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Huellas de la Historia, núm.

36, año 4

LA PATRIA QUE HACE FLAMEAR SUS ORÍGENES

Juan Antonio Véjar


Profesor de Historia,
Geografía y Ciencias Sociales

“No ha habido rey jamás que sujetase esta soberbia gente libertada,
ni estranjera nación que se jactase de haber dado en sus términos pisada,
ni comarcana tierra que se osase mover en contra y levantar espada.
Siempre fue esenta, indómita, temida, de leyes libre y de cerviz erguida…”

Octubre 2012
ISSN 1853-2756
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Huellas de la Historia, núm. 36, año 4

Con estas palabras Alonso de Ercilla representaba al pueblo indígena araucano y su


resistencia férrea a todo dominio extranjero. Pasados los siglos, en los inicios de las
independencias latinoamericanas, se buscó representar gráficamente este carácter,
evocar ese pasado combativo en una nueva lucha por la soberanía de la tierra propia,
esta vez, en búsqueda de la emancipación que consagrase la libertad, igualdad y
2
fraternidad. El siguiente artículo es una descripción de algunos ejemplos en los que se
representó lo indígena en símbolos patrios latinoamericanos en las primeras décadas del
siglo XIX. 1

“Una Lucha en el Cielo y en la Tierra”

Pocos periodos históricos en Latinoamérica logran tal cohesión social y enlazan más el
patriotismo e identidad como las luchas independentistas de las primeras décadas del
siglo XIX. Su recuerdo y –por qué no- su propia construcción historiográfica no ha
escapado del subjetivismo, el uso político o ideológico o el simple ensalzamiento o
reivindicación a ciertas tradiciones y costumbres.

Fue una lucha “en el cielo” porque movilizó fervorosamente a hombres a lo largo de
toda América tras aspiraciones dignificantes del ser humano y ciudadano. No solo
fueron acciones militares que evidenciaron valor y coraje, sino también reflexiones y
construcciones teóricas; se ideó una nación, unas leyes, símbolos que representaron lo
que antes era simple virreinato, provincia o cabildo de un Imperio, se trazaron proyectos
que no culminaban en las fronteras propias2, para los cuales no se exigieron
financiamientos ni se dudó en ser la primera línea de consecución de la anhelada
libertad.

En Latinoamérica, una de las festividades de mayor cohesión social, emotividad y uso


político-ideológico son los aniversarios patrios. En tal sentido, surgen como actos
fundantes de las nuevas naciones, como símbolos de gestas heroicas y altruistas en pro
de la libertad, igualdad y prosperidad; parecían ser a simple vista, partes de un gran

1
La siguiente es una selección de algunos ejemplos que se han considerados representativos, hay otros
más en los distintos países latinoamericanos, como el Sol Inca en Perú, Argentina y Uruguay, escudos de
armas de Ecuador y Guatemala por solo nombrar algunos.
2
Por ejemplo José Martí hablaba en “Nuestra América” de una labor común, donde se ve al indio, al
gaucho, al cholo peruano, al roto chileno, unidos.

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proyecto de emancipación a partir del cual América Latina se presenta al mundo como
un continente libre, igualitario y encaminado al orden y el progreso.

Mucho se ha estudiado y analizado los antecedentes europeos y nacionales que


desencadenan cada proceso de independencia, poniendo los énfasis ya sea en los
precursores que habrían existido en cada país, o en el aprendizaje e improvisación que 3

enfrentaron los criollos con hechos repentinos que exigían prontitud y resolución.

Si se considera la inclusión indígena en los procesos de construcción republicana


americana, muy probablemente los propios indígenas dirán que fue nulo o casi nulo, y
es que como señala Manuel Ferrer, el gusto decimonónico por los binomios antitéticos
creo la categoría Civilización y Barbarie3, en donde la primera debía acabar con la
segunda.

Así entonces, se pone atención en lo indígena más que en los indígenas, y si bien se les
va a tener en cuenta por los gobiernos republicanos, no se abandonará la precepción del
indígena como desvalido o inmaduro, al cual es necesario educar e insertar en la vida
civilizada. En las declaraciones de independencia latinoamericanas, prácticamente la
única en la que se hace alusión explicita a los indígenas es en la de Bolivia, del 25 de
mayo de 1809 4.

Veamos entonces algunos ejemplos.

La Logia Lautaro5:

En la medida en que los propósitos, creencias


y dinámicas de acción de las logias masónicas
se han hecho conocidas, se han incorporado
estas referencias para comprender con mayor
profundidad y en su contexto la participación

3
FERRER Manuel, El historiador del derecho ante el estudio de los pueblos indígenas, En: Balance y
Perspectivas del derecho social y los pueblos indios de Mesoamérica, Ed. UNAM, México, 1999. p 74.
4
Se utiliza la expresión “nuestros hermanos los indígenas”…
5
Se vincula el origen de esta logia con la de Los Caballeros racionales de Londres o su filial en Cádiz,
con fecha de creación estimada en 1798, aun cuando su establecimiento en Argentina ocurre en 1812.

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de los próceres latinoamericanos en dichas sociedades secretas. No es asunto de este


artículo analizar las sociedades masónicas en sí, ni tampoco participar del debate del
grado de vinculación o adscripción a las ideas “laicas” de tales sociedades que tuvieron
“nuestros héroes”; compartimos eso sí, la consideración hecha por Emilio Corberie6 al
considerar éstas logias masónicas como “logias operativas”, instancias que permitían
4
de modo secreto, planificado e “ideologizado” organizar los objetivos políticos
inspirados en el liberalismo decimonónico.

La Logia Lautaro rebrota y hace criolla la premisa de la lucha en contra del invasor
destructor. Tras los siglos de mestizaje cultural y relaciones interetnicas entre españoles
e indígenas, se asume como la culminadora del proyecto fracasado de los guerreros
indígenas. Y en este sentido, no hay símbolo más representativo de la lucha indígena en
contra del español, que la realizada por el toqui Lautaro, inmortalizado en la obra de
Alonso de Ercilla, sustentada por lo demás, en la tradicional interpretación
historiográfica que consideraba a la Guerra de Arauco como la guerra más dilatada en la
historia occidental7. Al orgullo nobiliario de los peninsulares, se opondrá el orgullo
criollo de encarnar la hidalguía, bravura y determinación de la resistencia indígena
americana.

Si la organización y expansión de esta logia la debemos principalmente a Miranda y San


Martín, su nombre parece estar ligado a Bernardo O´Higgins, él mismo se describía a
Miranda en los siguientes términos: “Mirad en mi, señor, tristes restos de mi
compaisano Lautaro; arde en mi pecho ese mismo espíritu que libertó entonces a
Manco, mi patria, de sus opresores” 8.

Además de su nombre, en los rituales y protocolos masónicos de esta logia se incluye la


figura de Lautaro, en los diálogos de iniciación que debían realizar sus nuevos

6
CORBERIE Emilio, La Masonería, en: STURLA Flavio, La Logia Lautaro, Sociedades secretas en la
Independencia Americana, CITEREA, 2006.p 2
7
Véase al respecto, VILLALOBOS Sergio, Vida Fronteriza en la Araucanía, el mito de la guerra de
Arauco, Ed. Andres Bello, Santiago, Chile, 1995.
8
Citado en BOCCARA Guillaume, Colonización, resistencia y mestizaje en las Américas (siglos XVI-
XX), Ed.Abya Yala, Ecuador, 2002. P. 293

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miembros: “A quién debemos imitar nosotros?, -Al valiente Lautaro, ¿Qué hizo
Lautaro?, -Morir por la defensa de la Patria, ¿Cuál era su Patria?, -La nuestra.” 9

Esta logia propagará las ideas de autonomía e independencia a la vez que reivindicará la
causa indígena de la resistencia al dominio español.
5

Estandarte de la Virgen de Guadalupe en México:

Esta imagen habría sido usada por primera vez


por Miguel Hidalgo al llegar al Santuario de
Atotonilco en 1810, se estima creada en la
Academia de San Carlos en 1805 y fue parte del
botín de guerra de las tropas realistas en la
batalla de Aculco el 7 de diciembre de 1810. En
este caso, no se trata de un “símbolo inspirador”
sino más bien de un “símbolo unificador”, no
menos importante por cierto, pues es uno de los
símbolos más representativos de la cultura mexicana hoy en día.

Recordemos que ya al momento de la conquista española, Mesoamérica era el área


cultural más densamente poblada del continente; la majestuosidad de Tenochtitlán, la
riqueza cultural de aztecas y mayas, y la belleza del territorio, muy fácilmente
convencieron a los españoles de que era tierra próspera y amplia para crear la Nueva
España. Se hicieron prontos y grandes esfuerzos por afianzar el dominio español, lo
cual incluía en el plano religioso “transformar y derribar”, todo lo útil para la doctrina
de Dios y de los santos en lo primero, y contra todo lo que pareciera herético, apóstata o
demoniaco en lo segundo10.

La independencia en México no difirió en gran medida a la del resto del continente.


Inspirada por algunos criollos liberales, en búsqueda primeramente de autonomía y al
tenor de las circunstancias de independencia, tuvo más o menos el mismo avance que en
9
ROJAS Ricardo. El Santo de la Espada viva de San Martín, Ed. Rosso, Argentina, 1933 p.56
10
Considere al respecto la similitud entre las divinidades mesoamericanas y el culto a santos como Juan
el Bautista, las representaciones artísticas de Jesús muy similar al padecimiento de Moctezuma, y la
destrucción de Códices realizada por Diego de Landa en Yucatán en 1561.

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los países sudamericanos, con la diferencia que en el caso mexicano pareciera ser su
consumación más bien un consenso que la victoria de la madre de las batallas. El propio
Iturbide –primer gobernante del México Republicano- dirá (obviando años de lucha
claro está) “Asombrad a las naciones de la culta Europa, vean que la América
Septentrional se emancipó sin derramar una gota de sangre” 11
6

En sus inicios también se procuró unir a la mayor cantidad de personas dispuestas a


apoyar la causa de los insurgentes12. Hidalgo fue muy sabio al escoger a la virgen como
estandarte de batalla, pues el catolicismo era él sustento ideológico que podía unir a
ricos y pobres, letrados e ignorantes. No solo era una reproducción mariana, sino la
manifestación de Dios en piel indígena, renaciendo de las cenizas del templo de
Tonantzin Coatlicue (importante diosa azteca).

En un territorio con gran cantidad de población indígena13 sería lógico pensar que las
demandas de éstos serían un verdadero catalizador del proceso de independencia en
México, lo cierto es, sin embargo, que las demandas indígenas se harán patentes con
fuerza en la segunda mitad del siglo XIX y en respuesta a las leyes y medidas liberales
de los republicanos, ya que el principio de igualdad negaba la particularidad de las
comunidades indígenas y ponía fin a concesiones anteriores14.

Escudo de Armas de la Bandera de la Independencia de Venezuela:

En la creación de este escudo de armas tuvo directa relación Francisco de Miranda,


comisionado por el Congreso Constituyente a crear junto a otros dos diputados una
bandera y cucarda nacional. Lo cierto es que la influencia de Miranda fue mucho más

11
Agustin de Iturbide, Plan de Iguala, 24 de Febrero de 1821.
12
El 55% de los ejércitos revolucionarios estaban compuestos por indígenas, en: RODRIGUEZ Sergio,
La Revolución de Independencia, una revolución del abajo profundo. Revista Reveldía, N° 62, P. 55
13
Al momento de la independencia, el 80% de la población mexicana correspondía a indígenas, mestizos
y castas.
14
Los Indios en la guerra de Independencia y en la Revolución de 1910, Estudios de Cultura Náhuatl, N°
40, UNAM, México, 2010

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allá de la creación de ésta y anteriores banderas15,


traspasó fronteras e influyó y animó a otros criollos
americanos a la tarea de emancipar América.

El escudo tiene rasgos similares a las


representaciones europeas sobre América, por 7
16
ejemplo la alegoría de Cesare Ripa de 1593 ; en
ella América aparece representada por una mujer
con rasgos indígenas, de torso desnudo, con un arco
de flechas y un caimán de gran tamaño. Todos estos
objetos, eran representaciones de la exuberancia y
barbarie, siendo frecuente agregar además un cuerno de la abundancia en representación
de las múltiples riquezas que ofrecía el continente.

En el escudo no solo se manifiesta “lo indígena” de Venezuela, es posible identificar


los elementos europeos o liberales que serán comunes para representar las nacientes
repúblicas, como son el gorro frigio y el sol en el amanecer; presentes muy
probablemente por la influencia cultural europea que tuvo Miranda en su estadía en
Francia e Inglaterra.

Los criollos americanos empapados en la cultura europea, y consientes de la necesidad


de incorporarse a las relaciones comerciales mundiales, se dieron a la tarea de hacer
“conocidas y reconocidas” las distintas repúblicas americanas. En tal sentido, este
escudo de armas bien puede ser una forma de entender la América, en este caso diremos
Venezuela, según la ha entendido y representado el arte europeo. No es una América
sometida ni vieja ni desposeída, sino por el contrario, hace gala de su hidalguía,
fertilidad y exuberancia; es de algún modo, la barbarie al encuentro del amanecer del
orden y el progreso, como será el proyecto inspirador de las oligarquías americanas
durante todo el siglo XIX.

15
Miranda participó por ejemplo en la creación de otra bandera similar en 1806.
16
Iconología, 1593.

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“Olvidamos generosamente la larga serie de males, agravios y privaciones que el


derecho funesto de conquista ha causado indistintamente a todos los descendientes de
los descubridores, conquistadores y pobladores de estos países”17

8
Escudo de Armas de la Bandera de la Patria Vieja de Chile:

El escudo representa dos araucanos con


sus armas, la estrella que identificaba la
república unitaria, y dos inscripciones en
latín, la superior “después de las tinieblas
la luz” y la inferior que aun hoy es parte
del escudo patrio chileno, “por la razón o
la fuerza”. Fue presentado oficialmente el
30 de septiembre de 1812 en una
conmemoración de la creación de la
Primera Junta Nacional (18 de Septiembre
de 1810). De este escudo que tuvo breve
duración en los inicios del proceso de independencia en Chile, no existen más que las
descripciones hechas por un testigo ocular de su presentación y uso oficial; el Fraile
Melchor Martínez, quien en la obra Memoria Histórica sobre la Revolución en Chile
desde el cautiverio de Fernando VII hasta 1814, describe en detalle las características
de este escudo.

Es pertinente señalar que la incorporación indígena al reino de Chile era una labor que
demandaba muchos esfuerzos ya que por el carácter autónomo de las distintas
parcialidades indígenas, era un avanzar y retroceder constante. Con los parlamentos del
siglo XVIII se había avanzado considerablemente, al menos, en variar las relaciones
entre españoles e indígenas más allá del conflicto bélico permanente. Si bien la
población indígena no era numerosa en Chile, ni antes ni durante la presencia española,
no por ello, no ganó un prestigio dentro de América y por qué no decir también Europa;
la obra La Araucana se encargó de mitificar al araucano, haciéndolo ícono de la

17
Acta de Independencia de Venezuela, 5 de Julio de 1811

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resistencia indígena americana. Ya hemos indicado como la imagen de Lautaro se usó


como referente del combatiente en contra del dominio español en América.

Las particularidades que se dieron en la periferia virreinal como era el caso de Chile,
hicieron dilatada por ejemplo la encomienda, la esclavitud y el uso y abuso de la guerra.
Por ello, no fue extraño encontrar en los criollos chilenos la intención de hacer justicia 9

con los indígenas, claro, manteniendo como premisa la importancia de que éstos se
incorporasen a la modernidad liberal que requerían los pueblos americanos. Camilo
Henriquez, señalaba en La Aurora de Chile; “Los indios nos prometen una cooperación
activa para repeler los insultos extranjeros y sostener los derechos del desgraciado
Fernando. Tal vez no dista el bienhadado momento de su conversión, civilización y
cultura (…) de estos nuestros compatriotas y hermanos en quienes se conservan puros
los rasgos de nuestro carácter nacional y primitivo”18.

José Miguel Carrera, autor de este escudo, tuvo una cercanía con los grupos indígenas
tanto de Chile como de Argentina; de hecho sus últimos días los pasó combatiendo al
gobierno argentino por las consecuencias que produjo en este país el Reglamento de
Tránsito de Individuos de 1815, que consideraba como vago a quien no tuviera
propiedad legal demostrable, quedando en condición de disponible para ser fuerza
laboral forzada o parte de la milicia; lo cual afectaba y obligaba a modificar el modo de
vida de los indígenas argentinos Era llamado por ellos “Pichi Rey”.

Bolívar dirá que los chilenos poseían en los indígenas el “ejemplo para probarles que el
pueblo que ama su independencia por fin la logra”19, palabras que hallaran consonancia
muy probablemente con el sentido que tuvo Carrera al diseñar el escudo de armas.

Concluyendo:

Este articulo más que profundizar en los alcances de los proyectos republicanos tuvieron
para los indígenas, o si las nuevas repúblicas marcaron un cambio en sus condiciones de
vida, busca identificar ejemplos en los que determinados símbolos e iconos indígenas

18
Aurora de Chile, periódico ministerial, y político. Santiago de Chile, Tomo I, nº 1 (13 febr. 1812)
19
BOLIVAR Simón, Carta de Jamaica, 6 de Septiembre de 1815, en: Discursos y Proclamas de Bolívar,
Ed. Ayacucho, Venezuela, 2007. p. 65

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ayudaron grafica o ideológicamente al proceso de independencia en sus respectivos


países, es por mucho compleja la tarea de establecer los grados de inclusión e
identificación concreta de las repúblicas latinoamericanas de las primeras décadas del
siglo XIX con sus pueblos originarios.

Las tensiones que generaba la identidad latinoamericana, la homogeneidad que requería 10

la nación del siglo XIX la reflexionaba Bolívar en las siguientes palabras “nosotros ni
aun conservamos los vestigios de lo que fue en otro tiempo; no somos europeos, no
somos indios, sino una especie media entre los aborígenes y los españoles. Americanos
por nacimiento, y europeos por derechos, nos hallamos en el conflicto de disputar a los
naturales los títulos de posesión, y de mantenernos en el país que nos vio nacer contra la
oposición de los invasores; así, nuestro caso es el más extraordinario y complicado”20.

FUENTES:
Acta de Independencia de Venezuela, 5 de Julio de 1811

Aurora de Chile, Imprenta Supremo Gobierno, 1812-1813

Declaraciones y actas de la Independencia de Hispanoamérica, Ed. Ayacucho,


Venezuela, 2005

Discursos y Proclamas de Bolívar, Ed. Ayacucho, Venezuela, 2007.

La Araucana, Alonso de Ercilla, ed. San Martín, 1861

Plan de Iguala, 24 de Febrero de 1821

BIBLIOGRAFÍA:

BOCCARA Guillaume, Colonización, resistencia y mestizaje en las Américas (siglos


XVI-XX), Ed.Abya Yala, Ecuador, 2002. P. 293

20
Ídem, p. 84

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ESTUDIOS DE CULTURA NAHUATL, Los Indios en la guerra de Independencia y en


la Revolución de 1910, N° 40, UNAM, México, 2010

FERRER Manuel, El historiador del derecho ante el estudio de los pueblos indígenas,
En: Balance y Perspectivas del derecho social y los pueblos indios de Mesoamérica, Ed.
UNAM, México, 1999 11

Galeana Patricia, Latinoamérica en la conciencia europea. Europa en la conciencia


latinoamericana, Ed. Fondo de Cultura Económica, México, 1999.

Martínez, Nelson, José Luis Martínez y Viviana Gallardo, Presencia y representación de


los indios en la construcción de nuevos imaginarios nacionales (Argentina, Bolivia,
Chile y Perú 1880-1920), Ed. Nación, Estado y Cultura en América Latina, Santiago,
2003

RODRIGUEZ Sergio, La Revolución de Independencia, una revolución del abajo


profundo. Revista Reveldía, N° 62

ROJAS Ricardo. El Santo de la Espada viva de San Martín, Ed. Rosso, Argentina, 1933

STURLA Flavio, La Logia Lautaro, Sociedades secretas en la Independencia


Americana, CITEREA, 2006

Varios Autores, Nación, Estado y Cultura en América Latina, Facultad de Filosofía y


Humanidades Universidad de Chile, Santiago, 2003.

VILLALOBOS Sergio, Vida Fronteriza en la Araucanía, el mito de la guerra de Arauco,


Ed. Andres Bello, Santiago, Chile, 1995.

Voionmaa Luisa, Escultura pública. Del monumento conmemorativo a la escultura


urbana, Ed. Ocho Libro Editores, Santiago, 2005.

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