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CONTRA LA MAQUINARIA MELLADA Micue ViracLiaNno A Jorge Lafforgue y a la memoria de Ramén Alcalde, profesores entranables que veinte anos después supieron transmitir en secreto esta historia. Los jévenes de E/ examen, la novela que Cortazar escribié en 1950, deam- bulan por Buenos Aires en la vispera de un examen en la Facultad de Filosofia y Letras. Estan convencidos de que nada se aprende en esas “san- tas aulas argentinas” y menos bajo el gobierno peronista que lo impregna todo. Hablan y caminan en la noche para distraer el nerviosismo. Uno ‘Cuenta que Ilegé un tren de Tucumén con mil quinientos obreros porque hay un baile en Plaza de Mayo, un dislate de supersticién y politica; otro asegura que Roberto Arlt entendié mejor que nadie la leccién del Martin Fierro porque encontré el lenguaje argentino para la novela y logré ponerla donde debja estar, corriendo en la calle. Pero no todos coinciden y se pre- guntan si, en realidad, vale la pena salir a la calle. . ~T9s eenudiantes nucleados en el CEFyL (Centro de Estudiantes de la Facultad de Filosoffa y Letras) de aquellos dias podrian compartir varias de esas opiniones, menos la tiltima vacilacién, En junio de 1951, salieron a la calle a manifestar su repudio por la detencién de un compafiero de Qui- mica y terminaron en la cdrcel de Devoto. Al quedar en libertad diez dias después, Noé Jitrik y Darfo Canton propusieron hacer una revista. Pronto quedé conformado el comité de redaccién con Jitrik, Canton, Ana Gout- man, Francisco Oddone, Ana Ilstein y Esther Smud. El primer ntimero de Centro se publicé en noviembre de 1951; el ultimo, el 14, fines de 1959. El comienzo de Centro se afirmaba en una primera tentativa que habia asomado en 1948, cuando se publicé el ntimero 90 de Verbum. La revista, Scanned with CamScanner Srgano del CEFyL fundado en 1905, cerraba su ciclo con esa ediciéa ho- ‘menaje, gestada por Adolfo Carpio, Héctor Murena y Len Rozite al que invitaron a participar, como era habitual en Verbum, al lav Profesores. Centro buscaba abrirse paso de una manera nueva, ser un espa, Go exclusivo de los estudiantes; una decisién que sin duda era una toma de distancia con lo que ofrecia la Facultad, que habia cesanteado a un buen niimero de profesores en los tiltimos afios. Querian enfrentat la situacién ‘semiclandestina” que transitaba la agremiacién estudiantil -como la de. fine Noé Jitik (ver su testimonio en las péginas de este mismo libro)— y ‘dotar de contenido a lo que nos-habja llevado a todos” a la Universidad y “con ganas de no perecer en una contienda rara”. ¥ el contexto no ha- ia mas que proponer eso mismo en cada rincén, “una contienda sara’, y_ resultaba fundamental definir el espacio propio y deslindarlo dentro de la ~Compleja alianza contra el gobierno, al que a menudo se confund{a con las mayorias que representaba. El desafio era no terminar junto a la derecha lo que se habia afirmado desde la izquierda. La respuesta ante esa situacién —que excedia pero atravesaba a los estudiantes de Centro como intelectua- les de una nueva generacién— fue arriesgar un modo distinto de concebir la realidad politica, proponiendo otra lectura de la historia nacional, la cultura y las letras. i Las reuniones de Centro se hacian los sabados por la mafiana, en un sétano de avenida Las Heras que compartian con los estudiantes de Dere- cho y Ciencias Sociales, y durante la semana se multiplicaban en los bares de la calle Viamonte. Las tiradas no superaban el millar y tenian avisos de El Ateneo, Kapelusz, Librerfa Rodriguez y Verbum, pero también de tiendas de ropas y calzados, negocios de antigiiedades, anuncios de abo- gados, contadores piiblicos y de los propios colaboradores de Ia revista ofreciendo clases de latin y griego. En su niimero inaugural, la revista dio a conocer la primera parte de un estudio de Ramén Alcalde sobre Hermann Hesse, work in progress del libro Hermann Hesse. Su vida y su obra, que tres afios mas tarde Centro Iasi en su sello editorial junto al poemario E/ libro de Juan Ferndndez de Ismael Visas. Al afio siguiente, publicaron un tercer libro, Borges y a nueva gene- racién de Adolfo Prieto, con un anuncio categérico sobre su posicionamien- to colectivo: “...severo andlisis de una generacién literaria acometido ra quien se siente frente a ella con deberes distintos y quiere oe a peariet esa discrepancia, una nueva posicién ante el acto responsable de esc La reunién de titulos tan distintos expresaba la amplitu Yoluntad de perdurar mds allé de las contingencias del p: ner y stro de resente. Centre Se id de criterios y a. proyectaba en el cambio que sabia inexorable en la Universidad: “La pro- ‘gresiva y evidente desintegracién de la Universidad exigia el dar con nuevas formas de actividad universitaria auténtica.[...] Centro aspir6 a iniciar algo concreto en este sentido” (Editorial, Ne 9, julio de 1955). Desde el sétano del CEFyL, resistfan, mientras que lo oftecido por la Universidad se asemejaba a veces “a las santas aulas argentinas”. O acaso esas aureolas estuvieran ain més arriba, si se considera la linea que habia tomado la Revista de la Universidad de Buenos Aires (RUBA) bajo la direc- cin del sacerdote Hernan Benitez, confesor de Eva Perén, Las paginas de RUBA concitaban menos al debate y més a ese tipo de olvidos que siempre tienden a recormar. Esa cruz sabfa caer en vertical en Filosofia y Letras, fuera porque los sectores conservadores de la Iglesia no estaban dispuestos a perder el control y se replegaron en la cultura y la educacién hasta que pudieron desplegarse a fines de 1954, 0 porque encontraron en ese campo, ‘como propone Oscar Tern, el espacio que les cedié el peronismo al care- cer de un proyecto cultural definido.t De cualquier modo, lo evidente era que se trataba de un espacio donde se ditimieron sentidos que excedfan las circiinstanciag iamediatas en torno” ala educacién y la censura. Por su funcién de publicacién gremial, Centro fue, ademds de todo, un pasaje casi obligado para la nueva generacién de intelectuales. Lo que afirmaban al anunciar el libro de Prieto, Adelaida Gigli lo precis6 con toda contundencia: “Estamos sin pasado, no podemos asir el futuro. Estamos como hace quince afios, como siempre, pero somos tuna generacién denuncialista” (en “Lo mismo de siempre”, N°7, diciembre de 1953)2, A falta de una Universidad que mereciera una discusién, encontraron una referencia posible en Imago Mundi. Revista de historia de la cultura, 1 Terin, O.: Nuestros ais sesenta, La formacin de la nueva icquierda intelectual en la Argentina 1956-1966, Buenos hres, Punasi, 1991, p37. ® *Para los denuncialist vencién supone una toma de conclenca a pare _deun ails riguvoso del propa contemporancidad,nerpretadaasu ver, como fee 10 no deseado de a pasada. Su negatividad no se confunde, por lo tanto, ‘conTa rebeldi fajuvenil jica de la vanguardia de los afos 20, el movimiento que conside- “an inmediatamente antefiory al qu se opens aise desu pr neracionales~ sine que presenta bajo forma del raentiniente. David Vid ‘ deve modo asd fete Maras Wal soniopene: olsen 01 Se decia ‘no’ porque era la forma més breve de hacerse oft. La contraposicin no significaba ni confrontacién ni discusién ni sintesis trascendente™. Nora Avaro y Analia Capdevila, Denial. Lierrey amie ens '50,Busnos Ate, Stage Areoe. pp), 9 —— Scanned with CamScanner fundada por José Luis Romero en 1953 -se extenderia hasta 1956~ y gue contaba entre sus colaboradores a varios profesores cesanteados en 446, como Francisco Romero, Vicente Fatone, Roberto Giusti, Jorge Romero Brest y Alberto Salas. La salida de Jmago Mundi fue destacada ‘en Centro, que la calificd como “lo inverso de la atonia ¢ incapacidad para la vida intelectual 2 que han llegado nuestras Ilamadas facultades He humanidades” (N° 7, diciembre de 1953). Romero definié su revis. ta como “una Shadow University, preparada para reemplazar a la otra”, como efectivamente sucedié a partir de 1956 y —él mismo puntuali- zaba~ hasta 19662 En los concursos que organizaba Centro buscando alentar la participacién de nuevos colaboradores —uno de sus incansables reclamos-, los jurados solian ser autores de Jmago Mundi. Los temas propuestos para la categoria ensayo eran sobre literatura argentina, pre- ferentemente contempordnea. El foco de la nueva generacién estaba en el presente de la Argentina y dal resto de Hispanoamérica, sin descuidar otras literaturas, como ponia en evidencia el lugar destacado, por ejemplo, de los ensayos de Alcalde sobre Hesse o los de Jaime Rest ~colaborador frecuente de Jmago Mundi al ‘igual que Halperin Donghi- sobre T. S. Eliot. Publicados en dos partes, «80s ensayos, ademds, hacfan hincapié en preocupaciones nodales para la generacién: la unidad en el proyecto de un autor, la importancia de la re- lectura de la tradicién y la novela como btisqueda. Sin duda, la novela fue el género mds interpelado por la nueva gene- Jo que no implica que haya sido el que més los interpelara. No hay edicion de Centro que no retina varios poemas, representados en este volumen por “Como bola sin manija” de Paco Urondo. Tal vez por el mpetu sartreano que los recorrfa, la novela les permitia ver a los hombres ¢n situacién, en la calle y cottiendo con la lengua afuera. Y no cedia al rigor de un cierre, podia imponerse inconclusa y cobrar mayor potencia de intervencién. Asi lo dejan ver “Los desorientados” de David Vifias y “Los muertos’ de Oscar Masotta; hasta donde sabemos, de uno es la primera arracién de ficcién publicada, del otro la tinica. Centro las present como fragmentos’, sin explictar que fueran partes de novelas. Y en realidad Sai Fragmentos, pero de novelas que ef lector de Centro debfa continuat oltre ee pe : la represién de una huelga en la que participa” > Luna, Comversaciones con José Luis Romero. Sobre una Argentina con bistority police ydemaca re una Arge ‘cy Buenos Aires, Editorial de Belgrano, 1978, p. 155. 10 estudiantes y la colimba vivida por un estudiante de Filosofia y Letras. ‘Interpelaciones incisivas a la conciencia, en la misma direccién en que la revista insistia en sus editoriales (Ne 6, septiembre de 1953): “intentamos sacudir a los dormidos en la maquinaria mellada del examen y las clases siempre iguales’, por eso “Centro quiere agrupat en su torno y vivir con los que estin preparando sus armas y atin no se han decidido a salir a la calle y hablar en vor alta”.. ETAPAS Y RECORRIDOS Al cumplir los primeros cuatro afios, Centro hace un balance y da cuenta de tres logros fundamentales: ser un espacio ya afirmado para la publica- cién dela produccién de los estudiantes; haber iniciado “algo concreto” en. Jo que deberia ser la vida universitaria; obtener “una resonancia mis alld” de la institucién, Reconoce también un fracaso: no “Ilenarse de colabora- ciones esponténeas” (N° 9, julio de 1955). Centro es consecuente con st proyecto, no se conforma. Ese balance, el tinico a lo largo de su historia, marca un cambio de eta- pa. Es el momento en que se produce, por las caracteristicas propias de su conformacién, un recambio en el comité de redaccién. La direccién pasa a estar a cargo de Eliseo Verén y el equipo queda integrado por Leén Sigal, Jorge Lafforgue, Ivonne Bordelois y Nanina Rivarola. A la etapa anterior, la primera, Lafforgue propone definirla (ver su testimonic) como “Pre# _Contorno”, considerando la sostenida gravitacién de los hermanos Vifias, Gigli, Prieto, Jieik, Alcalde. El nimero 8, dirigido por Rodolfo Borello, “Funcionarfa como “transicidn” hacia la segunda etapa que se extiende has- tael ntimero 13, donde comienza la tercera, bajo la direccién de Lafforgue y la activa participacién de Masotta, Soffa Fisher, Celia Durrury y Maria Luz Romero. _Centro anuncié en sus paginas la salida de Contorno. En esa edicién, Sebreli publicé “El escritor argentino y su piblico” (N° 7, diciembre de 1953) y en Ja nueva revista, “Los ‘martinfierristas: su tiempo y el nuestro”, al que segufa en espacio y temitica “La traicién de los hombres honestos” de Ismael Vifias. Uno volvia sobre el otro; ahi donde Sebreli contrapo- nia la nueva generacién a la de los jévenes del 20, Visas puntualizaba: “Tenemos nuestra propia revbrica juvenil. No estamos seguros de nuestra verdad. Ni sabemos la solucién, ni gozamos de una clave, No encontramos ejemplos”... (Contorno, N° 1, noviembre de 1953). La constatacién resulta un Scanned with CamScanner evidente y ya precisada con matices diferentes, : dencia entre los dos ensayos de Sebreli, que podrian ser gn cOPON- revista. En “El escitor argentino ysupiblico” la alusioa p05 de Para impulsar bien lejos su distancia, Sebel sosticne ass PORE ea Para la nueva generacin: el esritor debe escribir parse? ular cerlo, ante todo, necesita construire “lenguaje aucntine ee Y Ptah siuacin argentina, “El escrito s6lo puede salvarsediee Seems a do su situacién, o sea salvando a su piblico”. ret salvan- La impronta sartreana que se hace ostensible nevable en Cine, como puede verse tambign eo “Gee — “called delafforguc, que discut a esponsabildedintlescl a Nobel, al tempo que desmont los engafowos sends que obec sobre literatura yl figura de los eseriores a menos deun ne gee Publique la obra completa de Salvatore Quasimodo, yen “Le fost” de Simone de Beauvoir”, donde Regina Gibaja offece una pionera ser de género. Pero Centr no es sblo la via obliga de lectus mec interprerarla en ese sentido seria desatender su importancia en made «que se construyé la nueva generacin, Porque en su caricter de publicaién universitaria supo reunis, y de un modo muy singula, una derided de enfoques crticos sin ludir colisiones —como le di iscusion entre Verén y Ma- sotta sobre Sartre y Merleau-Ponty en su iiltimo néim \ero~ 0 confrontando lecturas opuestas como las de Gigli y Borello sobre Gerchunoff-, ademés de mantener una atencién abierta a la discusién intelectual en otros paises hispanoamericanos y traducir y resefiar distintas literaturas. _Ese entramado heterogéneo destaca su relevancia en dos aspectos: el registro de la reflexién critica en una década de profunda transformacién en el pais, y la captacién de la filigrana que desembocé en las especializa- “ciones en los estudios de las Humanidades, un cambio que erosioné lo que “hasta entonces se entendia por el lugar del intelectual. La vindicacién del especialista académico que empezé a reclamarse hacia fines de los 50 era Jo opuesto a la figura de Sartre, que pocos afios antes habia concitado una atencién tan amplia y preponderante que abarcaba desde Centro hase Sr la revista de Victoria Ocampo incluso publicé la primera traduccién de 4 no tanto as es ines, Colhue, Cole- 4 Croce, M., Contorno, Iequierda y proyecto cultural, Buenos Aires, ea € cién Pusaladas, 1996, pp. 35 y 36. Croce interpreta que es “en el timo pirat nota de I. Vifias donde “radia el verdadero manifesto contorista, pote use et del “ nosotros’ que se hace cargo del grupo relativizando el cardcrer negative dicaba Sebreli ala juventud”. 2 eS anned with CamScanner' “busqueda en Ia tradicién es posterior, suelé pertenecer a la valoracién de_ “Tas relecturas. “Mi generacién —escribe Sebreli— estuvo influida por Sartre “o Merleau-Ponty, por las mismas razones que la generacién siguiente lo un relato de El muro apenas se edité en Francia en 1939. Cada generacién encuentra las lecturas que la definen en el aire que agita a su tiempo, la dn de estuvo por Lévi-Strauss, Althusser y Lacan, y esto no tiene nada que ver con el mayor o menor valor de estos autores, sino con el aire del tiempo”.> Sebreli, Masotta y Correas, amigos los tres, llevaban a Sartre como abrazando un tanguero rencor mientras iban 0 venian de Centro a Con- torno, donde otros compartian el mismo “aire del tiempo” pero preferian otras nubes. A Rozitchner lo fastidiaba que le cargaran el mote de sartrea- no porque se teconocia mds cercano a Merleau-Ponty, Ismael Vifias no clegia a Sarere en sus lecturas en esos afios sino a Marx y Engels, y a David Vifias tal vez le bastara la teorfa del “compromiso” del intelectual para in- terpretar la historia politica argentina en la literacura.* En la generacin, se borroneaban los limites entre el sartrismo y los propios escritos de Sartre. Como destacé Carlos Correas: en un caso se decia “compromiso” y en el otro “engagement”, un cambio de palabras que hacia diferentes las concep- tualizaciones filosdficas que las sostenfan? El traductor se apropia de lo que no tiene, o el traductor valida lo que ya tiene, Lo tilkimo parece una reaccién alo primero cuando es, sin embargo, la accién de fundamento, y es la que prevalece en la generacién: el “com- promiso” entendido como la aceptacién de la responsabilidad histérica, ue exigia imponer el cuerpo ante el espiritualismo grandilocuente que no hacia sino evitarlo o sancionarlo: corporizar el lenguaje y asi enfrentar las ideas sin cuerpo de la cultura liberal, Por eso Centro destaca ~Editorial No 8 julio de 1954— qué entiende por el “viejo problema de la libertad del intelectual”, No es que cada uno piense lo que juzga conveniente, eso ‘ei Considerar “la inteligencia como autosuficiente” y “a cada hombre como un universo cerrado ¢ incomunicable”, el desafio estd en encarnar esas ideas y comunicarlas: “La verdad s6lo cumple su sentido ejercido, realmente ‘en’ y ‘con’ los otros. Rechazar este segundo paso es no cumplir ‘on la misidn reservada al intelectual”, 5 Sebreli, J, “Mdasy vuetas con Sartre” en Excritos sobre ecritos,ciudades sobre ciuda- des, Buenos Aires, Sudamericana, 1997. Visas, L, “Una historia de Conzorne", en Contorno, Edicin facsimilar, Buenos Aires, Biblioteca Nacional, 2007, 7 Correa, C., La operacién Maora, Buenos Ares, Catélogos, 1991, p54. 3 Pero es preciso destacar cacién por los editoriales. Solo hay sies en los us elecciones, Atoree ni sobre distintos t6picos, ob convencidos de ist@rica” ee visién histérica” del contexto. En el atime nocen la frustracién por no habe 1 en ie en sus colaboradores. Aun ai abren ea edgy Posen lectuales respetados por Centro, Francisco Ren noo 405 & “7 , : : ‘omero y Risierj filosofia en Hi un balance sobre la realidad Argentina, “La libertad no bast torial, la referencia al golpe de resultado d, 10 (de fines una le 1955), reco, que ‘Suponian FEXtOS de inte. Frondizi, ung fica y el otto Estado y al dettocami 13" En el ed. hace apenas en una “aclaracién general” se advirte we [Ei Beonismo se aed “casi” terminada “antes de la violent i aa a : — es quien Esa ley menciona, por primera vez en Centro, Sa n, plicito pero nunca pronunciado. “No hay duda d habré fi i ee 4 que reconstruir la economia, la organizacién politica y jutidica, e Prestigio internacional, y de que la tarea deberd extenderse a muchos ones campos’, sefiala antes de recalar en “la conciencia moral”, a la que reco. noce como el mayor datio acometido por “la dictadura”. Dice: “Con la prédica y con el ejemplo, Perén y sus imitadores convirtieron el éxito en el fin dltimo de la vida’, y ese fin buscado consistia en “aumentat las propias riquezas materiales”. Bastarian esas palabras y las consideraciones del editorial para reco- nocer un punto de clivaje en la historia de Centro. Es més, hasta “la visién histérica” que consideraron incumplida resulta hoy una mues- tra mds que apreciable del contexto: el despertar de los rasgos dispares, cuando no irreconciliables, en lo que poco antes refulgia como una opo- sicién que disimulaba sus aristas. Dos ntimeros después (N° 12, octubre de 1956), Centro plantea el problema con sutileza. En lugar de tomar a voz para pronunciarse sobre el liberalismo, concede su apertura a up andlisis del mexicano Leopoldo Zea sobre la ideologfa liberal en su pal y el resto de América Latina. En la marcha lanzada por ¢! progres” {ue identificaba Modernidad y Mundo Occidental, Zea ponia en escent fa actualidad argent Jos sectores aspectos que perfectamente se correspondfan con nna y que estaban obliterados en la agenda de la discusién: los <0 mayoritarios populares eran avasallados por el liberalismo econ6m “ politico que sélo reconocia como hombres iguales a los iguales que se le parecian. Los fundamentos de la Modernidad que establecia la igualdad entre todos los hombres por encima de las diferencias accidentales que los mostraban distintos, habia terminado por invertirse, sostenta Zea, cuando el progreso se expandié hacia las nuevas naciones: lo que hasta ‘entonces era un mero rasgo circunstancial se convirtié en determinant de la desigualdad, legitimando la posicién de subordinadas o invisibles a las naciones y sus grandes mayorias, Dificil creer que Centro pasara por alto la relacién de ese problema con el pais, sobre todo al considerar el articulo firmado por Elena Rodriguez, *Y ahora... desarrollo econémico”, en el que se proponian reflexiones 50- bre ciertos conceptos ante la desilusién de la presidencia de Arturo Fron- dizi, a quien abiertamente habfa apoyado buena parte dela nueva genera- cién. La autora se preguntaba por el verdadero cuerpo de esas “expresiones poco menos que sobreentendidas” como “paises periféricos”, “desarrollo econémico” y “progreso”. Entre el final dela segunda etapa (N° 12, octubre de 1956) y el eomien- zo de la tercera, y tltima, pasaron tres afios. Un tiempo por demas con- siderable para lo que Centro representa como tester de la transformacién del discurso critico d&de el intetior dé la Faculead. EY nimero 13 (ercer “trimestré, 1959), ya'con la direccién de Lafforgue, comienzaba con “Brujas en la Argentina’, un anilisis de Ismael Vifias sobre el “realismo” politico y con “Arlt. La plancha de metal” de Masotta. También incluia una tra- duccién del mismo Masotta de “La trascendencia del Ego” de Sartre, otra de Daniel Lagache sobre psicoanilisis y la tinica colaboracién de Halpe- rin Donghi, que indagaba el modo en que el revisionismo interpretaba la Revolucién de Mayo, lo que no dejaba de ser un estudio de las claves del presente, si se tiene en cuenta la cadena revisionismo-Rosas-Perén. Es que el pasado inmediato parecia haber adquirido pronto el espesor_ ue daba lugar a la denuncia reflexiva (Sebreli y su “crénica” de la cércel , 1957), al andlisis (Halperin Donghi), al tiempo que incorporaba en la 1 psicoandlisis (através de Lagache que habia fundado, junto a la Sociedad Francesa de Psicoandlisis) y con ella los primeros aires | “de las lecturas por venit. La escena sefialaba otros cambios en la Facul- ~~@ady por Gemplo, la autonomia de ciertas carreras, como Sociologia. Es mis, Verdn habfa dejado la direccién de la revista para concentrarse en el trabajo que realizaba acompafiando a Gino Germani en lo que atin era el srmacién dotaba de cambios necesarios Instituto de Sociologia, La transfor aba de cambios necesarios Ia formacién académica de los escudiantes, que ya se alejaban bastante de 15 Scanned with CamScanner aANeres personajes de El examen. Sin embargo, en Letras sobre todo en Letras, los resquemores se repartian en partes iguales; unos negaban validez al discurso critico que podia resultar del ensayo, otros acusaban de “cientificismo” lo que los primeros definian como el tinico y justo rumbo que debian seguir las Ciencias Humanas y en las que los estudios literarios encontraban una escasisima consideracién. Las exageraciones compartidas empezarfan a ajustarse en la década siguiente. LinEAs DE CONTACTO La atencién a lo que sucedia en las universidades de otros paises estuvo presente en Centro desde el principio. La revista Esprit, en 1952, habia realizado una encuesta entre los estudiantes franceses y pedido breves in- formes alos dirigentes de sus organizaciones gremiales, Centro (N° 3, sep- tiembre de 1952) tomé algunos de los datos y los sometié a consideracién de sus lectores en la seccién de actividades del CEFyL. Destacaba, asi, que 1 70 % del estudiantado francés pertenecia a familias de padres emplea- dos, funcionarios 0 que ejercian profesiones liberales, y que el gremialismo estudiantil convocaba activamente a menos del 20 % del estudiantado. Los comentarios hacian hincapié en “la apatia cultural, invertebracién po- litica, indiferencia espiritual”, en el “desinterés y la poca camaraderia” y en el total desapego por conocer Ia literatura contemporinea. Ante ese panorama que no resultaba completamente desconocido, Centro afirmaba su interés en la literatura actual, extranjera y argentina. Ivonne Bordelois escribirfa una resefia critica sobre Cayé sobre tu rostro de David Vifias, su primera novela y una de las primera lecturas, Prieto discute con Sabato, Sofia Fischer con Malraux, y Jitrik ofrece un riguroso trabajo sobre el estilo en la obra que Alberto Girri llevaba publicada hasta el momento. En “Tres novelistas argentinos por orden cronolégico”, Virias describe y contrasta la visién de la forma que la novela tenia para Verbitsky, Onetti y Bianco. Una lectura que no se queda fija ni en los procedimientos narrati- vos ni en los contenidos, los indaga en conjunto a través de la visién de la forma de cada uno de los autores. Cuatro afios después de los sondeos de la revista francesa, Centro ofte- ié su contraparte en “Encuesta a los estudiantes universitarios” (N° 12, octubre de 1956) del profesor Gino Germanit; asi se lo present6 en la edi- ién. Segiin los resultados de las encuestas realizadas en las Facultades de Filosofia y Letras, Ciencias Exactas y Ciencias Econémicas, la trayectoria 16 social del estudiantado en la UBA mostraba resultados similares a los de México en cuanto a la procedencia de familias obreras (10 %), y ligera- mente mayor que en Espafia (5 9%), Francia (8 9) e Inglaterra (5 9). Un aspecto sugerente del “Informe” era que estaban incorporados a la grilla los resultados de la encuesta que el CEFyL habia realizado por su cuenta el afio anterior sin que se evidenciaran cambios notables. Otro, y mucho més relevante, era que la Facultad de Filosofia y Letras registraba un 73 % de estudiantes mujeres y solo un 27 % de estudiantes varones; esa notable asimetria se advierte en los comités de redaccién de Centro, pero resulta inversa en las firmas de las colaboraciones. El ultimo mimero (14, cuarto trimestre de 1959) comenzaba con el articulo firmado por Elena Rodriguez “Y ahora... desarrollo econémico”, al que ya hicimos referencia. La desilusién de la nueva generacién con la presidencia de Frondizi habia aparecido pronto y desde frentes distintos: la ruptura del acuerdo con el peronismo y sus bases, a la que la nueva iz- quierda se negaba a dar la espalda; la modificacién de la politica petrolera; el proyecto de la ley de ensefianza que permitia otorgar titulos habilitantes a las universidades privadas.* Elena Rodriguez discutfa lo que la termino- logfa del desarrollismo parecfa haberle escamoteado al liberalismo y que, sefialaba, terminaba por mostrarse completo. El foco de la critica era el principio recurrente de la nueva generacién: el lenguaje se revelaba contra lo que juzgaba ideas vacias, la larga historia de mascaras remozadas pero siempre iguales a si mismas: “Todo comenzé en el noventa bajo el simbolo del progreso, y en adelante nuestras crisis fueron el reflejo de las crisis cfcli- cas de los paises centrales; la historia se repite”... El articulo convocaba y subrayaba un giro de Ismael Vifias en el mimero inaugural de Contorno (el texto de Rodriguez estaba dedicado a I. V): “No nos creemos poseedores de la verdad revelada [...], pero no es muy aventurado prever que aunque logtemos el abastecimiento del petréleo, aun cuando vengan capitales, el pais ha de quedar, de nuevo, totalmente desfigurado”, EI blanco de la polémica entre Verén y Masotta ~un debate que que- darfa trunco~ era la lectura que, en el mimero anterior, Masotta habia Propuesto acerca de la relacién entre el pensamiento de Merleau-Ponty y el de Sartre. También alli quedaba expuesto cémo el presente-recién pasado habia cobrado espesor con una celeridad inaudita en la historia del pais. Los que hasta ayer habfan sido jévenes compartiendo la redaccién de una revista, de golpe se veian mutuamente como protagonistas de un debate © Terdn, O., ob. cit, pp. 131 y 132. "7 Scanned with CamScanner que merecia hacerse puiblico. El 6 nuevo, que pod iluminar eee Nerén no ocultaba el bro dela toma el problema de la rascendenca del egy olemecda on nee trabajo de hace mas de veinteafos, el lector: lanteado por Sartre en un be peuado anes ots este al lector advertira que al esctibirla, de S. sentacién de Masorta que acompafia el de Sartre, que en Sartre mismo”... Afios despué ete eee Ee spués, Sebreli escribi ‘polémica” habia puesto en escena el “enfrentamiento” entre “la especialy zacién académica” y el “ensayismo autodidacta” aoe a especiali- de ls 60, Verén ibaa partir a Francia a eudar con Levi Ste yt dluciria al canellano Anivopologia ecrucetél unio Eee cmperron apart I, un hito en las lecturas que __Entre las tensiones que sefialaban hacia Ia flosofia, la economia y la po- ae nae de Carlos Correas “La natracién de la hstose’, mmaytisculas en la revista “La Na Sa soar a : “La Narracién de la Historia”. Los dos términos quedaban igualados y ponian en entredicho la jerarquia de sus respectivos registros; es decir, la historia debia ser narrada si se querfa Historia. El cépico del relato es el derrotero de una relacién homoscxual, pero la te- mitica abarca Ia hipocresia social, la insatisfaccién, los prejuicios de clase entre el estudiante de Filosofia y el joven que yira en la calle, el engatio y el miedo, el juego de trampas y apariencias, que se corresponden con los fragmentos de “Los desorientados” de Viias y “Los muertos" de Masors Una sutl y rigurosa manera de dosificar nombres, de personas como de lugares y cosas, corroyendo las buenas conciencias. Nada queda anénite we sclato. nadie se salva, ni siquiera los personajes apenas mencionados del profesor universitario y su esposa que antes manten/an un trfo con el joven que anda por la calle, ni el deseo queda intacto, ‘esconden la Historia y esa situacién interpela a cada uno Hubo largas discusiones en el comité de redaccién sobre si se debfa 0 no publicar el relato que fueron retomadas seis meses después, cuando una buena parte de los 2500 ejemplares de Centro ya estaban circulando —la ti- rada del niimero anterior, 1500, habla aumentado la mitad de las usuales~¥ dl fiscal Guillermo de la Riestra inicié una querella por “publicacion ‘obsce- na” y ordené allanar la oficina de la Facultad donde estaban depositados los sjemplares. A diferencia de otros, Masotta, Sofia Fisher, Marla Luz Romero y Celia Durrury, a quien estaba dedicado el cuento, reafirmaron su POY? ni la ternura, todos de los lectores. » ‘Sebel ciudad J." joven Masots", en el ya citado Esritor sobre excritos, ciudades bre durante el desarrollo del juicio hacia Correas y Lafforgue, asistidos por Ismael Visas en su condicién de abogado. Todos tuvieron que comparecer ante el jez. “Lafforgue asumié toda la responsabilidad conmigo”, recordar ba Correas: “Algunos tuvieron sobreseimiento, o fueron liberados sin ofen- sas a su honor y dignidad. [..] Lafforgue y yo, no. Seis meses (en liberead condicional) y nada de buen nombre y reputacién. Tuvimos condena”® ‘Los diatios se ocuparon de fogonear el suceso: ponian en juego el mis mo ideario de sus visiones sobre la literatura y los escritores que Lafforgue habia cuestionado en “Quasimodo y las bocas calladas”. Aunque arreme- tieron especialmente contra lo permisivas que resultaban las auroridades de la Facultad de Filosofia y Letras. El magro apoyo que habia recibido, ro en los iltimos tiempos fue retirado y ya no hubo otro ndmero, EL. inte de Correas fue publicado varias veces desde entonces, pero esta es In primera vez que es reeditado por la Facultad de Filosofia y Letras, en este libro sobre la revista Centro. Te “Cados Correas: flosofia en I incimidad’ entevstado por H. Gonzilen J. H- P.Léper y G. Korn, en El Ojo Mocho, Revista de critica Kang, E. Bernini, E. Rinesis M. ‘cultural, No 718, orofio de 1996, Buenos Aires 9 Scanned with CamScanner

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