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“Entre los artistas de la generación de David que desdeñaron los temas antiguos se halló el gran pintor español Francisco de
Goya (1746-1828). Goya era un gran conocedor de la mejor tradición de la pintura española, que había producido a El Greco
y a Velázquez, y su Majas en un balcón , demuestra que, a diferencia de David, no renunció al brillante colorido de los
pintores anteriores en favor de la grandiosidad clásica. El gran pintor veneciano del siglo XVIII Giovanni Battista Tiepolo
había acabado sus días como pintor de la corte en Madrid, y en el cuadro de Goya encontramos trazas de la influencia de su
esplendor. Y sin embargo, las figuras, de Goya pertenecen a un mundo distinto. Las dos mujeres que lanzan una mirada
provocativa al paseante, mientras dos galanes embozados se mantienen en segundo plano, pueden estar más cerca del mundo
de Hogarth. Los retra tos de Goya, que le procuraron un lugar en la corte española, recuerdan superficialmente los retratos de
Estado tradicionales de Van Dyck, o los de Reynolds, la maestría con que evoca el brillo de la seda y del oro recuerdan Ticiano
y a Velázquez. Pero al mismo tiempo mira a sus modelos con otros ojos. No es que aquellos maestros halagaran a los
poderosos, sino qué Goya parece exento de piedad. Goya hacía que en sus rasgos se revelara toda su vanidad y fealdad, su
codicia y vacuidad. Ningún pintor de corte anterior o posterior ha dejado un testimonio tal de sus mecenas.
No sólo como pintor de retratos se mantuvo Goya independiente de los convencionalismos del pasado. Al igual que
Rembrandt, produjo un gran número de aguafuertes, la mayoría de ellos mediante una técnica nueva denominada aguatinta,
la cual permite no sólo grabar las líneas sino también modificar las manchas. Lo más sorprendente en las estampas de Goya es
que no constituyen ilustraciones de ningún tema conocido, sea bíblico, histórico o de género. Muchas de ellas son visiones
fantásticas de brujas y de apariciones espantosas. Algunas son consideradas como acusaciones contra los poderes de la
estupidez y la reacción, de la opresión y la crueldad humana que observó Goya en España; otras parecen acabar de dar forma
a las pesadillas del artista. La ilustración 320 representa uno de los más alucinantes de sus sueños: la figura de un gigante
sentado en el borde del mundo. Podemos calcular sus proporciones colosales por el menudo paisaje del primer término, y ver
cómo se transforman en simples manchas casas y castillos enanos. Podemos hacer girar nuestra imaginación en torno a esta
aparición horrible, que está conseguida con tanta claridad en sus perfiles como si hubiera sido estudiada del natural. El
monstruo está sentado como un íncubo maligno sobre un paisaje a la luz de la luna. ¿Pensaba Goya en la suerte de su país,
oprimido por las garras y la insensatez humanas? ¿O creó simplemente una imagen, como si fuera un poema? (Pues fue éste el
efecto más destacado de la ruptura de la tradición: los artistas pasaron a sentirse en libertad de plasmar sus visiones sobre el
papel como sólo los poetas habían hecho hasta entonces.”
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PRIMERA ÉPOCA
Realizó cartones y bocetos para la Real fábrica de Tapices de Santa Bárbara. Estudia a
Velázquez, realiza los primeros retratos. Esta fecha se prolonga hasta su enfermedad del 1792.
SEGUNDA ÉPOCA
La sordera le da una nueva visión de los problemas: etapa más crítica y profunda; realiza los
caprichos como grabados, los Frescos de San Antonio de la Florida.
TERCERA ÉPOCA
La época de la guerra de la independencia: realizará sus grandes pinturas: La carga de los
mamelucos, los Fusilamientos, los desastres, nuevos retratos etc
CUARTA ÉPOCA
Etapa de la amargura y la decepción, la vejez: realiza las pinturas negras, los Disparates etc
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PRIMERA ÉPOCA
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Francisco de Goya (Fuendetodos, España; 1746 - Burdeos, Francia;1828)
Sus referentes más contemporáneos fueron Giambattista Tiepolo y Anton Raphael Mengs, aunque también recibió la influencia de Diego Velázquez y Rembrandt.
El arte goyesco supone uno de los puntos de inflexión que entre los siglos XVIIIy XIX anuncian la pintura contemporánea y es precursor de algunas de las vanguardias
pictóricas del siglo xx, especialmente el expresionismo;por todo ello, se le considera uno de los artistas españoles más relevantes y uno de los grandes maestros de la
historia del arte mundial.
En 1759 ingresa en la Academia de Dibujo de Zaragoza, dirigida por José Luzán, a los trece años.
Goya, con sus propios recursos, partió hacia Roma, Venecia, Bolonia y otras ciudades italianas, donde estudió la
obra de Guido Reni, Rubens, Paolo Veronese o Rafael, entre otros grandes pintores. Partió en marzo o abril de
1770 y, después de pasar por Turín, Milán y Pavía, se estableció en Roma, en casa del pintor polaco Tadeusz
Kuntze. Durante su estancia conoció al grabador Giovanni Battista Piranesi, cuya obra le influyó poderosamente
Acerca de su recorrido y actividades durante este viaje de estudios existe un valioso documento, un cuaderno de
apuntes denominado Cuaderno italiano, conservado en el Museo del Prado
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En abril de 1771 envió su Aníbal vencedor contempla por primera vez Italia desde los
Alpes al concurso de pintura con tema obligado convocado por la Academia de
Parma, recibió una mención especial del jurado.
Aníbal vencedor contempla por primera vez Italia desde los Alpes, óleo sobre lienzo, 87 x 131,5 cm. Fundación Selgas-Fagalde (Cudillero, Asturias)
Goya fue llamado por Mengs a la corte para trabajar como pintor de cartones para
tapices. El 3 de enero de 1775, según anotó en el Cuaderno italiano, emprendió el
viaje a Madrid, donde comenzó una etapa que le llevaría a un trabajado ascenso
social como pintor real.
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Cartones para tapices
La confección de tapices para las dependencias de la realeza española había sido un empeño de los Borbones que se ajustaba al espíritu de la Ilustración, pues se trataba
de una empresa que fomentaba la industria de calidad. A partir del reinado de Carlos III, los autores de cartones se esforzaron por representar motivos españoles, en línea
con el pintoresquismo vigente Para llegar al tapiz había de elaborarse un modelo previo en cartón , que servía de base en el telar y que reproducía un lienzo de alguno de
los pintores que elaboraban bocetos y luego cuadros para tal fin.
Primaba el buen gusto y la observación de las costumbres españolas; todo ello, además, dotando a la escena de encanto no exento de variedad en la unidad, fue
necesario alejarse tanto del barroco tardío de la pintura religiosa de provincias como del ilusionista rococó, inadecuado para obtener una impresión de factura «del
natural» —como pedía siempre el pintoresquismo—. También era necesario distanciarse de la excesiva rigidez academicista del neoclasicismo, que no favorecía la
narración y la vivacidad en la anécdota requerida en estas imágenes de costumbres, protagonizadas por tipos populares o aristócratas.
La actividad de Goya para la Real Fábrica de Tapices se prolongó durante doce años, de 1775 a 1780 en un primer quinquenio de trabajo y de 1786 hasta 1792 (otros
siete años), año en que una grave enfermedad, que le provocó su sordera, lo alejó definitivamente de esta labor. En total realizó sesenta y tres cartones
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Influencias de Velázquez
Desde su llegada a Madrid para trabajar en la corte, Goya tuvo acceso a las colecciones de pintura de los reyes, por lo que, en la
segunda mitad de la década de 1770, tuvo un especial referente en Diego Velázquez, por encargo de Carlos III, a partir de
1778, publicó una serie de grabados que reproducía cuadros de Velázquez.
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También en sus cuadros Goya aplicó los ingeniosos toques de luz velazqueños, la perspectiva aérea y un dibujo naturalista, visibles en el retrato de Carlos
III cazador (hacia 1788), cuyo rostro arrugado recuerda el de los hombres maduros del primer Velázquez.
Su ascenso social y profesional fue notable y así, en 1780, fue nombrado por fin académico de mérito de la Academia de San Fernando, Con motivo de
este acontecimiento pintó un Cristo crucificado de factura académica, donde mostró su dominio de la anatomía, la luz dramática y los medios tonos, en
un homenaje que recuerda tanto al Cristo crucificado de Mengs, como al Cristo de Velázquez.
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Relaciones con la alta sociedad Madrileña
El aquelarre (1798)
Pero aquí Goya se pondrá a innovar. El genial pintor tiene en cuenta que su
obra sólo podrá contemplarse a casi 50 metros de altura, y crea unas
San Bernardino de Siena predicando ante Alfonso V de Aragón, 1783. figuras prácticamente desdibujadas, pintadas con brozachos largos y a veces
Forma parte de la decoración de San Francisco el Grande de Madrid. únicos, pinceladas gruesas, etc. aunque en una composición muy bella y
colorista. Visto a distancia, el resultado es perfecto, pero desde el andamio
El artista emprendió esta obra con el fin de ganarse el favor del rey Carlos se descubre otra cosa. Lo que era realmente una genialidad, que iba a
III, amoldando su forma de pintar al gusto neoclásico que tanto agradaba marcar un antes y un después en el genio de Fuendetodos y cuya técnica
al Rey. Esto es patente en la ordenación geométrica de la composición, en iba a influir definitivamente en el paso hacia el impresionismo, se convirtió
forma piramidal. Se considera que es una de las obras religiosas más en labios de los Bayeu y del Cabildo en una acusación furibunda. Esas
logradas de Goya, junto al Cristo en la cruz, efectuada en esa misma época. pinturas, terminadas en algo menos de dos meses, eran para ellos
El aragonés crea una magnífica visión de sí mismo en este cuadro, al inacabadas, se veían como una burla hacia el encargo del Cabildo, con un
autorretratarse en el joven del extremo derecho. El violento escorzo, con intento de estafa puesto que no estaban ni siquiera dibujadas. De hecho, a
una vista de abajo hacia arriba, donde se sitúa el santo, lo utilizará Goya se le habían encargado dos cúpulas pero ya no llegó a pintar la
posteriormente en las pinturas al fresco de la Ermita de San Antonio de la segunda. Goya se enfadó mucho y se vio humillado por el trato recibido.
Florida. El variado y luminoso colorido recuerda las pinturas de cartones Más tarde diría que con sólo oír la palabra Zaragoza le hacía revivir toda
para tapices; sin embargo, la individualización de los rostros y el verismo esta amarga experiencia y se ponía a rabiar. Pero no demos ya muchas
del grupo de cortesanos de la parte inferior, aleja esta pintura del matizado explicaciones y dejemos que sean las imágenes las que hablen por nosotros.
idealismo que había practicado Goya hasta entonces
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En 1787 pinta tres lienzos que el rey Carlos III le encargó para el Santa Lutgarda era una monja de la Orden de San Benito (en
Real Monasterio de San Joaquín y Santa Ana de Valladolid: realidad ingresó como monja bernarda, pero luego se trasladó a un
monasterio cisterciense, también regido por la regla de San Benito,
La muerte de san José. donde desarrolló su misticismo). Fue llevada al monasterio de Santa
Visión de santa Ludgarda . Catalina de Tongres a la edad de doce años. Su vida cambió cuando
tuvo la visión de Jesucristo mostrándole la herida del corazón, y se
San Bernardo bautiza a san Roberto. Constituían tres retablos convirtió en una de las primeras propagadoras de la devoción al
Sagrado Corazón. Desde entonces, vivió una vida de gran austeridad
para los altares del lado de la Epístola de la iglesia del convento En y tuvo numerosas experiencias místicas durante sus largas
ellos la rotundidad de los volúmenes y la calidad de los pliegues de los meditaciones.
hábitos blancos rinden un homenaje de sobria austeridad a la pintura En la escena se le representa extasiada contemplando el crucifijo que
hay sobre ella. Abre los brazos en gesto de entrega mientras mira con
de Zurbarán. arrobo a Cristo.
La composición es muy austera. El hábito de la santa reluce sobre el
fondo oscuro y vacío, como símbolo de su alma; los únicos elementos
presentes son el Cristo y las flores de pureza, rosas y azucenas, que
encontramos a los pies de Santa Lutgarda.
El tránsito de San José es una escena de fuertes contrastes lumínicos. Un haz de luz divina
penetra desde el ángulo superior izquierdo, como si procediera de la propia linterna de la
iglesia, bañando el cuerpo de José y dejando en penumbra otras zonas, de una gran Aunque esta obra haya recibido diferentes títulos de los
austeridad. Los otros puntos de luz son los nimbos que rodean las cabezas de Jesús y María. estudiosos, todos tienen en común que es San Bernardo,
En este óleo los rostros vuelven a adquirir facciones clasicistas como hizo en la Anunciación, principal santo cisterciense, el que protagoniza la escena.
e igualmente son monumentales las figuras, recurriendo otra vez al punto de vista bajo. Los No parece caber duda, no obstante, de que la escena
colores empleados: el azul del manto de la virgen, los amarillos que cubren a José, el gris de representa una de las milagrosas curaciones que practicó
la túnica de Jesús y el blanco de la sábana contrastan entre ellos mismos en una apagada en Milán mediante la bendición del pan y el agua que los
armonía propia de la grisalla, que contribuye a la tristeza de lo representado. Los pliegues necesitados le llevaban -Vita prima de San Bernardo, lib.
de las vestiduras caen con naturalidad. De hecho sabemos, gracias a Sambricio, que Goya II, cap. III, § 15- poniendo de relieve las cualidades
recibió entre los materiales para los cuadros (lienzos, pigmentos, etc.) "veinte y dos varas de taumatúrgicas del santo.
olandilla Azul y Carmesí para hacer un manto y una túnica" y los servicios de un sastre, lo Goya alcanza aquí el mejor ejemplo de ese estilo
que indica que probablemente haría esta obra estudiando maniquíes, como se cree que solía arquitectónico al que se refiere en carta a Goicoechea,
hacer con los cuadros de gran formato. que no es otro sino el neoclásico visto desde los ojos de
El conjunto desprende sobriedad y se integra en el ambiente arquitectónico que le rodea a Goya. Alejándose de los esquemas barrocos para
la perfección. aproximarse al academicismo de Sabatini, toma como
Sobrio es también el esquema compositivo geométrico, pintura de "estilo arquitectónico", referente al gran pintor Zurbarán, cuyos ecos son
como dijo el mismo Goya, formado por la línea vertical de Cristo, la diagonal de María y la evidentes en el naturalismo de estas figuras.
horizontal de José. Los volúmenes tienen mucha plasticidad debido a la colocación
ordenada de los paños y a su monumentalidad, como si de esculturas se tratara. 12
Por encargo de los duques de Osuna, sus grandes protectores y mecenas en esta
década junto con el infante Luis de Borbón, pintó en 1787 para la capilla Borja de
la catedral de Valencia —donde aún se pueden contemplar— la Despedida de
san Francisco de Borja de su familia y San Francisco de Borja y el
moribundo impenitente. Esta última es la primera obra de Goya en la que
aparecen monstruos.
El asunto está arraigado en la iconografía tradicional popular, y refleja la lucha entre las fuerzas celestiales y las demoníacas
por el alma de un agonizante.
La representación de esta estampa, arraigada en el folclore ancestral, por Goya aprovecha al máximo la utilización de la luz,
muy contrastada. El rigor mortis del hombre, expresado con un rictus dramático, e iluminado por un no menos teatral tono
Francisco de Borja ingresa tras enviudar en 1546 en la Compañía de Jesús, amarillento y blanquísimo, junto con la luz que desprende el aura de San Francisco y la calidez de los matices de los verdes,
siendo nombrado Comisario para España y Portugal tras la renuncia de sus hacen de esta una de las más originales pinturas religiosas de su tiempo.
títulos y su ordenación sacerdotal. Ocuparía el vicariato de la Compañía y la Es este uno de los primeros cuadros en los que los que se aprecia la categoría estética (definida en las preceptivas dieciochescas)
prepositura general desde 1565 hasta su fallecimiento en Roma en 1572.Goya de Lo Terrible. Pero en esta obra de Goya se va más allá llegando a lo que los contemporáneos definieron como «Lo Sublime
elige para esta escena el momento de despedida de don Francisco de su familia Terrible», que el marqués de Ureña en 1785 relacionaba con la arquitectura gótica y la utilización del negro.
para ingresar en la Compañía. El Duque abraza a su heredero en las escaleras Pedro de Silva, otro contemporáneo de Goya, dice de éste óleo que, con motivo de la representación de las proximidades de la
del palacio, observando la escena su hijo segundo, don Juan. Un pequeño muerte, el espectador que contempla el cuadro retiene «las señales terribles (...) de una alma violentamente agitada de los
pajecillo llora desconsoladamente por la marcha de su señor, al igual que una crueles remordimientos de sus crímenes, y de la desesperada persuasión de su próxima condenación eterna». Así, sigue
dueña en la zona izquierda del lienzo. diciendo que las caricaturas de los seres del fondo reproducen «el temor».1
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SEGUNDA ÉPOCA
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La década de los noventa (1790-1799) Pintó obras de pequeño formato en total libertad y se alejó en lo posible de sus compromisos,
dimitió de sus obligaciones académicas como maestro de pintura en la Real de Bellas Artes en
El capricho y la invención 1797 alegando problemas físicos, pero consiguió a cambio ser nombrado académico de honor.
Entre 1790 y 1792 Goya acusó el ambiente enrarecido
de la corte,en 1790 unos amigos aconsejaron a Goya
alejarse de la corte, lo que hizo por unos meses, tiempo
en el que pasó estancias en Valencia ( cazaba patos en la
Albufera) y Zaragoza. En Valencia fue nombrado
académico de la Real Academia de Bellas Artes de San
Carlos.
En julio de 1792 respondió a una consulta de la
Academia acerca de las enseñanzas que se impartían en
ella exponiendo sus ideas respecto a la creación artística:
[Goya] se declara abiertamente por la libertad de la enseñanza y
práctica de los estilos; desterrando toda sujeción servil de
escuela de niños, preceptos mecánicos, premios mensuales,
ayudas de costa y otras pequeñeces que afeminan y envilecen la
pintura. Ni que tampoco se debe prefijar tiempo en los estudios
de geometría y perspectiva para vencer dificultades en el dibujo.
En 1795 obtuvo de la Academia de Bellas Artes la plaza de director de Pintura, vacante tras la muerte de Bayeu en ese año. Además, solicitó a Godoy la de primer
pintor del rey con el sueldo de su cuñado, aunque no le fue concedida hasta 1799, cuando fue nombrado, junto con Mariano Salvador Maella, primer pintor de
Cámara.
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Retratos 1790-1799
A partir de 1794 Goya reanudó sus retratos
de la nobleza madrileña y otros destacados
personajes de la sociedad de su época que
ahora incluirían, como primer pintor de
cámara, representaciones de la familia real,
1799, cuando fue nombrado, junto con
Mariano Salvador Maella, primer pintor de
Cámara,
En estas obras se observan influencias del
retrato inglés, que atendía especialmente a
subrayar la hondura psicológica y la
naturalidad de la actitud.
Progresivamente fue disminuyendo la
importancia de mostrar medallas, objetos o Sebastián Martínez y Pérez es un óleo de Francisco de Goya,
pintado en 1792. Representa a Sebastián Martínez y Pérez,
símbolos de los atributos de rango o de poder amigo de Goya, quien acogió al pintor aragonés en su casa
de los retratados, en favor de la representación durante varios meses recuperándose de una enfermedad. En su
biografía de Goya (1979), Pierre Descargues, crítico de arte de
La duquesa de Alba. Inscripción "Solo Goya.
de sus cualidades humanas. Otro referente Les Lettres françaises, señala que este retrato, terminado poco
antes de que el artista se vuelva completamente sordo, ofrece, con
La duquesa de Alba. 1795"
1797" en la arena y en las sortijas Alba y Goya
indiscutible sería Velázquez, cuya influencia se los reflejos de la luz solar sobre el abrigo de seda azul con rayas
blancas, un juego de luz siempre cambiante, anticipándose así a
denota en la elegancia y delicadeza de los impresionistas.2 En el papel que sostiene Martínez se puede
leer «Dn Sebastian / Martinez / Por su Amigo / Goya /
e s t o s re t r a t o s, a s í c o m o e n s u 1792»
introspección psicológica con cierta
tendencia a lo fantástico y, a veces, lo grotesco.
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Los Caprichos, 1799 Goya inicia el grabado romántico y contemporáneo, con una serie de carácter satírico.
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Los frescos de San Antonio de la Florida y otras pinturas religiosas
Las "ángelas" están representadas como mujeres El encanto de estas pinturas está
de gran sensualidad y belleza, vestidas con suaves potenciado por la forma que tuvo
En las bóvedas y paramentos a ambos lados de las túnicas y dotadas de enormes alas. Con razón el artista de iluminar las figuras, de
ventanas se disponen ángeles femeninos sobre un llamaron poderosamente la atención de los abajo arriba, simulando el reflejo
fondo de cortinajes. Esta versión de la corte estudiosos del siglo XIX, que las describían con de las velas de los altares o fingidas
celestial se encuentra también en obras de Tiépolo "cutis de camelia, ojos de fuego y hermosura de candilejas, con un efecto de
y otros artistas, pero Goya consigue en La Florida meretriz". solemnidad teatral. Hoy día la
una interpretación completamente original. instalación eléctrica intenta
respetar las intenciones del pintor.
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TERCERA ÉPOCA
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Los albores del siglo XIX (1800-1807) La familia de Carlos IV y otros retratos
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Entre mayo y julio realizó los bocetos con los
retratos del natural de cada uno de los miembros
de la familia real. Por deseo de la reina el pintor
los retrató por separado, lo que evitó que todos
juntos debieran posar durante largas y tediosas
sesiones. Todos los bocetos tienen como
característica principal una imprimación rojiza y
rasgos faciales construidos en un solo tono, al igual
que las masas principales. Al final, una vez
definidos los planos y las proporciones, se añadían
los matices de color.
En otoño de 1799 ejecutó también otra serie de retratos de los reyes, también retrató a Manuel Godoy, el hombre más poderoso de España tras el rey en 1801.
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Las Majas
En ambas pinturas se retrata de cuerpo entero a una misma El Álbum A y B o Álbum de
hermosa mujer recostada plácidamente en un lecho y mirando Sanlúcar-Madrid es una colección
de dibujos realizados por el pintor
directamente al observador. No se trata de un desnudo mitológico, Francisco de Goya comenzado en
sino de una mujer real, contemporánea de Goya, e incluso en su Sanlúcar de Barrameda y Doñana, en
el verano de 1796, mientras estaba allí
época se le llamó «la Gitana». invitado por la XIII duquesa de Alba
Se representa en La maja desnuda un cuerpo concreto (duquesa viuda de Medina Sidonia) y
terminado en 1797 de regreso en
inspirado, tal vez, en el de la duquesa de Alba. Es sabido Madrid.
que el aragonés pintó varios desnudos femeninos en el
Álbum de Sanlúcar y el Álbum de Madrid al amparo de
Se ha debatido extensamente el sentido de un fragmento de una de las cartas de Goya a Martín Zapater, datada el 2 de agosto de
la intimidad con Cayetana que reflejan su anatomía. 1794, en la que con su peculiar grafía escribe:
Rasgos como la esbelta cintura y los pechos separados coinciden «Mas te balia benir á ayudar a pintar a la de Alba, que ayer se me metio en el estudio a que le pintase la cara, y se salió con ello;
por cierto que me gusta mas que pintar en lienzo, que tanbien la he de retratar de cuerpo entero [...]».
con su apariencia física. Sin embargo, el rostro es una idealización,
casi un bosquejo —se incorpora casi como un falso añadido— que
no representa el rostro de ninguna mujer conocida de la época. En
todo caso, se ha sugerido que este retrato podría haber
sido el de la amante de Godoy, Pepita Tudó.
Se ha especulado con que la retratada sea la duquesa de Alba
porque, a la muerte de Cayetana en 1802, todos sus cuadros
pasaron a propiedad de Godoy, a quien se sabe que pertenecieron
las dos majas.
Como desnudo erótico que no se acoge a justificación
iconográfica alguna, causó un proceso inquisitorial a Goya en
1815, del cual salió absuelto merced a la influencia de algún La maja desnuda, 1790-1800
amigo poderoso.
Este es uno de los primeros desnudos donde se aprecia con
nitidez el vello púbico y es uno de los primeros casos de desnudo
no justificado por ningún tema histórico, mitológico o religioso,
simplemente una mujer desnuda, anónima, a la que vemos en su
intimidad, con un cierto aire de voyeurismo. Es una desnudez
orgullosa, casi desafiante, la maja mira al espectador
directamente, con aire pícaro, juguetón, ofreciendo la belleza
sinuosa de su cuerpo para deleite del espectador.
Desde el punto de vista meramente plástico, la calidad de su
carnación y la riqueza cromática de las telas son los rasgos más La maja vestida, 1802-1805
notables. La concepción compositiva es neoclásica, lo que no
ayuda gran cosa al establecimiento de una datación precisa. De
cualquier modo, los numerosos enigmas que recaban estas obras
las han convertido en objeto de atención permanente.
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Obras de Fantasía, brujería, locura y crueldad
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Jacques Callot.
Los desastres de la guerra (1808-1814)
A partir del motín de Aranjuez Carlos IV se vio obligado a abdicar
y Godoy a abandonar el poder. Tras el levantamiento del Dos de
Mayo dio comienzo la llamada guerra de la Independencia contra
las tropas invasoras del emperador francés Napoleón Bonaparte. El
estallido de la guerra pilló a Goya trabajando en un Retrato
ecuestre de Fernando VII que le había encargado la Academia de Les Grandes Misères de la guerre : La pendaison (gravure n° 11) L'arquebusade
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Pinturas de costumbres y alegorías
Godoy encarga a Goya cuatro tondos (obras circulares)
como representación alegórica del progreso (Alegoría de la
Industria, Alegoría de la Agricultura, Alegoría del
Comercio y el desaparecido Alegoría de la Ciencia,
1804-1806) y que decoraban una sala de espera de la
residencia del primer ministro.
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En Majas al balcón, dos bellas mujeres están sentadas en un
balcón, apoyadas en la barandilla férrea. Llevan suntuosos
vestidos de tonalidades negras, blancas y doradas. Se cubren la
cabeza con mantilla, negra y blanca, respectivamente. Las
calidades de los bordados y del encaje están ejecutadas de
manera soberbia, y resulta especialmente agraciado el detalle
de la mantilla negra que cubre la frente y los ojos de la
muchacha de la izquierda, dejando que se transparenten.
Están cuchicheando entre ellas mientras dirigen su mirada al
mismo punto, al espectador. Detrás de sus hermosas figuras se
disponen dos hombres de amenazante presencia, cubiertos
con capa y chambergo negros.El tema de la obra, que
claramente hace referencia a asuntos de género y costumbre
tan preciados por Goya, no está del todo claro, a falta de
documentos que avalen una hipótesis u otra. Las majas bien
podrían ser prostitutas, acompañadas por sus proxenetas, que
salen a provocar al balcón para atraer a la clientela. Por otra
parte, aunque el atuendo que llevan es más propio de las
gentes populares, podría tratarse de dos mujeres de clase alta
camufladas en esos trajes de maja, pero bien protegidas por la
altura del balcón y los maromos, que se divierten
contemplando al pueblo llano. El artista solía tratar estos
asuntos con sarcasmo, criticando la sociedad de su tiempo.
Esto ya lo había hecho en Los Caprichos, por eso resulta
curioso que vuelva sobre lo mismo. Quizás quiso hacer notar
que, a pesar de la guerra, algunos aspectos de la vida seguían
desarrollándose con normalidad.Esta bella composición, para
la que se ha sugerido que Goya se fijara en Dos mujeres en
una ventana (National Gallery of Art, Washington) de
Murillo, inspiró a Manet para su obra de 1868-1869 El
balcón. Además, existe una segunda versión atribuida a Goya,
aunque no aceptada por todos los estudiosos.
Majas al balcón,162 x 107 cm Óleo sobre lienzo Maja y celestina al balcón 1808-12 166x108, óleo sobre lienzo
En el cuadro de la Maja y La Celestina, vista casi de cuerpo
entero encontramos una hermosa joven, de cabello rubio,
apoyada en la barandilla de hierro de un balcón, luciendo su
figura. Lleva una bata gris con galón de oro, dejando a la vista
su generoso escote. A su izquierda y más alejada de la
Influencias en
barandilla, una vieja mujer de mirada pícara sujeta un rosario obras posteriores Antecedentes
entre las manos mientras alcahuetea. La derecha de la
composición se cierra con una cortina gris, y el fondo oscuro El balcón (en francés, Le
Balcon) es un cuadro del Mujeres en la
de la habitación, sin muebles ni detalles a la vista, no permite pintor francés Édouard ventana es un óleo
saber de qué estancia de trata. Manet. Data de sobre lienzo
La figura de la joven es similar a la maja que pintó Goya en 1868-1869. Se trata de realizado por el
una pintura al óleo pintor español
los frescos de la ermita de San Antonio de la Florida en sobre lienzo, que mide B a r t o l o m é
Madrid. Asimismo, es cercana a alguna de Los Caprichos, 170 centímetros de alto Esteban Murillo
donde Goya también trató el asunto de la maja y la celestina. y 124,5 cm de ancho. entre 1665 y
Actualmente se conserva 1675. Sus
en el Museo de Orsay dimensiones son
de París (Francia). de 125 × 104 cm.
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Retratos oficiales, políticos y burgueses
Durante la guerra la actividad de Goya disminuyó, pero siguió pintando retratos de la nobleza, amigos, militares e intelectuales significados. El viaje a
Zaragoza de 1808 pudo originar el retrato de Juan Martín, el Empecinado (1809) y el ecuestre de José de Rebolledo Palafox y Melci, que
concluiría en 1814.
La fabricación de pólvora
1810-14 Óleo sobre tabla
32,9 x 52,2 cm
La fabricación de balas
1810 - 1814,
33,1 x 51,5 cm,
Óleo sobre tabla
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El dos y El tres de mayo de 1808 en Madrid
... perpetuar por medio del pincel las más notables y heroicas
acciones o escenas de nuestra gloriosa insurrección contra el
tirano de Europa.
La carga de los mamelucos en la Puerta del Sol o La lucha con los mamelucos,El dosa de Mayo de 1808, 1814Óleo sobre lienzo,268 cm × 347 cm
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rompe con las costumbres artísticas impuestas por el cristianismo y el Antiguo Régimen, ya
en decadencia. No tiene ningún precedente en las pinturas de guerra y es reconocida como
una de las primeras obras de lo que se conoce como arte contemporáneo. Goya prescinde de
los elementos del neoclasicismo imperante para representar la gesta. Coloca únicamente en
el cuadro a los ejecutados y a sus poco visibles captores.
uno de los cuadros más apreciados y que más repercutieron en la obra de Goya y en la
forma en que ha sido examinada. refleja como pocas obras el punto de vista contemporáneo
hacia la comprensión de la esencia de toda conflagración.
El aragonés crea una composición en que el protagonismo cae en manos del colectivo
anónimo que llega al más bajo estrato de violencia,
Se categoriza dentro de la pintura histórica, que tenía algunos antecedentes en el arte
español e italiano, pero ninguno tan realista como el de Goya.38 En lontananza se admira la
silueta de algunos edificios, pero se aprecian tan desdibujados que no logran identificarse
con exactitud.38 Sin embargo, no es inverosímil la hipótesis de que uno de ellos pueda
tratarse del Cuartel del Conde-Duque, visible desde el monte del Príncipe Pío.
Aquí la fuerza escénica recae en el momento previo a la ejecución y no en los instantes de
ésta. Los franceses no tienen rostro, a manera de enemigo anónimo y mortífero.
Entre los personajes que van a ser asesinados existe una enorme diversidad: un religioso en
actitud de oración; un hombre con gorra que espera con resignación su inminente destino;
el hombre en primer plano, que alza las manos al cielo.39 40 Incluso es posible la
categorización de los prisioneros en tres grupos: los ya muertos, los que están siendo
fusilados y los que aguardan su turno. La irrupción de la mujer en el cuadro es notoria,
Como es habitual en Goya, hay múltiples variedades de interpretaciones.
Tiene una composición equilibrada y una tonalidad oscura y pavorosa, herencia de lo
Sublime.
«Goya marca en ello un deseo de romper con las costumbres del siglo XVIII.El momento
capturado por Goya en el lienzo acaece durante la madrugada del 3 de mayo de 1808.43 las
víctimas y los verdugos se enfrentan en un estrecho espacio, al afirmar que «una pincelada
del genio ha contrastado las actitudes de los soldados y el objetivo irregular de sus rifles».44
La lámpara que yace en el suelo se transforma en la fuente de luz, perceptible en la
tonalidad amarillenta que muestra el cuadro en su parte central, para toda la obra, y la
mayor parte de la iluminación recae en los muertos localizados en la izquierda y en el fraile
que reza arrodillado.
En el desorden que refleja el conjunto de las figuras subyace el deseo de Goya por
únicamente conmemorar a las víctimas,
El grupo de militares erecto en el lado derecho está sumido por completo en la sombra y aparentan formar un conjunto monolítico. Al observarse desde la distancia podría parecer que las bayonetas, los uniformes y el resto de las armas se
han metamorfoseado en artefactos implacables e inmutables. Tampoco se pueden contemplar las caras de los soldados, pero una de las víctimas reacciona horrorizada al mirar a los soldados, convirtiéndose ambos gestos en una fuente
inagotable de dramatismo. Goya ha recreado con maestría el enclave del sacrificio patriótico con una exactitud casi topográfica.
se puede reconocer, a tenor de los uniformes, a los soldados como parte del Batallón de Marineros de la Guardia Imperial.
Junto a su sable de tiros largos, los soldados llevan también el capote de reglamento.
El estudio de la pieza ha provocado reacciones divergentes. Se le considera una de las mejores obras de la pintura de historia, pero el poco heroico carácter que muestran los personajes del lienzo hace que muchos críticos pongan en duda
su idoneidad para representar una escena bélica. reforzar el impacto de la guerra y perdurar la memoria del levantamiento en el pueblo español.
El atractivo principal de El tres de mayo consiste en el manejo de la técnica, apartándose de las convenciones pintoresquistas vigentes.51 El Romanticismo idealizó las obras de Goya y las tomó de ejemplo, pues estaban imbuidas de la
injusticia, la guerra y la muerte; las temáticas predilectas —y que en su trabajo enfatizara Goya— de los artistas de dicha corriente.47 La balsa de la medusa, de Théodore Géricault, y La libertad guiando al pueblo, de Eugène Delacroix,
son ejemplos de la pintura romántica que inspiró el aragonés.50 El asunto que trata este cuadro, así como su estructura, tienen bases en la iconografía tradicional del martirio en el arte cristiano. Esta cuestión se halla ejemplarizada por el
dramático empleo del claroscuro, yuxtapuesto a la inevitable ejecución.52 En el centro, el hombre de camisa blanca con los brazos abiertos en el punto central recuerda la crucifixión de Cristo, pues su postura evoca a Jesús de Nazaret en
el monte de los Olivos —véase el cuadro homónimo de Caravaggio y El prendimiento de Cristo o Cristo en el huerto de los olivos, del propio Goya—.52 La figura central de nuevo porta un estigma en la mano, muy parecida a las marcas
de Cristo.52 La linterna sita en el centro ha sido, tradicionalmente, un instrumento atribuido a la soldadesca que prendió a Jesucristo. Sobre todo a partir del siglo XII abundan las representaciones de los romanos —que portan una
linterna— arrestando a Jesús, y Pedro intentado frustrar sus planes con una espada, acción que evita Cristo.
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La Restauración (1814-1819)
El periodo de la Restauración absolutista del «rey Felón»
supuso la persecución de liberales y afrancesados, entre
los que Goya tenía sus principales amistades. Juan
Meléndez Valdés o Leandro Fernández de Moratín se
vieron obligados a exiliarse en Francia ante la represión.
El propio Goya se encontró en una difícil situación, por
haber servido a José I, por el círculo de ilustrados entre
los que se movía y por el proceso que la Inquisición inició
contra él en marzo de 1815 a cuenta de La maja
desnuda, que consideraba «obscena», del que el pintor se
vio finalmente absuelto.Este panorama político llevó a
Goya a reducir los encargos oficiales a las pinturas
patrióticas acerca del Levantamiento del 2 de mayo y a
realizar retratos de Fernando VII —Goya seguía siendo
primer pintor de cámara—, como el Retrato ecuestre de
Fernando VII que se encuentra en la Academia de San
Fernando.tras estos retratos reales y otras obras pagadas
por la Iglesia realizados en estos años —destacando el
gran lienzo de las Las santas Justa y Rufina (1817) para la
catedral de Sevilla—, en 1819 estaba en disposición de
1817 Las santas Justa y Rufina 309 x 177 cm
comprar la finca de la Quinta del Sordo, en las afueras de
Madrid.Sin embargo, no se redujo la actividad privada
del pintor y grabador. Continuó en esta época realizando
Retrato ecuestre de Fernando VII
cuadros de pequeño formato de capricho que abordaban
sus obsesiones habituales. Los cuadros dan una vuelta de
tuerca más en el alejamiento de las convenciones
pictóricas anteriores: Corrida de toros, Procesión de
disciplinantes, Auto de fe de la Inquisición, Casa de locos.
Destaca entre ellos El entierro de la sardina, que trata el
tema del carnaval. Son óleos sobre tabla de parecidas
dimensiones (de 45 a 46 cm x 62 a 73 cm), excepto El
entierro de la sardina (82,5 x 62 cm) y se conservan en el
museo de la Real Academia de Bellas Artes de San
Fernando.
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La tauromaquia
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Los disparates Para interpretar las claves de los Disparates
Los Disparates o los Proverbios son una serie 1. La existencia de una posible unidad en la apariencia extravagante y grotesca de las figuras y la ambientación nocturna de la mayoría de las
—al parecer incompleta—de veintidós estampas;
2. Ambigüedad del conjunto que genera modernidad;
grabados al aguafuerte y aguatinta, con 3. «Estado de ansiedad y ensimismamiento alucinado»;
retoques a punta seca y bruñidor, realizados 4. No existe un hilo temático conductor de la serie, carente de una intención clara;
5. «Representación de los fantasmas individuales en medio de la más absoluta soledad»;
por Francisco de Goya entre 1815-1816 y 6. El sentido final queda oculto.
1824,poco antes de abandonar definitivamente
España.
Se ha llegado a considerar la serie de estampas
de más difícil interpretación de las realizadas
por el pintor aragonés.5 En ella abundan las
visiones oníricas, la presencia de la violencia y
el sexo y la ridiculización de las instituciones
relacionadas con el Antiguo Régimen y, en
general, la crítica del poder establecido. Hay
que recordar que Goya comenzó esta serie, al
parecer, en la época en que fue requerido por
la Inquisición, en 1815, como autor de La
maja desnuda y La maja vestida,3 y dentro del
proceso de «purificación» provocado por el
régimen de terror desplegado por el rey Felón,
episodio que, en la producción de Goya, tuvo
su reflejo más específico en la serie de estampas
conocida como Prisiones, Suplicios y
Libertad.6
Asimismo y en su conjunto, las estampas
reúnen un variado mundo imaginativo
relacionado con la noche, el carnaval y lo
grotesco, que constituye un enigma, tanto
estampa por estampa como en su conjunto.7
Casi todos los autores, subrayan como
elementos característicos y en cierto modo
exclusivos de los Disparates, el alto grado de
fantasía, la presentación de escenas de
pesadilla, el aspecto grotesco y monstruoso de
los personajes que la habitan, unidos a su falta
de lógica, o al menos a una lógica desde la
cordura tradicional. Todo ello ha hecho que
esta obra se considere más cercana a las
Pinturas negras.18 19 20
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Finalmente, dos cuadros religiosos rematan este periodo:
La última comunión de San José de Calasanz —un estudio
goyesco de la fragilidad de la vejez, y Cristo en el Huerto
de los Olivos (o La oración en el huerto), ambos de 1819,
que se encuentran en el Museo Calasancio de las Escuelas
Pías de San Antón de Madrid.El primero, inspirado
probablemente en la Comunión de Giuseppe Maria
Crespi, está considerado como la mejor obra religiosa de
Goya. Sobre el segundo, Goya señaló que sería su último
cuadro realizado en Madrid.
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El Trienio Liberal y las Pinturas negras (1820-1824)
Con el nombre de Pinturas negras se conoce la serie de catorce obras murales que pintó Goya entre 1819 y 1823 con la técnica de óleo al secco sobre la
superficie de revoco de la pared de la Quinta del Sordo. Estos cuadros suponen, posiblemente, la obra cumbre de Goya, tanto por su modernidad como
por la fuerza de su expresión.
Las pinturas murales fueron trasladadas a lienzo a partir de 1874 y actualmente se exponen en el Museo del Prado. La serie, a cuyos óleos Goya no puso
título, fue catalogada por primera vez en 1828 por Antonio de Brugada,
Hay consenso entre la crítica especializada en proponer causas psicológicas y sociales para la realización de las Pinturas negras. Entre las primeras estarían
la conciencia de decadencia física del pintor, más acentuada si cabe a partir de la convivencia con una mujer mucho más joven, Leocadia Zorrilla y, sobre
todo, las consecuencias de la grave enfermedad de 1819, que postró a Goya en un estado de debilidad y cercanía a la muerte que refleja el cromatismo y el
asunto de estas obras.La única unidad que se puede constatar es la de estilo. Por ejemplo, la composición de estos cuadros es muy novedosa. Las figuras
suelen aparecer descentradas, siendo un caso extremo Cabezas en un paisaje, donde cinco cabezas se arraciman en la esquina inferior derecha del cuadro,
apareciendo como cortadas o a punto de salirse del encuadre. Tal desequilibrio es una muestra de la mayor modernidad compositiva. También están
desplazadas las masas de figuras de La romería de San Isidro —donde el grupo principal aparece a la izquierda—, La peregrinación del Santo Oficio —a la derecha
en este caso—, e incluso en el Perro semihundido, donde el espacio vacío ocupa la mayor parte del formato vertical del cuadro, dejando una pequeña parte
abajo para el talud y la cabeza semihundida. Desplazadas en un lado de la composición están también Las Parcas, Asmodea, e incluso originalmente El
aquelarre, aunque tal desequilibrio se perdió tras la restauración de los hermanos Martínez Cubells.
También comparten un cromatismo muy oscuro. Muchas de las escenas de las Pinturas negras son nocturnas, muestran la ausencia de la luz, el día que
muere. Así sucede en La romería de San Isidro, el Aquelarre o la Peregrinación del Santo Oficio, donde una tarde ya vencida hacia el ocaso genera una sensación de
pesimismo, de visión tremenda, de enigma y espacio irreal. La paleta de colores se reduce a ocres, dorados, tierras, grises y negros; con solo algún blanco
restallante en ropas para dar contraste y azul en los cielos y en algunas pinceladas sueltas de paisaje, donde concurre también algún verde, siempre con
escasa presencia.
Si se atiende a la anécdota narrativa, se observa que las facciones de los personajes presentan actitudes reflexivas o extáticas. A este segundo estado
responden las figuras con los ojos muy abiertos, con la pupila rodeada de blanco, y las fauces abiertas en rostros caricaturizados, animales, grotescos. Se
contempla el tracto digestivo, algo repudiado por las normas académicas. Se muestra lo feo, lo terrible; ya no es la belleza el objeto del arte, sino el pathos y
una cierta consciencia de mostrar todos los aspectos de la vida humana sin descartar los más desagradables. No en vano Bozal habla de una Capilla
Sixtina laica donde la salvación y la belleza han sido sustituidas por la lucidez y la conciencia de la soledad, la vejez y la muerte.
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