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Capítulo 6

Producción del lenguaje

6.1. ¿Cómo estudiamos la producción del lenguaje?

Indagar los procesos de producción del lenguaje es, por razones metodológicas,
un estudio complicado. ¿Mediante qué métodos experimentales podemos
investigar los procesos que van desde la intención comunicativa del hablante
hasta la articulación de una oración? ¿Cómo abordar estos procesos que se
inician a partir de los deseos, emociones, percepciones y creencias que posee
un sujeto? El investigador ya no puede controlar las variables que influyen en la
entrada al sistema de procesamiento como lo hace cuando estudia la
comprensión y puede hacer muy poco para restringir el tipo de salida. Sólo en
algunas experiencias muy pautadas se puede “obligar” al sujeto a producir una
oración que tenga la forma sintáctica y el contenido léxico que esperamos (por
ejemplo, en tareas de descripción a partir de dibujos) y a pesar de ello, dada la
amplia gama de posibilidades que tiene el hablante para expresarse, el éxito
puede no ser completo.
Es claro que sólo podemos acceder directamente al producto final de todo este
proceso, es decir, a la información que provee la cadena de sonidos en la
producción oral de una oración o de secuencias ortográficas en la producción
escrita. Por eso los análisis más usuales y productivos para indagar los

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mecanismos internos se realizan sobre la base de los errores cometidos e
incluso, subsanados y las pausas o vacilaciones que se detectan.

6.1.1 Los errores en la producción2

En un pasillo de la facultad escuchamos que un alumno dice:

Raiter explica siete actores en una clase.

Pero nosotros sabemos que el profesor Raiter no dicta clases de actuación,


sino de Psicolingüística y lo que el alumno quiso decir es que explica siete
autores.

Un político dijo por televisión que:

El papel juega un estado en esta crisis.


Aúnque se refiere a que es el estado el que juega un papel.

En una clase, el profesor aclara que:

El jueves contesto respuestas.


Tarea complicada la que se propone, aúnque no dudamos de su capacidad. Lo
que efectivamente hará – con seguridad - será contestar preguntas.

En todos estos casos vemos que la producción intentada (denominada blanco)


por el hablante no se corresponde con lo que produjo. ¿Qué sucedió entonces?
En algún estadio del procesamiento de la oración se produjo una modificación,

2
Los ejemplos citados fueron recolectados por alumnos y docentes de la cátedra de Psicolingüística II, de
la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, durante el período 1994 – 2000.

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que no parece azarosa, dado que la relación entre el blanco y el producto
mantiene alguna lógica.
En el primer ejemplo, encontramos una sustitución de una palabra por otra. Si
comparamos ambas, encontraremos que tienen semejanza formal, la mayoría
de los fonemas coinciden, tienen la misma cantidad de sílabas y el acento recae
en el mismo segmento en los dos casos.
El segundo ejemplo, tiene un formato distinto no hay reemplazo sino
intercambio de palabras. Los ítems involucrados en el error son núcleos de
frases nominales diferentes de la misma oración, ambos son sustantivos y no
guardan ninguna relación formal.
El tercer error es también una sustitución, pero esta vez el elemento sustituido
es un antónimo del sustituyente. Es decir, tienen un tipo de relación semántica.
Como vemos, los errores pueden ser identificados claramente y analizados
según sus características. El tipo y la distribución de los errores, además de la
clase de unidad que afecta nos puede dar información acerca de los
mecanismos subyacentes. Y esto es lo que pensaron aquellos que los utilizaron
como fuente de datos para describir los niveles implicados en la producción de
oraciones.
La recolección y el análisis de los errores de habla no son materia nueva.
Fromkin (1988) refiere que ya en el siglo VIII, el gramático árabe Al-Ki-sa´i
escribió un libro, Errores del populacho, y a partir de esa obra se han publicado
gran cantidad de trabajos sobre este tema. Aúnque el objetivo de estos
primeros estudios era relevar las “incorrecciones” de los hablantes no nativos o
usuarios de dialectos no estándar, más adelante el interés se centró en
considerar innovaciones o desviaciones, tal como lo hacen los investigadores
hoy en día. A partir de la década del ´60, con las primeras postulaciones de la
gramática generativa (Chomsky, 1957) y dado que los errores de habla se usan
como datos para las hipótesis vinculadas a la gramática mental, surgió un
interés mayor de los lingüistas en su estudio.

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Claro que no todos los investigadores provienen del campo de la lingüística, no
podemos dejar de mencionar el trabajo de Freud sobre los errores de habla,
centrado en lo que estos manifiestan sobre los pensamientos reprimidos.
Pero lo que nos interesa aquí es la función que esta clase de trabajos cumple
para la psicolingüística, es decir, la de formular modelos de actuación o
procesamiento lingüístico a partir de los datos que nos ofrecen.

Fromkin realizó una detallada descripción y clasificación de los errores de habla


recolectados de un corpus de cerca de 15.000 errores. La autora los analiza
desde una perspectiva lingüística formal y observa que hay dos tipos principales
de errores: los que afectan a unidades y los que afectan a reglas. Entre los
primeros encuentra omisión o adición de segmentos, morfemas o palabras;
sustituciones y disposición incorrecta. En el segundo caso, aplicación incorrecta
de reglas o no aplicación cuando era necesario. Los errores descriptos pueden
involucrar unidades de todos los componentes de la gramática: fonología,
morfología, sintaxis y semántica léxica.

Ejemplos del primer tipo serían:

La bala de un camión (por cañón) [ Sustitución de palabra]


Te lamento informar (por lamento informarte) [Ubicación incorrecta de palabra]
En sul casa los árabes hablan (por su ) [Adición de fonema]

Ejemplos del segundo tipo:

Me pidió un perfume, pero no tengo idea de los perfúmenes (por perfumes)


[Aplicación incorrecta de una regla de formación de plural]
¡Sos un insultor!
[Neologismo por aplicación de regla nominal inadecuada para esa raíz]

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La investigación basada en la clase de error y la unidad que afectaba, permitió
a Fromkin construir un modelo de producción en distintas etapas.
Los estadíos de procesamiento que propone son:
1) Especificación del significado. Esta se realiza en términos de primitivos
semánticos no léxicos, es decir, a partir de rasgos. No son representaciones
identificables con ítems del vocabulario de superficie.
2) Estructuración sintáctica de la representación del significado. Rasgos
semánticos o grupos de rasgos se asocian con posiciones sintácticas. La salida
de este nivel es una estructura sintáctica con rasgos semánticos y sintácticos
marcados en posiciones léxicas del árbol sintáctico.
3) Asignación del contorno oracional a la estructura. Incluye no sólo la
entonación determinada por la sintaxis sino también el acento contrastivo y
enfático.
4) Inserción léxica. Está basada en las especificaciones sintácticas y
semánticas. Primero se realiza una selección del significado y posteriormente,
se busca en el inventario de formas segmentales la que es específica para el
ítem. Estos dos aspectos de la selección están temporalmente ordenados.
5) Aplicación de reglas morfofonémicas, para poder producir la forma
fonológica de los morfemas que no se fijó en los procesos previos. Son los
último ajustes fonéticos.
6) Salida articulada

Los errores en los que se basó la autora para esquematizar este modelo de
producción – sustituciones, omisiones, adiciones, desplazamientos - mostraron
una variedad de complejas regularidades y dependencias. Por ejemplo, observó
que los elementos movidos o sustituidos eran susceptibles de descripción
lingüística. Es decir, que los elementos intrusos o trasladados fueran de formas
lingüísticas correspondientes establece una base para asumir que la
disponibilidad de descripciones lingüísticas son funcionales en la interacción del
error. Por eso, el hecho de que una raíz se sustituya por otra; que los verbos se

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sustituyan o intercambien con otros verbos y los sustantivos por otros
sustantivos; que las consonantes lo hagan con otras consonantes y lo mismo
suceda con las vocales, indica que la descripción bajo la que estos elementos
son manipulados es la misma entre el elemento intentado y el intruso. Esto lleva
a pensar que los tipos estructurales elementales de la descripciones lingüísticas
están también involucrados en algún punto de los procesos de producción de la
oración.

Pero fue otro autor, Merrill Garrett, quien utilizó esta evidencia, ampliada con su
propio corpus, para elaborar uno de los más acabados modelos de
procesamiento que detallaremos más adelante.

6.1.2 Las pausas en el habla

Consideraremos ahora los estudios basados en las pausas - vacilaciones o


titubeos - producidas durante el habla espontánea, que también fueron
interpretadas en el marco de los modelos de producción.
Estos trabajos fueron llevados a cabo por Goldman - Eisler (1968) y
posteriormente por Beattie (1980) y Butterworth (1980).
La medición de las pausas durante la emisión, aúnque en algunos casos se ha
realizado en forma subjetiva, es importante llevarla a cabo en forma
instrumental. Esto permite el análisis de aquellas vacilaciones que son
demasiado breves para ser percibidas en determinados contextos y además,
suministra información acerca de las diferencias de duración que pueden ser
valiosas para brindar evidencia acerca de los procesos que las motivan. En
general, se toman en consideración las interrupciones (ausencia de
vocalización), los rellenadores (fragmentos de vocalización no verbal), las
prolongaciones de segmentos vocálicos o consonánticos entre palabras,
frases o cláusulas, las pausas silenciosas y rellenadas y las de respiración.
También es interesante relevar el uso de muletillas (como: bueno...entonces...)

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que, aúnque no interrumpen la corriente de habla, pueden jugar un rol en los
procesos de planificación.
Como vemos algunas de estos fenómenos no se corresponden con cortes
totales de la cadena hablada y el registro objetivo es la mejor forma de
determinarlas.
En las muestras recogidas se encuentra una variación interlingüística
interesante, aúnque todavía no fundamentada. En algunas lenguas se registran
menor cantidad de pausas pero más largas (por ejemplo, en el francés respecto
del inglés). También se han relevado variaciones interindividuales.
Un factor muy estudiado es la variación que depende de la tarea. Se ha
documentado que en la lectura en voz alta, la ejecución es mucho más fluida
que en el habla espontánea; lo mismo sucede al recontar una historia que
hemos escuchado o en los casos de habla ensayada. El habla espontánea
siempre produce mayor cantidad de pausas y esto revela que el esfuerzo
cognitivo es mayor que para realizar otras tareas.
¿Para qué realizamos las pausas? Podemos determinar, de manera general,
tres funciones distintas: tomar aire; planificar la emisión siguiente y permitir al
hablante que señale al oyente ciertos límites o marcas, para ayudarlo a
comprender la emisión.
En los estudios realizados se han encontrado pausas de distintas duraciones y
un patrón de distribución relativo a la posición en la que se realizan. Esta
información es relevante para determinar qué mecanismos cognitivos pueden
estar generando estas interrupciones y con qué fines.
Uno de los trabajos más sistemáticos en la observación de los fenómenos de
vacilación es el de Goldman – Eisler, quien a partir de este estudio propuso un
modelo de distintas etapas involucradas en la producción.
Ella distingue dos clases de procesos en la formulación del lenguaje. Por un
lado, los procesos de selección léxica y la determinación de las relaciones
conceptuales que están vinculados con los aspectos creativos y voluntarios.
Por otro, los procesos de organización sintáctica detallada y la estructura fónica

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que están relacionados con los aspectos rutinarios y automáticos. En otras
palabras, para producir una oración el hablante debe tomar una serie de
decisiones acerca del contenido conceptual, el esquema sintáctico y la
selección léxica. Estas decisiones voluntarias se asocian con la variación de
algunos parámetros temporales en los aspectos superficiales de la oración.
Para ilustrar el tipo de análisis que realiza, describiremos algunas conclusiones
provenientes de los datos recogidos. Ella determina dos ubicaciones de las
pausas, aquellas que son interpretables lingüística y semánticamente
(asociadas a la juntura gramatical, como por ejemplo, con la estructura de frase
mayor) y aquellas no tan interpretables (por ejemplo, las internas a las unidades
lingüísticas). Para poner en evidencia los roles de estos dos tipos de
interrupciones en la cadena de habla, contrasta la ubicación y duración de las
pausas en la lectura en voz alta y el habla espontánea. Así observa que las
ubicaciones de las pausas que aparecen en la lectura son - característicamente
- debidas a las junturas, mientras que las interrupciones realizadas durante el
habla espontánea, aúnque incluye las junturas lingüísticas, también se localizan
en otros puntos. A partir de estas observaciones propone que esta última
distribución es la que caracteriza el trabajo de los niveles creativos de la
formulación del lenguaje, mientras que la anterior refleja el ejercicio automático
de habilidades motoras asociadas con el habla.
La autora cita varias experiencias que sostienen que hay dos aspectos
determinantes para las pausas. Uno de ellos es la complejidad conceptual,
por la cual la frecuencia y duración de las pausas se incrementa tanto como la
dificultad de la tarea de codificación. Otro aspecto es la incertidumbre léxica,
por esta razón las pausas preceden a palabras que no son fácilmente
predecibles en el contexto del discurso.
Pero no sólo en las circunstancias que mencionamos se ocupa más tiempo, hay
cierta distribución característica del aumento de tiempo en interrupciones. El
habla espontánea tiene una macroestructura que consiste en series de
alternancia entre fases fluidas y no fluidas. Hay una primera fase con gran

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cantidad de pausas y de larga duración en ubicaciones no lingüísticamente
definidas; en cambio, la fase siguiente es relativamente fluente y la ubicación y
la duración de las vacilaciones son semejantes a las que se advierten durante la
lectura.
Estas dos fases de vacilación y fluencia están encadenadas como una sucesión
de pares planificación/ejecución. Esta diferencia entre planificación voluntaria
seguida de la ejecución automática es claramente compatible con la perspectiva
teórica de Goldman Eisler. Incluso se verificaron correlaciones temporales entre
las fases, es decir, una fase fluente larga es precedida de una fase de pausas
extensa.
Una evidencia que diferencia las etapas son las relativas a los gestos y miradas
que acompañan a cada una de ellas. Por ejemplo, se encontró que los gestos
icónicos - que reflejan los significados de las palabras que acompañan - son
más frecuentes durante las pausas de la fase fluente mientras que los
movimientos inespecíficos son más característicos en la etapa de fonación de la
fase de pausas. Se supone que la selección léxica está guiada por el control
voluntario mientras que la organización fonológica es automática.
Finalmente, y a partir de los datos, los procesos de producción propuestos por
Goldman Eisler son de dos tipos:
1) Aspectos creativos (y voluntarios): Determinación de las relaciones
conceptuales, estructura sintáctica abstracta y especificación léxica.
2) Aspectos rutinarios (y automáticos): Detalles de la organización sintáctica y
articulación.

6. 2 Producción de oraciones

6. 2.1 La propuesta de Merrill Garrett

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