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Repensar el canon literario escolar es algo que muchas veces parece controversial.

Desde lo instituido, lo editorial, lo político, lo académico se configuran ciertos autores y


obras que se consideran importantes para los estudiantes, en este caso, hablando del nivel
secundario. Para Pionetti (2017), hay que interrogarse qué leer en un mundo donde “los
cambios que hoy se atraviesan dicha selección vinculados con la emergencia de una nueva
subjetividad adolescente (…) que lee de otra manera (…) con un sistema interpretativo
distinto” (p.13). Esto quiere decir que hay que considerar algunas de las problemáticas
adolescentes a la hora de volcar la literatura en las aulas. Una de esas propuestas de lectura
fuera del canon establecido en Salta, puede ser la lectura de la obra El eco de mi madre de
Tamara Kamenszain (2010), un libro de poemas. A continuación, se abordarán algunas
cuestiones en relación a la elección sugerida.

En los poemas de Kamenszain (2010), encontramos una serie biográfica ligada a la


tradición literaria neobarroco. A su vez, entra en diálogo con otros autores de la tradición a
quien ella hace mención en sus poemas. Entre los que se pueden rescatar, se encuentran
Ungaretti, César Vallejo, Silvia Molloy, Lucía Laragione, Coral Bracho, Diamela Eltit,
Olga Orozco, Alejandra Pizarnik, José Silva. En sus poemas, experimenta la sensación de
pérdida de un ser querido por culpa de la enfermedad, como el caso de Molloy; o los temas
de la muerte y la agonía, como en los versos de Vallejo.

En El eco de mi madre, Tamara Kamenszain usa como epígrafe una cita de


Desarticulaciones de Silvia Molloy. Así, entra en diálogo con su par con el juego entre las
damas y su relación con aquellas que pierden la memoria a causa del Alzheimer. En el
artículo “La memoria trabaja con todos los géneros literarios” publicado en Página 12,
Molloy hace referencia a este encuentro entre las distintas obras trabajadas en la
intertextualidad. Para ambas autoras, el sentido de la escritura está centrada en el mismo
desamparo ante la persona querida que se va. En palabras de Molloy:

“El eco de mi madre es un libro único, ya a partir del título mismo que recuerda precisamente
el remanente, lo que queda de la persona que se está yendo, esa voz que ya es eco, que se
confunde con el silencio sin por ello dejar de decir: ‘escuchá lo que no dice.”

Esa relación entre lo que no se dice, se hace presente en ambas obras. En Ecos de
mi madre, el “yo lírico” se copia de la que era “plagiando al plagiario” como el padre de
Lucy que copia un libro ajeno, “Se inclina sobre el cuaderno y con esfuerzo / va copiando
una a una las palabras / del libro que tiene al lado”. Del mismo modo, el “yo lírico” de los
poemas de Kamenszain se encuentra resignado a ese desconocimiento, puede su madre no
acordarse de ella pero seguirá siendo su madre, “ella puede no acordarse de mí pero no
importa”. Para profundizar más, analizaré un poema de Tamara Kamenszain (2010)

II

No puedo narrar. (“yo lírico”)


¿Qué pretérito me serviría (metonimia, pasado)
si mi madre ya no me teje más? (interrogación retórica, metáfora)
Desmadrada entonces me detengo
ante un estado de cosas demasiado presente: (hipérbole)
ser la descuidada que la cuida (antítesis) aliteración
mientras otros la descuidan por mí. (“yo lírico”)
Son personas que me sobran (objetivación de las personas)
y la gramática se torna un escándalo (metonimia)
cuando ella olvidó las palabras
que adelanta su bebé furioso (hipérbole, metáfora)
con el fin de decirlo todo
aunque no se entienda nada. (antítesis)

En el poema anterior, vemos como Kamenszain utiliza determinados


procedimientos de la lengua poética para generar la sensación de extrañamiento. Está
sumida en un yo lírico que se contradice así mismo, no puede narrar pero sigue escribiendo.
Esta sensación de que ha olvidado cómo avanzar. Foffani (2012), en el prólogo a la primera
edición de Novela de la poesía, señala que en el Eco de mi madre se percibe un sujeto que
se expresa desde la ecolalia que poco a poco va acabándose y relacionándose con un idioma
ininteligible llamado Alzheimer. Así, en su pregunta “qué pretérito le serviría” trata de
volver a un pasado en donde las cosas corrían su ritmo, como el tejer.

La autora nos lleva a ese mundo de la ecolalia desde el olvido, desde la forma más
próxima de nuestra facultad del lenguaje y el habla como instrumento para concretar el uso
de la lengua. Un bebé furioso que está a punto de estallar porque no puede expresarse, no
sabe cómo decirlo. Cuando el bebé llora la madre sabe que algo le sucede, algo quiere pero
debido a su pequeñez y poco desarrollo no puede expresarse. De ese modo, ese sujeto que
ha olvidado las palabras no lo puede hacer, entonces “adelanta su bebé furioso”.
En este procedimiento de distanciamiento, podemos percibir, a través de la
aliteración, dos sonidos contrastantes que hacen que el poema se vuelva duro y a punto de
explotar. La “d”, en desmadrada, detengo, estado, de, demasiado, descuidada, cuida,
empieza una sensación trunca de poder hacer o decir algo, hay un obstáculo en tanto “d”
como un sonido del tipo fonema dental no permite la salida del aire, queda atrapado, y el
bebé furioso se hace presente. Por otro lado, la “s”, en desmadrada entonces, estado, cosas,
demasiado, presente, ser, descuidada, mientras, otros, se interpone como ese fonema
alveolar que permite una pequeña salida del aire mientras está atrapado un poco. Esto
muestra cómo la madre intenta decirlo todo en esa salida de aire aunque no se le entienda
nada.

Sin duda, Kamenszain manifiesta una lectura más profunda en sus versos gracias a
este proceso de singularización, generando un extrañamiento en nuestra percepción hasta el
punto de pensar en los sonidos de nuestras palabras y las sensaciones de la niñez. En este
sentido, es como sostiene Piaccenza (2001), el cual expresa que “el canon escolar ganará en
autonomía, paradójicamente, en la medida en que se produzca la mayor cantidad posible de
interacciones posibles con la producción editorial y la teoría critica” (p.5). Merece mucho
más que un simple análisis como el que estoy haciendo, pero con esta parte brindada por la
materia pude ahondar un poco más en los poemas sin pensar solamente en los
procedimientos de la lengua como algo mecánico sino como un todo que se traslada al
objeto mismo, lo cual puede ser abordado de la misma manera por nuestros estudiantes de
secundaria.
Bibliografía consultada

Foffani, Enrique. “Prólogo Foffani para Kamenszain” en Novela de la poesía. Adriana


Hidalgo Editora, 2012.

Friera, Silvina. (martes 15 de febrero de 2011). “La memoria trabaja con todos los géneros
literarios” en Página 12. [Archivo Digital]. Disponible en
https://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/espectaculos/4-20776-
2011-02-15.html

Kamenszain, Tamara. “El eco de mi madre” (2010) en Novela de la poesía. Adriana


Hidalgo Editora, 2012.

Piaccenza, P. (2001). “Enseñanza de la Literatura y procesos de canonización en la escuela


media argentina (1966-1976)” en Lulú Coquette. Revista de didáctica de la
lengua y la literatura. Año 1, N° 1, Bs. As.: El Hacedor.

Pionetti, M. (2017). “Repensar el canon escolar: obras imprescindibles, lecturas


obligatorias y otros textos sugeridos en la enseñanza literaria actual” en
Enfoques. Dossier N° 4.

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