La batalla de Tucumán comenzo con la captura del coronel Huici, el mas
jactancioso y audaz de los jefes españoles y el perseguidor mas tenaz del ejército criollo. Lo peor fueron las partidas criollas que, de todos lados, los venian hostigando a toda hora. Y así el 23 de septiembre, en que al llegar a Los Nogales y avistar ya nuestra ciudad, el general Tristán tuvo la máxima sorpresa: que Belgrano y su ejército lo esperaban junto a ella, listos a darle batalla. El ejército español era de unos 4000 hombres; el argentino de 2000. Nuestras tropas de caballería cubrían las alas de este ejército, estando a la derecha mandada por Juan Ramón Balcarce, y apoyada por una sección de Dragones y la caballería gaucha de los tucumanos. En esta situación esa mañana empezó la batalla. La caballería enemiga de Tarija, al llegar se asusto, y huyo. Ni la infantería española pudo contenerlos. Por lo tanto pasaron atravesaron de parte a parte el ejército enemigo como si fuera un matorral. La tarde del día 25, el general Tristán se convenció de que no tomaría la ciudad, vio que era amenazado de afuera por columnas patriotas que entorno de Belgrano se irían engrosando, se dio por vencido. Y esa misma noche emprendió la retirada en dirección a Salta. “ Lo que hace mas gloriosa a esta batalla fue no tanto el heroísmo de las tropas y la resolución de su general, cuanto a la inmensa influencia que tuvo en los destinos de la revolución americana. En Tucumán salvóse no solo la revolución argentina, si no que puede decirse contribuyó de una manera muy directa y eficaz al triunfo de la independencia Americana.