 millones en la inversión neta consistía en
millones de dólares, mientras la cifra correspon­ 1983 en un excedente de 68 000 millones en la
diente al año anterior era de 59 000 millones. En cartera de largo plazo y en un déficit de 31 000
contraste, los residentes en Estados Unidos obtu­ millones en activos de corto plazo, principal­
vieron en préstam o sólo 45 000 millones en 1987, mente préstamos de la banca internacional. Ya
y menos de 2 0 0 0 0 millones el año anterior ( b p i , en 1986, el excedente en la inversión de largo
1988, p. 70, 72). En consecuencia, si los proble­ plazo de la cartera japonesa había aum entado a
mas de América Latina para atraer suficiente 283 000 millones. Sin embargo, este incremento
crédito internacional pudieran atribuirse a la de 215 000 millones excedía ampliamente el ex­
competencia de otros prestatarios, el principal cedente acumulado en cuenta corriente por el
com petidor de la región en esta materia no sería país. La mayor parte de la diferencia se financió
Estados Unidos sino Japón. mediante préstamos bancarios de corto plazo, lo
La situación japonesa —ser a la vez el mayor que dio a la banca comercial una dem anda de
prestatario de los bancos comerciales y el mayor crédito más que suficiente para contrarrestar
acreedor en el plano m undial— no constituye cualquier descenso en el volumen de préstamos a
una anomalía estadística. Por el contrario, se América Latina.
PERSPECTIVAS LATINOAMERICANAS EN LOS MERCADOS FINANCIEROS / 4. Walkins 61

Cuadro 5
JAPON: INVERSIONES NETAS SEGUN TIPOS DE ACTIVOS'
(Millones de dólares de Estados Unidos)

1983 1984 1985 1986


Largo plazo 68 100 115 962 178 969 283 800
Sector privado 61 ,500 108 208 172 682 272 512
Inversiones directas 27 800 33 463 39 231 51 557
Créditos de intercambio 17 900 22 800 23 472 31 959
Préstamos 28 000 39 335 45 659 68 012
Valores (13 800) 10 497 60 901 114 322
Otros 1 500 2 113 3 419 6 662
Sector público 6 700 7 754 6 287 11 288
Corto plazo (30 800) (41 616) (49 148) (103 449)
Sector privado (49 600) (61 139) (68 232) (133 971)
Movimientos monetarios (35 200) (52 536) (61 265) (127 450)
Otros (14 400) (8 603) (6 967} (6 521)
Sector público 18 800 19 523 19 084 30 522
Movimientos monetarios 21 800 23 671 23 093 36 191
Otros (3 100) (4 148) (4 009) (5 669)
Partida promemoria.
talenta corriente 20 800 35 000 49 200 85,800

Fuente: Datos de 1983: Banco de Tokio, 1985, Japan’s External Assets and Liabilities, 'i'okyo Financial
marzo. Datos del resto de los años, Instituto Económico del Japón, 1986: Japan’s Role in the World
R eview ,
Financial Markets,yapati Economic Institute Report, N" 42A, noviembre 14, y 1987: Japan Still the World’s
Top Net Creditor Nation,yfl/joti Economic Institute Report, N" 2 IB, junio 5,
Las cifras entre paréntesis significan déficit.

Un liecho más redente en esta evolución gaciones de interés variable y los préstamos de los
consiste en el colapso casi total del segmento de bancos comerciales son fácilmente sustituibles
los mercados internacionales de capitales dedica- entre sí. Sin embargo, para los prestatarios de
do a las obligaciones de interés variable* y el países en desarrollo estas tendencias no son sino
resurgim iento simultáneo de los préstamos de un ejemplo más de que casi todos los cambios
los bancos comerciales. De un máximo de 55 900 financieros de los años ochenta han contribuido
millones en 1985,yunarespetablecifrade47 800 a inhibir la afluencia de fondos hacia sus países.
millones en 1986, el volumen de emisión de obli­ En términos simples, los problemas financieros
gaciones de interés variable bajó a 12 000 millo­ latinoamericanos no fueron la causa del colapso
nes en 1987 (bpi, 1988, p. 126). Mientras tanto, del mercado de obligaciones de interés variable,
los préstamos bancarios internacionales aum en­ y la región nunca utilizó esos instrumentos para
taban de la tímida cifra de 55 000 millones en el obtener cantidades importantes de capital; no
prim er semestre d e l9 8 6 a l l 0 0 0 0 millones enei obstante, puede preverse que dicho colapso ten­
segundo semestre del mismo año, y en 1987 a drá varios efectos adversos para la región.
135 000 millones en el prim er semestre y a A mediados de los años ochenta, los bancos
120 000 millones en el segundo. comerciales estadounidenses obtuvieron gran­
Ambas tendencias no dejan de tener una des cantidades de capital mediante la emisión de
relación recíproca. Los préstamos de consorcio obligaciones de interés variable “perpetuas”: es
se han reactivado precisamente porque las obli- decir, valores de interés variable sin plazo fijo de
vencimiento. Según una reciente publicación, de
la o í :d e , para los bancos la disponibilidad de un
’Una descripción de las obligaciones de interés variable amplio mercado de obligaciones de interés va­
puede encontrarse en b p i , 1986, y en Levich, 1987, riable, donde obtuvieron fondos por más de
62 REVISTA DE LA CEPAL N" 37 / Abril de 1989

100 000 millones durante el período 1985-1986, al crédito. Más aún: si en tiempos de dinamismo y
significó la posibilidad de equilibrar mejor sus fortaleza de los mercados internacionales fue di­
activos y pasivos, tanto en cuanto a las tasas de fícil para la región obtener préstamos, no es muy
interés como a los plazos. Junto con ello, la intro­ probable que tenga mejor suerte una vez que ha
ducción de instrum entos de largo plazo con inte­ desaparecido una de las principales fuentes del
rés variable, que pueden asimilarse al capital pa­ capital bancario.
ra los efectos de la supervisión (es decir, obliga­ Las consecuencias de esta evolución adversa
ciones de interés variable perpetuas, bajo la for­ en los propios mercados financieros internacio­
ma de deuda subordinada) ha dado a los bancos nales, se verán agravadas por el nuevo clima eco­
una preciada íiportunidad de obtener fondos se­ nómico y normativo que deberán enfrentar en
m ejantes al capital y fortalecer sus balances. determinados centros bancarios los bancos esta­
(Véase ocm;, 1987a, p. 52). dounidenses, europeos y japoneses durante el
Sin embargo, la desaparición de las obliga­ resto del decenio de 1980 y el inicio del siguiente.
ciones de interés variable hará más onerosa para A diferencia de lo que sucedió en los años seten­
los bancos la obtención de nuevos capitales. A su ta, el efecto neto de estos cambios será aum entar
vez, este hecho probablemente generará mayor el costo de oportunidad de las actividades en
resistencia de éstos hacia otorgar nuevos présta­ América Latina, lo que acentuará el interés de los
mos, condonar una parte de las obligaciones exis­ bancos comerciales en concentrar sus recursos de
tentes, o tom ar otras acciones tendientes a redu­ capital y de gestión en lugares más cercanos a sus
cir la transferencia neta de recursos de la región. sedes centrales. Esta evolución ya ha inducido a
Además, dada la posibilidad de sustitución recí­ los bancos estadounidenses a limitar sus activida­
proca que existe entre las obligaciones de interés des crediticias internacionales. Cabe prever que
variable y los préstamos de los bancos comercia­ los cambios en los próximos años habrán de re­
les, el colapso del mercado de dichas obligaciones forzar estas tendencias y producir vuelcos simila­
ha creado para los bancos un nuevo conjunto de res en las políticas de crédito internacional de las
prestatarios potenciales muy bien conceptuados. instituciones bancarias japonesas y europeas.
Los bancos comenzaron sus préstamos a América
E l r e tr a im ie n to d e los b a n c o s com ercia les
Latina precisam ente porque muchos de sus
e sta d o u n id e n se s d u r a n te los a ñ o s o c h e n ta
mejores clientes obtenían fondos directamente
en los mercados de valores, por lo que el retorno En vista de las dificultades que actualmente
de dichos clientes disminuirá en muchos casos su tiene América Latina para obtener nuevos prés­
necesidad de m antener vínculos económicos con tamos de bancos comerciales, parece tentador
América Latina. Como lo dijo también una publi­ afirm ar que los bancos se rehúsan debido, princi­
cación de la oc:de, las actividades del mercado de palmente, a la gran deuda pendiente. De hecho,
créditos de consorcio se han fortalecido en forma sin embargo, los bancos estadounidenses han
im portante desde mediados del año 1986. Si bien mostrado ante los prestatarios latinoamericanos,
el crédito a prestatarios soberanos sigue siendo una disposición más favorable que ante práctica­
modesto, en comparación con niveles anteriores, mente los de cualquier otra región. Según infor­
el mercado se ha adaptado con notable rapidez y maciones oficiales bancarias de los Estados Uni­
eficiencia al crecimiento del volumen de la de­ dos, el crecimiento de los préstamos de bancos de
m anda de las empresas (ocde , 1987b, p. 50). ese país a Latinoamérica y el Caribe —salvo Ecua­
Es evidente que todos estos hechos no son de dor y Venezuela, que se encuentran en la catego­
buen augurio para América Latina. Cuando el ría OFEP— se frenó en 1983 y 1984, años en que el
crédito obtenido mediante valores tuvo su auge incremento anual fue de sólo 1 500 millones de
al comenzar el decenio, los prestatarios de la dólares. (Véase el cuadro 6). Esto representa un
región no podían obtener fondos en ese segmen­ descenso significativo respecto del incremento
to del mercado. Sin embargo, ahora que el sector anual promedio de 8 600 millones registrado
de valores se está contrayendo y muchos presta­ entre fines de 1977 y de 1982; no obstante, nin­
tarios bien conceptuados recurren al mercado de guna otra región, ni desarrollada ni en desarro­
préstamos de consorcio, América Latina se en­ llo, aum entó con tanta rapidez sus préstamos de
contrará otra vez al final de la lista de aspirantes bancos estadounidenses (Bennett y Zimmerman,
PERSPECTIVAS LATINOAMERICANAS EN LOS MERCADOS FINANCIEROS / A. Watkms 63

Cuadro 6
COMPROMISOS DE LOS BANCOS ESTADOUNIDENSES POR REGIONES^
(Miles de millones de dólares)

G-10 Países Europa OPEP América Asia Total


y desarrollados oriental Latina
Suiza no incluidos
en G-10
1981 150.1 32.1 7.3 22.4 62.8 27.5 320.4
1982 161.9 38.0 5.9 24.3 70.6 32.7 351.6
1983 164.3 41.3 5.2 25.0 71.1 33.2 359.3
1984 147.0 39.0 4.6 22.9 73.7 29.6 332.2
1985 144.0 34.5 4.2 20.0 69,7 26.5 311,8
1986 144.2 30.1 3.6 17,4 68.2 22.2 296.8
1987 152.3 26.6 3.2 14.6 64.8 19.4 290.8

Fuente: Consejo Examinador de las Instituciones Financieras Federales de los Estados Unidos, Country
varios años,
Exposure L m d in g Survey,
'* Las cifras sobre compromisos se ajustaron de acuerdo con las garantías y los préstamos indirectos. Los
totales no corresponden a la suma de las cifras parciales, por haberse excluido las cifras relativas al
Africa, a centros bancarios extraterritoriales y a organizaciones internacionales y regionales.

1988). Más aún, entre fines de 1982 y de 1987, los 1980, por ejemplo, el Banco Dai-Ichi Kangyo,
préstamos pendientes en América Latina dismi­ ubicado en el décimo lugar, era el único banco
nuyeron en algo menos de 6 000 millones de japonés que figuraba en la lista de los diez bancos
dólares, cifra que debe compararse con una re­ con mayores activos publicada 'p o r E u r o m o n e y . Ya
ducción combinada de 21 000 millones en los en 1987, en cambio, los bancos japoneses copa­
préstamos pendientes en los países desarrolla­ ban los cinco prim eros lugares, y ocho de las diez
dos, incluidos o no en el Grupo de los Diez. posiciones de preeminencia. Citicorp, en décimo
Como lo indican estas cifras, los esfuerzos de lugar, era el único banco estadounidense inclui­
América Latina para obtener nuevos préstamos do en la lista de los principales. De los siguientes
no sólo se vieron obstaculizados por el exceso diez lugares, cinco eran para bancos japoneses, y
estructural de endeudam iento que presenta la ninguno para los estadounidenses. Incluso en la
región, sino tam bién por lo que aparece como un lista de los cincuenta bancos principales, sólo cua­
retraim iento general de los bancos estadouni­ tro son estadounidenses - Citicorp, Chase Man­
denses ante las actividades de crédito internacio­ hattan, Bank of America y Chemical. Losjapone-
nal. Esta actitud se debe en parte a la decisión de ses alcanzan a veinte.
los bancos más pequeños de concentrarse en bus­ Además de esa gran presencia en las listas de
car prestatarios más próximos a sus lugares de E u r o m o n e y , doce bancos japoneses se cuentan en­
origen. Sin em bargo, el retraim iento no sólo tre los 25 más grandes que funcionan en el Reino
afectó a este segmento de las actividades banca- Unido, donde concentran 81% de las obligacio­
rias de los Estados Unidos; muchos de los bancos nes internacionales contratadas en Londres, con­
de mayor tamaño, regionales o transnacionales, tra sólo 13% en 1981. Además, 8.4% de todas las
que podrían haber tenido un compromiso más obligaciones pendientes de los bancos comercia­
duradero con los mercados financieros interna­ les en los Estados Unidos corresponden a institu­
cionales, dejaron de aum entar sus riesgos exter­ ciones japonesas. Suscribieron 18 000 millones
nos y redujeron el crecimiento de sus balances. en bonos municipales de los Estados Unidos, es
Entre los indicios de este retraim iento, tal vez decir, 50% del total emitido en 1986, y tienen el
uno de los más ostensibles sea la pérdida de posi­ control de cinco de los once mayores bancos, con
ción relativa de los bancos estadounidenses, tan­ lo que alcanzan 13% del total del mercado banca-
to los establecidos en las principales plazas finan­ rio de California { F a r E a s te r n E c o n o m ic R e v ie w ,
cieras como los grandes bancos regionales. En 1987, p. 86; Stokes, 1988, p. 247).
64 REVISTA DE LA CEPAL N" 3Í / Abril de 1989

Más decidor que estas ubicaciones relativas cos de los Estados Unidos están descubriendo
resulta el tam año absoluto de los activos consoli­ que su interés radica en dem orar el crecimiento
dados que tienen los bancos constituidos en di­ total de sus activos, en general, y sus préstamos
versos países. En 1980, por ejemplo, sólo dos internacionales, en particular. Por cierto, se hace
bancos estadounidenses —Citicorp y Bank of así más difícil para los prestatarios latinoamerica­
America— y dos franceses —Crédit Agricole y nos obtener apoyo financiero externo. En mu­
Banque Nationale de Paris— contaban con acti­ chos aspectos, ésta es una de las diferencias más
vos superiores a los 100 000 millones de dólares. notables entre el medio financiero mundial de
El prom edio de activos de los principales diez los años setenta y el de el presente decenio.
bancos estadounidenses y japoneses era aproxi­
i) M a y o r e s costos d e l c a p ita l. Durante los años seten­
m adam ente igual: 54 900 millones y 58 600 mi­
ta, el rápido crecimiento de los activos constituyó
llones, respectivamente. En 1987, Citicorp era el
la clave del incremento de la rentabilidad de los
único banco estadounidense, cuyos activos supe­
bancos comerciales, especialmente en períodos
raban los 100 000 millones. Sin embargo, 16 ban­
en que bajaba el margen sobre las tasas de inte­
cos japoneses, tres alemanes, cinco franceses, dos
rés, Al auspiciar nuevos consorcios de préstamos
del Reino Unido y dos suizos integraban esta
y transform ar inmediatamente en utilidades los
categoría, antes reservada sólo a una elite.
cargos por ese concepto, los bancos podían m an­
tener e incluso aum entar sus márgenes de utili­
2. L a r e g la m e n ta c ió n b a n c a r ia y los créditos
d e in s titu c io n e s e s ta d o u n id e n s e s e n los a ñ o s o c h e n ta
dad bruta. Sin embargo, esta estrategia sólo po­
día lograr su objetivo si aum entaban constante­
Ni el relativo estancamiento de los bancos m ente los montos de los cargos por formación de
estadounidenses, ni el crecimiento fenomenal de consorcios, y esto a su vez sólo podía producirse si
sus similares japoneses, tuvieron lugar en el va­ había un incremento sostenido de los créditos de
cío. En el caso de las instituciones japonesas, el consorcio. Durante los años setenta, en otras pa­
alza del yen a partir de febrero de 1985 es en labras, las estrategias de los bancos para obtener
parte la causa del rápido crecimiento en los dos utilidades y crecimiento eran congruentes con las
últimos años. Asimismo, el rápido crecimiento de necesidades financieras de los países en desa­
las exportaciones del país dio a los bancosjapone- rrollo.
ses una ventaja propia en el ámbito del financia- Esta relación simbiótica era sostenida en par­
miento comercial. Sin embargo, estos factores te por una normativa relativamente laxa respecto
sólo explican los hechos en forma parcial. Entre del capital de los mayores bancos estadouniden­
1982 y 1984, años de descenso para el yen, los ses. Los bancos ubicados en las principales plazas
japoneses también m ejoraron su posición relati­ financieras, así como los bancos regionales con
va en la lista de los 500 bancos publicada por más de mil millones de dólares en activos, inicia­
E u r o m o n e y ; y el ingreso de tantos bancos japone­ ron el decenio de 1970 con una relación capital-
ses relativamente desconocidos a posiciones des­ activos de algo menos de 6%. En 1981, dicha
tacadas en dicha lista no puede explicarse sólo relación había disminuido a 3.9% en los bancos
por los cambios en el valor de la moneda ni por ubicados en las principales plazas financieras, y a
los mayores volúmenes de las exportaciones. A la 4.6% en los grandes bancos regionales (Personal
inversa, los problemas del endeudam iento de del Banco de la Reserva Federal, 1987, p. 15). La
América Latina y Europa oriental no pueden baja de estas relaciones permitió a estos bancos
explicar el relativo estancamiento de los bancos aum entar el rendim iento de su capital de aproxi­
estadounidenses. Los bancos europeos y japone­ m adam ente 11% a comienzos del decenio de
ses estuvieron tanto o más comprometidos que 1970 a más de 13% en 1981, a pesar de la mayor
ellos en ambas regiones problemáticas; sin em­ competencia, la reducción de los márgenes sobre
bargo, los problemas del endeudam iento sólo las tasas de interés, y una baja general de los
parecen haber afectado el crecimiento de los cargos por concepto de formación de consorcios.
bancos de los Estados Unidos. Después de 1983, cuando el Congreso auto­
En la inhibición de estos últimos parece in­ rizó a la Junta de la Reserva Federal a establecer
fluir un medio adverso en cuanto a utilidades y a normas sobre capitales mínimos para las princi­
reglamentación bancaria. Debido a ello, los ban­ pales empresas bancarias, se ejerció mayor pre-
PERSPECTIVAS LATINOAMERICANAS EN LOS MERCADOS FINANCIEROS / A. Watkim 65

Cuadro 7
CAPI! AL DE LOS BANCOS DE LOS ESTADOS UNIDOS"
{Miles de millones de dólares)

1982 1983 1984 1985 1986 1987


Todos los bancos informantes 70,6 79,3 92.2 105.4 116.1 129,2
Los nueve principales 29.0 31.5 36.7 42,3 46.7 51,5
Los quince siguientes 13,5 14.9 18.1 20.6 22.0 23.9
Lodos los demás 28.1 33.0 37.4 42,5 47.4 .53,8

Fuente: Consejo Examinador de las Instituciones Financieras Federales de los Estados Unidos, Country
varios años,
Exposure L ending Survey,
" Las fusiones entre bancos durante el segundo semestre de 1987 redujeron la categoría de “los
quince siguientes” a sólo 13 bancos a fines de ese año.

sión sobre los bancos para que aum entaran su de rentabilidad, los bancos estadounidenses de­
relación de activos fijos. Una vez establecida la ben enfrentarse a bancos japoneses con mayor
reglam entación, los bancos reunieron más de nivel de endeudam iento relativo al capital, los
58 000 millones de dólares de nuevo capital con que ofrecen préstamos con márgenes muy infe­
posterioridad a 1982. (Véase cuadro 7). No obs­ riores.
tante, al no aum entar en forma apreciable la
rentabilidad de los activos, las utilidades banca- ii) E l in c r e m e n to de a c tiv o s n o in c lu id o s e n e l b a la n c e
rias, medidas en relación con el capital, en el Con miras a obtener mayores utilidades
g e n e r a l.
mejor de los casos se estancaron, y en muchos brutas, y a aum entar así la rentabilidad de su
otros registraron un descenso (Salomon Brothers, inversión, los bancos estadounidenses han pro­
1987, pp. 56-57). curado encontrar formas de funcionamiento que
Las dificultades de estos bancos se acentúan hagan uso menos intensivo del capital. Esto signi­
debido a que el costo de su capital es mucho más fica principalmente que los créditos de consorcio
alto que el de sus rivales, los bancos de inversio­ pierden progresivamente importancia, desplaza­
nes del país y los bancos comerciales Japoneses dos por servicios financieros que supuestamente
(Personal de la Junta de la Reserva Federal de generan comisiones y no aparecen en los balan­
Nueva York, 1987; Mead y Gluck, 1987, p. 270). ces generales, como las cartas de crédito y los
Se genera así una grave desventaja competitiva intercambios de monedas y de tasas de interés.
para los bancos estadounidenses. Por una parte, Según la U S . F e d e r a l D e p o s it I n s u r a n c e C o r p o r a ­
sólo pueden evitar pérdidas mediante mayores tio n , por ejemplo, los rubros que no aparecen en
márgenes sobre los préstamos y mayor rentabili­ los balances generales han estado entre los de
dad de los activos. Como lo explicó el Banco de la mayor crecimiento de los bancos comerciales es­
Reserva Federal de Nueva York en un estudio tadounidenses (Chessen, 1987, p. 4). Alcanzaban
reciente sobre las utilidades bancarias, para po­ en 1980 un total de 250 000 millones de dólares,
der invertir sin pérdidas, la tasa de rentabilidad que equivalía a 250% del total del capital del
del capital invertido en los nuevos proyectos de sistema bancario. En 1987, el valor de todos los
los grandes bancos (especialmente los transna­ rubros no incluidos en los balances generales
cionales), debe alcanzar promedios a ltísim o s du­ había aum entado a aproxim adam ente 2.3 billo­
rante este decenio, muy superiores a la tasa de nes de dólares, es decir, más de 1 300% del capi­
rentabilidad sobre el capital existente, medido tal bancario. De acuerdo con estas estimaciones,
según las utilidades bancarias sobre el capital, y según observa el Banco de la Reserva Federal de
muy superior a la tasa de rentabilidad exigida Nueva York, las sociedades de inversiones ubica­
por el mercado para las empresas en general das en los principales centros financieros pare­
(Personal de la Ju n ta de la Reserva Federal de cen obtener una proporción cada vez mayor de
Nueva York, 1987, p. 51). Sin embargo, junto sus utilidades de actividades no vinculadas a
con verse en la obligación de tener mayores tasas préstamos. La principal diferencia entre estima­
66 REVISTA DE LA CEPAL N" 37 / Abril de 1989

ciones se refiere al ritmo del cambio producido. bancos de inversiones (Jackson y Cohén, 1986;
Por ejemplo, antes de incorporar la reserva para Jackson, 1987; D’Arista, 1986).
pérdidas por préstamos, y según las hipótesis
más favorables, las actividades vinculadas a prés­ Varias propuestas, entre ellas una patrocina­
tamos dism inuyeron sus participaciones en las da por el Presidente del Banco de la Reserva
utilidades (antes de deducir los impuestos) de Federal de Nueva York, Gerald Corrigan (1987),
alrededor de 85% en 1980 a cerca de 65% en abogan por perm itir a los bancos comerciales
1984 y 1985. Las hipótesis menos favorables indi­ dedicarse a diversas actividades vinculadas a va-
can que esta proporción se redujo de aproxima­ lí)res y hasta ahora prohibidas. Sin embargo, pa­
dam ente 65% en 1980 a cerca de 35% en 1984 y ra aprovechar las nuevas oportunidades que se
1985 (Proctor, 1987, p. 242). les abran, e incorporarse a las actividades propias
Desde el punto de vista de los bancos, la de la banca de inversión, los bancos tendrían que
ventaja de desplazar los préstamos de consorcio, obtener una gran cantidad de capital, lo que pue­
consiste en que los rubros no incluidos en los de ser oneroso y difícil, dado el térm ino del m er­
balances generales no les exigen tenencias de cado de pagarés con interés variable y el bajo
capital. Los préstamos nuevos, en cambio, que sí precio de la mayoría de las acciones bancarias. En
exigen nuevos capitales, tienen un efecto más consecuencia, es probable que los bancos se
ambiguo sobre la rentabilidad de la inversión. En m uestren sum am ente renuentes a desviar su
consecuencia, los vínculos entre las utilidades precioso capital hacia una mayor disponibilidad
bancarias y las necesidades financieras de Améri­ de apoyo a préstamos de consorcio a países muy
ca Latina se desdibujan progresivamente. Por endeudados, en vez de destinarlo a las activida­
cierto, se trata sólo de un ejemplo más del perjui­ des de la banca de inversión.
cio que han significado para la región las tenden­ Paradójicamente, la proliferación de quie­
cias predom inantes en la banca durante los años bras bancarias en los Estados Unidos también
ochenta, cuyos efectos se habrían hecho sentir podría afectar la disposición de los bancos para
incluso si no existiera la crisis del endeuda­ prestar nuevamente asistencia financiera a Amé­
miento. rica Latina. Dos aspectos normativos y prácticos
iii) L a n u e v a r e g la m e n ta c ió n b a n c a r ia . Las presio­ son cruciales para com prender cómo funciona
nes competitivas y las tendencias adoptadas por este proceso. En prim er lugar, y de acuerdo con
el com portam iento de los bancos han dado ori­ las normas y reglamentos vigentes en los Estados
gen a varias propuestas para modificar las nor­ Unidos, los bancos no pueden tener actividades
mas bancarias estadounidenses, y asimismo a va­ en más de un estado. En segundo término, el
rios cambios que ya se han hecho efectivos. Es organismo federal que garantiza los depósitos en
muy probable que con ello los bancos muestren caso de quiebras bancarias, Federal Deposit In­
aún menos disposición para dar apoyo financie­ surance Corporation (l oit:), en vez de cerrar un
ro a los países en desarrollo. Por ejemplo, una de banco insolvente y pagar sus obligaciones con los
las propuestas extendería las oportunidades de depositantes asegurados, suele procurar vender
obtener ingresos por concepto de comisiones los bancos comerciales en bancarrota a otras ins­
bancarias. De acuerdo con las normas vigentes, tituciones financieras más solventes. Como parte
se prohíbe por ley a los bancos comerciales dedi­ de la transacción, muchas veces garantiza que
carse a algunas de las actividades financieras más absorberá todas las pérdidas ya registradas y al
lucrativas y que generan mayores comisiones, menos algunas de las futuras que se vinculen a la
como suscribir { u n d e r w r ité ) acciones de empresas, cartera de préstamos del banco en quiebra. Co­
bonos y efectos comerciales. Los principales obs­ mo se procura alentar a que otros bancos presen­
táculos normativos se encuentran en la ley Glass- ten ofertas por los activos de este último —lo que
Steagall, de tiempos de la Depresión, que separa disminuye los costos en que incurre el gobierno
las actividades de los bancos de inversión de en su liquidación— se perm ite a los bancos de un
aquellas de los bancos comerciales, y la ley sobre estado adquirir bancos en quiebra en otros esta­
bancos y sociedades de inversiones { B a n k H o ld in g dos. Esta excepción a la norm a que prohíbe las
A c t ) , que limita el tipo de empresas de servicios actividades bancarias interestatales ofrece a los
financieros que pueden ser de propiedad de los bancos una excelente oportunidad de establecer
PERSPECTIVAS LATINOAMERICANAS EN LOS MERCADOS FINANCIEROS / /l. Watkim 67

una red multiestatal de filiales y de oficinas de piciada por once países, los bancos deberán m an­
crédito. tener un capital igual a un mínimo de 8% de sus
Muchos bancos de los Estados Unidos dedi­ activos ajustados según el riesgo { risk -a d ju ste d a s­
can actualm ente su capital, y asimismo su tiempo sets). Esta propuesta simple y aparentem ente mo­
y sus conocimientos de gestión, a adquirir bancos desta contiene varios cambios de gran im portan­
insolventes y a competir activamente por apode­ cia respecto de las actuales normas sobre sufi­
rarse de las actividades crediticias que éstos no ciencia del capital. Entre otras cosas, establece
lograron atender. En consecuencia, los planes de que al menos la mitad del capital total de cada
expansión de muchos de los bancos regionales banco —el llamado “de prim er nivel”— debe
más solventes ya no exigen un crecimiento rápi­ consistir en capital de accionistas del propio ban­
do de los volúmenes de préstamos a América co. Junto con ello, la propuesta limita el monto de
Latina. Al menos por el momento, toda la expan­ reservas por concepto de posibles pérdidas por
sión que pueden absorber se encuentra a su al­ préstamos que pueden incluirse en el total del
cance en los mercados internos. Además, y pues­ capital restante, llamado “de segundo nivel”. La
to que el Gobierno de los Estados Unidos se hace propuesta exige también que cada banco cuente
cargo de todas las pérdidas de la cartera de los con capital en relación con todos sus activos no
bancos insolventes, adquirir uno de estos últimos incluidos en el balance general.
parece ser un camino relativamente seguro hacia Por último, las pautas sobre capital ubican los
la expansión. Por cierto, brinda más seguridad activos en diversas categorías de riesgo. A menor
que dar nuevos créditos para América Latina. No riesgo ponderado, m enor es la exigencia de capi­
es extraño entonces que varios bancos, tanto re­ tal. No interesa aquí entrar en los detalles preci­
gionales como ubicados en las principales plazas sos de este procedimiento de ponderación del
financieras, hayan llegado a la conclusión que la riesgo; basta con indicar que los préstamos a
adquisición de bancos insolventes es una manera países en desarrollo se ubican en la categoría de
más rentable y menos riesgosa de emplear el mayor riesgo, junto con los préstamos a la mayor
capital con que cuentan. No faltan los bancos en parte de los prestatarios del sector privado den­
quiebra, y por ello es de prever que el proceso se tro de la zona de información del b p i . Así, a fin de
m antendrá por un tiempo, ju n to con la renuen­ cuentas, las nuevas pautas sobre capital exigirán
cia de la banca ante la posibilidad de reincorpo­ que los bancos obtengan un dólar de capital por
rarse al mercado de los créditos de consorcio cada doce dólares de incremento de sus compro­
para los países en desarrollo. misos netos con los países en desarrollo. Al me­
nos la mitad de este capital adicional debe prove­
3. L a s p r e s io n e s n o r m a tiv a s sobre b ancos nir de accionistas del banco.
e u ro p e o s y ja p o n e s e s ii) E u r o p a e n 1 9 9 2 . Según otra propuesta, recien­
temente aprobada por la Comunidad Económica
Hasta hace poco, los planes de expansión de
Europea (can:), en 1992 se eliminarán todas las
bancos europeos y japoneses no tropezaban con
barreras al comercio internacional dentro de di­
los mismos obstáculos que coartaban las activida­
cha Comunidad (Bellanger, 1988; Comisión de
des de sus similares estadounidenses. Sin em bar­
las Comunidades Europeas, 1988; Hale, 1988).
go, la situación cambiará en forma espectacular
Una vez desmanteladas tales barreras, toda em­
en los próximos años, y con ello se cerrarán aún
presa que funcione en uno de los países miem­
más las vías de apoyo financiero para América
bros tendrá derecho a extender sus actividades a
Latina. En este sentido, cabe prestar especial
cualquier otro país de la Comunidad. Esta ilimi­
atención a dos cambios normativos que se en­
tada libertad de expansión se aplica tanto a las
cuentran en preparación.
empresas bancarias como no bancarias. Así, y de
i) N o r m a s s o b re s u fic ie n c ia d e l c a p ita l. El primero de acuerdo con la segunda disposición sobre bancos
estos cambios se expresa en las nuevas normas del Parlamento Europeo (" S e c o n d B a n k i n g D ir e c ti­
sobre capital mínimo que deberían entrar en vi­ v e ”), todo banco que tenga autorización para fun­
gencia en 1992 (Bardos, 1987; Junta de Gober­ cionar en un país europeo puede realizar cual­
nadores, 1988; O bsborn y Evans, 1988). De quier actividad bancaria aceptable en cualquier
acuerdo con los términos de esta propuesta aus­ lugar de la c e e . La definición de “aceptable” in-
fi8 REVISTA DE LA CEPAL N" 37 / Abril de 1989

cluye toda la gama de servidos de la banca co­ derado, del Instituto de Investigación Nomura,
mercial y de inversión. Más aún, las normas con­ estima que los bancos japoneses deberán dismi­
tenidas en esta segunda disposición sobre bancos nuir el ritmo de crecimiento de sus activos a 7 u
serán de aplicación general para los bancos de 8% anual, de una cifra de 12 a 13% de crecimien­
Estados Unidos y de Japón que ya cuenten con al to anual registrado durante los últimos diez años,
menos una oficina dentro de la c e e . a fin de limitar las exigencias de obtención de
iii) C o n s e c u e n c ia s . Las nuevas pautas de suficien­ capital a entre siete y ocho billones de yen (apro­
cia de capital y de supresión de barreras dentro ximadamente entre 50 000 y 60 000 millones de
de la com unidad europea influirán, sin duda, en dólares, suponiendo un tipo de cambio de 130
las actitudes de la banca comercial respecto de los yen por dólar) (Wagstyl, 1988).
nuevos créditos para América Latina, aunque en Dadas estas nuevas exigencias de capital, se
la actualidad es difícil predecir con algún grado hace difícil imaginar que los bancos estadouni­
de certidum bre precisamente cuál ha de ser di­ denses o los japoneses procuren reunir todavía
cha influencia. Sin embargo, pueden formularse más capital para aum entar sus compromisos con
ciertas conclusiones tentativas, todas las cuales los países en desarrollo. Ciertos indicios prelimi­
sugieren nuevos motivos para que los bancos se nares perm iten pensar que esta observación se
interesen incluso menos que hasta ahora en pres­ cumplirá en el caso de los bancos japoneses. Por
tar apoyo a los balances de pagos de los países en ejemplo, se espera que éstos aum enten su activi­
desarrollo. dad en el mercado interno de préstamos de con­
De acuerdo con los estudios preliminares, las sumo, donde la competencia internacional es
nuevas pautas respecto del capital probablemen­ m enor y las utilidades más altas, al menos por el
te retrasarán, al menos inicialmente, la expan­ momento. Con ello asumirían también un papel
sión planificada por la mayoría de los bancos integral en el financiamiento de la transición de
comerciales. La firma estadounidense de inver­ su país de una economía fundam entalm ente ex­
siones Goldman Sachs estima que, para cumplir portadora a una economía que da mayor relieve
con estas exigencias, 14 grandes bancos de ese a la dem anda interna. Tam bién se espera un
país, entre ellos M anufacturers Hanover, Ban- incremento de los créditos a empresas japonesas
kers T rust, Irving Bank, Continental Illinois, Se- de m ediano tam año (Osborn y Evans, 1988).
curity Pacific y First Republic, deberán reunir Por último, las incursiones de ios bancos ja ­
capital adicional por un monto aproxim ado de poneses en los mercados externos probablemen­
14 000 millones a fines de 1992. Esta estimación te se concentren en td mercado estadounidense,
supone que los bancos afectados no expandirán donde se m antiene el atractivo de adquirir el
sus balances generales entre ahora y fines de capital de sociedades con efectos multiplicadores
1992. Los bancos estadounidenses precisarán, { le v e r a g e d b u y o u ts ) , de obtener financiamiento
además, al menos 20 000 millones de nuevo capi­ mediante emisión de bonos especulativos, y de
tal para reem plazar el valor (una vez deducidos otras transacciones vinculadas a fusiones entre
los impuestos) del capital accionario que se per­ empresas, cuyos rendim ientos son mucho mayo­
dería debido al castigo de 50% del valor nominal res. En este sentido, es im portante señalar que,
actual de sus préstamos a los países en desarrollo. de acuerdo con las pautas relativas al capital, el
Al combinar sólo estos dos rubros, puede esti­ capital necesario para adquirir un bono especu­
marse que los bancos estadounidenses necesita­ lativo emitido por una empresa estadounidense
rán capital adicional por un monto de entre será igual al capital requerido para un préstamo
14 000 y 34 000 millones para el financiamiento de consorcio a América Latina. Sin embargo,
de sus carteras de préstamos (Hale, 1988, p. 108; estos préstamos actualmente se hacen con un
Oficina General de Contabilidad, 1988). m argen de 13/16 sobre la l i b o r , mientras que el
Las presiones sobre los bancos japoneses po­ rendim iento de los bonos especulativos es de al
drían ser similares, aun cuando los efectos preci­ menos 400 a 500 centésimos de punto porcentual
sos que pueden tener las pautas relativas al capi­ sobre dicha tasa, por lo que no es difícil com pren­
tal sobre sus planes de expansión siguen siendo der la preferencia que les otorgarán siempre a
motivo de gran especulación e incertidumbre. estos últimos las instituciones bancarias interesa­
Sin embargo, un estudio muy citado y bien consi­ das en obtener el máximo posible de utilidades.
PERSPECTIVAS LATINOAMERICANAS EN LOS MERCADOS FINANCIEROS / Á. Watkim 69

Si las nuevas normas sobre capital permiten para 1992 desencadenará gran cantidad de fu­
prever una m enor disposición de la banca comer­ siones entre empresas europeas no bancarias
cial para increm entar sus compromisos en Amé­ (Fairlamb, 1988), Los bancos comerciales espe­
rica Latina, las nuevas libertades financieras eu­ ran poder proporcionar también financia miento
ropeas, por su parte, podrían aum entar el costo para muchas de estas operaciones.
de oportunidad de las actividades bancarias en En consecuencia, puede predecirse que los
países en desarrollo. Por ejemplo, y de acuerdo bancos europeos, como sus similares de los Esta­
con la opinión generalizada del momento, los dos Unidos, darán mucho más importancia a las
grandes bancos europeos deberán f usionarse pa­ actividades dentro de su mercado interno, y asi­
ra sobrevivir y prosperar en la era posterior a mismo a la defensa de su lugar establecido, que
1992, Un observador cercano de la situación de puede ser puesto en jaque por la competencia de
la banca europea, explica que la cuestión no con­ bancos rivales. En este clima, resulta sumamente
sistirá en si se com pra o no, sino simplemente en improbable que un banco llegue a la conclusión
com prar, y que el núm ero de transacciones será de que su posición competitiva en Europa se
asombroso (Phillips, 1988, p. 54). La adquisición vería fortalecida al incluir en su cartera más prés­
de otros bancos exigirá, sin embargo, grandes tamos para América Latina, Más aún, al pensar
montos de capital. Según dijo recientemente un en el mercado externo, es probable que estos
alto ejecutivo bancario europeo, el capital es el bancos se concentren en los Estados Unidos, que
tema más descollante del momento; es vital, en absorben 10% de las exportaciones europeas, y
prim er lugar, que los bancos financien el creci­ no en América Latina, cuya proporción de las
miento natural de sus actividades en su país de expí)rtaciones de la Comunidad es inferior a 3%.
origen, cosa que actualmente no se hace, y en En otras palabras, cabe esperar que América La­
segundo lugar, que financien sus adquisiciones tina sea un factor cada vez menos relevante den­
(Shale, 1988, p. 72). Además, se prevé que la tro de los planes comerciales y financieros de
eliminación de normas restrictivas program ada Europa para el mediano plazo.

III
C onclusiones

Desde que se inició la crisis de la deuda, hace ya rante el decenio de 1980, y probablemente en el
más de seis años, las autoridades de los países siguiente, por la otra.
deudores, y también las de los acreedores, dieron ({Cómo deben reaccionar las autoridades po­
por supuesto que los bancos comerciales íitorga- líticas y económicas de América Latina ante el
rían nuevos créditos a los prestatarios de países desafío estratégico que les plantean estas nuevas
en desarrollo una vez que estos últimos term ina­ realidades de la vida económica? Las respuestas
ran sus ajustes macroeconómicos y recuperaran que surgen inmediatamente son varias. En pri­
su solvencia. Sin embargo, como se dem uestra en m er lugar, y tal vez lo más importante: las nacio­
este trabajo, el asunto probablemente no sea tan nes deudoras se verán obligadas a depender cada
simple. Los intereses de largo plazo de los bancos vez más de su ahorro interno. Hasta ahora, la
pueden no coincidir en la actualidad con las ne­ respuesta a la desaparición del ahorro externo ha
cesidades latinoamericanas en materia de servi­ sido un descenso pronunciado de la inversión. El
cio de la deuda y de inversión; eso es lo que proceso debe necesariamente revertirse para que
sugiere la comparación entre los factores que en se puedan proteger las potencialidades latinoa­
los años setenta indujeron a los bancos comercia­ mericanas de crecimiento en el largo plazo.
les a iniciar sus préstamos a países en desarrollo, En segundo término, el Banco Mundial y el
por una parte, y las condiciones imperantes du­ Banco Interam ericano de Desarrollo deben tam ­
70 REVISTA DE LA CEPAL N“ 37 / Abril de 1989

bién considerar cuál ha de ser su respuesta ante nes para reunir nuevo capital, y en que sus reser­
este desafío. ¿Acaso intentar cubrir el déficit de vas para pérdidas por préstamos no se incluyen
financiamiento producido por la retirada de los en su capital de prim er nivel, los intereses de los
bancos comerciales mediante un incremento de acreedores y de los deudores pueden verse más
sus propios desembolsos? Si así fuera, ¿qué efec­ favorecidos por las concesiones relativas a las
tos tendría esa decisión sobre su propia situación tasas de interés que por los nuevos préstamos o la
de solvencia, y por consiguiente, su capacidad de condonación parcial del capital adeudado. Desde
prestar asistencia a la región en el largo plazo? el punto de vista bancario, los nuevos préstamos
Como alternativa, ¿deben acaso reducir sus pro­ exigen capital adicional, y el castigo sobre sumas
pios préstamos, argum entando que si la carga no adeudadas consume el capital existente. Sin em­
se com parte suficientemente con los bancos co­ bargo, como podría argum entarse que las conce­
merciales, el ajuste estructural será mucho más siones en cuanto a tasas de interés aum entan las
difícil, y sus perspectivas de éxito mucho m eno­ posibilidades de que los bancos puedan, con el
res? Las respuestas no son fáciles ni obvias. tiempo, recuperar las sumas adeudadas, la regla­
Por último, si no se logra que los bancos mentación bancaria estadounidense probable­
comerciales coloquen suficientes nuevos fondos mente perm itiría a los bancos volver a convertir
en los países deudores, estos últimos pueden bus­ sus actuales reservas para pérdidas por présta­
car formas para crear estrechos vínculos entre los mos, en capital de prim er nivel. Al menos un
intereses estratégicos de los bancos comerciales y miembro del Congreso de los Estados Unidos ha
el objetivo de aliviar la deuda. Puede no ser tan defendido ya este planteam iento (Pease, 1988).
difícil como parece a prim era vista. En el caso de Así, una vez producidas las concesiones relativas
los bancos estadounidenses, por ejemplo, las a tasas de interés, se reducirían las transferencias
prácticas contables de aceptación general indican netas de recursos por parte de los deudores, y los
que los bancos deben establecer reservas para bancos a su vez fortalecerían su base de capital y
posibles pérdidas por préstamos sólo si piensan obtendrían los recursos que necesitan para am­
que no podrán obtener la devolución del capital. pliar su campo de acción hacia líneas de actividad
Suelen no exigirse reservas si el banco no hace consideradas de mayor importancia estratégica
más que reducir la tasa de interés sobre un prés­ para sus instituciones.
tamo existente.
En un m omento en que los bancos comercia­
les de los Estados Unidos sufren grandes presio­ (Traducido del inglés)

B ib lio g r a fía

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En Bretton Woods (1944) se estipuló que la preo­
REVISTA DE LA CEPAL N” 37 cupación central del Fondo Monetario Interna­
cional ( f m i ) sería el problema del ajuste de corto
plazo que enfrenta un país ante un desequilibrio
En torno a la doble externo; en cambio, el Banco Mundial estaría
orientado a objetivos de largo plazo, como pro­
condicionalidad mover el crecimiento y el desarrollo económicos.
Esta diferenciación de roles ha hecho crisis en la
del F M i y del década de 1980. Existe consenso en cuanto a que
los desequilibrios de balanza de pagos de los paí­
Banco Mundial ses latinoamericanos (y de los países en desarro­
llo en general) revisten carácter estructural y, por
Patricio Meller* ende, deben ser encarados con una perspectiva
de largo plazo. Por otra parte, se ha comprobado
Para com patibilizar d p roblem a de la d eu d a e xterna
con el del d esarro llo económ ico de los países latinoa­ que el ajuste macroeconómico de corto plazo
m ericanos, se ha sugerido la adopción de la estrategia afecta la trayectoria futura de crecimiento. Esto
de “ajuste con crecim iento”. D ado que en ella tanto el es, la coyuntura influye sobre lo que sucede en el
F ondo M onetario Intern acio n al com o el Banco M un­ largo plazo; asimismo, para resolver los proble­
dial están llam ados a cum plir un im p o rtan te papel, se
mas coyunturales hay que adoptar un horizonte
precisa la revisión y coordinación de las condicionali-
dades que im p o n en am bas instituciones. Esta necesi­ temporal más amplio. Dada la interacción exis­
d ad se relaciona con el hecho de que ios actuales dese­ tente entre el corto y largo plazo, se hace necesa­
quilibrios de balanza de pagos de los países latinoam e­ rio lograr algún grado de coordinación entre los
ricanos son de tipo e stru ctu ral y, p o r ende, deb en ser programas económicos sugeridos por el f m i y
encarados con un a perspectiva de largo plazo; p or otra
por el Banco Mundial. En la práctica, los progra­
parte, se ha c o m p ro b ad o re iterad am en te que el ajuste
m acroeconóm ico de c orto plazo afecta la trayectoria mas de ajuste de este último han sido general­
de crecim iento de largo plazo. mente aplicados en un contexto en el cual se
D ada esta interacción, se hace necesario coordinar encuentra operando un program a del primero.
los p ro g ram a s económ icos propiciados p or el F ondo y En consecuencia, resulta difícil aislar los efectos
el Banco. A ún más, en la práctica, los program as de
de sus respectivos programas. Los requerim ien­
ajuste de este últim o h an sido gen eralm en te aplicados
en un contexto e n el cual se en cu e n tra o p e ran d o un tos de coherencia y consistencia de y entre éstos
p ro g ram a del p rim ero. En consecuencia, resulta difícil conducen al tema de la doble c o n d ic io n a lid a d .
aislar los efectos de los respectivos program as. Los Los economistas latinoamericanos han plan­
req u erim ien to s d e coherencia y consistencia de unos y teado reiteradam ente sus críticas y discrepancias
otros, y e n tre ellos, conducen al tem a de la doble
respecto a la condicionalidad del fmi^ Ahora
condicionalidad.
Parece conveniente q u e los econom istas latinoa­ bien, es probable que la adopción de la estrategia
m ericanos form u len sus sugerencias y planteam ientos de “ajuste con crecimiento” lleve a los países lati­
a p rio ri, y no sus críticas a posteriori, con respecto a la noamericanos a enfrentar en el futuro próximo
naturaleza y los com ponentes de u n a doble condicio­ una doble condicionalidad, esto es del Fondo y
nalidad, cuya puesta en vigencia es considerada inm i­
n ente, con efectos previsibles más graves que los d e ri­
del Banco. Parece conveniente, entonces, que los
vados de la im puesta en l o s últim os años p or el f m i . economistas de la región form ulen sus sugeren­
Este artículo avanza en la crítica a esa doble condi­ cias y planteamientos a p r io r i, y no sus críticas a
cionalidad y en la form ulación de algunas proposicio­ p o ste rio r i, con respecto a la naturaleza y compo­
nes alternativas. nentes de esta doble condicionalidad, cuyos com­
*Invtí.stigadür de la (Corporación de Investigaciones Eco­ ponentes requieren, por cierto, un análisis de la
nómicas para Latinoamérica (c iia n .A N ). mencionada estrategia.
E.ste trabajo forma parte del programa de investigaciones El propósito de este trabajo es examinar los
de c i m . A N sobre Macroeconomía y Economía Internacional,
(]ue ha contado con el apoyo del Centro Internacional de problemas envueltos en los tópicos anteriores.
Investigaciones para el Desarrollit (c'.uo) y la Etmdaetón Ford, En la prim era sección se discute el nuevo rol que
td autor agradece los valiosos comentarios, algunos de ellos
discrepantes, de Ricardo Efrendi-Davis, Juan Andrés Fon tai-
ne, Roger Lawrence, Jorge Marshall, Richard Ncwfarmer, 'R e fe re n c ia s b ibliográficas sobre este tem a; B acha
Aníhal Pinto, Jorge Rosenhlüt, Andrés Solimano, Víctor d'ok- (1983), B uira (1983), G round (1984), Killick (1984), David
man y Roberto Zahlcr. Como e.s obvio, el autoi es el único (198.3). Para un a revisión más reciente, ver s e l a (1986), M ar­
responsable del contenido final.
shall (1987), M eller (1988), Pastor (1987).
74 R E V IS T A D E L A C E P A L N “ 37 / A b r il d e ¡ 9 8 9

han asumido el f m i y el Banco Mundial en el la cual podría quedar sometida. En la tercera


problema de la deuda externa de América Lati­ sección se enuncian algunas proposiciones para
na. En la segunda, se abordan distintos elemen­ la modificación de las condicionalidades de aque­
tos vinculados a la estrategia de “ajuste con creci­ llos organismos, sugerencias que consideran in­
m iento” y a la (eventual) doble condicionalidad a quietudes prevalecientes en la región.

La deuda externa latinoamericana y los nuevos roles


del Fondo y del Banco

1. ¿7 n u e v o r o l d e l fm i planteamiento subyace la idea básica de que la


En el manejo de la situación derivada del virtual deuda externa latinoamericana y su puntual ser­
colapso del sistema financiero internacional pro­ vicio obedecen n o a una transitoria falta de liqui­
vocado en 1982 por el problema de la deuda dez, sino que a un problema c r itic o de desequili­
externa latinoamericana, el f m i ha desempeñado brio de s to c k s .
el im portante rol de interm ediario entre países Ahora bien, este nuevo rol de intermediario
plantea al Fondo dilemas inéditos (Bacha, 1986).
deudores y bancos acreedores. En efecto, el Fon­
do organizó y coordinó complejos paquetes de Considérese el caso de un país deudor que no
puede cumplir con el program a económico de
recursos financieros provenientes de muy diver­
sas fuentes, los cuales ayudaron en 1982-1985 a ajuste. Si el f m i decide detenerlo, ello provoca
encarar insuficiencias de liquidez externa de mu­ una crisis económica en el país deudor, el que, sin
el sello de aprobación de aquel organismo, no
chos países de la región. Además, en ese período
puede obtener recursos externos. Esto es, la sus­
el FMI incrementó significativamente el volumen
de los créditos otorgados con recursos propios. cripción de un program a económico con el f m i
Al asumir este rol de intermediario, el f m i ha proporciona la indispensable credibilidad exter­
impuesto condiciones tanto a deudores como a na al program a económico del país^. La suspen­
acreedores. Los prim eros han debido adoptar sión del mismo lleva inevitablemente a pregun­
program as de ajuste que incluyen el pago del tarse cómo es que el Fondo propone un progra­
t o ta l del servicio de la deuda externa. Por su
ma económico que carece de viabilidad, lo que no
parte, los bancos acreedores han tenido que su­ puede menos que ir en descrédito del organismo
m inistrar de m anera “no muy voluntaria” crédi­ internacional. Si, a la inversa, el f m i mantiene el
tos adicionales para sustentar los paquetes con­ flujo de créditos, a pesar del incumplimiento de
feccionados por el Fondo, en los que las contribu­ las metas, se arriesga también a una pérdida de
ciones de éste constituían apenas uno de los com­ credibilidad externa como agencia supervisora
ponentes. internacional.
Cabe recordar que la función básica asignada
originalm ente al f m i consiste en proporcionar 2 . E l p r o b le m a d e la a s im e tr ía
préstamos a países que sufren desequilibrios ex­
ternos de carácter coyuntural; i.e., el rol de ese Existe una situación asimétrica con respecto al
organismo es en lo fundam ental de corto plazo y problema del desequilibrio externo, según se tra­
está centrado en el desequilibrio de f l u j o s de la te de naciones industrializadas o de países de
balanza de pagos. Como lo señala Bacha (1985),
al asumir el f m i el papel de interm ediario en el
^En alguno.s ca,sos, la suscripción de un p ro g ram a econó­
problem a de la deuda externa latinoamericana mico con el FMI pro p o rcio n a tam bién cierta credibilidad in­
está m ostrando una preocupación específica por terna. En otros, p u e d e tran sfo rm a rse en un factor d eto n an te
un problema de s to c k de largo plazo. En este de inestabilidad dom éstica.
E N T O R N O A L A D O B L E C O N D IC IO N A L ID A D D E L F M I - B A N C O M U N D IA L / P . M e tie r 75

m enor desarrollo ( p m d ). El f m i ha sido incapaz de para eliminar los desequilibrios externos o para
convencer a las prim eras para que apliquen un asegurar la mantención de los flujos del servicio
program a económico consistente y coherente de la deuda externa, ello no conducirá a una
que promueva la estabilidad financiera interna­ evolución ordenada de la economía mundial la
cional y el crecimiento mundial. que depende, fundam entalm ente, de las políti­
Aún más, el desequilibrio externo y el déficit cas de las naciones industrializadas^.
fiscal de la econom ía norteam ericana consti­ Esta asim etría internacional entraña otro
tuyen los factores centrales del insatisfactorio problema básico. El hecho de que haya países que
funcionam iento de la economía mundial en años registran déficit comercial implica necesaria­
recientes, pero el f m i no puede hacer nada para m ente que otros acum ulan superávit. Luego,
encararlos. ¿Cuál sería la reacción del gobierno y ¿por qué, ante el desequilibrio existente, el costo
del pueblo norteamericanos si el Fondo les sugi­ de ajuste debe recaer sólo en aquellos que exhi­
riera reducir, en el lapso de un año, de un 4 a un ben déficit? La respuesta obvia sería que única­
2% (del pob) la m agnitud de su déficit fiscal? Una m ente los países con déficit comercial encaran
exigencia cuantitativamente similar, y a veces in­ problemas de liquidez financiera; y esto es lo que
cluso mayor, se encuentra estipulada en la mayo­ lleva a los gobiernos latinoamericanos a acudir al
ría de los program as de créditos contingentes FMI. Sin embargo, no tiene p o rq u é ser así. Ya en
suscritos por los países latinoamericanos con el la década de 1940, cuando se discutía la creación
FMI. del FMI y del Banco Mundial, Keynes era partida­
La mantención de un sistema económico y rio de una simetría en la distribución de los costos
financiero estable a nivel mundial depende hoy de ajuste.
en día esencialmente de las políticas que apliquen Los países que poseen superávit comerciales
las naciones industrializadas. Luego, no sólo exis­ tienen que perm itir el acceso de las exportacio­
te una asimetría en la condicionalidad —ésta rige nes de los países deficitarios, de manera que éstos
sólo para los p m i :>— , sino que, debido a ella, el f m i puedan generar las divisas necesarias para finan­
no puede cum plir ni siquiera con lo que sería su ciar el déficit. Es, exactamente, lo que Estados
función central. Este se ha transform ado en me­ Unidos le ha planteado en el último tiempo a
ro espectador y comentarista de la evolución de Japón. Para reducir los costos de ajuste vincula­
la economía mundial, impotente para influir o dos al desequilibrio externo norteamericano, J a ­
alterar su curso (Miller, 1986). Dada esta incapa­ pón se ha declarado dispuesto a increm entar sus
cidad para conseguir que las naciones industriali­ importaciones desde Estados Unidos y a reducir
zadas modifiquen sus políticas, el f m i (y el Banco “voluntariam ente” sus exportaciones a ese m er­
Mundial) deberían preocuparse al menos de ad­ cado.
vertir acerca de las consecuencias probables so­ En síntesis, el Fondo enfrenta distintos dile­
bre el funcionam iento de la economía mundial y mas para cumplir la función de velar por una
sobre los p m d (Please, 1987), evolución ordenada y estable de la economía
En efecto, si las naciones industrializadas mundial. ¿Cómo influir sobre las políticas econó­
aplican políticas que afectan negativamente a la micas de las naciones industrializadas? ¿Cómo
economía mundial, los p m d van a experim entar influir sobre los países que no requieren crédito
las consecuencias'^; por ello, más vale que estos del FMI? ¿Cómo sugerir cambios en las políticas
últimos sean advertidos, a fin de que utilicen los de los países que exhiben superávit comercial?
instrum entos adecuados para tratar de neutrali­ (Kenen, 1987). El problema global parece asocia­
zar dicho impacto. Hay que estar conscientes, do a la concesión de los mecanismos apropiados
entonces, de que por muy restrictiva que sea la para que el f m i pueda influir de m anera sim é tric a
condicionalidad que se imponga a los p m d , ya sea sobre naciones industrializadas y países menos
desarrollados, así como superavitarios y deficita­
rios, de manera de prom over una distribución
■’La incicleiida de la subida de la tasa real de interés
internacional en la década de 1980 ha sido cuantitativam ente
del o rd e n del 50% del m onto total de intereses pagados por ■^Las econom ías de los p m d son u n m ero apéndice de la,s
A m érica L atin a en el c u a trie n io 1982-1980; ver M eller industrializadas. En las prim eras, en efecto, se am plifica cícli­
(1988). cam ente lo que sucede en las segundas.
76 R E V IS T A D E LA C E P A L N " 37 / A b n l de 1 9 8 9

más equitativa de los costos de ajuste ante dese­ Banco. Su objetivo es aum entar la eficiencia ge­
quilibrios externos. Por ejemplo, el f m i podría neral de la economía a través del establecimiento
contar con diversos mecanismos para inducir a de los incentivos adecuados, lo cual supone cam­
los países comercialmente superavitarios a que bios en las políticas comerciales y de precios, en el
faciliten el acceso de las exportaciones de los tamaño y la estructura del Estado, y en el rol que
deficitarios. juega el gobierno en la actividad económica.
En la actual óptica del Banco, las distorsiones
3. E l n u e v o ro l d e l B a n c o M u n d ia l más comunes en los p m d (Michalopoulos, 1987)
En la década de 1970 la percepción global del son el control de precios, los incentivos muy dife­
Banco Mundial (Annis, 1986; Feinberg, e t a l ., renciados entre los bienes transables, la tasa de
1986) era que en los p m d los beneficios del interés subsidiada, el control del crédito, y las
mayor crecimiento no llegaban a los pobres, inva­ trabas a la movilidad del factor trabajo y al ajuste
lidándose así la hipótesis del rebalse { tr ic k le - de rem uneraciones reales. El mejoramiento de la
d o w n ) . Surge entonces el enfoque “redistribución eficiencia en la asignación de recursos y de la
con crecimiento”, que plantea que en los p m d es productividad se puede lograr mediante la re­
píisible lograr el objetivo redistributivo sin sacri­ moción de los controles de precios, la liberaliza-
ficar el crecimiento. El alivio y/o la eliminación de ción del sector externo y el levantamiento de las
la pobreza pasan a constituir el foco conceptual regulaciones imperantes en los mercados de fac­
del Banco, transform ándose incluso en un objeti­ tores. Esta última política, en el caso del mercado
vo moral. Este nuevo enfoque se materializa a de capitales, mejora la asignación del crédito y,
través de créditos para proyectos de inversión por ende, de la inversión, en tanto que la elimina­
que beneficien directam ente a grupos específicos ción de las restricciones en el mercado del trabajo
de pobres. induce una asignación más eficiente de la mano
de obra.
En la década de 1980 se produce un cambio
Por otra parte, dado el grave desequilibrio
de foco del quehacer de este organismo. Surge
externo, es im portante que los p m d aum enten la
una visión negativa con respecto a la instituciona-
producción de bienes transables. Según el Banco
lidad y las políticas económicas de los p m d . Se dice
Mundial, ello requiere un contexto macroeconó-
que en éstos prevalecen políticas inadecuadas e
mico estable, que proporcione un tipo de cambio
instituciones débiles { p o o r a n d u n s o u n d p o lic ie s ,
apropiado y una estructura de incentivos que sea
a n d w e a k a n d c o r r u p t e d i n s t i t u t i o n s ) . Puesto que el
neutral con respecto a la producción para el m er­
nivel de inversión depende, entre otros factores,
cado interno o el externo. Dicha neutralidad exi­
del contexto económico global, se concluye que
ge, a su turno, una completa racionalización y
en muchos países las políticas e instituciones pre­
liberalización del comercio exterior, la cual con­
valecientes introducen un enorm e cúmulo de
sulta la eliminación de restricciones cuantitativas
distorsiones. Al Banco Mundial le resulta muy
y barreras no arancelarias para las importacio­
difícil, en consecuencia, encontrar proyectos de
nes, la reducción de aranceles, el establecimiento
inversión viables a los cuales otorgar financia-
de aranceles parejos (y bajos) y la rebaja, y si es
miento. En este marco, la institución crea nuevas
posible abolición, de los impuestos a las exporta­
líneas crediticias, que no apuntan al financia-
ciones. No es aconsejable aplicar secuencialmen-
m iento de proyectos específicos, sino que al
te la liberalización de importaciones después de
apoyo de países que requieren acometer ajustes
que se hayan expandido las exportaciones y el
estructurales destinados a resolver desequilibrios
país posea suficientes reservas internacionales;
externos'\ El contenido de tales programas cons­
es preferible hacerlo todo en forma simultánea.
tituye la base de la nueva condicionalidad del
Adicionalmente, se recomienda increm entar los
incentivos para atraer la inversión extranjera,
evitando tratos discriminatorios entre empresas
".Sólo c u atro de las operaciones crediticias del Banco nacionales y extranjeras. Por último, se sugiere
M undial están en 1980 orien tad as a ajuste sectorial o estruc­
una completa reevaluación del papel del gobier­
tural, p or un m onto total de 370 m illones de dólares. En 1987
hay 31 o p eraciones de este tipo, y su m onto total es su p erio r a no como dueño u operador de empresas públi­
los 4 100 m illones de dólares. cas, presentándose distintas alternativas para de­
E N T O R N O A L A D O B L E C O N D IC IO N A L ID A D D E L F M I - B A N C O M U N D IA L / P . M e lle r 77

sestatizar y privatizar (Michalopoulos, 1987; di­ tulaba en la década de 1970 —y que otorgaba
ferentes informes internos del Banco Mundial). prioridad al alivio y la eliminación de la pobre­
Se trata, pues, de reformas económicas de za—, evitando volver a cometer los mismos erro­
gran envergadura. Habría que señalar que la res anteriores. Es efectivo que los p m d tienen que
condicionalidad del f m i —no obstante ser consi­ acom eter reform as estructurales, pero existe
derada estricta, inapropiada e imperfecta— in­ bastante incertidum bre acerca de la secuencia y
terfiere e interviene considerablemente menos el ritmo de aplicación más adecuados. Por otra
en cuestiones internas que una, con los elemen­ parte, cada caso es distinto y depende de las
tos descritos, que pudiera im poner el Banco. La condiciones iniciales, así como de la viabilidad
condicionalidad del Fondo, orientada a reducir política. Por ello es vital que las decisiones que­
los desequilibrios externos e internos, utiliza un den en manos de los respectivos gobiernos.
marco conceptual basado en restricciones presu­
Con respecto al problema de la deuda exter­
puestarias. En cambio, la del Banco Mundial,
na, hasta 1984 el Banco observa una actitud pasi­
basada en la liberalización de mercados y del
va, la que en cierta medida responde a la óptica
sector externo, la abolición de regulaciones y la
prevaleciente en las naciones industrializadas, en
privatización, requiere un marco conceptual de
el sentido de que se trata de una transitoria falta
estrategias dinámicas de crecimiento en un m un­
de liquidez. Dada la persistencia del problema y
do im perfecto del “subóptim o” {second best). No
la escasez de alternativas de crédito externo, los
hay base teórica (ni empírica) firme y consistente PMD increm entan su dem anda de los recursos
para tal ejercicio (Helleiner, 1986; Sachs, 1986). crediticios ociosos y empozados en el Banco. A
Otros cuestionamientos a esta eventual con­ partir de 1985, este organismo adopta una acti­
dicionalidad (Annis, 1986; Feinberg, a/., 1986) tud más activa, al percibir que el problema de la
ponen el acento en lo sesgado de la visión que el deuda externa afecta el crecimiento de los p m d , lo
Banco tiene de los p m d . Se advierte en ella una que lleva en germ en dificultades para encontrar
marcada hostilidad a la intervención guberna­ proyectos de inversión viables.
mental y a las empresas públicas, pues se las
considera indiscriminadamente obstáculos para La Iniciativa o Plan Baker consolida este rol
el crecimiento. Las intervenciones del gobierno más activo. Por una parte, el f m i ha sufrido un
en la marcha de la economía son siempre “malas” gran desgaste institucional durante el costoso
e introducen distorsiones; por ello es que hay que proceso de ajuste de 1982-1985, requiriéndose
reducir su grado de injerencia. Las empresas entonces una institución internacional distinta
públicas son ineficientes por definición; por eso que lo sustituya; por otra, hay un importante
es que la privatización i n d u c e p e r se un increm en­ cambio de énfasis en la percepción del problema
to de eficiencia y bienestar. Siempre se visualiza a de la deuda externa, al surgir la preocupación
los burócratas públicos como ineptos y corrup­ por el crecimiento de los países deudores en el
tos, y a los empresarios privados como eficientes período de ajuste.
y honestos. El Banco Mundial ha cumplido, para algu­
La evidencia existente en América Latina en nos países deudores latinoamericanos (Chile, Co­
estas materias sugiere que la realidad no es tan lombia, México y Panamá), un rol importante
blanco y negro, sino que bastante más compleja. como catalizador o aval de nuevos créditos pro­
Se destaca asimismo que los program as s a l venientes de la banca privada internacional; i.e.,
( S t r u c tu r a l A d ju s t m e n t L o a n ) son bastante ambicio­ el hecho de que proporcione créditos o su aval ha
sos e incluyen un paquete de reform as económi­ facilitado la concesión de créditos de la banca
cas que implica una clara interferencia en la es­ comercial. En este sentido, la banca privada in­
trategia de desarrollo, el manejo de políticas eco­ ternacional querría que el Banco fuera bastante
nómicas y la evolución de los patrones distributi­ más lejos y que ampliara su aval, ya sea a los
vos y redistributivos. En la mayoría de los países créditos vigentes o a cualquier flujo futuro. Ob­
latinoamericanos, esta interferencia es conside­ viamente, la institución resiste este tipo de pre­
rada simplemente intolerable. siones por cuanto quien concede el préstamo
En síntesis, sería más conveniente que el para una inversión, debe asumir los riesgos en­
Banco M undial recuperara el enfoque que pos­ vueltos en la operación (Feinberg y Bacha, 1987).
78 R E V IS T A D E L A C E P A L N " 37 / A b r il d e 1 9 8 9

II
Ajuste con crecimiento
Esta estrategia corresponde a una antigua pro­ el marco conceptual de referencia utilizado im­
puesta regional. A la luz de la experiencia de los plícita o explícitamente en la elaboración de la
numerosos program as suscritos pt)r los países eventual doble condicionalidad de ambos orga­
latinoamericanos con el fmi, existe desde hace nismos. Son ellos la visión “multilateralista” pre­
algún tiempo consenso bastante generalizado en valeciente en la década de 1980 y la exitosa expe­
cuanto a que aquéllos reducen el desequilibrio riencia de crecimiento de los países exportadores
externo, pero a un alto costo interno. Además, asiáticos.
no conducen la economía a una trayectoria de La visión “multilateralista” imperante en el
crecimiento estable, elevada y viable, por cuanto período anterior a 1980 planteaba que la c o o p e r a ­
no producen los cambios estructurales reque­ c ió n económica internacional puedejugar un rol
ridos. im portante en la promoción de la prosperidad y
Hoy en día, todos hablan de “ajuste con cre­ del desarrollo mundiales. La visión prevaleciente
cim iento”. Sin embargo, existen discrepancias ahora en las naciones industrializadas y los orga­
im portantes cí)n respecto al paquete de políticas nismos internacionales es bastante distinta (Dad-
económicas requerido para la materialización de zie, 1987). Según ésta, las dificultades económi­
esta estrategia. cas experimentadas en el último tiempo serían
resultado de i n a d e c u a d a s políticas internas en los
\ . FA p o s i b l e c o n fl i c t o e n tr e a j u s t e y c r e c im ie n to PMD y en las naciones industrializadas. Luego, la
Un program a de ajuste macn)económÍco puede solución consistiría en la aplicación de políticas
requerir una disminución im portante del déficit (macroeconóraicas) “apropiadas y correctas”, así
fiscal y una m erm a en la tasa de incremento del como en la introducción de ajustes estructurales
crédito interno. La reducción del déficit fiscal orientados a aum entar la flexibilidad de la eco­
puede implicar, a su turno, un alza de la tributa­ nomía para posibilitar una asignación más efi­
ción sobre todos los agentes económicos, in­ ciente de recursos. Cada país tiene que poner “su
cluyendo a los exportadores, así como una dismi­ casa en orden” y ajustar su economía ante posi­
nución del gasto público, lo que afectaría tam ­ bles cambios exógenos de las variables externas.
bién a la inversión pública. Por otra parte, una Desde el punto de vista del desarrollo, esto sirve
contracción del crédito interno erosiona los re­ para facilitar los flujos comerciales y financieros;
cursos financieros disponibles para sustentar la lo crucial n o es la mejora del entorno internacio­
inversión. En consecuencia, el program a ma- nal sino el establecimiento, en cada economía, de
croeconómico anterior, orientado a inducir el los incentivos adecuados para que el sector priva­
ajuste, no sería un estímulo positivo para el creci­ do se transform e en el m otor del crecimiento. La
miento; i.e., existiría algún grado de t r a d e - o f f en­ interdependencia existente en la economía m un­
tre ajuste y crecimiento. dial se ha tornado tan compleja, que incluso una
Sin embargo, es posible argum entar que el acción coordinada de los gobiernos de las nacio­
ajuste macroeconómico constituye una condi­ nes industrializadas es incapaz de alterar la evo­
ción necesaria para el logro de un crecimiento lución de los acontecimientos.
sostenido de largo plazo. Un entorno macroeco­ Por otra parte, usando como referente la
nómico estable, esto es libre de desequilibrios exitosa experiencia de crecimiento de los países
(internos o externos) y con reglas económicas exportadores asiáticos, es previsible que la nueva
estables, induce e incentiva a los agentes econó- d o b le c o n d i c i o n a l i d a d del Fondo-Banco Mundial
micí)s a adoptar un horizonte de largo plazo. sugiera a los p m d adoptar una estrategia de desa­
rrollo basada en la promoción de exportaciones
2. L a ( e v e n t u a l ) d o b le c o n d i c i o n a l i d a d (“desarrollo hacia afuera”). Cabe señalar que la
d el F o n d o -B a n c o M u n d ia l
mayoría de los economistas latinoamericanos, así
Hay dos elementos distintivos que proporcionan como la CEPAL, están de acuerdo. La discrepancia
E N T O R N O A L A D O B L E C O N D IC IO N A L ID A D D E L F M I - B A N C O M U N D IA L ! F . M e lle i- 79

central reside, em pero, en el paquete de políticas mismo para la privatización de empresas pú­
económicas necesario para materializar dicha es­ blicas.
trategia. iv) Vigencia de reglas económicas estables y
En síntesis, el marco económico de la d o b le perm anentes, lo que lleva aparejada una menor
c o n d i c i o n a l i d a d utilizaría los siguientes principios: intervención del gobierno en la economía y, liga­
aplicación de políticas macroeconómicas (mone­ do al punto anterior, una reducción del tamaño
taria, fiscal, etc.) “responsables, apropiadas y co­ del Estado en la economía.
rrectas”; incentivo e incremento del ahorro y la
inversión; aum ento de la producción de bienes 3. R e v i s i ó n d e la e x p e r i e n c i a a s i á t ic a
transables y, en particular, fomento de las expor­
taciones, y establecimiento de una estructura de Pareciera que hay lecturas muy diferentes res­
pecto de las políticas utilizadas en la exitosa expe­
incentivos más adecuada en la economía local.
riencia exportadora asiática.
A este nivel de generalidad, es muy difícil
que algún economista discrepe. ¿Quién podría Sachs (1987) ha examinado el paquete de
políticas aplicado por Japón en el período (1950-
estar en contra de políticas responsables, apro­
1973) en el que este país alcanza una de las mayo­
piadas, correctas y adecuadas?^. Entonces, ¿por
res tasas (medias anuales) de crecimiento econó­
qué los gobiernos de los p m d no se deciden a
mico.
aplicarlas? La respuesta trivial es que en econo­
mías que están en un m undo subóptimo, con i) P o l í t i c a c a m b i a r í a . El gobierno detentaba el
imperfecciones, distorsiones y presiones políticas control absoluto de las divisas, debiendo los ex­
y económicas, y en países cuyos gobiernos están portadores entregarle el total de las que genera­
empeñados en objetivos muy distintos (mayor sen. Los burócratas públicos asignaban las divisas
crecimiento, m enor inflación, reducción del de­ entre los distintos sectores y empresas, sin suje­
sempleo, distribución más equitativa del ingreso, ción a normas específicas. Durante el período
disminución de la pobreza y reducción del dese­ 1950-1964 no se otorgaron divisas oficiales para
quilibrio externo), entre los cuales hay grados de el turismo.
incompatibilidad de m agnitudes desconocidas, ii) C u e n t a d e c a p ita le s . El gobierno era el único
pero en todo caso severas, en especial en un agente económico que podía solicitar crédito ex­
contexto dinámico, no resulta obvio cuál es efec­ terno; la inversión extranjera estaba sometida a
tivamente el program a económico más apropia­ fuertes controles y no se permitía el ingreso de
do, correcto y responsable. empresas multinacionales que estuvieran contro­
I.,a estrategia de ajuste con crecimiento basa­ ladas m ayoritariamente por extranjeros.
da en la promoción de exportaciones, implícita o iii) T a s a d e i n te r é s . La tasa de interés real era
explícita en la (eventual) d o b le c o n d i c i o n a l i d a d del baja y estaba sujeta a una cota superior; la asigna­
Fondo-Banco Mundial, contendría ios siguientes ción del crédito era discrecional,
elementos (Guitián, 1981 y 1987; Krueger, 1978; iv) I n c e n t i v o s a e x p o r ta d o r e s . La promoción de
B alassaría/., 1986; Michalopoulos, 1987). las ventas externas no se procuró a través del
i) Liberalización de mercados y del sector mecanismo de liberalización de importaciones,
externo. Com ponente central de esta última es la sino que m ediante incentivos fiscales específicos
liberalización de importaciones. (subsidios y exenciones tributarias), que se hicie­
ron extensivos a exportaciones que gozaban de
ii) Otorgam iento de incentivos a la expansión
de exportaciones, vía depreciación de la moneda ventajas comparativas naturales.
local, m antención de un tipo de cambio real esta­ En síntesis, según el mencionado autor, la
ble y rebaja de impuestos a las exportaciones. experiencia exportadora japonesa no tuvo como
base ni el comercio libre, ni la libre operatoria del
iii) Transform ación del sector privado, na­ mecanismo del mercado, aparte de que no fue,
cional o extranjero, en el motor del crecimiento en absoluto, ajena a la acción del gobierno.
económico, lo que representa a m enudo un eufe- Cabría señalar que en varios países latinoa­
mericanos se aplicó un program a económico
'’Sólo p o d ría d isc rep a r u n econom ista irresponsable, in­ aparentem ente similar al descrito. ¿A qué se de­
correcto o inadecuado. be entonces que los resultados no hayan sido
80 R E V IS T A D E L A C E P A L N “ 37 / A b n l de 1 9 8 9

semejantes? Posibles respuestas: no hay una re­ narlos, a través de la doble condicionalidad, a que
ceta económica única para lograr un determ ina­ lo hagan? (Sachs, 1987). Por otro lado, si ese
do objetivo, en este caso la promoción de expor­ program a económico es realmente tan bueno,
taciones; o bien, una misma receta, aplicada en ¿por qué los países que se deciden a aplicarlo no
distintas economías y en distintas coyunturas de pagan por el consejo, recibiendo un “prem io” a
la economía mundial puede producir resultados cambio (acceso a crédito)?
diferentes. A nuestrojuicio, sin embargo, duran­ Streeten enum era diez razones a manera de
te el período 1950-1970 los incentivos estuvieron explicación de esta doble paradoja. Sus elemen­
en la mayoría de los países latinoamericanos ses­ tos centrales son: i) Eos costos que entraña esta
gados en contra de las exportaciones (moneda estrategia pueden ser muy elevados en el corto
local perm anentem ente sobrevaluada, elevadas plazo, ii) Puede haber importantes discrepancias
barreras a las importaciones, etc.), prevaleciendo entre los organismos internacionales y los países
incluso cierto pesimismo acerca del potencial ex­ con respecto al funcií)namiento de la economía y
portador. a las percepciones y expectativas acerca de la
En cuanto a la estrategia asiática no japonesa, evolución futura. No obstante estas explicacio­
también exitosa, Sachs destaca que la promoción nes, la prim era parte de la doble paradoja apunta
de exportaciones constituye el motor de creci­ hacia lo que constituye el problema central de la
miento económico, pero que ella no es equivalen­ condicionalidad de los organismos m ultilatera­
te a la m era liberalizadón de las importaciones. les. Algo hay en sus componentes que la hace
Esta última tampoco constituye un requisito pre­ poco atractiva para los países que requieren fi-
vio para la promoción de exportaciones. Algo nanciamiento externo. En efecto, si existen alter­
análogo puede decirse acerca del rol “puro” del nativas crediticias diferentes de las que represen­
mercado y del Estado en la economía. En Corea, tan los organismos multilaterales, ellas serán pre­
las autoridades prom ueven la form ación de feridas, aun cuando su costo sea superior (como
grandes empresas comerciales y distribuidoras quedó de manifiesto a fines de la década de
de productos de exportación; y si bien no existe 1970). Esto cuestiona el papel que se atribuye a
un equivalente al m u i japonés (famoso por sus los organismos multilaterales, los cuales pasarían
lineamientos de rubros futuros de exportación), a constituirse .sólo en prestamistas de última ins­
el gobierno presiona a las grandes empresas ex­ tancia. En tal sentido, una de las conclusiones del
portadoras e interactúa con ellas, cumpliendo un estudio de casos de Killick ( 1984) es que los tradi­
papel activo e importante. cionales program as de ajuste del f m i tienen
En síntesis, el paquete de políticas económi­ mayor probabilidad de éxito cuando realmente
cas que produjo la exitosa estrategia asiática de el gobierno local está de acuerdo en aplicarlos.
promoción de exportaciones es distinto al con­ En síntesis, parece imprescindible increm entar el
tem plado en la de “liberalización y abolición de diálogo entre las distintas partes, vale decir países
las regulaciones”, asociada a la (eventual) doble y organismos multilaterales.
condicionalidad. La eventual doble condicionalidad ha sido
objeto de diversos cuestionamientos. En prim er
lugar, se advierte una discrepancia de fondo con
4. A l g u n a s d ific u lta d e s co n la (e v e n tu a l)
respecto al enfoque de la estrategia de ajuste con
d o b le c o n d ic io n a lid a d
crecimiento que postulan ambos organismos. Es­
El program a económico sugerido por la prevista ta procuraría, fundam entalm ente, que el p m d
doble condicionalidad del f m i y del Banco Mun­ involucrado logre un equilibrio de balanza de
dial induciría supuestam ente un ajuste con creci­ pagos que sea compatible con los flujos de pagos
miento, increm entando en consecuencia el bie­ del servicio de su deuda externa y con el monto
nestar del país que la acepta. Esto da origen a una de los nuevos créditos recibidos; en tal esquema,
doble paradoja (Streeten, 1987). Por una parte, si la tasa de crecimiento económico del país se ob­
el program a económico asociado a la doble con­ tiene como residuo. Sin embargo, según lo postu­
dicionalidad va en beneficio de quien lo pone en la Fishlow (1987), la óptica de la nueva estrategia
práctica, entonces ¿por qué los gobiernos no lo de ajuste con crecimiento debiera ser distinta. El
aplican m o tu p r o p r io ? ; ¿por qué habría que presio­ objetivo, asegurar un nivel mínimo adecuado de
E N T O R N O A L A D O B L E C O N D IC IO N A L ID A D D E L F M I ■ B A N C O M U N D IA L ! P . M e ile r 81

crecimiento, determ inando el volumen de recur­ lítica de sus respectivos gobiernos, por cuanto la
sos externos que necesita el p m d ; lo que se obtiene permanencia o el incumplimiento de distintos
como residuo, entonces, es el flujo de créditos elementos de la d o b le c o n d i c i o n a l i d a d afectaría
externos. Luego, la pregunta crucial pasa a ser de prácticamente a to d o el flujo de créditos externos
dónde provendrán dichos recursos. que obtenga el país. En presencia de una c o n d ic i o ­
En segundo lugar, no existe un análisis teóri­ n a l i d a d c r u z a d a entre el f m i y el b m , los p m d evita­
co que modele la transición desde una situación rían, pues, recurrir a dichos organismos interna­
de desequilibrio a una de equilibrio, particular­ cionales para solicitar créditos; si lo hicieran, es­
m ente cuando ese proceso incluye la definición tarían expuestos a un delicado factor de inestabi­
del m omento oportuno y la secuencia temporal lidad política, económica y social.
de reformas estructurales (apertura comercial, Por último, la estrategia de desarrollo, la
apertura financiera, liberalización de mercados, m agnitud y el tipo de crecimiento, además de
levantamiento de las regulaciones económicas, otros objetivos socioeconómicos, son los compo­
etc.). La dinámica del cambio en presencia de nentes centrales de ese concepto, a veces vago,
mercados en desequilibrio es de muy difícil mo- llamado soberanía nacional. El grado de suscep­
delaje y, simplemente, n o e x is te el modelo teórico tibilidad de un país se verá afectado cian d o se
de cómo hacerlo (Helleiner, 1986). No obstante registre una obvia intromisión en aspectos eco­
lo anterior, y en un contexto en el cual predom i­ nómicos y políticos claves, como liberalización,
nan las imperfecciones y las distorsiones, es pre­ eliminación de regulaciones, privatización, in­
visible que la doble condicionalldad va a sugerir versión extranjera, etc. Sugerir y presionar para
sistemáticamente el uso de los incentivos de pre­ la adopción de un program a económico en tér­
cios y la liberalización de todo aquello que se minos de su impacto sobre la balanza de pagos es
pueda liberalizar. Este enfoque global sólo es un objetivo muy estrecho. Aún más, el criterio de
defendible si es aplicado de manera muy criterio- evaluación del éxito de aquél no puede restrin­
sa y flexible, pero como regla universal no es girse a cuán bien logra cubrir el pago del servicio
válido ni aceptable ni política y ni económica­ de la deuda externa (Miller, 1986), sino al impac­
m ente (Helleiner, 1986). to que genera sobre el crecimiento y sobre otros
En tercer lugar, es presumible que la doble objetivos socioeconómicos de carácter redistribu­
condicionalldad dificulte el proceso de negocia­ tivo.
ciones de cada país con los organismos multilate­
rales, por cuanto aquél podrá finiquitar una ne­ 5. £ / p r o b l e m a d i s t r i b u t i v o
gociación sólo cuando haya finiquitado las otras Desde el punto de vista de un país, lograr el
(Lizano y C harpentier, 1986). Esto sería se­ ajuste ante un desequilibrio externo es un bien
mejante a tratar de resolver un modelo de ecua­ público que supuestam ente beneficia a todos sus
ciones simultáneas con parám etros variables (y a agentes económicos. Luego, ¿por qué éstos no
veces no claram ente convergentes), justo en un cooperan y se sacrifican todos para conseguirlo?;
período en el cual el país está urgido por la recep­ ¿cómo distribuir equitativamente los costos del
ción de créditos externos. ajuste?; ¿cuál es, desde este ángulo, el paquete
La siguiente línea de argumentación sugiere más adecuado de política económica? Semejante
la lógica para el establecimiento de la c o n d ic io n a U - conjunto de preguntas es pertinente para el caso
d a d c r u z a d a . La d o b l e c o n d i c i o n a l i d a d del f m i - de la estrategia de ajuste con crecimiento; en
Banco Mundial constituye, supuestamente, un éste, podría aducirse que quienes se sacrifican
m arco de políticas coherentes, consistentes y hoy, se beneficiarán m añana con el mayor creci­
complementarias; por lo tanto, para el éxito del miento. Sin embargo, este razonamiento suscita
ajuste con crecimiento se requiere la aplicación num erosos interrogantes: ¿qué garantiza que
de dicho program a como un todo. A fin de ga­ quienes efectúen el mayor sacrificio relativo en el
rantizar que ello se lleve efectivamente a cabo, presente serán de veras compensados? ¿Será esa
resulta aconsejable disponer de un mecanismo compensación mayor para quienes se han sacrifi­
como la c o n d i c i o n a l i d a d c r u z a d a . Desde el punto cado más? ¿Cómo se compara el sacrificio de
de vista de los países, la existencia de esta última bienestar presente con el potencial beneficio fu­
afectaría profundam ente la estabilidad sociopo- turo? ¿Qué compensación debieran recibir quie­
82 R E V IS T A DE L A C E P A L N " 37 / A b r il d e 1 9 8 9

nes han quedado cesantes durante largo tiempo banca comercial se concentre en gran medida en
para facilitar el ajuste presente, por los costos el financiamiento (crédito de corto plazo) de las
económicos, psicológicos y sociales en que han operaciones de comercio exterior. Cabe suponer
debido incurrir? asimismo que los recursos provenientes de la in­
versión extranjera y de la eventual ayuda de los
6. E l f i n a n c i a m i e n t o d e l a e s tr a te g ia gobiernos de los países industrializados serán de
Sin lugar a dudas, el problema básico de una reducido volumen frente a las necesidades de la
estrategia de ajuste con crecimiento es que exige estrategia en cuestión.
un mayor volumen de recursos y por un período Quedarían, pues, dos alternativas. La prim e­
más prolongado. Esto se debe a que, en el caso de ra reside en el incremento en el monto de recur­
las economías latinoamericanas, requiere la in­ sos crediticios del f m i y del Banco Mundial, lo
troducción de profundos cambios. El objetivo que podría lograrse a través, entre otros mecanis­
central, expandir la oferta agregada (fundam en­ mos, de un mayor aporte de los gobiernos que
talmente de bienes transables) en el mediano y son miembros de esas instituciones, una mejor
largo plazo, supone la movilización de un volu­ utilización de los derechos especiales de giro
men de recursos superior al de los program as de ( d e g ) por parte del Fondo, o un incremento del
ajuste tradicionales de corto plazo del f m i , orien­ monto proporcional de créditos del Banco en
tados a reducir la dem anda agregada (Sengupta, relación a sus activos (sobre este tema ver s k l a ,
1987). Por otra parte, los recursos financieros 1986 y el informe 1987 del Grupo de los 24). Si se
externos son esenciales en los años iniciales de aplicara esta fórmula, ambos organismos inter­
aplicación de la estrategia de ajuste con creci­ nacionales asumirían en el futuro mediato un rol
miento, a fin de evitar una disminución adicional predom inante para los países latinoamericanos;
en el consumo por habitante. Es difícil llevar de allí la importancia de la discusión abierta y
adelante un paquete de reformas estructurales amplia sobre la doble condicionalidad. La segun­
en un contexto en que se plantea el deterioro de da alternativa consistiría en una sustancial dismi­
un nivel de consumo que ya se encuentra depri­ nución del flujo negativo de recursos financieros
mido. En un régimen democrático, ello carece de de América Latina. En otras palabras, es prácti­
viabilidad política. camente imposible conciliar, de un lado, la apli­
Dada la situación económica internacional cación de una estrategia de ajuste con crecimien­
im perante y debido a los problemas menciona­ to y, del otro, el pago del servicio de la deuda
dos, los países latinoamericanos enfrentan pers­ externa, en presencia de un suministro declinan­
pectivas muy desfavorables. Un escenario posi­ te (y racionado) de crédito externo. Por ello, de­
ble es que la banca internacional no proporcione biera inducirse una reducción im portante en el
montos significativos de nuevos créditos en el flujo de recursos destinado por los países latino­
m ediano plazo. Es probable, en efecto, que la americanos al servicio de la deuda externa.

III
Algunas proposiciones finales

Este trabajo ha estado orientado a examinar al­ el análisis debiera abocarse con mayor profundi­
gunos aspectos generales pero cruciales de los dad a los principios básicos y a los componentes
problemas vinculados a la condicionalidad del de una condicionalidad que tenga en cuenta los
FMI y del Banco Mundial y su probable —y tal vez intereses de los países latinoamericanos.
hasta inm inente— aplicación en la región. En Los economistas dei m undo industrializado
una fase inicial, sólo es posible form ular algunas han cumplido un papel determ inante en la defi­
sugerencias tentativas acerca de la dirección que nición de las reglas del juego y en el tipo de
debiera seguir el análisis. En una etapa posterior. condicionalidad propiciados por ambos organis­
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mos; supuestam ente, las visiones e intereses crea­ reducción del desequilibrio de balanza de pagos
dos de dichos países inciden de manera im por­ debiera quedar supeditada a la obtención de una
tante en el resultado final. Sin embargo, el fmi y tasa siquiera mínima de crecimiento que sea com­
el Banco Mundial no han sido instituciones rígi­ patible con la disponibilidad de recursos del país
das e inmutables en el transcurso del tiempo’. y el avance hacia objetivos sociales redistributi­
Además, según señala Keynes, no hay que subes­ vos. Los procesos de ajuste y reformas estructu­
tim ar el poder de las ideas en relación al de los rales implican altos costos para los pobres; la­
intereses creados. Los economistas latinoameri­ mentablemente, otro tanto sucede con el “no
canos debieran concentrarse entonces en la ela­ ajuste”. El problema de fondo estriba en cómo
boración de propuestas de reform a a las condi- redistribuir equitativamente los sacrificios en­
cionalidades vigentes y eventuales de los organis­ vueltos en el ajuste.
mos multilaterales, que sean más aceptables y Los nuevos créditos del fmi y del Banco
más favorables para los intereses de la región. Mundial no debieran ser utilizados para repagar
Los artículos recientes de Edm ar Bacha (1983, la deuda externa, por cuanto en tal evento no
1985, 1986, 1987) dan una pauta del tipo de estarían siendo usados para financiar la estrate­
investigación que es preciso impulsar en la re­ gia de ajuste con crecimiento. Además, es acon­
gión. sejable que durante un cierto período ambas ins­
El siguiente sería un breve listado de propo­ tituciones aplacen el pago de amortizaciones y el
siciones: servicio de sus créditos, mientras los países intro­
1. La transferencia de recursos de América ducen los cambios requeridos por los ajustes y
Latina al exterior por un monti) equivalente al reformas estructurales.
4 % del producto geográfico bruto (i’Gb) es del
Por otra parte, si en un país determ inado van
todo incompatible con la estrategia de ajuste con a operar en forma simultánea, el Fondo y el
crecimiento. Los países de la región no pueden Banco Mundial, resulta lógico que las condicio­
seguir m anteniendo un flujo negativo de recur­ nalidades propiciadas por estas instituciones
sos de esa m agnitud. Esto implica que la solución sean coherentes y consistentes entre sí. De otro
definitiva del problema de la deuda externa lati­ lado, el país anfitrión ha de poder opinar e in­
noamericana, el cual a estas alturas reviste en fluir en el tipo de doble condicionalidad que le
esencia un carácter político y no económico, es será aplicada. Sea como fuere, debiera quedar
impostergable. Sin embargo, según lo observa explícitamente estipulado, en cada uno de los
Dornbusch, hoy, a diferencia de lo sucedido en convenios, que no existe ni rige una condicionali­
las décadas de 1920 y 1930, se insiste en conside­ dad cruzada.
rarlo como un problem a fundam entalm ente 3. Los principios básicos para orientar la con­
económico^. Ya es hora de aplicar algunas de las dicionalidad del FMI serían los siguientes^^:
diversas soluciones que han sido sugeridas‘\ a) Condicionalidad invertida. El programa
2. Las condicionalidades propiciadas por los de ajuste debiera ser preparado por el país afec­
organismos internacionales tienen que ser revi­ tado, tomando en cuenta la restricción externa
sadas y readecuadas, de manera de no im poner a existente. De esta manera los programas homo­
los países costos excesivos por el ajuste ni solucio­ géneos y uniformes del f m i serían sustituidos por
nes técnico-ideológicas incompatibles con las programas de ajuste “hechos en casa” y “a la
preferencias mayoritarias de sus ciudadanos. medida”. Es probable que esta propuesta resulte
Para que un program a del fmi o del Banco más significativa para los países chicos que para
Mundial sea aceptable y viable, la meta de la los grandes, ya que estos últimos poseen mayor
poder de negociación.
Veamos ahora esta condicionalidad desde el
^(iuitián (1981) y De V rics (1986) exam inan la evolución punto de vista operativo. Un país presenta al f m i
y los cam bios ex p erim en tad o s p or el i-m i . Annis (1986) y su program a de ajuste y la respectiva solicitud de
Feinberg ei ai. (1986), p o r su parte, hacen otro tanto respecta
del Banco M undial.
^Citado en M iller (1986), p. 84.
■’Sobre este tem a, ver Ffrench-D avis y Feinberg (1986); ' “^Véase G ru p o de los 24 (1987); Bacha (198.5) y (1987);
M assad (1986); de Carm oy (1987). SKLA (1986).
84 R E V IS T A D E L A C E P A L N " 37 / A h r il d e 1 9 8 9

crédito. Los técnicos del Fondo revisan la consis­ medidas en m oneda extranjera (aquellas vincula­
tencia y la viabilidad del program a. Si se suscita­ das a la balanza de pagos y a las reservas interna­
ren serias discrepancias en torno a su factibili­ cionales) y las variables internas, medidas en mo­
dad, el D irector Ejecutivo sería el llamado a neda local (déficit fiscal, crédito interno, infla­
zanjarlas. El resultado final consistiría probable­ ción). La condicionalidad prioritaria para el fmi
m ente en una solución de compromiso entre el sería aquélla correspondiente a las variables ex­
program a de ajuste planteado por el país y las presadas en moneda extranjera; luego, se debie­
observaciones sugeridas por los técnicos del fmi. ra relajar las metas internas cuando se han cum ­
Pero lo determ inante en este proceso es el punto plido las externas (Bacha, 1985).
de partida de la negociación, dado que por lo Spraos ( 1986) plantea una opción más extre­
común el resultado final depende de las condi­ ma. La condicionalidad del fmi debiera estar cen­
ciones iniciales de discusión. trada en un solo objetivo, la balanza de pagos,
b) Condicionalidad que tome en cuenta va­ utilizando entonces, únicam ente, indicadores
riables del sector real de la economía. Para poner C 'ía r g e ts '\ en este caso), vinculados en forma di­

una cota máxima al costo interno de ajuste, po­ recta a las cuentas externas. Bacha ( 1987) estima,
dría estipularse que cuando se sobrepasen deter­ desde un punto de vista pragmático, que es más
minados niveles de caída del producto o de incre­ factible lograr una modificación de la condicio­
m ento en la tasa de desocupación, el país dispon­ nalidad del FMI en la dirección señalada previa­
drá de incrementos adicionales de crédito exter­ m ente de una condicionalidad a dos niveles, que
no. El program a suscrito por México en 1985 tratar de eliminar una parte im portante de la
consultó una cláusula de este tipo. condicionalidad vigente. Desde el punto de vista
Para tal efecto, Bacha (1987) sugiere que los de los países, la condicionalidad a dos niveles
ejercicios financieros-presupuestarios realizados cumpliría en lo sustantivo una función muy simi­
tradicionalm ente por el Fondo sean complemen­ lar a la de aquella centrada exclusivamente en el
tados con ejercicios de tasas factibles de creci­ objetivo de balanza de pagos*^.
miento económico del país, de los cuales se derive d) Coherencia entre el nivel de las variables
como residuo el volumen de recursos financieros externas y la meta mínima de crecimiento econó­
necesarios para sustentar un determ inado ritmo mico estipulada. Dicho nivel ha de considerar: i)
de expansión del producto. Una expansión adecuada del crédito interno
La identificación de esa tasa mínima (consis­ (probablemente con una cota inferior y otra su-
tente con el ajuste), susceptible de ser utilizada
como punto de referencia para el conjunto de
países, puede generar algunas dificultades. La ' '■'Spraos (1986) plantea un problema adicional respecto
de los indicadores (iargets) incluidos en la condicionalidad y
cifra cero siempre tiene gran atractivo, toda vez que constituyen los parámetros de referencia para determi­
que podría aducirse que un crecimiento nulo del nar el cumplimiento (o incumplimiento) del programa de
ingreso por habitante evita el deterioro de los ajuste convenido. ¿Deben ellos estar vinculados a los objetivos
niveles actuales, lo que no es poco decir. Pero esto o a los imtrumentos de política? El fmi utiliza como criterio el
representaría la aplicación de un criterio más nivel de los instrumentos. De esta forma, supuestamente, se
puede discriminar cuando el incumplimiento de un progra­
estricto a aquellos países que exhiben una tasa ma de ajuste es causado por factores endógenos o exógenos;
más alta, lo que constituye un contrasentido**. un país sólo sería responsable cuando no cumple con los
c) Condicionalidad a dos niveles. En este caso objetivos de aquello que está bajo su control (Kenen, 1987).
Pero, ¿cómo discriminar aquellos casos en que los gobiernos
se sugiere distinguir entre las variables externas, no detentan un control total de los instrumentos? Spraos
señala además algunas de las dificultades que envuelve el uso
de instrumentos en calidad de target^: i) Tiene que haber una
’ 'Probablemente, la aplicación de la “regla de dos”, Í.e. relación estable y muy bien definida entre el instrumento de
dividir por dos el valor promedio de la tasa de crecimiento política y el objetivo para el cual éste se usa. ii) No siempre hay
económico del país de tos últimos cinco años, configure un una operacionalización del instrumento que señale que ella es
criterio menos discriminatorio. Esta “regla de dos" tendría un la mejor; esto se ilustra con los distintos M¡ utilizados para
precedente en los ejercicios financieros del Fondo, que la vincular al concepto de dinero, iii) El instrumento selecciona­
utilizarían con el objeto de determinar el nivel del déficit do tiene que ser el único que puede alterar el valor de la
fiscal que deben alcanzar los países (latinoamericanos) para variable objetivo en la dirección deseada. Obviamente, es
llevar adelante un programa de ajuste (Bacha, 1987), difícil que todo esto se cumpla en el mundo real.
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perior), de m anera de m antener una liquidez grupos vulnerables. En este sentido se sugiere
suficiente para sustentar el nivel deseado de cre­ que durante el proceso de ajuste se someta a
cimiento. ii) Un déficit fiscal que asegure los nive­ constante escrutinio la trayectoria no sólo de la
les de inversión pública y de gasto social indis­ balanza de pagos y de la inflación, sino también el
pensables para lograr los objetivos de crecimien­ estado nutricional y el grado de atención de las
to económico y de alivio a la pobreza y redistribu­ necesidades básicas de los grupos más vulnera­
ción del bienestar. bles y de menores ingresos. La experiencia del
e) Ampliación del servicio de financiamientoReino Unido durante la segunda guerra mundial
compensatorio (cfi-, sigla en inglés), para cubrir m uestra que es factible compatibiíizar, incluso en
un porcentaje mayor de la caída de las exporta­ momentos en extrem o apremiantes, la preocu­
ciones y considerar posibles variaciones en la tasa pación nutricional y el avance de un program a de
de interés internacional. La incidencia de las ajuste.
fluctuaciones de esta variable ha adquirido gran b) Mantención, dentro de lo posible, del peso
im portancia para los países latinoamericanos relativo que tuvieron hasta el pasado reciente sus
deudores. Probablemente, sería más lógico que créditos a proyectos de inversión específicos.
el acceso al program a c:ff estuviera relacionado Dentro de éstos, parece aconsejable privilegiar
no con la cuota que cada país aporta al Fondo, los más generadores de empleo; por ejemplo,
sino con la m agnitud generada por el desajuste créditos a empresas medianas y pequeñas, a siste­
externo (asociada a la caída de las exportaciones mas de construcción de viviendas económicas
o al increm ento de la tasa de interés) (con límite superior de m^) que hagan uso inten­
4. El Banco debiera considerar los siguientessivo de mano de obra, etcétera.
criterios en el diseño de su condicionalidad*'*. c) En relación a los créditos de ajuste estruc­
a) Retorno a lo que constituyó su objetivotural, el Banco debiera concentrarse en los de
prim ordial en los años sesenta y setenta, es decir, tipo sectorial. Desde un punto de vista político,
erradicación de la pobreza y crecimiento redistri­ los préstamos para ajustes estructurales ( s a l ) in­
butivo. En cuanto a los programas de ajuste, la volucran un volumen de recursos pequeño en
condicionalidad debiera considerar específica­ relación a los costos asociados a las reformas in­
mente: i) estrategias alternativas que minimicen cluidas en su condicionalidad. Por otra parte,
los costos sociales; ü) mecanismos de compensa­ algunos créditos orientados a ajustes sectoriales
ción que atenúen el impacto sobre los grupos más no requieren la aplicación (o la consistencia) de
pobres; iii) mecanismos que distribuyan de ma­ un program a macroeconómico con el f m i ; es el
nera equitativa los sacrificios del ajuste, y iv) es­ caso de los que se proponen m ejorar el estado
pecificación del impacto distributivo de las dis­ nutricional o el capital hum ano, fortalecer la po­
tintas alternativas. lítica energética o increm entar la infraestructura
Lo anterior es algo que no está resuelto ni de un país.
teórica ni em píricamente. Por ello ha de consti­ d) Apoyo a una estrategia de promoción de
tuirse en un objetivo prioritario dentro del pro­ exportaciones, acerca de la cual existe elevado
grama de investigaciones del Banco Mundial. El consenso. En el m undo interdependiente mo­
enfoque del u n i c f f de “ajuste con rostro hum a­ derno, el sector externo juega un rol crucial para
no” (Gomia, Jolly y Stewart, 1987) destaca la los países pequeños y medianos (categorías que
urgencia de proteger la mantención de los nive­ incluyen a todos los latinoamericanos). Para esti­
les mínimos de nutrición de los niños y el grado m ular las ventas externas, se sugiere, entre otras
de satisfacción de las necesidades básicas de otros medidas: i) La mantención de una regla cambia­
ria estable, en virtud de la cual la moneda local
esté en forma perm anente (por un período razo­
' ''Otras proposiciones del í ir upo de los 24 ( 1987) son: i) nablemente largo, i.e., 10 a 15 años) un tanto
K1 FMI no debiera usar metas cuantitativas fijas, sino que subvaluada, ii) La abolición de todas las trabas a
rangos de metas para las variables cruciales, ¡i) Los programas la importación de los insumos utilizados en las
CFF debieran sustituir definitivamente a los préstamos contin­
gentes. exportaciones. Parece conveniente utilizar, adi­
' “‘Véase Helleiner (1986); Feinberg et al. (1986); Fein­ cionalmente, un mecanismo directo de subsidio a
berg y Bacha (1987), las exportaciones (marginales y/o nuevas) por un
86 R E V IS T A D E L A C E P A L N “ 37 / A b r il d e J 9 8 9

período inicial no inferior a los cinco años, apoyo por sus externalidades y economías de escala no
que iría luego declinando hasta su eliminación, atraen en un principio al sector privado, sin
mecanismojustificable con argum entos análogos perjuicio de que se las pueda transferir a/íoí/mo-
al de la protección para la industria naciente. Sin ri; promover políticas comerciales activas, me­
lugar a dudas, este tipo de medidas, orientado diante convenios bilaterales o multilaterales y a
específicamente al sector exportador, es preferi­ través de embajadas que proporcionan la infor­
ble a la liberalizadón irrestricta e indiscriminada mación pertinente, etcétera.
de las importaciones. Para tener éxito en el m undo internacional
Es obvio que el sector privado responde posi­ competitivo actual no se puede excluir a nadie; es
tivamente ante los incentivos económicos apro­ preciso, por el contrario, que todos los agentes
piados; en consecuencia, si se aplican los criterios económicos de un país empujen el carro de la
señalados, puede transform arse en un agente economía en la misma dirección. La moraleja, un
vital para la expansión de las exportaciones lati­ tanto obvia, es que los países latinoamericanos
noamericanas. De otro lado, si bien al sector pri­ tienen necesariamente que instaurar y operar
vado y al mecanismo de mercado les corresponde una economía mixta, en la que tanto el sector
un rol indispensable, la acción del gobierno sigue privado como el Estado desem peñen papeles im­
siendo imprescindible en una serie de aspectos. portantes. Los sistemas polares con valores 0 y 1
Le compete, en efecto, establecer el contexto glo­ para los roles económicos del sector privado y
bal propicio; proporcionar la infraestructura bá­ público —al m argen de a quién se le asigna el 0 y
sica e incentivar la formación de capital hum ano el 1— están condenados al fracaso. Ahora bien,
adecuado para el desarrollo; incentivar y en al­ cada país tiene que definir por sí mismo cuál es la
gunos casos iniciar cierto tipo de actividades que combinación óptima.

B ib lio g r a fía

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I
R E V I S T A D E L A C E P A L N** 3 7
Potencialidades
y limitaciones
Opciones para de la integración
la integración y la cooperación
regional 1. P ro p ó sito s y d ile m a s

Históricamente, los procesos subregionales de


integración en América Latina y el Caribe han
Eduardo Gana* nacido como respuesta a los problemas del es-
trangulam iento externo y a la necesidad de gene­
Augusto Bermudez rar las bases para un desarrollo sostenido y efi­
ciente. En los casi tres decenios que llevan estas
En el presente artículo se analiza una de las categorías iniciativas, se ha producido un notable cambio en
fundamentales del pensamiento cepalino: la integra­ las estructuras económicas, políticas y sociales de
ción económica de América Latina y el Caribe. Se los países de la región, pero muchos de los dile­
plantea en él un enfoque distinto de la integración mas que les dieron origen permanecen, e incluso
latinoamericana, que recoge las experiencias del pasa­
do, así como la realidad que prevalece en la región y
se han agravado.
fuera de ella. Conforme a esta visión se requiere que la En efecto, en la estructura de las exportacio­
integración se convierta en un proyecto político de los nes latinoamericanas continúan teniendo un alto
latinoamericanos. Esto exige incorporar en su queha­ peso los productos básicos —cerca del 80% del
cer al mayor número de actores sociales, muy especial­ total—, cuyos precios, en relación con los pro­
mente a la comunidad política democrática, ya que así
se fortalece la posibilidad de llevar a cabo sus postula­ ductos manufacturados, se deterioran perm a­
dos. De esta manera, la integración pasaría a formar nentem ente en los mercados internacionales. Se
parte de las aspiraciones y movimientos políticos na­ hace así cada vez más difícil im portar los bienes
cionales. que la región precisa para su desarrollo y, al
Con esta concepción se procura superar dos esco­ mismo tiempo, m antener un equilibrio comercial
llos,de singular trascendencia, que han afectado a la
integración en las tres décadas anteriores, los cuales basado en cantidades crecientes de exportacio­
son, de un lado, un enfoque comerdalista del proceso nes de productos básicos, dado que el incremen­
y de otro, la contradicción entre las cambiantes políti­ to de la oferta de éstos origina nuevas disminu­
cas nacionales y las que demanda una América Latina ciones en sus precios relativos.
integrada. El propósito central es crear interdepen­ En los últimos años, esta situación estructural
dencias reales y permanentes entre los países de la
región. De alcanzarse tal meta, el intercambio comer­ —que ha sido el sino de la región— se ha agudiza­
cial pasaría a ser un síntoma de que esas interdepen­ do y no hay signos que indiquen una reversión.
dencias existen y se consolidan, muy lejos de la imagen Pese a la larga polémica sobre la validez del fenó­
de esfuerzos titubeantes e inestables que sucumben meno del deterioro de la relación de intercambio
fácilmente a los embates de las crisis originadas en el de los productos básicos en relación con las ma­
sector externo.
Se abordan en el artículo tres materias —distribui­ nufacturas, hoy son muy pocos los que siguen
das en los correspondientes capítulos— bastante rela­ sosteniendo que es indiferente para el desarrollo
cionadas entre sí, a saber, las potencialidades y limita­ de un país ser exportador de una u otra catego­
ciones de la integración y la cooperación; algunas ini­ ría de productos *. La exportación de m anufactu­
ciativas recientes; y propuestas sobre políticas, estrate­ ras ha pasado a ser un objetivo explícito de la
gias y acciones.
gran mayoría de las estrategias del comercio ex­
terior de los países en desarrollo.

'La verificación del persistente deterioro de la relación


* l'u n c io n a r io d e la D iv is ió n d e C o m e r c io E x t e r io r y D e s a ­
de intercambio lleva a aceptar la necesidad de impulsar la
r r o llo d e la CKi>Ai..
**A ,sesor R e g itm a l d e t:c i’Ai..
producción y exportación de manufacturas y las políticas que
las favorezcan, como los aranceles diferenciados, que prote­
gen más a los productos finales que a sus insumos.
90 R E V IS T A D E LA C E P A L N " 37 / A b r il d e 1 9 8 9

Al mismo tiempo, en el m undo está forján­ tiende a ser superado por instalaciones más ver­
dose un proceso de reestructuración de la divi­ sátiles y reducidas. Una excepción a esta tenden­
sión internacional del trabajo. Ello es el resultado cia sigue siendo la industria automotriz.
de la incorporación de la microelectrónica y la Lo anterior no significa que todos los países,
automatización a los procesos productivos, y de aun en las condiciones actuales, puedan acceder
los revolucionarios descubrimientos en materia a la creación de industrias como siderurgia, pe­
de ingeniería genética y otras técnicas similares. troquímica, aluminio, algunos bienes de capital
Estas verdaderas mutaciones en las formas de de largas series de producción, o electrónica
producción deberían orientar las transformacio­ avanzada. La principal limitante se encuentra en
nes en los sistemas productivos de los países lati­ la capacidad tecnológica y productiva del conjun­
noamericanos y del Caribe. Cabe agregar que los to de la economía para potenciar a las empresas
cambios tecnológicos están contribuyendo a des­ productoras y darles la infraestructura de apoyo
valorizar los precios de las materias primas de necesaria. En general, en los países de la región
exportación de la región, a generar productos no existe una infraestructura que sea capaz de
sustitutivos de m enor valor, y a disminuir el con­ sustentar un desarrollo autónomo. La carencia
tenido físico de insumos en los productos finales, central se encuentra en el sistema científico y
m ediante la “miniaturización” de la mayoría de tecnológico, así como en su potencialidad para
sus componentes mecánicos y, en particular, de colaborar en la modernización y transformación
los electrónicos. perm anente del aparato productivo, mediante
La heterogeneidad de los países latinoameri­ el empleo de tecnologías que incorporan más
canos y del Caribe, sumada a su diferente grado valor intelectual, en contraposición a mano de
de industrialización, hace que las estrategias para obra no calificada.
adaptarse a estas nuevas condiciones sean tam ­ La transform ación desde una especialización
bién distintas. En ciertos casos bastará con reem ­ internacional basada en actividades de uso inten­
prender el camino del desarrollo del sistema pro­ sivo de mano de obra a otra de mayor contenido
ductivo. En otros, en cambio, será preciso aplicar tecnológico, no es simple ni automática. El incre­
rectificaciones más profundas. mento de los recursos aplicados al desarrollo
científico y tecnológico y a la innovación, debe ir
acompañado de un poderoso sistema de capaci­
2. E l p a p e l q u e p u e d e d e s e m p e ñ a r la in te g r a c ió n tación y formación de personal altamente espe­
e c o n ó m ic a cializado.
Tradición al mente, la mayor parte de los pro­
En los inicios de los procesos de integración, fue cesos tecnológicos más ahorradores de mano de
relativamente simple identificar cuál era su pa­ obra, así como los equipos automatizados que
pel. Los países recién comenzaban el desarrollo cumplen una función similar, han sido im porta­
sistemático del aparato industrial y, en conse­ dos desde los países industrializados. Esto provo­
cuencia, casi nadie ponía en duda la necesidad de ca una im portante brecha ocupacional y de ba­
industrializarse. El tamaño de los mercados in­ lanza de pagos, dado el alto costo de esas tecnolo­
ternos definía el tipo de actividades productivas gías y equipos, y sus efectos desplazadores de
que se podían im plantar de manera autónom a y mano de obra. Un mercado ampliado, resultante
aquellas que, por sus economías de escala, exce­ de un proceso de integración efectivo, puede
dían la potencialidad del espacio nacional. ayudar a crear las condiciones para un desarrollo
En la actualidad, el tamaño de las plantas tecnológico y productivo más acorde con una
productoras continúa desem peñando un papel participación activa en la economía internacio­
decisivo para lograr costos competitivos en deter­ nal. Puede perm itir, además, desenvolvimientos
minadas ramas de la economía; sin embargo, el conjuntos que precisan de grandes espacios eco­
“gigantismo”*^ que im peró hasta los años setenta nómicos de sustentación. Es claro que la integra-

^Por ejemplo, altos hornos en la industria siderúrgica de dares de enormes escalas de producción, barcos supertan-
capacidad unitaria de 3 a 4 millones de toneladas de arrabio ques de más de 300 000 toneladas para el transporte de
por año, equipos "transfer” de mecanizado de piezas están­ combustibles y productos a granel, etc.
O P C IO N E S P A R A L A I N T E G R A C IO N R E G IO N A L / £ G ana y /l, H erm ùdei 91

ción no garantiza éxito en un proyecto de esta o mediante agrupaciones subregionales para co­
naturaleza, pero sí hace factible para la gran laborar en proyectos específicos de interés com­
mayoría de las naciones una tarea que, de em­ partido.
prenderse aisladamente, resulta casi imposible.
En el complejo marco de profundas mutacio­ 3, L a f u n c i ó n in te r n a c io n a l de la u n id a d
nes en la economía internacional —derivadas so­ r e g io n a l
bre todo del progreso científico y tecnológico y A las funciones de la integración para hacer posi­
de la internacionalización de los procesos pro­ ble el desarrollo de un sistema productivo efi­
ductivos— la noción de mercado ampliado difie­ ciente y dinámico, se suman con igual vigor las
re del concepto tradicional. En efecto, éste se que apuntan a lograr una participación menos
entendía preferentem ente como el resultado de vulnerable y dependiente en la economía inter­
mecanismos de liberación arancelaria y de la eli­ nacional. La crisis internacional desatada en los
minación de las restricciones no arancelarias, en últimos años ha puesto de relieve, una vez más,
un plano multilateral. Un enfoque de esa natura­ que en las relaciones internacionales se ha acen­
leza es insuficiente frente a las realidades expues­ tuado el uso de la presión y la fuerza como nor­
tas. El mercado ampliado se concibe como un mas de convivencia. El proteccionismo de los
medio para producir un sólido entrelazamiento países desarrollados, ejercido por los principales
entre las economías y sus operadores —sean és­ copartícipes comerciales de la región, hace indis­
tos públicos o privados— , en el cual el elemento pensable crear un poder de negociación que ayu­
central está dado por la capacidad de concerta- de a neutralizar los perniciosos efectos que esas
d ó n entre gobiernos para impulsar diversos es­ acciones podrían generar en los principales ru­
quemas de producción e iniciativas de inversión bros de exportación.
compartidas. Ello incluye mecanismos de desgra- Así como la unidad es un requisito para el
vación arancelaria y la eliminación de otras res­ desarrollo de una estrategia de modernización y
tricciones al comercio, pero el aspecto medular se dinamización del sistema productivo, es igual­
encuentra en la creación de una sólida y estable mente condición necesaria para organizar y ejer­
interdependencia. cer una capacidad de negociación en el plano
Frente a esta tarea, la cooperación regional internacional que tenga credibilidad y eficacia.
debe constituirse en otro factor esencial. Lo ex­ Esto supone que la industrialización, el desarro­
puesto sobre desarrollo científico y tecnológico llo agrícola y, en general, el del sistema producti­
supone modalidades de acción coordinada que, vo —incluso los servicios concomitantes—, se
partiendo de las diferentes capacidades existen­ apoyen prioritariam ente en el mercado regional
tes, las potencie y abra paso a un proceso de o subregional, según sea el caso. No es ésta una
generación y difusión de tecnologías apropiadas. selección dogmática. En las actuales circunstan­
Asimismo, debe perm itir la adquisición de deter­ cias de la economía internacional, ella correspon­
minadas tecnologías que, casi siempre, se comer­ de al convencimiento de que para la región es
cian a partir de ofertas monopólicas, y donde la más viable aprovechar las potencialidades de los
capacidad agregada de negociación puede ser mercados internos conjuntos, como una forma
determ inante para su obtención y la fijación de de aum entar la autonomía nacional y regional. O
precios adecuados. lo que es lo mismo, acrecentar los grados de
libertad para elegir una estrategia de desarrollo
En síntesis, la evolución económica y produc­ que perm ita alcanzar un mayor dominio sobre
tiva de los últimos años exige concepciones de los recursos y las estructuras productivas y cam­
integración y cooperación diferentes a las tradi­ biar cualitativamente el modo de su inserción en
cionales. En ellas, algunos instrumentos, espe­ la economía mundial.
cialmente los de carácter arancelario, pierden
importancia relativa y se deberá impulsar la bús­
4. L o s o b stá c u lo s a la in te g r a c ió n
queda de una interdependencia económica más
estable y global. Del mismo modo, la heteroge­ En los esquemas de integración latinoamericanos
neidad prevaleciente en la región obliga a in­ —Asociación Latinoamericana de Integración
tentar avances en diversos campos y mecanismos, ( a l a d i ) . M ercado C om ún C entroam ericano
92 R E V IS T A D E L A C E P A L N “ 3 7 / A b ñ l de 1 9 8 9

(mcca) y G rupo Andino—, faltó una alineación niencia de que la integración sea más selectiva y la
de los países mayores en torno a una idea com­ de precisar con claridad los objetivos, a fin de
partida respecto a los objetivos comunes de largo elegir los instrum entos más aptos para la conse­
plazo y los instrum entos e instituciones más efica­ cución de sus metas.
ces para lograrlos. Aunque en la actualidad los aranceles de
En la alalc/ aladi, la Argentina, Brasil y Mé­ aduana siguen teniendo importancia en la crea­
xico han pasado por distintas etapas de valoriza­ ción o desviación de las corrientes de comercio
ción de la importancia de un proceso efectivo de internacional, también son importantes las res­
integración. Sólo recientem ente los Gobiernos tricciones no arancelarias, las paridades cambia­
de Argentina y Brasil han mostrado una motiva­ rías, los créditos y mecanismos de financiamien-
ción más profunda para la creación de una inter­ to, las compras del Estado, los acuerdos de inter­
dependencia económica real entre sus países, cambio compensado, las transferencias internas
con una orientación inicialmente bilateral. El condicionadas de las empresas transnacionales, y
G rupo Andino, liderado inicialmente por Chile y otros múltiples factores vinculados a la calidad de
Colombia, se vio perturbado por el retiro de Chi­ los productos, su transporte, modalidades de co­
le y por la pérdida de convicción sobre el verda­ mercialización, etc. Si el propósito de la integra­
dero papel del G rupo en la integración regional. ción es generar vínculos económicos estables
Cabe recordar que este esquema tuvo su origen entre los países miembros de un esquema, será
en la necesidad de dinamizar un proceso —la indispensable definir prim ero la naturaleza y
A i . A i . c — que comenzaba a languidecer notoria­ profundidad de los nexos que se quiere lograr, y
mente antes de los diez años de su creación. Fi­ acomodar luego los instrumentos a ese objetivo.
nalmente, el Mercado Común Centroamericano Por otro lado, cabe advertir una gran resis­
—que alcanzó un im portante desarrollo comer­ tencia de los gobiernos a avanzar en los mecanis­
cial, pero envueltí) en la actualidad en conflictos y mos de carácter multilateral. Ello se explica por
graves tensiones— , ha sufrido serios retrocesos y la dificultad para precisar objetivos de largo pla­
se desdibu jó el liderazgo que ejercieron los países zo, causada por la crisis económica, y la tendencia
más im portantes de esa subregión. —derivada del mismo factor— a no contraer
Por lo general, el respaldo político que los compromisos de cumplimiento complejo. En las
gobiernos han brindado a la integración, ha sido condiciones actuales, el dilema entre multilatera-
de carácter más bien declarativo. Ello explica que lismo y bilateralismo, es más teórico que real.
no se haya logrado hacer partícipes de esta inicia­ La gran mayoría de los gobiernos de la región
tiva a los operadores del sector público ni a las no está en situación de asumir los riesgos del
empresas del Estado. Por su parte, los em presa­ cumplimiento de obligaciones muy amplias y de
rios del sector privado se han involucrado en resultados inciertos. Esto no significa que no sea
form a limitada. Tam poco se han comprometido deseable que los esquemas de integración subre­
en estos procesos las sociedades civiles ni sus me­ gionales sigan buscando los elementos de nexo
dios de expresión, como son los partidos políti­ colectivo que pertenecen a la esencia misma de su
cos. Una buena parte de los diversos estamentos cometido^.
de la sociedad no han logrado percibir las ven­
tajas de la integración. Esto .se debe a que no se 5. L o s b e n e fic io s d e la in te g r a c ió n
avanzó suficientemente en aquellas materias que
más directam ente benefician a la población, ya El tema de los beneficios y costos de la integra­
sea en la libertad de desplazamiento y de acceso ción es, con certeza, uno de los más controverti­
al trabajo entre los países miembros de un mismo dos y difíciles de sustraer del terreno m eramente
esquema, o en otras formas de similar efecto, teórico o de las apreciaciones subjetivas. El incre­
como la educación y capacitación técnica, valida­ mento de las relaciones comerciales, que como se
ción de títulos, etc. vio fue im portante hasta el inicio de la crisis eco-
A parte la necesidad de liderazgo de los paí­
ses mayores en cada esquema subregional —y '^Para mayores antecedentes sobre este tema, véase, ce-
que es preciso hacer de estos procesos un proyec­ PAi,, M u ltü a iera lim o y bilateralismo en la aladi (ix:/r. 564), San­
to político nacional—, cabe destacar la conve­ tiago de Chile, 9 de febrero de 1987.
O P C IO N E S P A R A L A I N T E G R A C IO N R E G IO N A L ! E . G ana y /l. B ennüdez 93

nómica, no resultó homogéneo y algunos países transnadonalizadón e internacionalización de


tuvieron persistentes desequilibrios en su inter­ las relaciones mundiales. Frente a esto, el incre­
cambio con los demás copartícipes en un mismo mento de la capacidad de negociación y de con-
esquema de integración. Asimismo, el comercio certación de posiciones que otorga una mayor
am parado por preferencias arancelarias consti­ unidad económica y política, debe ser valorizado
tuyó una parte no muy im portante del intercam­ en su dimensión real. La teoría del comporta­
bio dentro de un esquema, salvo en el Mercado miento de las uniones aduaneras y de las zonas de
Com ún Centroam ericano, donde operaron con libre comercio se basa principalmente en la exis­
mayor eficacia las concesiones arancelarias. Esto tencia de mercados internacionales competitivos
significa que, en la mayoría de los casos, la desvia­ y abiertos, supuesto descalificado por la realidad
ción del comercio hacia los países copartícipes no que muestra, ahora más que nunca, que esas
tuvo un mayor costo para el im portador, al apli­ condiciones nunca operaron.
carse a las mercaderías los aranceles de aduana Por otra parte, sería largo enum erar las me­
normales para terceros países. En la a l a d i , se didas de cooperación que se hicieron factibles
estima que, en 1985, únicamente 53% del inter­ por la existencia de los esquemas de integración
cambio recíproco se efectuó bajo algún régimen subregionales. Iniciativas en el campo del apro­
de preferencias arancelarias, lo que equivale vecham iento conjunto de recursos naturales
aproxim adam ente a 4.6% del comercio total con compartidos, tales como las binacionales hidroe­
el m undo. léctricas, el Programa de Cooperación Energéti­
La discusión sobre los costos y beneficios de ca para países de Centroamérica y del Caribe
la integración debe ubicarse en el contexto de las suscrito en San José por México y Venezuela, los
diversas estrategias y de las restricciones institu­ Comités de Acción del Sistema Económico Lati­
cionales existentes. Así, en la medida en que los noamericano ( s e l a ), etc., difícilmente hubieran
países están dispuestos a soportar un nivel deter­ cristalizado de no haberse dado el conocimiento
minado de producción industrial o m anufactu­ y las vinculaciones que los esfuerzos de integra­
rera ineficiente, “se hace más claro que una ción han producido en la región ’.
unión aduanera entre países puede servir para Por lo general, los esquemas de integración
reducir el exceso de costo de la producción in­ subregionales han tendido a concentrarse princi­
dustrial entre los miembros a través de tres cana­ palmente en los aspectos del comercio recíproco
les; ventajas comparativas regionales o dentro de y su financiamiento. Algunos, sin embargo, in-
la unión; economías de e.scala en la producción; e cursionaron en otras esferas como la program a­
increm ento de la diversidad para los consumido­ ción de ramas de la producción, la interconexión
res”. “Si la sociedad intrínsecamente valora a la eléctrica, la facilitación de los transportes, la cul­
protección industrial, o si las relaciones de poder tura y, en m enor grado, en el desarrollo tecnoló­
existentes hacen a la protección un resultado ine­ gico, Queda así un amplio espacio para ampliar
vitable del proceso político, es de poca im portan­ las contribuciones de estos procesos al desarrollo
cia. Lo que realm ente importa es el hecho de que, de las respectivas subregiones y, en especial, para
si la protección industrial y la ineficiencia son m ejorar la presencia de éstas en la economía
inevitables, entonces una unión aduanera puede internacional.
muy bien reducir los costos de esta protección’”'. Por último, la integración tiene una dim en­
Cabe señalar que esta form a de considerar sión política que está estrechamente ligada a las
los beneficios y costos de la integración no in­ concepciones de gobierno y a sus proyectos polí­
cluye el factor fundam ental de imperfección de ticos específicos. El renacimiento de la democra­
los mercados internacionales de bienes y servi­ cia en la mayoría de los países puede encontrar,
cios a saber, los bloques económicos y políticos, el por la vía de la unidad, apoyos y enriquecimien­
com ercio crecientem ente ad m inistrado y la tos considerables.

^Rudiger Doriibush: “Lo.s testos y beneficios de la inte­ '’Para una descripción pormenorizada de las iniciativas
gración económica regional” artículo aparecido en la revista de cooperación, ver Integración y cooperación regionales en los
E s tu d io s , año iv, N‘’ 19, Córdoba (Argentina), julio- años ochenta, Serie Estudios e Informes de la ta-PAi., N” 8,
septiembre de 1981. Santiago de Chile, 1982,
94 R E V IS T A D E L A C E P A L N " 37 / A b r il d e 1 9 8 9

La conclusion que surge del análisis anterior los países. La integración es, por lo tanto, un
es que Ja integración es un proceso complejo, de medio para coadyuvar al logro de los objetivos de
dimensiones políticas, económicas y sociales, y la sociedad en el plano interno y para viabilizar
que debe ser funcional a las visiones y variantes una participación más equitativa y dinámica en la
de desarrollo integral de la sociedad que se den economía internacional.

II
Algunas iniciativas recientes

1. B r e v e rep a so de lo a co n te c id o que no es sólo un problema de servir o no la


deuda, sino que la crisis tiene rasgos más amplios.
En los inicios de los procesos de integración, la
Esto puso en evidencia las debilidades de los pro­
planificación nacional era un instrumento im­
cesos de industrialización y la necesidad de im­
portante de las políticas económicas de los países
pulsar un reacomodo general del aparato pro­
de la región. Mediante ella, una amplia mayoría
ductivo. Pal como se verá más adelante, es ésta
poseía orientaciones razonables acerca de los
una de las ideas centrales del Programa de inte­
objetivos y metas por alcanzar —global y secto­
gración y Cooperación Económica ( f i c e ) y de
rialmente“-, lo que hacía factible promover di­
varios de k)s Protocolos suscritos entre Argentina
versos trabajos conjuntos.
y Brasil.
Hacia la mitad de la década de 1970, la plani­
ficación perdió terreno en la conducción de las Asimismo, en las sociedades nacionales si­
políticas económicas. Mientras tanto, las tenden­ guen pesando los efectos negativos provocados
cias neoliberales fueron ganando espacio y, en por los recientes gobiernos autoritarios y los deri­
algunos casos, se aplicaron a niveles extremos. vados de los fuertes vínculos con los países desa­
Esta fase de transición en el manejo económico rrollados. No obstante, últimamente también se
aletargó los esfuerzos de integración, contri­ han producido importantes acontecimientos que
buyendo a su creciente debilitamiento. Una con­ pueden contribuir a hacer nuevamente viables
secuencia de tal estado de cosas fue la revisión y los esfuerzos de integración y cooperación. El
modificación de algunos de los convenios bási­ conflicto centroam ericano ha encontrado una
cos, tales como el Prim er Protoloco Modificato­ vía de superación mediante el Acuerdo de Esqui-
rio del Acuerdo de Cartagena (Arequipa, 1979) y pulas II y cuenta con el decidido respaldo de los
el nuevo Pratado de Montevideo de 1980. Estos Grupos de Contadora y de Apoyo. Existe una
reajustes conceptuales se fundam entaron en el renovada voluntad política regional que se ha
distanciamiento de las políticas nacionales res­ estado expresando sistemáticamente en el último
pecto a las de carácter multilateral que emanaban tiempo. Es ella la que hace aparecer como posible
de cada esquema de integración, la reconstrucción paulatina del proceso de inte­
A partir de 1982, al explotar el grave proble­ gración centroamericano; que el Grupo Andino
ma del endeudam iento externo, se presenta otra vuelva a tom ar un ritmo dinámico en sus activi­
condición adversa. Los países comienzan a ac­ dades; que la ai.adi se transform e gradualmente
tuar, preferentem ente, para atender situaciones en un auténtico foro regional de comercio y de
coyunturales y se ven enfrentados a las políticas los pagos en la región; y que el Sistema Económi­
de ajuste recomendadas por el Fondo Monetario co Latinoamericano (sei.a) logre articular y con­
Internacional (fmi), lo cual debilita aún más los solidar los múltiples esfuerzos que se han estado
esfuerzos de integración. Sin embargo esta crisis, desarrollando en su seno.
evidentem ente negativa, tiene efectos positivos En síntesis, al repasar lo acontecido en los
sobre las concepciones centrales de la integra­ procesos de integración se observa que existe una
ción. Una gran mayoría de países comprueban estrecha correlación entre lo ocurrido y el marco
O P C IO N E S P A R A L A I N T E G R A C IO N R E G IO N A L / E. G ana y >1. lie r m ú d e z 95

político im perante. Tam bién es posible compro­ a) R u e d a R e g io n a l de N e g o c ia c io n e s


bar que en la actualidad, quizás por prim era vez,
Luego de un largo período de deliberaciones
éste es más favorable a la unidad.
y análisis técnicos —que ocupó mucho más tiem­
2. L a s itu a c ió n a c tu a l po que el deseado—, la III Reunión del Consejo
de Ministros de la aladi adoptó, en marzo de
El predom inio de los procesos democráticos ha 1987, un marco normativo dentro del cual se
creado un entorno diferente, caracterizado por desarrolle el proceso. Este contiene a lo menos
la existencia de una nueva diplomacia regional, dos avances que es conveniente destacar. Uno es
con diálogo frecuente y directo a nivel ministerial la profundización de la Preferencia Arancelaria
y presidencial. Esto no significa que la integra­ Regional (par) y, el otro, de mayor significación,
ción y la cooperación hayan salvado todas las es el Programa de Recuperación y Expansión del
dificultades y que se constituirán en la panacea Comercio (Resolución 15 (iii)). Sin embargo, los
que perm ite superar la incierta situación econó­ acuerdos ministeriales manifiestan una gran de­
mica que, en mayor o m enor medida, afecta a bilidad, ya que analizan sólo tangencialmente el
todos los países. problema del financiamiento y de los pagos. Y es
El estado actual de los procesos de integra­ en esta área donde existe un evidente entraba­
ción y cooperación debe examinarse con espíritu miento que no perm ite construir un esquema de
crítico, em pezando por reconocer que está aún cooperación comercial dinámico, como el que
distante el m om ento en que pasen a influir deci­ exigen las circunstancias imperantes.
didam ente en los proyectos políticos nacionales, La PAR tiene importancia por ser el mecanis­
articulándose racional y armónicamente con las mo multilateral por excelencia de la Asociación.
orientaciones y políticas de cada uno de los Se han logrado reducciones arancelarias que len­
países. tam ente se acercan a niveles capaces de generar
Probablemente, el antagonismo de intereses comercio. En todo caso, es preciso que se acuer­
continúa siendo la dificultad mayor. Ceder parte den nuevas y sustantivas ampliaciones para lo­
de un mercado a un vecino, es para muchos grar tal meta. Sin embargo, el problema central
atentar contra la seguridad de su propio país. Por es la magnitud de las excepciones, las cuales, en la
ejemplo, im portan menos los déficit comerciales práctica, hacen que este instrum ento sea poco
con las naciones industrializadas o con el Sudeste operativo y desvirtúan su carácter multilateral.
Asiático, pero constituyen problemas políticos Un hecho novedoso dentro de la Asociación es
graves los déficit con la región, y mucho más con que la par rige sólo para los países que la pongan
un país que pertenece al mismo esquema de inte­ en vigencia. A fines de 1987, prácticamente la
gración. La superación de esta visión estrecha totalidad de los países habían cumplido con este
representa un desafío de especial importancia trámite.
para los gobiernos, los partidos políticos, los in­ El program a de recuperación y expansión
telectuales, los trabajadores, las entidades em­ del comercio es, sin duda, uno de los objetivos
presariales y los organism os internacionales más ambiciosos que se han impulsado en el m ar­
competentes. Es preciso com prender que la inte­ co de la ALAoi. La idea central es otorgar una
gración y cooperación no es solamente sumar el preferencia amplia —en promedio, de alrededor
mayor núm ero posible de operaciones de com­ de 60%—, que perm ita desviar hacia el mercado
praventa. Frente a una visión “fenicia”, es desea­ regional 30% de las importaciones que los países
ble anteponer una concepción basada en la inter­ realizan desde el resto del mundo.
dependencia real y perm anente entre países. No Las listas presentadas por los diez países
es una tarea fácil ni de corto plazo, pero resulta —Bolivia se excluyó voluntariamente— determ i­
impostergable em prenderla. nan un potencial de comercio intrarregional del
Eh este marco general, las iniciativas recien­ orden de los 12 000 millones de dólares. Si se
tes de mayor interés son la Rueda Regional de lograra materializar 50% de dicho potencial, el
Negociaciones, el Protocolo Modificatorio del c o m e rcio in tr a a i .adì a u m e n ta ría , de los
Acuerdo de Cartagena, algunos convenios bilate­ US$ 7 658 millones registrados como promedio
rales y el Acuerdo "Procedimiento para estable­ éntrelos años 1984-1985, a US$ 13 800 millones,
cer la paz firme y duradera en Centroam érica”. es decir, un crecimiento de 80%.
96 R E V IS T A D E L A C E P A L N " 37 / A b r il de 1 9 8 9

E1 esquema básico parece simple, pero a lo Las mayores novedades se presentan en rela­
largo del proceso de negociación, iniciado en ción al desarrollo agropecuario e industrial, a la
abril de 1987, se han detectado numerosas difi­ cooperación económica y social, a los aspectos
cultades cuya solución es aún incierta. Las actua­ institucionales y a la Decisión 24 sobre el régimen
les dificultades son, por cierto, subsanables, pero común a la inversión extranjera. La modificación
requieren un profundo cambio en la voluntad, de esta última constituye uno de los aspectos más
en el estilo y en las modalidades de negociación. cuestionados del Protocolo Modificatorio, dado
El entorno político regional y la resolución mi­ que siempre se asoció con la esencia misma del
nisterial señalada son un avance en esa dirección. Acuerdo. Queda sí abierta la posibilidad de que
No obstante, al parecer aún no se ha logrado que en el futuro se puedan reexaminar algunos de
prevalezca una mentalidad negociadora diferen­ esos principios básicos, los que en esencia inten­
te, orientada a buscar una nueva interdependen­ tan preservar los beneficios del proceso para los
cia regional, en lugar de simples transacciones países miembros.
comerciales que pueden tener duración efímera.
Toda iniciativa de reactivación del intercam­
bio con perspectivas de largo plazo, requiere me­ c) E l A c u e r d o a r g e n tin o -b r a s ile ñ o

canismos de pagos y financiamiento que pro­ El Programa de Integración y Cooperación


muevan y estimulen un comercio en expansión. Económica (pick) y el conjunto de protocolos que
En este sentido, llama la atención el escaso avance se han suscrito para su ejecución, proporcionan
que se ha logrado. El peso andino y el gaucho un renovado impulso a las relaciones bilaterales y
—del que aún no se conocen las normas que lo generan efectos que pueden contribuir a dinami-
regirán— son pasos importantes, pero insufi­ zar el proceso de unidad latinoamericana.
cientes para revertir la tendencia histórica a favo­ Durante 1987 se mantuvo el ritmo de concer-
recer el comercio con terceros países, en desme­ tación política que se inició a mediados del año
dro de la utilización de las potencialidades del anterior. Se suscribieron más de 20 Protocolos
mercado latinoamericano. que incursionan en áreas disímiles y complejas.
Abarcan los bienes de capital, la biotecnología, la
h) P ro to c o lo M o d ific a to r io d e l A c u e r d o energía nuclear, el transporte, los medios de pa­
de C a r ta g e n a gos —el “gaucho”— y variados aspectos cultura­
La crisis de la integración andina tiene su les. Por otra parte, es difícil m ostrar indicadores
origen principalm ente en el comercio intra- que perm itan evaluar el grado de interrelaciona-
subregional. El problem a surgió de varias fuen­ miento real que se está gestando. En este contex­
tes: bruscas modificaciones de las políticas cam- to, los acuerdos en materia nuclear y la distensión
biarias; la aplicación de políticas de ajuste recesi­ que ello produce, al igual que los avances en la
vo; la extrem ada concentración del comercio en fabricación de aviones o los registrados en biotec­
torno al eje colombo-venezolano y la limitación nología, apuntan a proporcionar resultados a
en la capacidad im portadora de ambos. Como largo plazo.
trasfondo, se encuentra el servicio de la elevada El Reglamento del Fondo de Inversiones se
deuda externa de la subregión. aprobó en el segundo semestre de 1987, lo que
El reciente Protocolo Modificatorio (Deci­ ha dem orado el proceso de inversiones que exi­
sión 217, de mayo de 1987), que requirió una ge la ejecución de varios protocolos, especial­
laboriosa y prolongada negociación, contiene so­ mente el de bienes de capital. Un grupo de tra­
luciones para los problemas comerciales. Se crea bajo a d h o c procura resolver los problemas y el
un régim en transitorio de comercio administra­ costo del transporte, particularm ente en el caso
do, basado en contingentes anuales, globales y del trigo. La fase técnica y administrativa para la
por productos. Estos “no podrán ser inferiores al construcción de la central hidroeléctrica de Pi-
30% del valor prom edio anual de las correspon­ chi-Picun-Leufú está concluida, y se negocia la
dientes importaciones originarias de los países parte financiera para iniciar su ejecución. En
miembros en el promedio 1980-1985”. Se esta­ materia de comunicaciones, se está conform ando
blecen límites por países y modalidades expresas un sistema interconectado mediante la utiliza­
de aplicación para Bolivia y el Ecuador. ción de redes digitales.
O P C IO N E S P A R A L A I N T E G R A C IO N R E G IO N A L / E. G ana y >1, B e rm ú d ez 97

El protocolo de bienes de capital registra un Uruguay, haciendo posible la formalización de


notorio avance en los productos negociados. In­ convenios específicos entre los tres países.
cluido el segundo tram o de la lista común, se
habría cumplido cerca del 30% de la meta previs­ d) C o o p e ra c ió n e c o n ó m ic a co n C e ñ ir o a m é r ic a ^
ta (600 productos como total y 190 ya incorpora­
Algunos elementos del cuadro centroam eri­
dos) para el período program ado de cuatro años.
cano actual m uestran la dimensión de la tarea
Esto revela un progreso importante, si bien en
que la región debe encarar conjuntamente;
algunos casos se trata sólo de productos específi­
i) El deterioro del sector externo es alarm an­
cos dentro de otros más amplios. Para Argentina,
te, tanto en la magnitud y ritmo de crecimiento
ha significado una generación neta de exporta­
de la deuda, como en el perm anente déficit de la
ciones, pero éstas se concentran en bienes produ­
balanza comercial de todos y cada uno de los
cidos en serie, básicam ente m áquinas-herra­
países centroamericanos. Entre 1980 y 1986, la
mienta destinadas a pequeños y medianos pro­
deuda externa pasa de cerca de 7 000 millones de
ductores, los que norm alm ente no representan
dólares a más de 17 000 millones y se acumula,
un volumen elevado de demanda.
en el período, un saldo negativo superior a los
En su evolución este protocolo ha superado 10 000 millones de dólares en la balanza comer­
la etapa fácil que permitió la inclusión de produc­ cial. Hasta 1987, la subregión no había logrado
tos en la lista común por consenso de tí>dos los recuperar los niveles de exportación alcanzados
productores. Para continuar avanzando, en 1988 en los inicios de la década.
se deberán incluir bienes que afectarán intereses ii) Esta situación de deterioro es aún más
empresariales. Lograr una apertura comercial es marcada en el comercio entre los propios países.
una tarea compleja cuando existe cierto parale­ Particularmente acentuada es la caída del comer­
lismo en el proceso de industrialización de los cio de bienes industriales y manufacturados. Las
países. exportaciones al interior de la subregión, que
Como factor negativo, cabe mencionar que constituían, en 1980, 25% del total exportado, se
no se registran avances en las compras del sector reducen a 10%, en 1986. La deuda intrazonal
público. No sólo por la complejidad del tema, supera los 720 millones de dólares.
sino porque i*i:i r o b r a s —que es el mayor de­ iii) El deterioro del sector externo se polariza
m andante— , pí)r ejemplo, tiene solamente un en Nicaragua y El Salvador. El prim ero concen­
registro de proveedores locales. Yacimientos Pe­ tra más de un tercio de la deuda externa total y
trolíferos Fiscales (vpij, por el lado argentino, del saldo comercial negativo acumulado en los
aún no organiza una lista de proveedores. Exis­ últimos seis años, así como 77% de la deuda intra­
ten circunstancias exógenas al Protocolo que ha­ zonal. A El Salvador, por su parte, le correspon­
cen que éste avance con lentitud e impiden apro­ de el otro tercio de la deuda comercial total acu­
vechar cabalmente sus potencialidades. mulada por la subregión. Esto convierte a ambas
economías en “cuellos de botella” para la reacti­
Por último, hay que destacar que el Acuerdo
vación económica del conjunto. La solución de
de Alcance Parcial ( a a p ) 1 ha constituido un
los problemas estructurales de estos países pasa
excelente marco de negociación en materia co­
pues, a ser una necesidad de urgencia subregio­
mercial. Se han ampliado las preferencias aran­
nal y no sólo nacional,
celarias, se han eliminado las restricciones y otras
iv) En otro plano, la crisis político-bélico-
medidas de efecto equivalente y se han incorpo­
económica ha creado un desplazamiento intra-
rado numerosos productos. No obstante, se re­
rregional masivo de familias de recursos econó­
gistran problemas de incumplimiento que están
micos escasos o nulos. En consecuencia, se ha
limitando el comercio de algunos productos agrí­
generado un problema de alta sensibilidad y no-
colas. Ambos gobiernos realizarán una evalua­
ción de este instrum ento para determ inar las
medidas correctivas que sean necesarias.
”K1 texto que se presenta a continuación fue elaborado
Finalmente, debe tenerse presente que, si con anterioridad a que se preparara, a solicitud del Secretario
bien se trata de un acuerdo bilateral, en su estruc­ General de las Naciones Unidas, el Plan Especial de Coopera­
turación política ha participado activam ente ción Económica para C,entroamérica.
98 R E V IS T A D E LA C E P A L N " 37 / A b r il de 1 9 8 9

loria m agnitud social en todos y cada uno de los ello implica la estabilización y reordenam iento de
países de la región, que gravita en las economías las principales variables macroeconómicas. Un
de los mismos. program a para Nicaragua requeriría del orden
A la luz de estos antecedentes, y coincidente­ de los 400 millones de dólares —cifra que, por el
m ente con los lineamientos expuestos por los momento, debe considerarse también como hi­
ocho presidentes latinoamericanos en Acapulco, pótesis de trabajo— a fin de restablecer la capaci­
queda de manifiesto la urgente necesidad de to­ dad productiva y detener la inflación, mediante
m ar medidas que apunten a las soluciones de los una inyección de bienes de consumo. En el caso
problemas de la deuda externa, de la reactiva­ de El Salvador, la cifra sería inferior, dado el
ción del comercio intrasubregional y de los refu­ apoyo financiero externo de que ya dispone di­
giados. cho país.
Para la solución de la d e u d a e x te m a global, la Las medidas enunciadas apuntan precisa­
conjunción de esfuerzos de los países centroame­ mente a revitalizar el esquema de integración y
ricanos con los del resto de América Latina es el superar parte de los serios escollos que enfrentan
eje fundam ental de acción, en particular ante las sus países miembros. A ello debe agregarse la
naciones industrializadas y los organismos finan­ coordinación y unificación de esfuerzos no sólo
cieros internacionales. para enfrentar el problema de la deuda externa,
La deuda intrarregional requiere de recur­ sino para desarrollar las exportaciones y la coo­
sos externos frescos destinados al pago de una peración económica latinoamericana e interna­
parte del saldo pendiente. Este esfuerzo se esti­ cional.
ma —como prim era hipótesis de trabajo— en El tema de los r e fu g ia d o s y d e sp la za d o s consti­
aproxim adam ente 250 millones de dólares en el tuye un grave problema social, que indudable­
próximo trienio, unido a una renegociación del mente tiene serias repercusiones económicas. El
resto, y requiere un apoyo im portante y solidario principal receptor es Estados Unidos. México co­
de los países latinoamericanos y de la comunidad bija en su territorio a cerca de 200 000 personas,
internacional. Una opción que podría provenir provenientes fundam entalm ente de El Salvador,
de los propios países latinoamericanos consistiría Guatemala y Nicaragua. En Costa Rica el proble­
en el suministro de bienes pagaderos a largo ma se presenta también. No existen cuantifica-
plazo y en condiciones claramente concesionales. ciones relativamente confiables sobre este impor­
La r e a c tiv a c ió n d e la s c o rrie n te s de in te rc a m b io tante aspecto, pero sí hay un reconocimiento co­
c o m e rc ia l entre los países centroamericanos es un m ún de su gran magnitud y de que, por tanto,
factor propulsor del mejoramiento de la econo­ representa una prioridad política para la subre­
mía regional. Un elemento fundam ental sería el gión.
restablecimiento de la capacidad productiva ex­ La solución de este aspecto debe integrar los
portadora de los países más deteriorados econó­ elementos de asistencia directa de alimentación,
micamente y el financiamiento de las exportacio­ salud y educación, con aquellos relativos a la
n es—o importaciones— en las diversas etapas. El “repatriación” de grupos de refugiados. Es preci­
increm ento de las exportaciones industriales so otorgarles medios que les permitan ejercer sus
perm itiría recuperar 58% del nivel perdido en capacidades productivas, con lo cual vuelvan a
las exportaciones intrarregionales. inyectar recursos a las economías nacionales de la
La reactivación comercial y el manejo de la subregión. De acuerdo con estudios prelimina­
deuda externa —global e intrarregional— no tie­ res, para iniciar la solución del problema se re­
nen solución estable sin la recuperación de las queriría una suma cercana a los 250 millones de
economías más afectadas de la región. A su vez, dólares.
O P C IO N E S P A R A L A I N T E G R A C IO N R E G IO N A L / E . G ana y A . B e rm ú d ez 99

III
Algunas propuestas sobre políticas,
estrategias y medidas

1. L a d im e n s ió n p o lític a y g e o p o lític a Así, por ejemplo, las coincidencias políticas,


vinculadas en lo sustantivo a los procesos dem o­
Reiteradam ente se ha señalado —y con razón— cráticos, han facilitado los contactos personales
que, en su expresión más concreta, la integración
entre jefes de Estado o entre las más altas autori­
y la cooperación regionales cuentan sólo con el dades de rango ministerial. Como producto de
apoyo de reducidas esferas de los gobiernos y de
esta nueva modalidad de diplomacia, hoy se ob­
sectores empresariales privados directam ente in­ serva un im portante cambio en el estilo con que
volucrados. Esta realidad, que en buena medida tradicionalmente se abordaban los problemas re­
explica la fragilidad de tales procesos en América
gionales. Varios casos ilustran esta transform a­
Latina y el Caribe, debería ser el punto de partida ción. Entre ellos se destacan las múltiples reunio­
en la búsqueda de sistemas más participativos y
nes de los Presidentes de Argentina, Brasil y
abiertos. Uruguay; los contactos entre los mandatarios
Los esfuerzos para involucrar a los principa­ centroamericanos; y la reunión de Presidentes
les agentes económicos, políticos y sociales en las del G rupo de los Ocho Países que form an el
iniciativas tendientes a una mayor unidad y vin­ Mecanismo Perm anente de Consulta y Concerta­
culación entre las naciones participantes, deben ción Política, realizada en Acapulco del 27 al 29
indicar los frutos que se espera de ellos. En la de noviembre de 1987.
actual situación, los resultados tradicionales que Una tarea difícil —pero fundam ental— que
se dem andan de la integración y la cooperación debe enfrentar la región es convertir los esque­
en el plano económico, deberían ser complemen­ mas de integración y cooperación en procesos de
tados con logros en esferas que son de im portan­ una creciente concertación política. Eso contri­
cia en la preocupación de las sociedades. buirá, sin duda, a su profundización y consolida­
El afianzamiento de la democracia, la conse­ ción, a la vez que servirá de sustento a los regíme­
cución de una paz duradera y estable, y el encau- nes democráticos de América Latina y el Caribe.
zamiento de un pluralismo político hacia la cons­
trucción de la unidad regional, son valores que b) L a c o n c e rta c ió n g e o p o lític a
proporcionarían a la integración una dimensión Como se ha demostrado en el curso de la
distinta y más profunda. Simultáneamente, pue­ historia, los efectos de las tensiones geopolíticas
den facilitar que estos procesos se incorporen a no sólo debilitan las relaciones entre los países de
las aspiraciones e inquietudes de la mayor parte la región, sino que comprom eten las propias ba­
de las sociedades nacionales. ses del desarrollo nacional. En efecto, el gasto
militar se duplicó con creces en el período 1973-
a) A fi a n z a m i e n to d e la d e m o c ra c ia
1982^. De veintiún países de América Latina res­
La heterogeneidad regional en lo económico pecto de los cuales hay información sobre la dis­
y social exige una alta dosis de pluralismo y prag­ tribución funcional del gasto del sector público,
matismo en la concepción y aplicación de estrate­ en ocho los gastos en defensa superan los de
gias y esquemas políticos. La democracia, en el salud; en tres son mayores que los de educación,
ámbito nacional —y su extensión a lo regional o y en dos están por encima de la suma de los de
subregional— puede ayudar a estructurar una educación y salud*^. En el caso centroamericano
respuesta adecuada. Los elementos esenciales de
la democracia deberían servir para modelar es­ ^Stockliolm International Peace Research Institute (si-
P R i), Yearbook 1983.
quemas más unitarios y cooperativos entre los ^Fotido Monetario Internacional, Government Finance
países de la región, al facilitarse la concertación Statisíics Yearbook, vol. vii, 1983, p, 29. (Diverso.s año.s entre
política. 1977 y 1982),
100 R E V IS T A D E LA C E P A L N " 37 / A b n l de 1 9 8 9

—al igual que en otras naciones de la región— el geopolíticas. Las dificultades para enfrentar esta
gasto militar compite abiertam ente con los recur­ empresa son enormes y provienen en propor­
sos para el desarrollí) económico y social. ción im portante de elementos disgregadores de
La potencialidad real de conflictos en la re­ fuera de la región. No obstante, parece ineludi­
gión se encuentra, como norm a general, en las ble comenzar a trabajar lo antes posible en este
disputas fronterizas entre países vecinos. El ha­ frente.
llazgo de fórmulas colectivas de solución a dichas
situaciones debería dism inuir la escalada arm a­ c) B ú s q u e d a d e u n m e c a n ism o d e p a r tic ip a c ió n
mentista, puesto que, en muchas ocasiones, los p o lític a
sentimientos nacionalistas impiden evaluar obje­
En su Protocolo Modificatorio, el G rupo An­
tivamente la relación costo-beneficio de tales dis­
dino incorporó al Parlamento Andino en calidad
putas territoriales. En ciertas oportunidades, ello
de órgano principal del Acuerdo. Al mismo tiem­
lleva a los gobiernos a gastar en armamentos más
po, se están determ inando sus esferas de compe­
de lo que representa efectivamente el objeto de
tencia y las formas concretas de vertebración con
litigio, incentivando a los países vecinos a nuevos
las actividades de la integración. A mediano pla­
esfuerzos armamentistas. No se pueden olvidar,
zo se contempla la posibilidad de que los miem­
sin embargo, los poderosos intereses económicos
bros del Parlamento sean elegidos por votación
y políticos extrarregionales que contribuyen a
directa.
generar tensiones, muchas veces artificiales.
El 2 de octubre de 1987 se aprobó, en Guate­
Desde otro ángulo, las tensiones y conflictos
mala, el Tratado Constitutivo del Parlamento
bilaterales no sólo inciden en las vinculaciones
Centroam ericano y otros órganos afines , y el 16
entre los países involucrados, sino que tienden a
de noviembre, en Lima, el Tratado de Institu-
frenar e inmovilizar las iniciativas de integración
cionalización del Parlamento Latinoamericano .
y cooperación regionales, como se ha demostra­
Estas iniciativas procuran llenar el vacío de parti­
do recientem ente en Centroam érica. ¿Cómo
cipación de las instancias políticas en los esque­
pueden contribuir la integración y la coopera­
mas de integración y cooperación subregionales
ción a una modificación positiva de esta situa­
y regionales. El propósito central es que dichas
ción? A continuación se plantean algunas ideas
entidades se conviertan en un cauce de expresión
en esta dirección.
de las tendencias políticas que existen a nivel de
i) Propiciar que la unidad regional, a través cada país, las que en la actualidad no encuentran
de la integración, es una vía factible de propor­ vías idóneas para intervenir en las acciones de
cionar una seguridad nacional real a los países, cooperación e integración. Como consecuencia
m anteniéndose los atributos de una soberanía de ello las fuerzas sociales no se sienten compro­
efectiva; metidas con los procesos de unidad regional y su
ii) Crear un ambiente político favorable a apoyo es por lo general puram ente retórico.
someter los conflictos a soluciones pacíficas que
alejen la amenaza del uso de la fuerza, compro­ 2. C o n v e r g e n c ia de los e sfu e rzo s re g io n a le s
m etiendo la voluntad política global de la región
en esta iniciativa; y La integración y la cooperación regionales sólo
iii) Proponer la suscripción de un tratado alcanzarán su pleno desarrollo cuando logren
latinoamericano que garantice a cada uno de los vincularse estrecham ente a las prioridades bási­
países la integridad territorial o una garantía de cas de los gobiernos, reflejadas en sus respectivas
no agresión; la reducción gradual y sistemática políticas económicas. Se trata de una condición
de los gastos militares para dedicarlos al desarro­ fundam ental, que implica cerrar la tradicional
llo económico y social; y el respeto a la democra­ brecha entre la declaración política global y la
cia como forma de gobierno y al pluralismo ideo­ actividad de los agentes operativos. Estos deben
lógico. involucrarse directam ente en la estructuración
En las tareas políticas de la índole señalada de los diversos program as de las instituciones
no deberían estar ausentes los órganos de inte­ regionales.
gración y cooperación, puesto que les compete y Por otra parte, se hace imprescindible supe­
les beneficia la neutralización de las tensiones rar la disociación institucional existente en la re­
OPCIONES PARA LA INTEGRACION REGIONAL / E. Gana y A. Bermúdez lü l

gión. Cada esquema de integración o de coopera­ promover la cooperación regional y la vincula­


ción tiende a buscar su propia autonomía- Ello ción interinstitucional. A la Secretaría Perma­
impide potenciar las capacidades hacia objetivos nente, como órgano del seca, le corresponde la
compartidos y, en muchos casos, contribuye a función de impulsar la construcción del Sistema.
fom entar el distanciamiento entre el plano multi­ Sin embargo, en la concepción descrita, el siste­
lateral y las políticas nacionales. ma implica una responsabilidad compartida y,
La convergencia de los esquemas de integra­ por tanto, comprom ete a todos los actores, sean
ción y cooperación es también un factor esencial. de nivel nacional, bilateral o multilateral.
Norm alm ente los primeros han concentrado sus
esfuerzos en el intercambio comercial, sin bus­ 3. A l g u n a s m e d id a s co n creta s
carse con la suficiente intensidad iniciativas di­
Sin pretender presentar una agenda priorizada
versas de cooperación. Los organismos encarga­
de iniciativas, las siguientes son algunas de las
dos de ella, por su parte, prácticamente mantie­
medidas que podrían llevarse a cabo en el corto y
nen su actividad sectorial en un enfoque restrin­
mediano plazos para resolver problemas urgen­
gido que no se proyecta a ámbitos mayores.
tes, a las cuales la integración y la cooperación
La convergencia institucional es otro requisi­ pueden hacer una contribución considerable.
to fundam ental, el cual perm ite que los esfuerzos
regionales se transform en efectivamente en ele­ a) P r o g r a m a de re a c tiv a c ió n y g e n e r a c ió n
mentos de apoyo y complementen las políticas de n u e v a s c o rrie n te s de co m ercio in tr a r r e g io n a l
nacionales. Para todos estos fines, debe recono­
cerse, como un dato im portante del problema, la i) Canalizar un nuevo apoyo político a los
extrem a heterogeneidad prevaleciente en la re­ esfuerzos que se realizan en el marco de la ala di
gión. Por lo tanto, un program a único para el para poner en marcha la Resolución 15 del Con­
conjunto de estas naciones, tendrá siempre esca­ sejo de Ministros (marzo 1987), cuya finalidad es
sa viabilidad. Es indispensable definir directrices la recuperación y expansión del comercio. El
que aglutinen los intereses de grupos de países problema central en este caso es de naturaleza
en torno a proyectos específicos. No se trata de operativa. La decisión política ministerial no lo­
crear nuevas agrupaciones subregionales, ni mu­ gra concretarse por diversos problemas técnicos
cho menos debilitar las existentes. Por el contra­ que deben superarse en el menor plazo posible.
rio, respetando las peculiaridades de cada esque­ Para lograrlo, es necesaria la intervención directa
ma, se pueden em palm ar acciones conjuntas con de los responsables del comercio exterior quie­
otros países. nes, teniendo claros mandatos políticos, podrían
El concepto de un Sistema Económico Lati­ colaborar positivamente con los esfuerzos del
noamericano debe encauzarse hacia los objetivos Comité de Representantes y de la Secretaría Eje­
señalados. Se trata, en esencia, de una construc­ cutiva de la ALADi.
ción gradual en la cual los gobiernos, los agentes ii) Diseñar y prom over un nuevo esquema de
sociales y políticos nacionales y las instituciones negociación entre el Grupo Andino y Argentina,
regionales, pasan a form ar parte de un todo que Brasil y México. Este debe superar la clásica ne­
tiene metas globales y específicas. Dentro de las gociación comercial para avanzar hacia incre­
primeras, los elementos primordiales son la re­ mentos sostenidos de los coeficientes de abasteci­
ducción de la vulnerabilidad y la dependencia miento y suministro, con miras a alcanzar una
para ganar autonom ía en la definición de las verdadera interdependencia regional.
políticas, y la constante búsqueda de la unidad iii) E structurar un m arco de negociación
regional. A nivel de metas específicas—que pue­ conjunta entre Centroamérica y los países de la
den ser sectoriales o por temas determinados— ALADi, con el propósito de generar nuevas co­
se trata de entrelazar intereses, de modo que rrientes de comercio que contribuyan a aum en­
creen una verdadera y positiva interdependencia tar la utilización de la capacidad instalada y a
entre grupos de países, facilitándose así el logro establecer vinculaciones operativas entre ambos
de la unidad regional. grupos de países. Esta colaboración comercial
El Sistema Económico Latinoamericano tie­ debe visualizarse como complementaria a la coo­
ne como uno de sus objetivos fundamentales peración económica general con esa subregión.
102 REVISTA DE LA CEPAL N" 37 / Abni de 1989

iv) Estudiar las posibilidades de avanzar endepósitos latinoamericanos en el exterior, inclu­


un proceso de negociación comercial entre países so aquellos que correspondan a fuga de capitales.
de la ALADi y del caricom. A pesar de los escasos ii) En el mismo orden de ideas, podría pen­
resultados de la Iniciativa de la Cuenca del Cari­ sarse en diversas medidas capaces de generar
be , ésta podría considerarse como uno de los efectos de corto plazo en la búsqueda de la inter­
puntos de apoyo para la cooperación em presa­ dependencia regional. Por ejemplo, la Corpora­
rial y de inversiones conjuntas. ción Andina de Fomento (caf), el Banco Cen­
v) Promover una negociación para reactivar troam ericano de Integración Económica (bcie) y
el comercio de productos alimenticios. Los nive­ el Banco de Desarrollo del Caribe (bdc) podrían
les de abastecimiento pueden mejorarse en fun­ establecer una estrecha vinculación con latine -
ción de las potencialidades reales de la región. Quip. Su objetivo sería canalizar la adquisición de
Un proceso paulatino y controlado de especiali- bienes de capital de origen regional para incre­
zación podría dar lugar a una mejor utilización m entar y renovar el parque industrial y reactivar
de los recursos, increm entando las rentabilida­ las economías, launequip podría asumir la obli­
des empresariales y reduciendo los subsidios gu­ gación adicional de lograr la incorporación de
bernamentales. partes y piezas locales, de m anera de atenuar los
vi) Elaborar y acordar estrategias comercia­ desequilibrios existentes. Incluso, podría prom o­
les operativas en materia de aranceles y restric­ ver las exportaciones hacia los países proveedo­
ciones no arancelarias, que, por ejemplo, perm i­ res para lograr una compensación —aunque sea
tan utilizar el poder de compra que posee la parcial— del comercio,
región para m ejorar el acceso de sus productos iii) En relación a Centroamérica, la coopera­
de exportación a los principales mercados inter­ ción que pueda brindar el resto de América Lati­
nacionales. na y el Caribe se visualiza como un complemento
vii) Canalización de las compras estatales. Es­ a los esfuerzos internos de los países de la subre­
te ha sido un tema extensamente tratado por gión. Ella debe abarcar aspectos variados. Ade­
diversos organismos, pero aún no se logra m ate­ más de la cooperación comercial ya señalada, es
rializar una reorientación de las compras que fundam ental la colaboración financiera externa.
llevan a cabo las empresas estatales. No obstante, Diversos países de la región se han incorporado
es urgente renovar los esfuerzos, a fin de utilizar al Banco Centroam ericano de Integración Eco­
este considerable potencial de comercio y desa­ nómica gracias a la apertura de éste a nuevos
rrollo entre los países. socios, tendencia que convendría ampliar y con­
solidar. Asimismo, existe una vasta gama de posi­
b) F in a n c ia m ie n to y p a g o s bilidades para fom entar la cooperación técnica
i) Las iniciativas mínimas incluyen la agiliza-entre los países centroamericanos y los de mayor
ción de los mecanimos de pagos, la “desdolariza- dimensión de la región.
ción” del comercio recíproco y la captación de
divisas frescas para otorgar liquidez a los actuales c) D e u d a exte rn a '^
sistemas de compensación y financieros en gene­ El Consenso de Cartagena constituye una
ral. Tam bién podrían considerarse la creación de demostración evidente de que es posible generar
un fondo latinoamericano de reservas, así como mecanismos de cooperación en esta materia. Sin
el establecimiento de un banco latinoamericano embargo, desde la crisis de 1982, ni la región en
de comercio exterior, teniendo en cuenta la exis­ conjunto ni un grupo de países han logrado plan­
tencia del Banco Latinoamericano de Exporta­ tear un esquema de negociación simétrico. Este
ciones (bladex). En este último se podrían inte­ debería basarse, entre otros elementos, en la re­
grar algunas instituciones que bancos regionales ducción del tamaño de la deuda y en un ajuste de
públicos o privados poseen en varios países in­
dustrializados. La idea central sería lograr que la
mayor parte de las corrientes financieras y credi­
‘’En el documento de la ckpai. Relaciones económicas entre
ticias que generan las transacciones se realicen a los centros industrializados y la periferia latinoamericana (lc/r.
través de esta entidad, la cual debería ser capaz 641), Santiago de Chile, 18 de febrero de 1988, se trata este
—por su solvencia y confiabilidad— de captar tema en forma detallada.
OPCIONES PARA LA INTEGRACION REGIONAL / £ . Gana y A. BermOdez 103

las tasas de interés, llevándola a sus niveles histó- sultado de las políticas de subsidios de los países
ricos- Para estos fines existen diversos preceden­ industrializados,
tes jurídicos que avalan la reconsideración. En iii) Promover el intercambio tecnológico en
esta materia, América Latina y el Caribe tienen el sector agrícola, de modo de diseminar el cono­
un elevado poder de negociación que no están cimiento y afianzar la creación de tecnologías
utilizando, lo que incide directam ente en su desa­ apropiadas. Lo anterior no sólo estará orientado
rrollo económico y social. Es urgente, por tanto, al sector exportador, sino especialmente a la eco­
estructurar y aplicar dicha capacidad de negocia­ nomía de subsistencia, que sufre graves rezagos
ción, poniéndola al servicio de los legítimos inte­ productivos y alimenticios.
reses de los países. iv) Coordinar y organizar los diversos esfuer­
zos que se desarrollan en relación a la seguridad
d) M e d i d a s se c to ria le s alimentaria a nivel nacional, subregional y re­
gional.
i) Cabría efectuar un gran esfuerzo conjunto
v) Poner en práctica un program a de coope­
para buscar fórmulas que tiendan a la revitaliza-
ración en el sector de los servicios, que permita
ción de los procesos de industrialización, sobre la
sustentar una posición conjunta en las negocia­
base de directrices nacionales y subregionales.
ciones de la Ronda Uruguay del g a t i .
Estas directrices deben examinarse en profundi­
dad, a la luz de las tendencias de los mercados En esta esfera pueden plantearse medidas
internacionales, los cambios tecnológicos y la di­ tales como el desvío de comercio hacia países de
visión internacional del trabajo imperantes. Asi­ la región, y las que tienden a facilitar la presta­
mismo, es preciso tener presente los eslabona­ ción interregional de servicios, por ejemplo, el
mientos productivos, las esferas de especiaUza- otorgamiento de preferencias regionales o sub­
ción y, en particular, las complementariedades regionales en m ateria de acceso a mercados,
que se puedan lograr en productos complejos y compras gubernamentales y financiamiento del
en ramas dinámicas y m odernas de la economía, intercambio.
a partir de los mercados ampliados que ofrecería Medidas como las descritas pueden impul­
la integración. sarse en un plazo relativamente breve, ya que las
Es dable aprovechar los espacios ampliados iniciativas correspondientes existen y han sido
para transform ar la actividad industrial, espe­ discutidas, pero sus resultados pueden dem an­
cialm ente en aquellas ram as que presentan dar períodos más prolongados.
brechas o niveles de consumo muy reducidos. Para el mediano plazo —incluso en forma
Los países que han alcanzado un desarrollo im­ simultánea con las medidas anteriores—, la re­
portante en la región pueden colaborar eficaz­ gión requiere avanzar en los necesarios ajustes
m ente con los países de m enor desarrollo relativo que deberán realizarse al aparato productivo pa­
en la aplicación del progreso técnico a las activi­ ra adecuarlo a las nuevas circunstancias de la
dades fabriles. economía internacional. El entorno para los pró­
ii) O rganizar un esquema de cooperación ximos años será altamente tecnificado y competi­
agropecuaria y de productos básicos con miras a tivo, lo que obliga a una perm anente moderniza­
increm entar el abastecimiento regional, asegu­ ción de las estructuras productivas. Sin este re­
rar niveles racionales de consumo y lograr el quisito, la región no podrá superar las crecientes
máximo de autonomía, en especial con respecto a limitaciones que emanan del cambiante escena­
los mercados internacionales. Estos, como es co­ rio mundial, ni modificar cualitativamente su in­
nocido, sufren profundas variaciones como re­ serción en el ámbito internacional.
R E V IS T A D E L A C E P A L N ” 37
Como parte de una estrategia de desarrollo basa­
da en la industrialización y en el fortalecimiento
de los mercados internos, los países de América
Una nueva Latina comenzaron a poner en práctica mecanis­
mos de integración económica en la década de
estrategia para 1960. Sus esfuerzos se fundamentaron en las
experiencias traumáticas de la gran crisis de los
la integración años treinta y de la Segunda Guerra Mundial.
A consecuencias de la gran crisis, los países
latinoamericanos se encontraron sin recursos pa­
C arlos M assad* ra pagar sus importaciones y mucho menos su
deuda. Los bonos de la deuda de países latinoa­
mericanos llegaron a transarse en Londres a
La gran d epresión del decenio de 1930 y la se g u n d a unos 16 centavos de dólar, en promedio, y las
g u e rra m un d ial fo rzaro n un proceso de credm ieiU o recompras de esos bonos que los países realiza­
hacia a d e n tro en A m érica Latina que continuó más ron hacia 1936 y 1937 se lograron a precios simi­
ta rd e a im pulsos de los im portantes intereses que se lares.
g e n era ro n a lre d e d o r d e la producción industrial de la
región. El ag otam iento del proceso de sustitución de
im portaciones a nivel nacional gen eró un nuevo es­
fuerzo intelectual p ara buscar estrategias de desarrollo
adecuadas; de ahí surgió el interés p or la integración I
económ ica, el que a d q u irió gran im pulso a p a rtir de
1900. La integración fue m uy exitosa en térm inos del
a u m e n to del com ercio e n tre los países participantes de
El desarrollo hacia adentro
los distintos esquem as, y p ro n to se agreg aro n m ecanis­
mos q u e contrib u ían a a h o rra r divisas en el financia-
m iento de los pagos del ct)m ercio regional.
Sin em bargo, el cam bio en las circunstancias e x te r­
El mundo no había alcanzado aún a recuperarse
nas, llevó a los países a reco n sid erar su estrategia p ro ­ completamente de la Gran Depresión cuando la
ductiva c iniciar una etapa de a p e rtu ra de su com ercio Segunda Guerra Mundial paralizó el abasteci­
hacia el resto del m undtx Ln este m arco la integración, miento de maquinarias, repuestos, bienes de
concebida com o un proceso p ara fortalecer la sustitu­ consumo durables y otros productos, provenien­
ción de im portaciones, se convirtió en un obstáculo a la
nueva estrategia. La integración e n tró en crisis.
tes de los Estados Unidos, Europa y Japón.
(m rio sam en te, esta crisis o c u rre en Am érica Latina
No debe sorprender a nadie entonces que los
cu an d o las tendencias actuales m uestran que el m undo países de América Latina miraran hacia adentro
del fu tu ro será un m u n d o de grandes conglom erados para buscar el abastecimiento de todo tipo de
económ icos y financieros. Los países de A m érica Lati­ bienes necesarios para su desarrollo. Por lo de­
na no p ueden sttbsistir af ro n tan d o esa situación como
más, para poder mantener en operación el stock
países individuales.
Es indispensable com enzar a considerar cuidadosa­
de capital existente era necesario producir de
m en te u n a nueva estrategia de integración: la integra­ alguna manera los repuestos y piezas de reem­
ción hacia afu era. Esta consiste en hacer funcional al plazo indispensables, lo que llevó a iniciar es­
objetivo de e n fre n ta r los m ercados externos, todo el fuerzos productivos en esa dirección. No faltan
proceso d e negociaciones de desgravacióti intrarregio- quienes ven en estos esfuerzos, equivocadamen­
nal, de aproxim aciones al arancel ex tern o com ún y de
coordinación de políticas económ icas.
te, una conducta irracional e ineficiente en vez de
una verdadera necesidad de supervivencia.
Estas tendencias de desarrollo hacia adentro,
impuestas por las circunstancias más que por los
deseos, se vieron fortalecidas por el hecho de que
*i''.xperto I’ritu'ipal del Proyecto tloniunlo i'nco/ci.i’ai. durante largos períodos desde el segundo dece­
iíia 7/003 Módulo [i “Pinanciamiento del desarrollo”. El ar­
/8
nio de este siglo los términos del intercambio de
tículo se basa en una contcrencia dictada poi e! auloi en el
Instituto para la Integración deAmérica Latina(inr.\i.) el 8de América Latina se movieron desfavorablemente.
noviembre de 1988. La observación de este hecho, así como el recono­
cimiento de que la demanda de servicios crecía
106 R E V IS T A D E L A C E P A L N “ 37 / A b r il d e 1 9 8 9

más rápidamente que la demanda de productos, Me parece extremadamente importante dis­


llevó a formular la teoria de que el movimiento tinguir aquí lo que era el pensamiento de los
de los términos del intercambio sería desfavora­ economistas latinoamericanos hacia mediados
ble para los países de la región mientras éstos no del siglo de lo que eran las circunstancias exter­
lograran incorporar servicios a sus materias pri­ nas que afectaban a la región. Las elaboraciones
mas, es decir, mientras no lograran estados más teóricas de la época llevaban a la conclusión de
avanzados de industrialización de sus productos que era necesario agregar servicios a nuestros
básicos. productos básicos. No concluían que era desea­
Así, mientras la elaboración analítica apunta­ ble desarrollarse hacia adentro. Este último as­
ba en la dirección de industrializar nuestras ma­ pecto de la estrategia de desarrollo fue forzado
terias primas, las condiciones externas obligaban primero por las circunstancias, por lo menos has­
a buscar al interior de los países de la región el ta fines de la quinta década del siglo, y luego por
abastecimiento de una amplia gama de bienes de los intereses que se generaron alrededor de la
producción y de consumo. El conjunto de estos producción industrial de la región, importante
dos elementos llevó a enfocar los esfuerzos del fuente de empleo y de generación de ingresos,
desarrollo de la estructura productiva hacia la públicos y privados.
satisfacción de las necesidades del mercado inter­ El proteccionismo y el énfasis en la sustitu­
no, reemplazando a menudo importaciones que, ción de importaciones no fueron impuestos por
en todo caso, no era posible obtener en el exte­ el pensamiento latinoamericano de la época, en­
rior por falta de recursos o por las limitaciones a cabezado por Raúl Prebisch, sino más bien por
los abastecimientos impuestos por la guerra. las circunstancias.

II
La integración hacia adentro

El pesado costo pagado para sostener este proce­ troamericano. En 1969 se estableció el Sistema de
so después que el resto de la economía mundial Integración Andino dentro de alalc y luego en
había normalizado su producción y se habían 1973 se creó el Mercado Común de la Comuni­
resuelto los problemas de transporte generados dad del Caribe, caricom. Entre estos países
por la guerra, llevó a un rápido agotamiento de miembros de la caricom se creó en 1981 la Orga­
las oportunidades de crecimiento por la vía de la nización de Estados del Caribe Oriental.
sustitución. Esto generó un nuevo esfuerzo inte­ Los esfuerzos integradores fueron extraor­
lectual para buscar estrategias de desarrollo que, dinariamente exitosos en términos del aumento
aprovechando al máximo la estructura producti­ del comercio entre los países miembros. Entre
va existente, pudiesen crear oportunidades de 1960 y 1980 los países miembros de la alalc
empleo y crecimiento adicionales. Así surgió habían aumentado 20 veces el valor de su comer­
el interés por la integración económica, que per­ cio entre ellos, mientras que su comercio con el
mitiría ampliar el mercado para los productos resto del mundo se había multiplicado solamente
manufacturados de la región, facilitando el apro­ por diez. El éxito era aún mayor en los países
vechamiento de las economías de escala. La susti­ integrantes del Mercado Común Centroamerica­
tución de importaciones se haría así a escala re­ no: el comercio entre ellos había aumentado 40
gional, reduciendo drásticamente los costos na­ veces mientras su comercio con el resto del mun­
cionales de la estrategia de sustitución. do se multiplicaba por nueve. En el caso de la
Surgieron en 1960 la Asociación de Libre Comunidad del Caribe, el comercio entre ellos se
Comercio de América Latina, a l a i .c , reestructu­ había elevado en 17 veces, comparado con un
rada en 1980 como Asociación Latinoamericana crecimiento de su comercio total de diez veces.
de Integración, a i .a d i , y el Mercado Común Cen­ Los países del Grupo Andino, por su parte, pro­
U N A N U E V A E S T R A T E G IA P A R A L A IN T E G R A C IO N / 6. Aíawíirf 107

bablemente el caso más impresionante de creci­ sar los pagos entre sí mientras éstos se mantuvie­
miento del comercio, habían aumentado el co­ sen dentro de los límites de crédito convenidos.
mercio entre ellos en 50 veces, comparado con El más importante de estos convenios de pa­
un aumento de sus exportaciones al resto del gos, el de la a i .a l c / a l a d i , mostró un crecimiento
mundo de sólo ocho veces. en los saldos de compensación desde 31 millones
de dólares en 1966 hasta 1 648 millones de dóla­
Este proceso de rápido crecimiento del co­ res en 1981. El total de operaciones cursadas a
mercio fue estimulado mediante mecanismos través de los convenios se elevó desde 106 millo­
que permitían ahorrar divisas extrarregionales nes de dólares en 1966 a 9 331 millones de dóla­
en los pagos del comercio regional. El estableci­ res en 1981, lo que representó un 83% del total
miento de la Cámara de Compensación del Mer­ de las exportaciones entre los países miembros.
cado Común Centroamericano en 1960; del Para financiar ese total de exportaciones, que
Convenio de Pagos y Créditos Recíprocos de la llegó a 11 200 millones de dólares en este último
A L A i . c en 1965 (en cuya concepción y puesta en año, sólo fue necesario transferir divisas por
marcha me cupo el honor de participar) y de la 2 500 millones de dólares, equivalentes al saldo
Caja Multilateral de Compensación del Caribe en de la compensación más las transferencias antici­
1977, facilitaron la concesión de créditos recípro­ padas por operaciones que excedieron los límites
cos entre los países participantes, para compen­ de crédito convenidos.

III
La década de 1970:
el cambio de las estrategias nacionales

Este éxito resonante de la integración, sin embar­ el resto del mundo. Los organismos de integra­
go, no era un éxito duradero, capaz de resistir ción entraron en crisis; se debilitaron sus institu­
condiciones externas adversas y aun proveer una ciones; algunos países comenzaron a reconside­
apropiada dinámica de desarrollo. Mientras las rar su participación en determinados esquemas y
condiciones externas fueron favorables, la inte­ un país se retiró formalmente de uno de los es­
gración se desarrolló sin tropiezos, aunque gene­ quemas de integración en el que participaba.
rando crecientes desequilibrios al interior de ca­ Parecía que el cuello de botella del fmancia-
da sistema. En el caso de la a l a l c / a l a d i , por miento externo había desaparecido, por lo que
ejemplo, en 1981 la suma de los déficit de los cabía la posibilidad de correr riesgos en cuanto a
países con déficit alcanzaba a poco más de 2 700 la apertura económica, confiando en el financia-
millones de dólares, mientras que Brasil registra­ miento fácil y barato que la expansión de los
ba un superávit de unos 2 500 millones de dóla­ euromercados estaba proveyendo.
res, representando el 91% de los déficit acumu­
lados. El planteamiento estratégico a fines de los
Por su parte, el avance en la desgravación de años setenta había variado: se trataba ahora de
las operaciones comerciales dentro de la región buscar en cada país individual la integración con
se hacía cada vez más difícil, y las metas compro­ el mundo más que con sus vecinos, financiando el
metidas en el acuerdo original de la a l a l c no proceso con deuda externa.
pudieron cumplirse. Los países encontraron Respondiendo a las nuevas realidades, los
que, en las circunstancias vigentes hacia fines de compromisos de integración se flexibilizaron o
los años setenta, cabía reconsiderar su estrategia simplemente dejaron de cumplirse. La a l a l c se
productiva e iniciar, con mayor o menor agresivi­ convirtió en a l a d i , con compromisos mucho más
dad, una etapa de apertura de su comercio hacia cercanos a la realidad circunstancial de fines de
108 R E V IS T A DE L A C E P A L N " 37 / A b r il de 1 9 8 9

los años setenta. En algunos países centroameri­ desarrollo más que como una base para susten­
canos comenzó a bullir la discusión sobre su pro­ tarlo. Esfuerzos por crear una moneda común
pia estrategia de desarrollo, discusión en la que que fuera más allá de una mera unidad de cuenta
los compromisos de integración adquiridos apa­ sin trascendencia económica, fracasaron o se
recían como una restricción a las posibilidades de dejaron de lado.

IV
La década de 1980: la crisis

Es en este ambiente de revisión de objetivos y mecanismos subregionales de financiamiento de


estrategias en el que puede comprenderse mejor segunda instancia. El Acuerdo de Santo Domin­
el efecto devastador de la crisis de la deuda sobre go, el Fondo Andino de Reservas, el Fondo Cen­
los esfuerzos de integración. Producido el pro­ troamericano del Mercado Común, si bien juga­
blema de la deuda, cuyas causas han sido larga­ ron algún rol, fueron completamente insuficien­
mente analizadas, el comercio intrarregional su­ tes para permitir una normalidad en los pagos
frió mucho más que el comercio global, ya que del comercio. Las Aceptaciones Bancarias Lati­
numerosos países paralizaron el pago de los sal­ noamericanas ( a r l a s ), perfeccionadas en 1986,
dos de su comercio en los convenios de compen­ no lograron penetrar en los mercados financie­
sación. La acumulación de saldos adeudados pa­ ros externos, ante la abundancia de otras formas
ralizó a ,su vez el comercio. Hacia 1987, las opera­ de financiamiento. Los programas de financia­
ciones cursadas a través del Convenio de Pagos miento del comercio exterior del Banco Intera­
de la A i . A D i se habían reducido prácticamente a mericano de Desarrollo y los créditos del Banco
un tercio de las registradas en 1981. En el caso de Latinoamericano de Exportaciones ( r i .a u k x ),
la Cámara de Compensación Centroamericana, tanto por sus características como por sus mon­
el total de operaciones cursadas por la Cámara tos, no lograron efecto discernible. Los renova­
pasó de 780 millones de dólares en 1981 aapenas dos esf uerzos por establecer moneda de alcance
30 millones de dólares en 1987. subregional, o aun bilateral o trilateral, tampoco
El comercio entre los países de la a i .a d i cayó han prosperado hasta ahora. El ambiente gene­
desde 11 300 millones de dólares en 1981 a 7 600 ral es poco propicio a la integración.
millones de dólares en 1986. El del Grupo Andi­ Los países miembros de los distintos grupos
no cayó desde 1 260 millones de dólares a 690 de integración buscan arreglos bilaterales y ex­
millones de dólares. El del Mercado Común Cen­ clusiones globales de operaciones de los acuerdos
troamericano se redujo a menos de la mitad en el de pago, es decir, buscan salirse de éstos para
mismo período y el de los países de la Comuni­ mantener algún nivel de comercio entre ellos,
dad del Caribe llegó en 1986 a ser poco más de un asegurando su pago por otros medios. Los arre­
40% de lo que era en 1981. Para el conjunto de glos bilaterales en la a i .a d i entre 1982 y 1987
América Latina y el Caribe, el porcentaje del alcanzaron a casi 2 000 millones de dólares y las
comercio intrarregional en el total se redujo de exclusiones globales a unos 700 millones de dóla­
casi 17% en 1980 a poco más del 10% en 1985, res. Desde 1983 en adelante, el Acuerdo de Santo
cifra comparable sólo con la proporción del co­ Domingo ya no puede ser utilizado sino sólo para
mercio intrarregional en el total del comercio eventuales renovaciones de los préstamos vigen­
registrada en la primera mitad de los años sesen­ tes en 1983. El Sistema de Compensación Multi­
ta, más de 20 años antes. lateral del Caribe alcanzó en 1983 los topes de
Los mecanismos de fmanciamiento del co­ créditos disponibles y dejó de operar por com­
mercio en los organismos subregionales de inte­ pleto hasta hoy. Sólo el Fondo Andino de Reser­
gración tenían un limitado grado de apoyo en vas ha logrado ampliar significativamente sus re­
U N A N U E V A E S T R A T E G IA P A R A L A IN T E G R A C IO N / C, M m sa d 109

cursos, tanto mediante aumentos de capital como que a dejar de pagar comercio con el resto del
mediante depósitos de los bancos centrales de los mundo. Esto no es sino una indicación adicional
países miembros, y planea nuevos pasos para de las dificultades que ya estaba sufriendo el
extender su ámbito más allá de los límites del proceso de integración aun antes de la crisis de la
Pacto Andino. deuda.
Debo enfatizar mi convicción de que las difi­ Crecer cuesta divisas, y el comercio con la
cultades generadas por la crisis de la deuda sólo región, si bien las ahorra, no las provee. Cada
agravaron las dificultades del proceso de integra­ punto porcentual de crecimiento del producto
ción que ya se percibían hacia fines de los años interno bruto cuesta 1 800 millones de dólares en
setenta. No ha de extrañar que cuando los países importaciones en promedio. Con las políticas de
de la región en conjunto deben aportar al resto apertura comercial seguidas en el pasado recien­
del mundo recursos financieros netos por un te por muchos países de la región, la vulnerabili­
total de 150 000 millones de dólares en poco más dad de ésta ante fluctuaciones en los mercados
de seis años, se produzcan dificultades de pagos mundiales se ha acrecentado. El peso de dicha
entre ellos. Lo que sí es más notable es que, al vulnerabilidad tiende a recaer .sobre el comercio
parecer, los países de la región han estado más con los vecinos, como lo demuestran las cifras
dispuestos a dejar de pagar comercio entre ellos disponibles.

Las perspectivas del financiamiento externo

Un elemento adicional crea nuevas incertidun- bre los países menos desarrollados. Esto no es
bres. La economía de los países industriales está sino otra manera de representar el hecho que el
ahora en el sexto año de un proceso de recupera­ proceso de ajuste de la economía mundial está
ción sin retrocesos, probablemente el período sometido a importantes asimetrías, materializa­
más largo de crecimiento económico ininterrum­ das ya sea mediante la influencia de los organis­
pido desde el término de la Segunda Guerra. Sin mos multilaterales de crédito o mediante la fuer­
embargo, 1í ) s flujos de capitales o créditos hacia za de los pnipios hechos.
América Latina no se han recuperado. Parece El cambio en la estructura de los movimien­
haber una modificación e.structural en la direc­ tos de capitales y de crédito tiene su reflejo más
ción de las corrientes de capital en el mundo, a directo en la paralización de los flujos de finan­
impulsos de los grandes desequilibrios fiscales y cia miento hacia nuestros países. El sistema finan­
de cuenta corriente de la balanza de pagos de los ciero internacional, tanto privado como multila­
Estados Unidos. Estos desequilibrios se financian teral, se ha comportado procíclicamente de la
con endeudamiento externo o inversión ex­ misma manera que lo hizo en cada crisis econó­
tranjera proveniente de Europa, Japón e incluso mica importante desde comienzos del siglo pa­
de los propios países latinoamericanos. sado.
Un proceso de crecimiento de la economía Es perfectamente comprensible que el siste­
mundial sometido a tan grandes desequilibrios ma financiero internacional privado se comporte
está destinado eventuamente a suf rir un proceso procídicamente. En realidad, los bancos, por su
de ajuste más o menos traumático según su velo­ propia naturaleza, tienen que proteger los inte­
cidad. En este ajuste, desgraciadamente, los paí­ reses de sus depositantes y accionistas y entien­
ses de la periferia verán nuevamente sufrir su den que los protegen mejor retrayendo sus prés­
comercio exterior, ya que los desajustes deficita­ tamos cuando el conjunto de sus clientes experi­
rios tenderán a corregirse probablemente con menta un acrecentamiento en los riesgos.
mayor velocidad que los superavitarios en los En cambio, no es comprensible ni aceptable
países industriales, forzando parte del ajuste so­ que los organismos de financiamiento multilate­
lio R E V IS T A D E L A C E P A L N “ 37 / A b r il d e 1 9 8 9

ral, que deben velar por un funcionamiento ex­ to no tiene interés, me parece, para promover el
pedito de la economía y el comercio mundiales, crecimiento y resolver las dificultades actuales.
se comporten de la misma manera. Tanto el Ban­ Estos planteamientos sólo apuntan a desta­
co Mundial como el Fondo Monetario Interna­ car que en las circunstancias presentes no parece
cional están retirando recursos netos de nuestra que pueda esperarse un alivio sustancial de los
región, agravando los problemas de fínancia- problemas financieros de la región por la vía de
miento externo que aquejan a nuestros países. una mayor disponibilidad de recursos frescos
Ambos organismos parecen hacer esfuerzos por desde el exterior. En cambio, cabe poner énfasis
evitar este resultado negativo, pero esos esfuer­ creciente en la necesidad de buscar una solución
zos, hasta ahora, no parecen tener éxito. Si un más drástica al problema de la deuda mientras se
aumento de los recursos con que cuentan estas acentúa el ejercicio de toda nuestra capacidad
instituciones se ve entrabado en su uso por las negociadora para ampliar nuestras perspectivas
mismas limitaciones hoy día vigentes, tal aumen­ comerciales en el exterior.

VI
América Latina y el resto del mundo

Curiosamente, la crisis de nuestros esquemas de Mundial, se había recuperado ya completamente


integración ocurre al mismo tiempo que el resto hacia 1955.
del mundo fortalece sustancialmente los suyos. Los Estados Unidos son en sí mismos un gran
La Comunidad Económica Europea avanza ha­ mercado común, y el comercio entre los estados
cia un mercado común perfeccionado en 1992. de la Unión supera con mucho al comercio de los
Los Estados Unidos han concluido un acuerdo Estados Unidos con el exterior.
comercial de gran alcance con Canadá. La Unión En ambos casos, las monedas de los propios
Soviética y los países de la Europa oriental avan­ países son divisas de mayor o menor aceptación
zan rápidamente en un proceso de descentraliza­ en el mercado mundial. Ello les facilita crear
ción de las decisiones económicas, introduciendo monedas comunes, ya que su respaldo es sufi­
incentivos directos a nivel de la empresa y redu­ ciente para que estas últimas puedan, si así se
ciendo el control central y la planificación estatal. desea, tener un amplio mercado internacional
Con ello la Unión Soviética y los países del c o m í :- para su circulación y transacción.
CON están estableciendo una reforma de su siste­ En el caso de América Latina, el comercio
ma económico que les facilitará enormemente el intrarregional es una fracción pequeña del co­
comercio con Occidente. No sería de extrañar mercio total, y las monedas de nuestros países,
que en un futuro no lejano estos países buscaran afectados a menudo por tasas de inflación que
fórmulas de cooperación más estrechas con el llegan a ser absurdas, no tienen esperanza alguna
Mercado Común Europeo. de constituirse en la base de una moneda común
Si bien la integración se fortalece en las áreas de uso internacional.
más desarrolladas del mundo, los métodos y las La estrechez de nuestros mercados lleva a
estrategias que allí se han seguido no son necesa­ que el proceso de sustitución de importaciones,
riamente los más apropiados para nuestros paí­ aun a nivel regional, encuentre rápidamente un
ses. Hay diferencias muy profundas que nos obli­ límite. Por lo demás, la naturaleza de las negocia­
garán a buscar nuestros propios caminos. ciones que es necesario realizar para lograr des-
Ya en 19!^8 Europa occidental realizaba con­ gravaciones del comercio entre nuestros países,
sigo misma alrededor de un 60% de su comercio así como para evitar otras formas de protección,
total. Esta cifra, que disminuyó algo en los años lleva a poner énfasis en los intereses contrapues­
inmediatamente siguientes a la Segunda Guerra tos más que en los intereses comunes. El propio
U N A N U E V A E S T R A T E G IA P A R A L A IN T E G R A C IO N / C. M m m d 111

proceso de negociaciones lleva así a dificultar el compromisos adquiridos a menudo se eluden


proceso de integración. mediante fórmulas ingeniosas; o al menos se evi­
Todavía más. En la lucha por conquistar tan nuevos compromisos que puedan poner en
mercados externos para nuestras exportaciones, riesgo la capacidad de un país para utilizar todos
con el fín de obtener divisas, los compromisos de sus instrumentos en la conquista de mercados
integración se convierten en un lastre. Así, los externos.

V il

Los superbloques
¿Significa esto que debamos abandonar todo in­ Latina, con una población de unos 400 millones
terés en la integración de la América Latina? de habitantes, no podrá enfrentar desunida a los
¿Acaso las dificultades actuales deben hacernos superbloques del próximo siglo. Si lo hace, corre
echar por la borda el ideal político que inspirara a el riesgo de ser absorbida, al menos comercial y
los Libertadores hace ya 180 años? culturalmente.
Estas son preguntas tan importantes para el Y sin embargo, nuestra estrategia de integra­
futuro de la América Latina que deben ser exa­ ción parece haber hecho crisis. No cooperamos
minadas con el máximo cuidado y objetividad. entre nosotros, a menudo ni siquiera con infor­
No puedo pretender hacer aquí ese examen, pe­ mación. Los esfuerzos que realizan nuestros or­
ro quisiera dejar sentados algunos hechos que, ganismos de integración se encuentran a menu­
me parece, dan una señal muy clara de la natura­ do con un limitado interés de los gobiernos, lo
leza de la respuesta. que es absolutamente comprensible dadas las cir­
El primer hecho ya lo he señalado. La inte­ cunstancias externas que seguramente prevale­
gración económica europea progresa a pasos agi­ cerán todavía por varios años.
gantados y no sería de extrañar que sus relacio­
nes con los países del c :o m k c o n se hicieran cada Llegado a este punto, quiero recordar la bre­
vez más estrechas. Por su parte, China y la India ve discusión histórica de unas páginas atrás en
crecen con rapidez. Entre esos dos países suman relación con el surgimiento del pensamiento y la
1 800 millones de personas, cuyo ingreso por acción latinoamericanos en el campo de la inte­
habitante es hoy día, en promedio, de unos 300 gración.
dólares de 1984. A las tasas de crecimiento que La integración fue originalmente concebida
ellos experimentan hoy, su ingreso por habitante como una forma de promover el comercio entre
se multiplicará por seis en 25 años, formando nosotros para hacer posible la ampliación del
una masa de producto bruto total del mismo mercado para la producción y venta de sustitutos
orden de magnitud que hoy representan los Es­ de importación. En otras palabras, fue una
tados Unidos y Canadá juntos. Estos últimos dos “integración hacia adentro”, de la misma manera
países, con casi 280 millones de habitantes, te­ que la estrategia de desarrollo fue en su momen­
nían en 1984 un producto total de 3.8 millones to una “estrategia de desarrollo hacia adentro”.
de millones de dólares. Los países industriales de El estilo de integración sobrevivió al estilo de
Europa con economía de mercado y los países de desarrollo y esto probablemente explica que la
Europa oriental forman un conglomeradí) de crisis de integración se iniciara aún antes de la
750 millones de personas, con un producto total crisis de la deuda. Para lograr progreso en la
de 4.5 billones de dólares. Japón, que crece tam­ integración, como lo ha señalado el Secretario
bién con gran rapidez, tiene 120 millones de Ejecutivo de la c e p a l , Gert Rosenthal, “los com­
habitantes, con más de 1.5 billones de dólares de promisos integradores deben percibirse por los
producto bruto. formuladores de la política económica nacional
Tales son nuestras probables contrapartes como algo funcional a los objetivos de desa­
comerciales en el mundo del futuro. América rrollo”.
112 R E V IS T A D E LA C E P A L N “ 37 / A b r il de 1 9 8 9

VIII
Una nueva estrategia de integración:
la integración hacia afuera
Si miramos al futuro, no me cabe duda que la más simple encontrar intereses comunes para
frontera económica latinoamericana se encuen­ abordar los mercados externos, e inspirar en
tra más afuera que adentro. Tenemos mucho ellos nuestros esfuerzos integradores, que conti­
que hacer aún al interior de nuestros países: nuar consumiéndonos en una discusión agotado­
enormes masas de población se encuentran aún ra e improductiva para equilibrar nuestro deseo
completamente marginadas del mercado, lai de abrirnos al resto del mundo con las limitantes
vez un 40% de la población latinoamericana es que parece imponernos la estrategia que ha pre­
pobre o extremadamente pobre. La crisis de la valecido en el pasado.
deuda ha llevado en muchos países a una reduc­ 4'ampoco puedo decir que un cambio de es­
ción del ingreso por habitante, la que ha afectado trategia como éste sea indoloro. El esfuerzo de
especialmente a los grupos menos protegidos de conquista común de los mercados externos pue­
la población. El desarrollo con jirsticia, imperati­ de significar a menudo renunciar a la creencia,
vo para lograr la paz, se impondrá por la razón o muchas veces falsa, de que cada uno de nue.stros
por la fuerza de los hechos. Los gobiernos demo­ países podrá obtener por sí solo mejores condi­
cráticos del continente lo buscan por la razón ; las ciones de nuestros socios comerciales y financie-
dictaduras son derrotadas por los hechos. nxs del exterior que a través de alguna forma de
Sin embargo, aun el desarrollo con justicia cooperación. La reorganización de la producción
será insuficiente si nuestros países intentan en­ requerirá renunciar a ciertos rubros y aumentar
frentar solos, como entidades aisladas, a los su- las exigencias de calidad y regularidad produc­
perbloques del futuro. tivas.
De ahí que me parezca indispensable comen­ La reciente Reunión de Presidentes en Punta
zar a considerar cuidadosamente una nueva es­ del Este es una clara indicación de que es posible
trategia de integración: la integración hacia no sólo reunirse al más alto nivel, sino además
afuera. encontrar mecanismos que permitan formular
La idea no es nueva. Ya muchos han plantea­
prí)puestas concretas que puedan llevar luego a
do la necesidad de cooperar en algunos aspectos:
las decisiones políticas necesarias. Las dificulta­
el manejo de la deuda, ciertas empresas multina­
des que enfrentamos en el campo del comercio y
cionales latinoamericanas. Mi propio plantea­
del financiamiento, y que no dan asomo de ali­
miento es más ambicioso. Consiste en buscar
viarse, son un estímulo para adoptar tales deci­
sistemáticamente todas las formas posibles de
siones. Nuestra crisis de hoy puede ser aprove­
cooperación para conquistar mercados externos,
chada para construir nuestras estrategias para el
resolver problemas financieros, avanzar en el
futuro.
campo tecnológico, aprovechar las economías de
escala, unir nuestras capacidades de compras y En el campo de la integración, la estrategia
de ventas externas, de modo de enfrentar, uni­ de “integración hacia afuera” implica fortalecer
dos, a los grandes bloques económicos cuya for­ nuestra eficiencia productiva, nuestra capacidad
mación ya está en marcha. Consiste en hacer tecnológica, nuestros mecanismos financieros y
funcional al objetivo de conquistar los mercados nuestra capacidad de negociación.
externos, todo el proceso de negociaciones de En cuanto a la eficiencia productiva, las polí­
desgravación intrarregional, de aproximaciones ticas internas juegan un papel decisivo. El siste­
al arancel externo común, de coordinación de ma tributario tiene que revisarse para evitar la
políticas económicas. generación de incentivos, o desincentivos, que no
Como economista no puedo dejar que mis respondan a una cuidadosa valoración social. El
ideales oscurezcan la objetividad. No puedo de­ sistema financiero tiene que modernizarse para
cir que esto sea fácil. Pero sí creo que será mucho captar y utilizar con eficiencia los recursos de
U N A N U E V A E S T R A T E G IA P A R A L A IN T E G R A C IO N / C. M a ssa d 113

ahorro que han de ser la base del finandamiento de la región, tal vez utilizando como base el Ban­
del desarrollo en el futuro. La exigencia de efi­ co Latinoamericano de Exportaciones (bladex).
ciencia sobre las actividades del Estado necesita Una institución bancaria regional en el campo
ser implacable para evitar transmitir al resto de la comercial podría atraer más recursos externos
comunidad costos excesivos que sólo significan de los que hoy día obtenemos, o al menos inter­
desperdicio. Los trabajadores necesitan sentirse nalizar algunos de los pagos de comisiones que
partícipes del proceso económico y del desarro­ hoy día realizamos por operaciones de esta natu­
llo, para evitar tensiones sociales insostenibles. raleza.
Los equilibrios macroeconómicos tienen que cui­ No se trata de desplazar a la banca comercial
darse para evitar la necesidad de ajustes violentos tradicional, sino simplemente complementarla
que distorsionan todo el proceso. En este último con un esfuerzo de cooperación regional destina­
aspecto, la estrategia de integración hacia afuera do a buscar recursos adicionales que cada uno de
implica una estrecha cooperación entre los países nuestros países por sí solo difícilmente podrá
en desarrollo para lograr modificaciones indis­ atraer.
pensables en el sistema monetario internacional
que limiten el efecto negativo sobre nuestras Finalmente, fortalecer nuestra capacidad de
economías de las políticas económicas de los paí­ negociación significa buscar formas de producir
ses industriales. En la medida en que esto último y negociar en conjunto, para comprar y vender lo
no sea posible volveremos a sufrir en el futuro que necesitamos. También aquí las empresas de
nuevas crisis de la deuda y el financiamiento carácter multinacional en la región pueden Jugar
externo. Pero entonces la paciencia ya estará ago­ un papel muy importante y cabe a los gobiernos
tada. estimular la formación de tales empresas. Un
Fortalecer nuestra capacidad tecnológica re­ primer campo de colaboración regional está en la
quiere una preocupación especial por la educa­ actual Ronda Uruguay, donde una estrecha coo­
ción a todos los niveles, por la investigación, tanto peración entre nuestros países puede lograr mu­
en la empresa como en la universidad, por la chos mejores resultados que una actuación ais­
información de lo que ocurre en otros centros. lada.
A menudo, la escala de trabajo requerida para Estas ideas requieren de un análisis muy cui­
lograr progreso tecnológico supera las posibili­ dadoso. No cumpliría con mi responsabilidad de
dades de algunos de nuestros países individual­ académico y de funcionario internacional si no
mente considerados. Aquí, los laboratí>rios mul­ intentara llamar la atención hacia las transforma­
tinacionales de la región podrían hacer una con­ ciones que se producen en la economía mundial y
tribución muy importante al progreso tecnológi­ hacia la necesidad de no abandonar nuestros es­
co, generando a la vez intereses comunes que fuerzos de integración y de buscar estrategias
dinamizan el proceso integrador y lo hacen irre­ nuevas que aumenten nuestra probabilidad de
versible. éxito en el próximo siglo. Sin ellas, a lo mejor la
Fortalecer nuestros mecanismos financieros historia nos vuelve a mostrar que las fronteras
requiere, primero, fortalecimiento institucional. son una protección mucho más débil de lo que
Es muy probable que necesitemos concentrar ta­ creemos hoy día. No sé si hay alguna frontera en
lento en unas pocas instituciones para planear el mundo que no haya sido alterada en los últi­
sus operaciones y los medios para aumentar sus mos 100 años. Se han desmembrado imperios;
recursos. El Banco Interamericano cubre el área han desaparecido países y se han creado otros;
de financiamiento de proyectos de inversión pú­ territorios importantes han cambiado de manos.
blicos y privados y, en medida muy limitada, En las condiciones del futuro, frente a los super-
incluye financiamiento comercial para exporta­ bloques que hoy ya se perfilan, la integración
ciones. Pero el campo de la banca comercial re­ latinoamericana puede ser no sólo un instrumen­
gional está completamente abierto. Tal vez los to de crecimiento económico, sino también la
bancos comerciales de la región, públicos y priva­ base de la supervivencia colectiva. Nada menos
dos, pudiesen cooperar para establecer una enti­ que éste es el desafío que, a mi entender, tenemos
dad que cubra los aspectos de carácter comercial hoy por delante.
Introducción*
R E V IS T A D E L A C E PA L N® 3 7
La actitud de los Estados Unidos frente a las
políticas brasileñas sobre informática y derechos
de propiedad intelectual, ilustra en forma elo­
La vieja lógica cuente el conflicto entre los intereses nacionales y
del nuevo orden el orden internacional. El Gobierno de los Esta­
dos Unidos amenazó con imponer sobretasas a
económico las exportaciones brasileñas de varios productos
manufacturados a fin de obligar a las leyes
internacional brasileñas’ a reconocer los derechos de propie­
dad de las empresas estadounidenses en materia
de programación de computadores y de produc­
Vivianne Ventura-Días* tos farmacéuticos, y para reducir el alcance de las
políticas nacionales en sectores con alto valor
agregado.
La controversia es ilustrativa, ya que los prin­
El ámbito institucional de la cooperación económica cipios internacionales que podrían servir de base
internacional está basado en la supuesta armonía entre
los intereses nacionales e internacionales. Sin embar­
legal para adoptar medidas unilaterales de re­
go, en un período de acentuada transición industrial presalia comercial en el caso de prácticas nacio­
caracterizada por cambios en la competencia interna­ nales relativas a los servicios y a los derechos de
cional y en la tecnología productiva, como la ocurrida propiedad intelectual, siguen negociándose en la
en los últimos años, surgen conflictos entre dichos nueva ronda de Negociaciones Comerciales Mul­
intereses. El factor de poder, omitido con frecuencia
en los debates sobre cooperación económica interna­
tilaterales (nc;m) en Ginebra. La aplicación de los
cional, aflora claramente cuando un país procura mo­ principios incorporados en la sección 301 de la
dificar las normas para mantener su posición competi­ versión revisada de la Ley de Comercio y Arance­
tiva como potencia industrial. Este artículo analiza en les de los Estados Unidos, de 1984, revela la
particular la relación entre Brasil y los Estados Unidos impaciencia de este país por incluirlos en un nue­
a este respecto.
En la primera sección se examinan los cambios en la
vo marco legal que regule las transacciones co­
economía y el comercio mundiales y se plantean inte­ merciales internacionales de bienes y servicios.
rrogantes sobre la integración en ellos de los países en El empleo de los instrumentos proteccionis­
desarrollo. En la segunda sección se analiza la impor­ tas de esa Ley de Comercio por el Gobierno esta­
tancia de las negociaciones multilaterales sobre bienes dounidense para obtener concesiones en el plano
y servicios. En la tercera sección se introducen los
problemas suscitados por las definiciones de normas y
bilateral, destaca los aspectos que están enjuego
principios arbitrarios por parte de los Estados Unidos en las actuales ncm —la Ronda Uruguay— que se
y el uso discriminatorio que hacen del acceso a su llevan a cabo en Ginebra. Estos son: a) la impor­
mercado. En la cuarta sección se examinan los logros tancia estratégica que los Estados Unidos le atri­
principales del sector informática en Brasil, contras­ buyen a los bienes y servicios de alto contenido
tándolos con la experiencia de la industria automotriz
de dicho país; se analiza la importancia que tiene la
tecnológico; b) el hecho de que las políticas nacio-
propiedad del capital para el desarrollo de una capaci­
dad tecnológica endógena. En la quinta sección se *EI Omnibus TradeandCompeiitivenessActá^ 1988, firma­
repasan algunos acontecimientos del conflicto de los do por el anterior Presidente Ronald Reagan el 23 de agosto
Esados Unidos con la política brasileña de informática. de ese mismo año, incorporaba y extendía considerablemente
Por último, se detallan algunas observaciones finales. los principios e instrumentos de la sección 301 de la TradeAct
de 1984 que se discuten en este artículo. (Véase Trade and
Tariffs Áct 1984).
*E1 16 de septiembre de 1985, el representante comer­
cial de los Estados Unidos inició una investigación sobre la
política brasileña de informática, en virtud de la sección 301
de la Ley de Comercio y Aranceles (loa ) de 1984. Con poste­
rioridad, se efectuó otra investigación respecto a la protec­
ción inadecuada de patentes de productos farmacéuticos en
* ( > on su lt or a d e la c ci ’AI.. Brasil, Varios países en desarrollo, como la República de
Corea y Argentina, se han visto afectados por la sección 301
de la LCA de 1984,
116 R E V IS T A DE L A C E P A L N " 37 / A b r il d e ¡ 9 8 9

nales, sobre todo aquéllas orientadas a la inver­ nales, pues suponen que siempre dispondrán
sión, serán el foco de las negociaciones comercia­ con facilidad de dichas tecnologías y de las divisas
les, y c) la desagradable opción que encaran los para adquirirlas.
países en desarrollo de renunciar a sus mercados
Las características de la nueva ola tecnológica
nacionales de bienes y servicios de alto contenido
vinculadas con la internacionaiización intensifi­
tecnológico a cambio del acceso a los mercados de
cada de las economías nacionales se han utilizado
bienes de acabada tecnología en ios países desa­
para plantear interrogantes respecto a las políti­
rrollados.
cas de crecimiento y desarrollo. Una vez más se
La inclusión de los servicios, las medidas de
insta a los países en desarrollo a liberalizar sus
inversión y los aspectos de los derechos de pro­
mercados de bienes y servicios y a depender de
piedad intelectual vinculados con el comercio en
los mercados internacionales para la asignación
las nuevas n c m estuvo precedida de largas nego­
nacional de recursos.
ciaciones. Cabe recordar que la declaración de
Punta del Este, que constituyó el punto de parti­ Además, en este contexto de transformación
da de las negociaciones, fue el fruto de una re­ tecnológica dinámica se desestiman las institucio­
dacción acuciosa a fin de que todos los países la nes, las categorías y los métodos de análisis que se
firmaran. utilizan en los estudios sobre el desarrollo. Los
Países como India y Brasil deseaban cercio­ conceptos de desarrollo económico y, en particu­
rarse de que los derechos de propiedad intelec­ lar, el modelo centro-periferia ideado por Raúl
tual y la inversión extranjera no serían examina­ Prebisch a fines de la década de 1940 y comienzos
dos per se, pues esto no lo permite el Acuerdo de la de 1950,figuran entre los conceptos que las
General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio, transformaciones estructurales en curso tildan
sino en la medida en que estaban relacionados de anticuados. Interesa saber cuán relevantes
con el comercio de bienes. Se aceptó, asimismo, son los conceptos y políticas de Prebisch en una
que en la nueva ronda de negociaciones se nego­ economía mundial altamente integrada en que la
ciaría un marco para el comercio de servicios, producción mundial puede o no puede estar
pero en un grupo separado formalmente del geográficamente segmentada, aunque seguirá
cía i I y, por tanto, al margen de sus normas y
dominada por las empresas internacionales y
procedimientos. Así, se impedía que se pudieran transnacionales.
exigir concesiones cruzadas o concesiones en el ám­ A mi juicio, la cuestión fundamental de cómo
bito de nuevos aspectos a cambio de concesiones deberían integrarse las economías en desarrollo
en el ámbito de los productos tradicionales. Son a la economía mundial en su calidad de naciones
las mismas concesiones que exigieron los Estados soberanas, sigue siendo tan importante ahora
Unidos en el caso de las políticas brasileñas en como lo fue en la economía de posguerra. Las
materia de informática y patentes. industrias y los problemas concretos han cambia­
En la mayoría de los países no se tiene conoci­ do por cierto. Pero hoy los países en desarrollo
miento cabal de las consecuencias de dichas ne­ no pueden aceptar que su papel deba limitarse a
gociaciones para el proceso de desarrollo. Mu­ transar bienes de bajo valor agregado por otros
chos países en desarrollo tienden a pensar que el de alto valor agregado, así como antes no pudie­
futuro de sus economías se basará en las mismas ron aceptar que debían limitarse a transar pro­
esferas en que hoy poseen ventajas comparativas ductos primarios por bienes manufacturados. Lo
estáticas, como la agroindustria y otras activida­ primero significaría aceptar pasivamente los ni­
des industriales ya afianzadas. A los empresarios veles actuales de distribución mundial del ingre­
de las industrias tradicionales les cuesta aceptar so y, en consecuencia, el sistema inequitativo de
los riesgos y los costos de crear la capacidad para distribución del ingreso en ellos.
producir tecnología en el plano local. Prefieren Brasil está mal preparado para incorporarse
participar en la nueva onda tecnológica como a la nueva onda tecnológica. Es una nación de
consumidores de tecnología incorporada o no industrialización reciente pero perdió gran parte
incorporada, en forma de maquinarias, equipo y de su poder negociador al convertirse en un país
servicios, que se empleará para actualizar y mejo­ en desarrollo muy endeudado. El país tiene que
rar su competitividad en los mercados tradicio­ encarar simultáneamente problemas económi-
L A V IE JA L O G IC A D E L N U E V O O R D E N E C O N O M IC O IN T E R N A C IO N A L / V e n iu r a -D ím 117

eos, sociales y políticos que involucran diferentes tecnológica: en las industrias intermedias como
niveles de complejidad tecnológica y de sufri­ las del acero y el petróleo, en las telecomunicacio­
miento humano. Pese a algunas reformas demo­ nes y en el caso reciente de la informática.
cráticas, todavía no se permite que la sociedad Las negociaciones de la Ronda Uruguay
debata a fondo y con franqueza los diversos nive­ apuntan a liberalizar más el comercio de bienes y
les de problemas, los cursos de acción alternati­ servicios ampliando el alcance y la libertad de
vos y los diferentes costos y beneficios que entra­ acción de las empresas transnacionales con sede
ña cada caso. en los países industriales. A los países en desarro­
Los años ochenta se han apodado la década llo se les dice que esa liberalización los beneficiará
perdida para el desarrollo. Hasta ahora, muchos como consumidores de mejores productos a pre­
países en desarrollo, y sobre todo Brasil, se han cios competitivos. En este nuevo orden interna­
limitado a responder a necesidades apremiantes, cional de empresas transnacionales de gran mo­
.sin que les queden recursos para diseñar y ejecu­ vilidad, se tildan de anticuadas las inquietudes de
tar metas estratégicas. países en desarrollo como Brasil, por el futuro de
El país pasó por varios períodos en los que sus mercados internos y de sus empresas nacio­
era posible utilizar el aparato estatal para conci­ nales. Sin embargo, la experiencia en materia de
tar consenso político en torno al establecimiento desarrollo indica que el establecimiento de una
de grandes industrias: acero y petróleo, vehícu­ capacidad tecnológica nacional en los países en
los automotores, telecomunicaciones e informá­ desarrollo no puede estar disociada de la propie­
tica. En algunos casos, había la decisión delibera­ dad nacional de la producción de bienes y servi­
da d,e asignar recursos a la creación de capacidad cios.

I
Cambios estructurales en la economía mundial

Hov quedan pocas dudas de que la economía nuevas tecnologías resta importancia al sector de
mundial ha experimentado una transición in­ los productos primarios. Por ejemplo, en 1984
dustrial decisiva determinada por dos fuerzas Japón utilizó por cada unidad de producción
principales: i) cambios en la competencia inter­ industrial sólo 60% de las materias primas que
nacional, y ii) cambios en la tecnología producti­ utilizaba en 1978; en un microcircuito semicon­
va. La economía mundial se ha caracterizado ca­ ductor las materias primas representan 1 a 3%
da vez más por un mundo multipolar. En virtud del costo total de producción; 50 a 100 libras de
de e.ste acontecer, las grandes industrias manu­ cable de fibra de vidrio transmiten tantos men­
factureras y de servidos estadounidenses se han sajes telefónicos como una tonelada de alambre
visto obligadas a correr riesgos considerables al de cobre, y para producir 100 libras de ese cable
enfrentar la competencia internacional con re­ no se requiere más de 5% de la energía necesaria
sultados impredecibles para el orden internacio­ para producir una tonelada de alambre de
nal^. cobre^^.
Los avances en la tecnología productiva están El efecto de estos cambios sobre los ingresos
impulsando cambios fundamentales en la estruc­ de exportación ya se ha hecho sentir en gran
tura de la economía mundial: en primer lugar, el parte del mundo en desarrollo. Los nuevos ma­
ahorro de recursos naturales que se logra con las teriales y la adopción de innovaciones tecnológi­
cas por las industrias tradicionales de los países

^V^ase J. Zysman y S, Cohen, “The International F>xpe-


rience”, en D. Obey y P, Sarbanes (eds.). The Changing Am eri­ '^Drucker, P,, “The changed world economy”, Foreign
can Economy, Basil Blackwell, N.Y., 1986, pp. 41-55. A ffairs,Primavera boreal, 1986, p. 773.
18 R E V IS T A D E L A C E P A L N " 37 / A b r il d e 1 9 8 9

desarrollados les otorgará también un margen Las industrias dinámicas y en crecimiento de


competitivo que podría neutralizar la iníluencia la nueva onda tecnológica son las del conoci­
de los bajos salarios en las importaciones prove­ miento. Además, es en éstas donde la íntima rela­
nientes de los países en desarrollo. ción entre bienes y servicios se vuelve más visible.
En segundo lugar, las nuevas tecnologías Drucker {op, ciL, p. 779) sostiene que están sur­
ahorran mano de obra. Cada vez se obtienen giendo dos clases distintas de industria manufac­
mayores volúmenes de producción manufactu­ turera: una está basada en las materias primas,
rera con menos personas empleadas en forma representada por las industrias que impulsaron
directa en las actividades productivas; según el crecimiento económico en los tres primeros
Drucker (1986, p. 776), en la década de 1920 uno cuartos de siglo. La otra es la basada en la infor­
de cada tres norteamericanos de la fuerza de mación y el conocimiento: productos farmacéuti­
trabajo era obrero manufacturero; en la década cos, telecomunicaciones, instrumentos analíticos
de 1950 la cifra era uno de cada cuatro; en la y procesamiento de la información (computado­
actualidad se ha reducido a uno de cada seis y res). Las que están creciendo en mayor medida
sigue disminuyendo®. Este autor concluyó que, son las basadas en la información.
para seguir siendo competitiva, o incluso para Este autor agrega que estos dos grupos difie­
seguir siendo desarrollada durante los próximos ren no sólo en cuanto a sus características econó­
20 años, una empresa o una industria o una micas, sino sobre todo en cuanto a su posición en
nación tenía que aumentar marcadamente la la economía internacional. Los productos de las
producción manufacturera y a la vez reducir industrias basadas en materias primas tienen que
marcadamente también su fuerza de trabajo exportarse o importarse como “productos”, y fi­
obrera*’. guran en la balanza comercial. Los productos de
En este período de transición, se ha esfuma­ las industrias basadas en la información pueden
do el sueño americano de la gran sociedad y ha exportarse o importarse como “productos” y co­
surgido en su reemplazo una sociedad dual con mo “servicios”, y pueden figurar con imprecisión
mayores niveles de desigualdad económica. Los en la balanza comercial global^.
empleos bien remunerados en las industrias ma­ Sin embargo, el papel dominante que desem­
nufactureras son reemplazados por otros mal peñan los servicios en el empleo y la producción
remunerados en las industrias de servicios. Estas, nacionales no es equivalente en el comercio inter­
por su parte, crean un pequeño número de em­ nacional. Al margen de cuán precisas sean las
pleos altamente especializados y muy bien remu­ estimaciones sobre las transacciones internacio­
nerados. nales de servicios cabe concluir que el comercio
de servicios seguirá siendo menos importante
que el comercio de bienes. En realidad, la partici­
’En este contexto, Drucker (Ibíd, p. 775, n, 7) suscribía
la percepción de Prebísch de que los productos primarios
pación de los servicios en el comercio total de
pasarían a tener importancia marginal para las economías del bienes y servicios ha permanecido casi constante
mundo desarrollado. Reconocía que a comienzos de la déca­ (17 a 18%) durante los 15 últimos años. Poca
da de 19.50 incluso él no podía creer en lo acertado de las duda cabe que la competitividad internacional en
proposiciones de Prebisch. bienes manufacturados y, sobre todo, en bienes
^Véase Drucker, op. cit., p, 779. manufacturados con alto valor agregado depen­
'’Asimismo, Drucker se refería más bien a los movimien­
tos de capital que al comercio (tanto de bienes como de
de de los servicios basados en el conocimiento (pro­
servicios) como las fuerzas impulsoras de la nueva economía gramas de computadores, ingeniería, banca y fi­
mundial: el conjunto de bienes y servicios oscila entre unos nanzas y diferentes clases de servicios a las
2.5 billones a 3 billones de dólares anuales. Sin embargo, el empresas)**.
mercado de eurodólares en Londres, en el que las institucio­ La mano de obra calificada se convirtió en la
nes financieras del mundo realizan sus operaciones, moviliza
más de 300 000 millones de dólares cada día hábil, o sea, 75
billones de dólares anuales, monto que representa por lo
menos 25 veces el del comercio mundial (p. 782). Los resulta­ ^Véase Drucker, op. d t , p. 779.
dos perversos son el efecto de los tipos de cambio que deter­ ^United States Congress, Office of Technology Assess­
minan el comercio de bienes y servicios y no a la inversa. Por ment, in te rn a tio n a l Competition in Services (ota -ite -328),
tanto, éstos también se convierten en un factor de “ventaja Washington, D.C.: U.S. Government Printing Office,Julio de
comparativa” (pp. 786-788). 1987.
L A V IE J A L O G IC A D E L N U E V O O R D E N E C O N O M IC O IN T E R N A C IO N A L / U V e n tu r a -D ím 119

fuente principal de ventajas comparativas. Los operaciones manufactureras para que haya una
economistas y algunos de los más decididos parti­ buena combinación entre producción manufac­
darios de las políticas proteccionistas en los Esta­ turera y de servicios. Ajuicio de los mismos auto­
dos Unidos, están convenddostde que las decisio­ res, a menos que los trabajadores estadouniden­
nes sobre el desarrollo del capital humano defi­ ses adquieran constantemente experiencia en
nen la estrategia competitiva de una nación. Se mejorar la eficiencia de una planta o en diseñar
ha dicho que la estrategia coherente japonesa es un nuevo producto, quedarán inevitablemente a
eficaz porque está fundada en la adopción de la zaga de la competencia. Esto rige sobre todo
actividades económicas más especializadas y de para los sectores de alta tecnología donde los
mayor valor. A diferencia de los Estados Unidos, productos, procesos y tecnologías nuevos y más
Japón se ha dedicado tanto a mejorar los proce­ eficientes vuelven rápidamente obsoletos incluso
sos productivos de las viejas industrias como a a los productos más modernos. Por ejemplo,
desplazarse hacia la producción de mayor valor cuando los japoneses pasaron del suministro de
agregado‘^ partes baratas a la venta de productos termina­
Japón ha logrado obtener plenos beneficios dos en la industria electrónica de consumo, en
de la introducción de la nueva microelectrónica y Estados Unidos hubo aptitudes técnicas y pro­
del control láser en los procesos productivos y ha ductivas vitales que se extinguieron por desuso.
venido consolidando, al mismo tiempo, su repu­ La fuerza de trabajo estadounidense perdió su
tación en el sector servicios. El sector que com­ capacidad de manufacturar productos electróni­
prende modas, películas, programación de tele­ cos de consumo competitivos^'.
visión, editoriales, consultoría, bienes inmuebles, En medio de aquellas transformaciones, la
diseño, construcción, esparcimiento, turismo, estrategia de industrialización en los países en
publicidad, seguros y finanzas se escogió junto desarrollo, tan controvertida en la década de
con la alta tecnología como las esferas de creci­ 1950, se ha trivializado y ha pasado a ser casi un
miento más promisorias. lugar común. Los grandes organismos que se
Según Reich y Mankin la estrategia japonesa ocupan del desarrollo y las revistas comerciales
en las empresas mixtas formadas con empresas instan a los países en desarrollo a alejarse de los
con sede en los Estados Unidos ha consistido en mercados declinantes de productos básicos y a
conservar los empleos mejor remunerados y con adoptar una estrategia orientada hacia afuera
mayor valor agregado en el Japón y acumular para industrializar sus economías'"^.
pericia en la ingeniería de proyectos y en los El Informe sobre el Desarrollo Mundial, 1987
proce.sos de producción^'k La mayor participa­ destacaba la importancia de la fabricación a nivel
ción resultante en los mercados estadounidenses mundial e ilustraba el argumento con el caso del
ha dividido las opiniones de los economistas y los automóvil Ford Escort, producido por la Ford
formuladores de políticas en los Estados Unidos. Co., armado en el Reino Unido y en la República
A algunos les preocupa que las utilidades de cor­ Federal de Alemania, mientras que la produc­
to plazo de la gestión en el “exterior” puedan ción de sus partes se distribuía entre 15 países
verse contrarrestadas por las pérdidas de largo industrializados (12 países europeos y Canadá,
plazo en términos de un deterioro de las aptitu­ Estados Unidos y Japón). El resultado es un in­
des nacionales y el debilitamiento de la capacidad tenso comercio bidireccional de manufacturas
tecnológica nacional. entre los países industrializados. En el contexto
Se ha hecho hincapié en las economías del del comercio dentro de la industria, la organiza­
aprendizaje y en la importancia de controlar las ción reconocía que las ventajas de costos sólo
podían evaluarse a nivel de categorías de produc-

■’Véase R. Reich, “Beyond Free T r -d á t" , Foreign Affairs, "Véase. Reich y Mankin, op. cit., p. 79.
Primavera boreal 1983, pp, 773-804; Thurow, L., The Zero- ' ■^El Informe sobre el Desarrollo Mundial, 1987 destacó
S u m S o lu tm i, Simon and Schuster, N.Y., 198.5. los vínculos entre la industrialización y los regímenes comer­
"’Véase, Reich y E, Mankin, “Joint ventures with Japan ciales, pero subrayó no obstante el apoyo institucional que
give away our future”. H arvard Business Review, marzo-abril prestará el Banco a aquellas políticas que conduzcan a la
1986, n, 2. p, 78. industrialización de los países en desarrollo.
120 R E V IS T A DE L A C E P A L N " 37 / A b r il d e 1 9 8 9

tos muy desagregados* \ Por tanto, cabe concluir las industrias de dos dígitos. Tras casi 15 años de
que la base teórica de la especialización interna­ debate internacional sobre “el proteccionismo y
cional se volvió casi irrelevante. el ajuste estructural”, quedó bien en claro que los
Las corporaciones con sede en los países in­ países industriales no van a renunciar a sus in­
dustriales necesitan que se complete la “aldea dustrias seniles nacionales. Al amparo de barre­
global” mediante cambios institucionales en el ras proteccionistas los gobiernos de los países
sistema del comercio internacional para que pue­ industriales han venido rejuveneciéndolas y re­
dan hacer sus planes de inversión y producción cuperando la capacidad para dejar fuera de com­
libremente y beneficiarse de las ventajas de costo petencia en este rubro a los países en desarrollo.
que of rece cada industria en particular sin barre­ Los procesos combinados de cambio y ajuste es­
ras fronterizas. En palabras de la revista Fortune tructural en los países industriales se han acom­
(2.2.87, p. 23) cada vez hay más empresas que pañado de diferentes formas de proteccionismo
fabrican en dos, tres o más países, tratando al y de comercio manipulado, mediante acuerdos
mundo entero como si fuera su tienda y su mer- bilaterales, destinados a aislar a determinados
cadí). Dichas empresas representan ya más de la grupos económicos nacionales de los costos del
mitad de las exportaciones mundiales de bienes ajuste.
no agrícolas, y un cuarto de dicho comercio con­ Los países industriales no se están convirtien­
siste en transferencias entre filiales de la misma do en economías “post-industriales” basadas en
empresa. los servicios. Están experimentando un proceso
de integración intersectorial sumado a un au­
Por ejemplo, una empresa como la Singer
mento del contenido de servicios de las diferen­
Corporation, con sede en los Estados Unidos,
tes actividades productivas, tanto en el seno de
produce cascos para sus máquinas en Cleveland,
las empresas manufactureras como en las de
Estados Unidos; motores en Campiñas, Brasil;
servicios". Así, un estudio reciente sobre las in­
ejes conductores en Monza, Italia; las monta en
dustrias de servicios estadounidenses llegó a la
Taiwàn y las exporta a los Estados Unidos. El
conclusión de que para mantener una sociedad
73% de los componentes del computador perso­
con niveles de vida elevados y con un número
nal IBM que se arma en los E.stados Unidos se
considerable de empleos bien remunerados, los
fabrica en el exterior. En el país sólo se manufac­
Estados Unidos tienen que seguir siendo compe­
tura la caja y se montan los motores de discos y el
titivos tanto en los bienes de alto valor agregado
computador.
como en los servicios basados en el conocimiento;
Los cambios en la economía mundial y en la esto exige a su vez una fuerza de trabajo bien
estructura del comercio mundial no ocurrirán educada y altamente calificada*'’.
todos a la vez, como en la economía de libros, sino
que se introducirán lenta e irreversiblemente. En Resulta evidente ahora que la modalidad de
ese mismo número de la revista Fortune (p. 22) crecimiento que condujo a la expansión de la
algunos analistas pronostican que para la próxi­ economía mundial en las décadas de 1950 y 1960
ma década las industrias declinantes, es decir, la ha llegado a su término. Según las palabras de C.
producción mundial de lo que ahora son sobre Pérez, el mundo tiene que realizar ahora la tran­
todo productos básicos manufacturados, acero sición de un conjunto de disposiciones sociales e
básico e incluso automóviles baratos, se traslada­ institucionales, configuradas por las característi­
rá a los países con bajo costo de mano de obra, cas de una constelación de tecnologías de pro­
pero con fuerzas de trabajo cada vez más califica­ ducción masiva basadas en el petróleo barato, a
das, tales como Taiwàn, Corea del Sur y Brasil. otro capaz de una interacción fructífera y apro-
Pero es difícil que en las próximas décadas la
producción mundial y la especialización interna­
cional estén divididas conforme a las pautas de '"'Véanse referencias en V. Ventura-Días y (i. I'ernán-
dez-Saavedra, “América Latina y el Caribe en la economía
mundial”, serie Estudios e Informes de la c l p a i . N” 6 6 ( i ,c./ ü .
1478-P), Santiago de Chile, septiembre de 1987,
‘ ’Banco Mundial, Inform e sobre el Desarrollo M undial, ‘’Véase United States Congress, Office of Technology
1987, Washington, D.C., 1987, pp, 38-,39, Assessment, op. cit., p. 6,
L A V IE JA L O G IC A D E L N U E V O O R D E N E C O N O M IC O IN T E R N A C IO N A L / V . V e n tu r a ^ D ía s 121

piada con un nuevo sistema de tecnologías flexi­ zó a tratar de reajustar la organización comercial,
bles basadas en la electrónica a bajo costo'®. el ( ; a t t . E s evidente que la actual Ronda Uru­
Las organizaciones comerciales, financieras guay o conducirá la organización a un colapso o
y monetarias internacionales se establecieron co­ la adecuará a la nueva economía y comercio
mo corolario de la estructura industrial existente mundiales. Sin embargo, la adecuación a una
a fines de la década de 1890 y comienzos de la de nueva economía mundial no significa adecua­
1900. La última ronda de negociaciones comer­ ción a las necesidades de desarrollo de los países
ciales multilaterales, la Ronda de Lokio, comen­ en desarrollo.

II
La Ronda Uruguay; lo que está en juego

Los Estados Unidos desempeñaron un papel rec­ tranjera directa como componente fundamental
tor en el establecimiento del sistema comercial de de los flujos privados de capital.
posguerra. El consenso entre los países industria­ La extraí)i'dinaria integración de la econo­
les respecto a la ideología del libre comercio, fue mía internacional actual se debe a que la produc­
la consecuencia del crecimiento sin precedentes ción de las empresas es internacional. Ilustra esta
del consumo masivo de bienes estandarizados y aseveración el hecho de que el 20% de las impor­
de los enormes diferenciales tecnológicos entre taciones estadounidenses (y mucho más en el
los países industriales y los semiindustriales. El caso de productos individuales) representa des­
papel hegemónico de industrias como el acero, pachos de filiales en el exterior a su matriz en los
los productos químicos, los automóviles, el cau­ Estados Unidos. En realidad, las estimaciones
cho y la maquinaria eléctrica, configuró las políti­ podrían ascender a 3/4 de las importaciones esta­
cas comerciales estadounidenses que se codifica­ dounidenses en el caso de la microelectrónica
ron más tarde en el Acuerdo General sobre como componente de despachos intraempresas,
Aranceles Aduaneros y Comercio y en las rondas sobre todo de filiales en Asia*®. Se reitera que la
comerciales subsiguientes. Dichas industrias con estructura del comercio mundial ha cambiado
elevados costos fijos tenían que ser estables y considerablemente, ya que el comercio intrain-
predecibles para poder planificar sus inversio­ du.strial ha reemplazado a la modalidad interin­
nes. Asimismo, en la época en que se fundó el dustrial que había prevalecido hasta el período
(;a 1 i el comercio de bienes era un sustituto par­ de entre guerras.
cial para el movimiento de factores'^. Durante las tres últimas décadas de interna­
En los años posteriores a la Segunda Cruerra cionalización creciente de las actividades produc­
Mundial la estructura de flujos de capital experi­ tivas, los países en desarrollo aumentaron su ca­
mentó cambios trascendentales. La convertibili­ pacidad de negociar con las r. i n y pudieron ex­
dad del dólar, la liberalización gradual del co­ traerles condiciones más favorables. En Brasil,
mercio y de los pagos, la posición privilegiada de prosperaron los esfuerzos para controlar la
las empresas estadounidenses, y los cambios tec­ “transferencia” irrestricta de tecnología. La ca­
nológicos en materia de transportes y comunica­ pacitación de funcionarios y el establecimiento
ciones, elaboración de datos, y técnicas de gestión de bancos de datos sobre tecnologías disponibles
favorecieron el crecimiento de la inversión ex- en el país y en el exterior fueron parte de un
activo programa del Instituto Nacional de la Pro­
piedad Indu.strial para mejorar la información y
"’Véa.se. C.. Pérez, "Microelectronics, long waves aiitl
world structural change: new perspectives for developing
countries". W orld Developmenl, voi, 13, n. 3, 198.5, p. 441. ’'^United State.s Congress, Office of Technology Assess­
‘^Veasc Reich, op, cit. ment, pp, 45 y 334.
122 R E V IS T A D E L A C E P A L N “ 37 / A b r il d e 1 9 8 9

crear un “mercado” real para la adquisición de Las medidas de inversión vinculadas con el
tecnología comercio y los derechos de propiedad intelectual
La autonomía que tienen los gobiernos para se incluyeron formalmente entre los 14 grupos
exigir requisitos relativos a las exportaciones a las negociadores sobre bienes, cuando se inició for­
empresas multinacionales o la inclusión de insu- malmente la Ronda Uruguay en septiembre de
mos nacionales en los planes de producción de 1986. El reconocimiento de que los gobiernos
esas filiales, introduce factores estocásticos en la pueden generar ventajas comparativas mediante
planificación estratégica de las empresas globa­ políticas e instrumentos de política adecuados
les. Ajuicio de estas últimas, estas medidas res­ está implícito en la petición de examinar una
tringen su libertad de inversión. amplia gama de políticas nacionales. Pese al texto
Además, las políticas que adoptan los países aprobado en Punta del Este dichas políticas serán
en desarrollo en la búsqueda del crecimiento eco­ el objetivo central de las negociaciones^^.
nómico, la transferencia de tecnología y la auto­ El comercio de servicios se negocia en un
nomía tecnológica afectan el uso de las “tecnolo­ grupo aparte^'\ Sin embargo, los países indus­
gías de dominio privado”. Los formuladores de triales suelen reconocer que las “transacciones
políticas en los Estados Lfnidos están preocupa­ internacionales” de servicios y no sólo el comer­
dos por la declinación del liderazgo del país en cio transfronterizo deberían formar parte de las
materia tecnológica. Se concluyó que las razones negociaciones, Y por definición, las “transaccio­
radicaban no sólo en la base tecnológica de los nes internacionales” de servicios involucran la
Estados Unidos, sino también en el perfecciona­ presencia extranjera para la prestación de mu­
miento sostenido de las capacidades técnicas en chos servicios. En consecuencia, las negociacio­
otras'partes del mundo. Esto era el resultado del nes en materia de inversiones pasan a ser una
mejoramiento de la capacidad negociadora en parte necesaria de las negociaciones sobre el co­
los países receptores que eran capaces de regular mercio de servicios^'*.
la inversión hacia adentro y la transferencia de
tecnología'^'f
Las empresas multinacionales preferirían no dos más abierto y equitativo para las exportaciones de bienes
compartir sus tecnologías de dominio privado y servicios estadounidenses. Pero no fue hasta 1982 que las
con un socio local, y el Gobierno de los Estados partes contratantes del t;/vn aceptaron considerar el inter­
cambio de información acerca del comercio de servicios sobre
Unidos preferiría que sus empresas pudieran la base de los estudios nacionales efectuados por los países
utilizarlas para producir en el país y exportar en industriales. Véase M. CÜbbs, “La reunión ministerial del
vez de conceder licencias tecnológicas en las con­ ( ; a i [ y el futuro del sistema de comercio internacional”,

diciones impuestas por los países receptores. Asi­ Gaceta Internacional, voi, 1, n, 1, 1983, pp, 99-110,
mismo, las corporaciones no concuerdan en limi­ *^^Véase, en particular, United States Congress, Office
of Technology Assessment, op. cit,, y United States Congress,
tar la protección del secreto comercial a algunos Congressional Budget Office, The c a t t Negotiations and U.S.
años, como en México y Brasil, pues estiman que 'Trade Policy, 1987, U.S. Government Printing Office, Wash­
el período es demasiado breve para acumular los ington, D,(i,
ingresos previstos de las tecnologías. ^'"^Los 14 grupos negociadores sobre bienes se reagrupa­
ron así: acceso a los mercados {grupos sobre medidas arancela­
Estas son las razones que explican la petición
rias y no arancelarias; grupo sobre productos tropicales; tex­
de los Estados Unidos de incluir las medidas de tiles y vestuario; productos a base de recursos naturales);
inversión, la alta tecnología y el comercio de ser­ grupo sobre agricultura; esferas normativas {grupos sobre sal­
vicios en el programa de trabajo del (iAr i , en el vaguardas, solución de controversias, artículos del g a t t ,
trigésimo octavo período de sesiones a nivel mi­ acuerdos y arreglos en materia de n c m , subsidios y medidas
nisterial en noviembre de 1982^*. de compensación; y funcionamiento del g a t i ); temas nuevos
(grupos sobre medidas de inversión relativas al comercio y
sobre aspectos relativos al comercio de los derechos de pro­
piedad intelectual).
'-'El Instituto Nacional de la Propiedad Industrial fue ^*Véase F, Prieto, “Los servicios; un vínculo inquietante
creado por Ley 5646, de 11 de diciembre de 1970, entre América Latina y la economía mundial”. Revista de la
‘■^'^Véase United States Congress, Office of Technology CEVAL, n. 30 {i,c/g ,1441), diciembre de 1986, pp. 125-145.
Assessment, op. cit. Para un estudio detallado de los servicios y de las negociacio­
^'La Ley de Comercio y Aranceles de 1974 contemplaba nes sobre servicios, véase asimismo P..S, Randhawa, “Punta
un mandato presidencial para negociar un acceso a los merca- del Este and after: negotiations on trade in services and the
L A V IE JA L O G IC A D E L N U E V O O R D E N E C O N O M IC O IN T E R N A C IO N A L / V. V e n tu r a -D ím 123

Los países en desarrollo, miembros del o.an , versa, los mismos argumentos que Justifican el
han tratado de separar las negociaciones sobre mantenimiento de reserva de mercados para ob­
bienes de las negociaciones sobre servicios. Este tener ganancias por derechos de patente, a fin de
es el temario bidireccional para la Ronda Uru­ fomentar las inversiones en investigación y desa­
guay. Pero, para el Gobierno de los Estados Uni­ rrollo, rigen para la reserva de mercado en las
dos las concesiones relativas al comercio de bie­ industrias que los gobiernos han decidido desa­
nes se harán a cambio de concesiones relativas a rrollar.
los servicios. E incluso las primeras no pueden
darse por hechas, a la luz del ánimo proteccionis­ No obstante, los Estados Unidos quieren que
ta que reina en ese país. Los sindicatos laborales, se establezca un nuevo sistema comercial interna­
por ejemplo, han manifestado serias reservas cional que tome en consideración toda la gama
respecto al otorgamiento de concesiones en el de intereses de sus corporaciones multinaciona­
sector manufacturero a cambio de disminuir las les de bienes y servicios. Sin embargo, el Gobier­
barreras al comercio de servicios'^^. no de los Estados Unidos no sólo actúa en el
Cabe agregar que la lógica de libre comercio plano multilateral. Se espera que las negociacio­
no rige para la protección de los derechos de nes sobre servicios serán prolongadas y difíciles y
propiedad intelectual. Mientras que en el primer que continuarán hasta bien avanzada la década
caso se garantizan niveles más altos de competen­ de 1990. Mientras tanto, se extraen concesiones
cia, en el segundo se permite que las corporacio­ mediante políticas nacionales que imponen me­
nes obtengan ganancias monopólicas. Además, didas restrictivas unilaterales contra los socios
dicha protección favorece la competencia desleal comerciales que no ofrecen la protección sufi­
porque esas empresas pueden obtener ganancias ciente de la propiedad intelectual o que restrin­
por derechos de patente en los mercados locales gen las actividades de las corporaciones multina­
después de haber repartido los costos del desa­ cionales de bienes y servicios con sede en los
rrollo en los mercados internacionales. A la in­ Estados Unidos.

III
La ley de comercio y aranceles de los Estados Unidos
de 1984; la amplitud del mercado

El carácter tradicionalmente proteccionista de la mente h)s objetivos de negociación a fin de in­


legislación comercial estadounidense se vio ro­ cluir la inversión extranjera y las industrias de
bustecido por la ley de comercio y aranceles ( lc.a ) servicios^*’.
de 1984. La ley de comercio de 1974 ya había La l c ;a de 1984 amplió la facultad de repre­
dispuesto medidas paliativas unilaterales para las salia presidencial contemplada en la sección 301
industrias nacionales. Asimismo, fue la primera de la l c : a de 1974. Esta faculta al presidente para
vez en que el comercio de servicios se incluyó imponer sanciones comerciales contra los asocia­
entre los objetivos de negociación de los Estados dos comerciales que incurran en prácticas co­
Unidos. La i.ca de 1984 enmendó la facultad de merciales desleales o establezcan en forma arbi­
“represalia presidencial” (sección 301 de la Ley traria determinadas restricciones injustificables o
de Comercio de 1974) y amplió considerable- infundadas al acceso de productos, servicios o in­
versiones estadounidenses a sus mercados. La
U ruguay R o u n d ”, yowmo/ of W orld Trade Law, vol. 21, n, 4,
1987, pp. 163-171. '^‘^’V éase tam bién M. R odríguez, “Latin A m erica an d the
^^’U n ited States C ongress, O ffice o f T echnology Asses­ U.S. T ra d e and T a riff A ct”, The jo u rn a l of W orld Trade Law,
sm ent, op, cit., p. 321. vol. 20, n. 1, en ero -feb rero , 1986.
124 R E V IS T A D E L A C E P A L N " 37 / A b r il d e 1 9 8 9

reserva de mercado para las empresas brasileñas licencia por personas de los Estados Unidos, y ii)
de microcomputadores y programas se percibe la inversión extranjera directa por personas de
como una restricción i n f u n d a d a contra las empre­ los Estados Unidos, especialmente si dicha inver­
sas estadounidenses. sión acarrea consecuencias para el comercio de
M. Rodríguez señala con acierto que la i.ca bienes y servicios.
no ofrece un mayor acceso al mercado estadouni­ El representante comercial puede iniciar la
dense como un incentivo para que otros países investigación después de examinar la petición
abran sus propios mercados. Más bien crea nue­ presentada en su oficina por c u a l q u i e r p e r s o n a
vos obstáculos a las exportaciones de los países i n t e r e s a d a . También puede iniciarla por su
que “impiden” la expansión de las inversiones, cuenta^^. Si a instancias del representante co­
los bienes y los servicios estadounidenses. La l c a mercial, el presidente determina que correspon­
modifica incluso radicalmente la naturaleza del de tomar medidas para responder a todo acto,
sistema generalizado de preferencias (s(;r) de los política o práctica de un país extranjero o entidad
Estados Unidos, transformándolo en un instru- que sea injustificable, infundado, o discriminato­
mentí) negociador para obtener concesiones del rio y grave o restrinja el comercio de los Estados
país en desarrollo beneficiario. La i .c ;a permite Unidos, entonces, puede hacer uso de su facul­
que la protección de los derechos de propiedad tad para imponer o subir unilateralmente los
intelectual estadounidenses sea un factor que in­ aranceles o, en caso contrario, restringir el acceso
fluye en las decisiones sobre la renovación de a los mercados estadounidenses.
acuerdos en virtud del sgp^^. El vocablo comercio comprende, sin ser ex-
Los objetivos del título i i i de la i .c a de 1984, cluyente: a) los servicios (incluida la transferen­
denominada también ley de comercio e inversión cia de información) vinculados con el comercio
internacional, son, entre otras cosas, mejorar la internacional, sea que esos servicios estén relacio­
capacidad del presidente para identificar y anali­ nados o no con bienes específicos, y b) la inver­
zar las barreras y restricciones al comercio y la sión extranjera por personas estadounidenses,
inversión estadounidenses y lograr la elimina­ con consecuencias para el comercio de bienes y
ción de dichas barreras y restriccií>nes; asimismo, servicios.
estimular la expansión de: a) el comercio interna­ Los términos i n f u n d a d o e i n j u s t i f i c a b l e se em­
cional de servicios mediante la negociación de plean para incorporar las exigencias de los Esta­
acuerdos (tanto bilaterales como multilaterales) dos Unidos respecto al derecho de establecimien­
que reduzcan o eliminen las barreras al comercio to y al tratamiento nacional para las corporac:i(í-
internacional de servicios, y b) de las industrias nes con sede en dicho país. Dichos conceptos
de servicios estadounidenses en el comercio exte­ forman parte de la propuesta que los Estados
rior; e incentivar el libre flujo de la inversión Unidos pusieron sobre el tapete el año pasado en
extranjera directa mediante la negociación de Ginebra, en el grupo negociador sobre servicios:
acuerdos (tanto bilaterales como multilaterales)
que reduzcan o eliminen los efectos comerciales I n f u n d a d o . El término “infundado” significa

distorsionadores de ciertas medidas vinculadas todo acto, política o práctica que a u n q u e n o n e c e s a ­


con la inversión. r i a m e n t e v u l n e r e o s e a in c o m p a ti b l e c o n los d e r e c h o s

El capítulo sobre barreras al acceso a los mer­ le g a le s i n t e r n a c i o n a l e s d e lo s E s t a d o s U n i d o s , s e c o n s i­

cados faculta al representante comercial de los d e r e n o o b s ta n te d e s le a l e i n ju s to . E l t e r m i n o c o m p r e n ­

Estados Unidos ( k c ) para: a) identificar y anali­ d e , s i n .ser e x c lu y e n te , io d o a c to , p o l í t i c a o p r á c t ic a q u e


zar los a c to s y p o l ít i c a s o p r á c t ic a s que constituyan n i e g u e o p o r t u n i d a d e s i m p a r c i a le s y e q u it a t iv a s : a ) d e

barreras importantes o distorsiones de: i) las ex­ m e r c a d o ; b) d e u n a p r o t e c c ió n a d e c u a d a y e fi c a z d e lo s

portaciones estadounidenses de bienes y servi­ d e r e c h o s d e p r o p i e d a d i n te l e c tu a l .

cios (incluidos los productos agrícolas) y la pro­


piedad protegida por marcas registradas, paten­
investigación sobre la política brasileña de in fo rm á­
tes y derechos de autor, exportada u otorgada en tica la inició la oficina del re p re se n tan te com ercial de los
Estado.s U nidos y la relativa a lo,s derecho.s brasileños de
p ropiedad en los productos farm acéuticos, la Pharm aceutical
‘^^Véase R odríguez, op. cit., p. 47. M anufacturing Association.
L A V IE J A L O G IC A D E L N U E V O O R D E N E C O N O M IC O IN T E R N A C IO N A L / V . V e titu r a -D ía s 125

I n j u s t i f i c a b l e , a) En general el término “injustificable” comprende, sin ser excluyeme,


“injustificable” significa todo acto, política o todo acto, política o práctica descrita en el inciso
práctica que vulnere o sea incompatible con los a) que niegue e l t r a to n a c i o n a l o d e n a c i ó n m á s
derechos legales internacionales de los Estados f a v o r e c i d a , e l d e r e c h o d e e s t a b le c im ie n to o l a p r o te c c ió n
Unidos; b) respecto a ciertas acciones, el término d e lo s d e r e c h o s d e p r o p i e d a d i n t e l e c tu a l ^ ^ .

IV

Industrialización y capacidad tecnológica.

1. L a p o l í t i c a b r a s il e ñ a d e i n f o r m á t i c a : ocho años de pn)tección total a las empresas de


a u t o n o m í a t e c n o ló g ic a propiedad nacional fabricantes de micro y
En 1986, la política brasileña de informática minicomputadores’*'^.
celebró su primer decenio. En 1976, la Comisión En mayo de 1977, la Data General Corpora­
de Coordinación de las Actividades de Procesa­ tion envió un informe al representante comercial
miento Electrónico (cai’rk) le impuso cuotas a las estadounidense, describiendo los posibles efec­
importaciones de equipo de procesamiento de tos negativos del establecimiento de una indus­
datos y comenzó la preparación de una política tria brasileña de computadores de propiedad lo­
global para desarrollar una industria brasileña cal y solicitando una investigación por prácticas
de computadores. Según A. Botelho, en junio de comerciales desleales {abk;omp, mayo de 1984:
1976, la Comisión recomendó que en lo posible,
los mini y microcomputadores y los dispositivos Hasta 1976, todos los computadores produ­
periféricos se reservaran para la industria nacio­ cidos en el país provenían de empresas extranje­
nal, señalando el comienzo de la política de reser­ ras. En 1986, casi 50% de la producción de esa
va de mercados que iba a incorporarse en la ley industria provenía de empresas de propiedad
nacional de informática'**’. local. No obstante, las ventas totales de ibm Brasil
En junio de 1977 se dio el paso siguiente, en 1986 ascendían a más de 800 millones de
cuando el Gobierno brasileño denegó el permiso dólares, casi seis veces el monto de la empresa
a IBM, Burroughs, ncr, y varias otras corporacio­ brasileña más grande {Itautec Informática, 126
nes transnacionales líderes en la industria de millones de dólares), y representaban aproxima­
computadores para que fabricaran minicompu­ damente 37% de las ventas de esa industria. Jun­
tadores en el Brasil’**. Por último, el 24 de octu­ to con Unisys y Olivetti, representaban 54% de
bre de 1984 el Congreso aprobó por abrumadora las ventas de dicha industria (kxamk, septiembre
mayoría la Ley N“ 7232 sobre la Política Nacional de 1987).
de Informática, y fue firmada por el Presidente No pretendemos ofrecer aquí la cronología
de la República el 29 de octubre. La Ley otorgó

'^^Para fines legales, toda actividad relacionada con el


'■^‘'Section 302. Initiation o f Investigations by U nited Sta­ tratam iento racional y autom ático de la inform ación se consi­
tes T ra d e R epresentative, C ongressional R ecord, 5 de octu- d e ra actividad inform ática {artículo 3 de la Ley 7232).
b re de 1984, p. H 11548. El subrayado es del atitor. ■'^'^Las m ultinacionales ya establecidas en Brasil como
■’^’A llotelho, “Brazil’s in d e p e n d e n t co m p u ter strategy”, iHM, B u rro u g h s y H ew llet-Packard, lanzaron d u ra n te un año
Technology Review, m ayo-junio, 1987, p. 39. una cam paña e n tre bastidores contra la nueva legislación.
''’P. Evans, “State, capital an d the transform ation o f Pero, com o lo señala el Financial Times (31 de octubre de
d e p en d e n ce ; the Brazilian c o m p u te r case”, World Develop­ 1984), fue poco el apoyo (¡ue recibieron de los d iferentes
ment, vol. 14, n. 7, 1986, p. 791. sectores de peso de la sociedad brasileña.
126 R E V IS T A D E L A C E P A L N " 37 / A b r il d e 1 9 8 9

precisa de està industria, que ha sido mejor des­ todo en función del establecimiento de la capaci­
crita en otros artículos^“^. Baste citar algunos de dad tecnológica que de otro modo no existiría.
los diversos factores que posibilitaron la creación Los ingenieros de la política de informática pue­
de la industria nacional de microcomputado- den demostrar fácilmente que mientras la pro­
res JÌ5 ducción estaba dominada por las empresas trans­
El factor fundamental fue la peculiar orien­ nacionales, la mayoría de los cargos a que podían
tación del cambio tecnológico que creó un “mo­ aspirar los ingenieros brasileños era en el plano
mento de transición”. Esto le proporcionó ciertas administrativo y de ventas.
posibilidades a los países en desarrollo de ingre­ Al principio, la industria de computadores
sar a esas industrias. Según Evans (p, 803), en el tuvo problemas para contratar ingenieros expe­
cambio tecnológico hay momentos en que se pro­ rimentados en el diseño y desarrollo de progra­
duce una disyunción del control empresarial es­ mas y equipos. Las empresas extranjeras que
tablecido sobre la tecnología. En el caso de la abastecían el mercado brasileño antes de que se
industria de computadores hubo dos disyuncio­ estableciera la reserva de mercado para las em­
nes decisivas y superpuestas. Primero, el paso a la presas nacionales formaban a ingenieros y técni­
fabricación de máquinas más pequeñas lo dieron cos locales sólo para desempeñar actividades de
empresas nuevas sin actividades internacionales apoyo a los clientes y para desarrollar algunos
establecidas. Segundo, un avance tecnológico programas de aplicación. Según la Secretaría Es­
trascendental (el microprocesador) se volvió dis­ pecial de Informática ( s e i ) , incluso en 1983 las
ponible en el mercado libre; era controlado por empresas extranjeras establecidas en Brasil em­
empresas sin intereses patrimoniales en las ven­ pleaban 40% menos de trabajadores de nivel uni­
tas de demanda ñnal'^*’. versitario que las empresas brasileñas. Y 43% de
Por cierto, los momentos de transición no ellos se hallaban en actividades relacionadas con
bastan p e r se . Se requiere una infraestructura las ventas. Sólo 4% de los trabajadores de nivel
considerable para aprovecharlos. Brasil tenía universitario estaban empleados en investigación
gente con las aptitudes técnicas necesarias para y desarrollo en comparación con el 30% en las
tomar la iniciativa. Asimismo, el país había adqui­ empresas nacionales^^.
rido mucha experiencia con el proceso adminis­ Transcurridos más de diez años se estima
trativo de la industrialización para la sustitución que hay más de 30 000 ingenieros de alto nivel
de importaciones. Por último, había ingenieros capaces de diseñar equipos, terminales de video,
nacionalistas totalmente comprometidos con la microcomputadores, diferentes clases de equipo
creación de una capacidad tecnológica en el país. digital y los programas complejos correspon­
No obstante, el mismo autor explica que pudie­ dientes'^’*. Se estima que en todo el campo de la
ron actuar porque el compromiso general del informática, incluyendo los técnicos de alto nivel,
régimen con una nueva ronda de sustitución de hay 250 000 profesionales sólo en el estado de
importaciones en las industrias básicas, por una Sáo Paulo, con un déficit estimado de 150 000.
parte, y la vinculación entre la informática y la
2 . L a i n d u s t r i a b r a s il e ñ a d e v e h íc u lo s
seguridad nacional, por la otra, crearon el espa­
a u to m o to r e s : c a p i t a l e x t r a n j e r o y
do político para su campaña'^^.
t e c n o l o g ía e x t r a n j e r a
Los beneficios de la política de informática
no pueden medirse sólo en términos de la partici­ Es conveniente comparar la industria de la infor­
pación en el mercado o del número de computa­ mática con la industria brasileña de vehículos
dores producidos en dicho período, sino sobre automotores para identificar los efectos positivos
y negativos de la propiedad extranjera y nacional
'^'‘Véase Evans, op, cit,; Botelho, op. cit.; S. Helena, “A
industria de com putadore.s; Evolu^áo das decisoes governa-
m eniais”, Revista de Adminisira^ño Pública, voi. 14, octubre/ '^”P. T ig re, “Protectionism in the Brazilian com puter
diciem bre, 1980, pp. 73-109. in d u stry ”, Science and Public Policy, pxxào 1983, p. 147.
’'■’Esa.s fu e ro n las conclusiones de Evans (op. cit.). ‘^'3, Costa M arques, Dez A nos de Politica Nacional de
'^‘’Evans, op. cit,, p. 803, Inform atica. O que conseguim os? O que pederem os conse­
'^^Evans, op, cit,, p. 804. guir?, docum ento p re p a ra d o p ara el CNPq, 1987.
L A V IE J A L O G IC A D E L N U E V O O R D E N E C O N O M IC O IN T E R N A C IO N A L / V . V e n tu r a -D ía s 127

sobre la capacidad tecnológica nacional- Aunque de la década de 1960 de administrar los proble­
esta tarea escapa al ámbito de la presente mono­ mas del sector"*”.
grafía, vale la pena bosquejar algunos hechos. En realidad, fue sólo en el segundo lustro de
La industria brasileña de vehículos automo­ la década de 1960 que las fusiones industriales en
tores representó un buen ejemplo de planifica­ el sector automovilístico dieron el control accio­
ción sectorial industrial. A través de controles a nario y directivo a las grandes corporaciones
las importaciones, aranceles e incentivos fiscales multinacionales'**. Al mismo tiempo, fue sólo en­
y financieros, el gobierno alentó a los producto­ tonces que estas empresas comenzaron a produ­
res extranjerí)s de automóviles a iniciar sus activi­ cir automóviles de pasajeros. Con la excepción de
dades manufactureras en el país. La estrategia la Volkswagen alemana, en ios diez primeros
fue sencilla y efectiva. Primero, se exigió que los años de la industria en el Brasil los automóviles
vehículos automotores se armaran en el país. de pasajeros eran producidos por empresas mix­
Luego, se otorgó protección a la industria local tas con la mayoría del capital en manos de brasile­
de componentes automovilísticos'y se prohibió la ños. A su vez, la industria de partes de motores
importación de partes similares a las producidas también pasó a quedar dominada por las empre­
en el país. Más tarde, el sector público prescribió sas extranjeras. El sector se halla atomizado en
la composición de las partes producidas en el centenares de empresas pequeñas y medianas
país. El contenido nacional del vehículo automo­ que dependen de los productores de bienes fina­
tor quedó definido como un porcentaje del peso les para modificar su tecnología. Por ende, sus
total y del valor total del vehículo. Se otorgaron planes de inversión dependen también de las
tipos de cambio preferenciales y subsidios para estrategias de los fabricantes de automóviles. Las
importar las partes complementarias de las pro­ empresas extranjeras prevalecen en los segmen­
ducidas localmente. tos complejos de la producción de partes de mo­
tores.
Los aranceles y los tipos de cambio discrimi­
natorios introdujeron distorsiones en el sistema A semejanza de lo que ocurrió en la informá­
de precios relativos. La producción local de los tica, fue la alianza entre los funcionarios naciona­
bienes que antes se importaban se efectuó en un listas del gobierno, en su mayoría militares, y los
mercado organizado mediante oÜgopolios. El ex empresarios pequeños y medianos lo que hizo
importador se vio inducido a iniciar actividades posible toda la infraestructura para que surgiera
manufactureras al asegurársele mercados reser­ la industria. El General Macedo Soares, que ha­
vados. La industrialización le impuso un elevado bía servido como director técnico de la planta
costo social a la sociedad en su conjunto: ha sido siderúrgica patrocinada por el Estado y que era
muy inflacionaria, y se ha logrado con grandes el presidente de la Comisión Siderúrgica Nacio­
disparidades en la distribución social, sectorial y nal creada en 1940, manifestó que cuando se
regional del ingreso. proyectó la empresa la Comisión ya tenía la in­
La creación de una industria nacional no tención de producir vehículos automotores en el
significó que fuera de propiedad nacional. Los país. El Almirante Lucio Meira fue el jefe del
incentivos favorecían claramente a las empresas Subcomité de jeeps, tractores, camiones y auto­
extranjeras, pues se suponía que traerían divisas móviles de pasajeros creado en 1952. En su cali­
y tecnología moderna al país. Aunque en líneas dad de ministro de transportes a fines de la déca-
generales puede decirse que este proceso es con­
tinuo durante los gobiernos civiles populistas y
*‘T a ra m ayores referencias, véase, V. V entura-D ias, The
militares autocráticos desde comienzos de la dé­ B razilian Mütorvehide Industry. A Case of Sectoral Planning, tesis
cada de 1950 hasta la de 1970, los resultados de m aestría inédita, U niversidad de Berkeley, 1975.
finales podrían ocultar concepciones diferentes ^‘En el segundo lustro de la década de 1960, d espués del
sobre el papel del capital extranjero en el proceso golpe de Estado de 1964, el gobierno estim uló varias fusio­
de industrialización brasileño. Las deliberacio­ nes: V em ag y Willys O verland fu e ro n adquiridas p or Volks­
wagen y Ford M otor Co., respectivam ente; Simca do Brasil e
nes están parcialmente documentadas en las ac­ In tern atio n al H arvester fu e ro n a dquiridas p or C hrysler C o r­
tas del Grupo Ejecutivo de la Industria Automo­ poration do Brasil, y la Fábrica Nacional de M otores fue
vilística ( g e i a ) , que estuvo encargado hasta fines vendida a la Alfa Rom eo italiana.
128 R E V IS T A DE L A C E P A L N " 37 ! A b r il d e ¡ 9 8 9

da de 1950 sería el encargado de la ejecución del dores brasileños no habían alcanzado la compleja
proyecto bosquejado por el Subcomité'*^. capacidad tecnológica necesaria para producir
La presencia de capital nacional en la indus­ las partes de un automóvil norteamericano pro­
tria automovilística tuvo un carácter complemen­ medio. Cuando las empresas norteamericanas
tario. Los incentivos del gobierno estaban orien­ adquirieron las empresas mixtas estimuladas por
tados al inversionista extranjero. No hubo com­ el Gobierno brasileño, adquirieron también diez
promiso alguno del sector público con los empre­ años de desarrollo tecnológico y de crecimiento
sarios nacionales'*^. Los industriales locales te­ del mercado. Estuvieron en condiciones de ex­
nían que importar equipos sin tipos de cambio pandir sus ventas de automóviles de tamaño me­
preíerenciales a menos que estuvieran asociados diano y de lujo dentro de pautas de producción
con inversionistas extranjeros. eficientes. Al principio, perdieron el mercado de
No cabe duda que las empresas nacionales automóviles populares pequeños a manos de la
que invirtieron en la producción de automóviles Volkswagen, pero a los pocos añt)s esta pérdida
de pasajeros ayudaron al surgimiento de la in­ ya no revestía mayor importancia.
dustria nacional de partes de motores. Esto se Asimismo, el Plan Nacional de Producción
logró mediante el desarrollo de empresas de pro­ de Vehículos Automotores se basó en la necesi­
piedad local o la traída de proveedores originales dad de incrementar la cantidad de partes produ­
al país o la producción de partes. cidas en el país en relación con el peso y el valor
En 1957, cuando entró en vigor el Plan Na­ del vehículo. Jamás se exigió que esas partes se
cional de Automóviles de Pasajeros, los provee- adquirieran a los proveedores locales o a las em­
presas locales con capital y gestión nacionales. En
consecuencia, la producción de partes se interna­
lizó parcialmente en las plantas de montaje o los
'^Lucio M cira llegó a la siguiente conclusión después de proveedores originales del armador las produje­
so sten er reuniones generales con la industria: tengo la im p re­
sión de que las industrias extranjera.s de vehículos a u tom oto­
ron localmente.
res no tienen interés en fabricar autom óviles producidos Las razones que explican el control extranje­
100% en el país y no lo h a rán a m enos que se les obligue a ro de la industria de partes de motores fueron el
hacerlo. Esto resulta evidente en los contactos establecidos bajo nivel de desarrollo tecnológico de los fabri­
con Ford y (len e ral M otors, Vem os que sólo usarán p ro d u c ­
cantes locales y la complejidad de los requisitos
tos nacionales cu an d o así lo req u ieran las políticas g u b e rn a ­
m entales (en W. M oreira Franco, A Nacionalizado dos Veiculos
técnicos en la producción de automóviles. Los
no lirasÜ, tesis d e m aestría inédita). derechos de propiedad de las tecnologías de pro­
’^En cam bio, m uchos a utores ya han destacado la im ­ ductos y procesos han permanecido en manos de
p ortancia del esp íritu em presarial local p ara explicar el éxito la corporación. En vez de formar un futuro com­
de las exportaciones coreanas en m ercados de alta com pleji­
petidor, la empresa extranjera preferiría sobre
dad, La historia de la in d u stria autom otriz coreana es sim ilar
a la de la in d u stria brasileña en cuanto a los procedim ientos
todo combinar los ingresos por derechos de pa­
adm inistrativos y las prohibiciones de im p o rtar, a u n q u e co­ tentes con los rendimientos del capital accionario
m enzó algo más tarde, a comienzos de la década de 1960. Sin conjuntamente con el control directivo de las
em bargo, el n ú m ero de fabricantes de autom óviles era lim ita­ decisit)nes de la empresa.
d o y no hu b o Jam ás u n a e m p resa de p ro p ied a d ex tranjera
Las grandes corporaciones se beneficiaron
exclusiva. Por el co n trario , en el caso de los subcom pactos,
p o r ejem plo, sólo había dos em presas: la Daewoo M otor
con el elevado recambio del mercado laboral que
C om pany (una em presa m ixta p a ritaria en tre un gran con­ introdujo el régimen militar autocràtico a media­
g lo m erad o c oreano y la G eneral M otors) y la H yundai M otor dos de la década de 1960. No crearon las condi­
C om pany (de p ro p ied a d del m ayor conglom erado coreano ciones para la expansión de las ocupaciones alta­
con 10% de acciones de la Mitsubishi) (A. A nisdem y L. Kim,
mente calificadas y las universidades nacionales
The Korean Production and Exports of Subcompact Automobiles: A
Case Study in In d u strial Strategy, docum ento presentado at
no fueron invitadas a participar en la creación de
Sim posio de la i.N C i a u sobre C om ercio Sur-S ur, G inebra, tecnología en el diseño y la construcción de auto­
junio d e 198.'). móviles.
L A V IE JA L O G IC A D E L N U E V O O R D E N E C O N O M IC O IN T E R N A C IO N A L / V . V e n tu r a -D ía s 129

V
Las políticas de desarrollo en aprietos

Desde un comienzo, el Gobierno brasileño estu­ ción para determinar si la política de reserva de
vo sometido a presiones crecientes para modifi­ mercado del Brasil constituía una práctica co­
car su política nacionalista en materia de compu­ mercial desleal continuó simultáneamente con
tadores. Sin embargo, los oficiales militares de la conversaciones diplomáticas.
Secretaría Especial de Informática ( s e i ) , la enti­
dad gubernativa encargada de la política en ese El anuncio de la investigación estaba bien
rubro, siguieron adelante con su plan de ampliar sincronizado porque coincidía con los preparati-
la política de reserva de mercado, que en un ví)s que se hacían en Ginebra para la reunión
comienzo se aplicó a los minicomputadores, a ministerial del g a i r destinada a examinar la
otros sectores del mercado. nueva ronda de n c m . La delegación brasileña se
había opuesto firmemente desde un comienzo a
Las presiones por los cambios se hicieron la inclusión de los servicios, la inversión y los
explícitas durante la visita del Presidente Reagan derechos de propiedad intelectual en dichas ne­
a Brasil a fines de 1982. Las concesiones en el gociaciones.
campo de la informática condicionaban en parte
el otorgamiento de ayuda financiera. Los repre­ En febrero de 1986, el Gobierno brasileño
sentantes de las multinacionales reclamaban que aprobó la creación de una empresa mixta entre
las dificultades para importar algunas líneas de Gerdau e i b m para formar la Gerdau Servigos de
productos habían llevado a las empresas a perder Informática S.A., en la que i b m tendría el 30% de
pedidos de exportación con subidos costos para las acciones, pero aportaría gran parte del equi­
el país. Los hombres de negocio brasileños que po y de la tecnología. Esto significaría darle
deseaban formar empresas mixtas en algunos mayor flexibilidad a la ley que estipula como
sectores de la tecnología de la información adver­ máximo un 30% de capital extranjero sin dere­
tían que, comí) resultado de las políticas restricti­ cho a votí). Además, para que una corporación
vas, el país podía terminar con un complejo in­ sea aceptada como una empresa brasileña o na­
dustrial obsoleto, pues las empresas locales care­ cional, la ley exige que su control directivo y
cían de los recursos para mantenerse a la par de tecnológico sea nacional. La aprobación final de­
los últimos adelantos, sobre todo en el aspecto pendía de la Secretaría Nacional de Informática
clave de la automatización de fábricas'*'^. ( s k i ).

El Federal liegister, vol. 50, N" 179, de 16 de La estrategia del Gobierno de los Estados
septiembre de 1985, publicó un anuncio. Con Unidos consistió en filtrar información de que se
posterioridad el representante comercial de los le impondrían sanciones al Brasil. En abril de
Estados Unidos inició una investigación sobre la 1986 se supo que la Comisión de Comercio Inter­
política de informática del Brasil e invitó a las nacional y la Comisión "1ecnica del Departamen­
partes interesadas a presentar observaciones por to de Comercio habían elaborado un informe de
escrito. De conformidad con las normas de la situación. En éste, se recomendaba imponerle al
i . c A , el Gobierno estadounidense había solicitado Brasil dos tipos de sanciones: la reducción del
previamente entablar consultas formales con el 40% de todas las importaciones provenientes de
Gobierno brasileño, las que se celebraron en Gi­ ese país y la apertura de una nueva investigación
nebra en febrero de 1985. En esa ocasión, la en esferas concretas como la industria de pro­
delegación brasileña procuró demostrar que la ductos químicos refinados"*^.
reserva de mercado no atentaba contra ninguna A fines de abril de 1986, el Secretario de
de las normas o principios del cA r i . La investiga­

^^^Gazeta M ercantil, edición internacional, 28 abril 1986,


L a t í n A m e r i c a W e e k l y R e p o r t w r -83-24, 24.6 ,8 3 , p, 2, p. 4.
130 R E V IS T A D E L A C E P A L N " 3 Í / A b r il d e 1 9 8 9

Estado George Schultz le envió una carta al Mi­ presa brasileña (Scopus), era similar funcional­
nistro de Relaciones Exteriores de Brasil pidién­ mente al MS-DOS fabricado por la empresa esta­
dole explicaciones respecto a la ley sobre la in­ dounidense Microsoft. En consecuencia, en sep­
dustria de computadores. La respuesta brasileña tiembre, dicho organismo le negó la licencia a
destacó las metas de desarrollo de la política bra­ cuatro empresas brasileñas para comercializar el
sileña en materia de computadores y el hecho de producto extranjero. Las autoridades brasileñas
que el Gobierno brasileño no estaba infringiendo sostenían que el sistema Scopus era adecuado y
derechos y principios internacionales. Conforme que no deseaban desalentar el desarrollo de ese
a lo publicado en la Gazeta Mercantil (2.5.1986), tipo de programas de computadores en otras
Brasil sostiene que cualquier efecto de su ley empresas brasileñas.
relativa a la industria de computadores sobre los El 13 de noviembre de 1987 el Presidente
intereses de los asociados comerciales debe exa­ Reagan anunció su intención de elevar los aran­
minarse a la luz de los derechos y obligaciones celes de las exportaciones brasileñas a los Estados
internacionales de ambos países^®. Unidos y prohibir las importaciones desde el
En mayo, el portavoz de la Casa Blanca Brasil de determinados productos de computa­
anunció que el Presidente Reagan pensaba impo­ dores como respuesta al mantenimiento por par­
ner sanciones comerciales a los productos brasi­ te de Brasil de prácticas comerciales desleales en
leños si no se advertían cambios en la aplicación la esfera de productos de computadores. Dijo
de la política de informática. A fines de mayo, el además que la política nacional de informática de
Subsecretario de Estado de los Estados Unidos, Brasil, en vigor desde la década de 1970, restrin­
John Whitehead, visitó Brasil y fue recibido por gía notoriamente la participación extranjera en
el Presidente. Dicha visita marcó el comienzo de el mercado brasileño de computadores y produc­
las negociaciones oficiales sobre la ley de infor­ tos afines. Desde 1983, los Estados Unidos ha­
mática (oficialmente no negociable). Dichas ne­ bían venido planteándole infructuosamente al
gociaciones se llevaron a cabo en reuniones re­ Brasil sus inquietudes en consultas bilaterales y
servadas entre diplomáticos brasileños y esta­ multilaterales. En septiembre de 1985, se había
dounidenses. iniciado una investigación de dichas prácticas,
En Junio de 1987, habían transcurrido más conforme a la Sección 301 de la Ley de Comercio
de 18 meses desde que el gobierno de Reagan de 1974, y en octubre de 1986 se había determi­
amenazara con imponerle sanciones comerciales nado que la política de informática de Brasil era
al Brasil. Las sanciones se habían suspendido infundada y que gravaba y restringía el comercio
cuando la Cámara de Diputados del Brasil apro­ estadounidense. Aclaró que había suspendido
bó una ley sobre programas para computadores. parte de esa investigación después que Brasil se
La nueva ley de protección de programas indujo comprometió a aplicar su ley de “informática” en
al Consejo de Política Económica, a nivel de gabi­ forma más flexible, razonable y justa'*
nete, a recomendar que no se impusieran sancio­ El Gobierno de Reagan estimaba que las em­
nes. Pero el Consejo le aconsejó al Presidente que presas estadounidenses habían perdido oportu­
mantuviera activa su reclamación comercial para nidades de venta ascendentes a 105 millones de
asegurarse que ambas Cámaras del Parlamento dólares. A juicio del Washington Post, había dos
aprobaran la legislación y que el Brasil acatara las factores que complicaban las opciones: muchas
exigencias estadounidenses en otros problemas exportaciones brasileñas a los Estados Unidos
vinculados con el comercio y la inversión en alta eran manufacturadas por multinacionales esta­
tecnología^ dounidenses con sede en Brasil o contenían com­
En julio, la s k i determinó que el s i s n e , un ponentes hechos en los Estados Unidos, de modo
programa operativo desarrollado por una em- que las sanciones perjudicarían inevitablemente
los intereses estadounidenses. En todo caso, una
semana más tarde, la oficina del representante
^<4bíd., 5 m ayo 1986, p.3.
b o rra d o r de la ley brasileña de p rogram as para
c o m p u ta d o re s se le m ostró en privado al rep re se n tan te co­
m ercial e stad o u n id en se (Claylon Y euuer) (Washington Post, ‘^ ^Declaración del Presidente, 13 de noviem bre de 1987,
26 de junio de 1987). T h e W hite H ouse, Office o f the Press Secretary.
L A V IE JA L O G IC A D E L N U E V O O R D E N E C O N O M IC O IN T E R N A C IO N A L / V . V e n iu r a -D ía s 131

comercial estadounidense pidió que se formula­ portaciones desde el Brasil como importaciones
ran observaciones públicas acerca de posibles que necesita hacer la Volkswagen con sede en
medidas estadounidenses en respuesta a ciertas Estados Unidos como sustituto del cierre de su
prácticas comerciales desleales de Brasil. Al mis­ planta de Pennsylvania. Según sus propias pala­
mo tiempo, se confeccionó una lista de productos bras: no deben imponerse restricciones a un pro­
brasileños “susceptibles” de experimentar mayo­ ducto que perjudicará a una empresa estadouni­
res gravámenes u otras restricciones a las impor­ dense que ha demostrado el deseo de invertir en
taciones. el mercado estadounidense y que ha desplegado
El mero anuncio de posibles sanciones le sig­ un esfuerzo de buena fe con ese propósito'^'^.
nificó al Brasil pérdidas comerciales equivalentes Mientras tanto, las dos cámaras del parla­
a ca.si 500 millones de dóIa^es‘^‘^ La lista com­ mento brasileño se apresuraron a aprobar una
prendía el conjunto más heterogéneo de produc­ nueva ley de programas para computadores, que
tos, desde alquitrán de hulla hasta fibras ópticas, fue vetada por el Presidente el 18 de diciembre.
desde artículos domésticos hasta maquinaria in­ Vetó algunos de los artículos que desagradaban a
dustrial, desde vehículos automores hasta partes los diplomáticos estadounidenses, en particular,
de aviones y naves espaciales, desde calzado y la reducción del ámbito de acción de la s k i . El año
equipaje hasta muebles, pistolas y rifles‘''\ culminó en medio de apasionados debates y vivas
Las audiencias de diciembre revelaron las críticas formuladas por los medios de comunica­
diferencias de enfoque entre la empresa aeroes- ción conservadores contra la política brasileña de
pacial (una empresa estatal brasileña) y las em­ informática. La aplicación de sanciones comer­
presas de vehículos automotores al asumir su ciales se postergó hasta enero de 1988, dadas las
def ensa contra posibles sanciones comerciales. El promesas de reconsiderar la decisión sobre el
testimonio de la Asociación de Industrias Espa­ Microsoft Ms-nos.
ciales de Estados Unidos señalaba los riesgos de
Por último, el 20 de enero de 1988, el Con­
una confrontación entre Estados Unidos y Brasil
en el sector aeroespacial. Este pondría en peligro sejo Nacional de Informática en una decisión
miles de millones de dólares de exportaciones pírrica mantuvo la prohibición de comercializar
en el país las versiones 3.0, 3.1 y 3.2 del m s - d o s ,
aeroespaciales estadounidenses pendientes y fu­
turas al Brasil, puesto que la empresa brasileña pero aprobó la de la versión 3.3. Se estimó que la
induciría al Gobierno a tomar a su vez represalias decisión era paradójica, pues es sabido que la
contra esas exportaciones. La Vicepresidenta de nueva versión de un programa para computado­
dicha Asociación expresó que una guerra comer­ res perfecciona muy poco la anterior. En otras
palabras, el que es capaz de diseñar las versiones
cial con Brasil sería muy perjudicial para la in­
3.0 y 3.2, también puede diseñar la 3.3
dustria aeroespacial de los Estados Unidos, ya
que se dejarían de vender transportes, helicópte­ Las sanciones se postergaron nuevamente, y
ros y aeronaves ligeras comerciales, fabricadas la última nota oficial del Gobierno de los Estados
íntegramente en los Estados Unidos; así como Unidos sobre el tema no modificó la situación
componentes, sistemas y maquinaria a En ib raer; global. En el plano oficial, los Estados Unidos no
y signif icaría también un mayor costo de los com­ están satisfechos con la política brasileña de in­
ponentes que suministra Embraer para los avio­ formática y vigilarán atentamente las nuevas acti­
nes fabricados en los Estados Unidos’*. tudes provenientes del s k i que puedan perjudi­
En su declaración, el Vicepresidente de car los intereses de las corporaciones estadouni­
Ví)lkswagen of America, Inc., cataloga a las ex- denses. La espada de Damocles penderá sobre
los exportadores brasileños, pues se considera
que es el mejor método de contar con aliados
^'*Folha da Tarde, ‘i .'i de noviem bre de 1987, p. 11. nacionales que se opongan a la aplicación de
del represetUaiU e residente de los Estados
U nidos, sum ario n. 301-49, 19 de noviem bre de 1987,
'“’'D eclaración de Celia M. Sherbcck, V icepresidetita de '’'^Declaración de Volkswagen o f A m erica, In c o rp o ra ­
Civil Aviation A erospace Indiisti ies Association ot A m erica ted, enviada a la O ficina del R epresentante Com ercial de los
inc. ante el (iom ité solare posibles represalias com erciales E stados U nidos respecto a la respuesta estadounidense a la
c o n tra Brasil (Sección 301), 18 de diciem bre de 1987. política brasileña de inform ática, 17 de diciem bre de 1987,
132 R E V IS T A D E LA C E P A L N " 37 / A b r il de 1 9 8 9

políticas brasileñas que pudieran poner en peli­ la queja oficial brasileña se sostenía que las medi­
gro los intereses estadounidenses en el futuro das estadounidenses no sólo trataban de coercio-
cercano . nar a una parte para que modificara una política
Hace poco, después que concluyeron las in­ interna que era perfectamente compatible con
vestigaciones conforme a la sección 301, sobre las los instrumentos acordados a nivel internacional
prácticas brasileñas relativas a productos farma­ que reglamentan los derechos de propiedad inte­
céuticos, surgieron amenazas de imponer nuevas lectual; sino que procuraban también que esa
sanciones comerciales al Brasil en caso de no parte conformara su posición sobre la Ronda
salvaguardar adecuadamente los intereses de las Uruguay a los deseos de una nación comercial
corporaciones estadounidenses en esa esfera. En más poderosa^'^.

VI
Observaciones finales
Brasil lucha denodadamente sólo para mante­ tener su presencia en todos los segmentos de alto
nerse en el mismo lugar. Pero es evidente que el valor agregado de la producción de bienes y ser­
hecho de mantenerse en el mismo lugar dentro vicios.
de una economía internacional dinámica y en La Ley de Comercio y Aranceles de 1984 es
rápido cambio significa retroceder. Los textiles, una síntesis de lo que los Estados Unidos desean
el calzado, las aeronaves pequeñas fueron man­ que se reconozca en tas negociaciones del (;ai i
tenidos indefinidamente como rehenes para como el marco legal para reglamentar las políti­
canjearlos por interminables cí)ncesiones en ma­ cas nacionales que se ocupan, entre otras cosas,
teria de derechos de propiedad intelectual, in­ de los servicios, la inversión y la tecnología. Si
versión en investigación y desarrollo, reserva de existiera dicho marco legal, la política nacional
mercado para el capital local y capacidad tecnoló­ de informática sería un mortinato administrati­
gica autóctona. vo, porque tendrían que discutirla las partes inte­
En la actualidad, la industria de la informáti­ resadas antes de promulgarla.
ca está consciente de que las estructuras principa­ La sección 301 de la i x :a de 1984, en virtud
les han dejado de crecer y que en definitiva darán de la cual el (iobierno de los Estados Unidos ha
paso a redes de microcomputadores de extraor­ actuado en defensa de los intereses de sus corpo­
dinaria capacidad. Además, el futuro de la indus­ raciones, es una clara violación de las normas y
tria no está ni siquiera en los equipos físicos, que principios del ( ía i i . Sin embargo, el a.sunto ja­
pasarán a ser productos baratos, sino en la inge­ más se ha planteado oficialmente en el g a i i . Los
niería de programas. En la informática los servi­ Estados Unidos se enorgullecen de la amplitud
cios y bienes son parte esencial de la misma in­ de su mercado. Saben que sus asociados comer­
dustria y condicionan mutuamente su produc- ciales no pueden permitirse litigios costosos. L í >s
cion. países en desarrollo, y sobre todo los países re­
En el nuevo orden económico internacional, cientemente industrializados, prefieren acatar
la lógica podría verse desdibujada por lo intrin­ las exigencias de los Estados Unidos y zanjar la
cado de las nuevas jergas y lo complejo de las cuestión con rapidez. Los países recientemente
tecnologías involucradas. Pero, en realidad, lo industrializados y que sí>n grandes deudores de­
que solía ser el intercambio colonial de productos penden del acceso a dicho mercado para produ­
primarios por bienes manufacturados, se plan­ cir el excedente comercial necesario para servir
teará en términos del intercambio inestable de sus deudas con los bancos estadounidenses.
segmentos de la producción organizada por las
corporaciones transnacionales con el fin de man­ (Traducido del inglés)

^■'^Folha de Sao Paulo, 18.6.88 (e u a adiam retalia^oes as ’''in te rn a tio n a l F oundation fo r D evelopm ent A lternati­
exporta^oes brasileiras). ves special United Nations Service, 28.7.88.
{ i f o a ),
Dentro de las concepciones más globales del de­
R E V IS T A D E LA C E PA L N ° 37 sarrollo en América Latina, resulta curioso ob­
servar los cambiantes enfoques acerca de las
necesidades básicas y las políticas sociales. En
efecto, cada nueva visión del desarrollo de la
Participación región va acompañada de una alteración de las
relaciones entre economía y necesidades básicas,
y concertación así como de un cambio en las jerarquías de las
políticas económicas y las políticas sociales.
en las políticas
sociales
C arlos Franco* Visiones del desarrollo y
políticas sociales
Se a rg u m e n ta en este artículo que a p a rtir de la crisis
de la d e u d a e x te rn a se han desvinculado relativam ente
las m etas m acroeconóm icas y las m etas sociales; estas
Hasta finales de los años cincuenta, una concep­
últim as han ten d id o a reducirse a la atención p re fe re n ­ ción básicamente económica del proceso de in­
te de ios gru p o s de m ayor pobreza relativa. dustrialización o modernización de nuestros paí­
Pf)t' o tra parte, en las diversas experiencias de con­ ses, afirmaba explícita o implícitamente que la
centración se privilegia el a cuerdo con d iferentes tipos satisfacción de las necesidades básicas de la po­
de organizaciones que tienen cierto grad o de in te g ra ­
ción en la estru ctu ra económ ica. La situación económ i­
blación era una suerte de subproducto natural
ca y más e.specí[icam cnte la m odalidad de ajuste elegi­ del crecimiento económico y que, por ello, las
da dificultan, sin em bargo, la concreción y la m an te n ­ políticas sociales estaban subordinadas a las polí­
ción de ios esí'uerzos de concertación. ticas productivas.
El artículo señala la incom patibilidad de un desa­ En los años sesenta y comienzos de los años
rrollo social sustentado en la baja del pro d u cto e infie­
re la necesidad de reco n sid erar las relaciones entre
setenta, en cambio, las visiones normativas del
políticas económ icas y sociales, y la consiguiente divi­ desarrollo modifican, al menos en el plano de la
sión del trabajo e n tre las funciones estatales. Una pista teoría, las relaciones entre crecimiento económi­
de interés es la asociación del crecim iento del p roducto co y necesidades básicas, en favor de una equiva­
a la satisfacción de las necesidades básicas de la pobla- lencia de su respectiva importancia y de la com-
plementariedad de las políticas orientadas a su
manejo. El sentido de esta modificación, sin em­
bargo, no se agota en la igualación, más declarati­
va que real, de las jerarquías del desarrollo eco­
nómico y del desarrollo social, sino que inicia un
proceso de autonomización de los problemas y
las políticas sociales en la percepción del desarro­
llo. En otros términos, sea por la experiencia de
esos años, sea por la renovación intelectual de los
enfoques del desarrollo, se comenzó a entender
que los problemas sociales no son subproductos
naturales de 1í)s problemas económicos, sino que
tienen una entidad propia, multicondicionada
por procesos económicos y extraeconómicos, va­
le decir, políticos, culturales, psicosociales e his­
tóricos. Precisamente por ello, las políticas socia­
*Investigadnr dcl (dentrode Estudios para el Desarrolloy les, sin dejar de vincularse con las políticas econó­
la Participación (ta.mi*). Consultor de e r ,i* A i.. micas, comienzan a ser reconocidas en su autono­
mía y especificidad.
En los años ochenta se produce una brusca
134 R E V IS T A D E LA C E P A L N “ 37 / A b r il d e 1 9 8 9

mutación del enfoque del desarrollo y de las rela­ ductiva precisa lo que se denomina “la voluntad
ciones entre los problemas y las políticas econó­ política de los gobiernos de la región”. Pareciera
micas y sociales. Una visión pesimista del presen­ que con ello se alude a las relaciones entre los
te y el futuro inmediato de la región, que se dice gobiernos y los grupos sociales en condición de
realista y cree nutrirse de la “objetiva” percep­ pobreza crítica. En primer lugar, a los contenidos
ción de los efectos de la crisis, así como de los de discursos, planes, políticas, programas, ins­
fracasos de las políticas expansivas y redistribu- trumentos, montos y uso de recursos, definidos o
cionistas de algunos de nuestros Estados nacio­ definibles por los gobiernos, en relación con los
nales, hace del término “ajuste” la ambigua co­ grupos sociales desprotegidos de la sociedad, así
bertura de la recesión económica o de un creci­ juzgados, en su pertenencia técnica o en su ade­
miento “sano”. Ambas expresiones, diferentes cuación política, por los grupos o instituciones
en ciertas políticas de corto plazo, reflejan la con­ nacionales e internacionales propugnadores del
vicción de la “inevitabilidad” de la reducción del desarrollo social. En segundo lugar, el concepto
producto o de la “necesidad” de tasas más o me­ parece referirse a una cierta calidad de la rela­
nos mediocres de crecimiento económico. En es­ ción político-institucional de los Estados con res­
te contexto, la renuncia a ciertos tipos (o a todos pecto a dichos grupos sociales, basada en lo que
los tipos, según los casos) de crecimiento econó­ se llama una opción preferencial por los más
mico, se acompaña de un redimensionamiento pobres. Por cierto, ambos planos, el de los conte­
de la importancia atribuida a los problemas y nidos de los planes públicos y el de las relaciones
políticas sociales y a una reconsideración de sus político-institucionales, son percibidos como
relaciones con los problemas y políticas econó­ complementarios y, por tanto, como expresiones
micas. fuertes de la “voluntad política de los gobiernos”.
En efecto, desde hace algunos años se afirma En este sentido, entonces, “voluntad política de
que ciertas metas sociales significativas pueden los gobiernos” y “opción preferencial por los más
alcanzarse a pesar o en contra de la recesión pobres” son conceptos equivalentes o, en su de­
económica o del penoso crecimiento del produc­ fecto, asociados por un vínculo en virtud del cual
to regional. Se trata de un punto de vista opuesto el segundo especifica el significado del primero
al de los decenios anteriores. Si en el enfoque de al señalar su referente social.
los años sesenta las metas sociales se derivaban Ahora bien, el término “preferencial” tiene
secundariamente de las metas económicas y si en un innegable sentido comparativo; con él se im­
el de los setenta ambas eran complementarias, plica que, ante las demandas alternativas de los
ahora, en los años ochenta, las metas sociales (por recursos públicos y de los usos del poder por
lo menos, algunas de las más significativas) se han diferentes grupos o clases sociales, el Estado elige
desvinculado relativamente de las metas econó­ destinarlos mayoritariamente a satisfacer las ne­
micas globales; tal como las políticas sociales que cesidades de los grupos sociales más pobres. Co­
las hacen posibles, han adquirido una autonomía mo es obvio, ello no puede realizarse sino por la
casi plena en el campo de la teoría. vía de una relación político-social privilegiada
No es nuestro propósito abordar ahora los que relativiza o coloca en segundo plano las rela­
supuestos valorativos de esta concepción, la natu­ ciones del Estado con otros grupos o clases socia­
raleza de su diagnóstico, la coherencia de su vi­ les o con las instituciones que los representan.
sión acerca de las relaciones entre políticas eco­ Como es lógico, el tamaño de la diferencia en la
nómicas y sociales. Menos aún, formular juicios atención del Estado a los difentes intereses socia­
de valor sobre su significado político. Nos impor­ les dependerá, si todas las restantes condiciones
ta más reflexionar acerca de los modos mediante se mantienen constantes, del monto de los recur­
los cuales este enfoque cree hacer posible ciertas sos que disponga. Si ellos son abundantes, enton­
metas sociales en un marco de depresión produc­ ces el Estado puede hacer compatible la opción
tiva. preferencial por los más pobres o la relación
privilegiada con ellos con una atención menor,
1. La voluntad política de los gobiernos aunque significativa, a los grupos sociales más
Según este punto de vista, el logro de ciertas acomodados. En cambio, si los recursos son esca­
metas sociales en un contexto de depresión pro­ sos, entonces es más probable que la atención del
P A R T I C I P A C I O N Y C O N C E R T A C IO N E N L A S P O L IT IC A S S O C IA L E S / C. F ranco 135

Estado a los grupos más pobres reduzca significa­ nantes políticas participativas del Estado con una
tivamente los recursos y las relaciones que man­ atención menor, aunque significativa, de las lla­
tiene con los grupos sociales instalados. madas organizaciones intermedias, integradas a
las estructuras nacionales de poder.
2. Políticas participativas Ahora bien, y sobre todo en el caso peruano,
las formulaciones más fuertes del enfoque parti-
En el Perú, como en otros países de la región, la cipativo de fines de los años sesenta e inicios de
expresión de la voluntad política del Estado para los setenta, hicieron referencia explícita o exten­
colocar los intereses de los grupos sociales pobres dieron su cobertura básicamente a la relación de
o marginales en un status preferencial se encar­ dos sujetos sociopolíticos: el Estado y las organi­
nó, en las décadas pasadas, en las denominadas zaciones de los grupos marginales campesinos e
políticas o estrategias participativas. Por tales se informales urbanos especialmente, así como el
entendió, más allá de las diferencias o especifici­ movimiento sindical. En este sentido, la expre­
dades nacionales, acciones políticas orientadas a sión participación popular significaba una rela­
promover la organización y movilización de los ción preferencial entre ambos sujetos sociopolíti­
grupos sociales desprotegidos; destinar recursos cos que dominaba o subordinaba, al menos en el
económicos y políticos a la satisfacción de sus plano teórico, las relaciones del Estado con las
necesidades elementales; abrir mecanismos de sociedades empresariales, los colegios profesio­
participación de tales grupos en los puntos termi­ nales y los partidos políticos. Más aún, según las
nales de la estructura local del Estado; organizar teorías en uso, los Estados con orientación partici-
programas comunitarios de administración pativa debían establecer una vinculación directa,
conjunta en los campos de la salud, la educación, o con el mínimo grado de intermediación posi­
la vivienda y el empleo; o, como en el caso perua­ ble, con las llamadas organizaciones sociales de
no, reformar en sentido equitativo el sistema de base; para ello era preciso orillar, marginar o
propiedad en la agricultura y la industria. circunvalar las instituciones “intermedias”, cuyos
No nos importa ahora evaluar los éxitos, pro­ intereses eran juzgados externos, competidores
blemas y fracasos que acompañaron las pasadas o contrapuestos a los intereses de los grupos so­
experiencias de participación popular. Es de in­ ciales de más bajos ingresos.
terés recordar que tales políticas participativas En la práctica, los intereses de organizacio­
fueron antecedidas o acompañadas en su inicio nes institucionales integradas a la economía mo­
por ciclos económicos expansivos de los merca­ derna y a la estructura del poder fueron atendi­
dos internos y por un creciente monto de recur­ dos y satisfechos relativamente, pero el discurso
sos externos provenientes de la economía inter­ participativo intentó marginarlos o devaluarlos
nacional. Cabe recordar también que la extinción en favor de la señalada relación preferencial del
progresiva o la liquidación abrupta de tales polí­ Estado con las organizaciones sociales de base.
ticas fueron antecedidas o acompañadas por el Las consecuencias políticas de este enfoque se
inicio de ciclos recesivos de las economías nacio­ relacionaron con la renuencia o el rechazo de los
nales y por la crisis de la economía internacional. grupos y organizaciones instalados en el sistema
Aquí conviene destacar que los ciclos econó­ económico y político a considerar como legítimos
micos expansivos y la afluencia de recursos exter­ los intereses de los grupos más pobres o a aceptar
nos influyeron, de dos modos específicos, entre compartir la atención, los recursos y el poder del
otros,en las políticas participativas: en primer Estado. De este modo, las hipótesis participativas
lugar, incrementando los recursos disponibles de acerca de los comportamientos de las organiza­
los Estados reformistas para la atención de los ciones intermedias integradas al sistema con­
grupos desvalidos; en segundo lugar, minimi­ cluyeron por hacerse realidad, actuando como
zando o tornando manejables las oposiciones o una suerte de profecía autocumplida. En otros
las reservas expresadas ante dichas políticas por términos, las organizaciones industriales, comer­
los grupos industriales, financieros, comerciales, ciales, financieras, profesionales y hasta sindica­
profesionales y, en ciertos casos, sindicales. En les más fuertes oscilaron políticamente entre el
este sentido, el ciclo económico favorable permi­ recelo y el rechazo de las políticas participativas y
tió la coexistencia, al menos en el Perú, de domi­ concluyeron defendiendo enérgicamente sus
136 REVISTA DE LA CEPAL N” 37 / A b r il de 1 9 8 9

propios intereses cuando el cierre del ciclo eco- sos económicos necesarios para m anejar los con-
nómico favorable restó a los gobiernos los recur- ílictos sociales.

II
A c e rc a de la concertación

Del examen de estas experiencias, muchos que­ ra el desarrollo del régimen parlamentario y de
daron con la impresión de la necesidad de una partidos, y ciertas reformas mínimas en la estruc­
revisión crítica y de una superación teórica de los tura del Estado y sus relaciones cí)n la sociedad
enfoques participativos. Se comenzó por cuestio­ civil. El pacto social español, pero no sólo éste,
nar la limitación del enfoque participativo a la definió asimismo el marco de las relaciones entre
sola relación entre el Estado y las organizacio­ el Estado y las organizaciones empresariales y
nes sociales de base, señalándose la necesidad de sindicales, así como los acuerdos básicos del ma­
am pliar la cobertura a la presencia, intereses y nejo de precios y salarios.
relaciones del Estado con el conjunto de grupos Si pasamos a observar los proyectos de con­
sociales y organizaciones representativas de la certación en los países de la región, rápidamente
sociedad. En segundo lugar, se afirmó que los percibiremos que sus contenidos más im portan­
recursos públicos destinados al logro de metas tes se refieren a las políticas económicas de corto
sociales, así como las mismas políticas sociales, plazo, a la regulación de precios y salarios y a la
debían justiíicarse o racionalizarse por la orienta­ creación de marcos institucionales y de mecanis­
ción de las políticas económicas de corto plazo. mos para el procesamiento de las relaciones en­
Finalmente, se sostuvo la inviabilidad en el me­ tre el Estado, los empresark)s y el movimiento
diano plazo de las relaciones Estado-grupos de sindical. En ciertos casos, los proyectos incluyen
bajos ingresos que no estén protegidas por una planes económicos de mediano plazo, reformas
red de relaciones políticas entre el Estado y las constitucionales o la introducción de nuevos ins­
organizaciones integradas a la economía m oder­ trum entos institucionales. Lo que quiero decir,
na y a la estructura del poder y por un compro­ en consecuencia, es que en ninguno de los casos
miso progresivo de estas últimas con la satisfac­ que conozco, los contenidos de dichas experien­
ción de las necesidades básicas de la población. cias y proyectos se centraron en la definición de
De este modo, la temática de la participación políticas sociales o de metas nacionales relaciona­
popular fue retirándose a un segundo plano en das con la cobertura nutricional, el descenso de la
el debate intelectual y político, para dar paso a mortalidad infantil, la atención primaria de sa­
una nueva temática que, desde fines de los años lud, programas de alfabetización, de vivienda o
setenta ocupa crecientem ente la atención de de servicios básicos en general. En otros térm i­
cientistas sociales, políticos y funcionarios de la nos, los intereses de los grupos sociales más po­
región. Nos referimos a la concertación. bres no fueron ni son tomados en cuenta, al
Si observamos las escasas experiencias nacio­ menos de manera preponderante, en las expe­
nales de conceptación desde la producida en Ve­ riencias y proyectos de concertación conocidos.
nezuela hasta la más reciente en el Uruguay, y si Ahora bien, si nuestra mirada se extiende a
extendemos ese examen a la experiencia españo­ los trabajos de los economistas de la región, rápi­
la, rápidam ente concluiremos que sus conteni­ dam ente advertimos la escasez de estudios o pro­
dos se refirieron a la creación de condiciones puestas vinculadas sea con una economía de las
políticas para el pasaje de sistemas autoritarios a necesidades básicas, sea con una econí)mía de la
sistemas democráticos. Lo que se acordó básica­ concertación. Más aún, en la creciente bibliogra­
m ente en aquellas experiencias fueron las rela­ fía sobre la concertación producida por nuestros
ciones entre gobiernos civiles y fuerzas armadas, científicos sociales en la última década, son suma­
las garantías constitucionales e institucionales pa­ mente reducidos los análisis o estudios específi-
PARTICIPACION Y CONCERTACION EN LAS POLITICAS SOCIALES / C. F r a n c o i ;í 7

eos sobre los vínculos entre concertación política su autoridad democrática y el ejercicio relati­
y necesidades básicas, o entre los agentes reales vamente autónomo de su poder;
de la concertación y las políticas sociales. b) reduciendo los grados de libertad de los go­
A mi juicio, esto no es casual, por dos razo­ biernos para operar o manejar los conflictos
nes. En prim er lugar, porque los sujetos sociales de interés o para imponer un límite a los
o políticos que proponen o son convocados por la crecientes procesos de anomia o al desarrollo
concertación son generalm ente el Estado, los de la violencia social y política;
partidos, las sociedades empresariales y el movi­ c) reforzando la desigualidad de los poderes
miento sindical; esto es, las organizaciones cuyo político-representativos de los distintos gru­
poder, intereses y recursos les permiten actuar pos sociales que compiten por los recursos
directam ente y por sí mismas en los escenarios públicos y las decisiones del Estado;
políticos de la región. En segundo lugar, porque d) promoviendo la desorganización institucio­
en un contexto de recesión económica, de penu­ nal y política de los grupos sociales con me­
ria productiva y escasez de recursos, la disputa nor poder relativo dentro de la .sociedad y
política por el magro excedente económico o pa­ reduciendo su capacidad representativa pa­
ra evitar los costos de la crisis se resuelve a favor ra acceder y expresarse con autonomía ante
de los agentes o intereses más poderosos o más el listado o para presionar o condicionar en
sólidamente instalados en el tejido institucional. su favor las decisiones públicas;
e) eliminando el excedente económico o sea la
La evolución real de la concertación nos dice,
base material que permitió a los Estados en
por lo tanto, que su enfoque y su práctica son
los años sesenta y comienzos de los setenta
acreedores a la crítica que en la década pasada se
orientar su acción hacia la atención de las
formuló al enfoque y la política participativos,
necesidades básicas de los grupos sociales
aunque ciertamente en un sentido distinto. Si los
más pobres a través de políticas participa-
enfoques participativos devaluaban las relacio­
tivas;
nes del Estado con las organizaciones interme­
f) fortaleciendo las tendencias privatistas, cor-
dias o integradas en las estructuras económicas y
porativistas y sectoriales de las organizacio­
políticas m odernas en favor de una relación pre­
nes intermedias e impidiéndoles integrar o
ferencia! con las organizaciones populares de
aceptar las demandas o necesidades de los
más bajos ingresos, ios enfí>ques concertadores
grupos sociales más pobres;
m arginan o devalúan las relaciones del Estado
g) obstaculizando severamente las po.sibilida-
con éstas en favor de una relación exclusiva o
des de acuerdos consensúales sobre políticas
excluyente con aquéllas.
sociales entre el Estado, las organizaciones
K \ análisis de la situación descrita nos está representativas de los intereses integrados
diciendo, asimismo, que las políticas de ajuste o directam ente en el régimen político y los gru­
de recesión económica actúan en los siguientes pos sociales más pobres. En otros términos,
sentidos: impidiendo al Estado combinar en un movi­
a) erosionando las bases populares de apoyo a miento simultáneo las políticas participativas
los gobiernos de la región o fracturando los y las políticas concertadoras en favor del de­
pactos sociales implícitos en que se sustenta sarrollo social.
138 REVISTA DE LA CEPAL N" 37 / A b r il de 1 9 8 9

III

R e t o r n a n d o al e n fo q u e de los a ñ o s ochenta

Lo que hemos com probado como una tendencia cuestionable es el enfoque de los años cincuenta,
general en buena parte de los países de la región que hace del desarrollo social un subproducto
nos perm irte volver a uno de los temas iniciales natural del crecimiento económico, como lo es el
de nuestra intervención, esto es, a las posibilida­ de los años ochenta, cuando el desarrollo social
des de relanzar políticas y metas sociales s ig n ific a ­ parece independizarse del crecimiento producti­
tiv a s en economías en recesión y en ajuste. vo, o cuando lo plantea como compensación mo­
ral o racionalización política de la aceptación re­
Las tendencias actuales fundam entan nues­ signada del rol conferido a nuestras economías
tro escepticismo frente a este enfoque. Incluso en nacionales en el actual orden económico m un­
medio de la crisis y de las políticas de ajuste, no dial, o del contenido de las políticas recesivas o de
negamos que sea éticamente plausible proponer­ ajuste.
se el logro de metas sociales y que eventualmente Nada de lo señalado ha.sta aquí resta im por­
sea posible reducir, en ciertos campos, la veloci­ tancia a los esfuerzos por am enguar los impactos
dad e intensidad del deterioro de las condiciones de la crisis en los grupos sociales más pobres o las
de vida de las mayorías pobres de nuestros paí­ iniciativas creadoras para el logro de una u otra
ses. Esto ciertam ente, no está en discusión al me­ meta mínima en relación con las necesidades bá­
nos para nosotros. Resulta evidente, sin em bar­ sicas de la población. La crítica del enfoque, en su
go, que la discusión del enfoque que comenta­ sentido estricto, tampoco desconoce la necesidad
mos tiene sentido cuando las políticas sociales de introducir criterios socialmente selectivos en
pueden ser relanzadas de un modo sustantivo, la formulación y ejecución de los “ajustes” econó­
alcanzándose metas .sociales significativas, es de­ micos en favor de la población más pobre. En este
cir, de impacto y cobertura reconocibles. El exa­ sentido, cuando el enfoque que comentamos se
men atento de las tendencias en curso nos indi­ disocia de sus propósitos o afirmaciones más am­
ca más bien lo contrario. Ellas nos señalan la biciosos, puede constituirse en una fuente de ini­
incompatibilidad de un desarrollo social sustanti­ ciativas para hacer uso en favor de los pobres de
vo con el estancamiento o el decrecimiento del recursos potenciales de la sociedad, para incor­
producto y presionan por una reconsideración porar las experiencias de las organizaciones de
más cuidado.sa, en el plano teórico, de las relacio­ base en el diseño y ejecución de program as socia­
nes entre políticas económicas y sociales. La lec­ les o para innovar en la organización institucio­
tura de la evolución de la región y de las concep­ nal del Estado o en las metodologías participati-
ciones sobre su desarrollo nos enseña que tan vas de promoción humana.

IV

R e fo r m u la r las políticas sociales

Se vuelve imprescindible renovar los contenidos nan exclusivamente por una combinación de ne­
de las políticas sociales en aquellos países en los cesidades básicas insatisfechas (escogidas estadís­
cuales la crisis se ha m ostrado menos severa o en ticamente por nivel social, ámbito geográfico o
ios que la voluntad política de los gobiernos se grupos de edad), objetivos o metas cuantitativas
m antiene a pesar de las limitaciones económicas. (definidos en función exclusiva de los montos
Con ello querem os referirnos, en prim er lugar, a presupuestarios disponibles), y programas o ins­
la necesidad de que estos contenidos no se defi­ trum entos de acción (definidos exclusivamente
PARTICIPACION Y CONCERTACION EN LAS POLITICAS SOCIALES / C. F ranco 139

por los cuadros técnico-profesionales o el perso­ vecharlos al máximo, se torna más necesario que
nal disponibles en la administración pública). nunca unificar las orientaciones de la política
Un diagnóstico de la situación que considere social de los Estados y definir metas comunes
el grado específico de organización de la pobla­ para los gastos administrativos por los sectores
ción por atender, sus prácticas sociales y grado de públicos. En realidad, la política social de un
movilización, así como sus recursos potenciales o gobierno es, o debería ser, una y la misma, aun­
reales, no perm ite fundar adecuadamente ni la que su ejecución administrativa quede librada a
estrategia utilizada en la ejecución de las políticas diferentes organismos. Para ello, según mi opi­
sociales, ni la dimensión de las metas que se pue­ nión, no sólo es preciso plantearse la alternativa
den alcanzar. institucional de una integración de los ministe­
Un efecto parecido origina el no tener en rios “sociales” bajo autoridad única, sino concer­
cuenta las orientaciones, recursos, organización tar la misma formulación del presupuesto social
o poder de todos los actores sociales, y de las único, de modo de articular o integrar los pro­
instituciones externas a los grupos sociales más gram as sociales asociando su ejecución en el
pobres, pero implicados directa o indirectamen­ tiempo, unificando la orientación del gasto y po­
te por las metas trazadas por las políticas sociales tenciando o maximizando eficazmente su uso.
y los recursos públicos o privados movilizados o
Acaso el desafío mayor que enfrente el dise­
movilizables. Un diagnóstico que no exprese di­
ño de políticas sociales en la región sea la redefí-
námicamente el cuadro de interacciones sociales
nición de sus relaciones con la política económi­
y políticas no perm ite definir con precisión ni las
ca. Si tradicíonalmente ambas políticas se disocia­
metas, ni los recursos, ni la estrategia, ni los pro­
ron fue porque el crecimiento del producto y la
gramas en que se expresan las políticas públicas.
satisfacción de las necesidades básicas fueron
De idéntico modo, como efecto de la expe­ asumidos como realidades distintas. De allí sur­
riencia acumulada en la región en las tres últimas gió esa división del trabajo estatal según la cual el
décadas, resulta necesario ampliar la cobertura prim ero era responsabilidad de los ministerios
de lo que convencionalmente denominamos po­ de economía y de la producción y la segunda de
líticas sociales. La experiencia parece mostrar los ministerios sociales. A su vez, de esa división
que ninguna política social puede lograr sus obje­ del trabajo se derivó la división de roles por la
tivos si no integra, con el mayor grado de preci­ cual las políticas sociales asumieron las funciones
sión posible, las estrategias y mecanismos de par­ de compensar, complementar o suplir los des­
ticipación popular de los grupos sociales objeti­ víos, los vacíos o los errores de la política econó­
vos; la concertación con los agentes o actores mica.
sociales y políticos instalados en la trama pública
del poder; la descentralización del Estado y la De ahí que si el estilo de crecimiento del
innovación técnico-administrativa; la prioriza- producto se asocia a la satisfacción de las necesi­
ción, no sólo social, sino espacial, de las acciones dades básicas, entonces la política económica de­
por desarrollar. Las políticas de participación, viene el mejor instrum ento de la política social o
concertación, descentralización y priorización es­ su mejor encarnación operativa. En otros térmi­
pacial no son distintas de las políticas sociales y no nos, quiero decir que una progresiva transfor­
son, por ello, responsabilidad de otros sectores o mación del perfil de las necesidades sociales por
ministerios públicos. Son componentes esencia­ satisfacer, de la composición de la oferta produc­
les de las políticas sociales redefinidas y sus enfo­ tiva, de los patrones de íinanciamiento, inver­
ques, instrum entos y prácticas son medios indis­ sión, empleo, distribución y de consumo consti­
pensables para el logro de las metas trazadas. tuye, en rigor, el mejor instrum ento de las políti­
Resulta claro igualmente que las llamadas cas sociales. Si tal ocurriera, se unificaría el pa­
políticas sociales no pueden definirse paralela o trón de criterios que escinden en el presente las
sectorialmente a través de ministerios incomuni­ políticas económicas y las políticas sociales.
cados institucionalmente o relacionados de mo­ Frente a la alternativa de insistir en el valor
do inestable por los conocidos y fracasados meca­ compensatorio de las políticas sociales, alternati­
nismos de coordinación interministerial. En una va basada sea en la continuidad del patrón es­
situación de escasez de recursos que exige apro­ tructural del aparato productivo y del estilo de
140 REVISTA DE LA CEPAL N“ 37 / A l n i ì de i9 H 9

crecimiento, sea en la continuidad inevitable de ponibles; organizar en escala mayor la red de


la dependencia financiera y tecnológica, pienso intereses y alianzas político-sociales en que se
que existe otra alternativa planteada aguda y ma­ apoyan las políticas sociales para lograr continui­
sivamente por la propia naturaleza de la crisis dad en el tiempo y eficacia en la acción; compro­
que nuestros países atraviesan. No se me ocultan m eter una más activa participación de la pobla­
los problemas implicados en el progresivo cam­ ción concernida y asegurar una cobertura políti­
bio de la estructura productiva y del estilo de ca que abrigue las experiencias en curso. En su­
crecimiento ni en una reconfiguración de las ma, estimular el desarrollo de la conciencia y la
alianzas sociales y políticas al interior de cada acción públicas concertadas en favor de la pobla­
Estado nacional. Pero acaso los fracasos pasados ción más pobre de la región.
y los que prevemos en los próximos años, así De no mediar cambios progresivos, pero rea­
como el inmenso daño hum ano asociado con la les, en el orden económico internacional, en las
alternativa que cuestionamos, nos estén indican­ alianzas político-sociales de los Estados, en e! con­
do que es plausible plantearnos, al menos como tenido de las políticas de corto y largo plazo y en
hipótesis, la búsqueda de opciones alternativas. los recursos que aseguren un crecimiento econó­
Estamos convencidos que una definición am­ mico reestructurado!’, sostenido y selectivo de los
pliada de lo que significan las políticas sociales y aparatos productivos de nuestros países, será su­
una redefinición de su vínculo con las políticas mamente difícil hacer frente, en el área social, a
económicas están en condiciones de multiplicar los dramáticos desafíos planteados a los Estados
los recursos económicos, políticos y sociales dis­ de la región.
In t r o d u c c ió n
REVISTA DE LA CEPAL N" 37
Habitualmente, la pobreza se define como la si­
tuación más o menos perm anente de los hogares
La heterogeneidad cuya insuficiencia de ingresos redunda en caren­
cias críticas en la satisfacción de las necesidades
de la pobreza. básicas. Gran parte de las limitaciones de que
adolecen tanto los estudios sobre el tema como el
El caso diseño de políticas basadas en sus resultados, de­
riva de la variedad de interpretaciones de que
de Montevideo son objeto algunos elementos de la definición. De
ahí que el térm ino “pobreza” denote fenómenos
de significado distinto.
Rubén Kaztman* Uno de tales elementos, cuyo análisis resulta
fundam ental para precisar el significado de la
pobreza, es la duración de la situación de caren­
I,a crisis económ ica sufrida en la presente década por cias críticas provocada por la insuficiencia de in­
los países latinoam ericanos m erm ó los salarios y los gresos. Mientras no se defina esta variable, la
ingresos d e num erosas familias, con ei d e te rio ro consi­ pobreza abarcará situaciones muy disímiles.
g uiente de las condiciones de vida de la población Com prenderá, por ejemplo, las resultantes del
afectada. H ogares cpie p reviam ente reunían las condi­
impacto de las recesiones o crisis económicas en
ciones m ínim as para a se g u ra r la integración social de
sus m iem bros, se su m iero n en la pobreza, aum en tan d o el mercado de trabajo, con el deterioro consi­
asi la h e te ro g en e id ad de este fenóm eno. guiente de las condiciones de vida de los hogares
En este artículo se p ro p o n e un m étodtt para identi­ y la no satisfacción de algunas necesidades bási­
ficar la m encionada h etero g en id a d sobre la base de la cas de sus miembros. Y abarcará, también, aque­
inform ación que habitiialm ciite recogen las encuestas
llas otras situaciones de pobreza crónica, a cuyo
nacionales de hogares sobre ingresos y situación en
cuanto a satisfacción de las necesidades básica. mantenim iento y reproducción contribuyen fac­
La aplicabilidad del m étodo se ilustra con datos tores endógenos y exógenos al segmento de po­
p ara M ontevideo c o rresp o n d ien tes a 1984 y 198b. Kl blación afectado. En estos últimos casos, que son
análisis de los cam bios registrados en este período en los que usualmente revisten mayor gravedad, el
los porcentajes de hogares qu e p resentaban carencia
carácter perm anente de la situación de pobreza
de ingresos o de satisfacción de las necesidades básicas
p erm ite in ferir algunas conclusiones sobre los efectos puede ser fruto de la forma de organización del
de las distintas políticas en la situación de las diversas sistema productivo, de discriminaciones étnicas o
categorías de pobres. culturales y de la internalización, en distintas es­
Las políticas m acroeconóm icas aplicadas p or el go­ feras de la vida, de valores y actitudes que van
b ierno dem ocrático q u e se instaló en U ruguay a co­
reforzando lo que se ha dado en llamar el “círcu­
m ienzos de 1985 ■—y q u e se trad u jero n en increm ento
del salario real, caída del desem pleo y contención del lo vicioso de la pobreza”. La existencia de estos
proceso inO acionario— m ejo raro n la situación de los mecanismos plantea uno de los desafíos más se­
“p obres recientes”, pero no la de los “pobres crónicos’’ rios y complejos desde el punto de vista del dise­
ni la de los hogares afectados p or “carencias inercia- ño de políticas dirigidas a la erradicación de la
les”. Estas últim as dos categorías no parecen reaccio­
pobreza.
n a r en el corto plazo a las políticas m acroeconóm icas
reactivadoras. El a u to r sugiere algunas políticas espe­ Tam bién la discusión del tema de la insufi­
cíficas en favor de estos grupos. ciencia de los ingresos para satisfacer las necesi­
dades básicas es fundam ental para clarificar el
significado del térm ino “pobreza”. Indudable­
mente, en la investigación cuantitativa de la po­
*OÉÍciat de Asuntos Sociales de la Oficina de la cki’al en
Montevideo, Uruguay. El autor agradece muy especialmente breza el mayor esfuerzo se ha concentrado en la
las sugerencias y comentarios de l’ascual Gcrstenf'eld. determinación de la línea de pobreza, esto es, el
Este trabajo se presentó en ei Seminario Taller Técnico
sobre Medición e Investigación de la pobreza en Argentina,
ingreso mínimo requerido para que los hogares
Brasil y Uruguay, organizado por la Dirección General de logren asegurar el desarrollo psicofisiològico y la
Estadística y Censos del Uruguay y la cxi’ai., abril de 1988. integración social de sus miembros. La rápida
difusión de esta medida obedece a que el anda-
142 REVISTA DE LA CEPAL N” 37 / A b r tl de 1 9 8 9

miaje conceptual que le sirve de sustento tiene subconjunto de los cuales son los hogares pobres;
una articulación lógica relativamente sólida; y señala de ese modo grupos objetivos, en favor de
por otro lado, a que la información básica para la los cuales deben form ularse políticas específicas
estimación de la línea de pobreza está disponible que les ayuden a solucionar sus problemas. Por
en un núm ero cada vez mayor de países, que han otro, permite seguir la evolución de tales catego­
adoptado las encuestas perm anentes de hogares rías m ediante el examen de la información conte­
como instrum entos para la recolección sistemáti­ nida en las encuestas perm anentes de hogares.
ca de datos sobre los ingresos de los hogares. Sin Entre las consecuencias más significativas de
embargo, por razones que discutiremos más ade­ las últimas crisis económicas en los países latinoa­
lante, las mediciones obtenidas con este método mericanos, y en particular en el Uruguay, se
no perm iten distinguir la pobreza conyuntural cuentan los procesos de movilidad descendente.
de aquella otra que deriva de las estructuras eco­ Por eso se analizan inicialmente con especial
nómica, o sociocultural, o de una combinación de atención las situaciones generadoras de pobreza
ambas. El conjunto de hogares que se sitúa por a partir de la caída del ingreso de los hogares. Sin
debajo de la línea de pobreza incluye, entonces, perjuicio de lo anterior, se examinan también las
tanto pobres crónicos como pobres recientes. características del trienio 1984-1986, en que di­
chos ingresos mejoraron.
Estas notas pretenden explorar una nueva
El supuesto básico de este ejercicio, cuya dis­
forma de aproxim arse al volumen y naturaleza
cusión ocupa el próximo capítulo, es que el índice
de los hogares afectados, que perm itiría precisar
de necesidades básicas insatisfechas sólo reaccio­
el significado del concepto de pobreza, mediante
na ante deterioros muy severos del ingreso de los
la diferenciación de las manifestaciones más o
hogares, y con un rezago considerable. De este
menos perm anentes de la misma. En ella se com­
modo, cuando una crisis económica causa la pau­
bina la información sobre ingresos que recogen perización de muchos hogares, un gran porcen­
habitualm ente las encuestas de hogares con indi­
taje de ellos registrará ingresos por debajo de la
cadores de insatisfacción de necesidades básicas línea de pobreza, pero sin m ostrar carencias críti­
construidos a base de datos que investigan los cas en las dimensiones de necesidades básicas
mismos instrum entos incorporadas en el índice. Este supuesto acerca
N uestra propuesta envuelve, entonces, al del desajuste temporal del impacto de las vicisitu­
menos dos atractivos. Por un lado, perm ite dife­ des económicas en distintas características de los
renciar las categorías de hogares en situación hogares, nos perm ite considerar algunas de ellas
deficitaria —aquellos que presentan carencias en como huellas del pasado y, por lo tanto, form ular
la satisfacción de las necesidades básicas o insufi­ hipótesis sobre la dirección de la movilidad social
ciencia de ingresos o ambas situaciones—, un experim entada por el hogar.

I
E l ín d ic e de necesidades básicas insatisfechas

En el diagram a anexo figuran los indicadores cias en la vivienda y en la infraestructura de


seleccionados para la construcción del índice. Es­ apoyo a su funcionamiento. El sesgo no fue pre­
tos aparecen fuertem ente sesgados hacia caren- meditado sino fruto del tipo de antecedentes que
proporcionan los instrum entos convencionales
de recolección masiva y sistemática de datos (cen­
‘La descripción d etallada d e los procesos de selección de sos y encuestas de hogares) en el Uruguay, que
los indicadores se p re sen ta en sendos docum entos elaborados
no tienen como propósito perm anente investigar
p o r la O ficina de la t:F,PAL en M ontevideo, uno de ellos en
colaboración con la D irección G eneral de Estadística y Censos la satisfacción de necesidades tan fundamentales
del U ruguay. (V éanse c epa l y o e p a i .-doec ). como la nutrición y la salud. El índice incorpora
LA HETEROGENEIDAD DE LA POBREZA. EL CASO DE MONTEVIDEO / R . K a z tm a n 143

en la categoría “necesidades básicas insatisfe­ contempla una franja muy limitada del espectro
chas” a los hogares que no logran atender el total de necesidades que son atendidas por el conteni­
de las necesidades consideradas. La baja exigen­ do de una canasta básica de consumo; por consi­
cia de este criterio se compensó con procedi­ guiente, el pasaje a uno y otro lado de la línea de
mientos de selección de indicadores que garanti­ pobreza no tiene por qué traducirse en cambios
zaran el carácter crítico de cada una de tales en los satisfactores cubiertos por el índice. La
carencias. elasticidad-ingreso de los satisfactores seleccio­
U na de las consecuencias del mencionado nados frente a la de los restantes satisfactores de
sesgo es que el índice tiende a reflejar aspectos de necesidades básicas será mayor o m enor según la
las condiciones de vida del hogar que son más prioridad que se les dé en cuanto factor de ajuste
perm anentes que los que refleja el ingreso en las a la nueva situación y, por otro lado, la mayor o
encuestas de hogares. m enor inmediatez de los cambios en cada satis-
La línea de pobreza se calcula sobre la base factor, una vez tomada la decisión de modifi­
de los ingresos necesarios para cubrir el costo de carlos.
una canasta básica de consumo. Se deduce, en­ En la consideración de la elasticidad-ingreso
tonces, que cuando los ingresos del hogar des­ de los indicadores relacionados con la vivienda,
cienden por debajo de esa línea, todos o algunos cabe insistir en el papel central que ésta y su
de sus miembros se verán necesariamente afecta­ ubicación territorial desem peñan como símbolos
dos por una o más carencias críticas. Ante esta de pertenencia a un determ inado estrato social.
situación, el hogar debe definir prioridades, o r­ También debe tenerse en cuenta que la antigüe­
denando satisfactores y necesidades de acuerdo dad en el lugar de residencia está asociada al
con la percepción que quienes adoptan las deci­ grado de integración con la comunidad local, a la
siones tienen acerca de los costos relativos de los existencia de vínculos personales con los vecinos,
cambios en cada uno de esos satisfactores, lo que al conocimiento de las formas de acceso a distin­
en última instancia refleja la importancia relativa tos tipos de servicios y a la intensidad de los
que les asigna el hogar. sentimientos de identidad y pertenencia. Ello ex­
El índice de necesidades básicas insatisfechas plica la resistencia que habitualmente provocan

D iagram a
N ECESID A D ES BASICAS, D IM EN SIO N ES PARA SU M ED IC IO N E IN D ICA D O RES DE PR IV A C IO N C R IT IC A

Necesidad básica Dim ensiones Indicadores de privación crítica

1, A lo ja m ie n to y e q u ip a m ie n to T ip o de vivienda. • H ogares que residen en inquilinatos, ranchos,


d o m é s tic o m ín im o a d e c u a d o casas construidas con m ateriales d e desechos y
p a ra el hogar. tipo de viviendas cuyas paredes no son de mam-
postería.
• H acinam iento. • Más de dos personas p o r habitación.
2. In fra e s tru c tu ra q u e garantice • D isponibilidad de agua potable. • H ogares que utilizan p ara beber y cocinar agua
estándares sanitarios m ínim os. proveniente de aljibes, cachim bas, arroyos, ace­
quias.
T ip o de sistema de elim inación • H ogares sin baños o con sistema de evacuación de
de excreta,s. excretas clasificados en la categoría “otro.s” en
esta variable. C om partido con 3 o más personas
en el hogar,
3. Acceso a servicio de educación, • Asistencia a la escuela. • Con presencia de niños de 6 a 12 años q u e no
asisten a la escuela habiendo asistido antes, o que
nunca asistieron.
4. C apacidad d e subsistencia del • Jefes de ho g ar con cargas fam i­ • Jefes de 44 años y m enos con prim aria incom ple­
hogar. liares, con niveles educacionales ta y de 45 años o más con 0 a 2 años de educación
insuficientes. form al, en hogares con más de 3 personas po r
perceptor.
144 REVISTA DE LA CEPAL N” 37 / A b n l de 1 9 8 9

los cambios de domicilio, especialmente cuando económica se manifiestan con algún desfase so­
éstos representan un descenso en la escala de bre las condiciones habitacionales, las cuales res­
prestigio local. ponden a la influencia combinada de factores
Ahora bien, una de las posibles respuestas al sociales y culturales,
deterioro de los ingresos es el cambio a una vi­ l ’ambién los otros dos indicadores que com­
vienda de nivel inferior en cuanto a ubicación, ponen el índice —asistencia a la escuela y capaci­
calidad de los materiales de construcción, hacina­ dad de subsistencia— muestran una relativa in­
miento, potabilidad del agua y formas de acceso y dependencia ante un deterioro en la situación
adecuación de los servicios sanitarios. Sin em bar­ económica que arrastre al hogar por debajo de la
go, a la luz de lo recién señalado puede conjetu­ frontera de pobreza. En el prim er caso, los pa­
rarse que se requiere un descenso muy agudo de dres que han adquirido hábitos de enviar a sus
los ingresos del hogar y una situación muy pro­ hijos a la escuela y que se han formado expectati­
longada de carencias económicas para vencer la vas acerca del futuro de éstos basadas en la edu­
inercia social que produce el arraigo a una vivien­ cación, sólo los retirarán ante circunstancias eco­
da de un nivel determinado. nómicas límites. Ello es particularm ente válido
Entre las respuestas alternativas que pueden en un país como el Uruguay, donde la educación
afectar las dimensiones de satisfacción recién es un valor prioritario dentro del patrón cultural
mencionadas figura el congelamiento de toda predom inante y existe un sistema de escuela pú­
inversión para el m antenim iento de la vivienda, blica gratuita de vasto alcance.
lo que probablemente ocasione un deterioro sig­ En cuanto a la capacidad de subsistencia,
nificativo de su calidad, aunque ello se tornará recordemos que el indicador define como caren­
perceptible sólo en el largo plazo. Puede, asimis­ cia crítica los casos de los hogares con jefes m eno­
mo, decidirse que no se efectuarán inversiones res de 45 años que no completaron la enseñanza
para adecuar la vivienda a los cambios en el tama­ primaria y con jefes de 45 años y más que tienen
ño del hogar que corresponden a distintos ciclos menos de dos años de educación primaria y en
de la vida de la familia, lo que podría eventual­ los que es inferior a 1/3 la relación percepto­
mente resultar en hacinamiento. Pero, como el res-trabajadores familiares no rem unerados so­
aum ento del tamaño del hogar no tiene por qué bre el total de miembros del hogar. Como el
coincidir con el período de deterioro de los in­ status educacional del jefe no se ve af ectado por
gresos —el que tenderá más bien a inhibir la un descenso de los ingresos del hogar, este indi­
n a ta lid a d ", la asociación entre ambas variables cador es hasta cierto punto independiente del
sólo será visible en el mediano o largo plazo. Está, paso de los hogares no pobres a la situación de
por último, la alternativa de subarrendar parte pobreza.
de la vivienda, con pérdida de privacidad y co­ Cabe afirmar, pues, que las carencias críticas
m odidad, mayor densidad de ocupación, etc.; incorporadas en el índice de necesidades básicas
esta es la única respuesta que puede traducirse insatisfechas no operan, al menos en el corto
en un deterioro en corto plazo en las dimensio­ plazo, como variable de ajuste ante la reducción
nes de satisfacción consideradas en el índice. forzosa de gastos que deben sufrir los hogares
En resum en, es probable que en el corto que atraviesan hacia abajo la línea de pobreza.
plazo los indicadores de necesidades básicas insa­ Sin duda, éstos van a tener que soportar déficit
tisfechas relacionados con la vivienda muestren en la cobertura de algunas necesidades básicas de
una trayectoria en apariencias independiente de los miembros del hogar. Pero van a ser otras
las variaciones en el ingreso por habitante, cuan­ necesidades, y no las que satisfacen los indicado­
do el hogar cae por debajo de la línea de pobreza. res seleccionados, las primeras afectadas en el
Ello implica que los efectos de la nueva situación ineludible proceso de reducción de gastos.
LA HETEROGENEIDAD DE LA POBREZA. EL CASO DE MONTEVIDEO / R . K a z tm a n 145

II
E s tim a c ió n del v o lu m e n de h o g a re s p o r debajo
de la línea de p ob re za

1. M e to d o lo g ía d e la c o n s tr u c c ió n de la lín e a 2. L a e s ta b ilid a d d e l in g re so d e los h o g a re s


de pobreza

Las líneas de pobreza utilizadas aquí surgen de la Para determ inar si un hogar se encuentra o no en
aplicación del método basado en la alimentación. situación de pobreza, se compara el ingreso m en­
Este consiste en estimar el costo de una canasta sual por integrante del hogar con el valor, a pre­
de alimentos que cubra “adecuadam ente” las ne­ cios de mercado, de las necesidades mensuales
cesidades nutricionales mínimas de la población, por persona, tal como lo establece la línea de
y multiplicar luego dicho costo por el inverso de pobreza.
la proporción que representa el gasto en alimen­
Los ingresos considerados para definir la
tos en el gasto total, calculado a base de los hoga­
ubicación del hogar frente a la línea de pobreza,
res cuyo gasto en alimentos es algo superior al
corresponden al mes anterior ai momento de la
presupuesto mínimo estimado para satisfacer las
entrevista. Por lo tanto, la condición de pobreza o
mencionadas necesidades nutricionales.
no pobreza del hogar de que se trate se define
La canasta de alimentos corresponde, con un
sólo con respecto a ese lapso. Todo intento de
pequeño ajuste, a la definida por Altimir (1979),
investigar situaciones económicas más perm a­
que al decir de su autor se estimó “...sobre bases
nentes de los hogares tropieza con las limitacio­
predom inantem ente normativas, aun cuando se
nes de la información recogida por la encuesta
tom aron en consideración la disponibilidad rela­
continua, que no se diseñó para cubrir períodos
tiva de alimentos y los hábitos de consumo en
de referencia largos. Un mes es el período para el
cada país”.
cual se investigan la mayoría de las fuentes de
Sobre la base de esta canasta, expresada en
ingreso consideradas en la encuesta (rem unera­
gramos diarios por persona, de cada alimento, se
ciones en dinero y en especie de obreros y em­
calcularon las necesidades individuales al mes,
pleados, de miembros de cooperativas de pro­
evaluándolas luego a precios medios de mercado
ducción, de trabajadores por cuenta propia, de
de cada mes. Estos últimos son representativos
patrones, de jubilados y pensionados, además de
de los transados en Montevideo en el mercado de
subsidios, becas, alquileres y arrendamientos).
consumo final (precios al consumidor) y en su
La excepción la constituyen las gratificaciones
gran mayoría corresponden a los precios medios
especiales, los premios y la participación en utili­
utilizados por la Dirección General de Estadística
dades, las que se declaran en forma trimestral, y
y Censos para el cálculo del índice de los Precios
los intereses, dividendos en efectivo, uso de pa­
del Consumo y publicados conjuntamente con
tentes y derechos de autor, para los cuales se
éste.
investigan los ingresos del año anterior a la entre­
Respecto de la significación del gasto en ali­
vista. Estas últimas fuentes, no obstante, tienen
mentos dentro del gasto total —que incluye vi­
escasa significación para los hogares que bor­
vienda y todos los gastos de consumo— se consi­
dean la línea de pobreza.
deró la utilizada por Altimir (50%). En conse­
cuencia, el gasto en alimentos se multiplicó por 2 En resum en, los ingresos de los hogares uti­
para obtener su equivalente del gasto total. lizados aquí, son sensibles a las variaciones
Con el método expuesto se estimaron los coyunturales de la economía y del mercado labo­
valores per cápita de la línea de pobreza para ral por lo que no perm iten discernir si la insufi­
octubre tanto de 1984 como de 1986, los cuales ciencia de recursos que experim entan los hoga­
ascendieron a N$ 2 754 y N$ 9 607, respectiva­ res es de carácter perm anente o transitorio.
mente.
14fi REVISTA DE LA CEPAL N" 37 / A b r il de 1 9 8 9

III

C la sific a c ió n tentativa de los h o g a re s


se g ú n su s in g re so s y carencias críticas

Analizaremos en este capítulo las categorías que de hogares para Montevideo, en el segundo se­
resultan del cruce entre ingresos y presencia de mestre de 1984 y 1986.
carencias críticas, así como los resultados de su El siguiente diagrama de doble entrada defi­
aplicación a los datos de la encuesta perm anente ne los tipos de hogares.

Ingresos p or debajo Ingresos iguales o por


de la línea de pobreza encim a de la línea
de pobreza
Presencia de al m enos una H o g a res en situación d e H o g a r e s c o n c a re n c ia s
carencia crítica pobreza crónica inerciales
A usencia de carencias crí­ H o g a res en situación de H ogares en condiciones de
ticas pobreza reciente integración social

El peso relativo de cada uno de estos tipos en para cubrir los costos de una canasta básica de
el total de hogares aparece en el cuadro 1. consumo, y que no presentan carencias críticas
en las dimensiones de necesidades consideradas.
Obviamente, esta situación define condiciones
C u ad ro 1 necesarias aunque no suficientes para una efecti­
M O N T E V ID E O : D IS T R IB U C IO N DE LOS HOGARES va integración del hogar y de sus miembros en la
SE G U N LA T IP O L O G IA PRESENTAD A,
SE G U N D O SEM ESTRE 1984 Y 1986
sociedad. Por el peso numérico relativo y la in­
{Porcentajes del total de hogares) fluencia de este grupo en el funcionamiento de la
sociedad, sus condiciones de vida definen el es­
1984 1986 tándar de lo que se entiende como un nivel digno
a) H o g ares en condiciones de integración para toda la población.
social 76,0 80.2 Entre 1984 y 1986 la gravitación de la catego­
b) H ogares en situación de pobreza crónica l.b 6.7 ría aum entó 4.2% (cuadro 1), seguramente como
c) H o g a res e n situación de p o b re za re-
consecuencia de la recuperación económica y el
cierne 13.0 9.7
d) H ogares con carencias inerciales
mejoramiento del salario real experimentados
3,6 3.5
por Uruguay en ese trienio. A tal incremento
100 100
contribuyeron todas las categorías restantes, pe­
Porcentaje d e hogares p o r debajo de la línea
de pobreza 20..5 16.4
ro particularm ente la de hogares en situación de
Porcentaje de hogares con al m enos una pobreza reciente. La importancia relativa de ésta
carencia crítica 11.1 10.2 descendió 3.3%, dejando sólo un 0.9% como
aporte de las otras dos categorías. Ello resulta
Fuente: íiepal , elab o rad o a base de datos de la Encuesta conti­ congruente con el hecho de que mientras el por­
nu a de hogares. D irección G eneral de Estadística y Censos.
centaje de hogares por debajo de la línea de
pobreza cayó 4.1 % (lo que representa un quinto
del valor original), la significación de los hogares
1. H o g a r e s e n c o n d ic io n e s d e in te g r a c ió n so c ia l
con carencias críticas disminuyó sólo 0.9% (8.1%
Hemos incluido en esta categoría a los hogares del valor observado en 1984).
cuyos ingresos per cápita superan lo requerido El cuadro 2 presenta los perfiles agregados
LA HETEROGENEIDAD DE LA POBREZA. EL CASO DE MONTEVIDEO / /Í. K a z tm a n 147

C uadro 2
M O N T E V ID E O : PERFILES SO CIO D EM O G RA FICO S DE LOS HO GARES SEGUN CA TEG O RIA S,
1984 Y 1986“
(Porcentajes sobre el total de cada categoría)

C aracterísticas de los je fe s d e Pobres Pobres C arentes Integrados T otal


hogar crónicos recientes inerciales
1984 1986 1984 1986 1984 1986 1984 1986 1984 1986

D em ográficas
— ed ad m edia (años) 43.0 43.8 49.6 49.3 48.4 48.7 54.7 53.9 52.9 52.6
— 60 años y más 12.1 14.3 30.8 30.2 28.4 25,2 40.5 38.5 36.7 35.6
— ju b ilad o s y pensionados en
población d e 60 años y m ás 95.9 69.8 83.8 80.1 56.2 71.8 76.5 76.9 78.7 77.0
— m ujeres 17.5 16,7 21.2 21.0 13.0 21.3 24.9 24.3 23.4 23.3
E m pleo
— cesantes 6.8 6.3 7.2 5.1 1.8 1.9 3.0 1.6 3.8 2.3
— p a tro n e s 0.7 1.7 0.7 2.3 2.3 8,5 8.9 9.9 6.8 10,8
— cuenta pro p ia sin local 13.8 16.7 13.8 20.0 7.0 5.9 6.5 5.6 7.5 7.9
M arginación social
— p rim a ria incom pleta 43.5 43.7 30.5 27.9 39.1 39,4 21.4 17.7 24.9 21.2
— unión libre/parejas 25.4 23.7 9,9 11.2 10.1 21.0 3.5 4.2 6.5 6.9
— u su fru c tu ario s y o cupantes
de hecho 35.3 31.2 10.1 12.5 19.6 15.4 6.1 8.8 10.7 10.7
— pro p ietario s 19.2 27.2 33.8 31.1 40.2 46.3 67.3 65.4 58.4 58.7
— ingreso p o r p ersona 1 626 5 804 2 051 7 333 4 787 17 022 7 621 26 368 6 348 22 828

F u en te; ckpal, a base de datos de la E ncuesta continua de hogares de la Dirección G eneral de Estadística y Censos.

“ S egundo sem estre de cada año,

de cada tipo de hogar para una serie de indicado­ 2. H o g a r e s c o n c a re n c ia s in e rc ia le s


res vinculados a características demográficas, la­
Esta categoría com prende los hogares que mues­
borales y de marginalidad social de los jefes de
tran una o más carencias críticas en las dimensio­
hogar. Los hogares en condiciones de integra­
nes consideradas, pese a declarar un ingreso por
ción social se distinguen claramente del resto por
integrante que los ubica por encima de la línea de
la mayor edad de sus jefes y —posiblemente debi­
pobreza. Su gravitación en el total de hogares es
do a ello— el mayor peso de la jefatura femenina.
pequeña (alrededor del 3.5%) y no experimenta
Presentan, además, una proporción mayor de
mayores variaciones entre 1984 y 1986 (cuadro
patrones, empresarios y una asimismo m enor de
formas marginales de inserción en el mercado de 1).
trabajo, como suele ser la de los trabajadores por Ya se ha señalado que el ingreso por inte­
cuenta propia que no tienen local. Pero es en el grante de los hogares ofrece una fotografía de la
ámbito específicamente social donde las diver­ situación en el m omento en que se registra el
gencias son más marcadas. El porcentaje de for­ dato, mientras que el índice de necesidades bási­
mas marginales de unión y de ocupación de las cas insatisfechas, dada la inercia propia de los
viviendas es mucho m enor que en las categorías factores culturales asociados a cada uno de los
restantes y hay también una clara diferencia en la indicadores que lo componen, recoge algunas
proporción de jefes con educación primaria in­ claves im portantes de la historia social de los
completa. hogares, de sus éxitos y fracasos en los esfuerzos
previos por acum ular un patrimonio material o
148 REVISTA DE LA CEPAL N“ 37 / A b n l de ¡ 9 8 9

en recursos humanos. Cabe agregar que la pre­ C u ad ro 3


sencia de carencias críticas en estos hogares es un M O N T E V ID E O : H O G A RES Q U E PRESENTAN
rezago de una situación de pobreza anterior, la U N A SOLA CA REN CIA , 1984 Y 1986“
(Porcentajes sobre el total de cada categoría
cual se prolongó por tiempo suficiente como pa­
que sufre esa carencia)
ra asentar un estilo de vida marcado por tales
déficit.
T ip o de carencia Pobres C arentes
La escasa significación relativa de este grupo crónicos inerciales
de hogares es congruente con el carácter básico 1984 1986 1984 1986
de las necesidades seleccionadas, cuya fuente de H acinam iento 41.0 38.8 76.4 74.1
legitimidad son los estándares sociales predom i­ A gua 32.6 35.6 74.4 69.2
nantes en la sociedad uruguaya. Las carencias Vivienda 42.2 32.1 77.5 79.7
que sufre este grupo podrían ser interpretadas, Servicios sanitarios 16.2 23.7 75.5 61.2
C apacidad de subsistencia 23.5 27.3 91.7 80.0
entonces, en términos del tiempo requerido para Asistencia e.scolar 33.3 35.7 90.0 72.7
ajustar la asignación de los mayores recursos del
hogar a los patrones generales de consumo. En Fuente: c epa l , elaborado a base de datos de la Encuesta conti­
abono de esta hipótesis, cabe argum entar que el nu a de hogares, Dirección G eneral de Estadística y Censos.

cambio en algunas de las carencias críticas supo­


“ Para el total de los hogares con u n a carencia d eterm inada,
ne por lo común algún grado de seguridad en
ya sea que se presente sola o con otras, se calcula el porcen­
cuanto a que el hogar va a seguir generando taje de éstos según cada uno de los dos tipos de hogares
ingresos por encima de los necesarios para cubrir con carencias críticas.
una canasta básica de consumo por un período
lo suficientemente largo como para comprom e­
terse en gastos dirigidos a mejorar, por ejemplo, con carencias inerciales presentan déficit en sólo
las condiciones de habitabilidad y la infraestruc­ una de las dimensiones consideradas, lo que con­
tura de la vivienda. Sin embargo, también es trasta claramente con la situación de los “pobres
válido asumir una visión más pesimista de las crónicos”, en donde la insatisfacción de necesida­
posibilidades de un eventual ajuste entre ingre­ des básicas forma parte de un síndrome que
sos y carencias, partiendo del supuesto de la per­ abarca simultáneamente varias dimensiones de
sistencia de ciertos residuos de una “cultura de la las condiciones de vida. Los hogares que padecen
pobreza” que no adopta las prioridades del pa­ de carencias inerciales podrían sin duda benefi­
trón dom inante y por ende no asigna carácter ciarse con la puesta en vigencia de políticas pun­
crítico a las necesidades incorporadas en el ín­ tuales sobre aspectos específicos de su situación;
dice. pero, obviamente, ése no es el caso de los “pobres
Los ingresos medios, por integrante de los crónicos”.
hogares de esta categoría casi triplican los de los El análisis de los antecedentes contenidos en
“pobres crónicos” y más que duplican los de los el cuadro 4 perm ite inferir cuáles son las caren­
“pobres recientes”, tanto en 1984 como en 1986 cias en las que cada uno de estos dos tipos de
(cuadro 2). Ello descarta la existencia de un pro­ hogares presenta sobrerrepresentación en el
blema de medición de los ingresos, por cuanto si universo de hogares con necesidades básicas in­
este grupo estuviera levemente por encima de la satisfechas. Aquellos que adolecen de carencias
línea de pobreza cabría sospechar de sesgos que inerciales, están claramente subrepresentados en
lo ubicaran como pobre por efecto de errores no los indicadores que se refieren al tamaño del
muéstrales. hogar (hacinamiento) y a la presencia de niños
Una interesante pista para la mejor com­ (asistencia escolar y capacidad de subsistencia),
prensión de las peculiaridades de estos hogares mientras que se encuentran cercanos a su repre­
surge del cotejo con los perfiles de las carencias sentación en aquellos indicadores vinculados en
críticas del otro grupo —los pobres crónicos— forma directa a la calidad de la infraestructura de
que exhibe necesidades básicas insatisfechas. La la vivienda. Es útil completar estos datos con los
diferencia entre ambos en lo tocante al nivel de que surgen de la comparación de los perfiles que
insatisfacción de las necesidades básicas es muy se presentan en el cuadro 2. Estos indican que los
marcada (cuadro 3). La mayoría de los hogares jefes de hogares con carencias inerciales son en
LA HETEROGENEIDAD DE LA POBREZA. EL CASO DE MONTEVIDEO / R . K a z im a n 149

C u ad ro 4 explica la subrepresentación de este grupo en los


M O N T E V ID E O ; HO G A RES C O N NECESIDADES indicadores de hacinamiento, capacidad de sub­
BASICAS IN SA T ISFE C H A S, sistencia y asistencia escolar. Finalmente, por ra­
SEG U N IN D IC A D O R E S DE CA REN CIA S CR IT IC A S,
zones que los datos disponibles no perm iten
1984 Y 1986"
(P orcentajes sobre el total de hogares con N B l)'^
identificar, el perfil de la inserción de los jefes de
estos hogares en el mercado del trabajo se acerca
T ip o d e C arentes Pobres
más al de los hogares en condiciones de integra­
necesidad básica inerciales crónicos ción social que al de aquellos que están sumidos
insatisfecha (NBI) en situación de pobreza.
1984 1986 1984 1986
H acinam iento 18.9 24.1 81.1 7.5.9
A gua 37.1 33.0 62.9 67.0
3. H o g a r e s e n s itu a c ió n de p o b r e z a c ró n ic a
V ivienda 38.5 48.5 61.5 51.5 Esta categoría com prende los hogares que se ubi­
C apacidad de subsistencia 19.0 18.6 81.0 81.5
Asistencia escolar 20.8
can por debajo de la línea de pobreza y que
21.7 78.3 79.2
Servicios sanitarios 33.1 33.6 66.9 66.4 presentan una o más carencias críticas. En 1984
T o ta l hogares con N B I 37.7 40.4 62.3 59.6 constituían el 7.5% del total de los hogares de
Montevideo, significación que tres años después
F uente; c e p a l , elaborado a base de datos de la E ncuesta conti­ disminuye a 6.7% (cuadro 1), gracias al repunte
n u a de hogares. D irección G eneral de Estadística y Censos.
que experimenta la economía uruguaya a media­
" S egundo sem estre de cada año. dos de la década.
Para el total d e los hogares con u n a carencia d eterm inada, En la literatura especializada se ha insistido
ya sea qu e se p resen te sola o con las dem ás, se calcula el en que estos hogares constituyen el núcleo de la
porcentaje de éstos según cada un a de las dos categorías pobreza. Desde el punto de vista de la tipología
q u e suf ren las privaciones críticas consideradas.
propuesta, una característica básica de esta cate­
goría es la presencia de condiciones propicias
para la activación de mecanismos que perpetúan
promedio más viejos y tienen una mejor integra­ la pobreza. Sin duda, en ese proceso intervienen
ción ai mercado de trabajo. En efecto, entre ellos elem entos subjetivos. Se trata de contenidos
son mucho menores la tasa de desempleo y la mentales de los miembros del hogar que tienen
frecuencia de formas de inserción marginal al que ver con valores, expectativas y actividades
mercado laboral (trabajadores por cuenta propia asociados al fatalismo, el desaliento, la apatía y la
sin local) y significativamente mayor el porcen­ falta de confianza en que los esfuerzos serán
taje de patrones. Sin embargo, éste es el tipo de recompensados con logros significativos. Estos
hogar que más se acerca al de los pobres crónicos elementos son transmitidos de generación en ge­
en los indicadores vinculados a la marginalidad neración a través de las prácticas socializadoras
social (porcentaje de jefes con primaria incom­ de las familias (y en algunos casos del contexto
pleta; peso de las uniones libres y de los usufruc­ vecinal) y son continuam ente reforzados por la
tuarios y ocupantes de hecho en el total de ho­ experiencia a lo largo del ciclo vital de los miem­
gares). bros del hogar, en un proceso perverso que debi­
A la luz de todos estos antecedentes, se con­ lita progresivamente las posibilidades de zafarse
cluye que uno de los rasgos típicos de los hogares de la pobreza.
con carencias inerciales sería una historia de po­ Los elementos de información con que con­
breza, durante la cual se han formado valores y tamos para apoyar la presunta existencia de con­
hábitos que organizan la asignación de los recur­ diciones favorables para la activación de meca­
sos del hogar en una forma que se aparta de los nismos reproductores de la pobreza provienen,
patrones de consumo predom inantes en la socie­ en prim er lugar, de la propia definición de este
dad montevideana. Parte de esa historia ha sido grupo, la cual consulta insuficiencia de ingresos
consecuencia del costo de la reproducción social. para cubrir las necesidades básicas y, simultánea­
En la etapa del ciclo de vida que comentamos, los mente, carencias críticas en las dimensiones con­
hijos ya se habrían incorporado a la vida activa o sideradas. Por otra parte, el hecho de que única­
habrían form ado hogares independientes, lo que m ente una minoría de estos hogares presente
150 REVISTA DE LA CEPAL N“ 37 / A b r il de 1 9 8 9

una sola carencia revela la existencia de un sín­ es característico de esta categoría, revelaría un
drom e situacional de privaciones complementa­ proceso de movilidad descendente.
rias. Ahora bien, cuando los hogares con necesi­ Cuando está cercana en el tiempo, la caída
dades básicas insatisfechas se clasifican según ti­ del ingreso no llegaría a traducirse en un deterio­
po de carencias, los pobres crónicos aparecen ro visible de las dimensiones de las condiciones
sobrerrepresentados en carencias —hacinamien­ de vida del hogar consideradas en el índice, las
to, inasistencia escolar y capacidad de subsisten­ que tendrían una relativa baja prioridad y/o
cia— que se presentan en aquellas etapas del ciclo mayor mediatez en los procesos de reestructura­
vital de las familias que deberían, al menos desde ción de los patrones de consumo forzados por las
el punto de vista normativo, estar dominadas por nuevas privaciones económicas.
la función de reproducción social (cuadro 4). Las El examen comparado del perfil de este gru­
mencionadas carencias ponen justam ente de re­ po con el de las restantes categorías que registran
lieve la incapacidad socializadora de estos hoga­ privaciones (“pobres crónicos” y “carentes iner-
res, lo que se traduce en una inadecuada prepa­ ciales”) brinda algún apoyo al supuesto de movi­
ración de las nuevas generaciones para una parti­ lidad descendente. En efecto, si bien este grupo
cipación efectiva y una positiva integración en la comparte con los “crónicos” indicadores que re­
sociedad. velan una inserción precaria en el mercado de
El examen com parado de los perfiles de las trabajo, exhibe claramente un perfil propio en
cuatro categorías confirm a que los hogares sumi­ los indicadores de marginalidad social. Así, én lo
dos en situación de pobreza crónica destacan por tocante a la educación del jefe de hogar se ubica
sus indicadores de precariedad laboral y particu­ más próximo al promedio nacional que las otras
larm ente de m arginalidad social (alta proporción dos categorías. En cuanto a la legitimidad de la
de jefes que no completaron primaria, uniones unión conyugal, variable que suele asociarse a la
no legalizadas y tenencia precaria de la vivienda). inestabilidad de la pareja y por ende a la situación
de los hijos, los datos de 1984 m uestran que los
“pobres recientes” se diferencian claramente de
4. H o g a r e s e n s itu a c ió n de p o b re z a re cien te
los “crónicos”, no así de los “carentes inerciales”,
Esta categoría com prende los hogares con ingre­ de los cuales se distinguen con nitidez sólo en
so por persona por debajo de la línea de pobreza, 1986. Por otro lado, dentro de esta categoría el
pero que no revelan carencias en las dimensiones porcentaje de hogares con formas inestables de
de necesidades básicas consideradas. Su signifi­ tenencia de la vivienda es en los dos años clara­
cación en M ontevideo disminuye de 13% en mente inferior al im perante en los otros dos gru­
1984 a 9.7% en 1986 (cuadro 1). pos que padecen privaciones (cuadro 2).
El supuesto básico en el diseño de la tipología En resum en, el análisis del perfil de los
es que los indicadores de satisfacción de necesi­ “pobres recientes” es congruente con la hipótesis
dades básicas incorporados al índice m uestran de movilidad descendente. A diferencia de los
cierta inflexibilidad ante los cambios en la situa­ “pobres crónicos”, estos hogares parecen aleja­
ción económica de los hogares, y en tal sentido dos de los engranajes de perpetuación de la po­
proporcionan una información im portante acer­ breza y, por ende, se hallan mejor preparados
ca de las condiciones previas de vida de éstos. El para m ejorar su situación ante el advenimiento
desajuste entre ingresos insuficientes y ausencia de condiciones económicas generales más favo­
de carencias críticas (las que mide el índice), que rables.
LA HETEROGENEIDAD DE LA POBREZA. EL CASO DE MONTEVIDEO / ñ, K a z tm m 151

IV

C o n c lu sio n e s

Ante todo cabe tener en cuenta que los resulta­ 1984 los hogares en situación de pobreza crónica
dos de este ejercicio sólo intentan apuntalar la representaban poco más de un tercio del total de
formulación de una hipótesis respecto tanto de la hogares pobres.
naturaleza específica de los hogares com prendi­ —Los perfiles claramente diferenciados de
dos en cada categoría, como de la validez y utili­ ambas categorías anticipaban que la reactivación
dad analítica y práctica de la tipología elaborada. socioeconómica tendría mayor impacto sobre la
Todo intento de someter a prueba las afirmacio­ situación de los “pobres recientes” que sobre los
nes acerca de cada uno de los tipos deberá basar­ “crónicos”. Como se observa en el cuadro 1, eso
se en la evidencia provista por instrumentos deli­ fue lo que pasó. De este modo, aproxim adam en­
beradam ente concebidos con ese propósito, que te el 80% de la reducción de la pobreza en el
perm itan investigar a fondo los hogares que que­ período obedeció a la transferencia de la catego­
dan definidos por el cruce entre pobreza y caren­ ría “hogares en situación de pobreza reciente” a
cias específicas. Esta advertencia inicial pretende la de “hogares en condiciones de integración so­
poner en guardia al lector en cuanto al carácter cial”. En contraste, los cambios macroeconómi-
tentativo de las siguientes conclusiones sobre la cos no modificaron en forma significativa la po­
evolución reciente de la pobreza en Montevideo breza crónica, la cual se redujo de 7.5 a 6.7%.
y la utilidad de la tipología propuesta. —Queda así de manifiesto el impacto dife­
Entre el segundo semestre de 1984 y el mis­ rente de los distintos tipos de políticas públicas
mo período de 1986, la significación relativa de sobre la pobreza. Por un lado, cierta categoría de
los hogares montevideanos por debajo de la línea hogares —predom inantem ente entre los pobres
de pobreza se redujo 20%. Esta evidente mejoría de Montevideo— parece responder en la forma
de las condiciones socioeconómicas de la pobla­ esperada ante una política general de reactiva­
ción es congruente con los datos sobre la evolu­ ción con aum ento del salario real y generación de
ción general de la economía, en particular sobre empleo. No ocurre lo mismo con aquellos hoga­
el aum ento del salario real y la caída de la tasa de res cuya situación está determ inada por condi­
desempleo en ese período. ciones materiales y no materiales que alimentan
—Los pobres en 1984 eran en su mayoría continuamente los mecanismos de perpetuación
“recientes”. Un elevado porcentaje de esos hoga­ de la pobreza. Es necesario, entonces, diseñar y
res había experim entado una severa reducción aplicar un conjunto de políticas que partan del
de sus ingresos durante la crisis, la cual, aunque entendido de que la pobreza crónica responde a
inserta en un proceso de estancamiento de largo un síndrome situacional y no a una m era insufi­
plazo, se agudizó gravemente a partir de media­ ciencia circunstancial de recursos monetarios,
dos de 1982. El subsecuente proceso de movili­ debiendo, por ende, ser atacada con un enfoque
dad descendente amplió el volumen de la pobre­ global y no específico. Tales políticas han de estar
za, pero también modificó sus perfiles. Así, el
10% de pobres que detecta Altimir {1979} en
Montevideo, con datos de alrededor de 1970, concepto de subd ed aració n . Los resultados observados a p a r­
seguram ente incluía hogares en condiciones so- tir de diversas hipótesis de corrección de ingresos p ara 1984,
no presentados aquí, indican igualm ente en todos los casos
cioculturales diferentes de las que exhiben aque­
aum ento del volum en de hogares pobres, aunque no de la
llos, que, en mayor volumen, componen la mis­ m agnitud aquí expuesta. De todos m odos, no hay razones
ma categoría 14 años más tarde^. Por su parte, en p ara pensar que el nivel de subestim ación en 1984 haya sido
distinto al d e 1986, así qu e perm anece en pie la afirm ación en
el sentido de que en ese p e río d o la pobreza dism inuyó 20%.
^Las estim aciones del porcentaje de hogares p o r debajo R ecordem os p o r últim o q u e el p u n to principal de este ejerci­
de la línea de pobreza a lre d e d o r del año 1970 y en 1984 no cio es la utilidad q u e b rin d a la clasificación en hogares pobres
son estrictam ente com parables, debido a q u e en el p rim er y no pobres al com binarse con la c o rresp o n d ien te a carencias
caso el ingreso de los hogares fue objeto de correcciones por críticas.
152 REVISTA DE LA CEPAL N" 37 / A b r il de 1 9 H 9

dirigidas muy en particular a impedir que el des­ rro. En este mismo sentido operarían las políticas
tino de los niños y de los jóvenes quede atrapado tendientes a asegurar la estabilidad de la nueva
en los anillos de reproducción generacional de la situación de ingresos del hogar.
pobreza. —En síntesis la tipología intenta revelar la
— Por último, los “hogares con carencias heterogeneidad de la pobreza, distinguiendo ca­
inerciales”, que presentan privaciones mucho tegorías de hogares que dem andan diferentes
más específicas que las de los "pobres crónicos”, diseños de políticas para solucionar las privacio­
vinculadas en particular con la vivienda, se bene­ nes que las afectan. Paralelamente, al ser cons­
ficiarán en mucho mayor grado que los otros truida a base de la información que recoge en
grupos, de las políticas puntuales que brinden forma periódica la encuesta perm anente de ho­
apoyo (de tipo crediticio, por ejemplo) para ade­ gares, la tipología constituye un instrum ento de
cuar las condiciones de vida a la situación de fácil acceso para seguir la evolución de los hoga­
ingresos del bogar, los que, siendo superiores a la res con privaciones, evaluar la gravedad de las
línea de pobreza, posiblemente resultan a m enu­ carencias de éstos, y elaborar diagnósticos más
do insuficientes para generar capacidad de aho­ precisos sobre la pobreza.

B ib lio g r a fía

Altimir, O. (1979): La dim ensión de la pobreza en Am érica L atina. Bosquejo metodológico del m apa de la distribución de
C E PA L -D C E c::
Cuadernos de la c e p a l N" 27, Santiago de Chile. necesidades básicas insatisfechas en U ruguay, l c / m v d / r . 6 /
C E P A L : Indicadores censales de satisfacción de necesidades básicas. Rev. 1 (Sem. 44/1).
l c / m v d / r ,9 (Sem. 44/2), Montevideo.
REVISTA DE LA CEPAL 37
Este artículo explora una serie de conceptos que,
en opinión del autor, probablemente tendrán un
papel decisivo en la evaluación de cualquier pro­
Aspectos puesta de program a de privatización. Como se
verá, a veces los temas tienen relación con la
conceptuales de teoría, pero más generalm ente son de carácter
empírico, y abordan cuestiones relativas a hechos
la privatización y predicciones.

Raymond Vernon* I
Efe cto s posibles
de la p riva tizació n
F-1 proceso de privatización tiene impacto sobre diver­
sas variables macroeconómicas. El presente trabajo
presenta un marco analítico para estudiar dichos efec­ 1. E fe c to s sobre el p ro d u c to
tos; se trata de un estudio conceptual, el que puede
aplicarse a las diferentes realidades. Tal vez la pregunta más general que cabe hacerse
Entre los efectos posibles de un proceso de privati­ con respecto a una propuesta de program a de
zación se analizan en primer lugar los referidos al privatización sea cuáles serán sus ef ectos sobre el
producto nacional, distinguiendo entre el efecto trans­
producto nacional’.
ferencia de fondos y los efectos estáticos y dinámicos
sobre la eficiencia. En segundo lugar se considera el Puede considerarse que la privatización tiene
impacto de la privatización sobre la distribución del dos consecuencias principales que afectan direc­
ingreso, A continuación se examinan los temas del tamente el producto nacional:
precio adecuado de los bienes a ser privatizados; el del a) Transfiere activos financieros del sector pri­
agente principal —público o privado, nacional o ex­
vado al sector público;
tranjero— y el de la operación de empresas monopóli-
cas o monopsónicas. b) Transfiere la propiedad (y probablemente el
contri)!) de las empresas del sector público al
sector privado.
La mayo­
F a c to r a ): el efecto tr a n s fe r e n c ia de fo n d o s .
ría de los gobiernos ha estudiado la posibilidad
de aplicar program as de privatización movidos
por la esperanza de transferir fVindos del sector
privado al sector público. Sin embargo, la rápida
respuesta de tantos gobiernos a ese estímuk) nos
dice muy poco acerca de las consecuencias del
cambio en relación con el producto. Al tratar de
estimar los efectos de a), el efecto transferencia
de fondos, sobre el producto, se hace evidente
que éstos dependen de una serie de supuestos
decisivos acerca de la m a g n itu d , los o ríg e n e s y el
d e stin o de los fondos transferidos,
La m a g n itu d del desplazamiento de fondos

'L.E. Jone.s, Faiikaj faiitlcti e lugo Vogelsang en The


piiblicatloen 19HH, pre.sentan im crite­
T ro iw m k of D ive.stilure,
* l’ r o t c s o r d e A s u n t o s I n t e r n a c io n a le s d e la U n iv e r s id a d
rio para abordar esa pregunta. Este adolece de defidencia.s en
d e H a r v a r d , leste a r t íc u lo es el re s u lta d o d e u n a e o n .su ltoría
algunos a.specLos críticos, en parte pou|iie no se puede aplicai'
r e a liz a d a p a r a la rio’Ai..
en forma práctica. Sin embargo, resulta útil para exponer y
articular algunos de los juicios implícitos en los ejercicios de
privatización.
154 REVISTA DE LA CEPAL N" 37 / A b r il de 1 9 8 9

está determ inada, desde luego, por las sumas que dinámicos de una transferencia de la propiedad
paga el sector privado por el capital que recibe. pública a privada sobre la eficiencia.
Los economistas han sostenido a veces que si se En los países en desarrollo suele hacerse res­
cobra adecuadam ente al sector privado por di­ pecto de las empresas estatales un interrogante
cho capital, el desplazamiento de fondos hacia el relativamente distinto, que se toma casi como un
gobierno no debería ser mayor que el financia- sustituto de la pregunta sobre eficiencia: se trata
miento que éste podría obtener mediante em­ de averiguar cuánto dinero cuesta al sector públi­
préstitos públicos en un mercado eficiente. Esa co m antener esas empresas. Tal vez parezca in­
posición da por sentado que existe un mercado necesario señalar que, en las circunstancias de los
eficiente capaz de fijar un precio apropiado a los países en desarrollo, las dos preguntas tienen
activos del gobierno, y pasa por alto preguntas entre sí una relación imperfecta. La eficiencia se
tales como si los activos de las empresas serían mide no sólo en términos monetarios sino en
ulteriorm ente más rentables en manos privadas términos “reales”; el producto “real" alcanzado
que si perm anecieran en poder del gobierno. por determinados insumos “reales”, combinados,
Como veremos luego, no se trata de asuntos tri­ a sus costos “reales” de oportunidad. Además, la
viales. En todo caso, más adelante se volverá en eficiencia es un concepto ajeno a la identidad de
varios contextos dif erentes sobre la cuestión de la quien recibe sus beneficios; el aumento de la
m agnitud de los pagos del sector privado. eficiencia depende del producto agregado, y da
El o rig e n de los fondos transferidos determ i­ igual que éste beneficie finalmente al gobierno, a
na también sus efectos sobre el producto. Si los la fuerza laboral, a los rentistas, a los consumido­
fondos que se pagan al gobierno se restan a la res o a los ladrones. En cambio, el costo en dinero
inversión interna de capital privado o al consumo que significa m antener una empresa depende de
privado interno, es necesario tener en cuenta los k)S precios que se paguen al capital, el trabajo y
consiguientes efectos negativos sobre el produc­ los insumos materiales, así como de los precios
to privado. Por otra parte, si k)S fondos provie­ que se cobren por el producto final. Eodas estas
nen del exterior o se restan de una potencial fuga cifras son muy manipuladas, en las condiciones
de capitales, podrían tener efectos expansionis- que caracterizan a la mayoría de los países en
tas en el corto plazo por aum ento de la oferta de desarrollo. Por ejemplo, en las empresas mono-
dinero y disminución de las tasas de interés. (Más pólicas estatales los ingresos de los trabajadores
complejo resulta referirse a los efectos secunda­ comúnm ente absorben parte de la renta genera­
rios, porque habría que tener en cuenta que la da por el monopolio, no sólo debidí) al nivel de
afluencia de esos fondos tiende a subir el tipo de los salarios sino también al excesivo volumen de
cambio). Por consiguiente, este elemento del la fuerza de trabajo. Y por lo general se subsidia a
análisis depende decisivamente de cuestiones de los consumidores mediante estructuras de pre­
hecho, difíciles de establecer con certeza. cios que no están concebidas para recuperar los
En cuanto al d e s tin o de los fondos recibidos costos reales.
por el Estado, si estos fondos se utilizaran para la El problema de m edir los efectos de eficien­
reducción de la deuda pública, por ejemplo, ten­ cia relacionados con una transferencia de la pro­
drían sobre el producto efectos muy distintos que piedad se complica debido a potenciales conse­
si se em plearan para m ejorar las carreteras; y cuencias dinámicas difíciles de percibir a través
serían muy diferentes también los efectos si los de los datos sobre el producto corriente. Cabe
fondos se dedicaran a increm entar el consumo presum ir que el cambio de la propiedad, de pú­
de los pobres. Una reducción de la deuda podría blica a privada, constituye una decisión de largo
com pensar el efecto de fiado na rio provocado plazo, que incidirá en la empresa durante el resto
por la m erm a de la inversión privada, y cabe de su existencia. El cambio podría afectar a todas
suponer que la inversión en carreteras podría las partes interesadas en formas que podrían in­
superar los estragulamientos que antes reducían fluir considerablemente en la eficiencia a largo
la producción. Una vez más, las cuestiones de plazo. Podrían cambiar las decisiones gerenciales
hecho resultan decisivas para los análisis. respecto de las selecciones de procesos y produc­
F a c to r b): el e fec to e fic ie n c ia . Pasando al factor b), el tos, las tasas de reinversión y las condiciones físi­
problema radica en estimar los efectos estáticos y cas en el lugar de trabajo. Los trabajadores po-
ASPECTOS CONCEPTUALES DE LA PRIVATIZACION / R. V en 155

(Irían sufrir cambios en la ética laboral o en las presum ir que, al producirse un desplazamiento
relaciones contractuales con la administración. hacia la propiedad privada, se m antendrá alguna
El propio gobierno podría verse afectado en sus form a de reglam entación pública. Por consi­
formas preferidas de reglamentación y supervi­ guiente, las estimaciones de los efectos de eficien­
sión. Es más, los argum entos políticos en favor de cia deben incluir supuestos acerca del carácter de
la privatización suelen apoyarse en un supuesto, esa reglamentación. Si existía una modalidad de
por lo general no probado, y en todo caso difícil reglamentación previa a la propiedad, es lógico
de probar: que habrá efectos dinámicos de efi­ suponer que no experimente variaciones. Sin
ciencia positivos y considerables, que compensa­ embargo, aun cuando no haya cambio alguno, las
rán posibles efectos negativos en el corto plazo. Si autoridades del monopolio podrían reaccionar
hubiera que señalar un solo tema como crucial de manera diferente, según los intereses de sus
para la decisión de privatizar, podría ser este nuevos propietarios. Podrían presionar más asi­
mismo. duam ente para obtener aumentos de tarifas, ne­
Sin embargo, el argum ento en favor de la gociar en form a más intransigente con los tra­
privatización no siempre se basa en generaliza­ bajadores, o resistir con más energía las propues­
ciones tan radicacles. En ciertos casos, la expecta­ tas de subvenciones cruzadas. En caso de produ­
tiva de un aum ento de la eficiencia descansa en cirse cualquiera de estos cambios en las reaccio­
supuestos sobre la capacidad de la privatización nes de las autoridades responsables, ¿qué conse­
para superar los efectos negativos de algunas cuencias tendría en cuanto a la eficiencia?
ineficiencias específicas en los mercadíis de facto­ Tam bién sería necesario analizar la posibili­
res. En ciertos países en desarrollo, por ejemplo, dad de que las modalidades de reglamentación se
se piensa que existen en el sector privado capaci­ alteraran ai cambiar la forma de propiedad. ¿En
dades administrativas y técnicas que no pueden qué aspectos se modificarían, y qué consecuen­
contratarse fácilmente en las empresas de pro­ cias tendrían estos cambios en cuanto a la efi­
piedad estatal. La barrera que se opone a esa con­ ciencia?
tratación puede ser de carácter reglamentario, El caso del o lig o p o lio , común en los países en
como sucede con el nivel de sueldos disponible desarrollo, es incluso más complejo que el del
en el sector público; puede ser racial, como en monopolio natural. Una posibilidad, que ya se ha
muchos países africanos que se niegan a contra­ dado en algunos proyectos de privatización, con­
tar mano de obra expatriada para las empresas siste en que los posibles compradores de la em­
estatales; puede incluso ser cultural, como en presa estatal sean competidores privados que
algunos países latinoamericanos, donde los eje­ procuran reducir la competencia en los merca­
cutivos de determ inadas clases sociales no están dos nacionales. En una industria cuyas empresas
dispuestos a servir al Estado. Tam bién se piensa pudieran reducir sus costos unitarios mediante
que entorpecen las eficiencias, las distorsiones en volúmenes más altos de producción, la fusión
los niveles salariales y en los costos de capital. Las podría increm entar la eficiencia de la industria
autoridades de las empresas estatales, por ejem­ en el corto plazo al perm itir una mayor explota­
plo, suelen contar con capital relativamente bara­ ción de las economías de escala, y al mismo tiem­
to (o incluso gratuito) y con mano de obra relati­ po reducirla en el largo plazo por una pérdida de
vamente cara, lo que los empuja hacia tecnolo­ efectos dinámicos positivos. O tro caso, tomado
gías menos eficientes que las que seleccionaría el también de la experiencia real de los países en
sector privado. desarrollo, es aquel en que el empresario priva­
Sin embargo, para efectuar cualquier estu­ do, en una situación de oligopolio, trata de ad­
dio serio de los efectos de eficiencia, ya sean quirir una empresa hasta entonces estatal de la
estáticos o dinámicos, será necesario hacer cuida­ cual obtiene sus insumos, a fin de quedar en
dosas distinciones entre diversos tipos de indus­ ventaja sobre sus competidores privados, que
tria. Por lo menos, será preciso distinguir entre también obtienen suministros de esa empresa
las que tienen diferentes tipos de estructura del para su propia producción. En tales casos, puede
mercado: monopolios naturales, oligopolios y es­ ser extrao rd in ariam en te complejo averiguar
tructuras competitivas. cuáles son los efectos sobre la eficiencia; mientras
En el caso de los m o n o p o lio s n a tu r a le s , cabe las nuevas vinculaciones verticales pueden au­
156 REVISTA DE LA CEPAL N" 37 / A b r il de 1 9 8 9

m entar la eficiencia de la em presa dom inante, la Óptima, los aspectos vinculados al crecimiento
mayor capacidad de esta última para controlar a económico entran en pugna con los que atañen a
sus competidores podría tener el efecto contra­ la distribución del ingreso. Así sucede con las
rio. Una vez más, los aspectos decisivos son de políticas de privatización, al igual que con cual­
carácter empírico. quier otro aspecto del desarrollo económico. La
En la mayoría de los países en desarrollo, las posibilidad o conveniencia de combinar ambos
indu.strias estructuradas en forma oligopólica son conjuntos de consideraciones en un único crite­
objeto de cierta reglamentación por parte de los rio social plantea por cierto ciertos problemas
gobiernos, a m enudo en la forma de controles de teóricos de interés, pero éstos no son específicos
precios y salarios. Por consiguiente, para estimar del tema de la privatización.
los efectos dinámicos de eficiencia suele ser nece­ De todas maneras, es probable que cualquier
sario hacer algunas conjeturas acerca de las for­ program a im portante de privatización tenga sig­
mas que tom ará en el futuro la reglamentación nificativos efectos sobre la distribución del ingre­
gubernam ental, de carácter semejante a las que so, Pueden esperarse en esos casos diversos cam­
se form ulan respecto de la reglamentación de los bios de precios, que en general reflejan la reduc­
monopolios naturales. Por lo general se .supone ción de los subsidios a ciertos artículos de consu­
que la reglamentación gubernam ental sería me­ mo general, entre ellos transporte, energía y ali­
nos generalizada en esas industrias si la propie­ mentos. El núm ero de empleados puede dismi­
dad privada fuese más dominante, pero se trata nuir y los sueldos m antenerse bajos. Por razones
sólo de una conjetura. Y existe otro supuesto que se expondrán a continuación, los adquiren-
más, que los oligopolios sin reglamentación gu­ tes privados de las empresas pueden obtenerlas a
bernam ental serían más eficientes, tanto en las precios excepcionalmente reducidí>s. Al mismo
dimensiones estáticas como en las dinámicas, que tiempo, sin embargo, habrá una transferencia de
los sujetos a ella. Todos estos temas merecen un fondos al sector público, lo que tendrá efectos no
análisis m ucho más detenido, con la aplicación de especificados en los patrones de gastos del sector,
medidas de eficiencia técnicamente defendibles. entre ellos algunos que pueden incidir en el volu­
A prim era vista, podría esperarse que el in­ men de los servicios de salud, educación y vivien­
crem ento de la eficiencia como resultado de la da que se entregan a la ciudadanía.
privatización será mayor si existe una competen­ Resulta especialmente difícil generalizar res­
cia factible en un mercado y si es probable que pecto de posibles efectos de los programas de
ésta se m antenga una vez vendida la empresa privatización sobre la distribución del ingreso: se
estatal. En tales circunstancias, parece razonable dice que en los países en desarrollo una parte
como supuesto inicial decir que la presión por la considerable de los subsidios no está dirigida a los
eficiencia es mayor para las empresas privadas en pobres, sino a un grupo urbano de medianos
el mercado que para las empresas estatales. Es ingresos, y asimismo que la fuerza laboral de las
más, ya hay algún apoyo empírico para esta empresas estatales afectadas también pertenece
conclusión“^. Pero ni siquiera esta categoría de en su mayoría al grupo de ingresos medianos. En
casos ha sido adecuadam ente estudiada, y habría consecuencia, no es dable suponer que los cam­
que llevar a cabo muchas investigaciones más bios en los subsidios y en el empleo propios de
antes de contar con una razonable certeza de que una privatización incidan principalmente en el
el supuesto inicial contaba con suficiente apoyo ingreso de los pobres. Antes de hacer generaliza­
en los hechos. ciones def endibles sobre el tema, habría que con­
tar con mayor trabajo empírico. Generalizar es
2. E fe c to s sobre la d is tr ib u c ió n d e l in g re so más difícil aún, cuando se intenta ir más allá del
Como siempre que se trata de definir una política impacto inmediato de la privatización para esbo­
zar los efectos de largo plazo sobre la distribu­
ción, Sin embargo, las consideraciones de este
tipo, ya sean implícitas o explícitas, forman siem­
^Gabriel Roth, T h e P r í v a t e P r o v i s i o n o f P u b l i c S e m i c e s in
pre parte de las decisiones de apoyar programas
D e v e lo p in g C o u n tr ie s (Nueva York: Oxford University Press,
1987); George Yarrow, “Privatization in Theory and Practi­ de privatización por parte de los países en desa­
ce", e c o n o m i c P o l i c y , N" 2, abril de 1986, pp. 323-378, rrollo.
ASPECTOS CONCEPTUALES DE LA PRIVATIZACION / R . Vem on 157

II
E l p re cio a d e c u a d o de los bienes

Existe un tema, en cambio, al que los gobiernos lor a evitar la apariencia de una discriminación
han prestado m ucha más atención de la que pro­ evidente, y asimismo a protegerse de acusaciones
bablemente se merece. Se trata de la determ ina­ de haber regalado el patrimonio nacional. To­
ción del “precio adecuado” de determinados bie­ mando en cuenta esto último, la generalidad de
nes ofrecidos al sector privado. los gobiernos rechaza alternativas tales como do­
En la mayor parte de los estudios sobre el nar los bienes, distribuirlos al azar o incluso ven­
tema de los precios, se define implícitamente el derlos al mejor postor. En cambio, piden a sus
“precio adecuado” como el más bajo que el go­ asesores que detem inen un “precio adecuado”,
bierno puede fijar sin ser acusado de regalar los sobre la base de criterios aceptables para el públi­
bienes públicos. Tras esta definición implícita se co, que sirven de fundam ento para la venta al
encuentra un hecho ineluctable. Cualesquiera mismo público.
sean las motivaciones iniciales de un gobierno En las operaciones de este tipo, un criterio
para em prender un program a de privatización, obvio es el valor de los bienes estatales para el
una vez anunciada una determ inada operación posible com prador privado. El nivel de los pre­
de venta, el principal objetivo gubernamental cios de los bienes debe ser atractivo en compara­
consiste en que ésta se lleve a cabo “con éxito”. En ción con otras oportunidades; de lo contrario, es
esta etapa avanzada, los gobiernos invariable­ posible que no se presenten compradores. Por
mente están dipuestos a ceder una parte del in­ otra parte, vender un bien a un valor muy infe­
greso de la venta a fin de minimizar el riesgo del rior al que tiene para el posible com prador crea
“fracaso” de la operación. el riesgo de que el gobierno sea acusado de rega­
Si maximizar el producto social fuera el úni­ lar el patrimonio.
co objetivo de los gobiernos al aplicar los proyec­ Sin embargo, y por razones ya insinuadas, no
tos de privatización, podría justificarse la dona­ es fácil elaborar criterios para fijar el valor priva­
ción de muchas empresas estatales, e inclaso el do de una determ inada empresa estatal. Una
subsidio a su transferencia. Más aún, si ese fuera misma empresa puede tener valor diferente para
el objetivo principal, y si se supusiera que la efi­ cada posible comprador, según sean los intereses
ciencia de las empresas norm alm ente aumenta al de éste en la economía nacional. Por ejemplo, un
transferirse al .sector privado, sólo habría una com prador interesado en controlar las activida­
razón para no regalar una empresa; la posibili­ des de la competencia probablemente pagaría
dad de que los fondos transferidos del sector más que otro interesado en inversiones de carte­
privado ai público contribuyeran aún más al pro­ ra. Y si las estimaciones del valor se hicieran
ducto social, Pero, como vimos antes, ésta no es sobre la base de supue.stos diferentes respecto
sino una posibilidad, cuya realización depende de las políticas gubernam entales futuras, po­
de diversas condiciones del entorno. No puede drían presentar grandes variaciones, sobre todo
excluirse la alternativa de que la transf erencia de en las condiciones que suelen prevalecer en los
fond(js al sector públicí) reduzca el producto so­ países en desarrollo. Sin embargo, la imperiosa
cial en vez de aum entarlo. necesidad de determ inar un precio de venta de­
La f unción objetiva de los gobiernos, sin em­ fendible hace prever que los gobiernos dedica­
bargo, excede el simple deseo de aum entar el rán considerables esfuerzos analíticos a este
producto. Es característico que asignen cierto va­ tema.
158 REVISTA DE LA CEPAL N" 37 í A b r il d e 1 9 8 9

III

V ie jo s p ro b le m a s en n u e v o s escenarios

Entre todos los temas


E l te m a d e l a g e n te p r in c ip a l. El mismo conjunto de temas es susceptible de
vinculados a la privatización, tal vez el que exija abordarse desde una perspectiva empírica: ¿en
mayor esfuerzo de pensamiento abstracto sea el qué aspectos se diferencian realmente las reac­
de la relación entre la empresa estatal y el gobier­ ciones de las autoridades de las empresas estata­
no, sobre todo en cuanto a si es o no productivo les de la de sus congéneres en la empresa priva­
considerar la em presa estatal como agente del da? La pregunta está implícita, por cierto, en
Estado, en un sentido que la distinga de las em­ algunos de los temas ya tratados en el presente
presas privadas. artículo, entre ellos los efectos de la privatización
El tema tiene dos facetas claramente dife­ sobre la eficiencia y Sí)bre la distribución del in­
rentes. greso. Sin embargo, al plantearse de esta m ane­
La prim era, cuya importancia trasciende in­ ra, tiende a conducir a un tipo diferente de inves­
cluso la del tema de la privatización, consiste en tigación, de carácter más microeconómico, desti­
saber si es útil pensar en el Estado como un actor nado a generalizar a partir de lo que finalmente
unitario y racional, entre cuyos atributos se cuen­ serán muestras relativamente reducidas.
te una función objetiva definible, o si éste debe Una de las razones de la importancia del
considerarse como una coalición de intereses, tema consiste en que hasta el momento las inves­
cada uno con una función objetiva distinta y no tigaciones sugieren la existencia de variaciones
susceptible de sumarse a las otras, de modo que la considerables entre una cultura nacional y otra.
idea de maximizar el bienestar en el plano nacio­ En Israel y en Italia, por ejemplo, las reacciones
nal pasaría a ser un sin sentido. Los economistas y de las autoridades de las empresas estatales son
cientistas políticos han abordado ocasionalmente muy diferentes a las de las autoridades del sector
este difícil problema^. Sin embargo, hasta ahora, privado en sus respectivas economías; además,
y a pesar de su importancia decisiva para el tema no parecen tener mucho en común con las de
de la empresa estatal, sigue en gran medida sin autoridades de empresas estatales en países co­
explorar. mo India o Nigeria'^. (De hecho, las investigacio­
Si no es útil considerar al Estado como un nes realizadas hasta ahora sugieren que la dicoto­
factor unitario y racional, ¿cuáles son los valores mía simple entre autoridades de empresas estata­
a los que en teoría responderían las empresas les y de empresas privadas puede resultar inade­
estatales, y en qué se diferenciarían de los que cuada para un estudio serio, y que puede ser
presum iblemente mueven a las empresas pri­ necesario distinguir diversas otras dimensiones,
vadas? entre ellas el tipo de industria y el tipo de autori­
El tema adquiere aún más complejidad en el dades de que se trate).
contexto de la privatización, por cuanto muchos E l te m a d e l in v e r s io n is ta e x tr a n je r o . El proceso
ejercicios de este género culminan en una cesión de privatización vuelve nuevamente pertinente
parcial, y con ello dan origen a empresas en que la cuestión de los efectos de la inversión extranje­
participan conjuntam ente los sectores público y ra sobre los países en desarrollo. Este se plantea
privado. Es formidable el desafío de definir cuál con diversas variantes: en el contexto de la con­
es la función objetiva a que deben responder las versión de la deuda en capital; en el contexto de
autoridades de la empresa. Sin embargo, no cabe propuestas de operaciones conjuntas entre em­
eludirlo al tratar de evaluar las consecuencias de presas estatales y empresas extranjeras, y en el
una privatización parcial.

‘El estudio más sistemático que conozco sobre el tema


^Viase, por ejeniplo, Howard Rail fa, “Decision-Making aparece en Yaír Aharoni, M a n a g e r s i n t h e S t a t e , H í s í a d r u t a n d
in the State-Owned Enterprise", en Raymond Vernon y Yair P r i v a t e S e c to r s i n I s r a e l : A C o m p a r a t i v e S t u d y , Researcli Report,
Aharoni (eds.), S t a t e - O w n e d E n k r p i i s e i n th e W e s t e r n E c o n o m i e s 53/84 (Tel Aviv: Israel Institute of' Business Research, sep­
(1-ondres; Crooni-Helm, 1983, pp, 54-62). tiembre de 1984).
ASPECTOS CONCEPTUALES DE LA PRIVATIZACION t R . V em on 159

contexto de propuestas de inversiones de cartera Sin embargo, hay también algunos temas
por parte de extranjeros. muy novedosos respecto de la inversión extranje­
No faltan las publicaciones respecto de las ra en el contexto de la privatización. Uno de ellos
posibles implicaciones económicas y políticas de surge de que una parte de la inversión se genera
la inversión extranjera directa e indirecta en los mediante la conversión de la deuda en capital. De
países en desarrollo. Gran parle de las referentes hecho, el Estado recibe el valor de su capital
a las consecuencias económicas presentan defi­ accionario en una empresa estatal mediante la
ciencias de carácter técnico, por cuanto se acer­ cesión de una parte de la deuda externa del país,
can más a la polémica que a la investigación aca­ por parte del comprador, convertida en térmi­
démica. Sin embargo, en general existe una com­ nos muy favorables a este último. La tarea de
prensión razonable de las principales vinculacio­ organizar los elementos de una conversión para
nes causales que deben tomarse en cuenta en una que el Estado pueda considerar racionalmente
evaluación económica. una determ inada propuesta constituiría un desa­
Las ventajas económicas de la aceptación de fío digno de enfrentarse.
la inversión extranjera directa o indirecta son Otro tema novedoso vinculado a la inversión
dem asiado evidentes como para comentarlas. extranjera directa en el contexto de la privatiza­
Los inconvenientes económicos vinculados a la ción se plantea debido a que algunos exportado­
inversión extranjera directa en los países en desa­ res estatales de materias primas procuran inte­
rrollo suelen girar en torno de algunos proble­ grarse a la cadena de elaboración de éstas para
mas bien conocidos. Uno de ellos, especialmente sus principales mercados externos, estableciendo
pertinente en el caso de las industrias destinadas empresas conjuntas con inversionistas extranje­
a sustituir importaciones, consiste en que el gra­ ros. Entre las muchas empresas que se han inte­
do de protección existente en los mercados inter­ grado y están integrándose progresivamente a
nos ofrece al inversionista extranjero la oportu­ estas actividades cabe m encionar a codelco ,
nidad de obtener utilidades monopólicas. Otro PDVSA y C:VRD.
consiste en que las utilidades pueden ser transmi­ Las consecuencias económicas de tales inver­
tidas al extranjero m ediante la aplicación de pre­ siones distan de ser sencillas. El exportador esta­
cios de transferencia. Un tercero se produce tal suele hacer una inversión financiera en el
cuando la repatriación de utilidades representa mercado externo, lo que tiene para el Estado
para la economía del país una pérdida que exce­ cierto costo de oportunidad. Mediante dicha in­
de el valor de la tecnología y del capital aportados versión, el exportador en general disminuye el
por el inversionista extranjero. El problema de riesgo de variabilidad en la dem anda externa de
los precios de transferencia se plantea también su materia prima, y al mismo tiempo limita su
en relación con las industrias de exportación; los opción de recibir por esta última el máximo de
insumos para la subsidiaria y las exportaciones precio que perm ita la oferta y la demanda. Una
de ésta pueden tener un nivel de precios que vez más, lo que se necesita es un estudio cuidado­
signifique una pérdida neta para la economía del so del terreno económico, susceptible de orientar
país. Además de estos dos asuntos específicos, a las empresas de propiedad estatal al hacer in­
pueden plantearse temas aún más amplios de versiones de este tipo.
investigación, tales como los efectos de la inver­ E x p lo ta c ió n d e l m o n o p o lio y d e l m o n o p so n io . La
sión extranjera directa sobre las decisiones acer­ mayor parte de los programas de privatización
ca de productos y procesos, sobre la inversión en de los países en desarrollo com prenden propues­
recursos humanos, y sobre la propensión a inno­ tas para la liquidación de ciertas empresas que en
var. Las respuestas que se dan al respecto suelen su origen tuvieron en la economía nacional una
no ser concluyentes. Cabe esperar que los países función monopólica en la venta, o monopsónica
en desarrollo planteen estos temas en el futuro, en la adquisición, de determinados productos.
tal como ya lo hicieron en el pasado. A pesar del Las razones invocadas para la creación de tales
gran volumen de estudios existente sería muy regímenes se han modificado en la actualidad.
productivo contar con investigaciones que con­ En algunos casos, éstos tuvieron por propósito
tribuyan a redefinir los conceptos y la metodolo­ aprovechar alguna economía de escala en la ex-
gía que deben regir los juicios en esta materia. pt)rtación o en la importación, como en el caso
160 REVISTA DE LA CEPAL N" 37 / A b r il de 1 9 8 9

del transporte y las finanzas; en otros, ejercer de economía de escala; los cambios en la estructu­
mayor poder de mercado en negociaciones con ra del mercado internacional —como en el caso
extranjeros; y, todavía en otros, desem peñar una del petróleo y del cobre— pueden haber reduci­
función de tipo tributario, como cobrar un im­ do las ganancias que proporciona el poder mo-
puesto a la exportación o im poner un tributo nopólico o monopsónico; y el mejoramiento de la
selectivo a suntuarios importados como licores o capacidad administrativa gubernam ental puede
tabaco. haber creado alternativas al empleo de la em pre­
Las razones para reconsiderar tales m onopo­ sa monopólica para el cobro de tributos a la ex­
lios varían tanto como las que originalmente se portación o tributos selectivos. Por lo tanto, po­
invocaron para crearlos. En algunos casos, los drían haber cambiado las condiciones de conve­
gobiernos han comprobado el fracaso de sus ex­ niencia del mantenim iento de los monopolios.
pectativas originales, y han considerado que los Por otra parte, no hay mayores indicios de
resultados que obtienen no superan los que ten­ que los gobiernos procuren racionalmente eva­
drían sin el monopolio. En otros casos, han cam­ luar los pro y los contra de la continuación o
biado las circunstancias que justificaron en sus térm ino de los monopolios existentes. La explo­
inicios la creación del monopolio: un incremento ración sistemática de algunos de esos casos puede
en el volumen del intercambio puede haber re­ resultar útil como orientación para las políticas
ducido la necesidad de m antenerlo por razones gubernamentales.
Orientaciones para los colaboradores
de la R e v i s t a d e l a c e p a l

La Dirección de la R e v is t a tiene interés perm anente en estimular la publicación de


artículos que analicen el desarrollo económico y social de América Latina y el
Caribe. Con este propósito en m ente y con el objeto de facilitar la presentación,
consideración y publicación de los trabajos, ha preparado la información y orien­
taciones siguientes que pueden servir de guía a los futuros colaboradores.
—El envío de un artículo supone el compromiso por parte del autor de no
someterlo sim ultáneam ente a la consideración de otras publicaciones periódicas.
—Los trabajos deben enviarse en su original español, portugués o inglés, y
serán traducidos al idioma que corresponda por los servicios de la c e p a l .
— La extensión de los trabajos no deberá exceder de 33 páginas (me­
canografiadas a doble espacio en formato carta), pero también se considerarán
artículos más breves. Es conveniente enviar un original y una copia. También es
recom endable el envío de diskettes, si los hubiere ( ib m o compatible, program a
W o r d P e r fe c t).
—T oda colaboración deberá venir precedida de una hoja en la que aparezca
claramente, además del título del trabajo, el nombre del autor, su afiliación
institucional y su dirección. Se solicita, además, acompañar una presentación
breve (no más de 250 palabras) del artículo, en que se sinteticen sus propósitos y
conclusiones principales.
—Las notas deberán limitarse a las estrictamente necesarias y se encarece
revisar cuidadosamente las referencias bibliográficas y las citas textuales, ya que
son de responsabilidad del autor. Se recomienda, asimismo, restringir el núm ero
de cuadros y gráficos al indispensable y evitar su redundancia con el texto.
—Recomendación especial merece la bibliografía. Se solicita consignar con
exactitud en cada caso, toda la información necesaria (nombre del o los autores,
título completo incluido subtítulo cuando corresponda, editor, ciudad, mes y año
de publicación y si se trata de una serie, indicar el título y el núm ero del volumen o
la parte correspondientes, etc.).
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—Los autores recibirán un ejemplar de cortesía de la R e v is ta en que aparezca
su artículo más 30 separatas del mismo, tanto en español como en inglés, al tiempo
de la aparición de la publicación en uno u otro idioma.
tentan. El principal ám bito de referen cia tom ado com o u n i­
P u b lic a c io n e s d ad de análisis de la aplicación d e las estrategias fue la cuenca
hidrográfica au n c uando tam bién se han considerado otros
recientes espacios com o m icrorregiones y delim itaciones político-ad­
m inistrativas.
d e la C E P A L Se p re te n d e que este docum ento a p o rte las bases para
crear un acervo teórico sobre los procesos de gestión p ara el
desarrollo de cuencas altas y delim ite el alcance de algunos
conceptos y e n tre ellos los de desarrollo, o rdenam iento, m a­
nejo y protección de cuencas hidrográficas así com o la rela­
ción de éstos con las m odalidades d e d esarrollo ru ral in te g ra ­
do y desarrollo regional y m icrorregional.
La síntesis de los estudios de casos, que figura en el
últim o capítulo d el d ocum ento, sum inistra inform ación con­
creta sobre las m odalidades de gestión y la situación actual y
E stu d io E co n ó m ico d e A m érica L atina y el C aribe, 1987.
potencial del desarrollo de las zonas altas, Se incluyen tam ­
(lc/ ü , 1541-P), Santiago de Chile: noviem bre de 1988,
bién referencias sobre pro g ram as y proyectos en ejecución en
692 p.
las cuencas y zonas altas de los cinco países estudiados.
Esta publicación es la versión definitiva y c onjunta del Estudio Se e spera que el p re sen te d ocum ento sea útil p ara q uie­
Económico c o rre sp o n d ie n te a 1987, qu e d u ra n te 1988 a p a re ­ nes participen en el diseño de estrategias p ara m ejorar la
ció en distintos fascículos. Está dividida en dos partes: la calidad de la vida de los cam pesinos q u e habitan las zonas
p rim e ra se re fie re a la evolución de la econom ía regional en altas de A m érica L atina y el Caribe, qu e sum an más de cin­
su c o n ju n to y la seg u n d a a la de los países en fo rm a separada. cuenta m illones, así com o en la conservación de los recursos
La p rim e ra p a rte incluye en p rim e r lugar un a visión de n aturales q u e las sustentan.
las tendencias principales de la econom ía en la región. A
continuación se analizan con más detalle la evolución del La in d u stria liz ac ió n en A m érica L atina: de la caja n e g ra al
p ro d u c to , la ocupación y la desocupación; los precios y las c asillero vacío. ([.c:/g , 1534-P). Serie cuadernos de la
rem u n eracio n es; y el sector externo. Se concluye esta p arte c :c P A i, N" 60. Santiago de Chile, enero de 1989, 167 pp.
con la consideración de la evolución del e n d eu d am ien to ex­
tern o y de las renegociaciones de la deuda. Al reflexionar sobre el desarrollo de A m érica L atina se cues­
En la seg u n d a p a rte se analiza, en form a detallada, la tiona con frecuencia la validez de la región com o categoría
evolución económ ica de veine países de la región en 1987. analítica. Por la diversidad de situaciones y procesos de fo r­
m ación en los distintos Estados nacionales, podría suponerse
A n u a rio e sta d ístic o d e A m é ric a L atin a y el C aribe, q u e la única tipología satisfactoria sería aquella que incluyese
15,50-?) (Edición bilingüe, en español e inglés). Santiago un n ú m ero de casos igual al n ú m ero de países. Sin em bargo,
de Cubile, 1989, 782 pp. com o no se dispone d e una teoría del desarrollo que explique
satisfactoriam ente las transform aciones globales que ex p eri­
El v o lu m e n c o n sta d e dos p a rte s. La p rim e ra titu lad a m entan la econom ía y la sociedad, persistirían num erosos
“Ind icad o res del d esarrollo socioeconóm ico de A m érica Lati­ in terro g an tes incluso c uando se analizara cada uno de los
n a” p resen ta series estadísticas actualizadas sobre desarrollo casos nacionales po r separado.
social y bienestar, crecim iento económ ico, precios internos, S egún la experiencia acum ulada sobre el desarrollo eco­
form ación de capital y ílnanciam iento, com ercio exterior y nóm ico en distintas latitudes parece que uno de los rasgos
financiam iento externo. La seg u n d a p arte, “Series estadísti­ sobresalientes de ese proceso sería la com binación de a p re n ­
cas de A m érica L atina”, incluye las series estadísticas sobre dizaje, to m an d o com o m odelos a las sociedades más avanza­
población, cuentas nacionales, precios internos, balance de das, y de innovación económ ica y social en los países m enos
pagos, financiam iento e x te rn o , en d eu d a m ie n to externo, co­ avanzados, que les p erm ite in co rp o rar las innovaciones con
m ercio e x terior, recursos naturales y producción de bienes, relación a sus propias carencias y potencialidades. Esto expli­
servicios de in frae stru ctu ra , em pleo y condiciones sociales. ca — hecho fu n d am en tal am pliam ente reconocido— q u e las
vías d e transform ación varían en cuanto a contenido, itin era­
G estió n p a ra e l d e sa rro llo d e cu en c as d e alta m ontaña en la rio e instituciones. En el proceso de industrialización, eje vital
zona a n d in a , (i.t;/G, 1533-P), Santiago de Chile: septiem ­ del desarrollo económ ico p or su a p o rte al progreso técnico y a
bre de 1988. la elevación de la productividad, la com binación de a p re n d i­
zaje e innovación a dquiere m ayor im portancia. U na de las
Este d o cu m en to está fo rm ad o p o r nueve trabajos cuyo objeti­ características del proceso de industrialización de A m érica
vo es analizar las políticas y m odalidades de gestión p ara el L atina hasta a h o ra ha sido precisam ente la asim etría e n tre un
desarrollo de cuencas y zonas altas aplicadas en los siguientes elevado com ponente de im itación (fase previa del a p re n d i­
países andinos: Bolivia, Colom bia, E cuador, Perú y V ene­ zaje) y un com ponente m arginal de innovación económ ico-
zuela. social.
CjOnstituyen, en conjunto, u n p rim e r in tento serio y En varios trabajos an terio res el a u to r, F ern an d o Fajnzyl-
riguroso d e clasificar y d e fin ir las diversas estrategias utiliza­ ber, planteó la necesidad que los países de A m érica Latina
das p o r los gobiernos de los cinco países m encionados para m odificaran el p a tró n de industrialización, eje en to rn o al
m ejo rar la calidad de vida de los habitantes de las zonas de cual se ha articulado la estru ctu ra productiva de los últim os
alta m o n ta ñ a y conservar los recursos naturales que los sus­ decenios. En este estudio se intenta p ro fu n d iza r en la descrip­
PUBLICACIONES RECIENTES DE LA CEPAL 163

ción tanto del p a tró n que es preciso m odificar com o de las El objetivo del trabajo es analizar los procesos más re ­
direcciones, requisitos y lineam ientos de política necesarios cientes de la evolución de la econom ía n ipona y ex am in ar sus
p ara lograrlo. relaciones recíprocas; d e te rm in a r el grad o d e especificidad
En el p rim e r capítulo se describe el proceso de ind u stria­ nacional y de su con fo rm id ad con las tendencias generales de
lización de A m érica L atina en térm inos de su contribución a esos procesos; y exam inar las proyecciones de su posible
los objetivos de crecim iento económ ico y a la equidad, id enti­ im pacto en las econom ías de A m érica Latina.
ficándose las características com unes a los distintos países y las En el p rim er capítulo se exam inan los ajustes intro d u ci­
particu larid ad es nacionales que form an la heterogeneidad dos en la e stru ctu ra d e producción y el consum o del Ja p ó n
regional. Se resum en asim ism o ios rasgos que caracterizan a después de la crisis de 1974-1975; se trazan las m odificacio­
la d en o m in a d a crisis industrial de! decenio de 1980, nes resultantes en el sector e x tern o ; se hace u n a breve revi­
En el seg u n d o capítulo se altorda lo que parece ser sión de los cam bios en la estru ctu ra social a raíz de la reestru c­
característico del p a tró n de industrialización y desarrollo de turación económ ica; se evalúan las perspectivas del ajuste
A m érica Latina: su escasa capacidad p ara absorber e incorpo­ estru ctu ral de la econom ía; y, finalm ente, se defin en los
ra r c rea d o ram en te el pro g reso técnico en consonancia tanto im pulsos g enerados p or este ajuste y transm itidos al exterior.
con las carencias com o con las potencialidades regionales; se En el tercer capítulo se exam inan las im plicaciones de los
describen, tam ltién, los vínculos e n tre el j>rogreso técnico, el cam bios e structurales del Ja p ó n p ara las econom ías latinoa­
sector industrial y la contribución de la m acroeconom ía. Por m ericanas tanto a m ediano com o a largo plazo.
últim o se reseñan las transform aciones tecnólogicas e in te r­ Finalm ente, en las conclusiones, adem ás de resum ir el
nacionales y sus derivaciones para A m érica Latina. estudio, se evalúa la posible posición del Ja p ó n en las negocia­
Sobre la base de lo expuesto en los dos prim eros capítu­ ciones m ultilaterales respecto al com ercio de bienes y servi­
los, se p ro p o n e en el tercero un esquem a analítico para exa­ cios.
m inar esta relación — cpie sirve de itilo conductor a este
trabajo— e n tre el p atró n de industrialización y dcsarrollo y la
consecución de los objetivos de crecim iento económ ico y La evolución del p roblem a de la d e u d a e x te rn a en A m érica
etjuidad. L atina y el C aribe. Estudios e Inform es de la c;i:i' a i ., N"
En el capítulo ctiarto se cotí trasta el esquem a analítico 72, septiem lne, 1988.
c:on la realidad de los tres países industriales avanzados (Esta­
dos U nidos, J a p ó n y la República Federal de Alem ania) que Este trabajo analiza y evalúa la gestión internacional del p ro ­
plasm an y d e te rm in a n en buena m edida el patrón de consu­ blem a del e n d eu d a m ie n to ex tern o de la región desde 1982 y
mo, producción, com unicaciones, tran sp o rte y etiergía im pe­ p ro p o n e algunas soluciones al respecto.
ran te en el plano internacional. En el p rim e r capítulo se analizan dos subperíodos; el
En el capítulo <]uÍnto, la atención se centra en E uropa, prim ero, de 1982 a 1984, d u ra n te el cual se dio una gestión
distinguiéndose dos subregioiies: la form ada p or los jiaíses internacional concertada; el segundo, de 1985 a 1987, d u ra n ­
g ran d es occidentales, con los ctiales A m érica ha tenitio im ­ te el cual la cooperación internacional sobre el tem a se quebró
p o rtan tes relaciones históricas, m uchas de las cuales persisten p a ra d a r paso a un conjunto de opciones de m ercado,
en la actualidad, sotue todo en la p arte sur de Am érica En sum a, los m ercados privados, librados a sus propios
Latina; y los peq u eñ o s países nórdicos con los cuales se a p re ­ recursos, .salen m uy len tam en te de u n a crisis. P or tanto, la
cia u n a relación in teresan te basada en la disponibilidad de lista de opciones del m ercado sólo sirve p ara a b o rd ar los
recursos n aturales, una industrialización especializada o rien ­ aspectos tangenciales de aquélla. Es evidente q u e no ataca el
tada al m ercado internacional y un sólido sistema dem ocráti­ problem a m acroeconóm ico m edular: cóm o financiar en for­
co y participativo. m a sostenida y predecible las reform as económ icas y las n u e ­
En el capítulo sexto, la atención vuelve a A m érica Lati­ vas inversiones que necesitarán A m érica L atina y el Caribe
na, esta vez p a ra co m p ararla con o tros países de industrializa­ p ara iniciar a h o ra m ism o su crecim iento y re c u p e ra r su capa­
ción reciente, cuyo d esem p eñ o industrial parece más aven­ cidad de servir d eu d as externas. Sólo u n a vez re cu p e rad a
tajado. Se com para así la situación de los tres países más dicha capacidad com enzarán nuevam ente los inversionistas
g ran d es de A m érica L atina — A rgentina, Brasil y México— privados habituales a colocar sum as apreciables de su capital
con la de C orea del Sur, E spaña y Yugoslavia. Para term inar, en los países con p roblem a de deu d a. Es indudable q u e el
se hacen algunas reflexiones sobre las enseñanzas que d e ri­ p lanteam iento d e la lista es u n mal sustituto p a ra u n a iniciati­
van de este estudio c o m p arad o para d efin ir con m ayor preci­ va m ultilateral coherente, capaz de liquidar la d e u d a p e n ­
sión las orientaciones qu e deb ieran ten er las tran sfo n n a d o - dien te, la que está co n trib u y en d o al círculo vicioso del estan­
nes in tern as re q u erid as p ara e n fre n ta r el desafío de Am érica cam iento en la región.
Latina: acercarse al casillero basta ahora vacío en que el
El terc er capítulo p lantea opciones p ara re d u cir la carga
crecim iento ectm óm ico converge con la equidad.
de la transferencia de recursos al exterior. La solución óptim a
sería un a iniciativa m ultilateral global. D ado que parece difí­
La ev o lu c ió n eco n ó m ica d e l Ja p ó n y su im pacto en A m érica cil su puesta en efecto, se considera u n a solución subóptim a:
L atina. E studios e In fo rm es d e la c: f .p a j „ N" 70, octubre, la lista de opciones de los deudores. Dichas opciones incluyen
1988. la m oratoria total de las d e u d as a m ediano plazo, las lim itacio­
nes oficiales de pagos, la conversión de la d e u d a en bonos, la
La dinám ica de la econom ía japonesa a tra e n ecesariam ente la em isión de bonos p o r concepto de intereses, la capitalización
atención de los observadores, tam o p o r la originalidad de su general, los pagos en especie y la coordinación con otros
lógica in te rn a com o p o r sus repercusiones externas. deudores.
164 REVISTA DE LA CEPAL N" 37 / A b r il de 1 9 8 9

Es cierto q u e m uchas de las opciones ofrecidas p or la res, tal com o está concebida e in stru m en tad a, no ha pro d u ci­
lista d e los d e u d o res c o rre n el riesgo de lim itar aú n más los do los resultados esperados. Se considera, entonces, e x trem a­
canales habituales de integración con la econom ía m undial. dam en te im p o rtan te p re star atención al alcance y posible
Sin em bargo, la grave escasez d e financiam iento existente y el im pacto q ue p u ed e te n e r la R onda U ruguay, en el m arco del
d e te rio ro de las perspectivas económ icas m undiales reducen GA'r I , sobre los problem as que afectan al com ercio in te rn a ­
p rogresivam ente el costo d e o p o rtu n id a d de re c u rrir a dicha cional de p ro d u cto s agrícolas. Se enfatiza que, para su p e rar
lista. A condición de utilizarse en form a sagaz, y com o p arte en esta ro n d a los progresos m eram ente m arginales de las
de u n p ro g ram a económ ico y político q u e considere la dureza anteriores, es u rg e n te p ara los países de la región no sólo
y restricción del e n to rn o ex te rn o com o un a variable im p o r­ re sg u a rd a r d ebidam ente sus intereses fundam entales, sino
tan te de su política, esta lista po d ría ser com patible con la tam bién ejercer influencia en las negociaciones m ediante u na
estabilización d e los precios y con m ayores tasas de crecim ien­ posición com ún ante las propuestas de los países del N orte,
to sostenido. El g ra n in te rro g an te consiste en saber si ese Asim ism o, co nsiderando que la R onda U ruguay sólo a p o rta ­
crecim iento debe necesariam ente im plicar u n considerable rá soluciones parciales, se sostiene q u e es im postergable el
sacrificio en térm inos de eficiencia, com o sucedió en la e x p e ­ diseño de u n a nueva estrategia d e acción latinoam ericana. El
riencia latinoam ericana en el p e río d o e n tre am bas guerras objetivo del trabajo es apoyar los esfuerzos que hagan los
m undiales. L am entablem ente, ese po d ría ser precisam ente el países en esa direcció iv ap o rtan d o algunas reflexiones sobre
costo q u e ten d ría q u e soslayar los efectos depresivos de la los posibles elem entos que podría considerar tal estrategia.
estrategia in ternacional de gestión de la deu d a. Se trata de
un a estrategia subóptim a p a ra todos los interesados.
La d istrib u c ió n d e l in g reso en C olom bia, a n te ce d e n te s esta­
d ístic o s y c a ra cte rística s socioeconóm icas de los re ­
ceptores, (lc / g , 1430-P) Serie C uad ern o s estadísticos de
A g ric u ltu ra , co m e rcio e x te rio r y c o o p eració n in te rn a c io ­ la CEPAL. Santiago de Chile: ju n io d e 1988.
n a l. ( lc /í ; 1492-P). Serie estudios e inform es de la crrA i.
N'' 73. Santiago de Cubile, diciem bre de 19S8, 83 pp. Este estudio recoge los resultados de una investigación sobre
la distribución del ingreso en Colom bia, y consta de dos
El sector a g ro p ec u ario de la m ayoría de los países de la región partes. En la p rim era, se exam ina un conjunto de an teceden­
se ha m ostrado muv llexible ante los estím ulos de la d em anda tes estadísticos d e la d istribución del ingreso, en tan to q ue en
in te rn a v externa. En nuiclios casos, sus procesos de tran sfo r­ la seg u n d a se d escriben las características socioeconómicas de
mación e stru ctu ral han estado vinculados, sobre todo, al di­ los receptores de ingreso.
nam ism o de dicha d em an d a, sin perjuicio de haber acentua­ En los últim os años las técnicas d e levantam ientos m ués­
do la bim odalidad de la estru ctu ra productiva dei agro, p o r su trales han p ro g resad o m ucho y gracias a eso las encuestas de
carácter parcial en térm inos d e p roductos, regiones y tipos de hogares se han convertido en una de las fuentes más im p o r­
productores. tantes de sum inistro de inform ación acerca del origen, com ­
La reducción de la d e m an d a interna, com o consecuen­ posición y d istribución del ingreso. Asimismo, dado q ue estas
cia de los procesos de ajuste, y la crisis agu da p or la que encuestas investigan diversas características de los hogares y
atraviesa el m ercado agrícola m undial, se han constituido en d e sus m iem bros, ofrecen, adem ás, la posibilidad de crear
factores de fren o al desarrollo de las actividades agrícolas bases de datos que p u e d e n aprovecharse p ara realizar estu­
regionales. P aradójicam ente, y a p a rtir de una adecuada dios d e la más diversa índole.
orientatáón estratégica, estas actividades p odrían desem pe­ C olom bia es uno de los países de A m érica L atina y el
ñ a r un papel clave en el necesario proceso de reactivación de C aribe q ue m ás avances ha logrado en el cam po de las encues­
las econom ías, pues el fortalecim iento de su articulación con tas de hogares, particu larm en te a través de los trabajos elabo­
la ag ro in d u stria v los servicios podría generar, en com para­ rados po r el D e p artam en to A dm inistrativo Nacional d e Esta­
ción con otros sectores, m ayores increm entos relativos en la dística ( d a ñ e ). P or lo tanto, no debe so rp re n d e r el hecho de
p roducción y el em pleo p o r unid ad de insum os externos. q u e la m ayor p a rte d e los antecedentes estadísticos p re sen ta ­
La m ayor o m en o r validez del planteam iento a nterior dos en este estudio p rovenga precisam ente de dicha fuente
d e p e n d e rá del m ayor o m en o r peso que la agricultura tenga de inform ación.
en la prod ucción, en el em pleo y en la generación de divisas, y Con todo, es necesario destacar que las encuestas de
d e la m ayor o m en o r gravitación de la d em an d a ex tern a sobre hogares, aú n adolecen de varias lim itaciones com o in stru ­
la o fe rta agrícola. m ento de m edición de los ingresos, A m anera de ejem plo,
La p rim e ra p a rte del d o cu m en to (capítulos t y n) exam i­ p u ed e señalarse la dificultad p ara c ap tar con cierta precisión
na el peso relativo de la ag ricu ltu ra en las principales varia­ los ingresos del sector de ocupaciones em presariales o de
bles m acroeconóm icas, y analiza luego la incidencia del co­ quienes trabajan p o r c u en ta propia, o bien ciertos tipos de
m ercio e x te rio r a g ro p ec u ario sobre las agriculturas de los ingreso com o las ren tas del capital o los ingresos en especie;
países de la región. Concluye con una caracterización del adem ás, q u e d an relativam ente excluidos —desde un p unto
fu ncionam iento del m ercad o m undial de productos agríco­ de vista estadístico— vastos sectores d e población que obtie­
las, destacando los térm inos de inserción de la región en n en .sus ingresos de actividades agrícolas o localizadas en
dicho m ercado. zonas rurales. En contraposición, gracias a la gran cantidad
El capítulo III exam ina las experiencias adquiridas en el de anteced en tes personales y del ho g ar que recogen re g u la r­
largo proce.so de negociaciones internacionales sobre p ro ­ m ente estas encuestas, p u e d en realizarse estudios de gran
ductos agrícolas, en el contexto N orte-S ur, y señala qu e la riqueza analítica.
cooperación in ternacional e n tre p ro d u cto res y consum ido­ La p rim e ra p a rte de este estudio contiene u n a recopila­
PUBLICACIONES RECIENTES DE LA CEPAL

ción exhaustiva de las estim aciones disponibles sobre la distri- ción del ingreso con o tras variables de naturaleza socioeconó­
bución del ingreso en C olom bia, p ara algunos años del p erío ­ mica con el objeto de facilitar a los investigadores estudios
d o 1951-1982. Se recogen tanto aquellas realizadas po r o rg a­ más especializados de las interrelaciones que existen e n tre el
nism os oficiales, basadas o no en levantam ientos m uéstrales, proceso distributivo y determ in ad as características d e los ho­
así com o las de los principales estudios llevados a cabo por gares y de los receptores individuales de ingreso. Para ese
investigadores indep en d ien tes. Se consignan, asimismo, al­ efecto se utilizó la inform ación de tres etapas del p rogram a
gunos anteced en tes relativos a las m etodologías em pleadas p e rm a n en te de encuestas de hogares que ejecuta el dank , y
en ellos, con el propósito de ilu strar al lector acerca de las que co rre sp o n d e n a los años 1971, 1979 y 1982. Ellas in ­
características y las lim itaciones que p odrían te n e r las distin­ cluyen las siete principales ciudades del país: B arranquilla,
tas bases de datos consideradas. C on lodo, debe advertirse Bogotá, B ucaram anga, Cali, M anizales, M edellín y Pasto, Por
q u e a p esar de su am p litu d esta recopilación sólo tiene un su parte, la tabulación de los datos se hizo en form a distinta y
carácter y alcance em in e n te m e n te descriptivos. más detallada que la que tradicionalm ente utiliza el dañe en
E n la se g u n d a p arte, en cam bio, se vincula la distrib u ­ la publicación de los resultados d e sus encuestas.
Lista de 1985,
1986,
792 pp.
782 pp.
¡987, 714 pp.
publicaciones ¡988. (en prensa)

de la CEPAL (Tam bién hay ejemplares de años anteriores)

Libros de la C E P A L

1 M anual de proyectos de desarrollo económico, 1958, 5“ ed. 1980,


264 pp.
1 Manual on economic development p re sts, 2nd. ed.
1972, 242 pp,
2 América Latina en el um bral de los años ochenta, 1979, 2" ed,
1980. 203 pp.
PUBUCACIONES PERIODICAS
3 ^ u a , desarrollo y medio am biente en M étrica Latina. 1980,
443 pp.
Revista de la CEPAL
4 Los bancos transnacionales y el fm a n d a m ien to externo de
La R evista se inició en ¡976 como parte del Programa de Publicaciones M érica Latina. La experiencia del Perú. ¡965-¡976, por Robert
de la Comisión Económica para América Latina j’ el Caribe, con el Devlin, 1980, 265 pp.
propósito de contribuir a l exam en de los problem as del desarrollo
4 TYansnationaí banks and the externalfinance of Latín Ame­
socioeconómico de la región. Las opiniones expresadas en los artículos
rica: the experience of Peru, 1985, 342 pp.
firm ados, incluidas las colaboraciones de losfuncionarios de la Secre
tana, son las de b s autores v, por lo tanto, no reflejan necesariamente 5 La dim ensión am biental en h s estilos de desarrollo de M érica
los puntos de vista de la Organización. Latina, por Osvaldo Sunkel, 1981, 2“ ed. 1984, 136 |^.

¡M R evista de la CEPAL se publica en e ^ ñ o l e inglés tres teces por año. 6 Women and development: guidelines for programme and
project planning, 1982, 3rd. ed, 1984, 123 pp
Los precios de siéscripción a n u a l vigentes para 19R9 son de US$ ¡6
para la versmn en e ^ ta ñ o l )’ de US$ IH para la lersión en inglés. El 6 La m ujer y el desarrollo: guia para la planificación de programas
precio por ejem plar suelto es de US$ 10 para am bas versiones. y proyectos, 1984, 115 pp.

7 A fnca y M érica latina: perspectivas de la cooperación interregio­


Estudio Económico de América latina y el Caribe
n a l 1983, 286 pp,

¡9E0. 664 pp. 8 Sobrevivencia campesina en ecosistemas de altura, vols, I y 11,


¡980, 629 pp. 1983. 720 pp.
m i, 863 pp
9 La m ujer en el sector popular urbano. M érica Latina y el Caribe.
¡981, 837 pp,
1984, 349 pp.
¡982. vol ¡ 693 pp.
¡982, vol. / 658 pp. 10 Avances en la interpretación am biental del desarrollo agrícola de
¡982, m i ¡l 199 pp. M é rica Latina, 1985, 2.36 pp.
¡982, vol. // 186 pp.
11 El decenio de ¡a m ujer en el escenario latinoam ericano, 1985,
¡983, m i ¡ 694 pp.
216 pp.
¡983, vol. I ^ pp,
¡983, vol a 179 pp, // The decade fo r women in Latín America and the Caribbean:
¡983, vo l // 166 pp, backhand and prospects, 1987, 215 pp.
¡984, vol ¡ 702 pp.
12 M é rica Latina: sistema monetario internacional y fin a n cia -
¡984, v o l l 685 pp.
m iento externo. 1986, 4l6 pp.
¡984, m i a 233 pp.
¡984, v o l / / 2 1 6 pp, ¡2 Latín America: international monetary system and external
¡985, 672 pp. financing, 1986, 405 pp,
¡985, 660 pp.
13 R aúl Prebisch: Un aporte a l estudio de su pensam iento, 1987,
¡986, 734 pp.
146 pp.
¡987, 692 pp,
15 CEPAL 40 años (¡9 4 8 1 9 8 8 ), 1988, 85 pp.
(Tam bién hay ejemplares de años anteriores)
17 Gestión para el desarrolb de cuencas de alta m ontaña en la zona
andina, 1988, 187 pp.
Anuario Estadístico de América latina y el Caribe 19 CEPAL, Etibliografia, ¡9481988, (en prensa)

¡980. 617 pp. Cuadernos Estadísticos de la CEPAL


¡98¡. 727 pp,
¡983. 0982/1983) 749 pp, 1 M érica Latina: relación de precios del intercambio, 1976,2" ed.,
¡984. 761 pp. 1984, 66 pp.
PUBLICACIONES RECIENTES DE LA CEPAL 167

2 fn d k a d o m del desarrollo eco n ó m ico so cia l en América Latina, 15 Ingeniería consultaría en Brasil y el Grupo Andino, 1982,
1976, f ed. 1984, 179 pp. .320 pp.
Series bistóricas del crecimiento de América Latina, 1978, 2“ed. 16 Cinco estudios sobre ¡a situacbn de b m ujer en América Latina,
1984, 206 pp. 1982, 2**ed. 1985, 178 pp.
4 Estadísticas sobre ¡a estructura del gasto de consumo de los 16 Five stu d ies on the situ a tio n o f w om en in Latin A m erica,
hogares según fin a lid a d del gasto, por grupos de ingreso, 1978, 1985, 2nd. ed, 1984, 188 pp.
110 pp. (Agotado, reemplazado por N®8) 17 Cuentas nacionales pproducto m aterial en América Latina, 1982,
5 El balance de pagos de América Latina, 1 9 5 0 1 9 7 7 ,1979,2" ed. 129 pp.
1984, 164 pp. 18 Elfinanciam iento de las exportaciones en América Latina, 1983.
6 Distribución regional del producto interno bruto sectorial en los 212 pp.
países de América Latina, 1981, 2“ ed. 1985, 68 pp, 19 Medición del empleo y de los ingresos rurales, 1982, 2“ed, 1983,
7 Tablas de insumo-producto en América Latina, 198.5, .583 pp. 175 pp.
8 Estructura del gasto de consumo de ¡os bogares según fin a lid a d 19 M easurem ent o f e m p b ym en t a n d incom e in ru ra l areas,
del gasto, p o r grupos de ingreso, 1984, 146 pp, 1983, 184 pp.
9 Origen destino del comercio exterior de los países de ¡a Aso
20 Efectos macroeconómicos de cam bios en las barreras a l comercio
dación Latinoam ericana de Intim ación j' del Mercado Común
,Va i movim iento de capitali^: un m odeb de sim ulacbn, 1982,
Centromericano, 1985, 546 pp.
68 pp.
10 América Latina: balance de pagos 1950-19E4. 1986, 557 pp.
11 El comercio exterior de bienes de c o ita l en América Latina, 1986, 21 La empresa pública en la economía: la experiencia argentina,
288 pp. 1982, 2" ed. 1985, 134 pp.
12 América IM n a . Indices de comercio exterior, 19701984, 1987, 22 Las empresas transnacionales en la econom a de Cbib, 1974-
1980, 1985, 178 pp.
555 pp.
15 América Latina.- comercio exterior según la clasificación indus­ 23 La gedión y la inform ática en las empresas ferroviarias de
tria l internacional uniform e de todas las aclitidades económicas, América Latina f España, 1983. 195 pp.
1987, Vol. I, 675 pp; Vol. 11, 675 pp. 24 Establecimiento de empresas de reparacm v m antenim iento de
14 1m distribución del ingreso en Colombia. Antecedentes estadísticos contenedores en América Latina el Caribe, 1983, 314 pp,
características socioeconómicas de los receptores, 1988, 156 fp . 24 E sta b li^in g c o n ta in e r repair a n d m a in ten a n ce enterprises
in L atín A m erica a n d the Caribbean, 1985, 2.56 pp.
25 Agua potable y saneam iento am biental en América Latina, 1981-
Estudios e Informes de la CEPAL 1990/D rinking w ater su p p ly a n d sa n ita tio n in la tín A m e­
rica, 1981-1990 (bilingOe), 1983, 140 pp.
1 Nicaragua: el impacto de la m utación política, 1981,2“ ed. 1982, 26 Los bancos transnacionales, el estado y el endeudam iento externo
126 pp. en Bolivia, 1985. 282 pp,
2 Perú 1968-1977: la política económica en un proceso de cambio
27 Política económica y procesos de desarrollo. La experiencia argen­
global, 1981, 2“ ed. 1982, 166 pp.
tina entre 1976 y 1981, 1985, 157 pp.
5 La industrialización de América Latina y la cooperación interna
28 Estibs de desarrollo, energía f medio ambiente.- un estudio de
cional, 1981, 170 pp. (Agotado, no será reimpreso.)
caso ejpbratorio, 1985, 129 pp.
4 Estilos de desarrollo, m odernización >>medio am biente en ¡a
agricultura latinoam ericana, 1981, 4“ ed, 1984, 130 pp,
29 Empresas transnacionales en la industria de alim entos. El caso
argentino: cereales y carne, 1985, 95 pp.
5 El desarrollo de América Latina en losailos ochenta, 1981,2“ ed.
1982, 153 pp. 30 Industrializacbn en Centro América, 1960-1980, 1983, 168 pp.

5 L atín A m erican developm ent in th e 1980s, 1981,2nd. ed. 1982, 51 Dos estudios sobre empresas transnacionales en Brasil, 1985,
141 pp.
1.34 pp.
6 Proyecciones d el desarrollo latinoam ericano en ios años ochenta,
52 La crisis económica internacional y su repercusbn en América
Latina, 1985, 81 pp.
1981, .5“ ed. 1985, 96 pp.
6 L atín A m erican developm ent p ro jectio n s fo r ^ I9S0s, 1982, 35 La agricultura cam pesina en sus relaciones con b industria,

2nd. ed, 1985, 89 pp. 1984, 120 pp.


7 la s relaciones económicas externas de América la tin a en losarlos
54 Cooperación económica entre Brasil y el Grupo Andino: el caso de
los m inerales y metales no ferrosos, 1985. 148 pp.
ochenta, 1981, 2" ed, 1982, 180 pp.
8 Integración y cooperación regionales en los años ochenta, 1982, 35 La agricultura campesina f el mercado de alim entos: la depen-
2“ ed. 1982," 174 pp. d en cb externa )' sus efectos en una economía abierta, 1984,
9 Estrategias de desarrolb sectorial para ¡os años ochenta: indus 201 pp.
tria a g r ic u ltu r a , 1981, 2“ ed. 1^5, 100 pp. 56 El capital extranjero en b economía peruana, 1984, 178 pp.
10 D inám ica delsubem pko en América Latina. PREALC, 1981,2"ed. 57 Dos estudios sobre política arancebria, 1984, 96 pp.
1985, 101 pp. 38 E sbbilizacbn )>liberaiizcw bn económica en el Cono Sur, 1984,
11 Estilos de desarrolb de la industria m anufacturera medio 195 pp.
am biente en América Latina, 1982, 2“ ed, 1984, 178 pp, .59 La agricultura campesina v el mercado de alim entos- el caso de
12 Relaciones económicas de América Latina con lospaíses miembros Haití y el de b República D om inicana. 1984, 255 pp.
del “C onsto de Asistenda Mutua Económica", 1982, 154 pp, 40 La industrm siderúrgica btinoam ericana: tendencias y poten
13 Campesinado f desarrollo agrícola en Bolivia, 1982, 175 pp, d a l 1984, 280 pp.
14 El m to r externo: indicadores v análisis de sus fluctuaciones. El 41 La presencb de las enpresas transnacionales en b economía
caso argentino, 1982, 2" ed. Í985, 216 pp. ecuatoriana, 1984, 77 pp.
168 R E V IS T A DE LA C E P A L N “ 37 / A b n l de 1 9 8 9

42 Precios, salarios y empieo eri la Argentina: estadísticas económicas 70 La evolución económica del Japón y su impacto en América
de corlo plazo, 1984, 378 pp. Latina, 1988, 88 pp.
43 Bl desarrolP) de la seguridad social en América Latina, 1985, 72 La evolución delproblem a de la deuda externa en América Latina
348 pp. )’ el Caribe, 1988, 77 pp.
44 M aidtet structure, fir m size a n d B razilian e:¡^xnrts, 1985. 73 Agricultura, comercio exterior y cooperación internacional 1988.
104 pp. 84pp.
45 La planificación del Iram porte en países de America Latina, 1985, 73 A griculture, extern a l trade a n d in tern a tio n a l co operation,
247 pp. (en prensa)
46 La crisis en América Latina: su evaluacm n y perspectivas. 1985,
119 pp.
47 La ju ven tu d en América Latina y el Caribe, 1985, 181 pp. Serie INFOPIAN; Temas Especiales del Desarrollo
48 Desarrollo de los recurs(X‘i m ineros de América Latina, 1985,
145 pp. 1 Resúmenes de documentos sobre deuda externa, 1986, 324 pp.
49 ¡Ms relaciones económicas internacionales de América ¡M tinay la 2 Resúmenes de dtKumentos sobre cocperación entre países en
cooperación regional, 1985. 224 pp. desarrolb. 1986, 189 pp.
50 América Latina )' ¡a economía m undial del algodón, 1985, 3 Resúmenes de documentos sobre recursos hidricos, 1987, 290 pp.
122 pp. 4 Resúmenes de áK um entos Mibreplanificación v medio am biente,
51 Comercio v cooperoí'ión entre países de América ¡M ina v p a im 1987. 111 pp,
m iembros del CAME. 1985, 90 pp, 5 Resúmenes de dfKumentos sobre integración económica en Amé­
52 TVade relations b e tu m n B razil a n d the U nited States, 1985, rica Latina )' el Caribe, 1987, 273 pp.
148 pp. 6 Resúmenes de documentos sobre cooperación entre países en
53 Los recursos hidricos de América Latina y el Caribe y su aprom ba- desarrollo. ¡í parte, 1988, 146 pp.
míenlo. 1985, 138 pp.
53 The w ater resources o f Latin A m erica a n d tìm Caribbean a n d
th e ir u tiliza tio n , 1985, 135 pp. SERIES MONOGRAHCAS
54 La pobreza en América Latina: dim ensiones y políticas. 1985,
155 pp. Cuadernos de la C E P A L
55 Políticas de pro m m ó n de e.xportaciones en algunos países de
América Latina. 1985, 207 pp. 1 América la tin a , el nuevo escenario regional y m undial/L atin
56 Las empresas transnacionales en la Argentina. 1986, 222 pp. A m erica: é e new regional artd w orld se tU ttg ,{h \\\\[ ^ ), 1975,
57 El desarrollo fru ík o la v forestal en Chile _v íwf derivaciones 2" ed. 1985, 103 pp,
SíK'íales. 1986, 227 pp. 2 Las etoluciones regionales de la estrategia internacional del
58 El cultivo del algodón y la soya en el Paraguay}' sus derii 'aciones desarrollo, 1975, 2^ ed. 1984, 73 pp.
stK'iales. 1986, I4l pp. 2 R egional appraisals o f Ebe in tern a tio n a l developm ent stra ­
59 Expansión del cultivo de la caña de azúcar y de la ganadería en tegy, 1975 , 2nd. ed. 1985, 82 pp,
el nordeste del Brasil un exam en delpapel de la política pública y 3 Desarrolb humano, cambio social y crecimiento en América
de sus derivaciones económicas y sociales. 1986, 164 pp. Latina. 1975, 2“ ed. 1984, 103 pp.
60 Las empresas transnacionales en el desarrollo colombiano. 1986, 4 Relaciones comerciales, crisis m onetaria e integración económica
212 pp. en América Latina. 1975, 85 pp.
61 Las empresas transnacionaks en la economía del Paraguay. 5 S í n t ^ de la segunda etmluación r e i n a l ( k ¡a estrategia
1987. 115 pp. in tem a cb n a l del desarrolb, 1975, 72 pp.
62 Problemas de la industria latinoam ericana en la fa se critica. 6 Dinero de v a b r constante. Concepto, ptvblem as y experiencias,
1986, 113 pp- por Jorge Rose, 1975, 2" ed. 1984, 43 pp.
63 Relaciones económicas internacionales y im peración regional de 7 La coyuntura internacionaly el sector externo, 1975,2" ed. 1983,
América Latina y el Caribe. 1987, 272 pp, 106
63 In tern a tio n a l econom ic relations a n d regional co operation 8 La industrialización latinoam ericana en los años setenta, 1975,
in L atin A m erica a n d the Caribbean, 1987. 267 pp, 2 “ ed. 1984, 116 pp,
64 Tres ensa)m sobre inflación políticas de estabilización, 1986, 9 Dos estudios sobre inflactón 1972-1974. La inflación en b s países
201 pp. centrabs. América Latina y la inflación imporíada, 1975,2“ ed.
65 ÍM industria fam acéutica y farm oquim ica: desarrollo histórico y 1984, 57 pp.
posibilidades futuras. A rgentina}' Brasil y México, 1987, 177 pp, s /n Canada a n d the fo re ig n fir m , D. Pollock, 1976, 43 pp.
66 Dos estudios sobre América ¡M ina r el Caribe la economía 10 Reactivadón del m erca d común centroamericano, 1976, 2"ed.
internacional 1987, 125 pp. 1984, 149 pp.
67 Reestructuración de ¡a industria autom otriz m undial y perspecti­ 11 Integración y cooperación entre países en desarrolb en el ám bito
vas para América Latina, 1987, 232 pp. agrícola, por Germánico Salgado, 1976, 2“ ed. 1985, 62 pp.
68 Cooperación latinoam ericana en sen'icios: antecedentes y pers- 12 Temas del nuevo orden económico internacional, 1976, 2“ ed,
pectivwi. 1988, 156 pp. 1984. 85 pp.
69 Desatrollo v transform ación: estrategia para superar la pobreza, 13 En tom o a las ideas de la CEPAL desarrolb, industrialización j
1987, tl4pp, comercio exterior, 1977, 2" ed. 1985, 57 pp,
69 D evelopm ent a n d change: strategies fo r vanquishing poverty, 14 En tom o a las ideas de la CEPAL: problem as de ¡a industrializa-
1987, 114 pp. d ó n en América Latina, 1977, 2" ed. 1984, 46 pp.
P U B L IC A C IO N E S R E C IE N T E S D E LA C E P A L 169

15 lo s recursos hidráulicos de América Latina, inform e regional, 38 Desarrollo regional argentino: la e sc u ltu ra , porJ. Martin, 1981,
1977, 2" ed. 19H 75 pp. 2 "ed. 1984, 111 pp.
15 Tbe w ater resources o f L atín A m erica. R egional r^io rt, 1977, 39 Estratificactón y m ovilidad ocupacional en América Latina, por
2nd. ed. 1985, 79 pp. C. Filgueira y C. Geneletti, 1981, 2" ed. 1985, l62 pp.
16 Desarrollo y cam Ñ o social en M é rica Latina, 1977, 2"ed. 1984, 40 P rc^a m a de acción regional para América Latina en tos años
59 pp. ochenta, 1981, 2“ ed, 1984, 62 pp,
17 Estrategia internacional de desarrollo y establecimiento de un nuevo 40 R egional program m e ( f a ctio n f o r Latín A m erica in the
orden económico internacional, 1977, 3“ ed. 1984, 6l pp. 1980s, 1981, 2nd, ed. 1984, 57 pp.
17 In tern a tio n a l developm ent strategy a n d esta b lish m en t ( f a
41 El desarrollo de América Latina y sus repercusiones en la educa­
n ew in te rn a tio n a l eco n o m ic w der, 1977, 3rd. ed. 1985,59 pp.
ción. Alfabetism o y exolaridad básica, 1982, 246 pp.
18 Ratces históricas de las estructuras distributivas de América
Latina, por A di Filippo, 1977, 2“ ed. 1983, 64 pp. 42 América Latina y la econotm'a m undial del café, 1982, 95 pp.
19 Dos estudios sobre endeudam iento externo, por C. Massad y 43 El ciclo ganadero y la economía argentina, 1983, 160 pp,
R. Zahier, 1977, 2“ ed, 1986. 66 pp. 44 Las encuestas de bogara en Mnérica Latina, 1983, 122 pp.
s /n U nited S ta tes — L atín A m erican trade a n d fin a n c ia l rela­ 45 Las cuentas nacionales en América Latina v el Caribe, 1983,
100 pp.
tio n s: som e p (d icy recom m endations, S. Weintraub, 1977,
44 pp. 45 N a tio n a l a cco u n ts in Latín A m erica a m i the Caribbean, 1983,
20 Tendencias proyecciones a largo plazo del desarrollo económico 97 pp.
de América Latina, 1978, 3''ed. 1985, 134 pp. 46 Demanda de equipos para generación, transm isión y transfor­
21 25 años en la agricultura de América Latina: rasgos principales mación eléctrica en América Latina, 1983, 193 pp.
1950 1975, 1978, 2“ ed. 1983, 124 pp. 47 La economía de América Latina en 1982: evolución general,
22 Notas sobre la fa m ilia como unidad socioeconómica, por Carlos A política cam biaria y renegociación de la deuda externa, 1984,
Borsotti, 1978, 2“ ed. 1984, 60 pp. 104 pp.
23 La organización de la inform ación para la evaluación del 48 Políticas de ajuste y renegodación de la deuda externa en
desarrollo, por Juan Sourrouille, 1978, 2“ ed. 1984, 6l pp. América Latina, 1984, 102 pp.
24 C ontabilidad nacional a precios constantes en América Latina, 49 La economia de América Latina y el Caribe en 1983. evolución
1978, 2“ ed. 1983, 60 pp. general crisis y procesos de ajuste, 1985, 95 pp.
s /n Energy in la tín A m erica: The H isto rica l Record, J. Mullen, 49 The econom y c f Latín A m erica a n d the Caribbean in 1983;
1978, 66 pp. m ain trends, tíre im p a ct o f the crisis a n d tire a d ju stm en t
25 Ecuador: Z a fío s y logros de la politica económica en la fa se de processes, 1985, 93 pp.
expansión petrolera, 1979, 2" ed. 1984, 153 pp.
50 la CEPAL, encarnación de una e ^era n za de América Latina, por
26 Las transform aciones rurales en América Latina: ¿desarrollo
Hernán Santa Cruz, 1985, 77 pp.
social o marginación?, 1979, 2“ ed. 1984, l60 pp.
51 Hacia n u e tm modalidades de cooperación económica entre
27 La dim ensión de la pobreza en C é r ic a Latina, por OscarAltimir,
América Latina y el Japón, 1986, 233 pp.
1979, 2" ed. 1983, 89 pp. 51 Towards ttew fo rm s o f econom ic c o o p era tio n betw een Latin
28 Organización institucional para el control y manejo de la deuda
A m erica a n d fa p a n , 1987, 245 pp.
extem a. El caso chileno, por Rodolfo Hoffman, 1979, 35 pp,
52 ¿or conceptos básicos del tr a n ^ r te m arítim o y la situación de la
29 La política m onetaria y el ajuste de la balanza de pagos: tres
acth id a d en América Latina, 1986, 112 pp,
eslt^ios, 1979 , 2" ed. 1984, 6l pp.
29 M onetary p o lic y a m i balance o f p a ym en ts a ^ u stm e n t; three
52 B asic concepts o f m a ritim e transport a ttd its p re se n t sta tu s
in Latin A m erica a m i the C aribbean, 1987, 114 pp.
stu d ies, 1979 , 60 pp.
30 América Latina: las evaluaciones regionales de la estrategia 53 Encuestas de ingresos y gastos. Conceptos y métodos en la expe­
intem aciorm i del desarrollo en los años setenta, 1979,2" ed. 1982, riencia latinoam ericana. 1986, 128 pp.
237 pp. 54 Crisis económica >’ políticas de ajuste, estabilización y creci­
31 Educación, im ágenes y estilos de desarrollo, por G. Rama, 1979.2“ miento. 1986, 123 Ri.
ed. 1982, 72 pp. 54 The econom ic crisis: P olicies fo r ad ju stm en t, sta b iliza tio n
32 M otim ientos internacionales de cenitales, por R. H. Aniazu, 1979, a n d grow tii, 1986, 125 pp.
2" ed. 1984, 90 pp. 55 El desarrollo de América Latina y el Caribe, exoilos, requisitos y
33 Inform e sobre las intersiones directas extranjeras en América opciones, 1987, 184 pp.
Latina, por A E. Calcagno, 1980, 2"ed. 1982, 114 pp. 55 Latín A m erican a n d C aribbean developm ent: obstacles,
34 Las fluctuaciones de la industria m anufacturera argentina, requirem ents a n d options, 1987, 184 pp.
1950197H, por D, Heymann, 1980, 2" ed, 1984, 234 pp. 56 ¿(Wbancos transnacionales j el endeudam iento externo en ¡a
35 P e r ^ 'tiv a s de reajuste industrial: la Comunidad Económica Argentina, 1987, 112 pp,
Europea y los países en desarrollo, por B, Evere, G. de Groot y 57 El proceso de desarrollo de la pequeña y m ediana empresa y su
W. Wagenmans, 1980, 2 “ ed. 1984, 69 pp, papel en el sistema industrial: el caso de Italia, 1988, 112 pp.
36 Un análisis sobre la posibilidad de evaluar la v iv en c ia crediticia 58 La evolución de la economia de Mnéríca Latina en 1986, 1988,
de los países en desarrollo, por A Saieh, 1980, 2^ ed. 1984, 82 pp. 100 pp.
37 Hacia los censos latinoam ericanos de los años ochenta, 1981, 58 The evolution o f the L atín A m erican E conom y in 1 9 8 6 ,1988,
146 pp. 106 pp.
s /n The eco n o m ic rela tio n s o f L atín A m erica w ith Europe, 1980, 59 P rotectionism : regional nego tia tio n a n d defence strategies,
2 nd. ed. 1983 , 156 pp. 1988, 262 pp.
ENSAMENTO M O A J ^ C A N Q
p Revista
Revista patrocinada por el Instituto de Cooperación Iberoamericana (ICIÍ de España y la C om isión E conóm i­
ca para Am érica Latina y el Caribe (CEPAL) de las Naciones Unidas. Program a patrocinado por el V
Centenario del Descubrim iento de América.

Director; O svald o Sunkel Director Adjunto: Vicente D on oso


Consejo de Redacción; C arlos A bad (Secretario de Redacción), Carlos Bazdresch, A. Eric Calcagno, José Luis
García Delgado, Eugenio Lahera, A u gu sto M ateus y Juan Muñoz.

Núm ero 14 Julio-Diciembre 1988

SUMARIO

EL T EM A CENTRAL; "Transición y Perspectivas de la Democracia en Iberoam érica"


E X P O S IC IO N IN T R O D U C T O R IA
Belisario Betancur, M á s ju s to c re c im ie n to . La U to p ía p o s ib ie
P A IS E S A N D IN O S
• Bolivia; René Antonio M ayorga, La d e m o c ra c ia en B o liv ia : ¿ C o n s o lid a c ió n o d e s e s ta b iliz a c ió n ? C o m e n ta ­
rio , Fernando Calderón, M á s p lu ra l, m á s p ro g re s iv a ... (ia c o n s o lid a c ió n d e m o c rá tic a en B o liv ia ). • Colom ­
bia; F ra n c is c o L e a l B u ltra g o , D e m o c ra c ia o lig á rq u ic a y re a rtic u la c ió n d e la s o c ie d a d c iv il: e l ca so c o lo m b ia ­
no. Gabriel Murillo, H a c ia ia d e m o c ra c ia p a rtic ip a tiv e en C o lo m b ia . R etos y p o s ib ilid a d e s . C o m e n ta rio s .
Fernando Botero Zea, E n e l f ilo d e la n a v a ja : la d e m o c ra c ia c o lo m b ia n a en 1988. Gary Hoskin, M o d e rn iz a ­
c ió n s o c ia l, p o p u lis m o fr u s tr a d o y e s c le ro s is p o lític a : re fle x io n e s s o b re la d e m o c ra c ia c o lo m b ia n a . • Chile:
Carlos Huneeus, La d e m o c ra c ia en C hile. U n e n fo q u e in s titu c io n a l. C o m e n ta rio s . Pilar Gaitán, In s titu c io n e s
y p ro c e s o s o c ia l en C hile. M anuel Antonio Garretón, La d e m o c ra c ia en C h ile : d e la tra n s ic ió n a la
c o n s o lid a c ió n p o s ib le s . O scar Landerretche, ¿ N u e v a d e m o c ra c ia o n u e v o c ic lo d e m o c rá tic o en C h ile ? •
Ecuador: A m p aro Menéndez Carrión, La d e m o c ra c ia en E c u a d o r: desa fío s, d ile m a s y p e rs p e c tiv a s . C o m e n ­
ta rio s . Patricio M o n c ay o M „ C o n d ic io n a n te s e c o n ó m ic o s d e la d e m o c ra c ia en E cu a d o r. Germ án Palacio,
P re g u n ta s m a lin te n c io n a d a s de la d e m o c ra c ia : a p ro p ó s ito d e i caso e c u a to ria n o . • Perú: Fernando R osp i­
gliosi, P e rú : e n tre e l a c u e rd o y la H b a n iza ció n. C o m e n ta rio s . Jorge Parodi, D e ca d e n c ia e c o n ó m ic o -s o c ia l y
d e s in te g ra c ió n n a c io n a l: re to s p a ra la d e m o c ra tiz a c ió n en Perú. Henry Pease García, P e rs p e c tiv a d e la
d e m o c ra c ia e n P erú. • Venezuela: Luis G óm ez Calcano, La d e m o c ra c ia v e n e z o la n a e n tre la re n o v a c ió n y e l
e s ta n c a m ie n to . C o m e n ta rio s . Alirio Góm ez Lobo, in te rv e n c io n is m o y e s ta b ilid a d en V enezuela. Alicia
Puyana, S ó b r e la d e m o c ra c ia en V e n e zu e la y C o lo m b ia : ¿ P o r q u é d iv e rg e n lo s c a m in o s ? ¿ u a n Carlos Rey,
D e m o c ra c ia , d e s a rro llo y re d is tr ib u c ió n en V enezuela.
M E X IC O Y C E N T R O A M E R IC A
Héctor A gu ilar Cam ín. P R i: d e s c e n s o d e l m ila g ro . Edelberto Torres-Rivas, C e n tro a m é ric a : d e m o c ra c ia s de
b a ja in te n s id a d . M arvin Ortega, D e m o c ra c ia y p a rtid o s p o lític o s en N ic a ra g u a .
B R A S IL Y U R U G U A Y
M aría D'A lva Gil Kinzo, C o n s id e ra g ó e s s o b re a tra n s ig a o d e m o c rá tic a n o B ra sil. Juan Rial, T ra n s ic ió n h a cia
la d e m o c ra c ia y g o b e rn a b iU d a d e n U ru g u a y : 1985-1988.
ESP A Ñ A Y PORTUGAL
Jordi S olé Tura, T ra n s ic ió n a la d e m o c ra c ia y e s ta b ilid a d : e l caso de E spaña. Antonio García Santesm ases,
C e s ió n y c la u d ic a c ió n : la tra n s ic ió n p o lític a e sp a ñ o la . Ludolfo Paramio, A lg u n o s ra s g o s de tas tra n s ic io n e s
p a c ta d a s a ia d e m o c ra c ia . Alejandro Nieto, La A d m in is tra c ió n P ú b lic a d u ra n te ia tra n s ic ió n y c o n s o lid a c ió n
d e ¡a d e m o c ra c ia en E sp a ñ a . César Oliveira, T ra n sig à o e c o n s o lid a g à o da d e m o c ra c ia e m P o rtu g a l.
E X P O S IC IO N E S DE C L A U S U R A
Lawrence W hitehead, G e n e ra lid a d y p a rtic u la r is m o d e lo s p ro c e s o s de tra n s ic ió n d e m o c rá tic a en A m é ric a
L a tin a
O svald o Sunkel: P e rs p e c tiv a s d e m o c rá tic a s y c ris is d e d e s a rro llo

FIGU RAS Y P E N S A M IE N T O
M a n u e l R e n g ifo : u n p ro te c c io n is ta d e i s ig io X IX , por Rafael S a g redo B.
La tra y e c to ria in te le c tu a l de F ra n c is c o B ernìs, por José M iguel Fernández Pérez
R e la c ió n c ro n o ló g ic a d e la o b ra d e F ra n c is c o B e rn is, por José Miguel Fernández Pérez

SEC C IO N E S FIJAS • Reseñas Temáticas • Resúmenes de Artículos • Revista de Revistas

Instituto de Cooperación iberoamericana


Revista Pensamiento Iberoamericano
Avenida de los Reyes Católicos, 4
28040 Madrid
I n te g r a c ió n
L a tin o a m e r ic a n a
REVISTA M E N S U A L
DEL IN TA L A ño 13, N " 139, O c tu b re 1988

•Director: Kduardo A, Zalducndo • Comité Editorial Asesor; Martín Arocena, Eudes Bezerra Galváo, Alfredo Fuentes,
Guillenno Ondarts, Eliana Prebisdi, Eugenio O, Valenciano, Alberto Zelada Gastedo. • Edición - coordinación: Clara
Ginzburg,

Editorial: Sislemas de pagos y unidades de cuenta en América Latina. • Estudios; El camino hacia una motieda regional, por Olavo ti,
da Rocha e Silva • Estrategia para incrementar el comercio intracentroamericano y notas .sobre la adopción de una moiteda común
latinoamericana, por Olivier Castro Pérez • El déficit fiscal estadounidense y la crisis de la deuda externa latinoamericana, por
Eduardo R. Ciótiesa • Cátedra Intal: Comercio e inversiones intralatinoamericanos: una perspectiva estadounidense, por Peter B.
Field. Comentarios: Sistemas de pagos y unidades de cuentas en América Latina, por Aldo A. Dadone. Balanza de pagos, liquidez y
sistemas de pagos en América Latina, por Javier Fernández Riva.

Información de América Latina y el mundo • Documentación • Estadística • Bibliografía

Instituto para la Integración de América Latina


Esmeralda 13Ü
1035 Buenos Aires, República Argentina

E L T R IM E S T R E
E C O N O M I C O
Director; Ciarlos Bazdresch P.
Director Interino: Nisso Bucay
Secretario de Redacción; Guillermo Escalante

Vol.LVI(l) México, enero-marzo de 1989 Núm.221


SUMARI O

Artículos: Víctor L. Urquidi: Cuatro economistas singidares: Javier Márquez, Femando liosenzweig, jorge Sol Castellanos vMiguel
Wionczek. • Fernando Rosenzwcig: La evolución económica de México, 1870-1940, • Enrique Cárdenas y Ciarlos Manns:
Inflación)' estabilización monetaria en México durante la revolución. • Albert O. Hirschman: Daìaetito años de retórica reaccionaria.
El caso del efecto perver.so. • Jeffrey D. Sachs; Nuevos enfoques para la crisis de la deuda latinoamencana. Samuel Amaral: Alta
inflación y precios relativos. El pago de las obligaciones en Buenos Aires (1826-1834). Marcelo de Paiva Abren: La deuda externa
brasileña, 1824-1943.
• Reseñas bibliográficas; Saúl Trejo Reyes: Peter Gregory, The Myth of Market Eallure: Employment and the Labour Market in
Mexico, Informe de Investigación del Banco Mundial, Baltimore, Johns Hopkins University Press, 1986. Peter Ciregory:
(iomentarios a la reseña de Saúl T rejo Reyes al libro de Peter Gregory, The Myth of Market Failure Employment and the Labour
Market inMexico. Francisco Alba; Peter Gregory, The Myth of Market Failure Employment and the Labour Market in Mexico, y Saúl
'Erejo Reyes, Empleo para todos. El reto y los caminos, México, Fondo de Cultura Económica, 1988.
• Documentos: c .k p a i ., Panorama econòmico de la América Latina, 1988.

Fondo de Ciultura Económica - Av. de la Universidad 975


Apartado Postal 44975, México
R E A L ID A D
E C O IM O M IC A
IN ST ITU T O ARGENTINO PARA EL DESARROLLO (lADE)
N** 86 S U M A R IO Enero-Febrero 1989
Mesa Redonda
C r is is e n e r g é t ic a .

M arcos F riszm an . L oí d e r e c h o s e c o n ó m ic o s s o c ia le s e n e l m a r c o d e la d e m o c r a c ia . (40 años


d e la D eclaració n U n iv ersal d e los D erechos H u m an o s d e las N aciones U nidas).
Declaración
A n t e lo s s u c e s o s d e ‘' L a T a b l a d a ”.
Análisis
A rn a ld o M. Boceo. L a c r is is e c o n ó m ic a y l a e s p e c u la c ió n f i n a n c i e r a .
Debates
M aría E rn e stin a A lonso. E l p r o b l e m a d e l a f o r m a c i ó n d e lo s E s t a d o s m o d e r n o s e n
A m é r ic a L a tin a .
Investigación
C lau d io Katz. T e o r í a s d e l a i n f l a c i ó n e n la ti n o a m é r i c a .
Opiniones
O sc a r C a m o ta . P e r e s tr o ik a : c o n tin ú a la revolución.
Precio del ejemplar: $a 60
Suscripción 6 ejemplares / 1 año: $a 330 - 3 ejemplares / 6 meses: $a 165
C orrespondencia, pedidos y suscripciones a
lA D E H ipólito Y rigoyen 1116, piso4", 1086B uenos Aires A R G EN TIN A

C O N T R IB U C IO N E S
Estudios Interdiscíplinarios sobre Desarrollo y Cooperación Internacional
• A rtícu lo s; • 1IcM'ljei'l Scliniidt, La pequeña v mediana empresa en eeoiwinías fueriemente compeiitivas. El caso de la República
Federal de Alemania • H einz L am p ert, La Economía Social de Mercado en la República Federal de Alemania. Origen, concepción,
evolución y problemas • [osé Carlos B randi Aleixo, Fundamentos y líneas de la política exterior de lirasil • Notas: • W erner
Sc:hreiber, Aprovechar las oportunidades que ofrece la cooperación can Latinoamérica • W ernes Mikus, Turismo en el Tercer Mundo •
R ichard von W eizsäcker, Servir y conducir en el Estado democrático • Dossier ’8 8 : • Sir Alan W alters, Privatización: algunas
lecciones intemacionale.s • W olfgang H irsch y Ralf Z eppernick, Argumentos para una política de desregulación • (íe rh a rd Zeitei,
La privatización comofunción de la política socioeconómica • G uillerm o Schultz, Desregulación financiera: oportunidades y riesgos •
M anuel Taño ira, Cómo el Socialismo arruinó a la Argentina y cómo la industiia privada puede revitalizarla • Ram ón Frediani,
Desregutación y privatización de empresas públicas en Argentina • W alter H am m , ¿Qué hacer con Im empresas públicas en la República
Federal de Alemania? Saneamiento, desmonopolización privatización • H erm an n Luis Soriano Valery, La privatización en el
progiama de gobierno del Partido Social Cristiano (COPEI) de Venezuela • Documentos • Press Communique (Reunión conjunia del
FMI y el Banco Mundial llevada a cabo en Berlín, República Federal de Alemania) a justicia y Paz en el Cono Sur (Documento emitido
por la Comisión Nacional de fusiieia y Paz del Cono Sur de América Latina —Argentina, Chile, Uruguay, Paraguay y, en calidad de
obsewador, Brasil) 9 Declaración conjunta del Gobierno y los Partidos Políticos de El Salvador* Comentarios de libros • d a rm e lo E.
Palum bo, Guía para un estudio sistemático de la Doctrina Social de la Iglesia • M artín Kríele, Introducción a la teoría del Estado •
Personas y hechos • Belisario Beta neu r, Lo social en lo político • H elm ut Kohl, Sólo donde existe libertad puede haber adelanto
social. Creación de un Centro de Estudios de Comercio Exterior. IX Simposio Latinoamericano de la pequeña y mediana empresa •
Publicaciones recibidas en la biblioteca del CIEDLA • Contenido del año 1988 de CONTRIBUCIONES.
P ublicación trim e stra l d e la K o n ra d -A d e n a u e r-S tiftu n g A.C. C e n tro In terd isc ip lin ario
d e E stu d io s so b re el D esarrollo L atin o am erican o C IE D L A
A ño V N " 4 (20) - O ctubre-D iciem bre, 1988

Redacción y Administración: C IE D L A , L e a n d ro N. A lem 690 - 20" Piso


1011 B u en o s A ires, R epública A rg en tin a,
T e lé fo n o s: (00541) 313-3522/3531/3539/312-6918
T L X 24751 KASBA AR
CUADERNOS DE ECONOMIA
U n iv ersid ad Católica d e Chile
In stitu to d e E conom ía

A ñ o 25 D IC IE M B R E 1988 76

SUMARIO

• Presentación: J u a n Ignacú) V aras C. • Introducción: C arlos W illiam son B. • C e n te n a r i o d e la


P o n t i f i c i a U n i v e r s i d a d C a t ó li c a d e C h i le y B r e v e H i s t o r i a d e l a E s c u e l a d e E c o n o m ía , M ario A lbornoz G. •
V e i n t i c i n c o a ñ o s d e i n g e n i e r í a s o c ia l e n C h ile : U n b r e v e e n s a y o s o b r e la h is to r ia e c o n ó m ic a d e l p e r í o d o
¡960-1988, Rolf’ L ü d e rs Sch. • E v o l u c i ó n r e c ie n te d e l s is te m a f i n a n c i e r o c h ile n o , M ario C o rb o L. •
R e f o r m a s e c o n ó m ic a s e n l a a g r i c u l t u r a y r e s p u e s ta d e la p r o d u c c ió n a g r e g a d a : C h ile 1960-1987, J , Q u iro z,
P. B a ra h o n a , A. V aldés. • E l s is te m a m o n e t a r i o i n t e r n a c i o n a l e n lo s ú l ti m o s v e i n t ic in c o a ñ o s , F e rn a n d o
O ssa S. • Indice alfabético artículos: 1963-1988 • Clasificación por materia: 1963-1988,

Precio su scrip ció n a n u a l (C u atrim estral) 1989 N ú m ero s Sueltos o A trasad o s


C hile %3.500 C hile $ 1.200
A m érica L atin a U S$ 36 E x tra n je ro
E u ro p a y U .S.A . U S$ 42 (Incluye envío aéreo) US$ 12

E n v iar p e d id o s d e su scrip ció n y ch eq u e o giro (libre d e com isiones bancarias) a la o rd e n de:


O ficin a d e Publicaciones Casilla 274-V , C o rre o 21
S antiago-C hile

Cuadernos
del
C E N D E S A P A R T A D O 6 6 2 2 - 1010-A
C a ra c a s , V E N E Z U E L A .

O r g a n o in s t it u d o n a l d e l C E N T R O D E E S T U D I O S D E L D E S A R R O L L O d e la U N I V E R S I D A D C E N T R A L D E V E N E Z U E L A . A b ie r t o a
to d a s la s c o r r ie n t e s d e l p e n s a m ie n to s o b re p ro b le m a s d e l d e s a r r o llo e n V e n e z u e la , o tra s s o c ie d a d e s la tin o a m e r ic a n a s y p a íse s d e l T e r c e r
M u n d o e n g e n e r a l. E n c a d a n ú m e r o se p u b lic a n r e s u lta d o s d e las in v e s tig a c io n e s d e l C E N D E S , a d e m á s d e o tro s a rtíc u lo s , ensa yo s, re se ñ a s
b ib lio g r á f ic a s e in f o r m a c io n e s r e f e r id a s a su s á re a s d e in v e s tig a c ió n .

B O L E T IN D E S U S C R IP C IO N
D e s e o u n a s u s c r ip c ió n a C u a d e r n o s d e l C e n d e s: □ P o r un año □ P o r dos años
q u e p a g a ré m e d ia n te

□ C h e q u e N “ ___________________________________ d e l B a n c o ___________

A n o m b r e d e C E N D E S I n g r e s o s p r o p io s

N O M B R E ________________________________

IN S T IT U C IO N

D IR E C C IO N _ *

C I U D A D _______ P A IS .

T A R I F A S P O R A Ñ O (3 n ú m e r o s )
Su sc. I n d v , Su sc. Inst.
V e n e z u e la ............................................................................. Bs. ‘200,00 Bs. 300,00
A m é r ic a L a t in a ................................................................... US$ 20,00 US$ 45,00
E E . U U . y C a n a d á ............................................................... US$ 25,00 us$ 55,00
Rc.sto d e l M u n d o ............................................................... ust 30,00 us$ 65,00
* I n c lu y e co s to s d e e n v ío

Nota: para remitimos torrespondetitia desde eiialtjuier parte del mundo, enviarla indicando en el sobre:
Cnadei nos del Cendes, l’oba, Interiiatioiial N” 151 P.ü. Box 02-5255 Miami,
, florida 33102 - 5255 U.S.A,
R e v is ta

H O M IN E S
C IE N C IA S — S O C IA L E S

P U E R T O R IC O

U s t e d t e n d r á e n s u s m a n o s u n a r e v is t a q u e e s t u d i a
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p u e r t o r r i q u e ñ a , c a r ib e ñ a , c o n t i n e n t a l e in t e r n a c io n a l .

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Puerto Rico; $15.00 E stados Unidos, C anbe y Centro América: $22.00
Europa y Sur América: $25.00

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Universidad Interam ericana. A p a rii* ^ 1299 l4dfoR ey, Puerto Rico 00919

SUMA revista de economía


NUMERO 5 - OCTUBRE DE 1988

PROTECCION, VENTAJAS COMPARADAS Y EFICIENCIA


INDUSTRIAL
Luis Macadar
LA ESPECIALIZACION EN LA INDUSTRIA
MANUFACTURERA
Silvia Laens
ENFOQUES PARA EL ESTUDIO DE LA ESTRUCTURA
INDUSTRIAL
Rosa Ositnani
AHORRO, INVERSION Y ACTIVOS FINANCIEROS
Los efectos de la liberalización
Nelson Noya

CINVE
Centro de Investigaciones Económicas del Uruguay
Por suscripciones: G uayabo 1729 Ap. 702. T el, 4 0 .4 9 .17'40.49,47
M ontevideo - U ruguay
ENCUENTRO si
S E L E C C IO N E S P A R A L A T IN O A M E R IC A

a r t íc u l o s d e l n u m e r o C tN C U E N T A ÍU N O
N O V IE M B R E - D IC IE M B R E 1988 N “ 98
SENDERO LUMINOSO, 1988: I. LOS PROBLEMAS DEL CAMPO Director: Alberto K o schue tzke
Y DE LA C IU D A D .. . Y ADEMAS EL MRTA; IL MRTA: LA HIS­ Jefe de Redacción: C a m ilo Taufic
TORIA DESCONOCIDA; III. POLICIAS, JUECES Y SUBVER­
C O Y U N T U R A : H éctor A gu ila r Cam ín;
SION; IV. ISIDORO NUNJA; INSTRUIDO PARA M ATAR; V. EL
CAMBIO DE ESTRATEGIA DE SENDERO Y LA CAPTURA DE M éxico: la reform a de lo s electores;
MOROTE; VI. S. JARAMA; LAS BATALLAS MAS SIGN IFICA­ Pedro Catrain: R ep úb lica Dom inicana:
TIVAS LAS DARA EL PUEBLO; V IL EL RETORNO DE LO RE­ crisis de las alternativas: O sca r R. Gon-
PRIMIDO: EL H U ALLAG A, UN AÑO DESPUES; VIH . HENRI zález/Carlos Abalo; Argentina: el o c a ­
FAVRE: SENDERO. ABIM AEL GUZMAN Y EL FUTURO DEL so del alfo n sin ism o ; C arlo s E. López
PAIS / Q U E H A C E R , C A R E T A S García: G uatem ala: la ex ige n c ia de un
COREA DEL SUR; ORO EN ECONOMIA, HIERRO EN P O LITI­ pacto social.
CA / TED CORDOVA CLAURE ¡ N U E V A S O C IE D A D
A N A L IS IS : O s c a r Ugarteche: Perú y el
GASTOS M ILITARES Y GASTOS SOCIALES EN LOS PAISES
DEL MUNDO: ESTUDIO COMPARATIVO i W O R L D M I L I T A R Y 1 0 % . La política de deuda bajo pre­
A N D S O C IA L E X P E N D IT U R E S , /9 S 5 /E E U U sión; Frank Brache: S a lu d /E c o n o -
DETERIORO DE LOS TERMINOS DEL INTERCAMBIO EN LOS mía/Ambiente. H a c ia un nuevo para­
ULTIMOS TREINTAICINCO AÑOS / ARMANDO DI FILIPPO / d igm a del desarrollo; C a rlo s M. Vilas:
P E N S A M IE N T O IB E R O A M E R IC A N O / ESPAÑA M ultietnicidad y autonom ia. La c o sta
OCDE: EVALUACION Y PERSPECTIVAS DE LA ECONOMIA IN­ atlántica de Nicaragua; G uy Poltras: Un
TERNACIONAL A L 30-6-1988 post-m ortem prematuro. La D octrin a
TIPOS DE CAMBIO Y REGIMENES CAMBIARIOS A L 30-6-1988 Reagan y Am érica Latina; Juan Guiller­
POLITICAS DE TELEVISION: UNA NECESIDAD / R. RONCA- m o Espinoza: Otro desarrollo, otra vi­
GLIOLO / N U E V A S O C IE D A D i VENEZUELA da. ¿Fin de la civilización del e g o ísm o ?
PREDOMINIO DE LOS ENLATADOS EN TV / M. BISBAL P O S IC IO N E S : C o m isió n S u d a m e ric a ­
PERIODISMO TELEINFORMATICO EN PANTALLA / FERNAN­ na de Paz; H acia la seguridad dem ocrá­
DO REYES MATTA tica regional; Foro de Latinoam érica y
CESAR VALLEJO ; LA SOLIDARIDAD Y LOS POBRES / MARIO el Caribe: C oordin ación entre partidos
BOERO / C U A D E R N O S H IS P A N O A M E R IC A N O S para la integración regional.
C. VALLEJO Y EL MARXISMO / FRANCISCO CAUDET
T E M A C E N T R A L : Franz J. Hinkelam -
LA CULTURA Y LA POLITICA EN LA PROSA PERIODISTICA
DE CESAR VALLEJO / STEPHEN HART mert: D e m ocra cia y nueva derecha en
FICHAS DE CINE; FRANTIC, GOOD MORNING BABILO N IA, Am érica Latina; Sam u e l M oneada: De­
NO HABRA MAS PENAS NI OLVIDO, HOPE AND GLORY, THE recha intelectual y gru p o s em presaria­
HITCHER, TWICE IN A LIFE TIME. etc. les; M igu e l Talento: Derechización en
la universidad. Ei c a so argentino; M ir­
COMPRENDER LA HUELGA DE HAMBRE DESDE EL PUNTO ko L a u e r A d ió s ponservadurism o;
DE VISTA DE LA MO RAL i EQUIPO BELGA JUSTICIA Y PAZ / bienvenido liberalismo. La nueva dere­
L E S U P P L E M E N T t FRANCIA
cha en el Perú; M an ue l Caballero: P a ­
IDEOLOGIA Y ATEISMO EN LA UNION SOVIETICA / W lLL IA M
VAN DEN BERCKEN / " R E L IG IO N !N C O M M U N IS T L A N D S " ra una radiografía del p en sam ien to
DE VLA D IM IR A GORBACHOV: LA HISTORIA M ILEN AR IA DE reaccionario; J e s ú s Puente Leyva: El
LA IGLESIA ORTODOXA RUSA / ROBERT HOTZ / C H O IS IR ‘o g ro ’ estatal mal leído. O ctavio Paz,
LA ESPIRITUALIDAD DE LA IGLESIA ORTODOXA RUSA: M é xico y la nueva derecha; C a rlo s F.
UNA ESCUELA DE RESURRECCION / JEAN HENNETEAU Toranzo Roca: Giro a la derecha. B o li­
CRISTIANISMO E HINDUISMO / L A C IV IL T À C A T T O L IC A via en el v a ls regional.

cuitada por el CENTRO DE PROYECCION CRISTIANA, Jr. Aguarico S U S C R IP C IO N E S A N U A L B IE N A L


586, Breña, LIM A-PER U ; Telf.; 232609. fincluido (6 núm s.)(12 núm s.)
SUSCRIPCIONES PERU flete aéreo)
ENCUENTRO (<in. 45 al 55): i/. 35,000.00 + el 15o/o dol IGV = A m érica Latina U S$ 20 U S S 35
I/. 40,250.00 (Correo certificado, vía aérea). R e sto del M u n d o U S$ 30 U S $ 50
ENCUENTRO (tomo I: nn. 1 al 11; tomo II; nn. 12 al 22; tomo llt; Venezuela Bs. 150 Bs. 250
nn. 23 al 33; tomo IV nn. 34 al 44: I/. 35,000.00 + el 15o/o del IGV
P A G O S : C heq u e en dó lare s a nom bre
= 40,250.00, cada tomo. (Precios al 15 de noviembre de 1988).
de N U E V A S O C IE D A D . Dirección:
SUSCRIPCIONES AMERICA LATINA, A p a r ta d o 6 1 . 7 1 2 -C h a c a o -C a r a c a s
NORTEAMERICA Y EUROPA 1060-A. Venezuela. R o g a m o s no e fe c ­
ENCUENTRO (nn. 45 al 55): 1 10 S USA. tuar transferencias bancarias para can­
ENCUENTRO (tomo I: nn. 1 al 11; tomo II: nn. 12 al 22; tomo 111
celar su sc rip c io n e s.
nn. 23 al 33, tomo IV. nn. 34 al 44) 100 S USA.
(Correo certificado, vía aérea). ____ ______
IDEAS EN CIENCIAS SOCIALES

A ñ o 4, N ú m e ro 9 O c tu b re d e 1988

SUMARIO
• Carlos Escudé, C o n te n id o n acio n alista d e la en se ñ an za d e la geografía en la R epública A rg e n ti­
na, 1879-1986. «Juan C. Aguila, E stru c tu ra social d e la A rg e n tin a (R eflexiones so b re los censos
1960-1980) • Daniel Samoilovich, R efo rm a política en la A rg e n tin a • Marcelo Halperin, D em o ­
cracia in c ip ie n te y c o n d u c ta d esv iad a en la A rg e n tin a • Susana Barbosa y Teodoro Blanco, M ito y
u to p ía en la e x p e rie n c ia y el p ro c e d e r del p en sam ien to social latin o am erican o • Mutsuo Yamada,
P ersp ectiv as d e co m p le m e n ta c ió n e n tre J a p ó n y A m érica L atina.

Ideas en Ciencias Sociales, se v en d e en libreías en todo el te rrito rio d e la R epública A rg e n tin a .


S u scrip ció n p o r u n a ñ o , en el ex te rio r: Países latinoam ericanos: US$ 30.00 (precio p rom ocional),
E stados U n id o s: U S$ 48.00 (c o rreo aéreo ). O tro s países; US$ 53.00 (co rreo aéreo). C h eq u e a
n o m b re d e Fundación Universidad de Belgrano (no a la orden). R edacción y ad m in istració n :
T e o d o r o G a r d a 2090, 2” piso - 1426 - B uenos A ires - R epública A rg en tin a. T eléfo n o s: 771-7800 /
7873 y 774-2133.

A
c u a d e r n o s

d e l c l a e h

4 7
1988/3
Parlamentarismo y presidencialismo: ¿Dónde están las diferencias?, M a r t i n P e i x o t o . Asignaturas pen­
dientes en el debate de la reforma política, C a r l o s P a r e ja . Estado nutricional y desarrollo sicomotor en los
niños de las familias pobres, J u a n P a b lo T e r r a . El sector industria) y la integración subregional:
Intercambio con Argentina y Brasil, F a b io V i l l a lo b o s . Breve alegato por la filosofía política, versión
anglosajona, P h i l i p p e V a n P a r íjs . De la eficiencia a la libertad, P h i l i p p e V a n P a r ijs . Jürgen Habermas:
Filosofía como utopía. Psicoanálisis como utopía, P a b l o d a S U v e ir a , Construcción de un índice de
estratificación económico-social, A/óerto G o n z á l e z R a m a g l i .

SUSCRIPCIONES

— Argentina, Bolivia, Brasil, Chile y Paraguay ................................................................................. US$ 25


— Resto de América (excluidos Canadá y EE.UU.) ......................................................................... US$ 30
— Canadá, EE.UU., Europa, Asia, Africa y Oceania ......................................................................... US$ 35
Centro Latinoamericano de Economía Humana (CLAEH)
Zelmar Michelini 1220 - Casilla Postal 50 21
V Montevideo- URUGUAY
E s tu d io s E s tu d io s I E s tu d io s

N 3 45 Enero/.Marzo’86 N& 46 A b ril/J u n io ’88 Nfi 47 Julio/Septiem bre’88

Año XI - N " 4 7 J u lio / S e p t ie m b r e 1988


E s tu d io s

Publicación trimestral del Director C o m ité Editorial


Instituto de Estudios
Económicos sobre la Carlos E, Sánchez A ld o A. A rn a u d o
Realidad Argentina y D o m in g o F. C a v a llo
Latinoamericana (lEERAL) A ld o A. D a d o n e
patrocinado por C a r lo s A. G iv o g r i
Fundación Mediterránea, A. H u m b e rto Petrel
entidad civil sin fines de
lucro integrada por
empresas de la República
Argentina,
C. Correo 1311 - C. Central Esta revista se distribuye a particulares por suscripción y, gratuitamente, a
5000 Córdoba organismos públicos, universidades, representantes diplomáticos, institutos
de investigación, entidades financieras, empresarias y profesionales de todo
Dirección Nacional de el país. Se solicita canje. Se autoriza la reproducción, total o parcial, de los
Derecho de Autor Ley Nro. artículos elaborados por miembros del lEERAL citando la fuente, pero no
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D C n u e v o e n espan<

Revista Internacional de Ciencias Sociales

UNESCO

Revista Internacional de Ciencias Sociales.


De aparición trimestral. Cada número presenta una
sección temática que ofrece los grandes temas de
investigación tratados por los mejores especialistas*
internacionales. Una lectura imprescindible para
informarse de las tendencias actuales de las ciencias
sociales, más allá de las fronteras lingüísticas
o nacionales.

NUMEROS DE 1989
Niün. 1 19 El impacto mundial
de la Revolución francesa
Núin. 1 2 0 Factores del crecimiento
económico
Núm. 1 2 1 Dimensiones sociales del cambio
ambiental
Núm, 122 Estado, políticas
y conocimiento

E d ita : C e n tr e U N E S C O d e C a ta lu n y a
H O JA D E S U B S C R IP C IÓ N
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C EN TRE U N ESCO DE CATALUNYA.
MALLORCA, 285 - TEL. 207 17 16
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Precios para 1989 Países industrializados Países en desarrollo
□ 5.000 ptas. 3.000 ptas.
□ 45 $ 27$
□ Sírvase enviarme__ . cjcmplar(cs) del número(s)
Precio de cada ejemplar □ 1.500 ptas,
L] 15 $
Nombre y apellidos^.
Dirección ________ _
C iu d a d ________ País __
Fecha _______ Firma
Adjunto □ cheque
□ giro internacional
V -
An In tern atio n al Jo u rn a l F ocusing on Third W orld D e v elo p m en t P roblem s

R E G IO N A L DEVELOPM ENT DIALO G UE

United Nations Centre for Regional Development Nagoya Japan

PAST ISSUES

I n n o v a tiv e P la n n in g S t r a t e g i e s f o r M e tro p o lita n D evelopm ent and Con­


s e rv a tio n (Autumn I 988) , g u e s t e d i t o r s , John P, K e ith and
M. W. J . G. H endis
E a s te r n A fric a n R u ra l Development E x p e rie n c e : I s s u e s and S t r a t e g i e s
in L o c a l-L e v e l D evelopm ent (Summer I 988) , g u e s t e d i t o r , R ich a rd
Samson Odlngo and A chola“P a la Okeyo
R e g io n a l Developm ent P la n n in g f o r D is a s te r P re v e n tio n (S p rin g I 988) ,
g u e s t e d i t o r , E. L, Q u a r a n t e lli
S h e lte r and S e r v ic e s f o r th e Poor i n M e tro p o lita n R egions (W in ter
1987) . g u e s t e d i t o r , S tep h en H. K, Yeh
E n v iro n m en tal P la n n in g and Management: Focus on I n la n d W aters (Autumn
1987)» g u e s t e d i t o r s , S u rin S e ta m a n it and H ich io H ashim oto
P la n n in g f o r L o cal S o c ia l D evelopment (Summer I 987) , guest e d ito rs ,
Raymond A pthorpe and M ichael M, C ernea
T r a in in g i n I n fo rm a tio n System s f o r L ocal and R e g io n a l P la n n in g
(S p rin g 1987)1 g u e s t e d i t o r , M arvin L, Manheim
F in a n c in g L ocal and R e g io n a l D evelopm ent (Autumn I 9O6) , g u est e d ito r,
L a rry S c h ro e d e r
L ocal S o c ia l D evelopm ent P la n n in g (S p rin g I 986) , g u e s t e d i t o r s , H arry
W. B l a i r and D iana Conyers

FOR'lllCOMING ISSUES

Employment, L iv e lih o o d s f o r th e Urban P o o r: I s s u e s and S t r a t e g i e s in


M e tro p o lita n P la n n in g (W in ter I 988) , g u e s t e d i t o r , Yue-nian Yeung
I s s u e s i n F in a n c ia l S tr u c tu r e and Management in M e tro p o lita n R egions
(S p rin g 1989}» g u e s t e d i t o r , G. S h a b b ir Cheema

Annual s u b s c r i p t i o n : D eveloping c o u n t r i e s US$20; D eveloped C o u n trie s


US$i|0

A d d re ss: U n ite d N a tio n s C e n tre For R e g io n a l D evelopm ent, Nagono


l - i |7 " l , Nakaniura-ku, Nagoya ^150, Ja p an ; Phone: (052) 5 6 l“9377;
Fax: ( 052) 561- 9375; T e le x : J 5962O UNCENTRE; C ab le: UNCENTRE
NAGOYA
Director: Guadalupe Ruiz-Giménez
Edita AIETI
Claudio Coello, 86 - 4°
28006 Madrid

Suscripciones: EDISA
López de Hoyos, 141
28002 Madrid
N.2 5 - VENEZUELA
M AYO-AGOSTO 1988

AMERICA LATINA

Ideas e Instituciones
— Vigencia del Estado planificador en la crisis actual. Adolfo Gurrierl.
— El marxismo en América Latina. José Aricó.
Economia e Integración
— La economia política del desarrollo latinoamericano. Albert HIrschman.
Relaciones Internacionales
— Las internacionales sindicales. Julio Godlo/Achlm Wachendorfer.

VENEZUELA
Artículos y estudios
— Estado y desarrollo sociopoiftico en Venezuela. Heinz Sonntag.
— Sistema político o cómo funciona la máquina de procesar. Diego Bautista Urbaneja.
~ El futuro de la democracia en Venezuela. Juan Carlos Rey Martínez.
— El sistema electoral venezolano. Mercedes Martelo.
— Crisis y concertación en Venezuela, dos coyunturas históricas. Margarita López Maya/Luis
Gómez Calcaño.
— ¿Retador o garante del sistema? Los 50 años de la Confederación de trabajadores de Venezuela.
Héctor Valednos.
— Militares y democracia en Venezuela. Felipe Agüero Plwonka.
— La política exterior. Continuidad y cambio, contradicción y coherencia. Eva Josko de Gueron.
— Venezuela ante el proceso de integración andina. Ruth de Krlvoy.
— Econom ía venezolana. Problemas y perspectivas. Leopoldo Yáflez Betancourt.
— La renta petrolera, su distribución y cuentas nacionales. El ejemplo de Venezuela. Bernard
Mommer.

DOCUMENTOS
— Discurso pronunciado por Arturo Lisiar Pietri el 15 de mayo de 1966 en sesión especial del
Congreso de la República.
— Pacto de Punto Fijo.
— Propuestas para reformas políticas inmediatas. COPRE.
~ Reformas inmediatas del Poder Judicial. Comisión Presidencial para la reforma del Estado.
— Propuesta para impulsar el proceso de descentralización en Venezuela. Com isión Presidencial
para la reforma del Estado.
— Compromiso de Acapulco para la paz, el desarrollo y la democracia. Primera reunión Ocho
Presidentes Latinoamericanos.

BIBLIOGRAFIA
— Otros artículos de actualidad.
— Libros.
— Reseñas.
Centros de Investigación en Ciencias Sociales.
^Socinlail
Una revista trimestral,de dencios sociales
sobre la agricultura la pesca y la alimentación

ENERO MARZO ABRIL JUNIO


1988 1988

ESTUDIOS ESTUDIOS
JOSE MANUEL NAREDO LUIS VICENTE BARCELO
Diez años de Agricultura Española. La protección agraria yel comercio internacional español durante el último de­
MIREN ETXE2ARRETA y LOURDES VILADOMIU cenio.
El impacto de la crisis en una agricultura internacionalizada. HANZA ALAVI y TEODOR SHANIN
GIOVANNI MOTTURA La cuestión agraria; el discurso marxista de Kauisky.
Cuarenta años de estrategia corporativa en la agricultura italiana (1944-1987), JAVIER CALATRAVA REQUENA
II parte. E! modelo de integraciónde rentas como base del desarrollo en zonas de monta­
F. FILLAT. A. ABELLA, A. GOMEZ, T. LASANTA, E. MANRIQUE, ña; consideraciones teóricas y estrategias para su puesta a punto.
G. MENDEZ, R. REVILLA, J. P. RUIZ y M. RUiZ M. PEREZ YRUELA, F. CEÑA y F, RAMOS LEAL
Sistemas ganaderos de montaña. Los empresarios andaluces; autovaloraciónde suactividadameel desarrolloagra­
PAUL SAUVIN rio.
El desarrollo endógeno de las áreas de montaña Pays-D'Etiliaut (Suiza). FELIPA SANCHEZ SÄLAZAR
CANDIDO PAÑEDA FERNANDEZ El reparto y venta de las tierras concejiles como proyecto de los Ilustrados.
Terneros en Asturias. Añojos en Cataluña. Un análisis empirico de la relación
dinámica entre valores añadidos en la ganadería bovina de carne en España en NOTAS
el período 1975-1984.
JOAN NOGUE 1FONT
NOTAS El fenómeno neorrural,
FRANCISCO JUAREZ RUBIO
ANA CLARA GUERRERO LATORRE Reforma agraria y modernización de la agricultura en Marruecos.
Los viajeros ingleses yla agricultura española en el siglo XVIII.
MARI CRUZ FERNANDEZ DURANTE y EDUARDO MOYANO
FERNANDO SANCHEZ DE PUERTA T. Los agricultores yla política en Francia; undebate sobre el estado de la cuestión.
La ESRSSummer Schoo! 1987: El futuro de la politica rural en Europa: proble­
mas y posibilidades. BIBLIOGRAFIA
JOSEFINA CRUZ VILLALON
Coloquio sobre agricultura familiar ypluriactividad en el medio rural europeo. L Crilica de libros: ALFREDO CADENAS: «Políticas nacionales y comercio
exterior agrario; Estudio relativo a la Comunidad Económica Europea», OC-
BIBLIOGRAFIA DE, París, 1987, 149págs. (texto), 148 págs (anejos). JAVIER SANZ CAÑA­
DA: «Informe del sector agrario valencianoen 1986», Conselleriad'Agricultura
I. Critica de libros: JUANMAESTREALFONSO: «Los trabajadores tempora­ i Pesca de la Generalität Valenciana, 1987, 195-págs, JUAN MAESTRE AL­
les yel sector agropecuario de América Latina», Julio César Neffa, Oficina In­ FONSO: «La economia latinoamericana en 1985», Banco Interamericanode De­
ternacional del Trabajo, Ginebra, 1986, 1J8 págs. GLORIA DE LAFUENTE; sarrollo, Informe 1986. ANTONIOALVAREZ PINILLA: «Una sencilla intro­
«La mujer en los sistemas de producción rural. Problemas y políticas», Deniz ducción a la econometria». A. C. Johnson, Jr. M. B. Johnson y R. C, Buse,
Kandiyoti, ediciónespañola Scrbal/Uneseo, Barcelona, 1986, JUANMANUEL Econometrics, Basicand Applied, Macmillan, 1987, 480págs. JUAN MANUEL
GARCIABARTOLOME; Comentario en torno al número 4-extraordinario- GARCIA BARTOLOME, «L'Etal et l'agricuUure en Europe Occidemate (Cri­
de la revistaMedilerrannee: <iCiudades ycampos en Marruecos, Homenaje a Paul sis et réponses oucours d'un siede)», Micliel Tracy (Collection Economie Agri­
Pascon», 1986. CARLOSSANJUANMESONADA: La reforma dela PACdes­ cole et Agroalimentaire), cd. Economica, París, 1986. JAVIERPIERNAVIEJA
de la perspectiva española, «El futuro de la política agrícola común yla econo­ NIEMBRO: «Agricultores con problemas (los problemas financieros de las ex­
mía española», L. V, Bareeló yGarcía Alvarez-Coqiie, Mundi-Prensa, Madrid, plotaciones agrícolas en cinco países oecidentales)». INRA, CuadernosdeEco­
1987(280págs.). JOSEANTONIODURAN; «El socialismopartidario español nomíay Sociologíarurales, n," 5(septiembre 1987, 120 págs.). II. Reseña de
yla cuestión agraria», ediciones de la revista del trabajo. MinisteriodeTrabajo libros, til. Revista de Revistas.
y Seguridad Social, Madrid, 1986. II. Revísta de Revistas.
DOCUMENTACION
DOCUMENTACION JOSE ANTONIO DURAN
JUAN PRO RUIZ La crisis agrícola ypecuaria de 1887en la historia de España. Un debate cente­
Materiales para el estudio de la cuestión catastral en España: El siglo XX. nario.

SUSCRIPCION ANUAL PARA 1988


— España .............................................. 4.000 pías.
Director: C r is tó b a l G ó m e z B e n ito — Estudiantes .................................... ■- 3.000 ptas.
— Extranjero ........................................■ 5.000 ptas.
Edita: S e c re ta ría G e n era l T é c n ic a — Número suelto ................................ 1.200 ptas.
M in is te r io d e A g r ic u ltu r a , p e sc a y Solicitudes: A través de librerías especializadas o di­
A lim e n ta c ió n rigiéndose al Centro de Publicaciones del Ministerio
de Agricultura, Pesca y Alimentación, Paseo de la In­
fanta Isabel, 1, 28014-MADRID (ESPAÑA).
V#- v£jl ^ ■^JUl -WI ^ f jk^ J-*-*-* ¿j- »*^1 f*Vl liiOjli* ^
' y #' Jjj-,^ y fr-” r-*' r*^' ^J* ■r^' j'
toni^vti^EB CbiK ni
« f t l ) i t t « t b a f t i i f f * « n f t a n t i « t t t ^ « » « . 4 M f te » M c :« ( iiir in « n f N U ? « ^ a i« « ! t.

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