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Gabriel Salazar: “Lo que está claro en Chile es


que la ciudadanía no conoce su propia historia y
no sabe que es soberana”
El Premio Nacional de Historia se refirió al contenido de su último libro
"La porfía constituyente" y al actual momento político y social que vive
nuestro país.
El pasado jueves 13 de octubre, el Premio Nacional de Historia y académico de la
Universidad de Chile, Gabriel Salazar presentó su último libro “La porfía constituyente”
trabajo que aborda interrogantes como la capacidad de los partidos políticos para
organizar la continuidad del proceso, la validez que tienen estas organizaciones frente
a la ciudadanía y si es el voto obligatorio un elemento que asegura más y mejor
democracia en Chile o es un factor que puede distorsionar su potencial democrático.
En dicho texto, sostiene Salazar que “al igual que los procesos constituyentes de los
que emanaron las constituciones de 1833, 1925 y 1980, el que está en desarrollo hoy
puede terminar adoleciendo de legitimidad, si acaso se descarta la participación del
pueblo-ciudadano en la discusión y elaboración del texto constitucional, y el proceso
se fragua entre las cuatro paredes de ‘la cocina’ partidaria”. Parte de las interrogantes
que plantea este trabajo fueron abordadas por el profesor en conversación con el
director de Radio Universidad de Chile, Patricio López, durante la emisión de la
primera edición de Radioanálisis.
Usted dice que hay ciertas características del momento actual que son
distintas a otros momentos en los cuales las élites o las oligarquías
lograron imponer sus términos ¿Qué distingue en su consideración este
momento de los anteriores?
Yo creo que se trata de procesos profundos, los procesos históricos profundos no
necesariamente se ven o se huelen, pero son los más determinantes en la historia. Yo
creo que por lo menos hay dos procesos muy claros en la historia de Chile que se
vienen desenvolviendo desde 1991 en adelante y estos dos procesos son, de un lado,
el hecho que la ciudadanía o la sociedad civil desde hace un buen tiempo tiende a
participar más directamente en los acontecimientos que le afectan, quieren participar y
de alguna manera que haya un proceso de ciudadanización de la política de forma
progresiva y ese proceso rige actualmente y el otro proceso paralelo es el descrédito
cada vez mayor de la clase política. En la medida que la ciudadanía quiere auto
representarse y hacer las cosas por sí misma, deshecha a quienes han sido o han
creído ser sus representantes y esto está claro en el hecho de que todas las
encuestas, desde el año 90 hasta el día de hoy, creció este rechazo desde un 56% el
año 91 a un 96% que se ha mantenido desde 2018 hasta hoy. Entonces, son dos
procesos que van correlacionados pero que en sí son muy convulsivos y eso es
importante si queremos saber qué pasó después del 4 de septiembre.

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Usted sostiene en su libro que hay una relación directa entre el bloqueo a
la participación institucional del pueblo ciudadano y lo que llama los
pendientes que tiene nuestro país y el tema de los pendientes es importante
de observar en la víspera de un nuevo 18 de octubre. Hablemos de ese
vínculo y de cómo describiría lo que ha sido actualmente la élite chilena.
Acá hay dos cosas involucradas en lo que planteas, uno es el hecho de que existen
problemas históricos que no han sido resueltos a lo largo de la historia y que al no ser
resueltos quedan ahí latentes. Hay una cantidad de problemas históricos no resueltos
que se han ido acumulando y su acumulación es lo que genera estallidos sociales que
piden un cambio total o algo que no les gusta a los políticos que es una refundación
del país. Ahora, el por qué estos problemas no se han resuelto es porque siempre se
han resuelto de una manera tal que no se incorpora a la ciudadanía en su elaboración
ni sus beneficios y eso genera que la élite dirigente quede cada vez más separada de
la base social. Tenemos una élite desprestigiada, tenemos una élite que no ha
resuelto los problemas, pero tenemos una élite que conserva el poder del Estado y
eso amerita otro análisis de cómo es posible que con tantos problemas históricos no
resueltos, con tanto rechazo a los representantes sigan ellos discutiendo cómo van a
erigir el futuro de Chile, ellos, la gente más desprestigiada del país. Es una élite que
está ahí y domina el Estado, domina la ley, pero que el Ejército no la ha apoyado esta
vez y ese es un dato muy importante. La ha apoyado no interviniendo, pero también
esa es una manera de no apoyar. El Presidente Piñera poco menos que les pidió que
intervinieran en octubre de 2019 y el general que ahora es Comandante en Jefe del
Ejército le dijo que no estaba en guerra y que no iba a reprimir. Eso es como tercera
vez en la historia que sucede donde el Ejército dice que no va a reprimir al pueblo. El
único camino que está abierto por delante para resolver el problema es que la
ciudadanía siga aprendiendo que su rol es ser soberana en este país, tiene que seguir
aprendiendo de participación, no solo para pedir, exigir y protestar, sino de deliberar,
proponer soluciones, convertir esas soluciones en mandatos, nombrar a la gente para
que ejecute esos mandatos y ajusticiarla si no cumple con ese mandato.
Uno de los conceptos centrales del libro es el de autoeducación, pero al
mismo tiempo proliferan las hipótesis respecto de cuál es el nivel de
formación política que tiene la ciudadanía. ¿Qué decir sobre esto que en
principio puede sonar un poco paradójico?
Uno está el tema de cómo se educa la ciudadanía. En qué se educa, qué aprende y
qué no aprende. Lo que está claro en Chile es que la ciudadanía no conoce su propia
historia, conoce la historia del Estado, de los partidos, de los políticos, de los
generales, pero no hay un solo libro de historia ciudadana. En la escuela de derecho
te enseñan todos los derechos que tienen que ver con el Estado, el Parlamento, pero
no se enseña cuál es la soberanía ciudadana. La ciudadanía no conoce su propia
historia, no sabe que es soberana, no sabe actuar soberanamente, la han mandado
todo el tiempo a la calle y eso sí que sabe hacerlo, desde la calle sí que sabe actuar,
pero no hay ninguna instancia que eduque a la ciudadanía en lo que ella debe ser, no
de sus derechos, sino su poder, su soberanía. Por otro lado, como dice alguien por
ahí, el pueblo que no conoce su propia historia está condenado a repetirla y estamos
repitiéndola, llevamos once intentos de redactar la Constitución. Un alumno que
fracasa once veces en hacer la tarea bien hecha qué hacemos con él.

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Se ha dicho que el rol de los medios de comunicación en el resultado del
plebiscito fue más bien marginal e incluso hay quienes señalan que es
usado como una excusa para no hacer la autocrítica de por qué no triunfó
el Apruebo. Usted en el libro señala que el rol de los medios de
comunicación y el modo en que fueron usados fue muy importante.
Los medios de comunicación de masas tienden a trabajar el día a día y quién trabaja
en el día a día trabaja en lo que algunos historiadores han llamado “el humo de la
historia”. La historia real no es el día a día sino que son estos procesos profundos de
los cuales hemos hablado. Los mismos periodistas, varios de ellos, me han dicho que
tenemos un océano de conocimientos de un centímetro de profundidad. En la medida
que los medios de comunicación se concentran en el día a día eluden los problemas
de fondo, los problemas históricos no resueltos que hemos mencionado, la soberanía
ciudadana de la cual nadie habla. Eso deja libre a que los procesos de fondo se
manejen de otra manera, no a través de los medios de comunicación y por eso no
aparecen en las noticias. Yo leo El Mercurio todos los días y no aparece nada
respecto de qué pasa con la ciudadanía en las comunas, nadie informa de eso y ellos
sí que están trabajando en los procesos profundos, no en los procesos noticiosos. Por
eso no informan y se entiende por qué notoriamente informaron en contra de la
Convención Constitucional.
Si es que finalmente las dirigencias no llegan a un acuerdo y el llamado
proceso constituyente llega a un punto final ¿Qué es lo que piensa que
podría pasar?
Hay una cosa que continúa, la deliberación ciudadana continua, a todo nivel, en todos
los rincones. Ahora, no tiene una salida clara porque la Convención Constitucional
entregó una salida, entregó tres asambleas: la Asamblea Comunal, autónoma y con
acuerdos vinculante, la Regional y la Cámara de las Regiones. Si hubiera entrado por
allí habría tenido dónde expresar su deliberación pero no tiene eso ahora. Entonces,
qué salida puede tener porque los políticos no van a encontrar una salida, o sea, ellos
van a encontrarla, pero no de acuerdo con el pueblo entonces eso no es ningún
acuerdo. La ciudadanía puede encontrar una salida propia porque está viva su
efervescencia. La tarea ahora se amplió, en lugar de los 5 millones que más o menos
estaban de acuerdo ahora hay que agregar otros 5 millones que no sabían, no es que
no estuvieran de acuerdo, no sabían, entonces, la tarea es continuar la autoeducación
y eso se puede resolver porque ya están abiertos los caminos y, por otro lado, la única
posibilidad que la ciudadanía encuentre un camino es a través de asambleas ¿Qué
asambleas? La comunal, porque ahí hay niveles de participación altos y quién puede
movilizar eso, en el caso de los partidos no les conviene, pero sí los municipios. Si se
produce esa salida y no la reprimen se abre un camino para que el pueblo comience a
participar desde abajo, lentamente, pero es un camino que avanza hacia una solución
mucho más profunda. El acuerdo de los políticos va a ser un acuerdo muy lindo para
los medios de comunicación pero que no va a avanzar históricamente ni un paso.
Una de las hipótesis que comienza a generar mayor consenso respecto de
por qué perdió el Apruebo es porque los convencionales no habrían sabido
representar el sentido común del pueblo como aspiraciones más generales.

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Yo diría que sí y no. Sí porque los representantes que fueron a la Convención fueron
electos sobre la base del mismo esquema electoral que los de la Cámara de
Diputados, o sea, tú eliges a una persona sobre la base de una oferta, promesa o
sonrisa que te entrega, por tanto, todos los electos fueron electos sin mandato
ciudadano y eso implica automáticamente una desconexión profunda entre el electo y
la base social ciudadana que es soberana. Por otro lado está el tema que
efectivamente en Chile, no habiendo una ciencia social que haya dicho esta es la
historia de nuestros ciudadanos, todos los abogados o los expertos creen que hablar
de ciudadano es referirse a la definición que entrega la Constitución Política. No hay
una cultura que emane desde las universidades o de los colegios que esté formando
tanto a los representantes como a los ciudadanos en una cultura cívica. Pero, por otro
lado un gran porcentaje de los convencionales se dieron cuenta de eso y por esa
razón son los que promueven ir a terreno, realizar audiencias públicas e hicieron un
esfuerzo porque se dieron cuenta que estaban actuando sin mandato. Pero tuvieron
que hacerlo apurados porque el plazo que les dieron fue ridículo. Sacar una
Constitución, cuando hemos fracasado diez veces en hacer una, ahora les quieren
poner cinco meses, es ridículo. Todo esto hace que no haya una representatividad
profunda entre nuestros electos y nosotros.

EXTRAIDO DE: Diario UChile lunes 17 de octubre 2022.


https://radio.uchile.cl/2022/10/17/gabriel-salazar-lo-que-esta-claro-en-chile-es-que-
la-ciudadania-no-conoce-su-propia-historia-y-no-sabe-que-es-soberana/

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