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Además, ¿de qué me serviría el pelo?

A muchas mujeres les


favorece llevarlo corto, y yo podía ser una de ellas. Al día
siguiente ya tenía la impresión de haber cometido un error, y
un día después estaba plenamente convencida. Estaba casi
decidida a tragarme mi orgullo hasta el punto de regresar a la
agencia y preguntar si la plaza estaba aún disponible, cuando
recibí esta carta del caballero en cuestión. La he traído y se la
voy a leer:
The Copper Beeches, cerca de Winchester.
Querida señorita Hunter:
La señorita Stoper ha tenido la amabilidad de darme
su dirección, y le escribo desde aquí para preguntarle
si ha reconsiderado su posición. Mi esposa tiene
mucho interés en que venga, pues le agradó mucho la
descripción que yo le hice de usted. Estamos
dispuestos a pagarle treinta libras al trimestre, o ciento
veinte al año, para compensarle por las pequeñas
molestias que puedan ocasionarle nuestros caprichos.
Al fin y al cabo, tampoco exigimos demasiado. A mi
esposa le encanta un cierto tono de azul eléctrico, y le
gustaría que usted llevase un vestido de ese color por
las mañanas. Sin embargo, no tiene que incurrir en el
gasto de adquirirlo, ya que tenemos uno perteneciente
a mi querida hija Alice (actualmente en Filadelfia), que
creo que le sentaría muy bien. En cuanto a lo de
sentarse en un sitio o en otro, o practicar los
entretenimientos que se le indiquen, no creo que ello

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