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COLECCION HISTORIA ¥ SOCIEDAD ‘Tftulos publicados NATALIO R. BOTANA: El orden conseroador, La patties argentina ‘entre 1880 y 1916. [FRANCIS KORN (compllador): Clencas sociales: palabras cone "as ‘TULIO HALPERIN DONGHI (compllatr}: BI ocaso del orden co: Tonial en Hlspanoamérca. ROBERTO CORTES CONDE: B Progreso Argentino, 1860-1914 M.MORA ¥ ARAUJO E 1, LLORENTE (compladores: BI voto ‘Peroni, GUSTAVO FERRARI ¥ EZEQUIEL GALLO (complladors): La ‘Argentina del Ochenta al Centencrio. EZEQUIEL. GALLO: La pampa grin. [NATAHIO R. BOTANA: Za tredetnrepublicna, ‘TULIO HALPERIN DONGH: Jot Hernindes y sus mundos, ROBERTO CORTES CONDE: Dinero, deuday eri JUAN CARLOS TORRE: La oii guard indice! y erin [NATALIO R. BOTANA: Za tibertad politic y su histori, ESTA COLECCION CORRESPONDE A OBRAS REALIZADAS POR ELINGTITUTO TORCUATO DI‘TBLLA Y PUBLICADAS ‘SEGUN EL CONVENIO EDITORIAL SUSCRIPTO CON LA ‘BDITORIAL SUDAMERICANA, NATALIO R. BOTANA La libertad politica y su historia EDITORIAL SUDAMERICANA. ‘BUENOS AIRES Prélogo En las imégenes escolares, que hemos visto de chicos, cesta siempre el pueblo reunido frente al eabildo de Buenos ‘Aires, en un dia’ del mes de mayo de 1810. Se nos decia {que hbo entonces tuna revolucién, pues el pueblo habia Tecuperado su libertad para instituir un gobierno propio, ¥ aque all comenaaba nuestra historia de nacién independien- 2, Los ensayos que figuran en este libro giran en torno a esos recuerdos. Las palabras son las mismas: revolucién, pueblo, libertad, independencia y la historia que con ellas da vida a una tradici6n; su significado es, en cambio, varis- ble: la ibertad hace la historia y al mismo tiempo interpre- tasu curso. La libertad polftica, que hasta nosotros Wego entre- tmezelada con aquella revolucién, se fue formando merced ‘ese didlogo entre a realidad del pasado y las interpreta ciones de los observadores y actores de la historia. La reali- ‘dad hablaba en vor alta. Hacia fines del setecientos, las revoluciones se daban a la tarea de fundar repGblicas en ‘América del Norte y en Francia, Para los intérpretes, el he- ‘cho no tenfa precedentes, salvo las experiencias remotas de 1s antigiiedad y del renacimiento que Rousseau habfa resu- citado en El contrato social, EI mismo Montesquieu, que junto con Rousseau haba puesto en circulacién el concep. ‘to de libertad politica en el siglo XVIII, no concebia para ella hogar mis propicio que la monarqufa briténica forjada Iuego de la Glorious Revolution de 1688 (contradictoria revolueién, dicho sea de paso, que habia.restaurado la legi- timidad monazquica en ver de suprimirla) Tal resultaba 10 [NATALIO R. BOTANA, spi ios de De rt dy eae iin ar gen Qué hacer sin el auxilio de la historia? ;Qué expe- sine a Cc de i 10 tant fcttd carpe gman rer ne core mum Cure re SSRs mse Se sere ea an a eee a ace, Salas ceca cae rue alte ao ede tra Peep erie innrs sean fates ates ene oe sethantes tree ama She Sati ne tress See isrataca tacts ean mint! Cae tan ma Enon Ba is wes Us npr seas ptt roe esas atm Sheehan eee de ais deen Sasha agar eae eee Seca nar ute ee ‘ei fees das ou neon tora se hacechies oer eee area eee oe ie natn si nse Ss tees eae pate at an enters cm TONS auc atts ee ns sme ye somateenas celeron ce Tapa Seeman eenlcons Semen os eam we me dd SESS acca esoeuaies S oe Fac ciagek Cpr med Saneee ome! te See Pes muna ar neon a ad ea ai ple TEE Ras as Ga eo rRéLoco " ‘contenidos en las promisas de los legsladores, dieron pbu- Jo a quienes sostenfan que las declaraciones de derechos eran producto de un racionalismo sin arraigo en la expe- rencia, El euestionamiento de la liertad politica en Fran- cia aliment6 una controversia acerca del significado de los derechos que la revolucién proclamaba. En un lado del ‘Atlintico, los derechos tutelados por I Primera Enmionda de la constitucién de los Estados Unidos venfan precedidos ppor una tradicién colonial favorable, que se remontaba a las cartas constitucionales vigentos desde hacfa més de un siglo en muchos estados federados. En otro, los derechos el hombre y del ciudadano levantaban en la historia un ‘mensaje universal que trascondia tradiciones concretasy era, por tanto, previo a cualquier tipo de desarrollo institucio- nal. Los derechos no reconocfan ala historia: la creaban.* Bsta separacién entre dos revoluciones y las tradicio- nes que de ellas so derivaban indulo a los intérpretes a ubi- ‘arse en campos irreconciliables. Llevada hasta sus éltimas ‘eonsecuencias, le interpretacién historicista de la revolu- ion norteamericana disolvfa en aquel acontecimiento la ‘voluntad innovadora que dio fundamento la Declaracion fe la Independencia y, més tarde, sancioné la primera ‘onstitueién republicans de la época moderna, “Un pueblo fen donde la costumbre sea enteramente soberana —ha es crito Bertrand de Jouvene!—, debe ser considerado como sojuzgado por el despotismo de los muertos.”* No fue este tleato delos Bstados Unidos, aunque gran parte de la inter- pretaeién conservadora, que condenaba sin apelacion a la Revolucion Francesa, veia en las costumbres y antecedentes or cierto esta interpretacién sirvié de ariote en Fran- cia para un combate en donde el bando opuesto estaba re- ‘sueltamente decidido a inventar los presupuestos y las ins ‘ituciones de la libertad politica. “El establecimiento de la demoeracia en una nacién que ha languidecido en cadenas durante mucho tiempo —dijo Billaud-Varenne en la Con- vvencién, el aio 1794— puede compararse al esfuerzo de la naturaleza en la sorprondonte transiciOn de la nada a la existencia (.. |. Por decilo asf, es necesario crear al pueblo 2 NATALIO R, BOTANA aque se le quiere restitir la heriad"* Simplifiarta las cosas quien observas solamente en eas palabras, como a ‘tio Benjamin Constant, un menospreio dl mundo real ¥ sensible yuna manera de raznar en fom aus pasiones inumanas més cecana aa geometrla que al experiencia” En rigor, tes esa expresonesenvatias ene andor y ln violencia, Itfa un movimiento de inospechadas com. tectencia. Agunos lo Iason le torent rvolulonnatre otros vieron en ela necesided de a storia que demolia fos vosigion det pasado y tangponia el worl de Une era época; los mis, comprobaban el iesstible vance 4a fenémeno socal dela democracia, que no slo supe tn “régimen de gobiemo del etado™ sgn so entende en la ciencia pc sa contemporinea',, sino el alba de un tipo de sociedad que sucedia al ocasd de la arsocraci, Ta revolucionse convirtié desde entonces en una cate goria de la experiencia hamana de la cual podan extrsroe Fineas de aceién para el porn. La interpretacionreneto. trie sobrevivo hasta bln entra oligo vente y Justi én un coalunto de reglmenesautocarosinpios en laden de ln restauraci nacional, La interpretacion Jaco bina ao ig estrechamente con la eologa lennista en tn to ella proseuia extosamente aque fallido intento que set la muerte de Robespirre. {is revoluclonesrepablicanas eran al mimo tempo cxplicacion del pasado Justifieaclén de le combates po. Iitios del presente Cuando la revoluciondesembocabe en tn régimen legit, los confictoscllabany das paso Una aetitud reflexiva hacia l pasado que indagaba con hi péteiy coneturas Cuando, al contraro iarevaluton de Ba to conflict or ind pat, como presente, eraun campo de batalla yun objeto de epropi Gin La vis de lgitimide tenia, por ends dos eeron {es decisis: una dscordia presente pues no refan instar clones sostenidas por erence comune ni menos tne real fe sucesion acatada por atigosyadversaron unm ducer, dis de hondurasemelante que estindia ol pasado en fuereas Seductbles. Ambos ~el pasado y el preente~ nutran un combate que muchos contendieniscrefan perpetuo, PROLOGO » No creo notsarioinsitir més sobre lo diho par per- catamos de que en ests explo también so reflean ls ve fides de nuestasrevohiclones republicans, La larga crisis tue abrioron eens revoiciones nos ha legado dos imégenes fhe suclon soperponerse Bay, em primer agar, una expe: ncn contraictoria, Mientras en nuestra histola ol pro- ecto de libertad polteaes veo, st raided conreta recintay todavia fag De efosy de cares: eta comb. troton de ana perspective de larg durcign com lo aie toe, tncasoe del presente, nor muestra libertad pol te inmersa en un proceso donde coexisenreastenci, de Slnaclons 9, pera bien de ela misma, erfodos de nae talento yreconsticelén. es egunda imagen, que también nai con las conval- siones dels independencis, ne tanto aaigo entre noso- fron como ta anterion, Ee un eundro ene calla Hbertad csté de pata condenada, Otvidadssy hata despreciaas por el muero mundo republican que se frmabs en el nor { expresion de una oligarqus yor que supoapoderare Aloe despojos de un imperio colonel en desomposcin, tas revoluciones republicans ocultaron con vooesygestos presiados de afuera una contisidad mucho mas profunda Yuna tenaz dominsel6n. Pals eal concinea publics fay verdadern,radieimente auténtieas las contubres Eadivionle © ls tendencin profundas de Ia historia que trrancabanaguela mascara feta. Walt hacia ol pasado, este historcismo jusific dlladuras de diver laa mi fando al porvenconvoc6 a constr un orden tasado em in Herades reales que aris de superar el gata sister tu de lay lbertades formes, La arogenca de extos soo Fes de ln storia aropelld' sms Mbertadenvigentes en {ifunasnacioneso desfiguadas en ote, pero 0 pudo =. pultar una tadicon macho mv que fo que aquell *fferencle comple de a Ubertad: jou sentido guarda todavia aqutla memoria de la revolucton repens? La Novi no presenta expiestas unvocas pues 5 tara o tnucho mis modese, Dabo, smplamente, recuperat Ios he- hos de aque pusndo ye sigiindo que le eeibuyeron . [NATALIO R, BOTANA tnt Dt nn etc ate east Ses nth SS Sa ns onrne Thabot ne sien gee ee ction eo en tantey atta guman eae ier ce reich zn alo te con eeu seen repens tin dvi Sane ne re eh ea same pte ern ‘sustituible de aquella herencia. = pate Sat chee at cinteedh nace ay zt ts ran Me otic ca tori lecn om ab dle ipa ns rt eal cme hd Ha cn Pouce te on one cna Sich tens can ae comps er irons Mines ocean ati ee are! cee i es oan Tecan ccm = gape Ferme Corp anh ait ‘utta linea de investigacion abierta hace algunos afios con La ae etc i i thease hor t li, Sar ito y las ideas polt- ir eet ota ei = dln facta manor aie nem sgettm 9 mean nti ten lten 7 ete ere SSitptaaty ache seman conte mre Sonam hs einer trop Siseigat fata caaners ene srs i lnc rn me oh omg! Mm neem, tra a nen un Ss i ec Sanam Ne ae Shree deve orate Sede! Ae ea ces St ee tee ce Sobs Tg 0 ne deren Socata 2 eon rs SASL SESE oe ee cao PR6L0co 8 imisica de las esferas, la Ubertad es el resultado del princ- pio suum euique de la accion” ‘Buenos Ales, abil de 1991, Noras * montesquie, De Pexprit des ois, 1748, libro XI, cap. V. 2 fn esta Iea de ponsamlento mi douda intelectual es inmensa con H, Atendt, On Reoolution, Londes, 1968, especaimente el exp primero: “The Meaning of Revolution”. 2 Gont. . Gallo, “1789: jrevolucién burguesa o revolucion po ities? SuplmentoLiterano de Za Nacton, 9/7/1989, “Esta es la ditinlon de G. dellinek en un trabajo fundamental, 1 Déclaration des Drots de UFlomme (teaduccion E, Fars), Pais, 400, que despert une intense polsmica en Franca, Véae tambien, G Nicolet ue républicaine on France, Essat d'histoire ertique, Pars, 1988, pg. 207 ¥,en gonera, 8. V. Linares Quintana, Derecho ‘onstitucional e insttcionespoltieas, Buenos Aes, 1981, tomo Tl, pags 5909 sls Spertrnd de Jourenel, Du pouvoir. Histoire naturelle de croissance, Ginebra, 1047, pig. 261. Agradezeo a Enrique Aguilar ‘sta referencia que habe olvidndo. iaud-Varenne, Rapport fat & a Convention nationale ou hom du Comité de Salt public le Ler Morél an If dela République Ine ef indie, pit. 8, et. por C, Nioolet, Lidée républiesine en ‘rane, pa. 88. Conf. B. Constant, Principe de poltique, Réfleions sur les constitutions et les grantes, Paris, 1814. "Bs ta definiién de Carlos Staser gcerea de ta democraci, que comparto, en Democracie ¥ Estado, régimen, goblemo, Buenos Aires, 1900: democracia, on sentido eiito, es en nuestro e- {erio un regimen ‘de gobierno del estado, o lo quo antiguamente se Ilamaba uns forme de gobier; y,esimlsmo, slo puede hablare de ‘tad democriien, o de sociedad democratca por extension’. Conf, estos trabaos recientes: 0. Terén, “Apuates sobre la historia de las ens, C,Altamirano, “Breve apologia de la historia Inteleeual” y J. Doth, “Razon y moderldad”, los tres en Bspacios ae critica y broducciin, NOF By 9, Secretaria de Fxtension Univers 1s ation novaNa lava yBlenetrEstunth,Paclad do Pesta y Lats Diciembre 1990-Enero 1991, ore "conampndenia Acton Simpon 29/1186 Slected Wie tng of Lord Acton, alt “asap in Reign, Plies and Moral ty”, Indianépolis, 1985, pig, 494. Primera parte Mitre y Vicente Fidel Lépez: dos interpretaciones acerca de la revolucién argentina I Aproximacién al pasado Ea julio de 1812, Bemardino Rivadavia mand6 por decreto escribir la “Historia Fllos6fica de nuestra feliz Re- volucién”." Ochenta afios més tarde, Vicente Fidel Lopez, ‘conelufa el ‘timo tomo de la Historia de la Repiiblica Ar- gentina. Su origen, su revolucién y su desarrollo politico ‘hasta. 1862 (publicado en 1898). Hacia apenas un lustro ‘que Bartolomé Mitre habia dado a conocer, en 1887, la Historla de San Martin y de la Emancipacién Sudamerica- nay la cuarta y definitivaedicion de la Historia de Belgrano 1y de la Independencia Argentina, Entre estas fechas habia ‘transcurrido el siglo argentino que alumbré la Revolucién Je Mayo. Entre ta politica y la historia ‘La historia de lo que Mitre y V. F. Léper llamaron re- volucién argentina se formé durante aquel siglo al calor de tun objeto muy proximo, en el que ain sobrevivian la tradi- cién oral y of testimonio de los protagonistas. Los dias de ‘mayo, la Asamblea del afio XIII, el Congreso de Tuoumén, ‘al onuce de los Andes y la anarqufa de 1820 eran eapftulos dde una historia que se podia rememorar o reconstruir. El historiador disponfa para ello de un lengua, de perspecti- vas diversas proyectadas desde el presente hacia el pasado, Y¥ de una experiencia envolvente cuyo efreulo mas peque- ho ‘rodeaba aquel municipio portefio de 1810 y Ios mis amplios abarcaben el horizonte de la historia universal, La experiencia era, en gran medida, un genio bifron- te, Nuestros historiadores tenfan poco que ver, por rogla general, con la actitud y el estilo de un hombre como Edward Gibbon que, en el setecientos, narraba el ascenso y Ja decadencia de una evilizacion desde la posicion de un obsevador neutral, La palabras con que, ena primera pe fina de ss Memory, Gibbon inva «recordar os Se Enjos simples de una vida privada ylteraris" ean tote sentido paradgmatica y abrian camino para ates Cspeciaiacion historian” sEt 0 tei inten iia dl historia et cients que inspiaba alos nutes, Pranols Gul @ Lord Macaulay por eempo, que deus mous tober: Slamaron en Francia o en Inglatna le herenca du Gibb, ‘no vleaban solamente en ly histori tanto seins ata revels ol pasado y Ine téenics de un preioes oti ‘tesnal, sno la experiencia de tna traytefons de logan doves y gobumantesievocabemente Compromtide son 1 scetén politica. Pra allo, a politin era a mlano tase, o, vida hstrcay vida present. Come ba dst hoses Roper, rettndoss« Macaulay, en ete cla de peters lia aide de que “los melee pelltzon ome ees gue hn erudido history los mujores stores sculls que han tomado parts ena police” [En la tsdicion republlane argentina ete fue uno da los tpos histércos predominates Intletuet ote, as, In vocacion del hombre de estado ron en algunos tore I penta y en otros rondo en toro a ncaa, ee pose ue ls bloga de Sumieno' Alor ca en aquellos afios, en paralelo con las de Mitre y V, F. Lé. Pex. Samiento y Mite ene centro de aida politica no sional; Alberdi y V. F, Lopez en una situacién segiin ellos Sucho més disiante y marginal, En todo aso atobeen ‘os el apecto intelectual de en nyertoar cl Sep las ideas en dilogo con el contomo univers, soventoca aus cada una de esta biogatastomé par sun arto ‘ieatva del argumento de le rveueion: Albay Se Inentoexploraron is enigas do a gooldady extaiogn del paso las pleas necenrine para fuer Pooyecin oe ttuclonas © una vin do ainda reublongg te y V. F. Lopes recorrieron el camino inverso y volearon al saber inttsional 0 socioigico en unu emesis ogrifica que naib las vieitdes doa Yeolseon a tna suena cronologen, [Lo que 2 primera vista sobresale on la obra de Mitre y Y. F. L6pez es el disenio de un proceso histérico, o mejor, cl atento ejercicio de un confidente del pesado para descu- brir en los acontecimientos revolucionarios un hilo condue- tor.’ Esta genuina vocacién por la historia venia de muy lejos pues la vida entera de Mitre y V. F. Lopez cabalga so- ‘bre ambas dimensiones de la condicién humana. Distintos yy 2 Ia vex. contenidos en la acclén politica que querfa le- vantar en la Argentina una legtimidad republicana, el pasa- do y el presente representa en ellos un papel complejo. Mitre y V. P, Lopes practicaron la historia desde muy Jovenes durante el exilio, Mientras Mitre recogia documen- ‘os en Montevideo para escribir las biograffas de José Ger- vasio Artigas 0 de Mariano Moreno, V. F. Lépez daba a ‘conocer en Santiago de Chile, entre otros trabajos, dos es- ‘dios de cardcter general acerca de la historia de la civil zaci6n y el desarrollo de las letras.* El plan trazado en la Juventud se prolongari sin descanso al paso de la accién ‘politica. InGtil repetir el itinerario de Bartolomé Mitre: nada de lo piblico le fue ajeno. Menos sobresalientes, los compromisos politicos de V. F. Lopez lo enfrentaron con Mitze en las jornadas de junio de 1852, cuando Buenos Ai- res rechaz6 el acuerdo de San Nicolis, ¥ més tarde através de su incorporacion @ las filas del alsinismo.* “En aquellos afos, entre la caida de Rosas y su vietoria, presidencial en 1862, la obra mis importante de Mitre fue Ja Historia de Belgrano (especialmente en su segunda edi- ‘i6n en dos volimenes publicados en 1858 y 1859). V. F. LLéper, por su parte, tuvo un paréntesis en ese perfodo para seiniciar con mis ahinco su actividad historiogréfica luego de su regreso a Buenos Aires en 1871. Con la publicacion en cuatro voliimenes de la Historia de la Revolucion Argen- tina (su origen, su evoluci6n y su desarrotio politico hasta 1830) en 1881, V. F. Lopez present6 una primera s{ntesis histérlea que contonfa eriticas a la tercera edicion, fechada en 1877, de la Historia de Belgrano, La respuesta de Mitre legé de nmediato en sucesivos articulos reunidos en 1881 fen el volumen titulado Comprobaciones hietérieas acerea de la Historla de Belgrano, V.F. Lopen volvié a replicar en 4" NATALO', HoTANA sendos artculos, « medida que Mitre publicaba los suyo ‘grupados més tarde en los dos tomos de 1882: Debate hie, torico. Refutacion a las comprobaciones Ritdrits de le Historia de Belgrato, Un controversia se eerté con ott ree ‘uesta ‘de Mite: Nuevas comprobaciones hstoress pro. ‘Pésito de ls historia argentina (llamada en adelante Com, robaciones hist6ricas-Segunda parte) dada a conocer el 1 plnic Mise-Lper, come slam dio. tones oso evanad sob pate sete ce abedos en momentos eras So's esta Sehate area de lo acotnimtento de ae ean on Soe un nee nn) a txpato ds concepiones open des apnea teria, Si para V. F. Lopes el paso vivia en a remem tran, como ats Michel apente ot oe chs «un eure’ on avn de Mae ei fimo po dans un objet pao ado mareed x un runs mdtodo heared Behn Sue clocta fonte uns es dos ene a hic otra n son pono haa conan excananents en ne co ee femparndes ence Mie y VF Lopes Torino Sires yu gu rn Yr sin anon Atctiva com bi prs dis a ented ee fxd Silo atl: Valamoss neo ene ‘rutas paralelas de la polémica,* La resurreceién del pasado ny ecm: ps ra ress mW ge pot “duiere trazar y animar el gran perfil de los sucesos con SSithon tendo ro Syne Sina eae gene geo erat ag ft Shomer fcirce ae ‘Shea tntie kre see er ‘que tomé a su cargo la conduceién del proceso revelucio. AFROXIMAGION AL FASADO » nario. Sin embargo, més que una resurrecei6n del pasado Gocumental, como aquella convocada por Michelet mien- {as recorria el sllencioso paisaje de los archivos histéricos, cl punto de partida de V. F. Lopez encierra unos actos es- ppontdneos a los cuales no incitan tanto le herencia familiar J el estilo literatio del género narrativo, cuanto la fascina- ‘ion que en él produce la exposiclon de un argumento mar- ‘eado por fuertes contrastes. Ta tajante atribuclbn de tendencias filoséficasa Hume, Macaulay, Carlyle, Buckle, Thiers, Michelet, Guizot y ‘Taine, justficaba sin duda el enfoque que elegia V. F. Lé- pez, pero sobre todo pretendia demostrar cémo a unos autores tan diversos los unia la preocupacion de enlszar signifcativamente hechos valiosos.‘* ‘Todos ellos, admira- bles creadores de su propio argumento, eran artistas antes que cientificos y venfan precedidos por la solemne com- prensién del pasado que propon{a el pensamiento clésico. ‘A la posite, un estilo comin vinculaba con lazos alectivos ‘aSalustio, Técito y Tuefdides con Macaulay y Taine. 'No obstante, la obsesiva recurrencia a “a intuicion y la buena tradieién” no parece que estuviese ligada, en el Gnimo de V, F., Lépez, con la mera apropiacién de un mé- ‘todo, o aun oon la sencién favorable que pueda brindar la ‘opinién pablica a un trabajo historiogréfico de este tipo (Criterio, segtin él, mucho més fuerte para probar la bon- ‘dad de tina obra que los elementos pretendidamente obje- tivos contenidos en ella)!” Antes que eso, lo que este dis. ccurso viene a sefialar es el hecho elemental de un pafs in- dependiente con un pasado de escasa importancia, ubicado fen un territorio donde “no se hallan enterrados los secretos de civilizaciones, ni de cultos, ni de razas perdidas, que ‘como anillos de tna cadena inconmensurable, se hallen I ‘gados en la oscuridad de los tiempos con nuestra raza y ‘con nuestro tipo social”. Sin héroes legendarios, nl eyen- ‘das, haciendo caso omiso a lo que pueda descubrir la ar- ‘queologia, V. F. Lépez no concede oportunidad alguna al viejo pasado argentino, “Nuestras cludades—en efecto se alzan al ras de la tierra, No hay por debajo sino la greda y la tosea pampeana...”"* 6 [NATALIO R. BOTANA, ‘Cereana esta representacion del viejo pasado @ la ator- ‘mentada metifora del desierto, no le queda al historiador otro cometido que convertirse en testi ejemplar de la tet. icin més reciente, de ese pasado nuevo al cual dieron ‘vida el gosto y Ia voz de los hombres de la independencia, No tenian por tanto razén de ser en esta empresa los inte. rogantes de Ia historia conjetural o los hallazgos dela his. toria erudita, “pues esos magros y contedos documentos de muestra historia civil, que consisten en la memoria off cial de tal o cual Virrey, en una o dos eartas de tal general © de tal personaje, que Torman el orgullo de nuesttos afi- clonados archivistas, pierden completamente su importan- cia y se reducen a cero delante de la tradicién viva, que estd en Ia superficie piblica de los hechos acontecidos en épocas inmediatas..”.** La tradicion viva es aqui sinénimo de una memoria flagelada por afios de radical insoguridad. V. F. Lopez evo. ‘ea de este modo los términos clisicos del conilicto por el poder, que recorren la historia desde Tucfdides hasta Mac- ‘aulay, tal cual ellos se recortan sobre el escenario de la re- volucién en el Plata: pasion y razon; interés y virtud; ine- tintos populares y deliberacién ilustrada, Sin mediacién al. ‘una, distantes ¢ irremediablemente solitarios f.era de su propio contomo, los actores que encaman esta lucha con. ‘inua dela libertad y la razén contra la pasion del poder de. arin en Ia historia revolucionaria el sello de sus acierlos ¢ imperfecciones. La reconstruécion del pasado El argumento que recuma Comprobaciones histori: as. . . tiene poco que ver, en una pritiera aproximacion, ‘con esta intuitiva busca dela virtud y de la pasion en el pa sudo. No se puede hacer historia, segin Mitre, sin el trabajo artesanal que reine documentos, los someto critica de ‘veracidad, los clasifica debidamente, y al cabo descubre en ellos un orden significativo.'* Antes que tn arte que exalta al hombre o a la naturaleza, Ia historia es un oficlo cuya APROXIMACION AL FASADO a dallas disiclecemt asco a A are Se ae ad sec ce nee ee eh oy tt pas cine operat wet eee ep seine Raine lr Te a ee 2 ee ee ace ec bbe ret See Seas cena il Ss vee cst ee Bice ope tee tae sine mn eves om 7 ‘Esta disposicién ante los hechos del pasado le permite Steet ee gy in eine secre man 2 ite Sr ee i oe ales i lina cer he hep eens i a aie lr pe mn eo ame tine ie ae Co ee ee seme ce rire es oe cnt, Mie cent an enna acelin Me ee ge Sst oonroo mses ene 2 bee eo coe en fee eee ena oie aoe eae rae eee ou igs [ete ori feminism path pat eo be eae cs a eae es Sane sti como Her 20, Din ony enn ce See ea dad ae a ae ee % NATALIO R. BOTANA, tampoco permanece ajeno a “las luces y alas voces del pa- sado” (X, 352). En este caso, el jomalero se desdobla en el arquiteeto que da forma a la materia, acumulada con una disciplina que ain ysombra, y adopta una resuelta actitud fronte al problema de la interpretacion historiea, Quizd la clave para efttender un papel semejante no la encuentre el lector en la polémica con V. F. Lopez sino en la que Mitre sostuvo quince afios antes, en’ 1864, con Dalmacio Vélez Sarsfield (recordemos que en 1864 Mitre era presidente de Ja Nacién y Vélez habfa sido su ministro de Hacienda de 1862 2 1868). Mitre refute en aquel momento las eriticas de Vélez 1 la Historia de Belgrano colocindose, de entrada, en una pposicién equidistante ontre dos escuelas que pretendian explicar las eausas y desenvolvimiento de la revolucion ar- sgentina. Una corriente depositaba todo el mérito en las ‘minorias dirigentes, “magnifieando las proporciones de sus héroes” y omitiendo el influjo de la opinién y de las fuer- 2a sociales; Ia otra, glorficaba al pueblo, a la multitud y a Ja mayorfa “negando a los pensadores inielativa y aleance cen las ideas” (XI, 275). Tustraban estas coneepeiones exelu- ‘yentes, las dudas repetidas de Florencio Varela acerca de la ‘voluntad emancipadora de los hombres de mayo, las imége= res de Sarmiento de una revolucién al comienzo sin pue- blo, que se levanta por accion de las minorfas dirigentas, 0 la representacién que siugieren Alberdi y Vélez de una co- ‘media revolucionaria protagonizada por actores carentes de ‘conviceiones (XI, 276). Sin tomar partido entre quienes conciben ala revolu cién como una galerfa de ‘“héroes vaciados en los moldes de Plutarco” y los que quieren decapitarla “eliminando’a las eabezas conocidas” (XI, 276), Mitre reconoce empero la parte de verdad de cada uno de los argumentos para pre- sentar después la conciliacion de esos términos opuestos, tal cual lo hizo en la Historia de Belgrano, como un efecto nocesario y al mismo tiempo espontiineo del proceso revo- Iucionario. Los conceptos clisicos que preocupaban a V. F. Lé: pez estin pues de regreso, pero el escenario que los recibe APROXIMACION AL FASADO » hha cambiado, Ahora, Ia reconstruccién del passdo, que se ‘apoya en una compacta materia documental, podré guiar las virtades y pasiones en juego hacia la meta de una posi ble convergencia. Se puede observar aqui la tension entre dos tipos de historiador: el hombre del conocimiento sin- ilar, que paso a paso perfecciona su oficio para descifrar 1 pasado, ¥ el confidente de une raz6n universal content. dda en ese mismo pasado. Los principios de legitimidad en la historia La polémica historiogeificn entre Mitre y V. F. Lopez = detiene en el punto en que se abren los grandes dilemas Ge la revolucién. 2Qué destino encerraba una revolucion ‘que en su proceso arrastraba el principio de 1a legtimidad republicana? ,Acaso era posible mantener frente a ella po- siciones neutrales, o bien, aun aceptando las reglas que im- pone la diseiplina, la narracion debia desentrafiar el ideal de una forma de gobierno valiosa? ‘EI problema toca el nervio mas sensible de la historia politica pues a cualquiera de los términos que componen teste concepto Ia histori o le polftiea~ Io puede ssaltar la tentacion de valetse del otro con fines instumentales. La historia al servicio del poder o el poder al servicio de Ia his- toria: de Maquiavelo a Hegel, estos intentos de apropiacion reeproca han sufrido innumerables tropiezos y no han de- saparecido del todo. Menos todavia, en la tradicién polfti- te historiogrifiea que daba marco a las inquletudes de Mitre y V. F. Lopez. ‘in esta materia, las tradiciones intelectuales del ocho- cientos se condensaben en las historias de las tres revolu- tciones de 1688, 1776 y 1789. La informacion que aporta- ba esta historiograffa era abundante, y novedosas las pala- bras y significados que la explicaban. Se iban formando de teste modo visiones generales acerca de los procesos revolu- Cionarios que solfan colocar @ la historia moderna en un feampo donde combatfan principios de legitimidad diver sentes, Si algunas lecturas dejaban la imagen de una legit 2 NATALIOR, BOTANA, midad exitosa (como el recorrido de 1a monarquia const- ‘ucional britinica que exponia Macaulay en Ia History of England, o el ascenso de la repliblica norteamericana que eseribia Bancroft en la History of the United States), otras, en cambio, arrojaban al lector a la aventura de la Re volucién Francesa donde ninguna legitimldad lograba obte- ner el reconocimiento de la historia y, por ende, el sello de la concordia, Las explicaciones e intenciones de Ia historia polftica ‘sctuaban, pues, de consuno: continuidad o ruptura de la legitimidad, segin contaban las diversas historias de la re- volucién; voluntad en el historiador para destacar, en aque: lias narreciones, unos ideales politicos dignos de ser defen. dldos frente alos elementos que trastornaban su desarrollo, Esta perspectiva no era ajena al estilo ni al propésito de los historiadores argentinos. Ya sea desplegando ante el lector Ja traza de una evolucion espontinea, o através del discur. s0 de un orador que resucita el pasado!™, la revolucién ar. entina podia presentarse también, en la mira de Mitre y de V. F. Lopez, como una pugna entre legitimidades diver. gontes, EI anilisis de esta disputa podré guiamos a la raiz de un debate més vasto, contenido en las historias de Mitre ¥.V. F. Lopez, que supera los limites impuestos por la po- \émica historiogrifica de 1881-1882, Para entender la disputa en torno a la legitimidad hay gue distinguir dos planos que, a menudo, se confunden. Primero, es preciso identificar el Ambito historico donde se cenfrentan © coinciden los valores, prejulcios y tradiciones de la legitimidad monérquica con los derechos individuales ¥ principios de gobierno limitado que invoce la legitimidad ‘epublicana. En segundo lugar, dentro de esta altima forma e gobierno, es necesario poner en claro las diferencias en- ‘re la repiblica aristocrética y la’ repGblica demoeritica, ‘Mientras en un caso el poder de hacer la ley y de gobernar fen nombre de todos se radica en un estamento superior, en Lotro esos atributos pertenecen al pueblo soberan. En las vertientes clisicas de la tradicién republicane, ‘tal como por ejemplo las ilustra Montesquieu, estas distin: ciones se ubicaban en un cuado estatico que tomaba como, APROXIMAGIN AL PASADO. o i ial be cella mri xp i mye igi nore megan ste eee ai es Sa ou ero ane eri sei i cron inn tek th erie serps bee ri oho arori Someta racen eenemeaioes etn oe ec ice) fermen aoe ge Snake eee sill Eee oe aren nes B® Some ereentente a ae aco aie eee rattan ote eames sire reg se ce mrnenccipeaeec Fe aa ae a a eet i re epie in eefeea, Pp eee glenn tinrorn Sra kee pene = ena Saline eer ene area aia coer eae oe to cen cara a ee ‘toa y parlamentaria, Ps [NATALIO, OTANA, Noras "tae R, Levene Mire los xtc hitrion en fa Argent ay Buenos Ais, 294, pag 23, — 2H Move (ot), Maras of Edward Gibbon utten by hi self and a Selection from his Letters, Londres, 1891, pég. 3” 211. TrevorRope, “Lord Macaulay: Introduction”, en Lord Macaulay, The History of England (18481861), Baitado j conde sudo por H. Trevor Roper, Londres, engin, 1981 ‘Sobre este toma me remito al captalo XI, “José Lis Rome- roy lahistoiogratia argentine Mite y Sarmiento”. * Véase JS, Campobasi, ire y su époea, Buenos Airs, 1980, ‘ap. 8: “La labor intelectual de Mite”; R. Piel, Los Lopex. Und nesta intelectual (Ensayo histéreo itsrario 1810-1853). Buenos ‘Aires, 1972, Segunda parte cap. 1:9. L. Romero, “Vieente Fidel} ia idea de desrrolio universal dela historia” (1948), en Le expert la argentina y otros ensayo, Buenos Aires, 1980, ‘Cont. FM, Madero, “Vieonte Fidel Léper en el 80”, 1M, Madero, Entre ‘a genealogia y ls historia, Buenos Ate, igs, 245:355; y L. EM, Sanuce, “Vieento Fidel Lopez, Flac’ ess ideas, en frabaios y comunicacones, Universidad National fe La Plata, NO 15, 1969, "Sobre este punto véase la semblanza de J. A. Gaia que pre. cde aV.F. Leper; La novi del herejeo la nqusictn de Lima, Bue. hos Aes, 1817, "Deben consultare las introdueclones, indispensbles al tema, ‘de Ricardo Rojas, Historia de I literatura argentine, Buenos hier, 1022, vol, IV, cap. TV: “Pundaclon dela historia aigenting™y de ‘Romilo Garba, Historia erties de le hstriogroia argentina (desde ss origenesen el siglo XVI), Buenos Aires, 1940 (edcion deta iti ‘ap. Vi "Las dos corientetVerlsbalesdelahistoogratie egenting’ °Y. B, Loper, Debate histbrico, .. Buenos Aires, 1921, tomo Ti 89, conf. 7. Halperin Donghi, “Vente Fidel Lopes historador fn Revista ds la Universidad de Buanos Aires, 98 p00, fo NO 3, Jullosetiembre 1956, pig. 272. NY. F. Lopes, Debate histric,., Buenos Alves, 1921, tomo 1, pg 298. "i, tomo I, pig. 70, |APROXIMACION AL PASADO 2 pid, vomo I, pis, 226 y as. bid, tomo Tl, pg 227. La tradicdn uta significa, para V. F, Lipet, contemporaneidad con los acontecimientos que relata, Co- tho bien ha escrito Mareslo Sincher Sorondo: "Lopes esebe fami Tiarmente sobre Ia intimided argentina, sobre le Argentina de os ayer igus Tcopio en contains y recuerdos que poblaron su memoria y Droclamaron sus preuicor”. Ys adelante". para aprectar ls Etplicancias do Spoca (se refer el autor ala década del weints, Ve fale Fidel Loper resulta una fuente impeescndble; no porgue sa festimonio sea exacto en el tentido de la objetivided sino al tov porque més que ws ullos, neds ecunimes, interesan eighfiativ rene sutprejucioe como inloralesplezsspleoogicas qu tans- malten las vivenciasy suplcacias del medio" (M. Sénchez Sorondo, [Te Argentina por dentro, Buenos Altes, 1987, pigs. 18 y 111) * ampecto que agin A. Aca Mire histrlador, Buenos Al es, 1986," pg 18) y leven La eas Mtn de Mire, Buenos Aires, 1948), emparenta la ob de Mite con Inde Fustl de Goulnges:Fese aque pueden enconeatnngabesputor de con {acto cn rmpect sl método yl wo de fuents, no parece dl todo Gro qu Mite compari Ia tajantsdsinon Ge usta enter fertad modem ydespotsmo ant. "parsons Mie, Comratsons Mars propbt d cigunos puntos de historia argentina gin nieve dosuments, £0 ‘ras completes ee Bartolomé Mir, elln ordenada por ol Gonpeso dela Nacion Argentina, Buebos Aires, 198, vol X, pg. 125 a En ada omelets prion xpos oa fs sas Ge ie we vterin texas Obras complete pbleadnenee 1988 y 1972 sebalando primero en numaro romano el volumen co. ‘espondin y leg a pana eo aig. Laltort de Belgrano y {De Interendencls Argentina conesponde ls vlumenes Vi, Vil ‘itty 18-9 assorted San Marin de a Bmantpacian Sudome ean ioe von 1, 1,1 9 "Bate punto ba sido pesto de elev po F. Devt en une tudio donde Gestaea lao que hacen re 9 VF Lopes del vo Inca de Les orgnes del Prancecontemporsine, de H. Taine, cons {Zado la Revolusin Prensa. Pare VF Lope, Talo are una ‘Eipmtacion cnc del evlicion; sgn Mit, Taine eontebuye a1 Gesu Historogien con nuevos apres (eae F. Devo, ane, on onees dee Pc contort 9 horn: argentina fincatr, tabajo prsentado en les joes sobre ‘Geena dei Hevcucon Prascey orgies por Depa Tmenio de Hltoria do ln Facultad de Plcsoiey Letras a Univers Und Nesonal de Buenos Ate, 1989). ” NATALIO R, BOTANA Ba el estilo que Taine advierte en Macsulay (Histoire de la ttérature anglais, libro V, cap. I). memo sspeeto subraya ualde do Pérez Gallhou (“Vicente Fidel Loper, politics «histo dor, 1815-1903", en Heulsta de histora americana y argentina, ah Vi, N9® 11 y 12, Universidad Nacional de Guyo, 1066-1967) al pre- senlar convincentomentea Ia historia de V.F. Lopez eomo wn ale to (Big, 142), Sobre el esto tera de V.F. Lope, ease D. ipo. ds Ardanaz, *Vieonta Fidel Lopez Ta novela bites. Un ensayo Inia desconocido”, en Reulsa de historia amvriane y ergentina, io IV, NOE Ty 8, Universidad Nacional de Cayo, 1962-19689 20! bo ol tito en ls historia en general, ves P. Gay, Style ln History [Nueva York, 1974, especialmente, dada ln fadole de este abajo el cap. 3 “Macaalay:fatllerual Voluptuary”. ‘°Véase 1. H. Cohen, “Foreword” a M. Otis Warren, History fhe Rise, Progress and Tirmination of the American Revolution, (1806), Inianspols, 1988, pag. XXVIL, %V. F. Lépen comienz a publlesién de au Historia de la Re- ‘itlca Argentina Su origen, su revolucion su desarrollo poltiso ‘ests 1862 dos aios después de pubicada su Hlstora de la Revol. lon Argentina (su orgen, su evolucion 9 eu desarollo politica hasta 41830), Sep la opinion dcoptada, en la Historia de lo Repl Ar, ‘gentina Lopes acentia y destrrlis el punto de vst te la Histor de 4s Reoolucén Argentina, En el eurso de eat taba nos refers cxclusvamente ala Historia de la Repiiea Argentina en dee vole ‘menes publicaos entro 1883 y 1893, Citeremorlaedicion de 1011. 1912 publicada en Buenos Aires por Librera de la Feulid, am. bin en diez volémenes, con ol mismo eiterioutlizado con rerpecto 1 las Obras comple tas de Mitre (primero en nmerosromanos indi, ‘acidn dol volumen 3 Ingo la pegina cn aabig) II El capitulo introductorio ala Historia de Belgrano... “ [NATALIO., BOTANA Bs el estilo que Taine advirte en Macaulay (Histoire de a Atesrature anal, Ur V, cap. I), El mismo aspecto subraya Mf Hualde de Pétee Guilhou (*Viconte Fidel Lope, politico e histori: flor: 1815-1909", en Revita de Mtorla americana y argentina, ao ‘Vt, NOFIi'y 12, Universidad Nacional de Cuyo, 1986-1967) al pre- ‘estar convinoentement ala historia de V.F-Lopet como un alegs- { (phe, 142), Sobre ol oto lterario do V.F. Loper, vse D. Ripo- dds Ariana, *Vieonte Fidel Lopes la novela istic Un ensayo {nical deseonocida”, en Rev de historia americana y argentine, aio IV, NOP 7 y 8, Unlvonidad Nacional de Cuyo, 1962-1963 30: ‘reel estilo en la historia en general, véseP. Gay, Style In story, ‘Nueva York, 1974, especialmente, dada la indole de este trabajo, e fap 2 “Macaulay: intellectual Voluptuary”. "Vase La H, Cohen, “Foreword” a M. Otis Warren, History ofthe Rise, Progress and Termination ofthe Amarican Revolution, (1808), tndanépots, 1988, psy. XXVI. 2Y, B, Lépex comionza la publicnlon de su Historia de a Re- ‘ible Argentina Su origen, su revoluctin su desarrollo politico haste 1852 dos aos despuss do publicada su Historia de a Revol. clén Argentina (u rigen, su evolut6n y su desarrollo politico hasta 1590), Sepin la opinion aeoplada, on la Historia dela Repablien Ar ‘pont Lépeeacentiay destrroli el punto de vst de In istria de {it Revolucion Argentina, Eh el ears de eat trabalonos referrers ‘clsivamente ala Historia de lg Repiblice Argentina en diez voi ‘menes publics entre 1885 y 1803, Citaemos In edieién de 1911- 41912 publicada en Buenos Alves por Libreria de ia Facultad, tam ‘ign en diez voldmenes, con ol mismo criteioutlizado cn rxpecto ‘las Obras completes de Mltee (primero en nimoros romanos la indl- ‘acl dalvolumen y lugo la pagina en arshiqo) Il El capitulo introductorio ala Historia de Belgrano... El texto que abre la Historia de Belgrano, .., ehecho varias veces por Mitre entre 1857 y 1877, se ttala: “La so- cigbilidad argentina: 1770-1794"", Bate capitulo careta-a% ‘eferencias teGricas. Mitre interroga al pesado colonial del ‘Ri6-de la Plata con un estilo diferente del que se puede lear en las primeras pégines de la Historia de San Martin, ‘Como veremos més adelante, mientras en Ia “Introduceién_ historiea” a la Historia de San Martin, . . Mitre invita l lec- tor a seguir el rastro de un siglo y medio de pensamiento politico y econémico, desde la Tiustracion hasta el evolu- lonismo, en el texto que nos ocupa no encontrar una sola de esas citas de autores tan variados." ste gllenelo_erudito inspira algunas proguntas: ,qué ‘eorfa, en palabras de Raymond Aron, precede a la narra cidn?, ,qué signos, voces 0 conceptos acerca de la historia y la politiea rondaban en torno a Mitre para dar significado a “Io que de hecho ocurri6"? Realidad e imaginscién del ps- ado, veamos emo estas claves Interprotativas se desarz0- Taxon en el pensamiento del autor.* Entre Mignet y Tocqueville En 1880 Mitre escribié en La Nacidn (el diario que habia fundado en Buenos Aires en 1870) que La democra: cia en América de Alexis de Tocqueville fue el “libro de ea becera” de su generacién. A la distancia, Mitre vio en Toc- quevile un maestro indiscutible, pero en su juventid lo exi- ‘ied al pasar por ese apego a “las generalidades [que] son el recurso de los historiadores mediocres". Este julcio pertenece a un diario que Mitre comenizé a cscribir en 1843, en “medio de las armas”, en le linea de 8 NATALIO R.BOTANA fortiticaclon de Montevideo.* Anotaba en aquellos aos el, resumnen de la historia modema de Michelet, la vida de CCromivell por Vilemain, el ensayo sobre las costumbres de Voltire, los artfeulos de la “Biografia Universal”, las me- ditaciones clentificas de Cuvier y las historias escrtas por nuilotes Donaparisia como Daru, Cormenin, Laurent y Bignon. Tres alos més tarde intexumpié estos apuntes no sin antes elogiar a le Histoire dela Révolution Frangaice de FA. Mignet* "Asi se enfrent6 Mitre con lo que Michelet lameba la cesfnge. Tar Bera y los libros se proyectaban Sobre smi ‘mo hecho: larevolucién, partera de ls libertad y.de la igusl- dad, Mignet y Tocqueville sobresalon en una disputa que se {ibrd entre publiistas ehistoriadores, sobre todo franceses, para entender el sentido de aquellos scontecimientos. For un lado, el historiadorinterogabs a la novesidad > impuesta por la istoria, que colocaba a la revolution e {imbral de un nuevo tiempo; por otto, el obserador de los scontecimiontos discemta el papel de Ja accion humana y Ge la autonomia individual que podia orientar esa tendon ‘cig hacia ol bien de la libertad o, en su defeeto, hacia el mal del despotimo. SS Ames visones icompafaron a Mire on su larga vida de politico e historiador, Bso “rave historador” (asf ax mo. Mitre Mignet en Las euentas del Gran Capitdn en 1878, IL, 169), concibié un determinismo seqtin el cual en la zeyolucton de 1789 culminaba tn ascenso historico y tna Iinea de progreso que el pasado haba prefgurado. Mignet cultié de cerca la amistad de Thiers y Vilemain “otro de lor histriadores que Mitre admirabe— y ejerci6 ‘con mattrla Ia oposicign liberal durante el Segundo Impe- Ho desde su sitial de Séoretaire Perpetuel de ls Académie Frangate y de la Académie des Sciences Morales, ‘ia temprana publieacion de su Histoire de la Révolu- tion Frongaise depuls 1789 jurqu'en 1814 (dos volimenes én 1824) consagro a Mignet como un historador ée oficio. ‘Sibia recuperat con maestrfa lor testimonios de quienes, como Talleyrand, habfan sobrevivido al colaps, para luego interpretar esos hechos colocdndolos estratigicamente en INTRODUCCION ALAMISTORIA DEBELGRANO,... 39. tuna cortiente bienhechora capaz de sortear dificultades y apcidentes En plena Restauracién tal propésito tenfa un sentido polftico. La buena historia, en efecto, marchaba hacia 1789 y all{ se detenia. Lo que vendria después —el Terror, ‘ fracaso de Thermidor, el Consuledo y el Imperio— eran snomalias dorivadas de circunstancias exoepeionales, Esas cosas, las multitudes en movimiento que derribaban uno a uno Ios primeros proyectos constitucfonales, ha dicho Fu- zt, “no forman parte de lo inevitable”.* Hay pues, sogiin Mignet, un momento fundador que niraal porvenir como un modelo digo de ser reproducido, Alexis de Tocqueville fue en cambio més canto. Le provi encia histérica no tenia para 61 una direcci6n tan firme. Desde el fondo del pasado ven‘a, eso sf, una tendencia in- contenible, cuyos emblemas eran Ia igualdad y la central zacion, que destrufa los privilegios de Ia sociedad aristoeri- tica. Nunca definié Tocqueville a la igualdad con exactitud (la centralizacién que deseribié en El antiguo régimen y la revolucién tenfa I{neas més claras), pero era evidente que ‘ese signo de los tiempos modernos era como una fuerza ineluctable, que aceloraba su curso e iba constituyendo una ‘mueva sociedad que él llamaba democritica. En La demoeracia en América, Tocqueville presento las condiciones que debia reunir el goblemo republicano fen una sociedad con aquellas caracteristioas y, al mismo ‘tiempo, distinguié dos escenarios opuestos en el mundo ‘gualitario en formacién. En los Estados Unidos, la libertad politica, al convivie con la igualdad, daba a luz una civilize: cién de cara al futuro; en Francia, en cambio, le igualdad ‘que instaur6 la revolucién habia destruido a la libertad, on- gendrando un despotismo popular mas temible que los vie- jos absolutismos.* La igualdad tena entonees una cara oculta que podia, ‘hundir en el fracaso al legislador mejor intencionado. Mitre record en el discurso de homenaje a Rivadavia en 1880 (XVIT, 272) la admiracién de don Bernardino a La demo- cracia'en América, cuya lectura, en el exilio, lo levé a con. fesar sus erxores, o NATALIO R. BOTANA De dénde venia ese destino bifronte? Tocqueville le io al historiador una respuesta en la idea de punto de par- ‘ida. Distinta de su origen en Europa, la igualdad habia le- gado a las costas de América del Norte en las costumbres de unos peregrinos que no distingufan entre amos y sirvien- ‘as, Fue un nacimiento sin traumas, que dio vida 8 una so- cledad igualitaria en la cual seri mas fécil aprender y ejer- cer la libertad politica. TE] punto de partida es, entonces, un anticipo de lo ‘que vend: 0 la igualdad se instala en un ambiente benig- no, proclive a dar sustento a replicas con temperamento civico, 0 bien, oprimida por el antiguo zégimen, se transfor- ‘ma en una fuerza que impulsa el conflicto revolucionario. La igualdad en el pasado colonial ‘Quis este didiogo con sus contemporineos haya deja- do en Mitre la certidumbre de que el cometido del historia- _ dor es narrar la libertad confronténdola con la igualdad/El ‘capitulo introductorio ala Historia de Belgrano... an los ntacedentos mis ljnos do la revolucln de 1810, Por qué se presentaba como inevitable Por qué aque poblacon fica rel Pita evaba "famente le vevolucin en sus entra?” | ‘Por qué, en fn, haba de prevalecer en ella el prinipio dele Togiinidad republicans? ‘Mitre admitio que nuestra revolucin era inevitable, pero noc ae ean nba mate dtr “Tninada por ol punto de pari dol gualdad stuado en el doll Para de la ibertal oa sata Tepablc era preciso descubrr primero la storia deta iguatad, Sitamosfieselrumbo de a narracién, Bl rlatoaran- ca deserbjendo. una clrcunstancla que, al comienso, os puta geopaa, sia perspectia que inauguré Hegel, Que Bie tenido eultores ~Orlega entre olror~ hasta Bon entra: INTRODUCCION A LA MISTORIA DE BELGRANO, a do el siglo XX, sopara tajantemente el mundo de la historia de aquella larga existencia prehistériea donde, en rigor, no hnay ereacion humana nj espiritu capaz de expresarla. Hegel afimaba, en efecto, que la geograffa en que parecfa inerus- {ada la América entera, no podta hacer historia.” Mitre no presta demasiada atencion al contorno. Des- cribe répidamente la vastedad, el desierto y la escasa poble idm, porque lo que le interesa no es fijar aquellas tierras| ‘alvajes en la prehistoria, sino demostrar emo al Plata lo 10 en movimiento uns colonizacién iguaitaria. De esta intelgencia are beara nuestro trina gma de ‘un frasplante arfsiootitico on crac ‘Dos correntes humangs adviere Mitre~ cors76 ron a fundarla coloazasin en América del Sut la comin. te del Pacifico y ln coriente del Atlntco, La primera se habia instalado sobre los depofos qe dej6 ia conguista de tn imperio Indigena y “explotando el trabajo de uns raza dlominada, e imponia como el feudalmo europeo, dst bulla entre los conquistadores el terstoroy sus habitants, feniondo exclusivamente en mira ls explotacién de los me- fales preciosos” (VI, 8y 7). Ta comiente del Attintico, que coloniz el Pats, two lun sentido diferente, Sin esclavos ni poblacién indigenaco- Nesonada, sin el alciente det metal precioso, esa empresa debia encontrar en el trabajo de cada colono ia fuerza para | Stblcese y perdu. “eta ni menor de apres re lntvs, esta Hmitacion a la explotacion del hombre por el hombre que nacta de la naluraleza dela cosas; eta fe iguldad prinitiva que modiieba et sistema feudal ‘Egotanig yneutraizaba ol rozamiento de os interes ‘Brad, hacia que la conguitafuese comparativamente fils Humna y ae impusira con menos violencia” Ast pues ‘como en realidad no habia pabres nlricos, siendo to- dos inés 0 menos pobres, resultaba de todo esto una sie de ° fo social, que entraaba Sti wtipranp ov germ, dona sociedad Ure en el sentido de ls fepontaneidad fumana” (Vi, 21) ‘esl punto de peda, La igusidad es un hecho onfunde con las primerss manifestaciones de al puro instnto,radicada en aldeasprecaris, esa con- 2 NATALIO R. BOTANA Junin dard origen a una “democr tuna “grosera epablica rauniejpal” (VI, 15). vA nterorator de Mite, en ext dilogo imaginato, podria confirmar estas observaciones eon sis propios arf. mentos. La tendencia es clara, hubiese observado Mignet: al Pata ha legado una corrente bienhechora que deberé sortear obsticulos.Oprimlda por el mereantiismo colonial, Jn emergente amalgams de libertad e igualdad rompia vallas ‘burocriticas y hasta alentaba al contrabando porque, en quella “puerta condenada” por la razon imperial, “la ne- cesidad no tiene ley” (VI, 27). "Bl espeoticulo no e& menos orignal, hubiese aducido ‘Tocquevillé>esta comarca parece haber sorteado con éxito 4 taiplante que reprodujo en América del Sur Ia desgual dad del antiguo régimen europeo. No hay peor cosa deca fen La demoeracia en América con la mira puesta en Méx- ‘eo~ que Un tragplante mal hecho, del cual resulta una so: ciodad aristorétice de seiores blancos ysiervos indigenas, ‘que pretande gobemarse con una conatitucion igualitaria caleada de la de los Estados Unidos. La libertad econdmica y ia libertad politica Pero el Plata, observaba Mitre,.no era Ia Nueva Espaii. Sin ua eultra Baroea comparable, sin “cory colonials, con arr donde ¥ marin te fea sulto de noblesa” (VI, 57), la organiacion del vereinato ‘no hizo_més.que_acelerar el desenyolvimiento de la igual- ‘dad EI comorcio, en efecto, “se procipite como taudal {VI 53), dando otigen a una fvolucion econdmicn. {a simple vista, esta secvencia opin ln val a Iibertad ca del virrinato precede a la bertad police de molucon, podria servi de prueba pata demortrar que ‘Mite dhiere'« une teorfa causal de Ia ibertad: las Hberta- des civlee, como la lsmaban Benjamin Constant y Juan Bautista Alberdy abron eauee ala Ubertad politica que los En rigor, mbes iberades no tienen para Tistrice dno las Buse peevaments ean INTRODUCCION ALAHISTORIA DE BELGRANO... “38 ‘gualdad sociolglea y cultural foriada al pasad ‘Gronin Cuando ese conjunto” de fechos igualitarios or Gon la libertad ee forma un tipo socal dstnto de una ‘eaerosa arstocraca” o de una “inteligente burgu (W150). ‘En realidad, el mundo que en el Plata aguards a a in- epenencia era’ “simplemente una ssociacon libre de ex fancieros y mereaderes, en que los agicultores no dejaban ‘Ge figurar en segunda Hinea, en que bajo el niedo-una jual- Ged que la digiicabs, gozaban todos ela par de ls dones Tehilts de la naburalezay del trabalo remunerador, cons- Bfuyendo una democracia de hecho, que se organizaba en la via civil y 40 desarollabafespontineafysevétiea en las campafas...” (VI, 56). ‘TAdvisrase ladistinetOn cara a Tocqueville. La demo- eracia no eaifica una forma de gobiemo sino ala clase dé Sociedad de les provinclas del Rio dee Plate: su incline ‘Sn iualitara, “la homogeneldad de une democracia ge Sobre la que, mAs tarde, debera hacer su obra liber {ad politica (V1, 51). "La replica deihocritica os entoncés para Mitre una realidad y un proyectoSLa realidad de una primitiva demo- ‘rcia=iguaitaria; Ia speranaa ds que la péctice de laiber. {ad pueda insalar Ta replica on las costambres de unos fabitantes qu, salvo en lo cabildos “con la ficeén de una tsecsion popular” (VI, 60), no tenian experiencia del go- blero propio nl del régimen representative. ‘Porave Manuel Belgrano naciéy vivid en wna “soto: dad asi constitulda”, cobra sentido la biogafia del “heral do” de la Tustracion a quien cautivaron “las idess de Uber tad, igualdad, soguridad, propiedad, ..” (VI, 68). Be prin tipios universale, que Belgrano encarna no son afenos ast tmedio ni llegan al Rio dels Pata como agentes extrafios a aa ‘de Ta” Tos: 9s esenciales” (VI, 58) de un aoe Senda my pon alas rereuion Gola independencia. Guando llegue ese momento, la sociabilidad que se for- “ NATALIO R, BOTANA ‘mé en aquel virreinato, “antes de ponerse en Ia via del ver dadero progreso”, tend “muchos dolores que sufri” (VI, 59). Pero Mitre ya le habfa dado rumbo a ese bosquejo de civilizacién: tenia que hacer una historia de la Ubertad cu- ‘yos aciertos y errores estaran siripre ligados entre noso- ‘ros alg historia. dad | Tl Noras Por semplo, ns dels pocss defiiciones que nos oftece Mi. La revolucién democratica tee acer de as nienciones tetas de exe capitulo introdutoo 7 . $i encuentra en Comprobaciones histories (Sepunds parts). Dice sai? y la independencia eso tinios de In lost téenle, por deco ai, encerade dentro do las Tneas precisa de Ia geograia, Ia extadstid, los intereses econ micos, la etnogmatia y etmologia ia admission y faley del eee: ‘lento material de la poblacén, de fa igueza y del particalasismo nacional, en una palabra, objetiva. Mas edelante sefle Mitre que ha tenldo present la observacion de Buekie "verdadero eseitor flo: sco, “que las vedades incontestables sdmitidas por todos como deducciones comprensbles de las acelones del hombre, dvian de. ‘is antecodentes,y reposan sobre Ia evidenca extaistica.” (XK, 968 1 364), Esto. todo, 2 Véase R, Aron, Dimensions de le conscience historigue, Paris, lon, 1984. Sobre Mitre en Montevideo, véae A. Mite, Cinco capftulos ‘postumos para una Biogrfla de Mitre, Buenos Alts, 1971, cap- "Un roméatico en lucha poriaibertad, * Véase lari del juventud de Mire, on OC. vl, XI 8. uret, La gauche o 1a révolution ou milo du XIXG sécle, dgor Qiinet et la question du Jocobinsme, Parts, 1962, pig. 12. *Sobre Toque, vése cap. 10, “Toequerile:lberalsmo lisioo y libertad polities y N-, Botan, Le tradicion republicans, epsivyV. ° Vésse A. Getbi, Le disputa del Nuevo Mundo, Historia de una | polémice, 1750-1900, Méxio, 1982, cap. VI. “ NATALIO R, BOTANA ‘m6 en aque virrelnato “antes de ponerse en la via del ver. Aadero progreso", tend "muchos dolores que suet" (VI, 59), Pero Mle yale habia dado rumbo aes boequejo de clviacin:\tenia que hacer in historia dela bertad cu os aclertos-¥ errores estarin siizpre ligndos ont noso. ‘ros Ja historia de, Notas "Por ejemplo, una de las pocasdefiniciones que noe ofroe MM. ‘ne acerca de las intonciones teem de este capitulo intreduetoro $e encuentra en Comprobacioneshistrieas (Sepunds pars). Die asi? “uesti introduccioncobrelesociablidad argentina es hsioicoans liien'“fo opuesto de sintéico™ con cortar royeociones en fos rinios de la flosoti, técnica, por deco asi, encerrads dentro Tas Lneasprecsas de Ta geograia Ia extadistic, los interees econ mios, la etoopetiay etnologia, in administraiony la ley del eect rieto material de ia poblaclon, dela rgueca y del pariclarsmo ‘nacional, en una palabra, objetiva™ Més adelante soi Mitre que ha tenido presente la observaion de Buekie "verdadero eseitor flo. sco, “que las verdades incontestales admitidas por todos como educciones comprensbles do las aclones del hombre, dvian de sus antecedentes, yreposan sobre la evdencla extaistien (X, 969 1 364), Estes todo, 2 Véase R, Aron, Dimensions de le conscience storie, Paris, lon, 1964. Sobre Mitre en Montevideo, vése A. Mitr, Cinco capitulos ‘poxtumos para una Blogrfia de Mite, Buenos Altes, 1971, ol ap. "Ui roméntio en lucha por bert, * Véawe Bl diario dela juventud de Mitre on OC, vo, XII 8. Furet, La gauche e la révolution au mili du XIXe sce, gor Qiinet ef ta question du Jacobinsme, Paris, 1962, pig, 12 Sobre Tocqueville, véae cap. 10, “Tooquerile: iberaliemo lisico y Uberta polities" y N-, Botan, La tradicion epubleana, epelvy Vv. °Véate A. Gerbi, La diputa del Nuevo Mundo, Historia de una | polémice,1750°1800, México, 1982, cap. VI, Tl La revolucién democratica y la independencia [Sn ant non de fond no seen revlon axgentina, cuys definiién historica tiene lugar en le Sema- sede Mayo de 1810] Acclerado este proceso cuatro aos ‘oF lad invasioies inglesas y luego por la irrupotén de Ins tropas de Bonaparte en la metropolis, la revoluetn pone en marcha una transiciOn histérica. —— to es enilal tanto en la Historia de Belgra- no, .. como en la Historia de San Martin... En ambos re Tatos, desarrolla el argumento de Ja transicion en.dos panes [nin on pie Iga, new de cone i pamdo segtin el método de la critica documental y, al mismo tiempo, Mitre invite al lector a seguir el rastro en Jos hechos revolucionarios de una inevitable tendencia re- publiana) sia. ropiblea ina, prefiuraa one punto de par tide que Mine ha intlads ef da solani ceibe Io ego de toa a ob cient de ep adeno: cvacia “genial”, en tanto ella no revela a comfenzo ealidad Sbresliente 6 duradera sino la decidida inelinacion de nuestra vida historica hacia la repGblica denioersties. sta, ‘Eapodiiin del pasado hacia ol preienite va resistencias del antigo regimen ¢impulsa alos hombres de tmayo 9 alos libertadoresa realizar eve desigio, aun sin que | tllos tengan conclencia plena del papel que representan) © Convergen aquf dos tadicionestéxicas para interpre 0 a "ftalidad hist. - Tw de que hieton uo y abu los hiftorlagore 0a ‘Fevolicion Francesa; por otto, la aceién mucho més mo- |, desta en la lstria de los procesosespontncos sus efec- ‘fosimprevisbles, Fata vlam inventent (dejad que los hechos encuontren ‘un camino): es posible que Mitre hubiese compartido con We “ NATALIOR. BOTANA {A REVOLUCION DEMOCRATICA YIAINDERENDENGLA sus esta frase de Viglio, habitualmente eltada por Adolj.gq american: “la tevohuetin francesa de 1789 fue con phe Thiers.' Mitre tenfa sentimientos encontrados acere, ‘8° St Temediata de la revolucion norteamericana, ct el popular autor de la Histoire de la Révolution Francaise prinelpios universtiz6 y los hizo penetrar en la Amérk y de la Histoire du Consulat ot de Empire, Una “comple 24a Sad por el vehfeulo de los grandes publicists fran fa autencia de sentido moral”, debido a que Thiers habia®aee del siglo XVIII". Al ver realizadas sue teorfas por la Jastificado el Téror, se conjugaba con el mérto narrative roiueion dl "89 —prosiue Mitre— “yal leras conegoa- de ese “gran vulgtizador de hechos y expositor de nime-fe. bajo la forma de preceptos constifucionals en la De- ros coneretos.." (X, 981). Pero esa force des choses, alt uraeign de los Derechos del Hombre, importados de Ame due Thiers era tan afecto, estaba limitada sogin Mitre pores a Europa y que la Francia propag6 por el mundo, la Procesos espontneos incsperados que desviaban determi-reyoiycion se consumé en las conciencia la idea dele in- rados desiglos hacia fines opuestos ‘ependencia so hizo carne” (J, 100). Manuel Belgrano es el personae que mejor usta en"? "Gon este rotundo juico acerca del hilo conductor de tas historias de Mitre esta permanente confrontacién entre jog tres momentos revolucionaros, Mitre parece desafiar a bertad y necesidad, Belgrano el héroe demécrata que, al yma hegemonia que, por propia gravitecin, se habla inst. principio, quiere emular a Washington; el magistrado vit. ado en ambas mérgenes del Atlintico norte y circulabe en- ‘uoso euyo sentido del deber patriético le impone deberes te Francia 3 los Estados Unidos. Bra acaso posible modi- esiremos (“San Martin era un genio dominedor, y Belge: fear ese cuadro y colocar en 61 ala terceratradicion repa- no un hombre de abnegacion”, VII, 211), sucumbe dee plcana que comenz6 a rodar en 1810 entre Caracas y Bue- ppu6s de 1814 a la tentacion monérquiea y predica con sn. nos Aires? Resuello desaffo: muy pocos (como veremos en ‘era conviceién a favor de ess forma de gobiemo entre lor el proximo capitulo, Gervinus representa la excepeion congresales del"l6. Intentos vanos. Como veremos més ado- una regla excluyente) concebfan siquiera la idea de incor lante, las consecuencias de ese proyecto, su fracaso y pos porar estas comarcas ala historia universal. terior rechazo, aseguraron sin que su autor lo quisiera ol Mientras fijaba meticulosamente el estilo de quien rambo republicamo de la revolucion. Quizd esta frase de abraza el offelo del historiador, Mitre despegaba la amb Hampden con que Mitre coro en 1879 el dicurso inaugu: elon de convertira ese pasdo ssi on un fragmenta S- ral del monumento de Balgrano, resuma en poces palabras Sipraedo ior Pr elo fa que om. esta vein de ls cosas: “Pue grande sin pretonderlo, yen. Sunue'an desmtzalar por un ado, quello que singular ontré la gloria sin buscarla, en el camino del deber" (III, gaba a unos pucblos emancipados del yugo colonial y, por 579), Bifo: era necesario comparar a nuestra revoluclén eon los 'Lalogo ene alerted de quienes hacen a io-acos yellengusle due roponan las randes reves. ss yas Fantncas qUE Tos conicong ten por objet nes con voarn univers, Por ow ere operable dl ‘un Movimiento gerefal que ae reconcentra en un momen- mitar un momento fundador que dieso a nuestra revoli- to Sundador{ Eo este std Tas TOTNES tionun principio we Temi “caa, francesiry sudamericana son para Mitre partes fate. ranies de un vasto movimiento que comenzd en 1776, Giendo ns clonic nina sSaclaron nda, 22720WOn en mayo de 1810 ints, y se prolong hata I eaptuaeon de Ayacucho en 1824, "Ee proceso revolucionaro, adviértase bien, es ante “Za historia de un acontocimiento fundador, ha es crito Frangois Furet, es para cualquier colectividad una ce- remonia, una conmemoracion de sus origenes asf como ATALIO 0 BOTANA una comprensin de su sentido. .."?. Is Semana iene para Mitre esto doble significado: acontecimlenta fundador y ceremonia republican, los hechos que se sce: den en pocos dias trazan la frontera, desde entonces inate. rable, entre ol viejo y el nuevo régimen. ‘En dos capitaior de la Historia de Belgrano, .., nlox ‘que complementa el capitulo primero de la Historia de San ‘Martin... el relato de Mitre nos propone una interpreta cin del cambio de una forma de gobierno antigua en una forma de gobierno radiealmente nueva. En 1810, en efecto, ‘as fuerzas sociales” convergtan “hacia un objetivo deter, ‘minado. Ese objetivo ora el establecimiento de un goblerno ‘propio, emanacién de la voluntad general y representanta Togitimo de los intereses de todos” (VI, 298). {Le novedad que nos trae los acontecimientos de ma: xy consste en que ese gobiemo propio no habra de surgi desde un centzo de poder ajeno @ las intituciones colonia les. La operaeion revolucionaia es més bien tributaria de sibita transformacion del gobierno municipal de Buenot ‘Aires en un Srgeno que, al invocar la representaci6n del pueblo, abre un proceso constituyente y marca un derrote ro repablicano. ‘Losdias de mayo corren pues en paralelo con el verano del *89-e Parfy cuando peas institucional del antiguo regi Gmo el Tercer Estado se convierte en Assmbles Consituyente mediante un lenguaje que reclame paras dleposito de la voluntad general y de la soberanfa nacional: “el eabildo abiarto de maya —escribiré més tarde Mitr en Comprabiciones histériear~ fue nuestra. convocatoria dé los Estados, yall se ensay6 y 56 juro por primera ver el sie ‘Wins parlamontario argentino” (X, 468). ‘Aguf es donde se pone en juego el sentido simbéiica dela legitimidad en ciere, Bsos Yecinos, que otroa 9 oct: paban de la administracién municipal y que poco tiempo iter, ene 1806 y 1807, habian probado una suerte de fobiemo colonial sin reglas, eponiendo e instlando virre- s, abordaban ahora una aventura aun més impredecible: ons coment gn efecta. ua instiacion propla donde e “Biss puedes poeentade LAREVOLUGON DEMOGRATICAY LAJNORPENORNEA 51 Ropresntacin y derechos del pusblo. ta modiiae clin attancal do los Yrninoetradiconlee con que or ca en Busnce. Aires el Gabate politico se produc al 0 “sin conrusiones” (VI, 301), Pose aa aceon de PePtaorpos miliaeey ala conceibn que sobre los penina- Intes elereen grupos de eriollos organizados, en los dias de ‘mayo pretomina la apelin Leven cor ‘Bien pues como etal le repUblin que ella afi tine como-sne dine loge panes "Ast a Revolucion de Mayo eligi “por teatro de sus ae ones el terreno legal y por tuna lade si repre Setantes eonsuetudinalo,yalf puso en problema i exis {Shot Topftina de ue natoridades poitenn, sometisndose {Gara lg dlcusin elnclindndove ene la decison del voto Soputr sh puobloy el Gobierno, Fue una evolucion pct, BoPiledora do aca gan revolucn, que con formas Org nicas y propésitos deliberados inaugurd el égimen repre. tentative on la democracia geting” (V1, S01 9 sige) senter primar teconario de esta cuputa fue ol Cabido ‘vierto el 22 de mayo, Ali, obseres Miz, so combine fon principosy elosancados en la tradi orien es pafln con in incencion compertida por el pertido patriots fe dar caucea una forma de gobierno sastentads ens beranfa dol pueblo. Stel coneopto de “soberanfe feudal” (segtin la expresion de un viajero inglés I, 116), que consi- dubs a lan colonise como posedones pereneciente x ln corone ¥ ne como partes infogrants del rn, Herabao faralmento'a montar una formula conservadors basta et te enburania de Tos cable, a iden de soberania popular daa en cambio steno etna slide revolulonaria conde puso debe copresentar el papal dcisito. ‘Los argumentos se reducen a tres, Castelli sostuvo que “ua tape he cacao en mu poder para con a Amésien, 4 con elas eutoridades que son su emanacion. Al pueblo “respond reasumir la soberanfa del monacae inet te repremacion saya un goblero quo vle pore seg. aa (vi at, ‘A edta “formula politica de ia revolui6 de Mayo” respond el aumento del fea! Vllota quien lev Toe a NATALIOR. BOTANA LAREVOLUCION DEMOCRATICA Y LA INDERENDENGIA 58 prempuestos tredilonales que habja‘uiizado Castelli has des movimientos que deciden de sus destinos” (VI, 825). {lar times conseeuenciag. “A la especios teorfa de Cas La presion popula, que en los dias 23 y 24 se opone tell, que encersaba la soberania de todos los pueblos del a ia propuesta del cabildo de integrar a Cimeros en una ‘ineinaio en un solo municipio, opuso la sblida doctrina junta designada por la propia corporacion, desbarsta una Ud ln verdadera representacion de los pueblos, la cus an f6nmula mista que hacia coexistir en un mimo gobierno Ssimitiondo que la Espafia se perdiese, no podia ejercrse sf ectOr peninsular cor stgripo srollo. Roto exe atitiio, or tna provincia sino pot todas las provineas representa, 42evolueiOn se incina desde el vamos a favor dela hege- [ier por los diputados teunides en Congreso...” (VI, 819), monia crioll. El pueblo tiene entonces para Mitre. valor, Villota invocaba “el derecho tradicional de los eabidos sinbélieo, en fanto factor leitimante do la forma de go- {que nombraban sus procuradores o diputados munilpales, temo que se insinda en mayo, y ala vez expresa una enti- Dara que en representacion de las cudades libres fueran dad rl que confronta a la “parte aristocrdtica de i sole: formar cortes 0 congreso” (VI, 816). ‘dt (de donde proventa-sLarapo-patota Actiramente Peso respondio a este argumento, que educia la revo. sfoylizado desde 1806 ese “populacho” era “Ia gan reser Iucton “las mezquinas proporciones de una conmocion va dels revolucion” (VI, $26). turbana y local, sin tiuloslgitimos para dicta Ia ey gene Con la incorporacién del pueblo a la historia, Mite ral” (Vi, 817), presentando a Buenos Aires “como una her hace sso de una nueva lente tebrica para entender la revo- mana mayor que en una grave emergencia de familia asume iuciom La tradicion medieval, sin duda necessria en las cit- In gestion de sus negocios..." (VE, 819). Comespondia, cunsiancias iniciale, y el concento modemo del gobiemo por consiguiente, que Buenos Aires hiciese la convocatoris jimitado y, de la representacion.politica,t ‘que-convi- Set congreso general. Por fin, al momento de la votaciOn, Vr en adelante con el papel que asume al pueble soberano, 1a opinion de Saavedra, “que azastr6 trade sf la mayoria”, eva feoriay.xetdrca no habré que buseara.en el mundo eelarabe caduca la autoridad del virey, delegando en cl"de le vlas medievales, o en los debates modernos acerca fabido la facultad de nombrar Ia junta de goblermo que de- det derecho constitucional, sino en la experiencia resures- ‘fa subrogatie “en el modo y forma que hallase més conve: ta dela democracia antigua que tale la Revolucion ean- niente, no quedando duda que el pueblo es el que confiere ots, Las tradiciones consewadora, liberal y democritica la autoridad 0 mando” (VI, 822). Sern ‘entonces la materia prima de esta combinacién de Reaulte claro que la fOrmla politica de mayo hizo moderaidad y arcaismo| suya la teorfa tradicional, que decia que en ausencia del Proclamada la muva Junta de las Provincias del Rio ‘monarea la soberanfa retrovertia.a los pueblos, para volear- de ly-Plata, eseribe Mitr, “el Cabildo, desde lo alto de sus in de inmédiato en un contexto abierto al horizonle mo. balcones, propuso al pucblo las bases constitutivas del dettig- dé a democracia representativa. Esta “bandera ter. nuevo orden de coses, que fueron discutidas y votadas & Inidoriana” (I, 120) fue un argumento indispensable para la manera de las democracias antiguas, declerando que salvar el trénslto, pero necesitaba ponds de parte euya.aun aquella ERA SU VOLUNTAD. Tnmeditamente se instal6 protagonista sin el cual esa soberania reclamada hubiese la Junta gubernativa prestando juramento, promulgindo- fonsetvadd AI primitive connotacion feudal. Mitre hace se como ConsituciOn laa mamas replas antes formuladas fentrar de este modo al nuevo actor del drama revolucions. por el Cabildo, que establecfan la division de los poderes, Ho que culmina el 265 de mayo: es “el pueblo de la plazs Ia responsabilidad de los funcionarios, la publicidad de las piblles, que no dscute, pero. que marcha en columné cuentas, Ia seguridad individual, el voto dela contebuco- Rerraad-agopanda y avece tnlelando por nstinto los gran tes por el munilplo y la inmediata convocatora del Con- a [NATALIO R, BOTANA LA REVOLUGION DEMOGRATICA YA INDEFENDENCIA 55 reso general que debia estatuirsobio todo, en nombre dé «ign de un republican estricto“fundador de la democracia Pueblo, determinando definitivamente la forma de gobier gn gl Rio de la Plata” (VI, 95). no” (Vi, 841 y sigs). Divididas estas facciones “por interses, pasiones 0 simples abstracciones, ninguna de ellas se haba puesto en fontacto afin con las grandes masas, fuerzas latentes que Los prineipos en pugna Spenas se babfan manifestado en los campos de batalla, su ns pordinadas a la disciplina militar” (Vil, 89). El punto es | Bin tos afas de mayo se instala entonces un principi importante porque Mitre ubica al primer partido revolucio- de Kigitimidad cuyos componentes estarin inmediatamen naro, que queria “‘establecer Ia libertad sobre bases demo- tbieados por le propension a trabarse en conflict] Punt erticas”, en una “Iimitada arena de combate" (VI, 90, Ue pattida de la repdblica, el proceso que desencaena No ‘corresponde aqui glosar el relato de los avatares Instauracion de un gobierno propio separa personajes { de aquel partido (“Moreno era sa profetay el Contrato So- ‘easy allata el escenario. As, desde au origen mismo,“ eal y la Declaracion de los Derechos del Hombre su eran- rovolucion argentina prosentaba en bosauelo las dos fas gelio", VIl, 90), sino destacar el hecho de que en las histo- ‘aracteristicas que la distinguen: la una cléses, cit, cos ras de Mitre 1a razén fustrada éxté siempre jaqueada por EESTI Gue miraba al exterior; la otra genial y plebeya ddas findanientales: Hay divisiOn entre diversas facciones, Toro tanto mis redicelmente democritice” (1, 178] Gia continuidad y coherencia cuesia establecer (tan répi Una cara de la revolucion taba la tazdn ug dos son los cambios y tan débiles las agrupaciones de oca- trad el Suipelis por disenar formas de gobierno que gua cin), ¥ hay también division dentro de cada blogratia, a Sea er or era ot i deliperacon pais medida qu la revouci6n se Interaa en terreno desconoct ‘fv omc de sls rears lost doa aarp ln pineres perez Sra es La ote cara exprsiba, en camblo, I pai td republicans. ao ee eiliamo,Enun cuatid Vine Aqullosinterrogantes tienen para Mitre un doble ob- | historia’ ung libertad a la etal solicitaban tanto la mode jeto: fos aclina, en primér lUgar, IW inlensidad del conflict raci6n aristocritiea como Ja virtud republicans; aes atic do ia elite donde tobrevinen ejeoucions, desi. Fee Sates Stent del pan colonial que aus y fuciospoiticor~ y comienaan a cobrar cero, em etl asulimnta tjetvo de gusldad con el rechazodepondo termina, cuando lo diversosgoberos om imps. eee rere honkequitso arstocrsteas. nadot por ls calls rales. Exe foro cuetionami Bae se doct moyaento dels revlucion, Mite coloa que amanese él tora ue “apa cen el campo de la razon ilustrada y de los estamentos supe significa. que. la, primal dep riores al conflicto entre conserva y repiblica o, ¢t0 de los Iiniites municipales dé Buenos Aires, habri de aoe or eran demourac\Catudox, mis oo l visto eeenario de ln evokicin l paso dees po- Sieger comerciants y burocratas eared de papelabacion movlizada deste las pampasorientales hata las sociales, incorporados al partido patriota, que la rigida je republiquetas del Alto Peri. wri’ colonial calfeaba como “gente decenie”-esi De aqui, exte corolario, El principio democrético re: sr code seta como un gupo tabiaianado. Pura Mveado por Moreno en los ecatos metes que Gir sh go tee-el-pritier factor qué genera el Gonflicto son las ideastiOn de secretario de la Primera Junta, se escinde en poco fiat Boo ae a Janes Mayo; Saavcre sores arom empo del tronco oriiario par aden en una corsen caer ate con el pasado y Moreno asume ia conde hte, lemental y eqponténes, in luce pas efi Ps NATALIOR.BOTANA «8 contomo institucional del bien democritco pero con fueree sufiiente pa dorrotar cualgsier proyecto que ‘oponga aes primigelalgitimidad Si mayo fue para Mite un acontcinento excepel ral donde las contecuencas de los actos no deamintieros Ins intonciones de los procern, on el congreso de 1816 enots de los proyectos monirquios dos stados bs ‘Gri de Yobistover a esa inneta tendon republicans, inc ‘par todavia dé vaclarse en su forma definitiva. Por diversor Enminos, por coneeuenclas deseadas 0 por efectos no que fidos, la rvolucion termina siompre stistaiendo ess ape {encla democratin que nos viene del fondo de la bistora Elcontrato fundador y a independencia Entre mayo y la independencia han pasado seis aio. de guerra, Visto desde la optica que ofrece la teor‘a con. ‘ractualista, el contrato de mayo resume atributos tebricot fe historicos: e3 la maneri mids Justa para convertir el anti ‘quo en nuevo régimen pues, en linea con instintos profun, ‘dos y tendencias firmes, la historia acabaré dindole la ra ‘26n y conlirmaré su logitimidad. Por ende, quien niegue s fnayoy aqu fundamental contalo republicaoah ran me 5s rimentos. Un acto de insta racion, corto y reconcentrado como hemos visto, y una se uencia mucho mas extendida donde, més allé de las Iuchst ¥y exrores de los pequefios y grandes hombres, a narraciéa ‘de los hechos siempre sefala el rumbo anuneiado en mayo. En el momento de la instauracion, la revolucion argen: tina y sudamericana tiene estrecho parentesco con Jos a5 pectos mis radicalmente innovadores de la revolucién nor teamericana, “Al declarar su Independencia a la faz dd ‘mundo el 4 de jullo de 1776 —escribe Mitre, las coloniat nortesmericanas emancipadas proclamaron un derecho in ‘nato, universal y humano, una teoria del gobierno con abt fracelén de todo precedente de hecho, como principic general de legislacion, inspiréndose en la'ley natural, en's [LA REVOLUCION DEMOCRATICA YLANDBPENDENCIA 57 ‘losofia en la ciencis politica derivada de los dictados de Ia clencia cosmopolita” (T, 86). acta do a indpendenda norteamercaa nos in pir, segin Mitre, en Ids dictados de la ‘escuela historia Fe Montesquieu, que aconsejaba a quien ensayase un cam- bho politico atender siempre a “la herencia del pasado” (, 87). Mis que es0, con cita expresa de Rousseau, las revolu ‘ones republicans toman “por punto de partie, y por ‘hjetivo Ta libertad natural y la soberanfa del puebio, bus: ‘ando la mejor forma de asociacién que defienda y proteja ‘contra Ia fuerza comin a cada asociado, de manera que, a ‘inire cada tno a todos, no obedezca sin embargo sino a si tnismo, y quede tan libre como antes’” (I, 88) ‘ta ipvocacion contractualisa (que sin duda existié en 1s primera fase de la revoluclon norteamericana, aunque Siempre con referencia a Locke y jamis a Rousseau) Je fofrece a Mitre la oportunidad de delinear una “teorfa edt” Sisal” cuyo contenido universlisia nadie, a9 Giscutir. En la noei6n de contrato preconizada por esia ‘iorfa losbfiea”, “desacreditada por mucho tiempo” y rohabiltada segiin Mitre por Bluntschli en su Teorta gene- fal del Estado (I, 88), resuena el eco de una vision con ‘poco araigo en los procesos concreios y en la experien- * Tal cual lo concebia os tradicion desde Hobbes a Rousseau, el contrato proponta un método de aleance uni versal pata alir_del estado de naturaleza (precivil para Hobbes y Locke 0 eorrupto por la desigualdad y el poder para Rousseau), que descansaba en la esencial Ubertad del ‘ujelo que pactaba junto a sus iguales. : SEI itinerario de la revolucion norteamericana salvaba ‘on ereces la distancia entre estas hipotesis de teorfa pura {la experiencia, Si el genio de Jefferson, eon la inaprecia- be ayuda de Locke, habia estampado en la declaracion de 1776 la verdad evidente de que todos los hombres fueron ceados iguales con derechos inalienables, el pacto consti ‘nyente de Filadelfia vefirmaba, una década més tarde, el paineipio de que “los gobiemos no han sido insituidos Sino para garantir el ejercicio de estos derechos y que si poder slo emana de Ia voluntad de sus gobernados”. %s [NATALIOR. BOTANA {LA REVOLUCION DEMOCRATICA Y LA INDEPENDENGIA 58 Esta era, para Mitre, “la profesion de fe politica dgrego de Tucumin habré de mostrarse sin ninguna clase de todos los liberales del mundo”: uns independencia ganad Samiontos la contradicei6n entre el racionalismo de 1os para la coberanfa externa de la nacién y los derechos fuymctados 9 el instinto de l historia. Herotco y paradéjico Gamentales del hombre; une constitucion que luego les 6 gongreso de Tucumén: “Producto del cansancio de los ‘a garantia efectiva, “Lo més grande y més trascenden{ uebios;elogido en medio de Ia indiferenciapiblica;fede- de ta revoluet6n norteamericana no es sa independencia niet por su composicion y tendencias y unitario por la fuer clonal, sino su emancipacién politica, intelectual y mong de las cosas; revolucionario por su origen y reaccionario en nombre de los derechos humanos, y la férmila consttgn gas ideas; dominando moralmente wna sltuacin sin ser cional, 0 més bien constitutive, que los sintatiza” (, 88). ghedecido por los pueblos que representaba; ereando y Corta resolucién en un extremo del continente; ptegereiendo directamente el poder ejecutiv, sin haber dicta” Tongada espera en otro, La constituei6n que dard cima do una sola ley positiva en el curso desu existencia;procla contrato de mayo tendré que aguardar ain muchos afiomando Is monarquia cuando fundabe le Replica; traba- pues con “suficientes fuerzas para conquistar su indepeyjado interiormente por lasdivsiones locales, siendo el dinico Gencia, como lo demostraron triunfando solos, pero sivinculo de la unidad nacional; combatido por la anarquia, «elementos de gobiemo”, los pueblos sudamericanos debismarchando al acaso, cediendo a veces a ls exigencias des improvisar el presente y orear el futuro (I, 184). Bn estentralizadoras de las provincias, y constituyendo instint- larga secuencia, cada momento fundador tendré entoncrvamente un poderoso .centralismo, este oélebre Congreso ‘el eardcter de tina empresa incomplata. Fn 1810 hubo ga, sin embargo, la revolucion y tavo la gloria de poner biemo propio sin independencia y en 1816 habré indepetal salio a la independencia de la patra” (VII, 280). dencia sin pacto constitucional. ‘El congreso evoca asf la imagen de un recinto asedis- El congreso de 1816 divide las aguas del perfodo ddo. Mientras los diputados discurran sobre la monarquts, sectorial que habfa puesto en marcha la Asamblea del abla “sociedad politica se disolvia en toro suyo” (VII, 809); XIII. Al influjo de Alvear, Monteagudo y Agrelo, Ia asanmienteas el pais se fregmentaba, el discurso intelectual bea proclamé derechos y deereté por vez. primera en latendia a la teorfa politica y a proyectos probados en otras corta vida de la revolucién que “residia en ella la represelatitudes, Entre aquellas especulaciones, sunque sin perte- tacién y el ejercicio de la soberania” (VII, 94). En esonecer estrictamente al congreso, sobresalia el proyecto de affos la revolucién hace la guerra e intenta practicar la diBelgrano de eoronar a un inca en una monarqufa consti plomacia hacia la Buropa de Ia Restauracion (instalado ecional. La idea no pretend impulsar una restauracion en Ja monarqu‘a, el Imperio del Brasil prolongaba naturalmetregla, con una casa reinante europea, sino estrechar files te en América esa formula preconizada con entusiasmo pien tomo a un arquetipo monérquico que hundia sus rafces, (Chateaubriand para el resto de nuestros pueblos). en clave independentista y americana, en una de las gran- En un caso, la revoluci6n guerrera es vicloriosa;edes “mitologias de la revolueion” (VIL, 358). “Unico mo- otro, se derrumba. Le guerra le dari ala revolucion la indtdelo humano digno de admirarse”, el pasado resucitado de pendencia. La diplomacia, en cambio, al paso de los erroreos incas, gracias a la imaginacion de Marmontel y Raynal, de Belgrano y Rivadavia, le serviré a larevolucién para dtain atraia al pensamiento utdpico. Revivia de este modo rmosirar que nadie, ni aun quienes para Mitre son preclaroune leitimidad arcaica de la “edad de oro”, que pretendia, ¥y virtuosos, puede desviarla desu finalidad, abrir de nuevo las puertas de aquel “asilo de Ia inocencia Sin desconocer los importantes antecedentes que sprimitiva” (VII, 364), mediante una autoridad simbélica han venido acumulando desde 1814, en los afos del Cospucsia ala cabeza de estado.*

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