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LUIS ALBERTO DE CUENCA ervorosotributaro del culturalismo, en euyo Ambito escribis sus Jrimeros libros (Lor reatos, Ebinore, Scho, Luis Alberto de Cuenca (Madrid, 1950) evolucion6 a partir de Neca y, sobre todo, de Le caje de plata, El otto sueto y El hacha y la rosa a una ‘specie de culturalismo trascendido en el que a ron‘a, el humor Y's distanciamiento ante la materia poética, asf como Ta palpita- {iin exitencial, inteoducen al lector en otra 6rbita de valores y feferencias. El propio autor lo ha reconocido asi al exclu de fa tdicin escogida de Peed el primero de sus libros ofrecer slo tuna seleeeién de los dos siguientes. La evolucién de Luis Alberto de Cuenca es sintomitica del cambio ‘be umbo de la poesia espiols. Miembro destcado de la segunda Jromocién de los novisimos, su retificacin poétca es tun hecho fue me atteveta a calificar de crucial, y asi lo atstigué la conce- fién a La caja de plata del Premio de la Critica de 1985. Leet hh primera poesia de Luis Alberto de Cuenea con los ojos puestos ‘a de sv madurexconstitaye una experiencia singular, pues se ra fa de una especie de efectiva contraletura, como si vigramos el egativo de unas imagenes, y ello al margen de su interés en sf Imma, que no es escao, Pese lo cul, el autor se ha crticado ha crtiado a su generaci6n sin ninguna complacencia (De Cuenca 1979-1980): «No nos apetecia escribir nada que no tuviera unos ‘orgenescutorales Hbresos —ha dicho refrigodose a aquellos aos. Ia vivencia (esa horrible palabra) sélo venia después a impedi fue el plagio fuese perfecto. Entendfamos la poesfa tal como la fhendian Ios antiguos aljandrinos: momentinea y circunstancal festiva, intrascendente, divertda e inétil. Pero los superdbamos fen un punto: ellos fueron profesonales ... y nosotros estdbamos fxentos de toda hsella de profesionalismo pottco, lo cual contr- Jia no poco a ecbar nuestro orgullo y nuestra vanidad> Lis Alberto de Cuenca aiertapo¢ticamente cuando utiliza sus jores armas, que son, com ya he dicho las armas de la i tI humor y el distanciamiento. Son ells quienes le permiten mos- liar, por ejemplo, el tema amoroso de modo elegante y distan- te el recurso al enmascaramiento de la novela negra ye cine americano (véase «Casada»). Podriarecordarse al respecto Li muerte en Beverly Hill, de Gienfereer, pero el tono y el tar 69, 7 LUIS ALBERTO DE CUENCA LUIS ALBERTO DE CUENCA n tamiento formal son distintos. Ese enmascaramiento leva al au al juego deliberado con el propio yo (véase «Mi monstruo f ito»). Si alguna vez se roza el sentimentalismo, no 3 lo ccnente en un poeta capaz de trazar una visiin muy real del lizado universo infantil (véase «Todos fuimos pequetios»). ¥ certero el autor cuando la sentimentalidad se escora hacia el mor 0 incluso el cinismo (véanse «La huida a Egipto» y «Epi ma»). Aparece entonees un mundo scanallan, que enlaza con. uel Machado Carrere y con algin Gil de Biedma, pero est tratado con vor personal. Estas referencias modernists ten al modemismo que interesa ahora, en su etapa maduay poeta de La caja de plate, titulo que recuerda por cierto 1991343) el de un libro del modernista Ricaedo Gil, La caja smisia (1898). EL uso de técnicas clasicistas, como los cieres anticlim y el cultivo del epigrama (el autor es un acreditado filslogo, conoce a fondo la poesfa grecolatina), contribuye también a peculiar configuracién de este universo podtico. Luis Alberto Cuenca cutiva una mética muy rigurosa, que se caractriza cl predominio del verso blanco y el empleo, a veces, de ext tradicionales. Poesia esta urbana, irdnica, lésicamente conten elegant, ajustada de formas y suavemente escéptica, llena de ci negro y de cémies,enétca y tenuemente sentimental, a veces blemeate sentimental sin excluir ef humor, y muy hteraria siempre (véanse «Casada» y «Epigrama). Esta ima carat ca forma parte de la poéticatransculeualsta del autor y sive pi distanciar el estimulo existenial de la ereacin en sf. Si el recurre a as mitologias, éstas no son un fin per se (véase gigantes de hilo»); puede tatarse de mitologias veraces 0 de tologias imaginaras (véanse «La huida a Egipto» y «El otro de Salamanca»). Existe un constante trasvate de las mitologfas sicasal mundo del autor y de las propias vivencias 3 aquéllss un constante movimiento de desmitficacin de lo clisico y mit ‘acién de lo urbano contemporineo, un doble movimiento anti tico y complementario a la ver, pues sus dos dzecciones para rotura ls lineas de identidad de este universo poético, de los mis personales dela iltima lia espaola: asi, por cj plo, nadie como Luis Alberto de Cuenca ha ido tan lejos em construccién de sujetos imaginarios para el poema (véae «Mi truo favoriton) Por lo demas, a presi existencial(véase oT fuimos pequeiioey) y la superacién del autotelismo culturalista son bikidas, a veces de manera muy ostensible, incluso sobre la base tel cuento de hada (véase «Amour fou», que emplifea ese mo. Yimiento desde el mito ala experiencia). Todo ello explica el inte- és que esta poesia ha suscitado en las recientes promociones. AMOUR FOU cASADA Los reyes se enamoran de sus his mis j6vens. To deciden un di, mientras los eortsanos discaten sabee el rito de alguna ceremonia aque se olvidé y que debe represar del olvido. Los reyes se enamoran de sus hijes, las aman con ltigor de hielo, possivos, feroces, bsoenos y tersibles, agonizantes, locos. Para que nadie pueda desposarlas,plantean enigmas insoluble a cuantos pretendentes aspiran a Ia mano de las princess, Nunca se vieron tantos princes degollados en vano. Bp el hombro la herida me latéa como un segundo corazén. Si a ela Te dolia también, no me lo dijo. La puerta se cerré. Por un momento nos abrazamos, y eso era la vida. Pero volvié el dolor, velvié la niebla sobre mis ojos y frente a mis labios. Y volverfan dudas y reproches, y la herida del hombro, y su marido. Los reyes s€ aniquilan con sus hijas més j6venes, se rompen, se destrozan cada noche en la cama. De dia, ella se alejan en las naves del sveio y ellos dictan las leyes, solemnes y sombrtos. LA HUIDA A EGIPTO Le pagaba para que me matase, ¥y se ha largado al Sur. Todas se marchan. ‘Aceptan cheques, flores y mentiras. Se comprometen 2 matarme. Dicen: No veris el otofio. Te lo juro». Y se van antes de la primavera. ‘También ésta se ha ido. Con un mapa de Egipto y con las laves de mi coche. Quieta Dios que los vientos no conduzcan su nave a puerto. Que una Ihiia roja Te queme el corazén, si es que lo tiene. Que nunca llegue a Egipto esa maldita, EL OTRO BARRIO DE SALAMANCA Debajo de los parking: hay mundos subtereineos {que muy pocos conocen. Lot habita una raza cde principes y reyes, de bardos y de brujos. {Subsuelo de'las calles de Veléequee y Goyal jOcéanos secretos de aguas centelleantes bajo Lista y Serrano, Jorge Juan y Hermosilll iCépulas, altas torres de ciudades de plata! {Palacios encantados, templos de mérmol negro debajo de Ia calle Don Ramén de la Cruz! jOdaliseas ocultas bajo las tubertas del gas, en el asiento de Ia calle de Ayala! Conozco a una doncella de ese mundo perdido que me envia seiales de humo por teléfono. [No consigue olvidar 1a ciencia de mis manos. con su mezela infernal de prestigio y expanto. Todo el mundo vivié aguel horror primero {que algunos inconscientes se obstinan en seguir Tamando paraiso. ANA ROSSETTI Los cuatro libros hasta ahora publicados (Las denaneos de Enso, Disscaros, Indios vehementes y Devocionara) han dado a Ana Ros. sett (Cédiz, 1950) un peso espetfico dentro de la poets femenina tspatiola y hacen de ella un nombre imprescindible en todo pano- tama de la més reciente lirica espaiola. Quizé en el eco que ha suscitado haya un trasfondo sociol6gico: es la primera poeta espa- fol (la hispanoamericanas se han mostrado desde siempre ms ‘audaces’) que se ha lanzado a expresar con desenvoltura lances y circunstancias de signo erético. Un caso semejante al de Almu- dena Grandes y sus Edades de Lubi en la narativa. Su poesia es, en este sentido, sustancialmente de mujer. Rossetti a incorporado ademés en sus compareeencias piblicas ese papel de mujer y de ‘nueva mujer’ espafola. Fl tema erético define a Rossetti, que lo atsca a fondo, sin remilgos (los textos selecionados son inequfvocos), con una teté- rica que debe algo a la poesfa de Luis Antonio de Villena, cuya sentimentalidad comparte, aunque desde otra perspectiva, y a la prosa modemista decadente, a la prosa mas que al verso. Pienso en tierta novela de la época, incluidas ls Sonata de Valle-Inclin, en Oscar Wilde, en Pierre Louys. Es inconfundible la fusién en- tee mistiea y erotismo, con la subsiguiente tendencia al dscurso negro, mis ©-menos maldto, la presencia, con pie cambiado, del santoral cristiano, que aparece en algunos poemas de Rossetti (wéase La anunciacién del éngel,), y que también concuerda con al nas piginas de Terenci Moix —una concordancia nada gratuit que temite a ciertaacttud comin ante la literatura, o la apl cin pagana a la mitologia cisica (véase «Cibeles ante la oftenda sual de tulipanes), sin olvidar el sentido transgresivo del erotis- tno (lineesto ronda los versos de Didcures) que lo leva a invocar 1 algsin héroe maldito de la sexualidad («Inconfesiones de Gilles de Raiss). Casi todas estas referencias sitéan a Ana Rossetti en cl imbito de irradicion de la poética culturalista y decadenista. Su poesia se define ademis por el versoibrismo, que en ella suele tener mis cohesiGn y vigor que en otras poeta, preocupada siem- pee la exeritora por la elaboracién artstica del diseurso. 8 CIBELES ANTE LA OFRENDA ANUAL DB TULIPANES INCONPESIONES DE GILLES DE RAIS iQue mi coraaén etal / Que el amor, 2 su ant ‘Se hallaba tendo en una chaisselongue, y tenia tcabe con mi cuerpoe fn sa Blanca mano una ros sin perfume.» Desprendida su fonda, el capllo, tulipin soarosado, apretado turbante, enfurecis mi sangre con brusca primavera. Inoculado el sensual deliio, Iubrica mai saliva ew peiénculos 4 tersiimo tallo que mi mano entroniza. ‘Ata flor tuya erguida en los oscuros parques ob, lacérame ti, vulnerada derrbame con la boca repleta de tw bimeda seda. Como stillo se ieran en tu redor mis pechos, Jos junto, te me incrustas, mis labios se entreabren Y una gota aparece en tu eispide mala. Es tan adorable introducirme fen su lecho, y que mi mano visjera descanse, entre sus piernas, descuidada, y al desenvainar la columna tersa su cimera encarnada y jugosa tendré el sabor de las ftesa, picante— presencia la inesperada expresién de su anatomfa que no sabe usar, rmostrale el sonrosado engarce al indeciso dedo, mientras en pérfidas Y precisas dosis se le administra audacia. Es adorable pervetir un muchacho, extrarle del vientre virginal esa rugiente ternura tan parecida al estertor final de un agonizante, que es imposible no ilo matando mientras eyacula. CHICO WRANGLER Dulee corazén mio de sibito asaltado. Todo por adorar més de lo permisible. ‘Todo porque un cigarto se asienta en una boca yy en sus jugosas sedas se humedece. Porque wna camiseta inctante seal, de su pecho, el escudo durisimo, y_un vigoroso brazo de la minima manga sobressle. Todo porque wnat piernas, unas perfectas dentro del mis ceBido pantal6n, frente a mi se separan. Se separan. 84 LA ANUNCIACION DEL ANGEL A Pablo Garce Brena Muriérame yo, gladiador, arcingel, verte avanzar abierta la camisa, tenue vello isado por tu pecho de cobre. Brazos, venas, Iatid, ‘curva, éltros de insectos bajo el masculo 0 ves de navio. Muriérame yo en ellos, cantiva la cintura, amenazante dardo presentido, pilido acénito, igual que una fagancia, preciso, me traspase. Muriérame yo en tu ancho hombro doblada mi cabeza. Empapado y oscuro indecio resbala por tu frente al acanto mi mejilla roza, y cubre y acaricia. Muriérame, sf, pero no antes de saber qué me anuncia este desssosicgo, rosa gladiolo en mi vientre ascua, No antes que, febriles, mis dedos por tus ropas desordenindolas ls detabotonen, se introduzcan y leguen yy puedan contemplar, averiguarte, ‘con su novicio tacto. 8s LA TENTACION El leve roce de su pelo negro al mover Ia cabeza, sofocada.. El roce de su mano, en un descuido, sobre mi mano, en la sudosa barra. I roce de su cuerpo, en una curva, Sus pechos, al cargar en la parada cl autobis. El roce de sus muslos casi desnudos... Sin palabras, bajamos. Por caminos diferentes nos fuimos algjando, y no hubo nada. 98 JON JUARISTI En la mis reciente lisica espaol, Jon Joarsti (Bilbao, 1951) presenta la recuperacin de la poesia civil. Esa es su principal apo tacién, Cuatro libros (Diario de wn poeta rein cansad, Summa de vari imtencin, 1987; Art de marear, Los pazjes dométior) inte- gram hasta ahora el quehacer de Juarist, um poeta tardio pero in- Aispensable. Situado ideldgicamente a la iequierda (ou poesia no se entiende sin este bagaje doctrinal), escrtor dela peifria vasa, como lo fueron algunas figuras centrales del 98, tiene poco o mada que ver con la mitologia noventayochista, aunque sf ha tomado de ella cierta configuraciones imaginativas: als ciudades decré pitas y fa, los burgos podrdos, la vida de provincia, las estam- pas del XIX. En este imo aspecto su poesia enlaza también con Inde algunos modernistas rezagados, como Rafael Séachee Mazas © Agustin de Foxs. Como poeta, Juarsti se halla muy vineulado ala obra de ime Gil de Biedma'por su concepei6n del poema como arifiio me- nmorabley su sabidura en el manejo de los recursos miricos. Una vinculacin que acecents Ia comiin perspectivs dvi, moral, Ares «sen este punto otro de sus modelos centales (véase el soneto {que le dedi). ero Juarist dsta de ser un epigono. A su poética $Hyen ota pretend oe tations (Mari sbre todo), reminiscencis campoamorinas y resonancias de Unamuno y Blas de Otero, aunque sin patetismos ni expaolismos esencialis- ts. El autor ha reconocido también las huellas de Fereater, Eliot, ‘Auden y Larkin Juaristi es un poeta de inquierds, que poéticamenteretoma la tradicin liberal vasa, bilbana, frente al integrsmo caristay sus retofios hoy en el Pais Vaseo. Con esta dialéctica funciona su poe- sia (véase «Patria mia»), que es sustancialmente, y como he dicho, una poesia civil, moral —de una ética laica, de endadano de un pais democritico— que pretnde cantar y conta lo que a historia pone en las manos de su autor (véase In declaracién contenida en "Agradecidas seo). ET humor, la ironfa, el sarcasmo, son componentes esenciales de este discuss civil, erftico tambign, sreistico (vése «Rleta usa) 0 ternamente irénico (sElegias a ciegas) que en esos dos poems se desplaza a tavés de setentaafos de vida expala,Jua- 99. 100 JON JUARISTE rist toca también otros temas: asf el amotoso, con acentos a gos, de tonalidades grotescas, que ponen de manifisto el rostro SGrdido del amor. Peco hay siempre una deliberada voluntad de Aespersonalizar a poesia, que para el autor es (ast lo declara en Garcia Martin 1988278) sobre todo, un instrumento con cl que iustrar o glosar ideas aprovechando el poder espeifico de conoci miento de la realidad que tiene Ia intuicién postica. Por aqul, por este didactismo de la mejor ley, que enlaza con la poética de los ilustrados, Juarsti se acerca a algunos grandes poetas euro: pos de este sigho, Brecht y Auden entre otros. ‘Sa sistema expresivo se basa en un conscente prosaismo (equ aparece Campoamor, con fall irénica), en el que se injerta la tetrica habitual de la poesia sattia y de humor: recursos it ‘os, clambure, juegos de palabras (en eso puede habere ayudado Blas de Otero), lxico bajo en contextos adversos, manipulacién de frases hechas, etc. Los juegos intertextuales son también otra, recurso que el autor aprovecha 2 fondo, incluso’en el titulo de sus libeos: Diario de un poeta recén cansado se Mam el primeroy contrahaciendo irGnicamente el del eélebre libro de Joan Raméa, Jiménez. Con esta retérica se imbrican la contencién formal y los esquemas anticlimétios, que tan bien definen st, postca. ‘Juaristi es un notable ariice del verso capaz de utilizar todas Jai rimas y todas las esteofa. Cultiva asi, entre otras formas, el soneto (en endecaslabos y en alejandrinos), la redondila, el pare do, el cuarteto con rima consonante, asonante o aguda —de un tipo w otro—, en combinaciones de versosimpares 0 heterométr- cos, el sexteto, de rima oxitona en los pares, la cuarteta, la ende= cha y el verso blanco. GABRIEL ARESTI, 1981 Seis afios, y tu verbo sigue dentro del mio precisando las voces de este mundo en acecho. Padre bronco, me diste la tormenta por techo, la intemperie por muro y por predio el baldio. Seis aftos hasta darte mi epitafio tardio, largamente fragaado en el hondo despecho. Sobre el erial cernias el vuelo instisfecho, savilin de tiniebla, centinla sombrio. Me legaste el destino del lobo solitario, Ja desazén extrema, [a amargura sin tasa y la acerba certeza ‘de no ser necesati. Que en el yermo en cenizas no me falte tu brass Que me acosen los perros por guardar tu expoliario. Que me encuentre la muerte defendiendo tu casa, RULETA RUSA PATRIA MEA Llamarla mia y nada todo es uno A Germ Yorke aunque naciera en ella y siga a oscuras fatigando sus tristes espesuras y ofrendindole un canto inoportuno, Una tarde inverniza se encorvaba sobre las falsas ruinas de aguel rincén del parque del colegio, detrés del cobertizo de Artes Plisticas. Juré sus fueros en Guernica y Luno, ‘como mandan sus santas escrituras, esta tierra feroz, feraz en curas, ‘me dio un roble, un otero y una mano, EI hijo del alusimo Jetarea falangista Mendazona ppuso el cofac y el arma, Y una mano —perdén—, mano de hielo, de nieve no, que crispa y atiranta yo no sé si el rencor o al desconsueo, La 6poca agonizaba, con su estilo demasiado rotundo: ppuestas de largo en el Maritimo, hockey, regatas, tennis, fiestas de fin de curso con madrinas, campamentos del Opus, ch6feres de uniforme azul marino, prestigiosa onoméstica (Cristina, Verénica, Natalia, Gonzaga, Alvaro, Diego), titulos. pontificios y partidos de crcker en el. green Y una raza me dio que reza y canta ante el cintabro mar Cantos de Leo. No metecia yo ventura tanta. ‘Al oitse'el disparo corrimos todos a la desbandada, corzos desparramados sobre un tapiz de asunto cinegético. No fue el azar tan cruel con Ibarreche. Era el mis débil de nosotros. No habia remontado Jos malos tiempos que se avecinaban, ANTE EL CINCUENTENARIO DE UNA GUERRA CIVIL ‘Amenaza un espléndido verano. No debes empezar a lamentarte. ‘Tiempo habré para ello, aunque a ti no te parezca bastante. De sobra sabes quiénes te robaron Ia vida. ‘También con ellos saldarés las cuentas. Son viejos. Son estipidos. Deja pasar el tiempo yy siéntate a la puerta Fillos, los derrotados de entonces, los eternos abeles, se cobraron con creces la derrota en yosotros, sus hijos. Tématelo con calma, mas toma buena nota. No te fue dado decidir qué patria habria de tocarte en suerte, hermano. Paciencia y bara Ahora amenaza un cespléndido verano. ELEGEAS A CIEGAS A Jovier Egos, (ge me rep una vim Las dos hermanas ciegas de tu abuelo, Pepita juntamente y Vietoriana, a contraluz las ves: sombras chineseas entre el biombo de seda y Ia ventana. Hye el aio sesenta. Del pargue llega un frfo alborotar de pijaros. Envueltas en sus chales oscuros, estas damas rnonagenarias rezan el Giltimo rosario. No saben que la noche venidera les depara una suave, dulcisima agonia: Cerin como dos roras tronchadas, desde el sueio hasta el delantal cindido de la Virgen Mara, La tfa Vietoriana, afligido galspago que se arrastraba apenas por los hondos pasillos de I casa de Aguirre, seri un serafin de alas veloces por las sendas de luz del Paraiso, Y la ta Pepita, que daba besos hiimedos y te contabs historias del asedio carlista, sentiré uma carcia de Jess en los pérpados Y, al entreabritlos Iuego, lo tendré ante la visa Pero atin sélo atardece. Reclinada en la mano infantil la cabeza, persigues sofoliento el paso de las horas en el reloj de cuco, molino de tristeza. Imaginas acaso un Bilbao fin de siglo, y en el baleén las pobres seioitas Juari ‘sparciendo puiados de petals a tientas sobre la procesién del Corpus Christ. NNo las urba Ja pompa de las eapas plviles ni la eustodia de oro donde tiembla et viil, ni el palo recamado, ai la guardia de gala de don Antén Pirsl, gobernador civil Nadie repara en elas. En su vasta tiniebla no oirin requiebro alguno. Tal vez, enternecido, un beso les envie sa amigo de la infancia, don Miguel de Unamuno. Su memoria volitil habria dado en nada, 1 tal poner tus parcos recuerdos en abismo, no hubieses decidido guardarlas para siempre ‘en un poema hinchado de falso modernismo: Sélo un protexto impuro para un toseo retruécano fen el verso final, pues, aunque ti lo niegas, ‘como las infelices hermanas de tu abvelo, centonces —y ahora y siempre— clegias a cig, 106 AGRADECIDAS SENAS A Lie Garis Montero No tengo casa propia ni coche. Vivo solo. ¥y mi cuenta cotriente fexté en niimeros rojos Habito un ventisguero, ‘un frfo promontorio batido por las turbias galernas del ototo. Pasé la cuarentena, doblé mi Cabo de Hornos, perdi todos los mistiles del alma en los escolos. He vivido en paises no demasiado exsticos, pero del triste mundo sé mis que los gedgrafs. Nacf bajo Saturno, nocturno dios del plomo. I mio ha sido un tiempo tirando a tormentoso. Mi juventud distraje con juegos peligrosos. Sigo siendo de izquierdas, aunque se note poco. No recuerdo las veces que resbalé hasta el fondo por el derrumbadero de los buenos propésitos 107 ni quiero dar noticia de lances mis gloriosos: volver stds la vista me pone melancdlico. Vaya sélo un consejo para los paranoicos: |b amnesia, si oportuna, aleja el mal de ojo. Tocando 2 la memoria, mejor pecar de sobrio: smi infancia son recuerdos de algiin parque zool6gico yy pliberes desices de vate vanidoso ¥y megalomania Gn pantalones corts. Recelo hoy de los trucos de los poctas mozos, yy a distinguir me paro las voces de los bozos. ‘Amo a mi pueblo vasco, un pueblo noble y tosco metido en un atasco ‘que firmaria el Bosco. Le dsjré en herencia ris huesos y mis polvos ¥ eaatro 0 cinco libros ‘de veesos rencorosos. Y si la poesia me ha dado casi todo (0 sea, el buen puitado de amigos que atesoro), 108 \o y enamorarme mn artes que conozco mejor que la poesi: Judged ahora vosotros. EL CAPE CON ESPEJOS Era un café y estibamos charlando. Un extra café de giganteseas sills con unos veladores diminutos, ‘A nuestro alrededor rostros borrosos 6, més exactamente, unos hombres sin rostro; y asi no me extraié todo el silencio de aquel local de espejos infinitos. No pucdo recordar de qué charlaba, Bers mi ale y In rea sin duda la, de mis gests. Et me dab abl, inilerene 2 toda [a pasién que habia en. mis palabras. De repente me dijo con vor. bronca: BY ti que hands ahora que ess mero? Al principio. no supe comprenderle, tan estdpido aquello, tan flto de sentido, y volvi Ia cabeza. En los espejos ‘guise mirar mi rostro, pero era el de mi padre cl que veia en ellos. gl fin te has dado cuenta? ge au fe preguntd, De ue eso eh 6 ANDRES SANCHEZ ROBAYNA Repitiendo en algin sentido el gesto radical de los surralistas de la Gaeta de Arte en los aos treina, el poeta Andrés Sinchez Robayna (Las Palmas de Gran Canatia, 1952) ha encabezado en las Islas Canarias una experiencia limite, acompatiado, entre otros, por Miguel Martinén y por el uruguayo Eduardo Milin. Enlazan- tho com la poesia concreta brasileia (Décio Pignatariy los herma- ros Augusto y Haroldo de Campos), deisva para entender el sentido de sus recursos ret6ricos, con el estructuralismo francés, de rate barthesiana, y'con poetas anglosajones como Basil Bun- ting y Wallace Stevens, énchez Robayna ha patrocinado uno de los titimos movimientos vanguardstas 0 poseanguardisas de nuestra linia, La revista Spas, por 6 drigida, ha sdo el 6rgano donde se han vertido las preocupaciones tedrcas y estticas del grupo. El volumen Poemas 1970-7085 (1987) recoge esa parte sustancial de sw produccién, a la que han seguido dos libros mis, esritos ya en otra Srbita: Palmas sobre la loss fra (1989) y Fuego blanco (1992). Ta pocsa de Sénchee Robayna entre 1970 y 1985 se cia en 1a trilogia Clima, Tina y La roa. Esos libros, completados por las series Dia de ive y Trpic, imponen una visién y una expre- sion coherentes. Sénchez Robayna cimenta su universo poético Sobre el mito de la insulaidad: la isla como epifanfa, como revela- cin del ser. Por aqui enlaza con dos signifcativas voces podticas de las Islas, Tomés Morales y Alonso Quesada, sobre todo el pri- mero. (A ambos ha atendido criticamente el profesor universita- fio que es el poeta.) Adin cabria invocar el Lancelot de Agustin, Espinosa. El autor mismo ha invocado estos enlaces en su obra ensayistica. En la linea abierta por el Cinco guilleniano (heredero a su vez de Baudelaire, Whitman y Mallarmé) pero también por el Mor les de Las Rosas de Hérules, el poeta vertebra sus temas y médu- Jos expresivos a través de la gran metifora del Libro como dable del Mundo. Ast, Sinchez Robayna desarrolla el tema y mito de Ia insularidad en tres secciones, aunque cortespondan a libros pix blcados de modo independiente. El pasaje marino es el cima del primer libro; la noche del mar es el centro del segundo (la tinta como metifora de la noche) y la descripcién (y canto) de determi uy 8, ANDRiiS SANCHEZ ROBAINA ‘ados elementos constituye el ej del tercero (yéanse los p seleccionados). El rigor constructivo alcanza ala propia distrib (A. Jiménez Millin, «Un engafto menor, pag. 46). Para Aurora Luque, la poesia es artifcio, construccién con linstrumento de la palabra, sla nica moneda del misterio», ¥elaboracin consciente de lo que es el poema, como se echa {de ver en sus composiciones metapotticas sobre la creacién, las vivencias, la palabra y cl silencio («Del desciftar) 0 sobre am la percepcién sensorial desencadenada por un producto me demo que fecal fantasia con el elo reeverdo de un ie jo mito (Gel). Pero es a experiencia personal, viva e intensa Ja que vibra ytiembla bajo el luir del verso, desperando ag palabras que «queman y que «saben a labios o a odisea» pat hacer brotar el poema (:Poética). En precsasy stiles alusion ‘cs, la poeta almerienselogra dar nuevo sentido a los mitos ele sicos, que se vuelven vehiculo de singulares experiencas de la vida cotidiana, Su culturalismo es parco,refinado e intemo, (Onra poenica: ipriid, Granada, Universidad, Coleciin Zumaya 1982 Problema de dee Madd, Rip (Col Adon) 1983 Frc decade Milags, Coleco Teta, 191 ape nacem Madi, Vso, 194 ede Mate, Barco, Bouma, 1994 acters nat laa Ano, 1994 Gare mart Malag, Miguel Gotnez Ediciones, 1996, Transtora, Sev, Renscinieno, 198 PROBLEMAS DE DOBLAJE En la toma perfecta, cuando el guidn es bueno y los actores fingen dignamente os héroes, 38 a a los focos y la banda ‘Sensacion de pantalla desgarrada la rote eae de vivir.

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