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UNIVERSIDAD CATÓLICA DE HONDURAS

NUESTRA SEÑORA REINA DE LA PAZ

ENSAYO –

Problemática de telecomunicaciones en virtud de la pandemia,

derecho de Comunicación, Apreciación del confinamiento con

Puntos de vista Jurídicos.

ALUMNA:

Adamary Michelle Nuñez Urbina

CATEDRÁTICO:

Abogada Clarisa Urrutia

ASIGNATURA:

Derecho de la Propiedad Intelectual y Comunicaciones

SECCIÓN: 0801

FECHA:

18 – Junio – 2022
DERECHO DE COMUNICACIÓN EN LA PANDEMIA

En el presente trabajo comentaré mis opiniones y puntos de vista sobre ese momento crítico
que todo el mundo vivió durante la pandemia. Esta producción un impacto en todos los
aspectos de nuestra vida, tanto negativos como positivos. Dentro de estas alteraciones de
nuestro día a día fue la comunicación. En algunos hogares ayudó de manera positiva a
mejorar la comunicación familiar, sin embargo, en otros la destruyó totalmente. El
confinamiento nos obligó a comunicarnos mediante aparatos electrónicos, plataformas en
línea y muchas herramientas más de comunicación. La tecnología fue indispensable para
afrontar dicha situación, ya que podríamos acercarnos al mundo exterior sin ningún riesgo.
El marco de la comunicación encierra muchos aspectos, como ser con nuestros familiares,
amistades, nuestro aprendizaje, trabajo, entre otros. Y este es un derecho inviolable, el cual
no se nos puede restringir.

El derecho a la comunicación es la protección jurídica que reclama el derecho de todas las


personas al acceso en condiciones de igualdad material a la información, permitiendo la libre
expresión de la ciudadanía. Honduras no estaba listo para afrontar un reto de esta magnitud,
ni social, ni política, y ni económicamente. Observamos como nuestra área de salud es tan
frágil y vulnerable, al igual que muchos sectores en nuestro país. El derecho a la comunicación,
no fue restringido como el de circulación, pero si indirectamente se quiso mantener en secreto
la situación de riesgo en que nos encontrábamos en ese momento. Esa poca información
transmitida a todos los hondureños, violentaba nuestro derecho a conocer lo que ocurría en
realidad.

Algunos países pudieron gestionar mejor que otros esta comunicación. En parte se ha debido a
la capacidad de los gobiernos para coordinar qué decir, cuándo y cómo. Con uno o pocos
emisores o portavoces que con regularidad han ido informando el estado de situación, las
medidas que se estaban tomando para hacer frente a la pandemia y qué debía hacer la
ciudadanía para contribuir en la lucha contra el virus, construyendo e indicando, además, los
posibles escenarios que se podrían presentar.

Cuando no existe información que los gobiernos presenten con regularidad se generan
espacios para que otros agentes ocupen ese lugar. Los espacios de silencio generan
desinformación. Y esto fue lo ocurro en nuestro país. La incertidumbre en los medios de
comunicación nos invadió y la preocupación creció. Creo que fue un muy mal manejo por parte
de las autoridades querer esconder la alarmante situación y además, el querer silenciar a los
programas de comunicación para no alarmar, no contribuyo de manera positiva a los
hondureños.

También podemos mencionar la confusión que existía en los distintos canales de televisión y
sus plataformas digitales, en los registros de casos y el estado de los pacientes en las zonas del
país. La información que transmitían estos no era exacta, y era notoria la falta de actualización
y congruencia de unos con otros. Estos mismos medios de comunicación fueron afectados ya
que no podían movilizarse a los puntos de nuestro país para obtener información concreta y
veraz, en cambio, debían limitarse a lo que eran llamadas y videollamadas de ciertas personas
en específico. Las medidas de seguridad eran muy frágiles para que los distintos noticieros y
los periodistas de estos pudieran encontrar mas información de la que se nos brindaba en las
cadenas nacionales. Se debió garantizar la seguridad física, jurídica y emocional de personas
periodistas y comunicadoras sociales porque la salud humana no solo depende del fácil acceso
al sistema sanitario, sino también del acceso a la información precisa.

Otro punto importante, una deficiencia en nuestro país, salió la luz por la pandemia. La
situación del departamento de Gracias a Dios y su poca comunicación y conexión para el
alcance de atención médica. En la mayoría de nuestros medios de comunicación, se
presentaron quejas y llamados de atención a las autoridades para que pudieran brindarles
ayuda, tanto medica como económica, y medios de transporte por la necesidad que
atravesaban. Este es un claro ejemplo del derecho de comunicación limitado por el que
atraviesan ciertas zonas de Honduras.

La pandemia apareció para mostrar tanto debilidades como fortalezas de nuestro país y
gobierno. El derecho, la norma, la legislación existe, pero no es totalmente aplicada como
debería. El derecho a la comunicación fue muy deficiente en el 2020, y lastimosamente es
observable en todos los casos que se dieron.

La cuarentena era una forma de mantener a salvo la vida de todos nosotros, pero de igual
forma era una limitante para la comunicación. Fue necesaria la educación tecnológica y digital
que muchos no tienen. El obtener información en las plataformas era un poco compleja para el
alcance de la ciudadanía. Existen lugares del país en donde carecen de buena conexión de
internet, incluso de telefonía, resultando imposible para estos comunicarse para tener
conocimiento de la situación de la pandemia.
Sin duda, creo que hubo muy mal manejo del derecho de comunicación del que la ley nos
confiere, hubo mucho silencio e incertidumbre de parte de las autoridades para con el pueblo
hondureño.

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