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María: KATERIN
Emma: CAMILA
Eloísa: VALENTINA
Carlos: Daniel
Señor N: Esteban
Escena I
Era un chiquillo cuando mis padres me internaron en el colegio más famoso de Bogotá. la
noche antes del viaje apenas logré dormir, ya que tenía un presentimiento de los muchos
pesares que había de sufrir después, y mi espíritu se inundaba de recuerdos felices de las
horas pasadas. A la mañana siguiente estaba mi familia con mucha tristeza al decirme adiós,
venían a enjugar las muchas lágrimas vertidas en el amargor de nuestra separación. Junto a
ellos estaba María, paciente y humilde aguardaba su turno con las manos unidas en
silenciosa plegaria, hasta que, balbucía palabras de despedida, junto su mejilla a la mía.
Seis años después en un esplendoroso agosto regresaba con el corazón lleno de gozo y amor
a la tierra que me vio nacer. Contemplando la belleza de la creación que desde niño tenía en
mi memoria el cielo, los horizontes, y muchos hermosos paisajes. Por fin llegue a la
hacienda.
Juan Ángel: ¡Allí! (Señalando a Efraín) (Juan Ángel, Emma y Eloísa salen corriendo a
abrazar a Efraín)
Efraín: Juan Ángel, Emma, Eloísa como están que gusto verlos.
Madre: ¡Efraín!
Efraín: ¡Madre!
(Las hermanas de Efraín lo llevaron a la habitación que le tenían preparada para que pudiera
descansar). (Ya en la habitación)
Efraín: Por favor, María querrá guardármelas porque las flores suelen ser nocivas en los
dormitorios.
María: ¿De veras?; pues sí, me las llevare ahora mismo y mañana las repondré. Buenas
noches.
Todos: Buenas noches. (Efraín se acuesta a dormir, mientras sueña con María) voz
Aquella noche soñé que María entraba a renovar las flores de mi mesa y que, al salir, había rozado
las cortinas de mi lecho con su vaporosa falda de muselina. Desperté cuando llegó a mis oídos su voz
pura y dulce.
Efraín: ¿Qué te pasa, Efraín? ¿por qué piensas tanto en María? Me iré alistarme y visitar a mis
amigos.
(Sale del escenario) (Entra al escenario Carlos y su padre Don Jerónimo)
Don Jerónimo: Puedes aprovechar esta visita para decidir con quién te quieres casaras si con
María o con Emma. Ambas son muy lindas, pero debes decidir por una ¿Ya sabes a quien
elegir?
Carlos: Para ser sincero la que más me gusta es María; aprovechare esta visita para
declararme.
Don Jerónimo: Espera mejor escribiré una carta diciendo que quieres pedir la mano de
María, una cosa importante aquí, es la unión de dos familias ricas.
Carlos: ¿Y el amor?
Escena II
Efraín: Va hacer difícil acostumbrarme a vivir lejos de aquí. Lejos de ti, María.
Padre: Todo ha pasado. ¡Pobre niña! Es exactamente el mismo mal que sufría su madre,
quien murió de una epilepsia incurable.
Efraín: (coge las manos de María y comienza a llorar) Amor mío. No podría vivir sin ti.
Padre: Tu madre y yo tenemos que hablar contigo ¡siéntate! Hace tres meses que estas con
nosotros y faltan do para que el señor A emprenda su viaje a Europa. No puedo ocultarte que
he concebido en ti grandes esperanzas de que serás un gran médico. Tú carácter, tus aptitudes
y tu afán por el estudio me dicen que no estoy equivocado. Pero hay algo en tu
comportamiento que se sale un poco de la norma a seguir: tu tienes solo veinte años, y a esa
edad, un amor liberalmente fomentado podría echar por tierra todas las ilusiones que vengo
hablándote. Tu ama a María que es casi mi hija. Nada podría tendría yo que oponer cuando tu
edad y tu posición autorizasen a tratar matrimonio, mas tu sabes que ella es muy joven,
además, María puede arrastrarte y arrastrarnos a la desgracia porque el doctor Mayn opina
que la pobre morirá joven y por las mismas causas que su madre. Lo de ayer fue un sincope
epiléptico de carácter progresivo. Ahora, con todo lo que yo te he dicho, ¿te casarías con
María?
Padre: Pues bien, como te veo decidido, estarás de acuerdo conmigo en que en cinco años no
podrás casarte. No prometas nada a María porque puede empeorar su estado y que no se
entere de esta conversación. Otra cosa, hace tres días recibí una carta del señor Don jerónimo
pidiéndome la mano de María para su hijo Carlos.
Madre: es un placer su visita, por favor siéntese. Feliciana, por favor tráeles algo para tomar.
Don jerónimo: Nuestra visita es para manifestarle al señor Don Jorge nuestro deseo de unir
nuestras familias a través del matrimonio de mi hijo con María.
Carlos: Para mí es un privilegio ser correspondido ante tanta belleza como María y que es la
mujer ideal para formar una familia. ¿Qué dices, María? ¿Quieres casarte conmigo?
María: Lo siento, pero no puedo. No quiero casarme nunca. (sale corriendo y Efraín sale
atrás de ella)
Efraín: Entonces, voy a ir a Europa para cumplir con mi padre y luego regresare para
casarme contigo.
Escena III
Cada dos meses a Efraín, que se encontraba en Europa, le llegaba un carta de María y así las
recibió a lo largo de todo un año. Pero las últimas cartas que había recibido reflejaban una
melancolía que a pesar de que trataba de animar a María este esfuerzo había sido en vano.
Una tarde, a finales de junio, a Efraín se le presento el Señor N…, el cual acababa de llegar
de París y al que no había visto desde el invierno pasado.
Señor N: Le traigo una carta de su casa. Pero, antes, quisiera hablar con usted.
Señor N: Vamos. vamos. En efecto, mi viaje se relaciona con ella. María vivirá si usted llega
a tiempo.
Efraín leyó las cartas. La primera era de María la cual decía que por favor fuera pronto,
así no moriría sin decirle adiós, también en ella le dijo la verdad de su enfermedad que
desde hace un año la dolencia que tenía las estaba matando, la dicha solo había logrado
curarla por unos días y si su felicidad no se hubiese interrumpido, seguiría viviendo para él
y que no quería morirse y dejarlo solo para siempre.
Dos horas más tarde salía Efraín de Londres hacia el Cauca. Pero a pesar de todos los
esfuerzos de Efraín por llegar al Cauca, no logro llegar a tiempo, ya que cuando llego lo que
consiguió fue que maría ya había muerto.