La ciudadanía corresponde al concepto de interés y trasciende políticamente
guardando estrecha relación con esta, ya que es en ella donde se concreta;
“construir ciudadanía”, deriva de las múltiples maneras de pensar de lo ciudadano. Una construcción es siempre un proceso que se va desarrollando en el tiempo, y no se realiza de manera inmediata, como la ciudadanía no es un proyecto simple y se vincula de manera social para llegar a un fin. De esta surgen los diferentes modelos de ciudadanía. El modelo de ciudadanía liberal surge en la Europa del siglo XVIII como una forma de oposición al desmedido poder de policía de los estados administrativos. De esta forma, el modelo de ciudadanía liberal propone la NO intervención de un ente estatal con el objetivo de que los individuos sociales puedan desarrollarse libremente en sus asuntos privados. Los derechos civiles que regulan la conducta humana a través de normas que imponen castigos, suponen un ejemplo de la manipulación del estado frente a la ciudadanía, el liberalismo social se ha encargado de sostener la relación entre aquellos aspectos regulados por el derecho civil como son el pensamiento religioso y cultural con el ámbito relacionado a la actividad económica, en este sentido el liberalismo explica que sin libertad económica no hay libertad de expresión o de culto. El modelo liberal se caracteriza por un sistema autónomo por parte de los ciudadanos a unos derechos que naturalmente tienen y no el Estado quien los establece pero que está en función de proteger ese bien público, la vida e interese de los ciudadanos, manteniendo sobre todo las libertades civiles, busca la soberanía popular y que se asegure la satisfacción de necesidades fundamentales con la cual se solucionaría para los liberales los problemas de desigualdad social, alcanzadose un desarrollo de los ciudadanos en la sociedad. Sin embargo, este modelo tuvo sus limitaciones; al no beneficiar a los ciudadanos de pobreza extrema por el contrario generando una explotación de relación privada entre sujetos jurídicamente iguales, pero materialmente desiguales, a su vez, los derechos políticos eran propiedad exclusiva del género masculino de los cuales en última instancia las mujeres logran acceder recientemente.