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El repertorio del tamborazo tradicional de Zacatecas, se compone básicamente por la

interpretación de jarabes (conjunto de sones enlazados), valses, polcas, chotises, corridos y


canción ranchera, aunque recientemente y de manera conjunta con la transformación del
tamborazo tradicional.

Zacatecas. Conocida como la ciudad con "Rostro de cantera y corazón de plata", la ciudad
de Zacatecas es una de las diez ciudades mexicanas que han sido distinguidas como Patrimonio
de Mundial por parte de la Unesco, en virtud de su valioso patrimonio cultural colonial que hace
la delicia de los turistas.

Tiene un clima predominantemente seco, aunque sus veranos son gratamente templados y de
mañanas frescas. Su temperatura promedio anual oscila en los 17° C.; los meses más fríos son
de noviembre a enero, y las lluvias se presentan por los meses de junio a septiembre.

Conocida como la ciudad con "Rostro de cantera y corazón de plata", la ciudad de Zacatecas es
una de las diez ciudades mexicanas que han sido distinguidas como Patrimonio de Mundial por
parte de la Unesco, en virtud de su valioso patrimonio cultural colonial que hace la delicia de los
turistas.

Adicionalmente, en los entornos de este destino hay otras insospechadas alternativas turísticas
interesantes de descubrir como las zonas arqueológicas: “La Quemada” (mejor conocida como
“Chicomostoc”) y, “Alta Vista” (en Chalchihuites); la cautivante población de Jerez, declarada en
el 2007 “Pueblo Mágico”; además de los extraordinarios y asombrosos paisajes naturales que
ofrecen las Sierra de Órganos, de Sombrerete y la Sierra de Cardos, en Jerez.

El rey Felipe II le concedió escudo de armas a la ciudad de Zacatecas, el 20 de julio de 1588.


Según la real provisión, tiene la forma de un escudo español. En su único campo, predomina una
elevación que representa al emblemático cerro de La Bufa, en cuyos pies nace simbólicamente
la ciudad en 1546, como producto del descubrimiento de las ricas minas de plata. En la parte
más prominente del cerro aparece una cruz de plata, y al centro, una imagen de la Virgen María,
por haberse descubierto este cerro y las minas el día en el que la iglesia católica celebra la fiesta
de la Natividad de la Virgen (8 de septiembre); abajo, el monograma del rey Felipe II, como
testimonio de quien otorgó el escudo de armas a la ciudad. En los dos extremos superiores del
escudo flotan el sol y la luna en un cielo de color azul intenso. En la falda del cerro hay cuatro
retratos de personas en campo de plata, en memoria de principales fundadores, mineros y
pobladores de Zacatecas; debajo de ellos aparece el lema Labor Vincit Omnia (el trabajo lo
vence todo); y en la orla, cinco manojos de flechas y entremetidos con otros cinco arcos, que
son las armas de que usaban los referidos indios chichimecas.
Historia de la TOSTADA DE JEREZ: dicen que en Jerez el culto a la tostada empezó en la década
de 1950 cuando una mujer llamada doña Ildefonsa Hernández dio inicio a la venta este antojo
frente a la recién construida primara Candelario Huizar.

Historia de los TACOS ENVENENADOS: un residente hace muchos años en Zacatecas, el sazón
era tan bueno que todos le preguntaban cuál era su secreto, y de forma bromista siempre
respondía que les ponía veneno. Otros dicen que estos tacos eran consumidos por mineros de
Zacatecas y los comían en sus almuerzos, pero como no tenían como lavar sus manos, se los
comían así y estos eran contaminados de los minerales.
La calle de los perros
Doña Nicolasa Rojas era conocida por los zacatecanos por ser una mujer tacaña y acumuladora.
Vivía en una casa con una gran multitud de perros de diferentes tamaños. La propiedad se
ubicaba justo detrás de la calle del ferrocarril, y era la más amplia y lujosa del barrio. Esta mujer
se había ganado el odio de sus vecinos, no solo por el ruido y el hedor que se desprendían de su
hogar, sino también por su desempeño como prestamista.

En su ambición, se aprovechaba de quienes pasaban por un momento de necesidad para


prestarles dinero, a cambio de dejarle como prenda sus más valiosas posesiones. Cuando a los
pobres se les agotaba el plazo para pagar, sin ningún remordimiento ponía a la venta esos
objetos, que habían esperado recuperar algún día. La mayoría de sus mercancías sin embargo,
eran alhajas y cosas robadas.

Todos en la calle la apodaban “cajón de riales”, por la descarada respuesta que daba cada vez
que alguien le pedía explicaciones sobre la fortuna que estaba amasando.

—Es solo un calorcito riales, para dar de comer a mis animalitos.

Nadie habría osado robarle nunca, debido a los feroces perros con los que vivía. Cada día, un
empleado del rastro acudía llevando una gran cantidad de carne fresca, que los canes
devoraban con saña.

Se dice que un día, una caravana de gitanos llegó a la ciudad con su espectáculo ambulante.
Doña Nicolasa, que nunca salía a ninguna parte, de pronto comenzó a asistir a todas las
funciones.

Al termino de cada show, el jefe, un hombre negro e intimidante, la acompañaba de vuelta a


casa. La noche de la última función, la prestamista los invitó a cenar en su casa. A la mañana
siguiente, el santuario de nuestra Seńora del Patrocinio, ubicado sobre el cerro de la Bufa,
amaneció asaltado. Tanto las joyas como las vestiduras de la virgen del Patrocinio habían sido
robadas.

Escandalizada, la gente denunció a los gitanos, que se habían marchado esa misma mañana.

Mientras tanto, el rastro municipal cambió de empleados y estos, sin saber del encargo de Doña
Nicolasa para sus animales, dejaron de llevarle carne. Apenas oscureció, sus vecinos se vieron
atormentados por una serie de aullidos infernales y llamaron a la policía para detener aquel
escándalo. Cual fue la sorpresa de las autoridades al encontrarse con una escena espantosa: los
perros estaban devorando el cuerpo sin vida de Doña Cajón y más allá, en un armario bajo llave,
yacían guardados los tesoros del santuario del Patrocinio.

A partir de ahí, se le conoce como “La Calle de los Perros”.

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