Está en la página 1de 3

PORQUE LLORAS

Ahora nos tomaremos un tiempo para que juntas meditemos en lo que dice la palabra del Señor. Y quisiera
invitarle a tomar sus Biblias y leamos juntas Juan 20:11 “Pero María estaba fuera llorando junto al sepulcro; y
mientras lloraba, se inclinó para mirar dentro del sepulcro; y vio a dos ángeles con vestiduras blancas, que
estaban sentados el uno a la cabecera, y el otro a los pies, donde el cuerpo de Jesús había sido puesto. Y le
dijeron: Mujer, ¿por qué lloras? Les dijo: Porque se han llevado a mi Señor, y no sé dónde le han puesto”

Comienzo con ustedes contando una anécdota de mi vida personal (el/la predicadora cuenta una experiencia
propia de sus luchas que halla tenido y como Dios la ayudó).

Quisiera ahora escuchar a alguien de ustedes compartir con nosotras alguna experiencia de su pasado o que
pudiera estar cruzando ahora mismo. Porque todas tenemos penas, y estas pueden ser de trabajo, con los hijos
o con el esposo, etc., etc. No hay dudas de que, aunque todas vengamos acá sonriendo y parecemos totalmente
felices, también nuestros corazones sufren y duelen muchas veces porque la vida nos ha golpeado fuertemente.

En la historia pública de la vida de Jesús encontramos también una historia paralela, una muy sensible y
dramática a la vez, la de María de Magdala. para tener algo del contexto de su historia:

a. Su primer encuentro con Jesús fue de lo peor, María la pecadora que fue arrastrada a los pies de Jesús.
b. La segunda ocasión fue más decente, cuando Jesús llega a su casa con Marta su hermana y ella prefiere
dejar el trabajo de la cocina por un rato y la encontramos sentada a los pies de Jesús.
c. El tercer encuentro es en casa de su tío Simón el leproso, Tratando de ser agradecida con su Salvador
saca todos sus ahorros y le compra un perfume a Jesús y acá la encontramos derramada a los pies de
Jesús.
d. Tras el correr de los meses María magdalena se convierte en una seguidora de Jesús y llega
acompañando a Jesús hasta la cruz sin avergonzarse ni temer de los demás. Acá ahora está justo al pie
de la Cruz
e. Ese mismo día se despide de su maestro frente a la tumba con una llamita de esperanza que Jesús
volvería a vivir pronto
f. Y finalmente encontraremos a una mujer quien ha arrastrado todos los achaques de la vida y ha
experimentado el dolor y la vergüenza que causa el pecado, pero ahora una mujer completamente
trasformada.

La situación con los seguidores de Jesús fue difícil. El sol de la Esperanza ya se había puesto, y había anochecidos
en sus corazones. Habían olvidado la promesa. Había transcurrido lentamente la noche del primer día de la
semana. Había llegado la hora más sombría, precisamente antes del amanecer. Cristo estaba todavía preso en su
estrecha tumba. La gran piedra estaba en su lugar; el sello romano no había sido roto; los guardias romanos
seguían velando. Y había vigilantes invisibles. Huestes de malos ángeles se cernían sobre el lugar. Si hubiese sido
posible, el príncipe de las tinieblas, con su ejército apóstata, habría mantenido para siempre sellada la tumba
que guardaba al Hijo de Dios. Pero un ejército celestial rodeaba al sepulcro. Ángeles excelsos en fortaleza
guardaban la tumba, y esperaban para dar la bienvenida al Príncipe de la vida (Elene W.).
Entonces un fuerte terremoto estremeció la tierra, una luz intensamente resplandeciente dejó como muertos a
los custodios de la tumba. Jesús, quien la tarde del viernes anterior yacía muerto ahora salía de la tumba
victorioso sobre la muerte. Aquella misma alegría que el universo sintió cuando el bebé Jesús nació en Belén
ahora se regocijaba aun más con la resurrección de su eterno creador. Tras este portentoso evento
sobrenatural, los soldados indefensos y sin poder describir lo que sus ojos vieron no sabían que explicación dar a
su comandante o al mismo sanedrín. Después del impacto, aquellos soldados se levantaron tambaleándose,
como borrachos se encaminaron a la ciudad. Estaban temblorosos del miedo y pálido.

Mientras los discípulos se escondían aterrados en el aposento donde realizaron la última cena con el Maestro,
un grupo de valerosas mujeres se aproximaron a la tumba para darle el cuidado delicado y digno al cuerpo de
Jesús. Lucas 24:1 “El primer día de la semana, muy de mañana, vinieron al sepulcro, trayendo las especias
aromáticas que habían preparado, y algunas otras mujeres con ellas.” Y hallaron removida la piedra del
sepulcro”.

Parece que ellas habían olvidado las palabras que su Maestro les había dicho, que al tercer día resucitaría.
Cuando llegan se dan cuenta que la tumba está vacía. Lucas dice que dos ángeles se le aparecieron, ya en Juan
20 no lo menciona, sino cuando llegan los dos discípulos (Pedro y Juan) pero a ellos no se les aparecen los
ángeles. Juan 20: 10 dice los discípulos volvieron a casa.

Y acá nuevamente sale al escenario María de Magdala, solamente que esta vez no llora avergonzada, triste
seguramente, pero aún creyente. Se quedó llorando afuera del sepulcro. Los ángeles le dicen Mujer ¿Por qué
lloras? María pensó que se habían robado el cuerpo de Jesús, y no se daba cuenta que Jesús estaba detrás de
ella. Quizá los ojos de María estaban “velados” o tal vez estaban demasiado llenos de lágrimas para poder ver
con claridad, y es a la primera persona a quien Jesús se le aparece.

Juan 20:11 Lágrimas de esperanza o resignación

Cuando vuelven a ver si estaba el cuerpo en la tumba y no lo encuentran se preocupan, pero solamente eso
y se dan la vuelta y se van, pero María magdalena se queda llorando inclinada frente al sepulcro.

a. Mientras llora y sufre frente a la tumba Jesús le pregunta: ¿por qué lloras? (20:15). Jesús se
preocupa por las aflicciones que sufrimos en esta vida. Y él te pregunta ¿hija o hijo, porqué lloras?
No es que él desconozca tus razones. Simplemente quiere recordarte que no necesitas llorar sola y
desesperanzada por las heridas que deja la muerte o el vacío que abre en el alma. Él dice: ¡yo estoy
vivo y los que en mi estén también vivirán conmigo!
b. La pregunta de Jesús contiene dos mensajes, el primero: “que no tienes porqué sufrir mas por tus
penas que él está contigo, vivo y no mas en la tumba. Segundo: que, si lloras triste y sola, sin alguien
que te entienda, incluso frente a la tumba del dolor a en la amargura de tus aflicciones el “siempre
comprende tus lágrimas”

Juan 20:18 “Buenas Nuevas”

Es una mañana dolorosa para los discípulos, fue un fin de semana extenso, agonizante y bajo mucha presión,
sobre todo porque no tenían idea de que hacer. Están asustados, creyendo que los acusarán de haber robado el
cuerpo de Jesús. Pero no fueron perseverantes, prefirieron ir corriendo a esconderse al aposento antes que
buscar a su maestro. María, por el contrario, se quedó a pesar de todo, al igual que todos los allegados de Jesús
estaba doliente por la muerte de su salvador.

Hay privilegios elevados que Dios otorga a los hombres y mujeres en esta tierra. Hay honores que Jesús concede
a algunos de sus seguidores en este mundo y es solo y exclusivamente para quienes se quedan y confían hasta el
último minuto de la guerra. Las medallas no se entregan antes de que terminen las luchas sino al final de todo y
solo a quienes perseveran.

Dos cosas incluían las buenas nuevas que María debía dar

1º. Que había visto a su Señor. 2º. Lo que le había dicho

María procedió inmediatamente a hacer lo que se le había dicho. Sin embargo, los discípulos persistían en su
incredulidad (Mar. 16: 11; Luc. 24: 11). ¿si la gente nos preguntara de Jesús, creen poder describirlo?

1. Es necesario sentarnos a sus pies aun cuando esté muy ocupada con los quehaceres.
2. Es necesario derramarme a los pies de Jesús aun cuando la gente me critique.
3. Es necesario ira hasta el pie de la cruz y aceptarlo como mi salvador aun cuando nadie me crea.
4. Es necesario llegar ante la tumba si tengo que llorar. Ese huerto donde Jesús fue sepultado es para mí el
huerto donde puedo reclinarme para volver a abrazar la esperanza.
5. Aun cuando los demás se escondan o se vallan sin mas necesidad de buscarlo debemos quedarnos. Solo
entonces tendremos algo maravillo que contar, lo que llena el alma y da paz al corazón.

Invitación final:

Hoy te invito a que vengas a él a que perdone tus pecados, que sientas su brazo protector en tu espalda y te diga
“Ni Yo te condeno” ven a él y siéntate con humildad a aprender un nuevo estilo de vida en Jesús. No esperes una
mejor circunstancia que hoy, no importa lo que digan, como María, frente a todo el gentío vino a derramar su
alma a los pies de Jesús, acércate a su cruz y mira tu salvador y no olvides jamás que hay esperanza frente a la
misma muerte porque estamos a pies de un Jesús resucitado.

Pueda ser que ahora mismo hay dolor en nuestros corazones, que podríamos estar escondidos en algún
aposento secreto de nuestros corazones por miedo, temor o vergüenza como sucedió con los discípulos. Pueda
ser que incluso nos levantemos muy de mañana como aquellas otras mujeres y cuando llegamos al huerto
donde podría estar nuestra esperanza, resulta que solo encontramos silencio e incomprensión como lo
encontraron aquellas mujeres, y volver con los demás sin respuestas ni consuelo, pero hoy puedes hacer lo que
hizo María magdalena, quedarte otro rato mas y ya verás que hay para ti, y no es dentro de una tumba sino
justo a tu espalda que susurra a tu oído y te dice “no llores, estoy vivo para estar contigo”.

Un día yo me encontré con ese Salvador y cada día encuentro paz en él para mi alma. ¿Te gustaría conocerle
hoy? Te invito a que te pongas de pie y digas hoy yo quiero conocer a ese Jesús, así como ustedes o conocen.

También podría gustarte