De acuerdo al pensamiento marxista, el modo de producción esclavista fue
uno de los modos de organización político-social de las sociedades pre capitalistas. En ellas, la producción era mayormente desempeñada por personas despojadas de derechos ciudadanos y reducidas a la servidumbre obligatoria, llamados esclavos.
Este modelo de producción fue ampliamente empleado en las
civilizaciones clásicas de Grecia y Roma, y fue en parte responsable de tanto su florecimiento como su entrada en crisis. No debe confundirse con la esclavitud, que como fenómeno social existía desde tiempos inmemoriales y continuó existiendo formalmente hasta el siglo XIX.
El modo de producción esclavistaes una organización social en la que los
esclavos constituyen la principal fuerza de trabajo y de producción. Sin embargo, los esclavos no reciben remuneración alguna por sus esfuerzos, más allá del techo y la comida.
En ese sentido, es un modelo de tipo preindustrial, en el que el esclavo
no recibe ni siquiera un salario por su trabajo, pero a la vez sus necesidades mínimas deberán estar cubiertas por el amo.
En el modelo esclavista, los esclavos eran figuras contempladas por
la ley y reducidas formalmente a casi objetos, sin derechos ciudadanos individuales ni colectivos, sin supervisión de ninguna institución. Sus hijos podían nacer esclavos también y pertenecer al mismo amo, o en algunos casos podían ser libres o ubicarse en alguna categoría intermedia.
Las dos clases sociales que interesa distinguir en cualquier modelo
esclavista son dos:
Los hombres libres. Podían tener territorio, bienes, derechos civiles y
heredar a sus descendientes su patrimonio, en el que incluso podía haber algún número de esclavos. Los esclavos. Eran ciudadanos de última categoría, desprovistos de derechos y de acceso a bienes, ni hablar de derechos civiles o participación ciudadana. Eran poco más que cosas y lo seguirían siendo, dependiendo de cuál fuera el caso, por toda la vida, hasta cumplir una cantidad de años de trabajo esclavo, o hasta que pudieran pagar al amo la cantidad de dinero que valía su cabeza, a modo de compra de libertad. Entonces el amo podía otorgar al esclavo un documento liberador.