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Si cuida el medio ambiente, cuidará su salud

El deterioro en la calidad del entorno que habitamos tiene graves consecuencias para la salud humana.
El cambio climático y la contaminación en todas sus formas no son un asunto puramente ecológico,
sino también de salubridad pública.

Hechos como la inclusión del derecho a gozar de un ambiente sano en el artículo 79 de la Constitución
Política de Colombia o que la Organización Mundial de la Salud (OMS) se decidiera a definir el
concepto de ‘salud ambiental’ no son gratuitos: dan cuenta de la necesidad de entender que el bienestar
de nuestros cuerpos y del ecosistema que nos sostiene están íntimamente ligados. Entre más empeore
nuestro medio, más nos vamos a enfermar.
Según la OMS, la salud ambiental es “aquella disciplina que comprende los aspectos de la salud
humana, incluida la calidad de vida y el bienestar social, que son determinados por factores
ambientales físicos, químicos, biológicos, sociales o pisco-sociales”. Esto incluye “la teoría y práctica
de evaluar, corregir, controlar y prevenir aquellos factores en el medio ambiente que pueden
potencialmente afectar la salud de presentes y futuras generaciones”.

¿Por qué a peor ambiente, peor salud?


Piense en lo siguiente: todos los agentes que consideramos contaminantes tienen sustancias tóxicas,
contienen microorganismos que causan enfermedades graves, o ambas cosas. Cuando nos exponemos
al exceso de ruido durante un tiempo prolongado, afectamos no solo sus oídos, sino también su salud
mental. La disminución en el grosor en la capa de ozono nos expone más a los rayos ultravioleta,
causantes de cáncer en la piel.
A una escala mayor, el cambio climático ha derivado en temperaturas extremas en ambos polos de la
escala. También provoca cambios en las temporadas de lluvia y en los hábitos de ciertas especies de
animales, lo que significa que ahora hay presencia de vectores epidemiológicos, como los mosquitos,
donde antes no los había.
Un último elemento a considerar son las desventajas económicas: es un hecho que los sectores
marginados de cualquier sociedad tienden a carecer de garantías de saneamiento básico o de los
recursos económicos para mantener unas condiciones mínimas de higiene, situación que se ve
acrecentada en las naciones en desarrollo.
Esto significa que, en términos de salud ambiental, las poblaciones económicamente en desventaja
tienden a ser la más vulnerables. Según la OMS, en promedio 8,9 millones de personas mueren
anualmente por causas relacionadas con la polución, de ellas, un 94 % proviene de países en vías de
desarrollo.

La polución aérea
Los principales contaminantes del aire son el monóxido de carbono, el ozono, el dióxido de azufre y el
material particulado. El monóxido de carbono y el dióxido de azufre son productos naturales de la
quema de hidrocarburos y materiales combustibles (petróleo, madera, carbón, entre otros). Inhalarlos
provoca hipoxia, mareos, pérdida de la conciencia, inflamaciones oculares, inflamación de los
pulmones y del sistema cardiovascular y, a niveles elevados, la muerte.
Cuando esos compuestos entran en contacto con la radiación solar, se produce el ozono, un agente
corrosivo causante de asma, deterioro del tejido pulmonar y deficiencias en el sistema inmune. Por
último, el material particulado viene en dos variedades: igual o inferior a 10 micras (PM10) o material
particulado grueso, e igual o inferior a 2,5 micras (PM2,5) o material particulado fino; el polvo, el
hollín y la ceniza son algunos ejemplos.
El material particulado fino es especialmente peligroso para la salud humana, puesto que penetra con
facilidad en el tejido pulmonar y arterial, lo que resulta en enfermedades graves como la
arteroesclerosis, la Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC) y el cáncer de pulmón.
Agua, heces y metales
Por varias razones, el agua se ha convertido es uno de los principales vehículos de enfermedades en el
mundo. La presencia residuos orgánicos humanos y animales, así como de cantidades elevadas de
metales pesados como el mercurio, comprometen su potabilidad.
Uno de los principales agentes infecciosos que se encuentran en el agua es la Escherichia coli, que
viene en las heces de muchos animales. Esta bacteria puede causar un abanico de afectaciones que
incluyen la diarrea, gastroenteritis, colitis hemorrágica, vómitos e infecciones urinarias. En casos
graves puede provocar necrosis, falla multiorgánica y la muerte.
El envenenamiento del agua por metales pesados tiende a ocurrir tras la disposición inadecuada de los
residuos de las actividades mineras, lo que ocurre particularmente en el caso del mercurio. Este
elemento está presente de forma natural en todos los hábitats de la tierra, pero en concentraciones
elevadas puede provocar el deterioro progresivo del sistema nervioso, lo que se traduce en insomnio,
problemas motores, de memoria y cognitivos. En el caso de las mujeres embarazadas, puede
comprometer severamente el desarrollo adecuado del feto.

No es sólo el ruido
Los efectos de la contaminación acústica sobre la salud son más sutiles y van muchos más allá de la
sordera. La exposición prolongada a altos niveles de ruido elevados es una fuente importante de estrés.
A su vez, el estrés se traduce en un mayor riesgo de hipertensión, diabetes, fallas en el sistema
inmunológico y deterioro de la salud mental (ansiedad, irritabilidad y depresión).

Alteraciones en el clima y vectores


El último factor importante a considerar es el cambio climático mismo. En días recientes, los países del
hemisferio norte observaron uno de los inviernos más impredecibles y fríos de la historia, llegando a
temperaturas inferiores a los -20°C, con una sensación térmica mucho más baja (-60°C). Por otro lado,
los países del hemisferio sur, como Colombia, experimentaron períodos de sequía más largos de lo
normal, con impactos sobre la agricultura, la ganadería y los bosques (por ejemplo, incendios).
Bajo estas condiciones, es de esperar que ocurran más muertes por hipotermia en un hemisferio y por
deshidratación y golpes de calor en el otro, pero otro factor no menos importante es la proliferación de
vectores epidemiológicos.
Gracias al aumento promedio de las temperaturas en la Tierra, el mundo en general se ha convertido en
un lugar más amigable para especies como el mosquito Aedes aegypti, las moscas y el caracol gigante
africano. La fiebre amarilla, la malaria, la miasis, la fiebre tifoidea, la esquistomiasis y la meningitis
son solo algunas de las enfermedades que estos animales le transmiten al ser humano.

Para tener en cuenta


Jorge Luis Morelo Muñoz, profesional especializado de la dirección operativa de salud pública
Departamento Administrativo Distrital de Salud (Dadis), advierte que “cada día va a ser más necesario
saber del medio ambiente para conservar la salud de nuestra población”. Según él, en Cartagena hay
problemas tanto de cobertura de servicios públicos, como de cultura sanitaria, que impiden garantizar
un ambiente sano: “No se trata sólo, por ejemplo, tener empresas que recojan los residuos sólidos que
generamos, también se trata de no generar”, recalcó.
En nuestro país, el más reciente informe, Carga de la enfermedad ambiental en Colombia (2018)
estima que en nuestro país murieron más de 17.500 personas a causa de afectaciones relacionadas con
la mala calidad del aire y del agua. Para mayor información en materias de prevención en salud
ambiental, consulte las guías del Ministerio de Salud:
https://www.minsalud.gov.co/salud/publica/ambiental/Paginas/Salud-ambiental.aspx.

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