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Para hablar de los cambios económicos es necesario ponerse en contexto primero.

El siglo XVI dio


inicio a un periodo de mejoras a nivel social, político y económico; las transformaciones de las
áreas mencionadas afectaron el comercio y la producción de mecanismos, mismas que derivaron
en la industrialización presentada siglos después.

Un factor importante para el desarrollo europeo fue el poblamiento del continente pues se
estimaban ceca de 40 a 56 habitantes por kilómetro cuadrado, esto gracias a que las circunstancias
lo permitieron, aunque no era así en todos lados, habían territorios como el de Países bajos con 4
millones de habitantes, y otros con mucha más población como lo fue Italia con 12 millones
distribuidos en todo el territorio, aunque era un caso especial ahí porque el contacto entre todos
se dificultaba al distribuirse en pequeños grupos que vivían algo distanciados los unos de los otros.
La natalidad fue tal que lograron recuperar el número de población que había en Europa antes de
la peste negra e incluso lograron superarla. Conforme mayor sea la población, mayor cantidad de
recursos harán falta, y como no cualquier terreno es apto para la adquisición de ciertos recursos,
se consideró esa justificación justa para la apertura de la expansión del comercio entre villas e
incluso entre países. La falta de una gran cantidad de bienes arraigada de las necesidades causadas
por el crecimiento demográfico creó mayor demanda principalmente en la alimentación y el
consumo de vino y el reciente uso de la ropa interior, estos últimos van de la mano con los nuevos
gustos despertados en las clases altas.

Respecto a los aspectos y técnicas para la producción, los mayores exponentes del comercio
hicieron lo posible para que la oferta diera una pronta y eficaz respuesta a la demanda creciente,
para ello se ocupó en grande cantidades la ganadería donde se aprovechaba todo recurso
utilizable de toda especie, la aseguración de la subsistencia extrayendo los productos provenientes
del suelo y sobre todo la explotación agrícola en gran escala, que por cierto esta última influyó
bastante para que tiempo después se definiera la comercialización de individuos de todo tipo a
nivel continental. Aún si el crecimiento de la producción agrícola iba tomando forma y se le
permitía a los campesinos ser propietarios de las tierras ocupadas, no había muchas salidas por el
limitante de tecnología y los conocimientos ecológicos y jurídicos que puede haber en la
actualidad, por lo que el alza de los precios fue algo inminente.

Dado que la economía del continente reposaba en el comercio, los limitantes sumados a la
cantidad de obstáculos terrestres ayudaron a la caída, sin embargo las personas se las ingeniaban
pues con ayuda de bastantes caballos, carretas y mucha paciencia hicieron posible el comercio
entre ciudades (Esta fue una solución momentánea porque el gran coste y las altas distancias no
hacían del todo rentable el comercio), entre los principales productos a negociar estaban los
alimentos, telas y libros que en aquel momento se consideraban mercancía de gran valor, como no
representaban una gran carga para los caballos al ser objetos relativamente ligeros, lograron
amortiguar en gran medida el sistema de intercambios hasta que surgió la idea de movilizar
mercancía en balsas a través de los ríos y barcos capaces de cargar un gran número de toneladas
arrastrándose por el mar hasta atracar en el puerto destino.

Para este punto finalmente hubo un acuerdo en ocupar metales finos como método de pago,
monedas de oro, plata y bronce distribuidos en los grandes estados, aunque no inició muy bien
pues pasó por numerosas devaluaciones y reevaluaciones que resultaron en depreciación,
necesitaron del sistema de créditos que implicaba a terceros para saldar deudas resultando
finalmente en la estabilización de la moneda y su uso por todo el mundo conocido.

Para esta nueva etapa de la humanidad, Europa pasó por tres periodos bastante marcados, el
primero desarrollado en Europa desde 1940 hasta 1530 destacado por la inflación moderada y la
apertura de nuevos mercados, la segunda desde 1530 hasta 1570 donde los estados optaron por
mayores exigencias fiscales, el alza de precios acompañado del aumento de inflación y dar con los
limites de producción agrícola; y por último la mediocridad causada entre otras cosas por la
disminución del trabajo agrícola y el desorden monetario.

En compañía de estos periodos vienen las 3 principales coyunturas del siglo XVI, el alza de los
precios que entre el 1500 y el 1597 se vio cuadriplicada a lo estipulado, el aumento notable de la
población que hizo ver estancada la producción de cereales y por último el movimiento de renta y
salario, el aumento de las rentas territoriales disminuyeron el poder adquisitivo por parte de los
obreros.

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