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La medida de seguridad no pretende ser un mal ni un castigo 3 .

Piénsese, por ejemplo, en la


medida de internamiento en un centro psiquiátrico. Es un tratamiento para conjurar la probable
comisión futura de hechos delictivos. La diferenciación con las penas ha sido objeto de polémica y
sobre ello trataremos en otro lugar. Conviene aquí precisar algunas características. La medida de
seguridad está en función de la peligrosidad del sujeto. Se impone porque el sujeto es peligroso;
porque cabe afirmar la posibilidad próxima de que cometa una nueva infracción penal. Por el
contrario, la pena se impone en función de la culpabilidad del autor por el hecho cometido, sin
influir relevantemente en ese juicio la probabilidad que constituye la peligrosidad. La medida de
seguridad tiene como finalidad evitar que el sujeto incurra en una nueva infracción, mientras que
la pena parte de la realización culpable de un hecho lesivo. En frase gráfica, aunque necesitada de
matices, se ha dicho que la pena mira sobre todo al pasado y la medida de seguridad al futuro. La
pena se impone porque el autor ha decidido realizar el comportamiento contrario a la norma
penal y se mide por ese grado de culpabilidad. La medida de seguridad se impone porque sobre el
autor de un hecho lesivo pesa el juicio de pronóstico de futura comisión de nuevos hechos
delictivos; su dimensión depende de esa predicción. E) Forman también parte del Derecho Penal
otras consecuencias del delito que no son ni penas ni medidas de seguridad. El Código Penal las
denomina «consecuencias accesorias» 4 y son: el decomiso de los efectos que provengan del
delito cometido y los bienes, medios o instrumentos con los que se haya ejecutado y las ganancias
provenientes del mismo (arts. 127 y ss. CP); las sanciones a entes colectivos que no son personas
jurídicas (art. 129 CP); y, para los condenados a ciertos delitos graves, la toma de muestras
biológicas, la realización de análisis de ADN y la inscripción de sus resultados en bases policiales
(art. 129 bis CP)

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