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Un 

incendio forestal es el fuego que se extiende sin planificación, sin gestión y sin


control en terreno forestal o silvestre, afectando a combustibles vegetales, flora y fauna.
Un incendio forestal se distingue de otros tipos de incendio por su amplia extensión, la
velocidad con la que se puede extender desde su lugar de origen, su potencial para
cambiar de dirección inesperadamente, y su capacidad para superar obstáculos como
carreteras, ríos y cortafuegos. Los incendios forestales son una de las formas más
frecuentes de desastre natural en algunas regiones del mundo, como los países
mediterráneos, Siberia, California, Australia o América Latina. Las proyecciones
indican que los efectos del cambio climático harán que la tasa de incendios forestales
aumente en un 50% para finales de 2100, y que estos incendios serán cada vez más
frecuentes en zonas donde anteriormente no ocurrían, como en el Ártico.
Según el Indeci, las prolongadas sequías acompañadas de altas temperaturas y
frecuentemente con fuertes vientos, condicionan un alto grado de sequedad en la
vegetación con consecuencias muy graves ante el inicio de un incendio forestal. Por lo
general, esto sucede en temporada de sequia (entre abril y noviembre). Otras causas que
provocan la ocurrencia de incendios la quema de residuos agrícolas y pastos naturales,
como parte de una mala práctica agrícola que cree en la incineración de la parcela para
lograr la supuesta regeneración del terreno para la siguiente campaña de siembra. En
menor magnitud ocurre por la irresponsable actitud de personas que realizan
campamentos y encienden fogatas que no son debidamente apagadas. El humo generado
por los incendios forestales puede desencadenar ataques de asma, dolores de cabeza,
daños de diversa magnitud a las vías respiratorias, y hace que las personas sean más
vulnerables a contagiarse de otras enfermedades respiratorias.
Del mismo modo, impacta sobre los ojos si estos están descubiertos, provocando
irritación de la conjuntiva y del globo ocular, lo que dificulta la visión y, en casos
severos puede desencadenar ceguera. 

La exposición directa al humo de los incendios forestales puede ocasionar el


fallecimiento de personas por asfixia y quemaduras. Los incendios forestales provocan
también graves daños al medioambiente, como la destrucción del hábitat de las
especies y, como consecuencia de ello, la pérdida de la biodiversidad.
También incide en el aumento de las emisiones de dióxido de carbono (CO2) a la
atmósfera con la contribución de gases de efecto invernadero, Asimismo, contamina las
aguas de ríos, lagos y lagunas; incrementa el riesgo y de erosión y pérdida de terreno,
sobre todo de uso agrícola, contribuyendo a la desertificación. 
Los incendios forestales provocan ingentes pérdidas materiales relacionadas con la
magnitud y el impacto sobre predios y bienes muebles.

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