Amor: de acuerdo a lo postulado por Erich Fromm para poder amar hay que Dar,
lo cual produce más felicidad que recibir, en el dar está la expresión de mi
vitalidad. Dar de uno mismo, no es sacrificarse, es dar lo que está activo en mi humor, tristeza, compresión y conocimiento. Los elementos básicos son el cuidado, la responsabilidad, el respeto y el conocimiento. El trabajo y el amor son inseparables. Se ama por lo que se trabaja y se trabaja por lo que se ama. Necesito esforzarme y entregar de mi vitalidad, de una forma en que aprenda una teoría y ejercerla en la práctica, de esta manera puedo obtener mi esencia, y
así puedo Amar.
Educador: El educador ya no es el que educa si no que, es educado a través del
dialogo con el educando, quien al ser educado también educa. Así ambos se transforman en sujetos del proceso que crecen juntos y en el cual ‘’los argumentos de la autoridad ya no rigen’’. Proceso en el que ser funcionalmente autoridad, requiere estar siendo con las libertades y no contra ellas.
(Freire P, 1968, 61)
Pedagogía: ‘’Educar, desde los principios del proyecto Roma, es enriquecer la
competencia de reflexión y acción discente, a través de los sistemas de comunicación, de las normas y valores, de manera cooperativa y solidaria. O como bien dice Maturana (1999), educar es un proceso de transformación en la convivencia, porque es en el espacio de convivencia que el ser humano conserva, o no, lo que tiene de humano. Por eso los espacios educativos deben ser espacios donde se produzca la reflexión y la acción en la convivencia y el profesorado debe saber crear esos ambientes de aprendizaje para que el alumnado y profesorado, conjuntamente lleguen ser ellos mismos a través del actuar en convivencia.’’
(Lopez Melero M, 2012,149)
Contexto: lo postulado en la sociedad del cansancio nos pone en un contexto donde se nos ve como sujetos de rendimiento, el exceso de trabajo y rendimiento se convierte en auto explotación. La sociedad sufre de un exceso de positividad.
‘’La sociedad disciplinaria de Foucault, que consta de hospitales, psiquiátricos,
cárceles, cuarteles, fabricas, ya no corresponde a las sociedades de hoy en día. En su lugar se a establecido una completamente diferente, a saber: una sociedad de gimnasios, torres de oficinas, bancos, aviones, grandes centros comerciales y laboratorios genéticos. La sociedad del siglo XXI ya no es disciplinaria, sino una sociedad de rendimiento. Tampoco sus habitantes se llaman ya sujetos de obediencia, si no sujetos de rendimiento. Estos sujetos son emprendedores de si mismo. Aquellos muros de las instituciones disciplinarias, que limitan el espacio entre lo normal y lo anormal, tienen un afecto arcaico.’’ (Chul Han B, 2010, 25)
Referenciando a George Oswell y Aldous Huxley y sus libros despóticos con
conflictos sociales, nos interesa la cita: Y sin embargo había algo que unía ambas visiones. (De no ser así, ambas distopias no se relacionarían en absoluto, y jamás hubieran entrado en disputa) Lo que compartían era el presagio de un mundo estrechamente controlado, en el que la libertad individual no solo estaba hecha añicos si no que ofendía gravemente a la gente entrenada para obedecer órdenes y seguir rutinas prefijadas; un mundo en el que una pequeña elite tenía en sus manos todos los hilos- de modo que el resto de la humanidad eran meros títeres;, un mundo divido en manipuladores y manipulados, planificadores y cumplidores de planes- los primeros ocultaban los planes y los segundos ni si quiera sentían deseos de espiarlos para comprender su sentido. Un mundo en el que cualquier otra alternativa resultaba inimaginable.
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El hecho de que el mundo pudiera resérvanos menos libertad y más control,
supervisión y opresión no era parte de la disputa. Orwell y Huxley concedían en cuanto al destino; simplemente conciban distintas versiones del camino que nos servían para ser suficientemente ignorantes, obtusos, placidos o indolentes. (60)