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Este método tiene sus orígenes en los años 70’s pero fue formalizado en los años
90’s por la compañía Shell. Su gran virtud es que nos permite un análisis global de
una situación peligrosa, pero bajo un enfoque estructurado, lo que nos da una visión
general, que no se logra con la forma más común que hemos encontrado de análisis
de riesgos basado en el llenado de tablas lineales.
1. Identificar el punto del proceso donde se encuentra el riesgo, para identificar bajo que
condiciones podría tener lugar.
2. Definir al centro del diagrama el evento que podría desencadenar uno o varios riesgos.
3. Identificar del lado izquierdo las causas que provocarían el evento.
4. Identificar del lado derecho, las consecuencias que tendría el evento, es decir
los riesgos. Para la definición de cada riesgo, se recomienda identificar la categoría del
riesgo para análisis globales posteriores. Una forma gráfica de ubicar el nivel de
exposición del riesgo, e incluso poder compararlo con otros riesgos, es la utilización de
un mapa de riesgos o “matriz de calor”, identificando el nivel de probabilidad y el nivel
de la consecuencia o impacto que éste tendría.
5. Finalmente, establecemos acciones para atender, en la medida de lo posible cada causa
y cada riesgo. Si la acción es para atender la causa, decimos que es un control
preventivo, y si es para atender la consecuencia, decimos que es un control correctivo.