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El triunfo del tierno


P «No hay memoria
ni dolor que que no
la muerte el tiempo no borre
destruya».
(representaciones
culturales de MigueldeCervantes
«Esa engañosa palabra mañana, mañana, mañana.
temporalidades nos va llevando por días al sepulcro.
sociales) y la falaz lumbre del ayer ilumina
al necio hasta que cae a la fosa.
¡Apágate ya, luz de mi vida!
¿Qué es la vida sino una sombra,
un histrión que pasa pon el teatro,
y a quien se olvida después, o la yana
y ruidosa fábula contada por un necio? Macbeth.

William Shakespeare
Josetxo Beriáin
Introducción

E l titulo de este trabajo i no es acci-


dental sino que refleja la relación
existente entre nuestras representa-
ciones colectivas del tiempo y determinadas
tramas de significación que actúan como mun-
dos instituidos de significado presentes en
todas las sociedades humanas. El tiempo no es
un flujo homogéneo en el que todos los conte-
nidos del mundo —los palos y las piedras, los
organismos vivos, las funciones de la mente
humana y las de la sociedad— toman parte
igualmente. Sistemas que difieren sustancial-
mente en complejidad realizan sus funciones
dentro de tiempos cualitativamente diferentes
o temporalidades. Esta idea ha sido puesta de
manifiesto por las investigaciones de J. T. Fra-
ser 2~ Sirviéndose del concepto de Umwelr
(entorno) de von Uexkúll, Fraser determina un
conjunto de estructuras temporales diferencia-
das. El Umwelt aparece como el umbral dado
pon supuesto que aparece como relevante para
la vida de determinadas especies animales y
para el sen humano. El tiempo aparece como
un «entorno extendido» ~.
Consideremos una flecha dibujada sobre
una hoja de papel. En principio tal imagen
puede representar toda una plétora de estructu-
ras y procesos creados por el ser humano en
forma de cultura material e inmaterial. Asi se
manifiesta el entorno nooremporal. Si dejamos
enfermar a la cabeza y a la cola de la flecha la
imagen es ahora una metáfora visual de un

Josetxo Beriáin, Publica Universitas Navarrensis, Departamento de Sociología.


Política y Sociedad, 25 (1997), Madrid (Pp. 101-118)
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entorno biotemporal de animales, de niños, del periodicidad de los ritos, de las fiestas, y de las
hombre en ciertos colectivos, de ciertas fanta- ceremonias públicas ~.
sías y sueños, es decir aquí comparece el tiem-
po de los organismos vivos. Si tanto la cabeza
como la cola de la flecha están ausentes no dis- Tiempo cualitativo y tiempo
ponemos más que de una línea, de la imagen
de un entorno eotemporal donde comparece el métrico-cuantitativo
tiempo de los agregados masivos de materia,
el mundo astronómico de las galaxias, el
mundo newtoniano y el de la teoría de la reía- 1 tiempo social cualitativo, a dife-
tividad. En este mundo las coincidencias son nencia del tiempo métrico, estable-
simultaneidades de azar frente a las simulta- ce la secuencia estructural de los
neidades creadas del tiempo noético. En la acontecimientos, es decir, en qué orden suce-
imagen de la flecha desintegrada en pequeños den. Establece su duración, es decir, cuánto
puntitos o en fragmentos de madera, las posi- duran. Establece su localización temporal, es
ciones temporales en el mundo de las partícu- decir, cuándo tienen lugar, también establece
las atómicas pudieran ser conocidas solo en su grado de recurrencia, es decir, con qué fre-
términos probabilístico-estadísticos ofrecien- cuencia ocurren
do un entorno prototemporal, es decir, el pri- El rasgo fundamental del tiempo social cua-
mero de la serie de entonos. En la imagen de litativo es que no fluye uniformemente en el
la hoja en blanco la representación del tiempo mismo grupo y tampoco en sociedades dife-
habría desaparecido a la manera de un agujero rentes 8 Los movimientos del tiempo socio-
negro en el que no existe la dimensión tempo- cultural no son uniformes, existen condensa-
ral como ha demostrado la teoría de la neiativi- ciones de tiempo, tiempos «llenos» de sentido
dad configurándose un entorno atemporal y tiempos «vacíos» que les suceden. El ritmo
similar al concepto presocrático de caos, un de duración de estos tiempos viene dado por la
estado de cosas que precede a la formación del vida colectiva. Por otra parte, cada sociedad
mundo. establece el ritmo de sus actividades que se
Mi interés en este trabajo es referirme al objetivan en el calendario con su parte sagrada
entorno nootemporal donde tiene lugar la pro- y su parte profana.
ducción del tiempo social. Este no aparece El tiempo social cualitativo no es infinita-
como algo dado, como algo natural, como el mente divisible como lo es el tiempo métrico.
sucedense de las estaciones, o bien como algo Las unidades sociotemporales que computan
metasocial, como el correlato de mandamien- la eucaristía, un concierto, una representación
tos divinos, más bien «un calendario (al decir teatral, un mitin político o un atraco a mano
de Durkheim) expresa el ritmo de las activida- armada, no pueden ser divididas infinitamente
des colectivas y, al mismo tiempo, su función ya que perderían su significado, su valor. Si
consiste en asegurar su regularidad» ‘% Así lo decimos que «el evento X ocurrió 1942 años
pone de manifiesto W. James en este fragmen- antes que el evento Y», tal afirmación descri-
to: «Un ingenioso amigo mío estuvo durante be la distancia temporal entre el evento X y el
un tiempo intrigado por saber por qué los días evento Y, pero no nos dice si Y ocurrió 1000 o
de la semana tenían para él una fisonomía 500,000 años antes de Cristo, por tanto, no
característica. El domingo se conocía ensegui- sabemos cuando ocurrió X. La afirmación no
da por la falta de ruido urbano y el sonido de ofrece un punto de referencia para la determt-
los pasos de la gente caminando por las aceras, nación del tiempo-Y sobre un puente temporal
el lunes por las ropas dejadas a secar en el infinito, por tanto, no define tampoco a X.
patio y sus blancos reflejos sobre el techo; el El tiempo instituido como cualitativo es el
martes etc. Es probable que cada hora del día tiempo de la significación, es tiempo indetermí-
tenga para la mayoría de nosotros algún signo nado, recurrente, revocable. Representa lo que
interno o externo tan asociado con ella como «incuba» el tiempo, lo que lo «prepara», aque-
esos signos con los días de la semana» ~. Los lío de lo que «está preñado», es tiempo de Exi-
sistemas de cómputo temporal en días, sema- ho para los judíos de la Diáspora, es tiempo de
nas, meses, años, eones, etc., corresponden a la prueba y esperanza para los cristianos y es tiem-
El triunfo del tiempo (representaciones culturales.. 103

po de «progreso» e «incertidumbre» para los comienzo de tal o cual actividad «productiva»


occidentales de hoy, sin embargo, el tiempo sino que han estado siempre entretejidos con un
métrico es el tiempo de la medida, que lleva complejo de significaciones míticas y religio-
consigo su segmentación en partes «idénticas» sas; e incluso es superfluo recordar que la pro-
o «congruentes» de modo ideal, es el tiempo pia sociedad contemporánea no ha llegado aún
calendario con sus divisiones «numéricas» o a vivir el tiempo como puro tiempo de calenda-
unidades de cómputo, meras indicaciones, man- rio» ~ Como ha puesto de manifiesto con acien-
cas, en su mayor parte apoyadas en los fenóme- to G. van der Leeuw i5, tanto la idea de un tiem-
nos periódicos del estrato natural (día, el mes po primordial como la de un tiempo final, asi
lunar, la salida y la puesta del sol y de las estre- como la ausencia de tal origen y de tal fin no tie-
lías, las estaciones y los años 9) luego refinados nen ningún contenido, ni ningún sentido natu-
en función de una elaboración lógico-científica, ral, lógico, científico, ni tampoco filosófico.
pero siempre en referencia a fenómenos espa- Este tiempo «en» el que vive la sociedad, o bien
ciales it> Esta dimensión temporal identitania debe estar suspendido entre un comienzo o un
comporta un doble horizonte articulado en fin o bien debe ser «infinito». Tanto en un caso
tomo al esquematismo antes/después, irreversi- como en el otro, la posición es necesariay pura-
bilidad, escasez de tiempo, movimiento y medi- mente cualitativa, desprovista de todo apoyo
da del tiempo íí~ El tiempo métrico mantiene natural o lógico. La peniodización del tiempo es
una relación de complementariedad mutua con parte de la trama de significaciones culturales
el tiempo cualitativo 2, Aquel es sólo tiempo de la sociedad en cuestión: asi las eras cristiana
porque se refiere al tiempo cualitativo que le y musulmana, las «edades» (de oro, de plata, de
confiere su significación de «tiempo», que le bronce), eones, grandes ciclos mayas, etc. Para
estructura 13 como ~<tiempo»,y el tiempo cuali- los cristianos hay diferencia cualitativa absolu-
tativo sería indefinible, ilocalizable, inaprensi- ta entre el tiempo del Antiguo Testamento y el
bie, no sería nada al margen del tiempo métrico. del Nuevo, la Encamación plantea una biparti-
Las articulaciones del tiempo cualitativo ción esencial de la historia del mundo entre los
«duplican o engrosan» las referencias numéri- límites de la creación y de la Parousía 16,
cas del tiempo calendario. «Lo que ocurre no es En el «tiempo capitalista» el tiempo métrico
mero acontecimiento repetido, sino manifesta- es un flujo mensurable, homogéneo, totalmente
ción esencial del orden del mundo, tal como es aritmético; mientras que el tiempo cualitativo es
instituido por la sociedad en cuestión, de las un tiempo «infinito», representado como tiempo
fuerzas que lo animan, de los momentos privi- de progreso indefinido, de crecimiento ilimita-
legiados de la actividad social, ya sean en reía- do, de racionalización, de conquista de la natu-
ción con el trabajo, los ritos, las fiestas o la poíí- raleza, de dominación racional del mundo, de
tica. Este es el caso (...) en lo concerniente a los realización de un fantasma de omnipotencia ~
momentos cardinales del ciclo diario (amane- Como muy bien han puesto de manifiesto
cer, crepúsculo, mediodía, media noche, etc.), a Hubert, Mauss y van Gennep, siguiendo las
las estaciones y a menudo a los años (...). Es intuiciones sociológicas de Durkheim, la hete-
superfluo recordar que para ninguna sociedad, nogeneidad del tiempo social no hace sino
antes de la época contemporánea, el comienzo expresar la metamorfosis del estado moral de
de la primavera o el comienzo del verano no la sociedad y del individuo a través de los
han sido nunca meros hitos en el desarrollo del «ritos de paso», como aparecen en el esquema
año, ni siquiera señales funcionales para el siguiente it:

B B

A¶ Sagr C At Sagr C

Profano ‘y Profano II ‘y Profano


O
o Dirección del flujo de tiempo D

POLL~5~%~
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En la fase A se expresa un rito de sacraliza- determinar un período de tiempo —un abrir y


ción o de separación. La persona moral es cerrar de ojos (literalmente) representa el tiem-
transferida del mundo secular-profano al po requerido para mascar un manojo de sirih
mundo sagrado. El/ella «muere». (en torno a cinco minutos), el tiempo nequen-
En la fase B se expresa un estado de margen. do para cocinan un kay de arroz (en tomo a una
La persona moral participa de una condición media hora), para cocinar un gantang de arroz
sagrada, de donde ha desaparecido el tiempo (en tomo a una hora y media), un «soi-oscu-
social ordinario. no», es decir, un día completo y una noche» 9,
En la fase C se expresa un rito de desacrali- Generalmente los pueblos primitivos compu-
zación o de agregación. La persona moral es tan el tiempo solo allí donde un interés mme-
devuelta del mundo sagrado al mundo secular- diato práctico les obliga a hacerlo asi. Su cro-
profano. El/ella «renace», el tiempo secular nología no distingue entre el pasado y el
comienza de nuevo. futuro. Preguntados sobre la edad de un hom-
En la fase D se expresa la vida secular non- bre o sobre hace cuánto tiempo ocurrió tal
mal, el intervalo entre ritos, fiestas y ceremo- evento responden refiriéndose a algo social.
nias diversas. Así, algo ocurrió antes o después de «un rito
de iniciación», «cuando la barba de un indivi-
duo determinado era muy larga», «antes o des-
Representaciones culturales de pués de la cosecha», «después de la guerra
contra los vecinos», etc. 20 E. E. Evans-Prit-
temporalidades sociales chard afirma que los «Nuer no tienen ningún
sistema numérico abstracto de cómputo del
MM tiempo basado en observaciones astronómicas
emos visto que a la base de cada exactas sino solo divisiones descriptivas de un
temporalidad social está no un ciclo de actividades humanas» 21....»Si desean
transcurso astronómico utilizado afirmar cuando sucedió un evento generalmen-
como cómputo de medida ni siquiera el movi- te se refieren a las actividades relevantes en el
miento analógico o digital de números-marcas momento en que ocurren» 22, La apercepción
en un reloj sino más bien una interacción del tiempo no es la de algo continuo, ni la de
social, y en definitiva, una trama de significa- un flujo uniforme, ni infinito, ni cuantitativo y
ciones, unos símbolos, unos valores que ope- sus unidades y subdivisiones están lejos de ser
ran como marcos interpretativos que configu- puramente cuantitativas. El tiempo comparece
ran el ritmo de la la vida social. En este como discontinuo, como formado por ciertos
apartado voy a analizar, sin ninguna pretensión vínculos con ciertos espacios de tiempo entre
cronológica, los ritmos de la vida colectiva medio que no son computados ni percibidos.
que se establecen dentro de diversas culturas. El sistema de indicaciones de tiempo es un sis-
tema discontinuo basado en el criterio de la
1. CI tiempo en las sociedades segmenta- pars pro toto 23~ Por ejemplo, para un miembro
nos. Como apunta M. Nilsson: «Para indicar de estos colectivos la «noche» significa «el
la duración del tiempo, los pueblos primitivos tiempo que media entre acostanse por la noche
(véase las sociedades segmentadas) utilizan y el levantarse por la mañana» y tal tiempo
otros medios, derivados de sus quehaceres «para él aparece como una unidad no dividida,
diarios, que nada tienen que ver con las com- como un punto»...». El día completo de 24
putaciones del tiempo; en Madagascar la «coc- horas es desconocido para él» 24, Para él el día
ción del arroz» significa con frecuencia media es una división de tareas: «tiempo de ordeñan»,
hora, «freír una langosta» un momento. Los «tiempo de comer», «tiempo de descanso»,
nativos de Cross River dicen: «El hombre «tiempo de pastar los animales», «tiempo de
murió en menos tiempo que el maíz tarda en estabular los animales», «tiempo de acostar-
tostarse completamente», es decir, en menos, se», «tiempo de levantarse», «tiempo de inter-
de aproximadamente quince minutos; «el cambio mercantil», etc. El tiempo aquí es un
tiempo en que uno puede cocer unas verdu- espejo de las actividades semanales, estaciona-
ras», es decir, una hora. Los malayos y los les o anuales del grupo. Estas actividades son
javaneses usan las siguientes expresiones para unidades temporales.
El triunfo del tiempo (representaciones culturales... ¡05

2. CI tiempo en la civilización china. El 1 cito las características de estas dos constela-


Ching o 1 (o Libro de los Cambios) representa ciones de sentido entre las que tiene lugar el
el texto fundamental de la cultura china tradi- cambio.
cional en el que se aglutinan las claves simbó-
licas de tipo mágico y religioso que conforman
una imagen del mundo, es decir, un mundo YIN YANG
integrado de significaciones morales, religio-
sas, políticas y estéticas. El concepto chino de lo sombrío lo iluminado
cambio dota de contenido a la categoría de una orilla de un río la otra orilla de un río
el norte frío el sur caliente
tiempo. El cambio es el «engendrador de todo
engendro» 25, Representa la imparable abun- agua fuego
dancia de la fuerza que se renueva a si misma luna sol
perpetuamente y por la cual no hay paro o bajo alto
interior exterior
cesación. Es en el cambio constante y en el
oscuro brillante
crecimiento donde solo se puede entender la
vida. Si se interrumpe, el resultado no es la húmedo seco
latente manifiesto
muerte, que no es más que un aspecto de la
vida, sino el reverso de la vida, su perver- contracción expansión
sión 26 El cambio es el movimiento natural, el entrante saliente
desarrollo que solo puede invertirse a sí mismo final comienzo
receptivo activo
actuando contra la naturaleza. El concepto de
cambio no es un principio externo, normati- ser hacer
yo 27 que actúa sobre los fenómenos sino que
es una tendencia según la cual el desarrollo En este sentido el tiempo propiamente des-
tiene lugar de forma natural y espontánea. Per- cribe el conjunto de fases temporalmente orde-
manecer en la corriente de este desarrollo es nadas que afectan a las transformaciones que
un dato de la naturaleza, reconocerla y seguir- se producen en el seno de la totalidad cósmi-
la es un acto libre y responsable. Esta presente ca 32 (incluida la sociedad humana), no de la
en el «alma» del grupo y en el «espíritu» del totalidad cósmica en cuanto tal ya que ésta
tiempo. El concepto de cambio se asemeja a la existe antes de la creación del cielo y de la tie-
ley taoista del cosmos, al «tao» de Lao Tze, rra ~. Como apunta 1. Lizcano apoyándose en
como el poder activo en el universo que se la exégesis de C. O. Jung, el principio de sin-
manifiesta globalmente y en cada una de sus cronicidad acausal juega en la civilización
partes 28 El Libro de los Cambios contiene la china el papel que el principio de causalidad
medida del cielo y de la tierra, por tanto nos juega en occidente. Frente al tiempo lineal que
capacita para entender el tao del cielo y de la emerge del principio de causalidad occidental,
tierra y su orden. El tao es lo que origina la considerando a dios como principio de causa-
dualidad. Como principio de estructuración lidad global como apunta K. Barth, «el princi-
cosmológica opera a través de dos ritmos cós- pio chino de sincronía no enlaza el ante-ceden-
mtcos alternativos 29, dos potencialidades te con el sub-secuente sino que vincula entre sí
mágicas entre las que transcurre el cambio y todos los acontecimientos concurrentes en un
por tanto el tiempo, por una parte, el Yang, Lo momento dado. Lo significativo no esta en el
Creativo,el lado iluminado, el cielo, y, pon otra hilo de las con-secuencias sino en las co-inci-
parte, el Yin, Lo Receptivo, el lado sombrío, la dencias, en cuanto incide en un momento pres-
tierra. Ambos determinan el teatro de opera- tándole un espesor singular» ~“.
ciones en el que tiene lugar el cambio. El 3. E/tiempo en la civilización india. A la
«retorno» es propiamente el movimiento del base de la experiencia india del tiempo apare-
tao, es decir, el cambio de un opuesto al otro. ce inicialmente en Los Vedas, de forma clara,
Aquí se dibuja una concepción cíclica ~ del una acción ritual de tipo sacrificial. En Los
tiempo ya que el retomo es el movimiento Vedas la unidad de tiempo es el día y es en el
característico del tao. De hecho el tiempo «día a día»35 y en razón del sacrificio de los
días, agnihotra, por lo que el tiempo dura y
surge 3i en esta circulación imparable, no cre- continua su existencia. «Si el sacerdote no
ada y espontánea. En la siguiente tabla explí-
106 Josetxo Beriáin

ofreciera el sacrificio del fuego todas las karma es en primer lugar acción, luego los
mañanas, no saldría el sol» 3ó~ Más tarde el año residuos de la acción que producen buenos o
deviene la unidad más langa de tiempo. Es malos resultados ~ y lo que persiste después
purusa, el hombre cósmico del Rig Veda y de la persona ~, finalmente, la ley que gobien-
Prajapati en los Brahmanas, quien era origina- na la retribución de acciones y la red de cone-
riamente inmolado para que el mundo pudiese xiones entre los karmas de los seres. El karma
existir: el mundo existe solo en virtud de este esta vinculado a la historia en el sentido de que
acto sacrificial primordial, es decir, de esta el pasado determina el presente y el futuro y
representación ritual del sacrificio. Esto con- ninguna de sus acciones es desperdiciada ni
solida al tiempo estructurando el año, carece de repercusiones. De aquí se deriva:
Una segunda forma de experiencia temporal 1. Una devaluación metafísica de la historia
en la India se manifiesta como poder cósmico, humana ~<>, que pon el mero hecho de su dura-
Esta idea se puede expresar en primer lugar ción provoca una erosión de todas las formas,
como Gran Tiempo, como principio absoluto, aniquilando su substancia ontológica 4i; 2. La
como destino. En los Atharva Veda el Tiempo noción de una peifección del origen, una tnadi-
es «el creador del creador», de Prajapati, quien ctón universal que se ejemplifica aquí en el
a su vez es brahman (el principio último del mito de un paraíso que se pierde simplemente
universo). «El Tiempo es el Señor que trabaja por el mero hecho de que se ha realizado, de
el cambio en los seres— que no puede ser enten- que se ha configurado y de que existe en el
dido y del que no se puede retornar El Tiempo tiempo; y sobre todo 3. La eterna repetición
es e/destino de todo; si uno no lo sigue ¿Dónde del ritmo cósmico fundamental, de la destruc-
puede ir? Bien trates de evadirte de él o perma- ción periódica y de recreación del universo. De
nezcas inmóvil, no puedes escapar de él. Algu- este ciclo sin comienzo y sin fin, que es la
nos dicen que es el fuego <ka/a), otros que es el manifestación cósmica de maya, el hombre
señor de las criaturas (Prajapati), algunos lo puede salvarse solo a través de un acto de
conciben como estación, otros como mes, libertad espiritual 42~
como día e incluso como instante...algunos lo 4. El tiempo en el mundo griego. La ima-
consideran como hora: pero lo que es única- gen que emerge del tiempo en el mundo gnie-
mente Uno tiene muchas formas. El tiempo go es compleja, no existe algo que se pueda
debe ser reconocido como lo que controla todo llamar la imagen griega del tiempo. Las con-
lo que existe» ~. En segundo lugar el tiempo cepciones mitológicas del tiempo de Homero
cósmico se puede expresar como el poder de y de Hesiodo son diferentes a las concepcio-
Dios. En el Atharva Veda se habla de «un reci- nes filosóficas de Henaclito, Parmenides, Pía-
piente situado encima del tiempo» del que ton y Aristóteles No obstante, la influencia
‘~.

fluye el tiempo siendo en sí mismo intemporal, de la visión griega del tiempo se ha orientado
Todo lo que no es idéntico con Dios se con- en base a la imagen del mundo que subyace a
vierte en poder suyo, sa/al. Así el tiempo es estos últimos. Así, el paso del tiempo es cícli-
uno de los primeros poderes de Dios, concreta- coy no lineal. Dominados por el ideal de inte-
mente, su instrumento en la creación, preserva- legibilidad, logos, razón, que encuentra su ser
ción y destrucción del universo. Shiva mismo auténtico en lo que es en si mismo y perma-
es denominado según su poden con el nombre nece idéntico a sí mismo, en lo eterno e inmu-
de ka/a, como Gran Tiempo, significando la table ~, los griegos miran el movimiento y el
muerte. Aquí se actualizan las funciones de cambio como grados inferiores de realidad, en
Shiva en Oriente y de Cronos-Saturno en occi- la que la identidad puede ser comprendida en
dente, ambos son mensajeros de la muerte. En la forma de permanencia y perpetuidad, por
tercer lugar el tiempo cósmico se pudiera inter- tanto, de recunsividad. El movimiento circular
pretar como ilusión, como maya, una vez que que asegura la supervivencia de las mismas
las características antropomórficas del «reci- cosas a través de su repetición, originando su
piente encima del tiempo» han remitido, con- retomo continuo, es la expresión más perfecta
virtiéndose el recipiente en algo impersonal. Lo de la inmovilidad absoluta en la cumbre de la
eterno devora aquí al tiempo. jerarquía ~. Según la famosa definición de
La ley que gobierna el tiempo y la historia Piaton en el TIMEO, el tiempo que es deter-
como una totalidad es la ley del karma. El minado y medido por el movimiento de las
El triunfo del tiempo (representaciones culturales... 107

esferas celestes es la imagen móvil de la eter- el del tiempo. Al comienzo era el espíritu, era
nidad inmóvil a la que imita en un movimien- la palabra, y para el narrador del Génesis la
to circular 46, Tanto los procesos cósmicos palabra clave es bereshit, que significa no «al
como el tiempo de nuestro mundo de genera- comienzo» sino «en un comienzo». El acto
ción y de degeneración se desarrollan en un creativo ocupa un período de tiempo. Dios
círculo o bien con arreglo a una sucesión inde- comienza a crear y extiende la creación a lo
finida de ciclos, en el curso de los cuales la largo de siete días. El acto primordial es el
misma realidad es hecha, deshecha y rehecha «tiempo» mismo. La creación se manifiesta en
con arreglo a una ley inmutable. La misma la aparición del tiempo. El acto creativo, que
suma de ser es preservada, nada es creado y se designa con el verbo bara, es ex nihilo. El
nada se pierde. La concepción griega del problema a partir de la creación no es ya el ser
tiempo según la cual los acontecimientos se sino el devenir. La vida no ilustra la victoria
repiten de forma circular impide crear un sobre lanada, es más bien su consecuencia. En
punto de referencia central desde el cual defi- un comienzo, el tiempo se pone en movimien-
nir y orientar el pasado histórico y el futuro. to y desde entonces la historia no ha hecho
El tiempo es una parte del orden cósmico, es sino moverse irresistiblemente hacia adelante.
un efecto y una expresión de tal orden. Consi- La vida nómada tan característica de la socio-
derado como un todo el kosmos —que en grie- logia bíblica y que constituye el ámbito natural
go significa «orden» así como «mundo», las de bastantes grupos de la comunidad hebraica,
dos nociones son inseparables— es divino, o tales como los Levitas y los profetas, tan
un reflejo de lo divino. A fortiori las estrellas característica de la ética de la Torah, no repre-
son movidas por dioses o por una inteligencia senta sino una expresión permanente y concre-
superior a la nuestra. Las cosas son las mis- ta del rechazo del espacio, una determinación
mas para siempre, la historia retorna sobre sí inquebrantable de impedir que cristalice y se
misma, nuestra vida no es única. Hemos veni- osifique cualquier psicología o institución
do muchas veces a la vida y volveremos en un humana. El contraste surge enseguida entre los
curso sin fin de ciclos perpetuos de reencama- custodios de la «república» platónica, los filó-
ciones o metempsychoses. El orden astronó- sofos, y los custodios de la ciudad bíblica, los
mico, aumentado por los mathematici o pon hacedores de historia. El pensamiento hebreo
los astrólogos, se convierte en un estricto establece una relación entre Dios y el mundo
determinismo, predestinación, fatalidad, Hei- de tipo no mitológico sino más bien histórico.
marmene, Fatum ~. Recordemos en este sen- Esta relación histórica, la «Alianza», implica
tido el primen fragmento de toda la filosofía dos consecuencias importantes. Por una parte,
occidental escrito por Anaximandro: «Ahora la trascendencia de Dios, y, por otra parte, Su
bien, a partir de donde hay generación de las inmanencia. Dios está cerca y lejos, está fuera
cosas, hacia allí se produce también la des- del universo y está dentro de él. Es ser y deve-
trucción, según la necesidad, en efecto, pagan nir a un tiempo. Mientras la creación no es
la culpa unas a otras y la reparación de la contemporánea con Dios, éste si lo es con Su
injusticia, según el ordenamiento del creación. Dios penetra y permea toda Su crea-
tiempo» ción pero sin identificanse a sí mismo con ella,
5. El tiempo en eljudaisnio. Los judíos apa- aquí radica el «panenteismo» bíblico a dife-
recen como «constructores del tiempo», el rencia de todo trascendentalismo y panteismo
judaismo es una «religión del tiempo» que pre- filosófico. Este «panenteismo» oscila entre
tende la «santificación del tiempo» ‘~, en con- dos expresiones, la primera hace referencia al
traste con los egipcios o los griegos que son «Espíritu» de Dios, y la segunda a Su «pala-
constructores del espacio, con los romanos que bra». El «Espíritu» de Yahvé actúa sobre la
son los constructores del estado y del imperio, superficie de las aguas, que cubren el abismo y
o con los cristianos que son constructores del la tiniebla del vacio: ésta es la visión del
cielo, segundo verso del Génesis. Supone una con-
El punto de partida radica en el Génesis, pri- frontación entre Dios y la materia, las «aguas»
mer libro del Pentateuco, donde nadica la hacen frente al Espíritu. La imagen sugiere que
narrativa bíblica de la creación que simultáne- el Espíritu de Dios abarca al mundo pero sin
amente relata dos nacimientos, el del cosmos y entrar en él. Es la «Palabra» la que realiza ésta
108 Josetxo Beriáin

entrada. En el tercer verso Dios habla y la 6. El tiempo en la patrística cristiana.


«Palabra» se engrana con el mundo, encarnán- Escribimos: «Anno Domini 1997». Esto signi-
dose en la cosa creada. Cada nueva palabra de fica que computamos el tiempo desde un cen-
Dios evoca una nueva fase de la Creación. La tro. La historia en el cristianismo está orienta-
«Palabra» representa el ritmo de la Creación, da hacia un centro. Hablamos del año tal
Con la emergencia de la «Palabra», la con- «antes de tal centro» y hablamos del año tal
frontación de Dios con el mundo deviene dia- «después de tal centro». Aquí la dirección del
lógica. En el capítulo 1 del Génesis la Creación tiempo es irreversible, progresa hacia un final,
es dividida en siete «días». La palabra yom sig- hacia un objetivo y es el medio de un progreso
nifica «día», pero ésta palabra tiene varios sen- continuo. El tiempo no transcurre «circuían-
tidos. En primer lugar, en el verso 4, el día se mente» sino «en línea recta» ~. La concepción
identifica con la luz, o más bien es el nombre cristiana del tiempo descansa sobre una visión
de la luz. En el verso 14, la misma palabra muy diferente de aquélla de los griegos ~.
tiene un sentido astronómico, se refiere al Como opuesto a la visión griega, el mundo de
ciclo completo del día. Otro significado de la los cristianos es creado y debe terminarse en el
palabra es el de ser un vínculo de conexión tiempo. Comienza con el primer capitulo del
histórica, como el que se establece entre la génesis y termina en las perspectivas escatoló-
sabbath y el resto de días de la semana ~ La gicas del Apocalipsis. Este mundo creado,
historia no es una continua progresión, la único, que comienza, dura y que debe acabar
Alianza entre Dios y el hombre experimenta a en el tiempo, es finito, limitado en ambos
veces una radical incertidumbre que se mani- extremos de la historia. No es ni eterno ni infi-
fiesta a lo largo de la historia. Esta es más bien nito en su duración, no se repetirá nunca ni
una eterna improvisación ~ repleta de irregu- tampoco los eventos que tienen lugar en él. El
laridades, incluso de desaprendizajes 52~ No mundo está completamente inmerso en el
olvidemos que, según la exégesis rabínica tiempo. El mundo y su destino tienen una reía-
(Bereshit Rabba 9:4), el mundo no surge de la ción directa con la voluntad de Dios. Desapa-
mano de Dios de una vez por todas. Veintiséis rece la divinidad del firmamento, la fatalidad
intentos han precedido al Génesis actual, y astral, la superioridad jerárquica y la domina-
todos fueron condenados al fracaso. El mundo ción circular de los cuerpos celestes. La veni-
podría devenir caos, podría regresar a la nada, da de Jesús de Nazareth determina el nuevo
La historia conileva la impronta de una total umbral epocal arquetípico. Una línea recta
inseguridad. En la imagen del mundo judía no marca la mancha de la humanidad desde la
existe un punto omega al que tiende indefecti- Caída inicial hasta la Redención final. En el
blemente la historia. El futuro aparece como capitulo 9 de la Epístola a los Hebreos y en la
un futuro infinitamente abierto. El Génesis y el Primera Carta de Pedro 3:18, Cristo muere por
Éxodo son riesgos infinitos y eternos, como lo nuestros pecados, muere una vez por todos
son la vida y la muerte. Creando al hombre (hapax, ephapax, semel), este es un evento que
libre, Dios trae al universo un elemento básico no puede sen repetido, pero que puede ser
de tncertidumbre. El hombre libre representa reproducido en varios momentos (pollakis). El
la improvisación hecha carne e historia. En el desarrollo de la historia está gobernado por un
verso 26 dice Dios: «Hagamos a un hom- hecho radicalmente singular y único. Y el des-
bre...», juntos, tu como hombre, yo como tino de la humanidad asi como el destino pan-
Dios, y esta alianza encuentra siempre ¡a liber- ticuiar de cada uno de nosotros es proclamado
tad del hombre quien ha sido hecho para siem- una vez, y una vez para todos, en un tiempo
pre como coasociado de Dios. En el judaismo, concreto e irremplazable, que es el tiempo de
se pudiera decir que la visión del tiempo y de la historia y de la vida.
la historia tiene una estructura musical. Es pen- El cristianismo, una nueva religión y a los
cibida en el estilo de una fuga, cuyo tema ojos de los paganos una superstitio nova, tuvo
mayor es «lo que pudiera ser». Todo es posi- que dotarse de un pasado y establecer pruebas
ble, pero pudiera ser que nada ocurra, aquí se de su autenticidad. Esto podría conseguirlo por
pone de manifiesto el doloroso escepticismo, su vinculación con el judaismo, situándose
la incertidumbre y el pesimismo de la soledad, como el verdadero Israel, al final del desarro-
El universo es el campo infinito de lo posible. lío largamente precedido de la historia judía.
El triunfo del tiempo (representaciones culturales... 109

Adoptando esta historia se almea con el Géne- al fin (...) Lo que es, ya fue, lo que será, ya
sis. La literatura sagrada de Israel suministró a es...» (3, 10, 3, 14), en el «tiempo moderno»
los apologistas cristianos el testimonio que «no somos más lo que éramos, y no seremos
requerían en orden a probar que la venida de más lo que somos» 1 la distancia entre el
Jesús había sido anunciada, prevista y profeti- antes y el después configura el umbral epocal
zada en el pasado. de la modernidad, se hace tabula rasa de las
Otro factor condujo a la iglesia a establecer referencias de la tradición sagrada en la forma
una estrecha vinculación entre el presente y el de Omniscientia Dei y también en la forma de
futuro, este factor era el sentimiento escatoló- Historia magistra vitae. Desde fines del siglo
gico. El cristianismo nació de un fermento XVIII podemos afirmar, siguiendo a Reinhart
apocalíptico, bebió en la expectativa de un Kosseiieck, que en la cultura occidental se
final del mundo, una expectativa que onientó constituye una nueva creencia generalizada de
las mentes de los creyentes hacia el futuro, la época 56, «El presente se concibe como una
hacia un evento concreto que pudiera comple- transición hacia lo nuevo y vive en la con-
tar aquel otro evento, la primera venida. No ciencia de la aceleración de los acontecimien-
hay duda de que a medida que el tiempo trans- tos históricos y en la esperanza de que el futu-
currió, la expectativa ansiosa de un final remi- ro será distinto» ~‘. La modernidad es la época
tió en los cristianos de los primeros siglos de que vive para el futuro, que se abre a sí misma
nuestra era. No obstante, el fin escatológico a la novedad del futuro ~ En el nuevo modelo
orienta el pasado hacia el futuro y los conecta de mundo los procesos sociales tienen su pro-
de tal manera que convirtió la dirección unila- pia estructura temporal, así lo pone de mani-
teral del tiempo en una certeza. fiesto Hender: «En la actualidad toda cosa
Si el tiempo tiene en el cristianismo una cambiante lleva consigo la medida de su pro-
dirección tiene también un significado para la pio tiempo. ..Existen en el universo innumena-
salvación de toda la humanidad y de cada mdi- bies tiempos» ~ La diferenciación entre los
viduo en panicular. La historia es Heilges- subsistemas sociales (economía, política, cuí-
chichte. No sólo se trata de una progresiva rea- tura, etc.), produce temporalidad, pon la razón
lización de la redención universal, no se trata de que la asincronización de los tiempos inten-
sólo del estadio en que este drama tiene lugar, nos de los subsistemas, evita el que todo pueda
sino que con San Pablo comienza ya una pat- suceder al mismo tiempo, evitando asi que
dagogía, un instrumento pedagógico emplea- todo cambio cambie todo. La apertura geográ-
do por Dios para formar y educar a la humani- fica del globo (el descubrimiento de «nuevas»
dad, poco a poco, conduciéndola a una zonas geográficas) trajo a la luz una variedad
madurez gloriosa. En el cristianismo lo que es de «niveles culturales» coexistentes, que a tra-
salvado, el objeto de salvación, no es como en vés de procesos de comparación sincrónica
el helenismo o en la Gnosis solo el nous, el «sí fueron ordenados diacrónicamente 60 Estas
mismo» atemporal, susceptible de adoptar una comparaciones promueven la emergencia de
multiplicidad de cuerpos temporales en el una historia mundial, que ha sido interpretada
curso de muchos ciclos de reencarnaciones; lo crecientemente en términos de «progreso» 6i~
que es salvado en el cristianismo es el indivi- «El profectus (perfeccionamiento teleológico)
duo de cuerpo y alma, más concretamente, la espiritual fue desplazado o disuelto pon un pro-
unión de cuerpo, alma y espíritu. greso mundano». El progreso es una significa-
‘7. La contextura temporal moderna. Si bien ción imaginaria 62, que es apropiada de forma
el tiempo en las sociedades tradicionales apa- asimétrica pon diferentes colectivos a nivel
rece como una repetición de situaciones con planetario. Así, la contemporaneidad de los
arreglo a una pauta culturalmente establecida, no-contemponaneos («atrasados», «subdesa-
tal y como lo pone de manifiesto el Libro rrollados», «bárbaros», «salvajes», «prímtts-
Sapiencial veterotestamentario Qohelet-Ecle- vos», «paganos») participa, aunque de una
siastes: «Mino el trabajo que Dios da a los forma desigual, del nuevo mito del «progre-
hombres. Todo lo que hace conviene a su hora, so». Dentro de ésta nueva contextura espacio-
pero pone a consideración de estos el concep- temporal que define la significación imagina-
to de los tiempos, sin que sea posible para ria de progreso se configuran dijérentes ritmos
estos aprenden lo que Dios hace del principio (más o menos acelerados) de cambio histórico-
110 Josetxo Beriáin

social, sustentados todos ellos en tomo a cons- mente, más precisamente, la modernidad ha
telaciones de significado del tipo metrópoli- sido entendida como «nueva Edad» desde que
colonia, capitalismo-desarrollo, socialismo- las expectativas han sido distanciadas cada
dependencia-revolución que denotan los vez más de toda experiencia previa» 68 Para
vínculos selectivos existentes entre los estados C. Castoriadis «el desarrollo histórico y social
nacionales occidentales y su entorno mundial. consiste en salir de todo estado definido, en
Una característica de la nueva conciencia alcanzar un estado que no está definido por
de la época, que surge al final del siglo XVIII nada, salvo por la capacidad de alcanzan nue-
fue que el tiempo propio se experimentó, no vos estadios. La norma es que no exista
sólo como comienzo o como fin, sino como norma. El desarrollo es un despliegue indefi-
un período de transición. Dos aspectos confi- nido, sin fin» 69 Para O. Vattimo «nuestro
gunan la nueva experiencia de transición, por tiempo vive la época de la superación, de la
una parte, la alteridad expectante del futuro y, novedad que envejece y es substituida mme-
por otra parte, asociada a ella, la alteración en diatamente pon una novedad más nueva, en un
el ritmo de la experiencia temporal, es decir, movimiento incesante que desalienta toda
la aceleración por medio de la cual el propio actividad al mismo tiempo que la exige y la
tiempo se distingue de aquél que ocurrió impone como forma de vida» ~ Para J.
antes. La «época» y el «periodo», el umbral y Habermas, las experiencias tradicionales de
la duración de la modernidad coinciden dentro las generaciones precedentes son, entonces,
de un horizonte de movimiento que continua- reemplazadas por una clase de experiencia del
mente se excede a si mismo. En virtud de ésta progreso, que presta a nuestro horizonte de
temporalización, la anticipación providencial expectativas una «nueva cualidad sujeta a ser
y la ejemplaridad de las historias antiguas se históricamente sobrecargada de concepciones
desvanecen. La dificultad de aprender el pro- utópicas» ~ N. Luhmann combina la idea de
pio tiempo crece, por la razón de que el curso un «futuro abierto» con la idea de un «futuro
que tal tiempo hubiera seguido no pudo ser posible» afirmando que experimentamos
derivado de ninguna experiencia previa. «El nuestro futuro como una expansión de las
futuro deviene un desafio, un puzzie» 63 Esta posibilidades de relación que a través de la
«novedad sin fin» supone una desrutiniza- temporalización de la complejidad social, es
ción, una ruptura de los horizontes de expec- reducida en función de la «limitación inma-
tativas, una continua problematización de la nente», de la selección obligada de las reía-
acción futura, no sirve ya la tipificación cultu- ciones posibles dentro de los sistemas sociales
ral que opera con arreglo al presupuesto de y entre estos y su entorno 72~ La capacidad
que «así se hace eso, por tanto, así lo hace- para relacionarse selectivamente se puede
mos nosotros» 64 La función característica, ampliar muchísimo cuando un sistema es
común a todas las instituciones sociales, de capaz de introducir también una distensión
«exoneración» («Ent/astung») 65 de las moti- ordenada de la interrelación en la sucesión, o
vaciones subjetivas y de las improvisaciones sea, un cambio del modelo de relacionarse
frente a determinadas decisiones y programas según las exigencias externas e internas. La
de acción pierde plausibilidad debido a la historia es un proceso en el cual son realizadas
«desinstitucionalización» 66 a la acción inno- selecciones dentro de un horizonte de posibi-
vadora de la sociedad instituyente sobre la lidades. Los hechos históricos comportan
sociedad instituida. Es preciso buscar nuevas selecciones. Podemos imaginarnos diferentes
soluciones ante nuevos problemas y además grados de apertura y así damos los nombres de
consensuarlas con otros. En la conciencia «futurización» a un incremento y «desfuturi-
moderna el cambio deviene estado normal 67 zación» a la reducción en la apertura de un
Para R. Kosselleck, la experiencia del tiempo presente futuro L~
en la modernidad se expresa como una cre- Las sociedades complejas construyen hori-
ciente diferencia entre el «espacio de expe- zontes temporales más amplios abstractos y
riencia» (el pasado) y el «horizonte de expec- diferenciados que las sociedades más simples.
tativas» (el futuro). «En los tiempos Están dentro de un mundo cuya complejidad
modernos, la diferencia entre la experiencia y ha devenido más rica en posibilidades, desple-
las expectativas, se ha expandido creciente- gando un mayor rango de selecciones en la

PO 91F#é*,
El triunfo del tiempo (representaciones culturales... III

experiencia y en la acción. «La complejidad de Racionalización sociocultural:


los horizontes temporales se incrementa en racionalización
exacta proporción a la complejidad de la socie -temporal
dad» ~ Para Luhmann no existe evolución
como un proceso causal regular de cambio fl
social sino que existen unas condiciones y unas sí como se ha productdo una
consecuencias que se derivan de la diferencia- racionalización de las imágenes
ción de mecanismos evolutivos ~ Cuando del mundo, en los términos de
estos mecanismos de variación —como el len- Weben, o de los marcos de organización de la
guaje, donde cada participante puede decir no experiencia, en los términos de Goffman, asi
y desencadenar el conflicto—, de selección —por también podemos observar una pauta de raciona-
los códigos simbólicos de medios de comuni- lización en la representación colectiva del tiem-
cación simbólicamente generalizados como la po. Sin pretender ser exhaustivo en este primer
propiedad/dinero (máximo beneficio), el amor esbozo que aquí presento, penmítanme mencio-
(amor apasionado), el poder/derecho (la razón nar una serie de hitos que configuran esta pauta.
de estado/la justicia equitativa), la fe privada, El primer hito viene determinado por la con-
la verdad (la investigación «curiosa») —y de figuración de una específica temporalidad
estabilización —regidos por la diferenciación social que emerge en el Judaismo antiguo, espe-
sistémica que ante situaciones especificas dife- cialmente en la diferenciación de una duración
rencia una variedad de roles diferentes, los social anclada en la esfera de lo sagrado, la sab-
cuales son diferenciados en orden a obtener bath (Génesis 2:2, 4a), la santificación y sobre-
una cooperación complementaria desempeñan- valoración del séptimo día de descanso de las
do distintas funciones— son agudamente dife- rutinas profanas, como el día de Dios. El signi-
renciados es más probable el cambio estructu- ficado del ritual de la Sabbath es reactualizar el
ral y cambia la sociedad más rápidamente, pero descanso divino después de la creación del
al no funcionan de forma automática estos mundo. A juicio de A. J. Heschel la Sabbath
mecanismos coordinadamente precisan de nue- «no es una fecha (una marca, un número) sino
vos dispositivos de coordinación. La continui- una atmósfera» ~ Este día el ser entero de un
dad o discontinuidad del tiempo histórico- judío es transformado de algo profano en algo
social radica en la diferencia entre el horizonte sagrado, aparece como el portador de un «alma
de posibilidades y la realidad, es decir, en la adicional». La sabbath establece una ruptura en
contingencia 76, en la negación de la necesidad el tiempo, una limitación 8i~ Dentro del judais-
y de la imposibilidad, por cuanto que lo real mo podemos observar una hostilidad a la magia
puede ser de otra manera. La contingencia (como medio de salvación), un desencanta-
caracteriza dos niveles de experiencia: la expe- miento de la visión mágica del mundo que
riencia de lo real en el horizonte de otras posi- supone: una autodisciplina colectiva religiosa
bilidades. Esta doble experiencia, evidente- tipificada por una una percepción del tiempo
mente en la modernidad tardía, se pone de como horario de actividades, como la transición
manifiesto en que la conexión de lo que radica del tiempo natural al tiempo considerado como
en el pasado y aquello que radica en el futuro horario; supone asimismo la creación de un
deviene en principio contingente ~ La cone- tiempo lineal abierto con una escatología «con-
xión es, por tanto, selectiva entre la altennativá gelada», un tiempo de desarrollo histórico
de continuidad y discontinuidad. En ésta línea abierto, el tiempo aparece como la arena de
Luhmann afirma que la idea directriz que acción, el pasado es señalado como una prepa-
caracteriza al tiempo social de nuestras socie- racion y el presente tiene significado sólo en
dades es la de una «improbabilidad términos de futuro. A esto se une la necesidad
evolutiva» ~. La evolución acumula improba- de crear o de establecer la propia identidad per-
bilidades y conduce a resultados que pudieran sonal (como hombre creado libre) con el objeto
no haber sido producidos pon planificación o de sen merecedor de las bendiciones divinas 82~
diseño, en muchos casos del «intento de empu- Los monasterios benedictinos en la Edad
jar la sociedad en una determinada dirección Media representan el segundo hito de racionali-
resultará que la sociedad avanza correctamen- zacion del tiempo, después de los judíos, como
te, pero en la dirección contraria»79. lo ha puesto de manifiesto L. Mumford ~ Lo
112 Josetxo Beriáin

más característico de la vida monástica bene- Durante esta secuencia A y D no se encuen-


dictina era la omnipresencia de un ritmo diario tran nunca y desconocen la existencia el uno
de actividad. Habiendo sido localizados todos del otro, si Cha sabido jugar correctamente sus
los acontecimientos y actividades, con arreglo a cartas. ¿Qué es lo que les vincula entonces a A
una estructura temporal regular, recurren dentro y a D? Dos concepciones complementarias.
de los intervalos de las 24 horas del día. Lo más Primera, que ellos están inscritos en sociedades
omnipresente era el ritmo diario de actividad (Pamplona, Madrid, Los angeles). Estas socie-
litúrgica, que era el resultado directo de la fija- dades son entidades sociológicas de una reali-
ción de la celebración de los ocho Oficios Divi- dad tan estable que sus miembros (A y D) pue-
nos (Maitines, Alabatonias, Primeras, Terceras, den incluso ser descritos cruzándose en la calle,
Sextas, Novenas, Vísperas y Completas) cuya sin saberlo ellos. Segunda, que A y D están ms-
significancia litúrgica excedía con mucho cual- critos en las mentes de sus lectores. Sólo estos,
quier otro servicio a horas concretas. El Canon como Dios, observan a A telefoneando a C, a E
de San Benedicto era particularmente estricto comprando, y a D jugando a las cartas, todos al
en dictar a los monjes cuando debían ser cele- mismo tiempo. Todos estos actos son realizados
brados tales oficios 84 En esos puntos de tiem- en el mismo tiempo del reloj y de calendario,
po tañían las campanas de los monasterios. En peno por actores que pudieran desconocerse
este sentido las ocho horas canónicas funciona- mutuamente, esto muestra la novedad de este
ban como las «marcas» que puntuaban el ciclo mundo imaginado, creado por el autor en las
diario del monasterio. El seguimiento de este mentes de sus lectores ~
horario era considerado como un criterio de Un cuarto hito en este proceso de nacionali-
obediencia ascética. De hecho existe una gran zación temporal viene configurado por el valor
similitud etimológica entre el horario monástico que adquiere el trabajo asalariado en el capita-
diario (horarium) y el primen reloj mecánico lismo, y especialmente, por la conexión que se
(horologium), ambos derivados de «hora», del establece entre el trabajo, la disciplina y el
griego «horos», límite. La campana monástica tiempo. «Lo que determina la magnitud de
es el antecedente directo del reloj mecánico. valor de un objeto (en la sociedad capitalista)
Un tercer hito de esta pauta de racionaliza- no es más que la cantidad de trabajo social-
ción temporal se origina con la producción de mente necesario, o sea el tiempo de trabajo
la imprenta por Gutemberg, creando la posibi- socialmente necesario para su producción» ~.
lidad de establecer «comunidades imagina- El capitalismo representa un modo de produc-
das» que comparten un tiempo ~. Lo que ha ción orientado a la producción de mercancías y
llegado a sustituir la concepción medieval de estas «consideradas como valores...no son más
la simultaneidad a lo largo del tiempo es que cantidades de tiempo de trabajo crista/ha-
—como dice Benjamín— una idea de «tiempo do» ~ El tiempo de la producción capitalista
homogéneo vacío», donde la simultaneidad es, aparece como despojado de todo contenido
por asi decirlo, transversal, de tiempo cruzado, religioso o mágico especifico, vaciado de toda
no mancada por la prefiguración y la realiza- atadura simbólico-cultural y como contraparti-
ción, sino por la coincidencia temporal, y da se desarrolla como tiempo métrico-cuanti-
medida por el reloj y el calendario 86 De este tativo, como tiempo orientado al cómputo de
«tiempo homogéneo vacío» ya podemos tareas en el mercado y pon mor del mercado ~

hablar en las novelas y periódicos del Siglo Esta nueva dimensión del tiempo en el capita-
XVIII. Para ilustrarlo tomemos una trama lismo también es puesta de manifiesto pon
novelística sencilla en la que un hombre (A) Max Weber cuando la situa en medio de la
tiene una esposa (B) y un amante (C) que a su conexión entre dinero y disciplina como un
vez tiene un amante (D). Podemos imaginar- elemento central del «espíritu capitalista». Así
nos un diagrama temporal para este segmento se expresa en boca de E. Franklin: «Piensa que
como sigue: el tiempo es dinero. El que puede ganar diaria-

Tiempo: 1 II III
Eventos: A discute con B A telefonea a C O se emborracha
C y O hacen el amor B va de compras A cena en casa con B
Ojuega a las cartas C tiene un sueño ominoso
El triunfo del tiempo (representaciones culturales... 113

mente diez chelines con su trabajo y dedica a rellenado con flujos-marcas económicas, mili-
pasear la mitad del día, o a holgazanean en su tares, informáticas <>~. La nueva contextura
cuanto, aun cuando sólo dedique seis peniques espacio-temporal planetaria es un marco histó-
para sus diversiones, no ha de contar esto sólo, nico mundial de acción y experiencia, más con-
sino que en realidad ha gastado, o más bien ha cretamente de acción «desiocalizada», configu-
derrochado, cinco chelines más. Piensa que el rada por una experiencia de la novedad más
crédito es dinero. ..Piensa que el dinero es fér- novedosa.
tu y reproductivo...Piensa que un buen paga- Este proceso de racionalización también se
dor, como dice el refrán, es dueño de la Bolsa puede observan a través de la interpretación de
de cualquiera» 9i las diversas iconografías 96 del tiempo. En este
Un quinto hito del proceso de racionaliza- sentido presento dos figuras en las que el tiem-
ción temporal se produce en el desacoplamien- po es representado de forma diferenciada. En
to topográfico entre el espacio y el tiempo que la figura 1 ~ que data de 1638 (Fr. Perrien, El
se da en la modernidad. En las culturas premo- tiempo destructor), el tiempo aparece como
dernas, el calendario regido pon una temporaii- Saturno alado y desnudo devorando a su estir-
dad imaginaria (tiempo cíclico en los griegos, pe, con los atributos de la muerte, representa-
tiempo lineal de los judíos y en los cristianos) da en la guadaña que siega las vidas de todos
y el lugar (templo, casa, calle) han configurado los mortales. En la figura 2 ~ de 1764 (W.
una contextura espacio-temporal que ha tenido Hoganth, Tailpiece or Bathos) el tiempo alado
sus expresiones en las marcas socioespaciales: y desnudo aparece tendido, desfallecido, rodea-
el «cuándo» estaba casi universaimente conec- do de todos sus símbolos hechos añicos y de
tado con el «dónde» o identificado por eventos
naturales regulares. La producción moderna de
un tiempo métnico-identitario «vacío» fundado
en la irreversibilidad de dos secuencias tempo-
rales (antes, después) que configuran el
«ahora» eventual determinado por el reloj, y
modernamente expresado de forma analógica o
digital, ha originado una temporalidad planeta-
ria abstracta, en la que el espacio se ha des-
vinculado de su locus concreto (aquQ operando
como un espacio vitual de intercambio entre
usuarios de tarjetas de crédito, entre clientes de
la administración, entre corredores de Bolsa,
entre consumidores de sol, de espacios televisi-
vos, de comida prefabricada, etc. 92~ Se ha pro-
ducido una transformación del tiempo «ahora-
aquí» pon un tiempo «ahora-en todos los
lugares». Esta comunalidad temporal imagina-
da ~ por cuanto compartida por todos aquellos
que cohabitan (aun sin saberlo) en una contex-
tura espacio-temporal planetaria, hace posible
la «coordinación de las acciones de muchos
seres humanos físicamente ausentes el uno del
otro; el «cuando» de estas acctones está conec-
tado al «donde», pero no como en épocas pre-
modernas, via mediación del lugar» ~ Esto
sirve para abrir innúmeras posibilidades de
cambio al liberarse de las constricciones de los
hábitos y de las prácticas locales. Este tiempo
es «democrático» y generalizado, no es mi
tiempo, ni tu tiempo, ni el suyo, es «nuestro»
tiempo vaciado de referencias culturales y Figure 1. Fr< Perrier, Time Me Destroye~; 1638.
114 Josetxo Beriáin

Figure 2. William Hogarth, ihilpí ccc, or tite Baihos. i764.

un rótulo en el que se puede apreciar la ms- partes, entre lo sagrado y lo profano, entre la
cripción: The World’s End. Quizás, éste graba- luz y la sombra, entre el bien y el mal, entre la
do de Hogarth es el que mejor expresa la «cn- riqueza y la pobreza, etc. ‘~. Ninguna cosa
sis» temporal que surge en torno al siglo XVIII tiene un significado intrínseco o fijo sino que
al distancíarse el espacio de experiencia del su significado emerge a través de la relación
pasado y el horizonte de expectativas del futu- con otras cosas o eventos lot), «Las relaciones
ro. También nos está anticipando el proceso de crean las cosas, las relaciones existen antes
abstracción del tiempo, en otras palabras la que las cosas» 101, peno estas relaciones repre-
creación de un «tiempo vacío», en los térmi- sentan como muy bien ha apuntado Max
nos de Benjamín, que aparecerá en las repre- Weber correlaciones de sentido delimitadas de
sentaciones del tiempo centradas en el reloj, una infinitud desprovista de significado del
despojadas de toda referencia sagrada, como acaecer universal (nootemporal en los térmí-
en La destrucción de la persistencia de la nos de Fraser) a las que los seres humanos
memoria de 5. Dalí. otorgamos valor y significado it>2, En «lo real»
coexisten elementos, personas, acciones y con-
textos que no pueden relacionarse en cualquier
Conclusión momento con todos los demás, debido a la

c
limitada capacidad inmanente que existe para
conectarlos. La diferenciación entre diversos
omo
estas hemos
páginasvisto a lo largo
el tiempo es de
un ámbitos
dad» i03 deporque
la realidad «produceexcluye
tal diferencia temporali-
una
producto de la vida social (y no correlación momentánea, punto por punto,
al revés), más concretamente del conjunto de entre un ámbito y el entorno de otros ámbitos.
relaciones significativas que estructuran la Todo no puede suceder simultáneamente, eví-
vida social. Las diversas esferas de «lo real» se tándose de ésta manera que todo cambio en un
constituyen por medio de relaciones de co-per- ámbito cambie todo el entorno. El mantení-
tenencia, de co-implicación entre el todo y las miento de esta diferencia (opuesta a la concep-
El triunfo del tiempo (representaciones culturales,.. 115

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Figure 3. 8. Brueghel. .~El Triunfo del Tiempo», 1557.


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cion: «cuando todo era uno» de J. Campbell) expresar el ritmo de la vida colectiva, es decir,
precisa tiempo y tiene tiempo. Es decir, parti- estas dos temporalidades cualitativas (en los
mos del hecho de que todo no está relacionado términos de Sorokin) comparecen en el magní-
con todo, es decir, partimos del hecho de la no- fico dibujo de Peter Brueghel de 1557, El
simultaneidad absoluta. La asincronización de Triunfo del Tiempo de la figura 3 En ésta ~.

los tiempos internos de cada ámbito de la nea- magnífica iconografía, el tiempo antropomon-
lidad evita que todo pueda suceder al mismo fizado, el Padre Tiempo, tiene una significa-
tiempo, evitando así que todo cambio cambie ción central, que enfatiza tanto los aspectos
todo. Por tanto, la experiencia del tiempo destructivos como los aspectos reveladores y
puede surgir en base a relaciones significativas creativos del tiempo, éste comparece como un
diversas, como la alternancia que se establece poder universal e inexorable que a través de un
entre principios contrarios: justo/injusto, ver- ciclo de procreación y de destrucción origina
dadero/falso, rico/pobre, etc, o por la secuen- lo que se puede llamar una continuidad cósmi-
cia del cambio de roles: trabajador/consumi- ca: «nutres y matas todo lo que existe» (W.
dor, hijo/padre, perseguidor/perseguido, Shakespeare, EL RAPTO DE LUCRECIA,
extranjero/nativo, etc, o bien por otro tipo de verso 929)105, aparece como Saturno o Cronos
relaciones. La relación es una construcción devorando a su hijo i06~ En su mano izquierda
humana portadora de temporalidad. No impon- levanta una semiente que se muerde la cola,
ta que la temporalidad se experimente como símbolo asociado en muchas culturas antiguas
sucesión de duraciones epocales a la manera con los ciclos sin fin del tiempo y en la alqui-
del judeo-cristianismo o como la repetición mia con la idea de la totalidad cósmica. El
cíclica destinal que comparece en las civiliza- carro en un movimiento sin cesar portando el
ciones china e india. Estas dos maneras de Árbol de la Vida nos recuerda los aspectos

POLITIC4ft
116 Josetxo Beriáin

fundamentales del tiempo. El sol y la luna putado, tiempo abstracto, desprovisto de cual-
situados como yugo de los animales de tiro son quier otro simbolismo.
testigos, más bien, computan, marcan, miden A medida que pasa el Tiempo, los diferentes
el ritmo de nuestras vidas. El globo mientras artefactos creados por el hombre son aplasta-
sustenta el Arbol de la Vida agrupa a los sig- dos por las ruedas del carro. Los instrumentos
nos del Zodiaco representando el movimiento de la industria, del arte e incluso los libros de
del firmamento según el cual el ser humano ha los intelectuales se convierten en deshechos, o
medido siempre el transcurso del tiempo. El mejor dicho, devienen obsoletos y deben ser
que las distantes masas del universo, todavía reemplazados. Y detrás del carro comparece la
identificadas por sus posiciones con respecto a Muerte como destrucción (con el símbolo de la
las direcciones determinadas por el movimien- guadaña) a quien el Tiempo como agente
to aparente del sol, estén relacionados con las suministra sus víctimas y, a continuación com-
propiedades del tiempo local y la medida en parece un angel tocando la trompeta anuncian-
que lo están es todavía una cuestión abierta i07, do la siempre presente fama que queda al paso
En el fondo a la derecha aparece la prima- del tiempo, la memoria colectiva representada
vera, el tiempo de unión, de apareamiento. En en el elefante, sobre cuyos lomos se situa el
frente de la iglesia, hogar de la escolástica y angel. Este tiene un carácter revelador, ya que
símbolo de nuestro interés para determinar el en la memoria puede alojarse la Verdad descu-
propósito y la dirección de la historia, hombres bierta o rescatada por el Tiempo, la Virtud
y mujeres bailan alrededor de la cucaña en vengada por el Tiempo, la Inocencia justifica-
medio de un rito de fertilidad antiguo, cele- da por el Tiempo, y otros aspectos semejantes.
brando la venida de la estación de la nueva
vegetación (y pon tanto, la muerte del invierno,
como significado central del carnaval). A la
izquierda, las tormentas de agosto dejan sólo NOTAS
árboles arrasados haciendo referencia al ritmo ¡ El trabajo tiene el mismo título de un dibujo de
de las estaciones en la ecología del Homo Peier Brueghel de 1557 que ilustra la imaginería pre-
Sapiens. Frente a estas variaciones incesantes sente en la idea de tiempo. Agradezco los aunados
del entorno es como el ser humano ha desarro- comentarios que han recibido versiones parciales de
liado sus civilizaciones, sus imágenes del este trabajo presentadas en el Instituto de Filosofía del
mundo, sus actitudes hacia el mundo determi- CSIC y en el Center for European Studies de la Harvard
nadas por relaciones significativas. Un¡versíty.
2 Ver sobre todo: Of Time, Nueva York, 1975 y Time,

Las ruedas del carro del Tiempo son manda- The Familiar Stranger, 1987.
las, símbolos arquetipales hindus de totalidad, Ver J. T. Fraser (Edit.), The Voices of Time.
son ante todo imágenes sintéticas del dualismo Amherst, Mass, 1981, Introducción.
entre diferenciación y unificación, variedad y E. Durkheim, Las formas elementales de la vida
religiosa, Madrid, 1982, 9. Sobre la categoría de tiempo
unidad, exterioridad e interioridad, diversidad en Durkheim ver las excelentes contribuciones de R.
y concentración. Representan la exposición Ramos, «El calendario sagrado: El problema del tiempo
plástica, visual, de la lucha suprema entre el en la sociología dukheimiana» en REIS, 46/1989, 23-50:
orden, aun de lo vario, y el anhelo final de uni- REIS, 48/1989, 5307; REIS, 49/1990, 77-líO.
dad y retorno a la condensación original de lo W. James, PrincipIes of Psychology. Nueva York,
1950, 623. Ver también F. 1-1. Colson, The Week, Lon-
inespacial e intemporal (al «centro» puno de dres, 1926, 82-108.
todas las tradiciones) iOS. Recordemos el famo- H. Hubed. M. Mauss, «Estudio sumario sobre la
so díptico de El Bosco, La creación del representación del tiempo en la religión y la magia», en
Mundo, donde aparece con gran claridad este R. Ramos, Tiempo y Sociedad, Madrid, 1992, 32.
símbolo de totalidad en el judeo-cnistianismo. Ver E. Zerubavel, Hidden Rythms, Berkely, CA. 1 Ss.
8 Ver P. Sorokin, Sociocultural Causality, Space and

Encima de la cabeza del Tiempo un reloj Time, Durham, Carolina del Norte, 1943, l7lss.
accionado por pesos está listo a golpear la ~‘ Ver M. Nilsson, Primitive ‘Time-Reckoning, Lon-
campana y a recordarnos por tanto el paso de dres, 1920, 3ss.
la hora, sugiriendo una creciente conciencia “‘ C. Castoriadis, La institución imaginaria de la
temporal en comparación con el silencioso sociedad, Barcelona, 1989, Vol. 2, 78.
N. Luhmann, Soziale Sy~en¡e, Frankfurt, 1984,
reloj de arena situado en el carro. Aquí el tiem- 253-54
po aparece como tiempo científicamente com- Ver P. Sorokin, Opus cit., 219.
El triunfo del tiempo (representaciones culturales... 117

‘~ R. Kosselleck, VergangeneZukunft.Frankfurt, 1979, 36 Satapatha Brahmana, II, 3,1,5.


144-58. ~ Mahabahrata, XII, 224, 5-54. El subrayado es mio.
‘~ C. Castoriadis, opus cit., 79. ~ Brhadaranyaka Upanisad, IV, 4,6.
‘> G. van der Leeuw, «Urzeit und Endezeits>, Eranos ~ Ibídem, III, 2,13.
Jahrbuch, 1949, Vol. XVII, 11-51. ~ Recordemos la actitud básica hacia el mundo en el
~~C. Castoriadis, opus cit., 80. budismo y el hinduismo caracterizada por una «huida del
~ Ibíd, 74; Castoriadis, Domaines de lhomme, París, mundo» como ha apuntado M. Weber en el «Excurso»
1977, 142; M. Horkheimer, Th. Adorno. Dialéctica de la del pimer volumen de sus Ensayos sobre sociología de la
ilustración, Madrid, 1994, 59-97. M. Weber también ha religión.
puesto esto de manifiesto en su referencia a las cosmov- “ M. Eliade, El mho del eterno retorno, Madrid,
siones que pretenden un «dominio racional del mundo» 1968, IOSss, 122s.
frente a las que pretenden una «huida del mundo» (Ver 42 Ver M. Eliade, «Time and Etemity in Indian
M. Weber, «Excurso. Teorías y direcciones del rechazo Thought» en J, campbell, (Edit.), Man and Time, Prince-
religioso del mundo» en Ensayos sobre sociología de la ton, NJ, 1957, 180.
religión. Madrid, Vol. 1, 1983, 437-66). “ Ver la interesante discusión de O. R. E. Lloyd,
8 Ver E. Leach, «Two Essays Conceming the Sym- «Views on Time in Greek Thought» en opus ch., 1976,
bolic Representation of Time», Rethinking Anthropo- 1 l7ss.
logy, Londres, 1961, 134ss. Ver asimismo el trabajo de V. “ Losfilósofospresocráticos (Pannenides, 915, 920,
Tumer, «Frame, Flow and Reflection: Ritual and Drama 921, VoIl, Madrid, 1981).
as Public Liminality» en M. Benamou, Ch. Caramelo, ~ Aristóteles, Física, VIII, 9. 265a-266a.
(Edit.), Performance in Postmodern Culture, Madison, ~> Platón, Timeo, 37c-38a.

Wisconsin, 1977, 33-55. “ H-Ch. Puech, «Gnosis and Time» en J. Campbell,


‘~ M. Nilsson, Primitive Time Reckoning, Londres, (Edil.), Man and time, Princeton, NJ, 1957, 45.
1920, 42. 48 Los filósofos presocrólicos, Anaximandro, 183,
20 M. Nilsson, opus cit., 97-100; ver asimismo L. Opus cit..
Levy-Bruhl, «Le temps et U espace de le monde mythi- ~ Como ha notado muy acertadamente A. J. Heschel,
que», Scientia, 1935, 139-145; A. 1. Hallowell, «Tempo- The Sabbath, Nueva York, 1951,8.
ral Orientation in Western Civilization and in a Prelitera- ~ E. Zerubavel, Hidden Ryihms, Berkeley, 1981,
te Society», American Anthropologist, XXXIX, 1937, lOSss.
49,647-70; P. Bohannan, «Concepts of Time among the >‘ Ver A. Neher, «The View of Time and History in

Tiv of Nigeria» en J. Middleton, (Edit.), Myth and Cos- Jewish Culture» en E Ricoeur, (Edit.), Cultures and
mos, Austin, Tx, 1967, 3lSss. Time, París, 1976, 155.
Ql E. E. Evans-Pritchard, «Nuer Time-Reckoning», ~ 5. Mennelí, «Decivilizing Procesess: Theoretical
AFRICA, 1939, 12, 197. Significance and Sorne0 Lines of Research»,
2, 1990, 205-23. Internado-
22 Ibídem, 202-203. nal sociology, vol. 5, n.
23 M. Nilsson, opus cit., 9-10. ~ O. Páitaro, «The Christian Conception of Time» en
~ M. Nilsson, opus cit., 17. P. Ricoeur, )Edit.), Cultures and Time, París, 1976,
~5 The ¡ Ching or Book of Changes, Princeton, Ni, 169ss; O. Quispel, «Time and History in Patristic Chris-
1967, 299. Tengamos presente que este texto y la teoría del tianity» en 1. Campbell, (Edit.), Man and Time, Prince-
panta rhei («todo fluye») de Heraclito de Efeso son prácti- ton, NJ, 1957, 8Sss.
camente coetáneas, es decir, surgen en tomo al 500 a.C. “ 0. Cullmann, Christ and Time, Philadelphia, 1949,

26 R. Willhem, Undersianding the ¡ ching, Princeton, Slss.


NJ, 1995, 26. ‘~ N. Luhmann, Beobaché’ungen der Moderne, Opla-

23 Equiparable a los «hechos sociales» descritos por den, 1992, 15.


Durkheim en Las reglas del método sociológico. 56 R. Kosselleck, Vergangene Zukunft, Frankfurt,
28 R. Willhem, opus cit., 30. 1979, 233ss.
2~2 M. Oranet, Lopensée chinoise, París, 1963, 79. “ J. Habermas, Escritos políticos, Barcelona, 1988,

30 Ver 1. Needham. «Time and Knowledge in China 113.


and the Wesí» en J. T. Fraser (Edil), The Voices of Time, >~ J. Habennas, Der philosophische Diskurs der

Amherst, mass, 1981, 98. Moderne, Frankfurt, 1985, 15.


31 Para considerar las diferentes variedades de tiempo ~ J. O. Herder, Metakritik der Kritik der reinen Ver-
ver Cl. Larre, «The Empirical Apperception of Time and nunft. Berlín, 1995, 68
the Conception of History in Chinese Thought» en P. 60 Cl. Lévi-Strauss, «Las tres fuentes de la reflexión
Ricoeur (Edit.), Cultures and Time, París, 1976, Unesco, etnológica» en J. R. LLobera, (Edit.), Lo antropología
36ss. como ciencia, Barcelona, 1975; 1. Bestard, J. Contreras.
32 M. L. von Franz, Psyche aná Matrer Londres, Bárbaros, salvajes, paganos, primitivos, Barcelona,
1992. 87. 1987, 15-38, 49-70, 84-92.
~ A. Waley, The Way and its Power, Londres, 1949, 61 Ver K. Lówith, Meaning in History, Chicago, 1949
capítulo 16. y la posterior crítica de H. Blumemberg, Legitimitát der
1. Lizcano, «El tiempo en el imaginario social Neuezeit, Frankfurt, 1979.
chino» en Archipiélago, 10/11,1992,65. 62 C.Castoriadis, Domaines de lhomme, París, 1987,
“ Rig Veda, 1, 1,3; X, 37,7; Ver R. Panikkar, «La 131-175; J. P. Amason, «The lmaginaxy Constitution of
Faute Originante ou linmolation Creatrice» en E. Caste- Modemity» en Revue europeene des sciences, Ginebra,
lli, (edil.), Le mythe de la peine, Paris, 1967, 70-79. XX, 1989, 323-337.

~PM3iE&6
118 Josetxo Beriáin

‘“ R. Kosselleck, opus cit., 332. ~ Quizás el mejor ejemplo lo podamos encontrar en


‘“ TI>. Luckmann, Theorie des Sozialen Handelns. el extraordinario film Short cias de Roben Altman, en el
Berlín, 1992, 146. que comparecen diferentes microespacio-temporalidades
65 A. Gehíen, Urn,ensch ue¡d Spdkultu;; Wiesbaden, familiares y situaciones dentro del gran liempo social
1986, 23. que segrega su anonimaio e indiferencia.
<‘~ A. Ochíen, Opus cit., 132-42. ‘“ Ver U. Anderson, Comunidades imaginadas, Mdxi-

~“ E. Giesen, «The Temporalization of Social Order» co, 1993.


en II. Haferkamp, N. J. Smelser, (Edit.), Social Chan ge ~ Ver A. Oiddens, The Consequences of Modernitv.
cwd Mcdernity, Berkeley, 1992, 304. Stanford. CA, ¶990, l7ss (Hay traducción española. Las
~ R. Kosselleck. Opus cir., 359. consecuencias de la modernidad. Madrid, 1994): del
C. Castoriadis, «Reflexions sur le dévelopeinení ci mismo autor: Modernitv and Self-Idenriíy, Londres,
la rationalité» en Domaines de lhomme, opus cit., 141. 1991, 17 (Hay traducción española: Modernidad e ide,>-
70 0. Vattimo, Fil fin de la modernidad, Barcelona, tidad del yo, Barcelona, 1995).
1986, 146. ~“ Ver al respecto el texto de M. Castelís, The Infor-
~ J. Habermas, Der Philosopliische Diskurs der mation Age: Economy.Society and Culture. The Risc of
Moderne. Frankfurt, 1985, 22. dic Network Socicev. Cambridge, Mass, 1996, vol 1..
72 N. Luhmann, Soziale Sysíenic, Frankfurt, 1984, 77. donde se pone de manifiesto que en el nuevo modo infor-
~ N. Luhmann, «El futuro no puede empezar» en R. macional de desarrollo las fuentes de productividad radi-
Ramos, Tiempo y sociedad, Madrid, 1992. can en la generación de tecnología de conocimiento, en
~ N. Luhmann, «Welzeit und Systemgeschichte» en el proceso de información y en la comunicación simbó-
Soziologische Aiifkl¿irung, Opladen, vol. 2, 108. lica, contigurándose así una sociedad reticular.
“ N. Luhmann, «Evolution und Geschichte» en ~ Ver E. Panofsky. Ensayos sobre iconología, Ma-
Soziologische Au./kl¿irung, Opladen, Vol. 2, 1975, 52-3. drid, 1972, capítulo 3.
76 N. Luhmann, opus cit., 155-58; «Kontingenz als ~ Tornada de E. Panofsky, Ensayos sobet iconología.
Eigenwert der Moderner Gesellschaft» en Beobachiun- Madrid, 1972, 131.
gen der moderne, Opladen, 1992, 93-129 (Hay traduc- ~> Tomada deS. Macey, «The Changing lconography
ción castellana en J. Beriain, (Edil.), Las consecuencias of Father Time» en J. T. Fraser, /Edit.), The Study of
perversas de la modernidad, Barcelona, 1996. 173-197). Time. Nueva York, 1978, vol. 3,564.
~ N. Luhmann, Tlíe differcntiation of Sociely. Nueva ~ Vera1 respecto las extraordinarias investigaciones
York, 1982, 302. de Andrés Ortiz-Osés sobre la categoría de correlación,
78 N. Luhmann, «The Direction of Evolution» en H. especialmente: Metafísica del sentido. Bilbao, 1989, 107
Haferkamp, N. J. Srnelser, (Edits.), Social Change aud ss.
Modernity, Berkeley, 1992, 287. ‘«> O. Simmel, Filosofía del dinero, Madrid, 1977,
A. O. Hirschman, The Rethoric of Reaction, Cam- 85ss.
bridge. Mass, 1991, II W. Ross, Nícestro imaginario c.ulííeral. Barcelona,
»‘ A. J. Heschel, opus cit., 21. 1992,27
~ Ver E. Zerubavel, Opus cit., l2lss ¡02 M. Weber, Gesanímelte Aufsdtze zur Wissens-
~ M. Wax, «Antient Judaism and Protestant Ethic», chafrslehrc, J.C. B. Mohr, Tubingen, 198$. 180.
Aníericanjournal of sociology, 65,5, 1960, 449ss. ‘~< N. Luhmann, Soziale Systemc. Frankfurt, 1984,
~ L. Mumford, Technics and Civilization. Nueva 77.
York, 1963, 16. ¡04 Tomada de 1-1. Arthur Klein, Crapliic Worlds of
84 The Riele of Sainí Benedict. Londres, 1970 Perer Breughel the Elden Nueva York. 1963, 97.
>~ Ver B. Anderson, Comunidades imaginadas. Méxi- ¡0> E. Panofsky, Ensayos sobre iconología, Madrid,

co, 1993, 46-7 1972, lO6ss.


8<, w~ Benjamin, Illuminations, Nueva York, 1968, 263. 06 «Este es, por tanto, el origen de la figura del Padre
87 B. Anderson, Opus cit., 47-8. Tiempo que nosotros conocemos. Mitad clásica, mitad
88 K. Marx, El Capital, México, Vol. 1, 1976,7. medieval, parte occidental y parte oriental, esta figura
K. Marx, Contribución a la crítica de la eco,íomía ilustra al mismo tiempo la grandeza abstracia de un prin-
política, Moscu, 1989, 16. cipio filosófico y la maligna voracidad de un demonio
~ Verla exíraordinaria investigación de E. P. Thomp- destructor, y es precisamente esta rica complejidad de la
son, «Time and Work-Discipline» en Customs in comní- nueva imagen la que explica la aparición frecuente y cl
non. Studies in Traditional Popular Culture, Nueva variado significado del Padre Tiempo en el arte del
York, 1993, 352-403, especialmente 358ss. Asimismo Renacimiento y del Barroco» (E. Panofsky, opus cil.,
consultar el no menos interesante trabajo de J. Le Gofí, 1972, lOS).
«MerchanUs Time and Churcl<s Time in the Middle ¡07 Una excelente discusión del problema se encuen-
Ages» en Time. Work and Cultu,-e in ihe Midále Ages. tra en M. Nilsson, Primifive Time-Reckoning, Londres.
Chicago, 1980, 29-43. 1920.
M. Weber, Ensayos sobre sociología de la religiócí, ‘>‘~ J. E. Cirlol, Diccionario de símbolos. Barcelona,

Madrid, 1983, Vol. 1,34. 1991, 294.

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