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GLOBALIZACIÓN EN

EL DESARROLLO
SUSTENTABLE

Ivonne Janete Rodríguez Félix


INTRODUCCIÓN
La consolidación de tendencias históricas ha permitido la creciente expresión
intercultural de todas las sociedades humanas consideradas en diferentes
escalas, constituyendo un asombroso potencial para enriquecer la experiencia
humana en la diversidad. Desafortunadamente, este potencial se enfrenta a la
globalización neoliberal, lo que significa un programa explícito de imposición
hegemónica basado en una economía que excluye cada vez más a la mayoría y
la minoría que no puede ser gobernada por el modelo dominante,
unidireccional, el reduccionismo y la homogeneización cultural. En este
contexto, los temas ambientales han ocupado un lugar innegable en la agenda
de prioridades internacionales. Pero en cuanto a su enfoque, apela a la llamada
racionalidad ecológica del desarrollo sostenible, concepto bajo el cual subyace
un complejo campo de confusión intelectual, debate ideológico e intereses en
conflicto.

GLOBALIZACIÓN / DESARROLLO
SUSTENTABLE
El fenómeno de la globalización ha sido analizado e interpretado a partir de
variadas y encontradas interpretaciones. Determinados autores identifican en
este espectro posturas ante el fenómeno globalistas y optimistas y otras
detractoras y pesimistas. Hay incluso quienes sostienen la idea de la pluralidad
de las globalizaciones. Es indudable que en el mundo contemporáneo operan
tendencias planetarias fuertemente orientadas hacia una determinada
unificación del mundo cuya fuerza es mucho más intensa de las que se han
conocido en el pasado. Somos testigos de una progresiva conjunción intercultural
a través del cual se están articulando todas las sociedades y los múltiples niveles
de actividad humana están conformando un sistema interdependiente que
combina y recombina espacios y temporalidades.

No obstante, la apología dogmática del tipo de globalización difundida por el


neoliberalismo ha llevado a sus exponentes a sostener la tesis de la inevitabilidad
de una globalidad homogénea, uniformadora, promovida por un puñado de
Estados y corporaciones multinacionales. Estamos hablando de una
globalización impulsada por la expansión del mercado internacional que no
integra sino que fragmenta, que genera desigualdades extremas y deterioro
ambiental acelerado y que promueve una erosión y de las identidades.
En este esquema el término globalización es fundamentalmente un eufemismo
que denomina a un imperativo comercial de la expansión planetaria de las
multinacionales que tiene lugar en un marco de controles reguladores
evanescentes. Cabe aquí distinguir entre lo que significa, por un lado, un
proyecto hegemónico que busca imponer la masificación, un orden económico
excluyente de inmensos contingentes humanos, un pensamiento único y una
uniformidad cultural que tiene por modelo a la versión más caricatural y
reducida de la cultura de masas norteamericana; y por otro lado la articulación
real o potencial que de manera creciente configura órdenes de interconexión
entre identidades societarias de distintas dimensiones.

La globalización de los mercados, un proceso percibido como la


profundización del sistema capitalista a nivel mundial y la acentuación de
vínculos e interdependencias globales trae consigo potenciales beneficios
(sobre todo gracias al desarrollo de las tecnologías de la información y
comunicación), pero también potenciales riesgos, particularmente en el
medio ambiente. La guerra por ganar un puesto en el mercado ha motivado
a países y a firmas multinacionales y nacionales a no incorporar en el precio
del bien el verdadero costo social y ambiental asociado a las pérdidas de
capital natural

En 1987 el Informe Brundtland definió al desarrollo sustentable como “el


desarrollo que responde a necesidades del presente sin comprometer la
capacidad de generaciones futuras a responder las de ellas”.
Este tipo de desarrollo no busca producir más, sino sostener un nivel de
producción por más tiempo, asegurando la cobertura de las
necesidades de generaciones futuras . El desarrollo sustentable
combina tres criterios: el económico, el social y el ambiental.
El ambiental es considerado como el más importante, pues incorpora la
idea de equidad intergeneracional en el consumo de recursos naturales
y servicios ambientales. El criterio social supone “la consideración de la
equidad intra-generacional (entre las generaciones actuales)
asegurándo las mismas oportunidades de acceso a elecciones
económicas” . Por último, el criterio económico combina el aspecto
cuantitativo del desarrollo, asociado al crecimiento económico, con el
cualitativo asociado al mejoramiento continuo de la calidad de vida.
Este artículo se concentra en el criterio ambiental.

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