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DIRECCIÓN DE TELESECUNDARIAS
JEFATURA DE SECTOR 03 TEZIUTLAN
Fábulas de la amistad
La amistad se convierte en un valor importante de la vida de cada uno. En nuestro día
a día necesitamos amigos por ello debemos saber cómo hacerlos y conservarlos. En
muchas ocasiones podemos tener problemas con nuestros amigos pero finalmente, no
debemos de dejar que se acabe una amistad por cosas insignificantes.
Una manera fácil y clara de explicar la amistad es a través de los cuentos, de los
relatos y sobre todo de las fábulas sobre la amistadcuya moraleja final está destinada a
explicar el funcionamiento y la perseverancia en formar parte de la vida de nuestros
amigos a pesar de los problemas que puedan llegar por el camino. Una buena amistad
no se detendrá por nada.
Las fábulas de la amistad están plagadas de moralejas sobre este valor tan importante
de nuestras vidas. Las fábulas es una herramienta con la que podemos educar
y enseñar a los niños, y no tan niños, a diferentes valores de la vida, como el que
tratamos en este artículo. Todos los niños deben saber que los amigos es una parte
importante de nosotros y en muchas ocasiones será un pilar para los obstáculos del día
a día.
Las fábulas que cuentan con moraleja de la amistad no son muchas, pero las que
existen son primordiales porque nos enseñan la importancia de conservar estas
personas que se preocupan por nosotros a cambio de nada. Por ello, queremos en esta
web enseñarte diferentes fábulas para amigos que son perfectas para que puedas
explicar a tus pequeños lo importante de este valor tan importante llamado; amistad.
Existe una fábula de un león y un ratón, dos seres muy diferentes entre ellos pero que
su amistad y lealtad le permite vivir sin peligros en la naturaleza porque siempre estará
el uno y el otro para ayudarse mutuamente.
Erase una vez un ruiseñor muy pequeñito pero hermoso con una dulce voz, ello no le
dejaba hacer amigos entre los de su especie, ya que los demás le envidiaban, y siempre
trataban de competir con él.
Con mucha vergüenza, decidió buscar a un amigo que no fuese de su especie, entonces
llegó a un parque donde había un pavo real. El ruiseñor que quedó deslumbrado por la
hermosura de sus variadas plumas, le dijo:
«Sin embargo, no puedo tener esa hermosa voz tuya. Me fascina tu forma de cantar,
ruiseñor» le contestó el pavo real.
El ruiseñor vio al pavo real como un posible amigo para él y continúo: «Podemos ser
amigos, tú nunca querrás competir con mi forma de cantar ni yo puedo competir con tu
belleza.» Desde ese momento el pavo real y el ruiseñor se convirtieron en buenos
amigos.
Moraleja
Había una vez un caballo muy desconsiderado que andaba muy tranquilo al lado de un
viejo asno, quien iba muy cargado con lo que su amo le había puesto encima. El asno,
cansadísimo, le pidió ayuda al caballo, diciéndole:
«Te suplicó, compañero, ayúdame a cargar la mitad del peso, para ti sería fácil incluso
como un juego, pero me harás un gran favor porque me siento como si estuviese
cerca de desmayarme.»
Sin embargo, el caballo se negó de mala gana y hasta se rió del pobre asno. Juntos
siguieron caminando, hasta que finalmente el asno no pudo más y cayó al suelo. Al
darse cuenta, el caballo se sintió mal pero sin darle tiempo de pensar en lo que había
hecho el amo, le quitó toda al burro y se la puso encima al caballo.
Moraleja
Las Amiguitas
«Hoy vamos a jugar a lo que yo decida» dijo una, y la otra molesta le respondió:
«Estas mal, yo decidiré, no tú»
Así comenzó una discusión que duró horas, sin que descubrieran que hacer o llegaran
a un acuerdo. Luego de mucho debatir las avestruces al fin tuvieron una buena idea, y
una dijo:
«Hoy no jugaremos pero si que debemos llegar a un acuerdo, para no dañar nuestra
amistad». Luego de discutir de forma más amistosa, llegaron a la conclusión de que
era mucho mejor si se alternaban, es decir, cada una escogía un juego un día distinto,
y luego lo haría la otra.
Y así no hubo más conflictos entre ellas y conservaron una bonita amistad a lo largo
de sus vidas.
Moraleja
Había una vez cuatro novillos que siempre andaban juntos. Eran muy buenos amigos y
su férrea unidad los hacía fuertes y los protegía de posibles depredadores que
merodeaban por el área.
Uno de estos últimos era el león, que temía a los novillos porque sabía que nada podía
hacer contra cuatro de ellos.
Sin embargo, un día el león se levantó más listo que nunca y pensó que si dividía a los
amigos, podría enfrentarlos uno por uno, vencerlos y devorarlos.
Así, se dio a la tarea y comenzó a instigar de lejos la desunión, diciendo ofensas a cada
uno de los novillos, despertando la envidia entre ellos y poniéndolos en contra, los unos
a los otros.
No tardó el depredador en conseguir sus objetivos. Logró que cada novillo se sintiese
mal con sus amigos y los fue matando uno por uno.
Segundos antes de morir, cada novillo comprendió el secreto de su otrora fuerza, que
mantenía alejado el peligro: la amistad y la unión.
Habían dos hermanos pichones que se querían mucho y pasaban todo su tiempo juntos,
en armonía y realizando con seguridad todas las actividades típicas de los pichones.
Un día, uno de los dos, el más aventurero, decidió que quería emprender un viaje en
solitario y experimentar nuevas sensaciones. Quería conocer mundo, más allá de la
tranquilidad que el habitual árbol en el que vivían les daba.
A pesar de todos los pedidos, el aventurero quiso marchar. Le dijo a su hermano que no
se preocupara, que con solo unos días de viaje sería feliz y regresaría a la comodidad
del hogar.
Apenas partió el gorrión comenzó a vivir nuevas sensaciones, pero no de la manera que
imaginaba.
SUBSECRETARÍA DE EDUCACIÓN BÁSICA Y MEDIA SUPERIOR
DIRECCIÓN DE TELESECUNDARIAS
JEFATURA DE SECTOR 03 TEZIUTLAN
Estaba mojado, calado por el frío, y temeroso ante las amenazas que el resto de las
criaturas representaban para él.
Divisó a lo lejos un trigal con granos en el suelo, que podría degustar para compensar
su apetito, pero inexperto como era no imaginó que se trataba de una trampa.
Fue tocar el suelo y picotear el primer grano, cuando una pesada red de caza lo atrapó.
A pesar que no conocía nada de esto, el gorrión sabía que se trataba de un inminente
peligro. Aleteó con fuerza y picoteó la red, que por suerte era vieja, hasta que pudo
liberarse, no sin dejar varias plumas atrás.
Esta sensación se incrementó cuando divisó un buitre que rapazmente se venía desde
lo alto para devorarlo. Afortunadamente para él, un águila se lanzó contra el buitre,
desatándose una brutal pelea que terminó dañándolo de forma colateral e indirecta.
Esta fue la gota que colmó el vaso e hizo comprender al gorrión lo mal que había hecho
en su primer viaje.
Sin pensarlo dos veces regresó a su árbol, maltrecho y herido, donde lo aguardaba con
temor y preocupación su hermano.
Con los cuidados de este último el gorrión aventurero mejoró, pero nunca más quiso
emprender un viaje de riesgos y desafíos solo. Tenía a su hermano para acompañarlo,
y si no podría prepararse con más racionalidad. Entendió que la vida es maravillosa, un
milagro en sí misma, pero que hay que saber vivirla con raciocinio para vivirla a plenitud.