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La Neuroseguridad
La Neuroseguridad
decisión
Por: Alfredo Sherrington R / Psicólogo / Director de Neuroseguridad Laboral
En estos eventos, al menos una persona tomó una decisión que provocó un accidente. Y, así
mismo, ocurre en la empresa, en los espacios públicos, en nuestro espacio privado.
Por muy expertos o preparados que creamos estar, siempre podemos hacer algo más. Cada
día hay avances en seguridad. Hay caminos que se abren y nos permitirán lograr el objetivo
común: salvar, mantener y mejorar la calidad de vida de nuestros trabajadores.
El presente escrito tiene como propósito mostrar las bases y algunos aspectos de la
Neuroseguridad Laboral, que es un camino que complementa la psicología, basado en la
neuroeconomía, que apoya a la prevención de riesgos. Es uno entre varios caminos.
Seguridad y cuidado
Seguridad es una palabra que tiene su origen en el latín securitas, que significa sujeto o
persona “que no requiere cuidado”. Dentro de la definición de seguridad, el cuidado es muy
importante. Cuidar hace referencia a “pensar, o interés reflexivo que uno pone en algo” [1] o
alguien. Si conjugamos las definiciones, una persona segura no requiere que alguien piense o
ponga un interés reflexivo y analítico en nuestra conducta. Por lo que en general, nos
preocupamos de quien requiere cuidados: la persona insegura.
1. La seguridad es cultural
El desarrollo humano se basa en el compartir y en el lenguaje con el otro [2]. El ser humano se
Co-construye como un ser social. Siempre necesitamos de otros, para diferentes acciones. No
obstante, no siempre somos seres que necesitamos de una atención o interés reflexivo de
parte de un tercero cuando realizamos una acción.
En esta relación con el otro aprendemos a ser seguros o requerir cuidados, a brindar seguridad
a quien la necesita. Jaques Lacan indica que el acto de supervivencia en el ser humano, se
basa en la comunicación y transmisión de su cultura; la supervivencia del hombre depende de
la comunicación, vale decir, de la transmisión cultural.[3]
No nos desarrollamos en forma uniforme. Nuestro desarrollo biológico, psicológico y social nos
lleva en curvas distintas, desde sujetos que requerimos de cuidados totales (al nacer, si alguien
no nos cuida: morimos), luego intentamos que nuestra dependencia física y emocional sea
menor o por lo menos varía de sujetos (a los amigos, a las parejas, instituciones o grupos).
Incluso en la poesía, en la adolescencia sentimos y creemos que podemos “morir de amor”. El
desarrollo nos lleva a convertimos en sujetos que damos seguridad a otros (familia, trabajo,
grupos, sociedad). Finalmente, en el crecer cronológico volveremos a ser sujetos que
requerimos nuevamente más cuidado de otros.
3. El cuidado
Requiere de pensar y de reflexión. No solo es asistir en la necesidad del otro, sino que además
considera que el actuar del cuidador es, y debe ser, reflexivo, analizado, pensado, decidido.
Esto significa que la seguridad y el cuidado son procesos reflexivos. Cuentan con un sistema
de análisis y de toma de decisiones. Existen opciones y seleccionamos ser seguros. No
podemos confiar en la seguridad en forma instintiva. Tal vez podemos considerar los impulsos
Freudianos [4] de supervivencia, reproducción y agresión dentro del comportamiento y toma de
decisiones humanas, pero la seguridad debe ser consciente, responsable y elegida.
Ahora bien, cuando alguien que fue capacitado tiene las habilidades y destrezas para realizar el
trabajo, e incluso dice que “la seguridad es importante”, pero a los cinco minutos comete
conductas inseguras. Desde la neuroeconomía ¿Cómo se explica o describe su toma de
decisión de ser inseguro?
El riesgo hace referencia al daño que puede provocar una acción. [7] Y a dos componentes: la
probabilidad de ocurrencia y la consecuencia o gravedad del daño. En tanto el peligro es la
“fuente, situación o acto con potencial para causar daño en términos de daño humano o
deterioro de la salud, o una combinación de estos.”[8]. Desde nuestro estudio, nos interesa el
acto o conducta, que tiene múltiples factores para su realización (neurológicos, congestivos,
emocionales, sociales).
Las personas asumimos riesgos: al cruzar una calle, al lanzarnos en paracaídas, al casarnos,
pero con nuestros recursos en forma intuitiva, automática, lógica y racional, estimamos el
riesgo de nuestros comportamientos (y el de otros).
En un estudio evaluamos a personas que eran reconocidas por no cumplir con las normas de
seguridad, por no utilizar sus implementos de protección, por realizar conductas muy riesgosas
en el interior o exterior de sus labores. El otro grupo estaba conformado por personas
reconocidas por ser muy seguras, respetuosas de todas las normas, correctísimos en su actuar
cotidiano. Ellos nos facilitaron su “personalidad”y su funcionamiento “neurofuncional”.
El deseo existe, solo se controla: las personas seguras e inseguras indicaron que las ganas de
cometer “una acción insegura”estápresente. Ambos grupos deseaban cruzar en su auto una
calle, con semáforo en rojo, a las tres de la mañana y sin vehículos transitando. Es muy
importante porque no podemos eliminar que la persona desee cometer una conducta riesgosa
si, según sus datos, evalúa que es poco probable un daño, o las consecuencias son mínimas o
inexistentes.
¿Es decir que las ganas de quitarse el casco pueden ser naturales o normales? Sí. Si tengo
calor y nunca alguien se ha golpeado su cabeza en este sector en la planta, mi cerebro, mi
impulso, me dice “sácate el casco”. ¿Cómo controlo esta acción? Simple: me cuido. Con base
en el pensar e interesándonos en “forma reflexiva”sobre nuestra conducta, sus probabilidades y
consecuencias. La persona que toma riesgos y los controla es totalmente diferente al sujeto
inseguro y peligroso.
Cuando camina por la calle y ve una mujer u hombre atractivo(a). ¿Ha pensado algunas cosas
inmorales, perversas, muy placenteras? El deseo estápresente. Una persona normal lo
controla. Ya sea olvidando la situación o conquistando a la persona. Otros buscarán “pagar”por
satisfacer este deseo. Finalmente, quien es peligroso, podría abusar sexualmente o violar a la
persona.
La zona prefrontal del ser humano es la última en desarrollarse y tiene a cargo funciones
ejecutivas y metacognitivas. Son aquellas funciones que permiten analizar en forma racional,
prospectiva y lógica nuestro comportamiento. Permiten finalmente controlar los impulsos. Las
personas seguras actúan mayoritariamente porque, en algún momento, “piensa y presta interés
reflexivo”para tomar su decisión de no realizar la conducta peligrosa.
Entrenarse para ser seguro: las personas tienden a percibir que sus conductas son más
seguras que si las realizan otras personas[12]. Creen en racionalizaciones que generalmente, o
durante muchos años, han sido “reales” [13]. El problema es que cuando falla y la probabilidad de
daño se hace presente los perjuicios pueden llevar incluso a la muerte.
La seguridad se debe enseñar, pero no como la repetición de una conducta sin entender su
origen, utilidad y beneficio. Se aprende, primero, evitando el dolor físico, emocional y social (en
cada etapa de desarrollo varía su ponderación). Esto se basa en el castigo o daño. Luego, es
necesario el beneficio y la utilidad de la seguridad e incluso promover el riesgo en el desarrollo
profesional. Permitir ser distinto y pensar cómo mejorar las cosas, pueden ser una de las
actividades que mayor seguridad genera en nuestra mente.
Las empresas deben comprender que no es suficiente memorizar una norma para ser seguras.
Sigue siendo muy riesgoso. Deben lograr que la persona sea segura, asignar la
responsabilidad de cuidar a otros (como lo hacen los programas de Seguridad basada en el
comportamiento).
Hace unos años, evaluamos a un grupo en una gran empresa, que se caracterizaba por los
menores accidentes, mayor tasa de productividad, buen clima laboral. Eran el grupo ideal. Al
llegar a la reunión para conocernos, se escuchaban voces fuertes, discusiones (parecían voces
de enojo mezcladas con risas), no era lo que la teoría decía que encontraría. Los evaluamos en
sus actividades cerebrales y psicosociales. Y me enseñaron que la resonancia era el eje del
desarrollo de los grupos para trabajar en equipo. El liderazgo era transversal gracias a la
resonancia. Luego evaluamos a otros grupos con características similares en empresas
privadas y: ¿Cómo lograron esto?
Complemento: la capacidad de asumir que no saben algo era maravillosa. Para eso estaba un
compañero de equipo que es el experto en esa área. Mínimo autoengaño, el mentir o engañar
no estaba permitido.
Liderazgo transversal: aunque existe un organigrama todos se preparaban para cuando el jefe
o líder no estuviese. Todos debían “decidir”qué se hace con el trabajo (impacto en la utilidad) y
quése hace con el grupo de trabajadores (beneficios). Este entrenamiento neuroeconómico se
mostraba en las imágenes mentales como una de las acciones más placenteras de su trabajo.
Y lo más interesante es que no solo era teórico el ser líder; debían hacerlo en varias ocasiones.
Discutir: significa “analizar un punto de vista”. Podemos pensar “diferente”y el discutir es una
forma de solucionar esta situación [15]. Otra, sería entrar en oposición a través de un conflicto.
En los grupos de alto rendimiento se valora y exige el aprender a discutir.
Lo que no varía es el discurso, ir o discutir, que significa, analizar o ver más de un curso o
camino hacia dónde ir. Este análisis de curso determinaráel camino a seguir. ¿Cómo decidir?
La toma de decisiones es fundamental y requiere de capacidades neuropsicosociales. Viva la
discusión. Viva el pensar diferente para un objetivo común. Viva el respeto. Hoy puede ganar
mi argumento, mañana será el de otro.
Palabras finales