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Estos microorganismos se propagan por diferentes vías, tales como:

Contacto Directo:
De persona a persona, cuando tocamos, besamos o hay un intercambio de
líquidos orgánicos (a través del sudor, la sangre o mediante relaciones
sexuales) con una persona infectada; o por vía respiratoria, ya sea al toser,
estornudar, hablar.
se propagan con un contacto directo con la piel infectada, las membranas
mucosas o los fluidos del cuerpo.
Vía Aérea:
cuando el contagio es a través de partículas en suspensión (gotas o polvo) que
se transmiten a distancias mayores de un metro
Contaminación de alimentos:
al ingerir los gérmenes presentes en ellos. Son las vías más habituales dentro
del denominado contagio por vehículo de infección común. Este mecanismo
permite infectar a muchas personas a partir de una sola fuente de infección.

Parásitos o artrópodos:
moscas, mosquitos, pulgas, piojos, etc. también pueden transportan los
gérmenes.

Estos organismos entran al cuerpo y se adhieren a la superficie celular.


Dependiendo del tipo de virus, buscan células en diferentes partes del cuerpo,
por ejemplo, el hígado, el sistema respiratorio o la sangre. Una vez se haya
adherido a la célula sana, entra a ella.
Cuando el virus ya está adentro de la célula se va a abrir para que su ADN y
RNA salgan y se dirijan directamente al núcleo. Allí entrarán a una molécula
que es como una fábrica que hará copias del virus. Estas copias saldrán del
núcleo para ensamblarse y recibir proteína, que es lo que protege al ADN y
RNA.
Estas nuevas copias del virus (que pueden ser millones) saldrán de la célula ya
infectada a infectar otras células sanas, donde se volverán a multiplicar. Las
células infectadas se pueden dañar o pueden morir siendo anfitrionas de un
virus.
Es importante aclarar que cuando un virus infecta a un humano no siempre
termina en una enfermedad. La infección sucede cuando el virus se empieza a
multiplicar en el cuerpo humano, mientras que la enfermedad ocurre cuando
muchas células del cuerpo se empiezan a dañar a causa de la infección, que es
también cuando aparecen los síntomas e indisposiciones.
Es decir, si el sistema inmunológico logra combatir los virus que entraron a las
células y se replicaron, entonces la persona no se enfermará. Asimismo, el
cuerpo responderá de diferentes maneras para combatir estos cuerpos
extraños.
Cuando el sistema inmune no logra controlar el virus, empieza un proceso
llamado patogénesis. El virus atraviesa obstáculos como distancia, el sistema
inmunológico o mucosas en el cuerpo para llegar a diferentes órganos.
Una vez se empieza a replicar, la persona enfermará, sus órganos estarán
afectados y dependiendo de qué tan severos sean los síntomas, la persona
tendrá que guardar reposo o buscar ayuda médica.
¿Cómo combatir al virus?

Algunos virus no matan las células que infectan, pero en cambio alteran sus
funciones, y en general afectan de manera específica a un tipo de células
concretas

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