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Lección 31 Casas de Paz

ELLEVANTAMIENTO DE LA IGLESIA
Pregunta de inicio: ¿Alguna vez un ladrón entro en tu
casa y no cuenta te diste?

Apocalipsis 16.15, NVI: “¡Cuidado! ¡Vengo como un


ladrón! Dichoso el que se mantenga despierto, con su
ropa a la mano, no sea que ande desnudo y sufra
vergüenza por su desnudez.”

Mateo 24.42-44, NVI: “Por lo tanto, manténganse


despiertos, porque no saben qué día vendrá su Señor.
Pero entiendan esto: Si un dueño de casa supiera a qué
hora de la noche va a llegar el ladrón, se mantendría
despierto para no dejarlo forzar la entrada. Por eso
también ustedes deben estar preparados, porque el Hijo
del hombre vendrá cuando menos lo esperen.”

1. INTRODUCCIÓN
El ladrón no anuncia su venida; su propósito es robar sin
ser visto. El ladrón no viene a quedarse; después que
consigue lo que quiere, se marcha rápidamente. El ladrón
no se lleva todo lo que encuentra en la casa, sino sólo
aquello que es de valor para él, dejando mucho más de lo
que se lleva. Así será en el levantamiento de la Iglesia:
sólo aquellos que fueron fieles al Señor serán levantados
al cielo, en tanto que mucha gente se quedará en la
Tierra, probablemente asombrada y estremecida por
nuestra repentina desaparición.

2. ¿QUIÉN SERÁ RECOGIDO EN EL LEVANTAMIENTO DE


LA IGLESIA?
Esta pregunta es sumamente importante y nos concierne
a todos. La única manera de contestarla adecuadamente
es permitiendo que las Escrituras lo hagan:
1ª Tesalonicenses 5.1-9, NVI: “Ahora bien, hermanos,
ustedes no necesitan que se les escriba acerca de
tiempos y fechas, porque ya saben que el día del Señor
llegará como ladrón en la noche. Cuando estén diciendo:
«Paz y seguridad», vendrá de improviso sobre ellos la
destrucción, como le llegan a la mujer encinta los dolores
de parto. De ninguna manera podrán escapar. Ustedes,
en cambio, hermanos, no están en la oscuridad para que
ese día los sorprenda como un ladrón.

Todos ustedes son hijos de la luz y del día. No somos de


la noche ni de la oscuridad. No debemos, pues, dormirnos
como los demás, sino mantenernos alerta y en nuestro
sano juicio. Los que duermen, de noche duermen, y los
que se emborrachan, de noche se emborrachan. Nosotros
que somos del día, por el contrario, estemos siempre en
nuestro sano juicio, protegidos por la coraza de la fe y
del amor, y por el casco de la esperanza de salvación;
pues Dios no nos destinó a sufrir el castigo sino a recibir
la salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo.”

Veamos otras Escrituras que nos permiten responder más


particularmente a la pregunta de quiénes serán recogidos
en el Levantamiento de la Iglesia:

a. Los que llevan el Nombre de Jesús: “Simón ha contado


cómo Dios primero visitó a los Gentiles, para tomar de
ellos pueblo para su nombre.” Hechos 15.14. Jesús viene
a llevarse una novia gentil que lleva su Nombre. Así que
debemos ser bautizados en su Nombre para pertenecer a
su familia.

Véase Efesios 3.15. El plan de Salvación establece como


requisito fundamental el bautismo en agua por inmersión,
invocando el nombre de Jesucristo: “Pídanle perdón a
Dios, vuelvan a obedecerlo, y dejen que nosotros los
bauticemos en el nombre de Jesucristo. Así Dios los
perdonará y les dará el Espíritu Santo. “Hechos 2.38
Biblia en Lenguaje Sencillo.

b. Los que han sido bautizados en su cuerpo: “Porque por


un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo,
sean judíos o griegos, sean esclavos o libres; y a todos se
nos dio a beber de un mismo Espíritu.” 1ª Corintios12.13.
El poder del Espíritu Santo nos coloca en su cuerpo,
siendo Su cuerpo Su iglesia.

c. Los que son llenos del Espíritu Santo: “Y si el Espíritu


de aquél que levantó de los muertos a Jesús mora en
vosotros, el que levantó de los muertos a Cristo Jesús
vivificará también vuestros cuerpos mortales por su
Espíritu que mora en vosotros.” Romanos 8.11.

Sin el poder del Espíritu Santo habitando en nosotros,


nuestros cuerpos mortales no podrán ser levantados.

d. Aquellos que son santos y sin mancha: “Para


presentársela a sí mismo como una iglesia radiante, sin
mancha ni arruga ni ninguna otra imperfección, sino
santa e intachable.” Efesios 5.27.

Véase también Hebreos 12.14.


e. Aquellos que permanecieron en Cristo hasta el final:
“Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de
arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y
los muertos en Cristo resucitarán primero.” 1ª
Tesalonicenses 4.16.

f. Los que estén esperando su regreso: “Cristo fue


ofrecido una sola vez para llevar los pecados de muchos;
y aparecerá por
segunda vez, sin relación con el pecado, para salvar a los
que le esperan.” Hebreos 9.28. “Si, pues, habéis
resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde
está Cristo sentado a la diestra de Dios. Poned la mira en
las cosas de arriba, no en las de la tierra. Porque habéis
muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios.
Cuando Cristo, vuestra vida, se manifieste, entonces
vosotros también seréis manifestados con él en gloria.”
Colosenses 3.1-4.

Sólo los que estén listos estarán mirando hacia arriba y,


consecuentemente, sólo los que miren hacia arriba serán
quienes estén listos.

g. Los que aman su venida: “Por lo demás, me está


guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor,
juez justo, en aquel día; y no sólo a mí, sino también a
todos los que aman su venida.” 2ª Timoteo 4.8. Esto
significa que nuestra expectativa debe estar centrada en
Su venida.

3. CONCLUSIÓN
Hay un versículo precioso que dice: “Porque Dios, que
mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz, es el
que resplandeció en nuestros corazones, para iluminación
del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de
Jesucristo” 2ª Corintios 4.6.

¡Qué maravilloso el estado de nuestro corazón! Las


tinieblas ya no prevalecen en él, sino la luz gloriosa que
procede de Aquél que es la luz del mundo (Juan 8.12).

Somos hijos de luz e hijos del día; no somos de la noche


ni de las tinieblas. Por eso, aquel día no debe tomarnos
por sorpresa. El mismo Espíritu Santo, que mora en
nosotros e ilumina nuestro
conocimiento, nos ayuda a interpretar la palabra de Dios
y aplicarla a nuestra vida cotidiana para percibir bien las
cosas y no estar desprevenidos.

• ¿Es el Levantamiento de la Iglesia un evento importante


para usted? ¿Lo aguarda con expectativa?

• ¿De qué manera se prepara usted para el mismo.

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