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Las alas de Sísifo

Santiago García

“...Cada uno de los granos de esa piedra, cada


fragmento mineral de esa montaña llena de noche,
forma por sí solo un mundo. La lucha por llegar a las
cumbres basta para llenar un corazón de hombre. Hay
que imaginarse a Sísifo feliz”

(Camus, 2021 [1942])

La rutina y su relación con la construcción de una narrativa coherente que de sentido a la vida
y al trabajo es un tema central en la Corrosión del carácter. Sennett menciona como la rutina
podía verse como embotadora; aunque al tiempo gran parte del esfuerzo del libro es mostrar
precisamente como la deriva a la que somete a las personas la flexibilización del capitalismo
impide el establecimiento del sentido y la narrativa vital. En este ensayo pretendo el esfuerzo
contrario, no entender cómo se corroe el carácter sino como se encuentra sentido en la rutina a
la que estamos condenados la mayoría, como Sísifo, a vivir, y articular esta metáfora con la de
Icaro, quien escapa volando con alas de cera del laberinto rodeado de vigilantes gigantes, pero
se quema con el sol.

Sísifo es condenado por los dioses a subir y bajar una roca por una montaña por la eternidad,
es el castigo absurdo para un hombre astuto. A pesar de esto Camus declara que hay que
imaginarse a Sísifo feliz, pues, aunque la repetición sea un sinsentido, es su roca, la conoce
profundamente y encuentra en ella su hogar ¿Es Sísifo feliz por su roca? La respuesta siempre
depende y a la vez es siempre es la misma. Si, Sísifo es feliz con su roca mientras sea suya, es
decir, mientras le haya construido un sentido, una narrativa coherente con la que se sienta
cómodo. Esto deja un espacio entre la felicidad y la condena de Sísifo, si es obligado a arrastrar
una roca que no sea suya, en la que no se encuentre, no puede ser feliz. En el capítulo 7: Fracaso,
Sennett se pregunta que debe guiar a la gente en una nueva narrativa espiritual y menciona
como la carrera puede ocupar ese lugar de guía. Los sujetos se definen a sí mismos a través de
expectativas, sueños, que se posicionan sobre el horizonte de lo real. La experiencia abre
nuevas posibilidades de proyectos de vida, de rocas que cargar, al tiempo que muta el
entendimiento de viejas visiones y sueños. A medida que pasa la vida, lo hacen también los
sueños. Este cambio puede ser muy revelador sobre las condiciones sociales que rodean su
formación ¿Sueña Sísifo con su roca o la construye mientras escala una y otra vez esa montaña?
¿Puede encontrarse Sísifo en una roca con la que no soñó nunca?

En una cita atribuida a Oscar Wilde (que no está formalmente en su obra) menciona a Icaro:
"Never regret thy fall, O Icarus of the fearless flight, For the greatest tragedy of them all, Is
never to feel the burning light." El mito de Icaro era leído como una lección sobre el orgullo y
el obedecer a los mayores, Icaro no obedece a su padre cuando este le dice que se mantenga
lejos del sol porque las alas de cera que este les construyo para huir del laberinto, que el
construyo y que fue usado en su contra, se derretirían. Herbert James Draper en 1898 pinta un
Icaro hermoso y quemado por el sol como marca de su libertad, a quien lo lamentan unas ninfas.
Icaro se convierte en un héroe soñador, aquel que escapa del embotamiento del laberinto, de la
rutina absurda, y recibe del sol y en su muerte la marca de la libertad, Icaro es lo contrario a
Sísifo y aun así cabe preguntarse ¿Un hombre alado extraña la tierra? ¿Pueden crecerle alas a
Sísifo?

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