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“FILTRACIONES”: MISILES EN LA GUERRA DE

PALACIO

Especial

Que nadie se engañe.

Las “filtraciones” del caso de “Los 43”, no solo son una revelación o una novedad política.

No, en realidad son parte de la guerra que se libra al interior del gobierno de AMLO y del
partido Morena, por “salvar el pellejo” y por tratar de saltar el pasado con la conciencia
limpia.

Son la batalla por la sucesión presidencial y por limpiar la cara sucia de algunos de los que
creen que han pagado su cuota de “lamebotismo”.

Lo cierto es que se trata de “filtraciones” que buscan exhibir que el de AMLO no solo es un
gobierno criminal sino que usó una tragedia con fines político-electorales.

Un gobierno que engañó, mintió, difamó y calumnió, a cambio de la lealtad de sus lacayos;
una gestión que es capaz de todo, incluso escupir en las tumbas de los normalistas de
Ayotzinapa.

Pero vamos por partes.

Vale recordar que el escándalo de “La Casa Blanca” de la señora Angélica Rivera, esposa
del entonces presidente Peña Nieto, fue resultado de una “filtración” que marcó el
principio de la debacle del gobierno anterior.

Sí, “filtración” que en su momento nunca resultó cuestionada ni por la sociedad ni por el
Estado sino que, por el contrario, los opositores la festejaron como una victoria de la lucha
contra la corrupción de un gobierno que, en los hechos, había creado empleos y generado
inversión extranjera como pocos.

En cambio, aquella filtración se convirtió en un potente motor de la simulada y engañosa


campaña presidencial de López Obrador, para pregonar una supuesta lucha contra la
corrupción.

Batalla que a cuatro años de la gestión de AMLO no es más que una grosera simulación de
“engañabobos”.

Curiosamente, ocho años después, otra “filtración” dio origen al escándalo de otra casa
presidencial; “La Casa Gris”, que exhibió la riqueza oculta y la escandalosa corrupción
familiar del presidente mexicano, López Obrador y de su prole.

Sin embargo, por increíble que parezca, las “filtraciones” de “La Casa Blanca” y “La Casa
Gris” fueron revelaciones que salieron desde el primer círculo del poder presidencial;
“filtraciones” de Los Pinos, en su momento y de Palacio, en la actual gestión.

La diferencia es que mientras que en “La Casa Blanca” de Peña Nieto los lopistas y su
claque sacaron renta política sin fin –porque en ningún momento existió persecución de
Estado–, en el gobierno de AMLO el escándalo de “La Casa Gris” provocó una persecución
demencial contra los periodistas que hicieron la revelación.

Es decir, que mientras las “filtraciones” le pegan a la gestión de López, “se trata de actos de
mala fe y que buscan dañar a mi gobierno”, según lo dijo el presidente AMLO.

Pero cuanto las “filtraciones” dañan a los adversarios de Obrador, entonces se trata de
“actos heroicos”, como los de Julián Assange, a quien el mandatario mexicano ha
convertido en tótem de las “filtraciones” en México y el mundo entero.

Pero ese es apenas el principio. ¿Por qué?

Porque seguramente muchos recuerdan que “la segunda estocada” al gobierno de Peña
Nieto fue el crimen de “Los 43” otra supuesta “filtración” –en realidad un burdo engaño
político–, en el que se cebaron todos los integrantes de la claque de AMLO para construir
una narrativa de supuesta lucha contra “los crímenes de Estado”.

Incluso, López Obrador y sus propagandistas estimularon la narrativa de que “Los 43”
podrían estar vivos y por eso acuñaron engañosos y criminales mensajes como “vivos se
los llevaron y vivos los queremos”.

Pero ocho años después de que empezó el uso político-electoral de uno de los más
rentables escándalos criminales de la historia mexicana, el mismo escándalo se revierte
contra el político que lo convirtió en emblema de su farsa política electoral.
Y es que justo ocho años después del crimen de “Los 43”, otra filtración desnudó las
mentiras, los engaños y la patraña del candidato y luego presidente López, en torno al
crimen de Ayotzinapa.

Y es que la revelación de hoy –del 24 de septiembre del 2022 sobre el caso de “Los 43” –,
confirma que el de López Obrador es un gobierno peor que el de Peña Nieto.

Sí, el de AMLO es un gobierno que no sólo utilizó el crimen de los normalistas de Iguala
con fines político-electorales sino que convirtió a las víctimas en carne de mitin, en votos,
en mentiras para simular justicia.

Hoy, la nueva filtración –dada a conocer por el diario Reforma–, revela que por
instrucciones de AMLO, Alejandro Encinas, habría alterado las declaraciones, versiones
estenográficas y los testimonios sobre lo ocurrido en Iguala ocho años antes, para crear la
nueva “verdad oficial”.

¿Y por qué alterar la realidad?

Porque hoy, igual que ayer, López Obrador pretende crear su propia narrativa sobre la
muerte de los normalistas; narrativa que hoy, igual que ayer, insulta a no pocos de los
familiares de las víctimas.

Por eso, cuando la columnista Paniley Ramírez, dio a conocer una cuestionable versión del
crimen de “Los 43”, los fanáticos de López se convirtieron en energúmenos que pidieron el
linchamiento de la periodista.

Y es que hoy, contra lo que hicieron los lopistas hace ocho años, quieren mandar al cadalso
al mensajero; al o la periodista que revela sus trapacerías.

Es decir, que hoy los lopistas se comportan peor que los peores gobiernos del viejo PRI;
peor que los gobiernos golpistas de la Italia de Mussolini, la Alemania de Hitler, y la URSS
de Stalin.. de los peores dictadores.

Al final de cuentas, lo que pocos vieron es que más que revelaciones o denuncias, las
“filtraciones” desde Palacio se han convertido en parte de la guerra entre los
presidenciables de Morena

Una guerra que exhibe en toda su estulticia al gobierno criminal de López Obrador.

Al tiempo.

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