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INFORME DE LECTURA: ANÁLISIS CRÍTICO/CREATIVO

Nombre: MARTÍN ALBERTO D’ARRIGO MONTÁNCHEZ Fecha: _______


Profesor: JUAN FORTTINI JIMÉNEZ Curso: IGLECRECIMIENTO

Autor: Christian A. Schwarz,


Título: “Desarrollo Natural de la Iglesia”
Christoph Shaalk

Editorial: Clie Págs. 1 al 253

Argumento central del autor:


El autor propone liberar el potencial que Dios ya ha depositado en la iglesia, y el uso
de este libro es una guía para llevar a la práctica los principios del desarrollo natural de
la misma, ayudando a desarrollar su perfil. La meta entonces es desarrollar la
individualidad en una congregación.
Y es que, en lugar de proyectar sobre las demás iglesias las experiencias exitosas de
otras congregaciones, más bien el desafío es descubrir y desarrollar su propia
individualidad dada por el Señor. Y es que no es un tema de fabricar iglesias bajo un
mismo patrón como si fuera una factoría, sino de desatar el potencial con el que Jesús
ha provisto a sus localidades. Y es que, al fin y al cabo, es Dios quien hará crecer la
iglesia, no el esfuerzo humano. En suma, el autor tiene como objetivo y tema central el
ayudar a las iglesias a definir su propio plan de desarrollo para su crecimiento.
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Ideas secundarias de valor de la lectura:


Estimo interesante la idea con respecto a las características cualitativas de una iglesia
sobre el liderazgo capacitador. Aquí el autor establece la diferencia con lo que es un
liderazgo capacitado, que podría significar que hay uno o pocos líderes con muchos
dones y visión, pero que tienen por detrás al resto de la membresía que sirve de buena
gana a ese líder ungido. Sin embargo, tal como asevera el autor, los líderes de iglesias
en crecimiento no tratan de aumentar su propio poder para convertirse en
“todopoderosos”. Justamente lo contrario. Ellos consideran como una de sus labores
más importantes el ayudar a los cristianos a desarrollar mayores niveles de
responsabilidad según el plan de Dios. Ellos equipan, apoyan, motivan y aconsejan a los
individuos para que se conviertan en todo lo que Dios quiere que sean. Esto es lo que el
autor llama liderazgo capacitador.
Y es que Dios tiene un llamamiento único para cada persona. Los líderes de las
iglesias en crecimiento no tienen por qué ser superestrellas. De hecho, ese modelo
puede ser un obstáculo para el crecimiento de la iglesia. Dios generalmente no lleva a
cabo sus planes a través de estrellas superdotadas. Si alguien desempeña este papel (o
tiene que desempeñarlo porque la iglesia así lo espera), es generalmente un indicio
seguro de que algo no va bien en esta iglesia.
Criticas u objeciones:
El libro me parece provechoso e interesante, pero una de las cosas que me pregunto
es cómo interpretarían toda esta complejidad de ideas y estrategias los cristianos de la
iglesia primitiva. Y no se trata sólo de esta publicación, sino de muchas otras que
pueden ser de ayuda, pero requieren de tiempo para el análisis y evaluación de
procedimientos, todo para llegar a un fin que es el crecimiento vertical y horizontal de la
iglesia, ¡Algo que los primeros creyentes experimentaron cuando aún no había editoras!
Es cierto que la cultura y los tiempos cambian, y que los libros de este tipo nos dan
ideas y una perspectiva más amplia para extender el reino de los cielos, y no tengo
ningún problema con eso, es más felicito su labor, pero creo que una iglesia que se
desarrolla y crece, no es la que tenga más miembros o por la amplitud de sus templos,
sino por la salud espiritual de sus miembros empezando por la de sus líderes. El resto,
cabe decir, el crecimiento, lo dará el Señor.
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Conceptualizaciones o Ideas propuestas para investigar en el futuro:


Me pareció muy interesante la propuesta de evaluar a la iglesia para poder entablar
un diagnóstico y luego, una estrategia para su crecimiento. Ilustrativo el ejemplo del
oftalmólogo que quería prestarle sus gafas a un paciente corto de vista porque a él le fue
bien con ellas. Esto significa que las estrategias que tienen éxito en una iglesia, no
necesariamente tendrán también buenos resultados en otra congregación. Los miembros
son diferentes, así como su cultura, necesidades, contexto social, económico, etc.
Por ende, sería provechoso proponer y realizar una encuesta o lo que sea idóneo, para
evaluar y diagnosticar el perfil de una iglesia, sus puntos fuertes, débiles y necesidades,
a fin de establecer programas que sirvan para su edificación y crecimiento.

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Propuestas del autor que me resultan conflictivas:


Con respecto a la Unidad Transformativa 3: “Transformación de la energía”, el autor
ejemplifica con la frase “todos los creyentes son evangelistas” aduciendo que dicho
enunciado puede crear un complejo de culpabilidad mediante llamamientos para
conseguir el objetivo de incrementar la actividad evangelística. Esta táctica, –continúa
diciendo–, sólo quiere conseguir que cada miembro se decida a tomar parte en
actividades evangelísticas regularmente. Aquí el autor propone la “transformación de la
energía”, animando a los miembros a descubrir sus propios dones y así liberarlos de
otras tareas que tengan que ver con la evangelización.
Aunque entiendo la idea del autor que hace esta propuesta de buena fe, este concepto
o idea me resulta conflictiva. Y es que, aunque no todos tenemos el don de evangelista,
sin embargo, todos los creyentes estamos llamados a evangelizar. Recordemos que la
Gran Comisión nos manda a ir por todo el mundo y predicar el evangelio a toda criatura
(Marcos 16:15) y hacerlo no sólo en campañas evangelísticas o los fines de semana,
sino a tiempo y fuera de tiempo. Además, el evangelizar debe ser algo natural y
espontáneo en un creyente que ha recibido la gracia del Señor, quien sin necesidad que
le impongan, lo hace con gozo y por gratitud. En ese sentido, creo que más bien se debe
animar al creyente para que comparta el evangelio y se involucre en cualquier actividad
evangelística que promueva la iglesia. Y es que una iglesia cuyos miembros no
evangelizan, es una iglesia que se “fosiliza”.
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Relacione lo leído con algunas situaciones prácticas hacia el crecimiento


integral de mi Iglesia local o ministerio en el que participo.
Creo que una de las cosas que carga el corazón de un pastor es que hay muchos
miembros que no han vuelto a congregar desde la pandemia. Fueron meses muy críticos
no sólo para la salud física de la gente sino también para la salud espiritual y financiera.
Gracias a Dios que nos tocó vivir en una época de avance tecnológico sin el cual
hubiera sido muy difícil mantenernos en contacto con los miembros.
Pero ahora, aunque la pandemia aun no llega a su fin, sin embargo, ya no hay
cuarentenas ni restricciones para salir y cada día hay menos contagios y ocupación de
camas UCI. Esto debería provocar una vuelta masiva a la Casa del Señor, pero
lamentablemente el culto virtual, las capacitaciones o reuniones de célula vía Zoom,
WhatsApp o Facebook, siguen siendo las preferidas por muchos creyentes. Sin
embargo, ellos mismos han reanudado otras actividades seculares olvidando el
mandamiento de no dejar de congregar. ¿Qué hacer ante esta situación?
Creo que sabiendo que esto puede ser uno de los puntos débiles que hoy tenemos,
debemos enfocarnos en llamar y/o visitar a aquellos miembros que ya no vemos, para
saber cómo están, establecer una conversación amigable, preguntarles la razón de su
ausencia, decirles que los extrañamos, y finalmente animarlos a volver a la iglesia. Nada
mejor que el trato y contacto personal, más aún si es el mismo pastor quien sale en
busca de la oveja “extraviada” para decirle que será bienvenido(a) a la casa de Dios.

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