● Escena: escena metalera o más comúnmente la escena es la fórmula usada para
describir al conjunto de personas aficionadas al metal y sus posibilidades de gestionar espacios, eventos, etc. Pueden escucharse cosas como «no hay escena en Bogotá» como una queja referente a las dificultades o impedimentos que hay a la hora de emprender iniciativas en torno al metal, por ejemplo, que la gente no esté dispuesta a pagar por los conciertos, que haya pocos sitios para presentaciones, etc. Este significante se encuentra en el campo semántico del escenario, en tanto lugar de presentación. Si los lugares que logran ser llenados por masas son estadios donde la gente pague buenas cantidades por concierto, es porque allí hay escena. Si se logra apoyo y financiación de alcaldías y gobernantes, es porque allí hay escena.
○ Escena subterránea: Más allá del término en su uso general, la escena
verdadera es la escena subterránea [ing. underground]. Es la de ese ruido «hecho con las uñas». Es la del grito «cloacal». Aquí el escenario son sótanos, cuevas, bosques, patios y espacios abandonados. Su triunfo no está determinado por el número de personas que asistan a un evento, ni por el número de copias que se lleguen a vender del material. El regocijo alcanzado es fruto de la pureza del ruido; fruto de lo mierda que llegue a sonar. El material no se graba para ser vendido y distribuido por grandes disqueras, sino para circular de mano en mano. Bajo tierra no aparece la hipercomunicación de la posmodernidad, sino la escritura de correspondencia, de fanzines, de logos; todo a puño y letra. Aquí no se busca financiación gubernamental, pues el ruido no puede hacerse con el dinero del padre, sino sacando(le) lo que se lleva adentro. Instrumentos, casetes, grabadoras; todo a mano, todo hechizo. Un grito que se pone a circular.