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En aquella época vivían todos juntos, MR, sus siete hermanos, sus tías, el
abuelo y la madre en un rancho sin luz ni agua en las afueras del pueblo, al
borde del campo. Tenían una parcela pequeña que super explotaban
cosechando algunas verduras y criando animales de granja. Mas allá empezaba
el latifundio, una parte del cual pertenece a la familia del “dotor”, caudillo
político del partido en la zona; el partido del dotor gobierna el país desde hace
cincuenta años, siempre elegido en elecciones democráticas que, al decir del
dotor “se ganan, o se ganan”.
. Mirá José, yo te aprecio mucho y por eso quiero darte una noticia de la que
vas a poder beneficiarte vos y tu familia… ¡Ahora no vayas a contárselo a
nadie! ...esta semana anduve por la capital, y me enteré que ¡al fin! ya está
todo arreglado con la empresa para empezar la construcción del Puerto de
aguas profundas... Es acá cerca… ya sabés donde, si se habló hasta por los
codos de esa obra en los últimos años… al final los gringos pusieron la teca y la
licitación sale… como un chifle sale… en fin! “bisnes ar bisnes” como dicen los
yanquis…; se reía el viejo dirigente mostrando sus dientes amarillos de tabaco
y los ojos vidriosos de caña.
- ¿Y a mí eso que me pinta dotor…? Le preguntó el viejo que era bastante lento
para estas cosas
- ¡Pero José! No seas bruto hombre… eso quiere decir que va a venir gente a
chorrete buscando trabajo; ese pueblo de mierda en la costa... de las cuatro
latas que es hoy, se va a quedar hecho toda una ciudad, más grande que esta
capaz… hay que llegar temprano ...entendes? Hay que madrugarlos a todos… y
yo te estoy ayudando. Con todos esos nietos que tenés va a haber más de uno
que sepa aprovecharlo, no seas zonzo… avivate hombre!
Agradeció el abuelo, aunque sin comprender todavía de qué manera iban sus
nietos a conseguir trabajo en una obra, si lo único que sabían era plantar la
tierra y criar los animales de que se alimentaban. Se fue esa noche a su casa
trastabillando y decidido a hablarlo con sus hijas... que ellas vieran como lo
aprovechaban;
El caudillo se fue del boliche bastante borracho también dando tumbos con el
coche entre los pozos del camino y contento consigo mismo; pensaba que de
esa manera estaba pagando a la madre de María Rosa los favores recibidos en
tantos años... y más: mañana temprano la va a mandar a buscar para que le
venga a hacer la limpieza en el apartamento del centro.
Al día siguiente, en efecto, manda un chofer a llamar a Rosa, la madre de María
Rosa; 'Decile que se venga esta tarde por el apartamento, que la preciso allá; y
venite rápido que tengo otros mandados para que me hagas; ¡dale!'
Cuando Rosa llega el ‘dotor’ ya está instalado hace rato, en sus ojos vidriosos
se nota que el vaso que tiene en la mano no es el primer whisky de esa tarde.
Vení Rosita, pasá nomás pasá... que suerte que pudiste venir che, la verdad
que te ando neceistando... que voy a decirte! Que haces...? No... vení pa'ca
nomás veni, echate aca al lado
Eso! Asi me gusta, venga mi gata venga... despues se ocupa de la limpieza, pero
ahora preciso que te ocupes de este pobre hombre viejo; ríen los dos y Rosa
deja que el dotor le sobe con sus manos de dedos cuidados, sus caricias son
medio bárbaras y se le nota la urgencia entre las piernas, un bulto en el
pantalón que Rosa empieza a bajarle lo delata.
Pienso que ella puede arreglarse rápido para conseguir trabajo en la costa
...sabes?
Habrá oportunidades para todos, Rosa, pensalo... mirá: la semana que viene
llegan dos ingenieros que se van a encargar de hacer un relevamiento, así se
llama eso de andar con instrumentos, cintas y planos, antes de empezar a traer
los obreros y las máquinas...
Y que sabe la Maria de eso dotor? Vos estás loco... no les va a servir
¡Si serás... Rosa! sos como tu viejo carajo... los tipos van a quedarse en el
pueblo muchos días, van a alquilar alguna casa... pero no van a traer quien les
limpie y les cocine ¿verdad? ...tu hija puede hacerlo, o no?
Por eso te digo Rosa... Hay que prepararse, anticipar, entendés? la chiquilina
después ya va a ser conocida, cuando se instalen las oficinas va a poder
trabajar ahí... y quien te dice, con el tiempo hasta de empleada de oficina
puede agarrar....
No jodas mujer, tampoco es para tanto lo que hago... una ayudita nomas...
Mirá decile a la.... ¿cómo se llamaba?
María Rosa
Eso, decile a María Rosa que se venga mañana de tarde por acá, así la conozco
mejor y le cuento yo mismo; ¿te parece bien Rosa?
MR se muestra tímida y callada, mira con temor a los hombres jóvenes; dos
ingenieros recién recibidos que andarán por los veinticinco años.
Los tipos son simpáticos y divertidos, vienen con sus celulares y sus historias. Es
su primer trabajo lejos de la ciudad y suelen hablar con sus novias por los
aparatos mientras MR hace la limpieza de la casa.
Una tarde en que María Rosa está terminando sus tareas cuando el sol ya está
bajando, Martin le quita de las manos la esponja con la que está lavando la
loza y la obliga a sentarse con él y con Pablo en el living. Abren una cerveza
para ella y la invitan inocentemente a tomar; uno de ellos le pregunta
Ya te dije Maria que aca no hay señores, ni ingenieros, somos Martin y Pablo
Cuando llega al centro llama al dotor a la oficina para avisarle, este le dice que
pase por su despacho y le pida al portero la llave; él le va a decir que irán a
levantarla. Asi lo hace y MR parte hacia el apartamento, uno de los bulines que
tiene el dotor en la ciudad.
Cuando está haciendo su trabajo escucha que la puerta se abre y entra el viejo.
MR le sonríe con inocencia, aunque enseguida se acuerda de lo que pasó hace
pocos días allí y su sonrisa cambia... hay que describir bien ese cambio.
El viejo también se sonríe le saluda, inventa una excusa, juega con ella
pidiéndole permiso para tomarse un trago si no es molestia. Se ríen ambos.
No sabe que es el deseo, pero lo esta viviendo con intensidad inaudita. Nunca
sintio algo asi en su corta vida. Se deja ir en un océano de sensaciones en
brazos del hombre, que esta muy excitado. La desnuda de espaldas en el birde
de la cama, se arrodilla entre sus muslos y lame su sexo hasta que la niña emite
un gemido largo.
Estan los dos desnudos acostados en la cama, el dotor le pide a María que le
sirva una copa y siqueres servite vos tambien... ya sos mujer al fin y al cabo, o
no? Lo hace un poco porque lo necesita y un poco para verla pararse desnuda;
es una adolescente tan tierna que siente ganas de llorar de placer.
Viste esos telefonitos que usan los ingenieros dotor? Vos tambien tenes
verdad? Son muy caros?
Y pa que voy a querer yo dotor, con quien voy a hablar? La gente que conozco,
de eso no sabe nada...
...no no, creo que tenes razon Maria Rosa, te vendria bien tener uno; asi
podriamos comunicarnos contigo, yo... los ingenieros. Es cierto que la gente
que conoces no sabe nada de esas cosas; pero la que podes llegar a conocer si
sabe, y seria importante para vos. Sos una gurisa despabilada Maria. Me gusta
mucho que seas asi, no cambies nada..;. rien juntos y le promete ocuparse de
eso si la madre no se ofende claro; a ella le encarga decirle a Rosa que van a
recibir ese regalo.
Unos días después el dotor le manda a MR un celular nuevo en su cajita, a
través de Rosa que ha ido a limpiar el apartamento.
Pucha que es lindo este aparato...! mirá la cantidad de cosas que puede hacer,
parate ahí.. MR aprendió a sacar fotos con el celular, sabe contestar y hacer
llamadas y de apoco va aprendiendo a mandar mensajes, aprende de
aplicaciones y de sitios, de internet y de un mundo que quedaba tan lejos que
apenas se animaba a imaginarlo.
El dotor la llama, le pide que vaya esa tarde por el apartamento con cualquier
excusa. MR está madurando a la velocidad de internet. Adivina las intenciones
y se arregla lo mejor que puede con la ropa que ha ido comprando con el
sueldo de los ingenieros, con lo que le queda despues de ayudar en su casa.
El viejo llega despues que ella y van directamente al asunto, mientras el viejo
fuma desnudo en la cama MR se levanta y trae dos tragos ‘Me parece muy bien
que me acompañes gurisa, no me gusta tomar solo’ Parada con el vaso en una
mano y el celular en la otra MR esta desnuda en el medio del cuarto, sabe que
al viejo lo calienta verla desnuda y lo mira con ojos sensuales, pasandose la
lengua por los labios y abriendo las piernas ‘no te queda bien esa pose gurisa,
donde aprendes esas cosas? Mira que estas buena! Esas tetitas estan creciendo
rapido y cada vez son mas firmes... veni, veni un poco al lado de este pobre
hombre viejo...’
Maria sigue sacando fotos al tiempo que se rie... y se aleja un paso hacia atrás..
No se enoje dotor... no se enoje, estoy aprendiendo a usarlo nada mas...
Borra esas fotos maria borralas, es peligroso, no conviene hacer esa clase de
fotografias... veni, veni a acosarte un rato.
El viejo no se da cuenta todavia que Maria esta jugando con él... ’ni se te ocurra
gurisa, borralas vos o dame a mi que yo lo hago’
Finalmente MR se pone seria para decirle ‘mira dotor, no voy a borrar nada
sabes? Ya aprendi muchas cosas con este celular que me diste, y te agradezco
mucho. Aprendo muchas cosas con vos, y me gustan todas no voy a negarte...
pero tambien aprendi por ahí que soy menor y hay cosas que no se hacen... a
mi no me importa, yo las hago porque me gusta, me gusta hacerlas con vos,
me gusta que me las hagas... ahora por ejemplo quiero que vengas a
chuparme, asi como estas, como un perrito veni’ maria ha dejado el vaso sobre
una mesa y se esta masturbando mientras e viejo esta cada vez mas excitado...
sin decir mas nada el dotor se acerca a ella que sonrie y se pasa la lengua por
los labios... ‘dale abuelo, dale...depues yo te la chupo, veni ahora conmigo’ y el
viejo se agacha entre las piernas de la niña con la boca muy abierta y la lengua
acaricia el cuerpo de Maria Rosa
Maria Rosa llega al apartamento de los ingenieros, pide la llave al portero y
sube a hacer la limpieza habitual. Ya se viste como una mujer, ha pasado un
año desde que conoce a los muchachos y les tiene confianza y ellos la respetan.
Usa un jean elastizado, ajustado al cuerpo que le marca las nalgas y de frente
se aprecia la división de los labios; mirándola uno pensaría que debe ser
incómodo usar ropa tan ajustada, pero nadie piensa en eso cuando le admira
las nalgas. La remera, que deja el ombligo a la vista y tiene un escote generoso
es apenas una franja de tela amarilla con una inscripción que nadie puede leer,
porque la firmeza de sus tetas y los pezones que se le marcan en la tela no deja
tiempo para distraer la vista en detalles. La línea que divide sus tetitas de
adolescente es generosa, sus senos aparecen un poco más separados de lo
común.
¡Pablo! ¡Qué raro que estés acá a esta hora...! ¿Martín también está?
María Rosa entra en el baño para cambiarse de ropa y sale con su habitual
indumentaria de trabajo;
¿Tenías calor Pablo? le pregunta ella cuando vuelve a la sala. Pablo ya no sabe
si la inocencia es real o se está riendo de su turbación.
Y si... hace rato que estoy con ese plano, tengo calor; ¿vos no? ¿querés tomar
algo?
Y bueno dale... una sola no va hacer que se me tuerzan las rayas; sonríen
ambos, vuelve con un vaso de agua fría y una cerveza que deja en la mesa
donde trabaja Pablo.
Pablo, cuando termine con el baño me gustaría ducharme, ¿puedo? Hace tanto
calor hoy...
Cuando Pablo abre la puerta María Rosa pasa de costado junto a él rozándolo,
se ha vestido con la misma ropa que traía; las formas se dibujan diabólicas
para el muchacho, el perfume de su pelo mojado y la piel refrescada por el
agua suben como una bocanada de marihuana desde el cuerpo de la chiquilina
Cuando María Rosa está a punto de salir se da vuelta, queda de frente a Pablo
y apoya una mano en el pecho del muchacho, empinándose en los pies acerca
sus labios a los del chico y lo besa con ternura.
Gracias, Pablo...
Pablo no puede hablar y la deja hacer; María Rosa lo empuja suavemente por
el pecho para que entre, se empina de nuevo para alcanzar su boca y empieza a
besarlo ahora como una mujer entera, con toda la sabiduría aprendida en una
escuela a la que nadie quiere faltar.
Todavía es una mujer joven y a pesar de los muchos embarazos conserva las
formas, la vida dura en la chacra la obligó a hacer ejercicios diarios... eso y el
hambre frecuente son los mejores modeladores de la silueta.
Ya anda por los cuarenta y cinco, usa el pelo corto y los fines de semana se viste
con ropa buena y sale de farra con amigas del barrio; desde que trabajan para
la empresa de los gringos ella y su familia han progresado. Se mudaron mas
cerca del centro y los hijos mas chicos estan yendo al liceo casi todos los dias,
los mayores no habian terminado la primaria.
La verdad es que les importa poco lo que él hace; mientras siga depositándoles
el jugoso sueldo en la cuenta del banco todos los meses no se necesita mas
nada.
De esa manera ha empezado a verse Ramon, en las noches que pasa solitario
en el obrador o en su casa alquilada cerca de la obra, en la playa. Siente que es
un cajero automático que escupe billetes a demanda, cuando se encuentra con
Rosa en un boliche de copas una de esas noches de sabado.
Aunque Rosa no es una mujer de letras, a Ramon esta noche eso no le interesa,
la invita un par de copas y hablando de la obra termina por invitarla a dar una
vuelta en el auto.
Parados en la obscuridad de la costa, mirando a lo lejos las luces de la obra,
que ya se está terminando, se ponen sentimentales. Ramón es medio torpe, a
pesar de la edad su experiencia con mujeres quedó truncada con el casamiento
hace veintiséis años, Rosa tiene que ayudarlo a soltarse. Le desprende el cinto y
el pantalón, baja el cierre y lentamente empieza a frotar su pene con una mano
sabia, de dedos ágiles pero pacientes, no se apura para nada... antes que
Ramón se vaya en una eyaculación rápida Rosa se mete el pene duro en la boca
y lo ayuda a que acabe.... Desde entonces Ramón está enamorado.
Rosa también ha ido aprendiendo algunas cosas, sabe que ahora que el tipo
está caliente es el momento de golpearlo y le pide que se divorcie y se case con
ella; ‘ella nunca tuvo un hombre y siente que ella lo merece y él se merece ser
ese hombre’ es el modo en que en su pobre lenguaje Rosa le expresa su deseo.
Ramón está cegado por la pasión, sin hacer cálculos ni pensar en herencias o
intereses económicos ni en alguna otra cosa que vaya más allá de satisfacer los
deseos de su cuerpo, acepta y hace las dos cosas; se divorcia de Clara y se casa
con Rosa en la misma semana.
A los quince días después de pasar una noche hasta el amanecer cogiendo
gracias al viagra y algunas líneas que Rosa ha traído a la casa de la playa,
Ramón sufre un infarto. A las dos horas confirman que está muerto.
Al principio Rosa está deshecha, pero al poco tiempo aparece el dotor otra vez
por la casa, ahora lo acompaña uno de sus hijos porque su estado no le permite
andar solo por la calle, tiene casi ochenta años.
Despues del dotor y los ingenieros MR hizo muchos trabajos. Con el tiempo se
convirtio tambien en una mujer bien plantada, juvenil, atractiva, a la que
siempre le fue facil voltear hombres venidos de lejos a trabajar en los puestos
de direccion de la obra. Fue ascendiendo en la consideracion de los sucesivos
mandos medios que terminaban recomendandola unos a otros.
Lleva una vida divertida y no le falta nada, el contacto con la familia es cada
vez más esporádico y lejano; salvo con alguno de los hermanos mas grandes,
un poco menores que ella misma que se han vuelto hombres fuertes, alguno
que llega a capataz de cuadrilla en la obra del Puerto ha ayudado a salvarla un
par de veces de las peleas que se arman en los boliches cercanos a la obra
donde sus amantes mamados hasta las patas a veces disputan por ella.
Se siente halagada con estas luchas y feliz con los regalos que los hombres le
dejan empieza a exigir de ellos.
María grita también Pablo que se acerca a abrazarla... María Rosa... cuanto
tiempo ha pasado! ¿Estas bien?
Si.... eso lo veo, dice sonriendo con intención admirando la figura de María
Rosa, espectacular en su mini malla de baño... Como siempre María... Pero más
linda y más grande.
Gracias Pablito, gracias... contame algo, te fuiste... hace dos años verdad?
Si, hace dos años ya... Pero que alegría María Rosa, que contento me pone
encontrarte... contame de vos, que haces? estabas tomando sol por lo que veo
Ahora no puedo María, esto que hacemos es urgente, tengo que terminarlo
hoy; pero esta noche si queres puedo venir y conversamos
Bueno dale... voy a tratar de llegar esta noche al bar, tengo muchas ganas de
conversar contigo
No, no... ¡Martín se fue para arriba mi querida! Lo llevaron los polacos a
trabajar con ellos en Europa, lo último que supe es que dirigía una obra en
Indonesia.
Que suerte, ¿verdad? Supongo que eso significa que le va bien, ¿no? ¿Y vos? Te
quedaste...
¡Así que te casaste! Cuantas novedades... Vení al boliche esta noche y contame
más, dale...; lo mira con intención y le dice con picardía: Así que el trío se ha
separado... me da un poco de pena, nos llevábamos tan bien... cuando fue?
Hace cuatro años, ¿verdad?
Riéndose Pablo le confirma: Si...Cuatro años; ya estas grande María, pero veo
que seguís siendo la misma, aunque has mejorado mucho el envase digamos...;
sonríe María Rosa halagada
Gracias, otra vez. Te espero dale, animate; se pone bueno los viernes ese lugar,
nos divertimos bastante.
Hace un mes que eso pasó y desde entonces no los ha visto, tampoco a Martín;
hace las tareas de la casa dos días a la semana y algunas veces encuentra una
nota pidiéndole algo en especial de la cocina; no puede reconocer por la letra si
las notas las escribe Martín o Pablo, a ella le gustaría que fuera Pablo; guarda
todas esas notitas como si fueran declaraciones de un enamorado.
Está obscuro cuando el ómnibus va llegando cerca de su casa. María Rosa vive
en las afueras de la ciudad; en su barrio, de casitas humildes rodeadas de
pequeñas huertas las viviendas están bastante separadas unas de otras; no hay
iluminación de las calles, apenas caminos de tosca afirmada entre anchas
veredas donde crece el pasto. Para llegar a su casa María debe recorrer todavía
unos quinientos metros; no teme a la obscuridad, el barrio es de gente
tranquila, de trabajo y no hay mucho que robarles; siempre recorre esas
cuadras entre un concierto de ladridos que la van acompañando de casa en
casa mientras camina. Algunos vecinos han puesto luces en sus patios de
adelante para ayudar a los que llegan en la noche, pero los focos amarillentos
apenas quiebran la penumbra en esta noche fría y ventosa; el otoño está
empezando.
Cuando lleva caminados unos doscientos metros oye que se acerca un auto por
su espalda, se hace a un lado para no molesta al conductor, pero siente que
este se detiene un poco por detrás de donde ella está, ‘que raro...’ piensa la
chica.
Cuando empieza a girar la cabeza para ver de qué se trata oye como se abre la
puerta y en la obscuridad baja la figura de un hombre que empieza a caminar
hacia ella con pasos rápidos. María Rosa todavía no reacciona cuando el
hombre la alcanza, la toma por un brazo y le grita 'Dame todo lo que tenes
encima, pendeja de mierda! ¡Dámelo todo o te cago a palos acá mismo’!
María siente que se desmaya cuando de pronto uno de los perros que se ha
escapado de la casa más cercana, un cimarrón grande y pesado, se abalanza
enfurecido sobre el ladrón y le muerde la pierna con la que golpeaba a la chica.
El desconocido da un aullido de dolor al sentir los dientes que se le clavan en el
tobillo y suelta la mochila que quiere llevarse.
María Rosa, tirada en el suelo, casi desvanecida, con un ojo cerrado por los
golpes alcanza a ver la silueta de perfil del tipo cuando abre la puerta y se
enciende la luz interior del auto. Después se desmaya.
Cuando empieza a reaccionar trata de levantarse, pero uno de los vecinos que
se han acercado le pide que no se mueva, ‘Quedate quieta gurisa, no sabemos
si tenes algo roto.... podés hablar? Decime donde te duele más, soy enfermero,
hablame...' Ella insiste en querer levantarse, se aferra a la mochila y abre el ojo
sano para mirar al hombre que le habla ‘Puedo moverme, señor, puedo
moverme, solo estoy un poco mareada’ El hombre la ayuda a sentarse en el
suelo, coloca una mano en su nuca y empujando suavemente hacia abajo le
pide que haga fuerza contra su mano, ‘Eso te va a quitar el mareo, gurisa...
quedate tranquila, estas entre amigos ahora, respira hondo, empuja... así,
fuerte, eso es... pero mirá como te han dejado! ¡que hijos de puta!’
Uno de los vecinos trajo una linterna con la que el enfermero le alumbra al
tiempo que le palpa las piernas y los brazos buscando algún hueso que pudiera
estar roto, más tranquilo le dice 'Parece que no te rompiste nada, veni conmigo
hasta casa y descansa un rato, después vemos....’ se detiene al reconocerla
‘¡Pero si sos la hija de Rosa---! Qué barbaridad mi hija, mirá como te ha dejado
ese hijo de puta... a ver si podés pararte, apoyate en mi brazo, vamos hasta mi
casa y te lavas ahí, después te acompaño...’
Después camina unas cuadras y entra en un estudio jurídico; hizo una cita con
el único abogado que conoce, el que hace unos años le ayudó a tramitar una
jubilación a su abuelo; en ese entonces ella acompañaba al viejo para hacer los
trámites.
Se reúne por media hora con el abogado y sale del despacho cerrando el
cuaderno donde anotó algunas cosas, lo guarda en la mochila y cruza hasta un
café que está enfrente; allí pide una gaseosa y mientras la bebe en silencio
ordena los papeles que ha guardado, escribe algo en el cuaderno, arranca esa
página y la guarda en uno de los sobres junto con alguna de las fotos que fue
eligiendo despacio. Cierra el sobre y lo pone aparte; ahora repite la operación
que le resulta divertida, sonríe todo el tiempo mientras lo hace; todavía le duele
su cara y la sonrisa que le sale es una mueca torcida.
Ahora se dirige caminando hasta otro edificio del centro que conoce bien, está
cerca, camina despacio disfrutando del aire frío de la mañana. Llega a las
oficinas del caudillo, ‘el dotor’ como todos le llaman; apenas entrar por la
puerta un conserje se le acerca amenazante ‘Qué buscás acá vos?' le pregunta
ofuscado.
Cuando el portero se hace a un lado para abrirle paso María nota que está
rengueando y se sonríe a pesar de la molestia en su cara.
Pasa, gurisa, pasa... sentate, que te trae por acá? pregunta el viejo solícito.
El dotor ahora está sorprendido en serio; la mira con curiosidad mientras abre
el sobre... a medida que va sacando las hojas su semblante va quedando
demudado, se pone pálido, la mira como si no pudiera creer lo que le está
pasando; son las fotos de la tarde en que María Rosa lo hizo sentir el ridículo
más grande de su vida. Furioso rompe las fotos en muchos pedazos y la tira
dentro de un cajón del escritorio. También hay un papel, una hoja de cuaderno
escrita a mano por María Rosa en el bar un rato antes.
El viejo está encogido en el sillón como un trapo mojado, sabe que no tiene
escapatoria. María Rosa se sienta ahora, y sigue:
Hace unos días estuve por la costa... Allí, cerca de donde va a hacerse el Puerto,
en la playa que queda hacia el este vi una casita preciosa... ¡me encanto! Está
bien pegado a la playa, tiene techo de tejas, paredes blancas, muy linda... y
está en venta! Como me gustaría comprarla, pensé... Y ahora resulta que se me
acaba de ocurrir una idea: ¿Vos vas a ayudarme, verdad abuelo? Yo sé que sí,
vos podés, si te sobra la plata... El lunes cuando mi madre vaya a limpiarte el
departamento le das un sobre con veinte mil y quedamos a mano.... bueno, no
del todo. Pero por ahora digamos que es un empate.
María Rosa se levanta y siente que Pablo tiene razón cuando le dice que ha
madurado muy rápido, ya aprendió a hacer negocios y a cuidarse sola... desde
ahora sabrá siempre lo que quiere y lo conseguirá siempre de cualquier
manera.
Sonríe al despedirse y todavía le suelta una frase al viejo, que sigue demolido
en el sillón sin poder articular una palabra:
Al salir del edificio se vuelve a cruzar con el portero y cuando pasa a su lado le
dice muy bajito
Dice Sultán, el perro de mi vecino, que vuelvas pronto... se quedó con hambre.