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UNIVERSIDAD NACIONAL MAYOR DE SAN MARCOS

Universidad del Perú, Decana de América


FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIA POLÍTICA
Escuela de Ciencia Política

CURSO:

Ciencias de la Religión

TEMA:
Economía, fetichismo y la religión en las sociedades primitivas

DOCENTES:

Principal: Ananías Máximo Huamán Talavera

Asistente: Luis Armando Luyo Yarasca

ALUMNO:
Arteaga Salinas, Adonis Johann – 22020518

LIMA-PERÚ
2023
Economía, fetichismo y la religión en las sociedades primitivas:
Capítulos XI y XII
Libro de Maurice Godelier

I. Valor y valor de cambio


El acto primero para entender el fenómeno fetichista de la mercancía es la comprensión de la
distinción entre el valor y el valor de cambio. El valor en sí mismo se generará a partir del
proceso de la producción, las fuerzas sociales, el trabajo, etc. que darán lugar al producto. El
valor de cambio, por otro lado, será aquel que parte de las relaciones entre las mercancías
dada la circulación, el mercado, la puja y el establecimiento de equivalencias; por ejemplo, si
se intercambia una manzana por dos peras, este será el valor que tendrá la manzana.

II. Fetichismo de la mercancía


El carácter fetichista de la mercancía se genera a partir de la confusión entre valor y valor de
cambio, pues con la creencia de que un determinado producto tiene la capacidad en sí mismo
de medir el valor de otra, se deja de lado la esencia real de valor, es decir, el trabajo social
detrás del producto. Se cree que un objeto particular posee la capacidad de generar valor en sí
mismo. En otras palabras, el proceso fetichista comprende un proceso de inversión y
enmascaramiento: la personificación de las cosas y la materialización de las relaciones de
producción.

Ahora, estos procesos no son fortuitos, todo lo contrario, comprenden un gran sistema:
“desde el mismo momento en que un producto del trabajo circula como mercancía, su forma
de mercancía disimula el origen y el contenido de su valor” (Godelier, 1974, p. 323). Esto
sucede en cualquier sistema de producción, sin embargo, en el capitalismo se disimula
también el origen y contenido de la plusvalía, es decir, las relaciones de explotación de los
trabajadores por el capital.

Así, el fetichismo no tiene origen en la conciencia de los hombres, sino en la realidad objetiva
de las relaciones sociales de producción determinadas e históricas, por lo que solo podrá
desaparecer al ser transformadas dichas relaciones.

a. Casos históricos y ejemplos imaginarios

En este punto Godelier rescata de Marx ciertos ejemplos históricos y otros imaginarios de
“sociedades” caracterizadas por la ausencia del fetichismo de la mercancía. Dichos son:

- Modos de producción basados en la asociación inmediata-formas de trabajo común:


Comprende las sociedades primitivas y las formas campesinas de producción familiar.
Dichas sociedades no se orientan al intercambio de las mercancías.
- Modos de producción de la Antigua Asia y de la antigüedad en general: Comprende el
modo de producción asiático y el esclavismo, donde la producción mercantil, que
genera fetichismo, posee un carácter secundario en la sociedad.
- Modo de producción feudal: Comprende la edad media europea, donde las relaciones
sociales de producción se revelan como relaciones sociales sin necesidad de verse
ocultadas.
- Modo de producción asiático y formas de Estado del despotismo oriental: la relación
en estos se establece ente comunidades y el Estado, no entre individuos. Se conforma
una comunidad de comunidades. Dicha comunidad superior se ve personificada en el
déspota o dios, a quien se le rinde tributo con la finalidad de exaltar su figura y, por
tanto, a la comunidad. Estas sociedades se caracterizan por la presencia de “relaciones
sociales no mercantiles en el seno de las cuales las relaciones de dependencia y de
explotación adoptan formas fantásticas” (Godelier, 1974, p. 329)
- La isla de Robinson Crusoe: donde las funciones productivas son manifestaciones del
trabajo humano por lo que el producto posee el valor del trabajo humano y no valor
en sí mismo. La división de actividades en el caso aislado es análoga a la división del
trabajo en una sociedad, así el trabajo se reparte entre los sectores productivos y el
producto representa al trabajo, a las relaciones sociales.
- Trabajo de individuos libres asociados: Utopía: Se presenta posterior a la abolición de
las otras formas de producción: capitalista, mercantil, precapitalistas, etc.: En esta
habría hombres libres trabajando a consciencia en medios colectivos de producción; y
lo producido por estos sería para ellos, destinado directamente a su uso.

III. Vínculo entre el fetichismo de la mercancía y la teoría marxista sobre la religión

La sustentación de una teoría marxista sobre la ideología o la religión, esta como forma
superior de la ideología, radica en dos puntos:

- Las terminologías religiosas que emplea Marx para desarrollar su idea sobre el
fetichismo: como lo es el propio término de “fetichismo” o “trinidad”:
- El paralelismo que se puede establecer entre los fenómenos o procesos del fetichismo
de la mercancía y el religioso.

Pus así como el fetichismo de la mercancía conlleva un proceso de ocultamiento e inversión de


la realidad-“imaginación”: los objetos se personifican y las relaciones se cosifican; en el
fenómeno religioso sucede lo mismo: la realidad se mistifica y lo místico toma apariencia de
realidad.

IV. Teoría marxista del fundamento de la religión

Para el Marx, dirá Godelier, el fundamento de la religión consiste en la primitiva falta de


dominio sobre la naturaleza, en la ignorancia sobre los mecanismos y relaciones de la
naturaleza, la historia y la sociedad. Engels complementa y sintetiza dicha apreciación
mencionando que al religión comprende la representación falsa de la naturaleza.

Lo anterior debido a que la naturaleza se presentará ante el hombre “primitivo”, que es débil y
pequeño, como una realidad misteriosa y definitivamente superior a él, por lo mismo que no
puede comprenderla ni controlarla en su totalidad.

De esta manera es que el hombre solo podrá pensarla a través de un proceso de analogía,
analogía entre aquel mundo y su mundo social. El “primitivo” pensará a las fuerzas invisibles
de la naturaleza, en su afán por comprenderlas, como sujetos ideales: entes dotados de
conciencia, voluntad, razón, capaces de comunicarse entre sí y con los hombres. Serán
personificadas aquellas fuerzas encargadas de regular el orden y curso del mundo natural. Se
construirá un duplicado imaginativo-explicativo del mundo humano a partir de a) un efecto
natural, donde el hombre se ve superado, y b) un efecto someramente consciente, donde
personificará aquellas fuerzas superiores a la vez que modifica dichas personificaciones.
En resumidas cuentas se presentan dos procesos o fundamentos de la representación
religiosa:

n. Se construyen representaciones ilusorias del mundo real: De lo real a lo ideal.


m. La ilusión se considera independiente, objetiva, real, separada del mundo del hombre:
De lo ideal a lo real.

a. Consecuencias de la representación religiosa

Las consecuencias de esta representación se pueden observar desde un:

1. Carácter teórico-explicativo: La religión se presenta explicativa, capaz de dar a conocer


la realidad, aún sea en forma imaginaria.
2. Carácter práctico-transformador: Como señala Godelier (1974), “la religión no
solamente es un sistema de representaciones, sino también una práctica que se piensa
como objetiva y realmente eficaz” (p. 335), es decir, la religión también se presenta
como medio de acción sobre los personajes místicos, como posibilidad de, dado que se
entienden conscientes y razonables, interactuar con ellos y pedirles que actúen de
determinadas formas sobre el mundo. Dichos procesos a través de las prácticas
retributivas de la oración, magia, rituales, etc.

V. Fuerzas sociales y jerarquías

Las religiones como toda ideología serán sujetas a continuos procesos de cambio, modificación
o evolución lo hagan las relaciones que las engendraron: relaciones que se dan entre los
hombre y la naturaleza y entre ellos mismos.

Así, a medida que se generan nuevas dinámicas sociales, como la jerarquización y su


correspondiente desigualdad, las fuerzas sociales, cuyo funcionamiento es desconocido en un
principio, serán explicadas de la misma forma que las fuerzas de la naturaleza: de una manera
ideológica-religiosa.

De esta manera, las jerarquías cada vez más pronunciadas devendrán en la divinización de
aquellos en la cima de la pirámide social: reyes, sacerdotes, etc. Así, las formas religiosas
corresponderán con las formas económicas y de producción de la época en la que estas
preponderan.

VI. Mitos de origen y sacralización de los modelos

Por otro lado, como formar parte de una comunidad se vuelve requisito indispensable para la
apropiación de las condiciones de existencia o sociales de vida, se dará lugar a los mitos de
origen de las sociedades, por lo mismo que el proceso fundacional “real” es desconocido.

De este modo, con la aparición de las clases sociales y del estado en su forma primitiva, para
que el individuo accediese a las condiciones-medios de producción ya no bastaba con
pertenecer materialmente a una comunidad, sino que ahora también debía formar parte de la
comunidad superior, personificada en el soberano o en el dios que representase a la
susodicha.

Se va comprendiendo, entonces, que la ilusión religiosa se presentará al explicar la naturaleza,


la aparición de las sociedades primitivas y al sacralizar las nuevas formas sociales, que
conformarán la armadura interna de las sociedades.
Respecto al último Marx señala que dado que determinadas formas de organizar la sociedad
en determinados momentos históricos se sacralizan, para subvertirlos (el ordenamiento de la
sociedad) se ve necesario el papel de las herejías religiosas, es decir, de atacar la religión
dominante con otra idea paralela que pretenda reemplazarla: un nuevo sistema que de
triunfar también será sacralizado.

VII. Necesidad del análisis científico de la religión

Habría que establecer claramente tanto la relación como la distinción entre los pensamientos
mítico, filosófico y científico por lo mismo que son estos los actúan sobre (o, mejor dicho,
producen) las representaciones humanas de lo real.

En primer lugar, en tanto relación, con los tres “tipos” de pensamiento se expresa o se
resuelve la necesidad de explicar el mundo, de descubrir las causas de sus fenómenos y
relaciones.

Sin embargo, la diferencia radicará en el hecho de que en el pensamiento mítica la causalidad


se representará a partir de la acción de entidades imaginarias organizadas análogamente al
mundo humano; es decir, se presenta una causalidad intencionada de los fenómenos.
Mientras que en los pensamientos filosófico y, en especial, científico la explicación se da a
partir de causalidades no intencionadas, es decir, sin la presencia o justificación en entidades
imaginarias antropomorfizadas.

VIII. Esencia y supresión de la religión

Finalizando el aspecto teórico, para el marxismo la religión no será producto, es decir, su


génesis no se hallará en maquiavélicas convenciones de dominio por parte de impostores
calculadores. Sino más bien poseerá raíces naturales-materiales en el mal entendimiento de
los fenómenos naturales y sociales.

En este sentido, Marx expresa que la religión, por lo mismo que se ve ligada a procesos
inconscientes y relaciones naturales y sociales determinadas, no podrá ser suprimida solo por
algún tipo de iluminación científica, filosófica o política generalizada. Aunque, por supuesto
que se requerirá de las explicaciones claras, científicas, objetivas, materiales y sencillas de la
realidad; sin embargo, no basta solo entender, pues más aún se requerirá de la transformación
completa de las condiciones de vida del hombre.

IX. Análisis de casos de la representación y prácticas religiosas “primitivas”.

Godelier, en este punto, procede con el análisis de ciertos casos reales en aras de introducir o
ejemplificar el cómo deberá un antropólogo marxista analizar los fenómenos religiosos.

a. Pigmeos mbuti del Congo

Características sociales-económicas de estos son

- el organizarse en bandas que conjugan familias nucleares libres


- dedicarse a la caza y la recolección
- los medios de producción y recursos pertenecen a las bandas
- no hay jefes y la producción se reparte de manera equitativa

El objeto de adoración de los mbuti es la selva, a la cual conciben no como entidad


diferenciada, sino como parte de ellos y de todo cuanto existe. De esta manera, la religión se
presentará tanto como un acto cotidiano como crítico o excepcional: en cada momento de sus
vidas, sea como individuos o como colectivo (banda).

Entre sus rituales el más destacables es el molimo, que se da en honor a la muerte de alguno
de los integrantes respetados de la banda. En este ritual se verá intensificada la producción y
habrá presencia tanto de festines como de cánticos en honor a la selva. La consecuencia
directa de estas actividades socializantes será la inmediata cohesión de la banda. Sin embargo,
los mbuti atribuirán dicho efecto a la causa imaginaria, pues dado que se hicieron los festejos a
modo de llamado a la selva creerán que esta al responder “elevó los ánimos” de la banda.

Así, en los mbuti se presenta el fenómeno de la alienación religiosa, donde lo no intencional se


ve representado bajo la forma de una causalidad intencional… lo no humano como humano.

b. Chamán eskimo

Otro ejemplo es la figura, en otras sociedades, del chamán. Quien, por lo mismo que
monopoliza el acceso a lo divino, disfruta de una posición superior en la sociedad donde se
adora a las entidades con las que aquel supuestamente interactúa. Recibirá, este “sacerdote”,
una especie de pensión a cambio de intervenir por los hombres en las acciones de los dioses.
Se hacen presentes, así, someras formas de desigualdad social.

c. Indios pawnee

Dichas condiciones de desigualdad se verán agravadas en otras sociedades como la de los


indios pawnee en América del Norte. Aquí la figura del jefe hereda talismanes que aseguran,
ilusoriamente, la intervención divina de las fuerzas de la naturaleza en las condiciones de
supervivencia de la comunidad, como la fertilidad de los campos o las migraciones animales.

En estas comunidades la norma social dicta que la tribu deberá disolverse en caso de que los
talismanes, ya mencionados, sean robados o destruidos. En otras palabras, se liga la
permanencia de la tribu a la del linaje jefe-sacerdote.

d. Incas

Otro caso parcialmente distinto es de los incas, Donde este no es representante de los
hombres ante los dioses, sino, como hijo del sol, de los dioses entre los hombres.

La religión no actúa en esta sociedad solo a manera de reflejo fantástico de las relaciones
sociales o naturales, sino que constituye un elemento esencial en las mismas relaciones
sociales de producción. Pues, en tanto creen las clases bajas que las bondades naturales
parten del Inca, le retribuyen a este su hechura en forma de trabajo, producción y adoración.

En otras palabras, la religión se convierte en un elemento de explotación y supone la armadura


interna de las relaciones sociales. La religión es, pues, una relación de producción.

X. Conclusión de Godelier

Con todo lo anterior dicho, aunque parezca lo contrario, el marxismo en este tópico no supone
un estudio evolucionista de un fenómeno, sino, más bien, abre el camino hacia la necesidad de
generar estudios materialistas y específicos de los fenómenos ideológicos, esto tomando en
cuenta hechos o circunstancias determinadas y bajo formas de producción también
determinadas.

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