Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Los deberes se refieren a lo que como cristianos debemos hacer, pues muchos de
nosotros vivimos la vida cristiana pensando en lo que me van a dar, en lo que
puedo recibir, pero se nos olvida lo que nosotros debemos hacer lo que nosotros
podemos dar para el reino de Dios.
Veamos en este momento lo que nos enseña la palabra de Dios sobre los deberes
o prácticas de la vida cristiana.
Tenemos que comprender que nuestro Señor Jesucristo dejo bien claro que lo que
nos distinguirá siempre como sus discípulos es el amor entre nosotros (Juan
13:35)
En el cuerpo de Cristo debemos ser unidos para el dolor como para la alegría (1
Corintios 12:26-27)
Las personas que vienen por primera vez a nuestras iglesias tienen que ser
tratadas con afecto, hacerlas sentir importantes para nosotros.
Tenemos que tratar con amabilidad y hacer sentir bienvenidos a los hermanos y
hermanas que quieren involucrarse en los ministerios de la iglesia, recordando
que los ministerios de las iglesias son abiertos para todo aquel que quiera servir
a Dios según sus dones y talentos, no círculos exclusivos de elites
eclesiásticas.
El versículo nos dice que debemos acordarnos de los presos como si nosotros
estuviéramos presos con ellos y de los maltratados como si nosotros estuviéramos
en el cuerpo de ellos.
Muchas veces los cristianos lo que hacemos es criticar y juzgar a los hermanos
por la situación adversa que están viviendo, pero el Señor nos recuerda que
nosotros no estamos para juzgar a los hermanos sino para ayudarlos, para sentir
lo que ellos están sintiendo para ser movidos a la misericordia.
No tengamos la actitud que los discípulos del Señor tuvieron con el hombre que
era ciego de nacimiento, preguntándonos ¿Quién peco? ¿Que habrá hecho? ¿Por
algo le paso esto?
15
Y si mal os parece servir a Jehová, escogeos hoy a quién sirváis; si a los dioses a
quienes sirvieron vuestros padres, cuando estuvieron al otro lado del río, o a los
dioses de los amorreos en cuya tierra habitáis; pero yo y mi casa serviremos a
Jehová.
15
Cuando hubieron comido, Jesús dijo a Simón Pedro: Simón, hijo de Jonás, ¿me
amas más que estos? Le respondió: Sí, Señor; tú sabes que te amo. Él le dijo:
Apacienta mis corderos. 16 Volvió a decirle la segunda vez: Simón, hijo de Jonás,
¿me amas? Pedro le respondió: Sí, Señor; tú sabes que te amo. Le dijo: Pastorea mis
ovejas. 17 Le dijo la tercera vez: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas? Pedro se
entristeció de que le dijese la tercera vez: ¿Me amas? y le respondió: Señor, tú lo
sabes todo; tú sabes que te amo. Jesús le dijo: Apacienta mis ovejas. 18 De cierto, de
cierto te digo: Cuando eras más joven, te ceñías, e ibas a donde querías; mas
cuando ya seas viejo, extenderás tus manos, y te ceñirá otro, y te llevará a donde
no quieras. 19 Esto dijo, dando a entender con qué muerte ha
Esta pregunta fue una especie de investigación, de interrogación, y más aún fue
un requisito y una expectativa de esta clase de persona. Usó este método de
preguntas para que pudieran reflexionar sobre sí mismos y mirar en su interior:
¿Cuáles son los requisitos del Señor Jesús para las personas? ¿Amo al Señor?
¿Soy una persona que ama a Dios? ¿Cómo debería amar a Dios?