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Las aventuras de Petroco

Poco a poco la manta blanca se disipaba y la ciudad entera se iba mostrando imponente y
voraz, deseosa de engullir a cuanto ser entre en ella; aun no salía el sol y todo alrededor era
tímidamente gris.

En esta ciudad vive nuestro amigo Petroco y hoy permanece acostado en su cómodo lecho y
para beneplácito suyo estaba compuesto de diferentes mantas, pero de un solo color. El
piensa que utilizar muchos colores no combina con su extraña personalidad, que de hecho es
una mezcla rara de realidad-ficción que lo acompaña siempre. Conseguir estas mantas no fue
tarea fácil, de no haber sido por su talento y su plus cerebral, ahora no las disfrutaría.

Petroco se levanta con mucha pereza y se traslada unos metros para practicar "Yopi" (era un
vocablo lingüístico acuñado por nuestro amigo), lo aprendió en una de sus clases de Yoga y
Pilates al pie de la iglesia San Cristóbal en el Cusca, junto a esos humanos quienes ni siquiera
notaron su presencia ...

Luego se sacude un poco para poder desprenderse de cualquier bicho que se le haya podido
pegar al cuerpo. Observa la ciudad y planea el ataque a este inmenso monstruo. Hace un plan
mental e inicia su descenso por las calles serpenteantes del barrio de San Blas. El trio le
congelaba intensamente la nariz, las patas y hasta las orejas. De rato en rato olfateaba el aire
para percibir los deliciosos aromas que invadían su negra y húmeda nariz ...

"Las aventuras de Petroco "por Dany G. V.

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