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PERSPECTIVA AMBIENTAL DEL COVID-19.

Angy Andrea Estrada Saldarriaga.

Con la llegada del COVID-19 nuestra forma de vivir cambió, no solo en el ámbito personal,
sino también en lo social y económico, dando resultados negativos a las industrias y al
comercio mundial; pero también ocasionando situaciones tanto positivas como negativas
para el medio ambiente, las cuales reconoceremos y expondré a continuación.
Para nadie es un secreto que una de las mayores problemáticas actuales es la situación
ambiental, la cual es conocida por muchos pero de interés de muy pocos, sin embargo el
objetivo de este texto es encontrar las principales causas del deterioro que el ambiente ha
tenido alrededor de los tiempos y saber si verdaderamente el COVID-19 ayudó o empeoró
de cierta forma nuestro hábitat, ya sea temporalmente o indefinidamente.

A medida que ha pasado el tiempo, solemos notar ciertas afectaciones en el medio,


principalmente por parte del ser humano y por la mentalidad de querer abarcarlo todo sin
importar la explotación natural la cual puede ser afectada enormemente, pues los gobiernos
prefieren impulsar la economía y la industria que enfocarse en el cuidado del planeta, e
inclusive con la llegada de este virus se ha olvidado por completo la vida ambiental, y
según Barragán y Montenegro (2020), “La coyuntura de la pandemia por el COVID-19 está
priorizando la salud pública y la seguridad de las personas, dejando de lado la agenda
climática”(p.3). Es decir siempre vamos a hacer las cosas a nuestro favor sin importar nada.

Podríamos decir que la llegada del COVID-19, tal vez se dio para darle un respiro al medio
ambiente, ya que estaba siendo afectado años tras año sin límites y sin recuperación alguna,
por esto mismo Barragán y Montenegro (2020) se preguntan, “¿y si el COVID-19 estará
cumpliendo la función de defender decididamente al planeta?” (p.4). Es una pregunta que
nos deja reflexionando y que en tal punto parece cierta, pues con la llegada de éste, muchas
actividades humanas han sido paralizadas, de cierto modo que ha ayudado al medio a
reconstruirse un poco y liberarse de tanto daño recibido por nosotros.
El aislamiento en casi todo el mundo y la interrupción de la actividad industrial le ha
devuelto al mundo sus aires saludables y ha reducido los niveles de contaminación.
Podemos destacar la mejoría de la calidad del aire, el cual a lo largo de los años ha sido uno
de los grandes afectados a causa del prevaleciente modelo de desarrollo social y
económico. Una de las evidencias de esto son las cifras dadas por el Centro de Tecnología
Físicas de la Universidad Politécnica de Valencia, los cuales gracias a un estudio
demostraron que la pandemia ayudó a que el dióxido de nitrógeno, uno de los principales
contaminantes del aire, haya disminuido una media del 64% en las principales ciudades
españolas, con base a esto, y según Guerrero (2021), “Este efecto positivo ha demostrado
ser temporal, pues, a medida que el mundo retorna a la normalidad, los impactos
ambientales vuelven, en algunos casos, incrementados” (p.9). Es decir, es insuficiente el
cambio que se está viendo en la naturaleza y para que esa recuperación no sea momentánea
y perdure en nuestro futuro se deben buscar métodos o soluciones para la implementación
de la industria, sin que haya explotación ambiental, ya que si se hacen cambios en la forma
de vida actual se puede generar grandes avances para el planeta.

En efecto así como surgieron cambios positivos para el medio ambiente, también surgieron
cambios negativos, que de cierta manera contribuyeron al deterioro sin control de éste, y
que con la llegada de la pandemia se implementaron métodos para que no hayan más
contagios y/o pérdidas en la humanidad; produciéndose cantidades de residuos sólidos
como medida para frenarla, por ello las mascarillas, guantes y desinfectantes se han
convertido en el uso esencial de las personas, para la protección, y aunque para algunos sea
algo favorable ya que es una medida utilizada rápidamente para combatir con este virus de
cierto modo deja y se convierte en un factor desfavorable para/con el medio ambiente, ya
que el uso excesivo de estos generan un gran impacto negativo en la naturaleza con el post
COVID-19. Como lo expresa Guerrero (2021):

Una muestra de impactos que no han sido considerados para evaluar la relación
medioambiente y la COVID-19 es, por ejemplo, la manera en la que la población
descarta las mascarillas y otros materiales usados de manera cotidiana en la
protección personal; mascarillas que son desechadas en el suelo o en tachos
comunes sin ningún tratamiento previo. Lo mismo se podría decir de los residuos
sólidos hospitalarios u orgánicos e inorgánicos generados en los mercados y centros
de abastos. (p. 14)

De cierto modo esto es una amenaza que trajo el COVID-19, que conllevará a un aumento
descontrolado de la contaminación ambiental si no actuamos con responsabilidad a la hora
de desecharlos. Tristemente el ser humano por naturaleza le gusta consumir, producir,
generar, pero no se da a la tarea de parar un momento y pensar en lo que sus actividades
diarias están causando al ambiente. Es muy fácil decir que se ha mejorado por la pandemia,
pero si se mira más a fondo las mejorías son muy superficiales y el verdadero daño sigue
ahí.

En definitiva, el futuro del planeta depende de las decisiones tomadas por el ser humano y
su forma de actuar frente a las problemáticas que se generaron y se generarán a causa de la
pandemia, además si el ser humano no aprendió con todo lo vivido y no se dio cuenta de
que unos pequeños cambios pueden ser el motor de impulso para generar cambios
definitivos frente a la situación del planeta, el futuro es preocupante. Según Parra (2020):

Si los gobiernos no plantean alternativas para los escenarios post pandemia que
prioricen el aprovechamiento sostenible de recursos naturales y promuevan una
convivencia armónica entre el ser humano y la naturaleza, es muy probable que
afrontemos problemas asociados a la contaminación, la pérdida de biodiversidad y
el cambio climático que ponen en riesgo al ambiente, a la salud humana y a la
economía mundial. (p. 10)

En conclusión aunque la pandemia trajo consigo cambios en todos los sentidos, hay que
tener en cuenta que el cambio más importante es el del pensamiento de los humanos frente
a la naturaleza, ya que si el COVID-19 no demostró a las personas lo frágiles que son, y
que dependen de que él planeta esté bien, entonces, el futuro que nos espera no es muy
prometedor; pues si nuestro medio ambiente está bien nosotros también lo estaremos, y
aunque se demuestran cifras positivas frente a la mejoría del planeta todavía no se puede
decir que es algo grandemente notorio o significativo para el futuro. El planeta hace
muchos años está pidiendo ayuda y aunque le hayamos dado un respiro con la llegada de la
pandemia, también ocasionamos ciertas afectaciones que podrían ser mortales, por eso
estamos aún a tiempo de reflexionar y motivarnos más por la pronta recuperación y
restauración de nuestro hogar, debido a que somos y seremos los únicos perjudicados por
su deterioro. En fin, si mejoramos la calidad ambiental, mejorará nuestra calidad de vida.

Referencias:

Barragán, D. & Montenegro, D. (2020). Parar a la fuerza, reinventarse como obligación: la

perspectiva ambiental del COVID-19. Centro Internacional de Investigaciones sobre


Ambiente y Territorio (CIIAT) / Universidad de Los Hemisferios.
https://www.diegoignaciomontenegro.com/parar-a-la-fuerza-reinventarse-
pararcomo-obligacion-la-perspectiva-ambiental-del-covid-19/.

Guerrero-Rojas J. (2021) IMPACTO AMBIENTAL DE LA PANDEMIA DE LA COVID-


19: ¿DÓNDE ESTAMOS? Revista Científica de Biología y Conservación. 2021,
1(1): 6-17.

Parra-Pedraza, M. (2020). COVID 19 ¿Un alivio temporal para el ambiente?


CienciAmerica: Revista de Divulgación Científica de la Universidad Tecnológica
Indoamérica. 9(2), 299- 311. Doi: http://dx.doi.org/10.33210/ca.v9i2.318 .

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