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CAMINO (libro) Una primera versión, muy breve, de lo


que con el tiempo sería Camino, fue prepa-
1. El proceso de redacción. 2. Estructura rada, en edición multicopiada a velógrafo,
interna. 3. Un libro de aforismos espiritua-
en diciembre de 1932. Su título era Con-
les. 4. La recepción de Camino en la Iglesia
sideraciones espirituales, y se presentaba
del siglo XX. 5. Camino y la vocación del
laico. 6. Difusión. como un fascículo de 17 cuartillas con 246
máximas para la meditación. Las máximas
Camino es el libro más difundido de aparecían numeradas y procedían entera-
Josemaría Escrivá de Balaguer. Publicado mente de los Apuntes íntimos. Los desti-
en 1939, cuenta con cerca de 500 edicio- natarios de esos fascículos eran personas
nes en 49 idiomas distintos. La historia de a las que Josemaría Escrivá dirigía espiri-
la redacción de Camino comienza en los tualmente, sobre todo jóvenes.
años veinte. El elemento originante es la Unos meses más tarde, en el verano
vida del propio autor en sus primeros años de 1933, san Josemaría distribuyó entre
de sacerdocio, y especialmente a partir de esas mismas personas una segunda se-
1928, tres años después de su ordenación, rie de máximas. Eran, de nuevo, cuartillas
cuando entendió que Dios le llamaba a multicopiadas: 7, con un total de 87 con-
fundar el Opus Dei. sideraciones de numeración consecutiva a
la anterior (de la 247 a la 333).
1. El proceso de redacción En 1934, Consideraciones espirituales
La experiencia espiritual y apostólica fue editado finalmente como libro en la Im-
de san Josemaría en los momentos ger- prenta Moderna, de Cuenca, de donde era
minales del Opus Dei había ido dando lu- obispo el beato Cruz Laplana, pariente del
gar a unas breves anotaciones que, hasta autor, que facilitó las gestiones. Esta edi-
su interrupción al final de los años trein- ción recoge las consideraciones de los dos
ta, llegaron a llenar nueve cuadernos. A fascículos anteriores y otras nuevas, hasta
medio camino entre el diario y el libro de un total de 440, pero ahora sin numerar. El
oraciones, estos Apuntes íntimos, como él conjunto, por primera vez, está dividido en
los llamaba, recogen vivencias, mociones capítulos: 26, de acuerdo con un esquema
del espíritu, citas de diversa procedencia que, en gran parte, es ya el que se encon-
y consideraciones de muy variado géne- trará cinco años más tarde en la versión
ro. De todo ese material, tras el inevitable definitiva de Camino, en la que, sin embar-
proceso de selección y corrección, salió, go, tanto el número de consideraciones
en buena parte, lo que constituye hoy el (que de 440 pasa a 999) como el de capítu-
contenido de Camino. los (de 26 a 46), será sensiblemente mayor.

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En la fase final de la redacción de meta el ideal de la fidelidad a Dios hasta el


Camino, durante la Guerra Civil española momento de la muerte. Se trata de un Ca-
(1936-1939), Escrivá de Balaguer acude no mino de vida cristiana para el hombre que
sólo a sus notas personales, sino también vive plenamente inmerso en el mundo, y
a otros materiales escritos: guiones de su de ahí que su final de trayecto se concrete
propia predicación, correspondencia acti- en una meta práctica, la “Perseverancia”,
va y pasiva, etc. Sobre su método de tra- más que en el objetivo extrahumano de la
bajo en esta época, y particularmente du- vida eterna. En Camino existe también el
rante su estancia en Burgos, donde residió capítulo “Postrimerías”, pero se encuentra
de enero de 1938 a marzo de 1939, han en un lugar intermedio, como perspectiva
aportado testimonios escritos quienes en- escatológica de la lucha personal del cris-
tonces convivieron con él (Pedro Casciaro tiano por vivir las virtudes, no como última
y Francisco Botella, por ejemplo), que re- etapa del caminar del hombre sobre la tie-
cuerdan, entre otras cosas, haberle ayuda- rra, cosa que evidentemente los llamados
do a clasificar unas octavillas extendidas novísimos no son, pues pertenecen ya al
sobre una cama, cada una de las cuales ámbito del más allá.
contenía uno de los futuros puntos de Ca- Pedro Rodríguez (cfr. CECH, pp. 176-
mino (cfr. CECH, pp. 73-75). 191) ha propuesto una distribución de los
La primera edición de Camino se im- 46 capítulos de Camino en tres bloques.
primió en Valencia en abril de 1939. El El primero, “Seguir a Cristo: los comienzos
cambio en el título del libro (de Conside- del camino”, comprende los capítulos 1 a
raciones espirituales a Camino) coincide 21; el segundo, “Hacia la santidad: cami-
con la fijación de su extensión definitiva nar «in Ecclesia»”, los 14 siguientes, hasta
de 999 puntos (cfr. CECH, p. 98). Esta cifra el 35; y el tercero, “Plenamente en Cristo:
no es casual, sino deliberada. Con un uso llamada y misión”, los 11 finales. A su vez,
simbólico de la aritmética que recuerda a subdivide cada una de esas partes en dos
san Agustín, Escrivá de Balaguer persigue, apartados. El esquema de conjunto que
con esos tres nueves, rendir homenaje a la propone es el siguiente:
Trinidad (9=3x3), algo que había estado ya • Primera Parte: “Seguir a Cristo: los co-
presente en 1933, cuando había impreso la mienzos del camino”.
segunda versión a velógrafo de Considera-
A) Oración, expiación, examen: capítulos
ciones espirituales: con los 87 puntos que
1-10 (“Carácter”, “Dirección”, “Ora-
se añadían a los 246 de la primera versión
ción”, “Santa Pureza”, “Corazón”,
se llegaba a un total de 333.
“Mortificación”, “Penitencia”, “Exa-
men”, “Propósitos”, “Escrúpulos”).
2. Estructura interna
B) Vida interior, trabajo, Amor: capítu-
Como se ha dicho, Camino está divi- los 11-21 (“Presencia de Dios”, “Vida
dido en 46 capítulos. El primero tiene por sobrenatural”, “Más de vida interior”,
título “Carácter”; el último, “Perseveran- “Tibieza”, “Estudio”, “Formación”, “El
cia”. Aunque cada capítulo es autónomo, plano de tu santidad”, “Amor de Dios”,
esos dos títulos colocados al comienzo y “Caridad”, “Los medios”, “La Virgen”).
al final del libro delatan una intención de
recorrido: el Camino que el fundador del • Segunda Parte: “Hacia la santidad: ca-
Opus Dei plantea a sus lectores parte de minar «in Ecclesia»”.
un postulado esencial, “el cultivo de las A) Iglesia, Eucaristía, Comunión: capítu-
dimensiones humanas de la personalidad los 22-25 (“La Iglesia”, “Santa Misa”,
(...) como exigencia de la fe y como cohe- “Comunión de los Santos”, “Devocio-
rencia cristiana” (CECH, p. 216), y tiene por nes”).

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B) Fe, virtudes, lucha interior: capítulos autor desconocido, pero tradicionalmen-


26-35 (“Fe”, “Humildad”, “Obedien- te atribuido al alemán Tomás de Kempis
cia”, “Pobreza”, “Discreción”, “Ale- (1380-1471). Se trata de una obra que, diri-
gría”, “Otras virtudes”, “Tribulacio- gida inicialmente a los religiosos, ha tenido
nes”, “Lucha interior”, “Postrimerías”). a lo largo del tiempo y hasta nuestros días
una enorme aceptación: posiblemente es
• Tercera Parte: “Plenamente en Cristo:
el texto cristiano más difundido después
llamada y misión”.
de la Biblia. Su comparación con Camino
A) Voluntad y Gloria de Dios, Infancia es- obedece no tanto a sus rasgos formales o
piritual: capítulos 36-42 (“La Voluntad a su doctrina espiritual, sino a su popula-
de Dios”, “La Gloria de Dios”, “Prose- ridad, pues Camino, como La imitación de
litismo”, “Cosas pequeñas”, “Táctica”, Cristo, es una guía de vida cristiana para
“Infancia espiritual”, “Vida de infan- millones de personas de las más variadas
cia”). condiciones y está presente en la bibliote-
B) Vocación y misión apostólica: capítu- ca familiar de innumerables hogares cris-
los 43-46 (“Llamamiento”, “El Após- tianos de todo el mundo.
tol”, “El Apostolado”, “Perseveran- Si las analogías se buscan con crite-
cia”). rios de otro tipo, como el del género lite-
rario, el parecido con La imitación de Cris-
3. Un libro de aforismos espirituales to, libro de pensamientos no tan concisos
La clasificación de un libro como Ca- como los de Camino, disminuye ante el
mino no puede prescindir de compara- que hay, por ejemplo, con algunos escritos
ciones con ciertos modelos de literatura de san Juan de la Cruz genéricamente de-
espiritual en los que cabe encontrar seme- signados como Avisos y Cautelas: los más
janzas y afinidades. La imitación de Cristo, conocidos son los Dichos de luz y amor,
por el eco que ha tenido en el pueblo cris- un conjunto de máximas que, como en el
tiano; los Avisos y Cautelas de san Juan caso de Camino, pertenecen a una fase
de la Cruz y los Pensamientos de Pascal, muy temprana de la producción literaria
por su género literario; o las obras de santa del autor (1578-1580) y que fueron escritas
Teresa de Jesús, por su estilo, son algunas como complemento y al servicio de una
de las referencias históricas que la crítica cierta labor de dirección espiritual. Desde
ha establecido al respecto. Por lo que se 1992, François Gondrand, que es quien
refiere al género, en el siglo XX hallamos mayor hincapié ha hecho en este paralelis-
también obras que se encuadran perfec- mo, subraya, basándose en él, el carácter
tamente en el de Camino, como Vivir con esencialmente “oral” de Camino; es decir,
Dios, del francés P. Raúl Plus; En busca su origen en el lenguaje hablado, más que
del Escondido, del beato Manuel Gonzá- en el escrito (cfr. Gondrand, 2002, pp. 64-
lez, obispo de Palencia; o En provecho del 69): se trata de una aportación que se ha
alma, de san Pedro Poveda, que se publi- demostrado decisiva para el posterior aná-
có en 1909 con el subtítulo de «Máximas, lisis del libro por parte de la crítica literaria.
pensamientos, avisos y consejos saluda- Las comparaciones se pueden bus-
bles para vivir cristianamente». car también en la literatura profana, y en
En los años cincuenta, la edición esta línea el chileno José Miguel Ibáñez
italiana de Camino fue presentada en Langlois ha llamado la atención sobre la
L’Osservatore Romano como “el Kempis plena inserción de Camino en la tradición
de los tiempos modernos” (cfr. CECH, p. del género aforístico. En efecto: Camino,
157). El Kempis es La imitación de Cristo, “obra compuesta de fragmentos, de uno
un texto clásico de la literatura ascética de o muy pocos párrafos –de ordinario, muy

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breves–, numerados, formando cada uno do a lo primero), pero a partir de él Ibá-


de ellos una unidad con entidad propia” ñez Langlois toma otra línea de considera-
(CECH, p. 154), es literariamente una co- ciones, abriendo así nuevas perspectivas
lección de aforismos. Y esos aforismos para el análisis de Camino.
–arguye el crítico chileno–, por su conci- Esa escritura fulgurante y a la vez
sión, profundidad y eficacia comunicativa, inocente, en efecto, se manifiesta en una
pueden medirse con los de las grandes fi- coloquialidad que resulta innovadora si se
guras que del aforismo han hecho un vehí- compara con otros casos de literatura es-
culo privilegiado de la sabiduría, “de Herá- piritual, incluso con los que más analogías
clito a Nietzsche” (Ibáñez Langlois, 2002, p. muestran con Camino, como pueden ser
28). Sin embargo, Ibáñez Langlois no deja los ya mencionados Avisos de san Juan de
de señalar que dentro de ese género se la Cruz o el Kempis (es decir, La imitación
ha desarrollado una veta de pensamiento de Cristo).
cristiano que es en la que Camino encuen-
tra su lugar natural, con representantes Un ejemplo puede ilustrarlo. En el pun-
como Pascal y Kierkegaard, dos autores to 164 de Camino, el tema de la inclinación
en los que tanto Ibáñez Langlois como al mal (o, al menos, a la propia satisfacción)
Cornelio Fabro ven elementos en común descubierta en la propia alma se afron-
con el autor de Camino (cfr. Ibáñez Langlois, ta con las siguientes palabras: “¿Cómo
2002, pp. 27-29; Fabro, 2002, p. 16). va ese corazón? –No te me inquietes: los
santos –que eran seres bien conformados
Por lo demás, Ibáñez Langlois no ig-
y normales, como tú y como yo– sentían
nora la conexión existente entre Escrivá de
también esas «naturales» inclinaciones. Y
Balaguer y los clásicos de la literatura es-
si no las hubieran sentido, su reacción «so-
piritual española. Entre éstos, sin embargo,
brenatural» de guardar su corazón –alma y
privilegia, más que a san Juan de la Cruz,
cuerpo– para Dios, en vez de entregarlo a
a santa Teresa de Jesús: “Dentro del Siglo
una criatura, poco mérito habría tenido. Por
de Oro”, ha escrito, “es con Santa Tere-
eso, visto el camino, creo que la flaqueza
sa con quien se evidencia un parentesco
del corazón no debe ser obstáculo para un
más sensible. Porque, así como ella escri-
alma decidida y «bien enamorada»”.
bió una prosa coloquial y fulgurante muy
lejos de toda pretensión de «escritora», y Es un modo de exhortar a la lucha cris-
sin saber siquiera que lo fuese –por pura tiana muy distinto del que encontramos
obediencia, en pésimas condiciones, a en La imitación de Cristo (I, cap. XIII, 3):
toda carrera, en la más completa inocencia “Hemos nacido inclinados al mal, y ape-
creadora–, así Josemaría Escrivá (...) pose- nas superamos una tribulación o tentación,
yó el genio del idioma en forma inocente. otra sobreviene: perdimos el gran bien de
Hizo gran literatura considerando él mismo nuestra original felicidad y siempre tene-
que sólo escribía rápidos apuntes de con- mos algo por qué padecer. Muchos procu-
ciencia, cartas de familia, anotaciones per- ran huir de las tentaciones y vienen a caer
sonales nacidas de su oración y transcri- más gravemente en ellas, pues no basta
tas en diminutos papelillos –en la agenda–, la huida para vencer: solo con la pacien-
notas fundacionales, guiones para la pre- cia y con la verdadera humildad podemos
dicación oral y consejos bien experimen- ser más fuertes que todos nuestros ene-
tados para ayudar a otros a orar como él migos”. O en los Dichos de luz y amor (n.
lo hacía” (Ibáñez Langlois, 2002, pp. 15-16). 42): “Cata que tu carne es flaca (cfr. Mc 14,
Aquí aparece de nuevo, como dato inicial, 38) y que ninguna cosa del mundo puede
el mismo presupuesto de Gondrand (la in- dar fortaleza a tu espíritu ni consuelo, por-
terdependencia entre misión y escritura en que lo que nace del mundo, mundo es, y lo
san Josemaría, con lo segundo supedita- que nace de la carne, carne es; y el buen

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espíritu solo nace del espíritu de Dios, que 591), el halago (“¡qué bien has entendido
se comunica no por mundo ni por carne”. la obediencia...!”: C, 622) o el mandato ca-
¿Qué diferencias hay entre Camino y tegórico (“acude a tu Custodio, a la hora
sus ilustres precedentes? De contenido, de la prueba”: C, 567); o el mismo hecho
pocas, en este caso (en otros, natural- de dirigirse al lector tuteándolo. Natural-
mente, sí las hay): el binomio flaqueza- mente, tampoco faltan en Camino otros
paciencia, núcleo del discurso de Escrivá recursos más habituales del dialogo exhor-
de Balaguer (“la flaqueza del corazón”, “no tativo, como pueden ser la sugerencia, la
te me inquietes”), supone una sustancial argumentación, el ruego, la promesa, etc.
continuidad con el Kempis y con los Avi- A la vez, esa coloquialidad no es obs-
sos. Pero la comunicación es distinta: el táculo para que Camino presente rasgos
arranque con una pregunta directa sobre retóricos o poéticos interesantes, merece-
el corazón, la interpelación personal y esti- dores de atención por parte de lingüistas
mulante, la expresión denotativa de cariño y críticos literarios. Pedro Antonio Urbina
con la que el consejo es transmitido..., son ha estudiado las imágenes que usa Es-
manifestación de un sentir paternalmente crivá de Balaguer, “imágenes de vida co-
amistoso que envuelve y condiciona todo. tidiana trascendida” (Urbina, 2002, p. 51)
Y, ciertamente, en esto hay algo que sue- que atraen por su belleza, mesura y viveza
na más a santa Teresa –quien sin embargo expresiva (cfr. ibidem, pp. 55-56). Otros
nunca escribió un libro parecido a Cami- han destacado su léxico preciso y castizo
no– que a san Juan de la Cruz o al Kem- y su sentido del ritmo y de la sonoridad
pis. “Lee despacio estos consejos. Medita (cfr. Gondrand, 2003, pp. 263-277). Otros,
pausadamente estas consideraciones. Son su gusto por la hipérbole y la paradoja (cfr.
cosas que te digo al oído, en confidencia Ortiz de Landázuri Busca, “Estudio litera-
de amigo, de hermano, de padre...”, escri- rio de Camino, Surco y Forja”, en GVQ, II,
be propedéuticamente san Josemaría en el pp. 329-331). En definitiva, como afirma
prólogo de Camino. sentenciosamente Miguel Ángel Garrido,
Ese lenguaje coloquial y a la vez ín- aunque en Camino no existe una explíci-
timo y penetrante ha movido a varios es- ta voluntad de estilo, “es evidente que la
pecialistas a investigar sus resortes co- tersa prosa que se nos ofrece resulta de
municativos: las “marcas de la oralidad” sucesivas correcciones que han buscado
(cfr. Gondrand 2003, pp. 251-259), las la máxima adecuación expresiva posible”
“estrategias apelativas” (cfr. Caballero, (Garrido, 2002, p. 252).
2003, pp. 136-140), los “actos de habla” Por todo lo anterior, Camino ha sido
(cfr. Sánchez Lanza, 2011, pp. 390-392). Por elevado, en sede académica, no sólo al
ejemplo, el “¿cómo va ese corazón?” y el rango de libro de espiritualidad incisivo y
“no te me inquietes” del punto 164 de Ca- profundo, sino también al de obra de cali-
mino, recién citado, son ejemplos de dos dad literaria. El lingüista alemán Hans-Mar-
direcciones del lenguaje coloquial muy ca- tin Gauger, en dos monografías (Durchsi-
racterísticas del libro: el requerimiento y el chtige Wörter: zur Theorie der Wortbildung
posesivo afectivo. Igualmente típicas son y Untersuchungen zur spanischen und
la interrogación retórica (“¿que cuál es el französischen Wortbildung, ambas publi-
secreto de la perseverancia?”: C, 999), el cadas en 1971), toma pasajes de Camino,
subjuntivo de deseo (“que tu perseveran- junto con citas de Azorín, José Ortega y
cia no sea consecuencia ciega del primer Gasset, Camilo José Cela y José María
impulso”: C, 983), el discurso en primera Gironella, para ilustrar sus teorías sobre
persona (“cuanto más me exalten, Jesús el castellano y, más en general, sobre los
mío, humíllame más en mi corazón”: C, usos lingüísticos. Es un caso entre muchos

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(cfr. CECH, p. 164): con los años, de Cami- mesilla durante años un ejemplar de Cami-
no ya no sólo se dice que es un “clásico de no que Álvaro del Portillo le había regalado
la espiritualidad”, sino también, sin más, en su primer viaje a Roma, en el año 1943
que es un “clásico”. En este sentido, Ibá- (cfr. Berglar, 1988, pp. 250-251). Tam-
ñez Langlois ha señalado la presencia, en bién fue por medio de Álvaro del Portillo,
los pensamientos de Camino, de un rasgo en aquel viaje de 1943, como monseñor
propio de la literatura que cabe conside- Montini, sustituto de la Secretaría de Es-
rar clásica: “su inmunidad al desgaste, su tado de la Santa Sede, conoció Camino.
novedad permanente, el que resistan un Muchos años después, en 1976, Montini,
número indefinido de lecturas, con el po- siendo ya el Papa Pablo VI, confió al propio
der de decir cada vez más a lo largo de los Del Portillo que desde muchos años atrás
años” (Ibáñez Langlois, 2002, p. 19). leía Camino y “que le hacía un gran bien
a su alma” (Del Portillo, 1993, p. 18). De
4. La recepción de Camino en la Iglesia Juan Pablo II se dice que, bromeando con
del siglo XX el nombre de Camino en polaco, Droga,
en alguna ocasión declaró que él, como
Camino ha tenido una amplia acogida
muchos otros polacos, era “drogadicto”:
también en el mundo teológico y eclesiás-
tico en general, una vez superado un pri- también él conocía el libro de Escrivá de
mer momento, en la España de los años Balaguer desde antes de ser Papa.
cuarenta, en el que no faltaron religiosos
que lo juzgaron negativamente como un 5. Camino y la vocación del laico
texto peligroso, incluso subversivo, por su Camino, explica Rodríguez, “presupo-
audaz propuesta de espiritualidad laical. ne la realidad de la fe y el bautismo y, desde
Del libro de Escrivá de Balaguer se apre- ambos, se proyecta sobre la vida humana
cia sobre todo, en este ámbito, su funda- del cristiano, que debe ser reformada radi-
mentación bíblica, su hincapié en la vida calmente –a la letra: desde la raíz, desde
de oración y su exigencia de un alto grado Cristo– hasta alcanzar las cimas de la san-
de virtud humana en el cristiano corriente. tidad y de la entrega. Si hay algo que da
Entre los teólogos, Hans Urs von unidad al libro, y ya desde el punto prime-
Balthasar se manifestó crítico con Cami- ro, es su «cristocentrismo» total: el plano
no en una ocasión, en el año 1963: quizá inclinado hay que subirlo con Cristo, desde
por su énfasis en el valor de las realidades Cristo y en seguimiento de Cristo” (CECH,
temporales, lo consideraba, entre otras co- p. 187). De ahí que ni siquiera el primer ca-
sas, un libro de “espiritualidad insuficiente” pítulo (“Carácter”) sea, para Rodríguez, un
para una misión de alcance universal (cfr. preámbulo “humano” a las sucesivas “con-
Allen, 2006, pp. 84-85). Sin embargo, la sideraciones espirituales” (título original de
positiva valoración que han hecho de Ca- Camino, como hemos visto): “Es decisivo,
mino otros teólogos y escritores católicos para comprender Camino, captar el senti-
como el cardenal Martini, Thomas Merton do del capítulo primero, que el Autor titula
o Leo Scheffczyk, procedentes de muy va- «Carácter». Se equivocaría el que viera en
riados ámbitos geográficos y escuelas de este capítulo una especie de «introducción
pensamiento, abona más bien la tesis con- humana» al cristianismo o a la vida espi-
traria (cfr. Burkhart - López, 2010, pp. 107- ritual del cristiano. Tratan muchos de sus
112; Allen, 2006, pp. 72 y 85; Scheffczyk, aforismos, es cierto, de rasgos capitales
2007, pp. 214-215). de la personalidad humana; pero el Autor
Pío XII, según él mismo dijo en una sitúa el diálogo, desde el primer momento,
audiencia a Carmen Escrivá de Balaguer, en el interior de la «economía de la gracia»,
la hermana de san Josemaría, tuvo en su o como él dice, de la «economía del espíri-

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tu» (Camino, 234): su punto de partida es la co y general para el caso particular del fiel
presencia de Cristo en el lector con el que común, como se ha dicho: resultan menos
dialoga” (ibidem). abarcantes, pero son los que en su mo-
Ese planteamiento radicalmente cris- mento hicieron de Camino una novedad en
tocéntrico de Camino es lo que hace que el panorama de la literatura espiritual.
el libro interpele y resulte provechoso no Camino, en efecto, se inscribe “en la
sólo al lector al que primariamente se diri- más genuina literatura espiritual cristiana,
ge –el fiel católico laico, llamado a vivir su de la que constituye un eslabón preclaro,
fe en medio de las realidades temporales–, como también lo son el Itinerarium men-
sino también a otros. Es un hecho cono- tis in Deum, bonaventuriano; el anónimo
cido, por ejemplo, que muchos religiosos Contemptus saeculi, atribuido a Kempis,
y religiosas meditan Camino. Asimismo, y el Ejercitatorio de García de Cisneros.
son muy numerosas las personas no ca- Sólo que contrasta con estos tres clásicos
tólicas que han encontrado en Camino luz por su orientación doctrinal, pues Camino
e impulso para orientar su vida, tal como muestra el modo de alcanzar la santidad,
el propio autor declaró en 1966 a un pe- con la ayuda de la Gracia –que sin ella
riodista de Le Figaro: “Entre las personas nada–, en el mundo y tomando ocasión de
que por propia iniciativa lo han traducido, él, mientras que aquellas obras más bien
hay ortodoxos, protestantes y no cristia- enseñan cómo apartarse de la contamina-
nos”. Y proseguía en aquella ocasión Es- ción de lo terreno, para alcanzar también
crivá de Balaguer: “Camino se debe leer la santidad” (Saranyana, 1988, p. 65). En
con un mínimo de espíritu sobrenatural, de el momento de la aparición del libro, en la
vida interior y de afán apostólico. No es un primera mitad del siglo XX, esa novedad
código del hombre de acción. Pretende ser escandalizó a algunos: la propuesta de
un libro que lleva a tratar y a amar a Dios y Escrivá de Balaguer de universalidad de
a servir a todos” (CONV, 36). la vida contemplativa, de democratización
Algunos puntos de Camino son más de la aspiración a la santidad, les parecía
generales y contemplan la vocación cris- sospechosa de herejía.
tiana básica, radical, del bautizado: por Se trataba, en realidad, de una doctri-
ejemplo, “ten presencia de Dios y tendrás na no sólo antigua sino de raíz evangélica
vida sobrenatural” (C, 278). Otros, en cam- (el Sermón de la montaña puede conside-
bio, se ciñen a la condición específica del rarse su primera formulación), pero habrían
cristiano corriente, consciente de su lla- de pasar aún algunos años para que el Ma-
mada a vivir la fe en medio del mundanal gisterio de la Iglesia la recogiera. Será en
ruido: “sed hombres y mujeres del mundo, 1964, en su Const. Dogm. Lumen gentium
pero no seáis hombres o mujeres munda- sobre la Iglesia, cuando el Concilio Vatica-
nos” (C, 939). La articulación de aquéllos no II declarará solemnemente: “A los laicos
y éstos da al conjunto un peculiar sentido corresponde, por propia vocación, tratar
teológico y configura una precisa imagen de obtener el reino de Dios gestionando los
de Dios y del hombre (cfr. Rodríguez, 1965, asuntos temporales y ordenándolos según
p. 86). Los primeros hablan casi por igual Dios. Viven en el siglo, es decir, en todos
al laico, al sacerdote y al religioso; al cató- y cada uno de los deberes y ocupaciones
lico, al luterano y al anglicano; y también del mundo, y en las condiciones ordinarias
a quien no profesa la fe de Cristo, pues de la vida familiar y social, con las que su
el ethos cristiano, que de modo sublime existencia está como entretejida. Allí están
en ellos se manifiesta, no deja de atraer llamados por Dios, para que, desempe-
a quien busca la verdad. Los del segundo ñando su propia profesión y guiados por el
tipo son una lectura de ese principio bási- espíritu evangélico, contribuyan a la santi-

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CAMINO (libro)

ficación del mundo como desde dentro, a ternacional del Opus Dei. Las primeras tra-
modo de fermento. Y así hagan manifiesto ducciones fueron la portuguesa (1946), la
a Cristo ante los demás, primordialmente italiana (1949), la inglesa (1953), la catala-
mediante el testimonio de su vida, por la na (1955), la francesa y la alemana (1957).
irradiación de la fe, la esperanza y la cari- Luego, en 1959, 1961 y 1962, aparecieron
dad” (n. 31). las primeras ediciones de Camino en ára-
A este reconocimiento oficial de la vo- be, japonés y croata. Empezaba así a ve-
rificarse un fenómeno que posteriormente
cación del laico y de su papel en la misión
ha resultado cada vez más frecuente: la
de la Iglesia habían contribuido diversos
difusión de Camino en ámbitos a los que la
factores. Importante fue, desde luego, la
labor del Opus Dei todavía no había llega-
reflexión de teólogos como Congar, Philips
do. El Opus Dei, en efecto, estaba presen-
o De Lubac sobre la condición de los lai-
te en Japón desde el año 1957, pero no lo
cos. En un ámbito más pastoral que teo-
estaba todavía ni en el mundo árabe ni en
lógico, sin duda fue también importante
las riberas orientales del Adriático: sólo en
la experiencia espiritual y apostólica de
1996 y 2003 se abrirían los primeros Cen-
Josemaría Escrivá de Balaguer, de la que
tros del Opus Dei en Líbano y en Croacia.
Camino, “un livre de pôche de los cami-
nantes en esta tierra, de los trabajadores En los años sesenta y setenta verían
de la ciudad terrestre, cualquiera que sea también la luz ediciones en euskera (1964),
su función social” (Torelló, 1965, p. 61), es húngaro, polaco y tagalo (1966), gaélico
reflejo directo. (1967), esperanto, gallego y maltés (1968),
checo y rumano (1969), armenio occiden-
tal, bahasa y griego (1970), ruso (1971),
6. Difusión chino y hebreo (1972), danés, esloveno, fi-
Con cinco millones de ejemplares ven- nés y neerlandés (1973), ucraniano (1974),
didos y traducciones en cincuenta idio- lituano y quechua (1975). En muchos ca-
mas, Camino es uno de los libros más di- sos se trataba de traducciones provisiona-
fundidos del siglo XX. les, realizadas por voluntarios al calor del
Los datos de las 29 primeras edicio- entusiasmo suscitado por la lectura del li-
nes españolas (anteriores a 1975, es decir, bro y publicadas fuera del país al que iban
a la muerte del autor) figuran en uno de los primariamente dirigidas: la traducción po-
laca, por ejemplo, se publicó en Londres;
apéndices de la edición crítico-histórica de
la húngara, en Dublín; la rusa, en Madrid;
Camino preparada por Pedro Rodríguez
la armenia, en Milán; la china, en Manila;
(cfr. CECH, pp. 1085-1087). Actualmente,
la eslovena, en Buenos Aires; la ucrania-
pasado el primer decenio del siglo XXI, son
na, en Múnich. Pasados los años, ha sido
ya más de ochenta las ediciones españo-
posible mejorar la calidad de muchas de
las del libro, entendiendo por tales sólo las
esas traducciones, trabajando con crite-
realizadas en España en lengua castellana
rios profesionales, y se ha publicado una
(se excluyen, por tanto, las ediciones en
nueva versión. Además, en algunos casos
castellano publicadas en América Latina y
se han hecho versiones propias para las
las traducciones publicadas en España en
distintas variantes de una misma lengua:
lenguas distintas del castellano: catalán, por ejemplo, tras la primera edición en
euskera, gallego). En total, el número de euskera, dirigida genéricamente al público
ediciones de Camino en todo el mundo se vascoparlante, han aparecido una traduc-
acerca a las 500. ción en euskera vizcaíno y otra en euskera
La relación ordenada de idiomas en unificado (el llamado “batúa”); asimismo, a
los que Camino ha sido traducido a lo largo la traducción china de 1972 se ha añadi-
del tiempo refleja, en parte, el desarrollo in- do una en chino simplificado publicada en

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CAMINO (libro)

Hong Kong; y a la armenia occidental, de Constantino Ánchel (ed.), En torno a la edición


1970, una en armenio oriental. crítica de Camino, Madrid, Rialp, 2003, pp. 117-
144; Cornelio Fabro, El temple de un Padre de la
Después de la muerte de su autor, en Iglesia, Madrid, Rialp, 2002; Miguel Ángel Garri-
1975, Camino ha seguido ganando mer- do Gallardo, “Literatura espiritual española del
cados lingüísticos: coreano (1979), búlga- siglo XX. Sobre la obra escrita del Beato Jose-
ro (1982), birmano y swahili (1984), sueco maría Escrivá de Balaguer”, en Antonio Lorente
(1985), albanés (1988), amharico (1989), - José Nicolás Romera - Ana Mª Freire (coords.),
eslovaco (1993), estonio (2000), letón Homenaje al profesor José Fradejas Lebrero,
(2001), guaraní (2002), vietnamita (2003), II, Madrid, UNED, 1993, pp. 629-642 (también
bretón y tigrigna (2004), hiligaynon y mala- en Miguel Ángel Garrido Gallardo [coord.], La
yalam (2008). Los cuatro últimos son idio- obra literaria de Josemaría Escrivá, Pamplona,
EUNSA, 2002, pp. 229-259); François Gondrand,
mas hablados en Francia, Eritrea, Filipinas
“La intención y el género literario de Camino, del
e India respectivamente. Se han publicado
Beato Josemaría Escrivá”, ScrTh, 26 (1994), pp.
también ediciones de Camino para ciegos, 233-248 (también en Garrido [coord.], La obra
en sistema braille, en castellano, inglés, literaria de Josemaría Escrivá, cit., pp. 57-86);
portugués y alemán. Id., “Les marques de l’oralité dans Camino”, en
En el año 2002, Pedro Rodríguez, GVQ, II, pp. 249-278; José Miguel Ibáñez Lan-
glois, Josemaría Escrivá como escritor, Madrid,
profesor de Teología de la Universidad de
Rialp, 2002; Guadalupe Ortiz de Landázuri Busca,
Navarra y editor (en 1989) de la edición
“Estudio literario de Camino, Surco y Forja”, en
crítica del Catecismo Romano del Concilio
GVQ, II, pp. 317-336; Álvaro del Portillo, Entre-
de Trento, publicó Camino. Edición crítico- vista sobre el Fundador del Opus Dei, Madrid,
histórica, primer volumen de la Colección Rialp, 1993; Pedro Rodríguez, “Camino y la es-
de Obras Completas del fundador del piritualidad del Opus Dei”, Teología Espiritual,
Opus Dei, proyecto a largo plazo del Ins- 26 (1965), pp. 213-245 (también en Aa.Vv., La
tituto Histórico San Josemaría Escrivá de vocación cristiana. Reflexiones sobre la cate-
Balaguer. quesis de Mons. Escrivá de Balaguer, Madrid,
Palabra, 1975, pp. 79-139); Carmen Sánchez
Lanza, “Camino. Perspectiva lingüística”, SetD,
Voces relacionadas: Escritos de san Josemaría:
5 (2011), pp. 387-397; Josep-Ignasi Saranyana,
Descripción de conjunto.
“Cincuenta años de historia”, en José Morales
(coord.), Estudios sobre Camino, Madrid, Rialp,
Bibliografía: CECH, passim; John L. Allen, 1988, pp. 59-65; Leo Scheffczyk, “La gracia en
Opus Dei. Una visión objetiva de la realidad y la espiritualidad de Josemaría Escrivá”, ScrTh,
los mitos de la fuerza más polémica dentro de 39 (2007), pp. 203-222; Juan Bautista Torelló,
la Iglesia católica, Barcelona, Planeta, 2006; An- “La espiritualidad de los laicos”, Nuestro Tiem-
tonio Aranda, “El bullir de la sangre de Cristo”. po, 127 (1965), pp. 3-20 (también en Aa.Vv., La
Estudio sobre el cristocentrismo del Beato Jo- vocación cristiana. Reflexiones sobre la cate-
semaría Escrivá, Madrid, Rialp, 20012; Peter Ber- quesis de Mons. Escrivá de Balaguer, cit., pp.
glar, Opus Dei. Vida y obra del fundador Jose- 47-75); Pedro Antonio Urbina, “La imagen y su
maría Escrivá de Balaguer, Madrid, Rialp, 1988; sentido en Camino”, en Miguel Ángel Garrido
Ernst Burkhart - Javier López, Vida cotidiana y Gallardo (coord.), La obra literaria de Josemaría
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2010; Guillaume Derville, “Une connaissance Alfredo MÉNDIZ
d’amour. Note de théologie sur l’édition critico-
historique de «Chemin» (I)”, SetD, 1 (2007), pp.
191-220; Id., “Une connaissance d’amour. Note
de théologie sur l’édition critico-historique de
«Chemin» (II)”, SetD, 3 (2009), pp. 277-305; Ma-
ría Caballero Wangüemert, “Camino edición crí-
tico-histórica: un apunte desde la literatura”, en

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