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 “Sobre el origen de la máquina de influenciar”

Desde la lectura de Paul Roazen, en su obra “Hermano animal”`[la historia de Freud y


Tausk], encontramos que Victor Tausk era un psicoanalista que se diferenció de los colegas
de su tiempo ya que estuvo en contacto con pacientes hospitalizados.

Rastreando este exquisito material que en aquella época nos ofrece en relación a las
psicosis y es  que el diagnóstico de psicosis tiene implicancias terapéuticas deprimentes y nos
va a decir que la diferencia entre ser neurótico y ser psicótico es la misma entre tener una
obsesión y  estar dominado por la obsesión (p.217).

Los hechos que se efectuaron ayer, se suceden, cabalgan, entrecruzan con la obsesión
y la dominación de ella, manifestando mensajes de odio y violencia.

Entendemos el término violencia, sus resonancias, sus efectos y las brutales


consecuencias en la historia, que son inherentes a las civilizaciones y tropiezan fácilmente
con la barbarie.

Este malestar en la sociedad, atravesado por el sistema capitalista imperante, despeja,


hace desaparecer la gravedad, para que la violencia y su incidencia, aparezca de manera
imperceptible y casi diríamos “naturalizada”. Desde el psicoanálisis, encontramos que el
estatuto de la violencia hunde sus raíces en la naturaleza pulsional.

Observamos por los hechos y  los fenómenos televisivos, la expresión de daño, la


captura de las imágenes, el fervor y el odio que ubica  a la  violencia en acto, que va mucho
más lejos de lo discursivo, producto de un goce pulsional que arrasa con la palabra en
términos de pacto. De este acto violento que irrumpe en la trama simbólica alcanzando un
real. En el seminario V, Lacan (2020) decía en estos términos: Lo que puede producirse en
una relación interhumana es o la violencia o la palabra. Si la violencia se distingue en su
esencia de la palabra, se puede plantear la cuestión de saber en qué medida la violencia
propiamente dicha -para distinguirla del uso que hacemos del término de agresividad- puede
ser reprimida (...) (p.468) y celosamente guardada y comandada por la obsesión puede
ocasionar todo tipo de catástrofes sociales. 
En relación a la obsesión, la famosa “grieta”, que en Argentina, es una expresión
usual para denominar una división binaria y maniquea de la sociedad argentina entre
kirchneristas y antikirchneristas, surgida en la primera década del siglo XXI, que ha sido
causa de un enfrentamiento político y cultural generalizado, caracterizado por una alta dosis
de “odio”.

De  esta  definición encontrada en el buscador de internet, consideramos una


investigación de Paula Biglieri y Gloria Perello, que amplía el escenario de los hechos,  muy
interesante y pertinente (en estos cruciales momentos, que repudiamos porque atentan a la
democracia, a la paz del pueblo, al estallido de fenómenos del pasado que resuenan aún hoy)
quienes abordan de manera sencilla, el populismo y el anti-populismo, líneas políticas que en
Argentina se consolidan en: peronismo/ anti-peronismo; kirchnerismo/ antikirchnerismo,
hallamos en su trabajo:  “El anti-populismo en la Argentina del siglo XXI o cuando el odio se
vuelve un factor político estructurante”, una cita de Galanopoulos (2020), quien define al
anti-populismo como: « […] una lógica particular que busca defender y reproducir el orden
establecido desacreditando las demandas formuladas en el nombre del pueblo. El objetivo
último de la lógica antipopulista es la defensa del orden, la preservación del status quo y la
normal, ininterrumpida reproducción del establishment» y conjetura: que el “odio”, comporta
el afecto radical, jugando un factor político estructurante. 

Las autoras sostienen que no se trata del odio segregacionista de los fenómenos de
masa que responden a la estructura del nazismo, donde “el objeto odiado es el afuera
constitutivo de un colectivo configurado en torno a un líder” -excreción de un otro, que
delimita la constitución identitaria del grupo, de allí podemos conjeturar en la obsesión y la
dominación de ella en los efectos de una psicosis social, emparentada con una de las pasiones
del ser, el odio, y lo imaginario. Hoy como ayer, Nunca Más!

Silvia Kargodorian - Psicoanalista.

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