1) En el documental Pasar al frente (2014), se presenta la situación de la escuela
Sarmiento y como se fueron dando diversas estrategias y modificaciones en las dinámicas
tradicionales en pos de la inclusión. En el libro La micro política de la escuela, el sociólogo S. Ball analiza las diversas prácticas de enseñanza y de organización presentes en las escuelas. Con este marco teórico se pueden analizar diversas situaciones presentes en el documental. Una de estas está presente en el planteamiento de una escuela distinta a la tradicional. Esta se entiende como la escuela graduada y simultánea, con la misma forma de evaluar. A raíz de diversas problemáticas (que tienen su origen en las desigualdades socio- económicas), la escuela quedo en una encrucijada entre dos senderos, el de mantener el status quo y el de promover una inclusión efectiva. En este punto se observan diversas tensiones entre los distintos subgrupos escolares. Tomando los aportes de Ball, se pueden observar diversos aspectos que entran en juego de esta micro política escolar. Por un lado, destaca la estructura organizativa, en donde los subgrupos mantienen una relativa autonomía y diversos grados de manejo de las situaciones. Por otro lado, resalta la ideología y diversidad de metas. En torno a la ideología, se observan las concepciones en torno a la educación lo cual repercute en las decisiones tomadas. En los cargos más altos de la jerarquía se pudo notar una cierta reticencia a los nuevos cambios, y cómo a medida que estos avanzaban eligieron dar pasos al costado (renunciar). Se observa también la diversidad de metas de los individuos de la institución, promovida por la misma flojedad estructural de la institución escolar. Es relevante el accionar del grupo de profesores con una clara visión de la inclusión educativa, en contraste con la visión mas bien exclusivista e hipócrita de otros subgrupos, que supuso la creación de nuevos vínculos y prácticas basadas en una pedagogía más crítica. Concretamente estas prácticas y técnicas se basaron en la conformación de un equipo de apoyo, a partir del cual se estableció un nuevo abordaje educativo. En este se formaron nuevos vínculos, una construcción diferente de los contenidos y un rol de seguimiento más acentuado. Este modelo de escuela significó un gran compromiso docente (ahí donde el estado, las lógicas tradicionales, la falta de recursos y un largo etcétera impide y/o obstaculiza la educación efectiva) y un desafío pedagógico con un resultado positivo, que auspicia la apuesta por estos nuevos rumbos. 2) Antonio Viñao establece la importancia del análisis de la cultura escolar, para poder entender continuidades y cambios de tradiciones e innovaciones en las instituciones educativas. Esta cultura escolar es definida como el conjunto de teorías, ideas, principios, normas, pautas, rituales, inercias, hábitos y practicas (formas de hacer y pensar, mentalidades y comportamientos) sedimentadas a lo largo del tiempo en forma de tradiciones, regularidades y reglas de juego no puestas en entredicho, y compartidas por sus actores, en el seno de las instituciones educativas. La cultura escolar de esta institución forma parte de un proceso que ha sufrido diversas modificaciones. En el documental se muestra la modificación de los contextos y el paso de un colegio de las elites a uno con población popular. Sin embargo, se observa cómo las representaciones permanecen. Muchos de sus directivos tenían en su ideario (y en un ejercicio de imaginación, también en sus expectativas nostálgicas) esta escuela de los sectores acomodados. Esto forma parte de la cultura escolar. A partir de esas (erradas) preconcepciones, se formulaban decisiones y proyectos educativos. En el documental se muestra un poco cómo se dio una transición en esta cultura escolar, y cómo a partir de esta nueva perspectiva se establecieron nuevos caminos. Como indica el autor, estos procesos de transición de ruptura significan tensiones constantes y enfrentamientos. Estas distintas mentalidades se exploran en el proceso de confrontación en el que se explicitan las subtramas de cada mundo cultural. De este enfrentamiento se desprende un resultado especifico que depende de muchas variables. Concretamente en el Sarmiento se dio una mutación hacia una escuela que favorecía la inclusión. A partir del análisis de diversas situaciones se llegó al diagnóstico de una gran deserción y síntomas pocos favorables. Un subgrupo, con un bagaje cultural que se puede suponer proveniente de una pedagogía más crítica, decide hacer frente a esta situación y modificar las reglas del juego. A partir de esta decisión se dará lugar a nuevos discursos que delimitan nuevas estrategias. La situación del robo de la billetera resulta así un punto de quiebre y de enfrentamiento campal entre dos enfoques culturales educativos. El resultado fue una búsqueda de respuestas concretas para la solución, en el que se observa un rol activo y el planteamiento de una cultural escolar diferente, la cual se puede resumir en la siguiente frase de la rectora: la escuela debe desarmar el nudo de injusticia exterior, no reproducir la misma situación. 3) Entre los actores institucionales surgen disputas, que plasman intereses e ideales respecto a la educación y las visiones pedagógicas. La escuela como institución, como indica el texto de Ball, tiene una gran complejidad social que dista de ser homogénea, lo que supone tensiones. Particularmente en la escuela Sarmiento se observan los cambios a nivel histórico que se fueron dando y cómo a partir de las nuevas reestructuraciones y procesos territoriales se modificó el “status” del colegio, así como también la composición social del mismo. Esta “nueva” composición social es posible por las medidas institucionales políticas llevadas a cabo en la primera década del siglo. Estos nuevos estudiantes, históricamente marginados, obtienen la oportunidad de que su origen no sea un condicionamiento, posibilitando un avance en la vía al desarrollo nacional. A pesar de todas estas bondades, y sin negar el hecho de que hay que mejorar aún muchas cosas (que no se limitan al ámbito educativo, obviamente), para ciertos sectores dista de ser un motivo de celebración. La cultura escolar del colegio encuentra rigideces que hacen difícil permear estas nuevas modificaciones. De todos modos, este aval institucional implica un punto de no retorno. Es decir, las añoranzas pasadas no son solo parte de un tradicionalismo rancio, sino también una expectativa vana y absurda. Estas añoranzas también representan una ceguera auto impuesta, ya que ese pasado idóneo es invención de sus delirantes recuerdos en los cuales se ignora la gran cantidad de sectores subalternos que no pueden ingresar al proceso de escolarización. Su falta de perspectiva, solo rivaliza con su falta de comprensión de la realidad social. Estos denominados educadores deberían replantearse, reflexionar en torno a sus visiones de la educación y las finalidades de la misma (el conocimiento es un fin en sí mismo, pero.. ). Resulta de gran importancia poder divisar el nuevo papel que se espera de ellos como educadores, y qué entienden por educación ya que ahora forman parte ahora de un proyecto más ambicioso y cuyo papel es nada más y nada menos que la punta de lanza de este nuevo desafío pedagógico.