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Fe y Alegría Perú

Fe y Alegría en el Perú1
Perú es el cuarto país a donde se extendió Fe y Alegría. Con la experiencia de
educación gratuita y popular para los sectores más pobres aplicada en Venezuela
(marzo de 1955), Panamá (junio de 1964) y Ecuador (diciembre de 1964), el Padre
Vélaz llegó a Lima en junio de 1965, dispuesto a fundar Fe y Alegría aquí. Vino
acompañado de dos colaboradores: Ignacio Marquínez, S. J. -quien apoyaba
permanentemente la obra de Vélaz- y un joven seglar de 30 años, José Luis Alcalde,
compañero de estudios de Marquínez. Ambos abrigaban muchos deseos, ilusiones
y esperanzas de extender en estas tierras la obra educativa de Fe y Alegría, como
nos lo relata el mismo Marquínez (1987, p. 145):

Una tarde del año 65 José Luis Alcalde, que había sido nombrado Secretario Ejecutivo
de FYA del Perú, y yo subimos a un pequeño cerro, dentro de la barriada de Pamplona.
Abajo se veía un rectángulo vacío bastante extenso. Parecía bueno para una escuela.
Lo flanqueaba una vieja vía de ferrocarril. Aquella noche, bajo un techo de estera,
tuvimos una reunión con los pobladores de la zona y el año 66 comenzaba en aquel
rectángulo la escuela de FYA de Pamplona bajo la dirección de la Madre María
Miranda y de un grupo de normalista de Monterrico.

En 1966 además del colegio de Pamplona se abren los de Condevilla, Valdiviezo, y


dos en Chacarilla de Otero. Cinco colegios en total y 2 100 alumnos, a los pocos
meses de comenzar sus actividades en Perú, era el saldo de los primeros servicios
que ofrecía FYA.

Siguiendo la consigna del Padre Vélaz, ahí donde termina el asfalto surge un
colegio de Fe y Alegría. En aquella vasta extensión de barriadas de esteras, FYA
instala también sus esteras.

No es figura retórica decir que FYA puso también sus esteras en los Pueblos Jóvenes
al igual que lo hicieron tantos pobladores recién llegados. La infancia de muchos de
nuestros colegios, sobre todo en los primeros años, pasó al “abrigo”, ¡tremendo
eufemismo con el frío que se mete entre las esteras!, de docenas de aulas de esteras.
A esa construcción de emergencia y de penuria acompañaba repetidas veces la
imagen de nuestros alumnos llevando y trayendo a hombros, desde sus casas, sus
propios pupitres o sus propias sillas. (Marquínez, p. 146).

1
Extraído de Helfer, S. (2015). El caminar de la Propuesta Educativa de Fe y Alegría. Fe y Alegría del Perú.
Lima.
Fe y Alegría Perú

Hasta 1971 el trabajo de FYA se concentra en los Pueblos Jóvenes de Lima. En el


71 se abren los colegios de Piura y Chimbote, como respuesta al terremoto
ocurrido en ese mismo año. En el 73 se fundan escuelas en Huaraz y Sullana; en
Cuzco en el año 74; el 75, en Jaén y en el 80, el colegio de Macarí, en Puno.

Especialmente los que tuvieron la responsabilidad de la Dirección en Fe y Alegría,


desde su nacimiento en el Perú, y todos los que se entusiasmaron con la tarea de
llevar educación de calidad a los más necesitados fueron con su acción y con su
reflexión fijando metas, diseñando caminos, evaluando aciertos, corrigiendo
errores; logrando así el hacer de Fe y Alegría no solo un lugar donde vivir una
vocación de servicio y solidaridad evangélica, sino también un instrumento de
educación popular eficiente y liberador. (Juan Cuquerella, sj. Plan Estratégico Fe Y
Alegría del Perú 2010-2014 p.6)

Con el paso de los años, el accionar de Fe y Alegría se ha expandido en ámbito y


modalidades educativas. En la actualidad, en Perú más de 86,000 alumnos estudian
en las 79 instituciones educativas que Fe y Alegría tiene en 20 regiones del país.
Son 29 colegios en Lima y Callao, 38 colegios en provincias, 6 Redes Rurales que
agrupan 161 escuelas y 7 Institutos Superiores Tecnológicos.

Este conjunto importante de escuelas y obras educativas, sumada a otras de los


diferentes países donde está presente Fe y Alegría, muestra un movimiento en
crecimiento y expansión, tal como efectivamente ha sucedido en los años de su
existencia. Esto es una de sus características. Mientras exista la necesidad de
llevar educación de calidad, esperanzadora y transformadora a aquellos que
quedan marginados o relegados, Fe y Alegría seguirá creciendo. "El Padre Vélaz
decía que el número es importante, no solo porque se llega a más personas
necesitadas, sino porque se hace audible la voz de quienes merecen ser
escuchados" (A. Bach SJ, ex Director de Fe y Alegría).

La Federación Internacional de Fe y Alegría recoge la idea del crecimiento y la


profundiza aún más, agregándole la cualidad de crecer en diversidad de
experiencias. De allí, afirma que:

El desarrollo y la expansión de Fe y Alegría no sólo muestran un vigor de


crecimiento cuantitativo sino también una fecunda diversidad cualitativa; por
eso, en la identidad de Fe y Alegría reconocemos, además de la historia
fundacional y la herencia del Fundador, la experiencia de las nuevas
Fe y Alegría Perú

respuestas a nuevas necesidades y oportunidades. (La identidad de Fe y


Alegría. Documento de la Federación de Fe y Alegría).

Cada país puede contar su propia historia y tiene características particulares. En


Perú, una escuela nace con la alianza entre la comunidad, el movimiento de Fe y
Alegría y el Estado. La apertura de una escuela se produce por pedido expreso de
una comunidad de una zona en situación de pobreza y al llegar a un acuerdo, la
comunidad, bajo firma de cada uno de los miembros de la Asamblea (se exige la
presencia de por lo menos 300 pobladores), provee el terreno y asume el
compromiso de colaborar en tareas de construcción del local, su habilitación y su
mantenimiento posterior. Fe y Alegría construye la escuela y la dota del
equipamiento básico para poder iniciar sus actividades. El Estado asume el pago
de la planilla de personal (directivos y docentes). Este primer pacto se enriquece
con un cuarto aliado que convoca Fe y Alegría para que se encargue de la gestión
de la escuela, en la mayoría de los casos es alguna congregación religiosa con
experiencia en educación, aunque actualmente cada vez más son las escuelas que
se dejan en manos de directores laicos.

El mecanismo de
intervención del
movimiento para la
apertura de escuelas se
apoya firmemente en
la participación de la
comunidad y concibe la
educación como una
respuesta a una de sus
principales
necesidades. La escuela
es de la comunidad y
por tanto está
comprometida con su
desarrollo, con sus logros y con su calidad. La comunidad colabora con su
funcionamiento y trabaja de la mano con sus directivos para sacarla adelante; no
solo los padres de familia interesados participan, sino la comunidad local toda.

La presencia del Estado en esta alianza es una característica y un logro muy


importante en el caso peruano. Al principio las escuelas se acogieron a la
modalidad de escuelas parroquiales, con subvención de algunas plazas docentes,
pero el interés de Fe y Alegría sobre la implicación del Estado no se reduce a la
sostenibilidad económica de cada proyecto. Fe y alegría lo considera un aliado
natural y considera una necesidad que el estado involucre, teniendo en cuenta
que la educación es un bien público, permite el cumplimiento de un derecho
fundamental de la persona y es vital para la solución de necesidades concretas de
estas comunidades de ciudadanos peruanos con los que el país tiene una deuda.
Esta relación con el Estado se ha consolidado con los años y actualmente todas las
escuelas del movimiento en Perú son parte del sistema de educación pública, en
la modalidad de gestión por convenio.

También ha sido una preocupación constante para Fe y Alegría involucrar a la


sociedad y a la empresa en esta tarea de construir equidad. Tanto a través de
actividades -la Rifa anual de Fe y Alegría, por ejemplo- como a través de convenios
y proyectos conjuntos ha logrado la participación de ONGs y del sector privado
(empresas, instituciones, clubes, personas individuales), consiguiendo no solo su
aporte económico, sino principalmente su atención y solidaridad con la educación
le otros peruanos menos favorecidos.

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